Salgo a tomarme algo a Els arcs, un bar popular de Calafell. Dos cervezas mientras leo un capítulo de El segundo asesino. El bar abre de 13.00 a 16.30 y tiene que dar menús a los pocos clientes que vienen, dos grupos y un hombre solitario –italiano que pide solo un plato de albóndigas-. Mientras estoy leyendo, llegan unos conocidos a los que dediqué una entrada hace dos años. El padre -pelo blanco, cincuenta y tantos años- de un joven deficiente que ríe o aúlla, que solloza o alza su rostro en un padecimiento terrible si él es consciente. Miro sus manos y sus dedos extraviados como garfios dislocados. Estas dos figuras vienen con unos amigos, lindando los cuarenta, con moño él y ella, morena. Llevan un perrito al que dan de comer en una bandeja amarilla. El muchacho deficiente da alaridos con sus dientes amarillentos a la vista todo el rato como una risa maléfica. El camarero los atiende. El padre cuida con cariño a su hijo de veintitantos años, le da de comer pasta con tomate como se da a los niños pequeños, el mismo gesto con que yo lo hacía a mis hijas para que les entrara la comida en la boca y no se saliera. El amigo los fotografía o es el mismo padre con su hijo el que se hace selfis. Parece que es el cumpleaños de Rubén, el hijo, pero él no es consciente. Admiro a este hombre ante su adversidad. Los que tenemos todo a favor nos quejamos de pequeñas cosas, pero esta persona con su hijo se ha ganado una buena reencarnación tras el bardo, pienso. Me hallo totalmente imbécil ante el ejemplo de este hombre. Es, junto a su madre, a la que describí hace algún tiempo, los seres más sublimes –el adjetivo sublime implica el horror- que he visto hace mucho tiempo. Los que llevamos una existencia convencional no sospechamos los límites de la misma.
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sábado, 27 de febrero de 2021
jueves, 25 de febrero de 2021
La superioridad moral a examen
He dudado mucho antes de ponerme a escribir esta entrada que sin duda no gustará a algunos. Parece que uno cuando tiene un blog tiene que dirigirse a un grupo social concreto para identificarse con su cosmovisión. Es complicado decir cosas que alteren ese pacto. En mi reciente experiencia he sentido el rechazo plasmado de personas que sienten hostilidad hacia reflexiones caracterizadas por la libertad de pensar y de expresión, como si estas fueran patrimonio de solo algunos. La razón moral es solamente progresista porque los progresistas luchan contra la injusticia y la desigualdad. Me atemoriza este razonamiento porque el hecho de que algunos se arroguen la superioridad moral es muy peligroso. Mucho. La historia del siglo XX ofrece muchos ejemplos de partidos y tendencias políticas que se han arrogado la superioridad moral en nombre del progresismo que han sido inicuos asesinos sin ningún tipo de constricción porque la historia estaba de su lado. ¿Qué importa asesinar a seis millones de campesinos, matándolos de hambre horrorosa si tenemos la razón histórica de nuestro lado? Pienso en el Holomodor en Ucrania pero podríamos hablar de cientos de casos, el que quiera entender que entienda. Ayer la prensa publicaba una noticia extraordinariamente preocupante. El escritor israelí Amos Oz, icono de la cultura progresista de aquel país y novelista admirado en todo el mundo, muerto en 2018, ha sido denunciado por su hija, tres años después de su muerte, como un hombre que fue para ella un maltratador y torturador físico y psicológico cuando era niña. Su testimonio es desgarrador y no lo veo explicable si no es cierto lo que cuenta. Amos Oz, a pesar de su discurso a favor de la convivencia entre judíos y palestinos, fue un hijo de puta con su hija. Hoy se hila muy fino al respecto, especialmente si la víctima es mujer. Mi primera reacción fue de rechazo a la denuncia de su hija. Luego me pregunté si se puede ser un hijo de puta progresista. Se ha escrito mucho sobre los hijos de puta en el bando contrario, pero está menos estudiado –y asimilado- la realidad de ellos dentro del progresismo, de los que se identifican con la razón moral y de la historia.
Albert Camus se enfrentó a Sartre y a otros estalinistas cuando estos defendían el sistema soviético y fue tachado de reaccionario y fascista. De igual modo, el principal escritor político del siglo XX, Georges Orwell, fue condenado en vida por la vertiente estalinista, y nuestros estalinistas como Manuel Vázquez Montalban y Eduardo Haro Teglén condenaron esa obra fundamental sobre parte de nuestra historia que es Homenaje a Cataluña que animo a leer a los que no la conozcan.
Arrogarse la razón moral como hizo ETA en su momento en defensa del pueblo vasco y en nombre de la izquierda es algo que se pasa de puntillas en nuestra historiografía en que se condena a Tejero que no cometió ningún crimen físico mientras ETA asesinaba a casi cien personas al año. No se trata de exonerar a aquel teniente coronel que entró en el Congreso pero sí darnos cuenta de que ETA y el GRAPO intentaban provocar precisamente un golpe de estado para lograr la insurrección armada del pueblo vasco y español. Cuanto peor, mejor, parece ser una estrategia de cierta visión de la izquierda. Y ETA luchaba para crear contradicciones en el aparato represivo que justificara una insurrección del pueblo aunque eso supusiera asesinar a cientos de personas –porque eran personas aunque a los sospechosos que cayeron en manos de ETA siempre se les consideró culpables de alguna manera porque algo habrían hecho-.
Arrogarse la razón moral e histórica es muy peligroso y supone una versión sesgada de la historia que justifica cualquier cosa que se haga desde algo que vaya a favor de la historia.
No digo que ser conservador sea signo de inocencia. Tampoco es eso. En nuestro país los hemos visto propensos al latrocinio –como a los del PSOE, por otra parte- y al crimen en muchas latitudes incluida la nuestra en la guerra civil y tras ella. Solo quiero expresar que cuando alguien se identifique con la razón moral tenga en cuenta lo terrible que es, pero cada vez es más frecuente que líderes de izquierda miren despectivamente el mundo desde su atalaya superior que les permite juzgar todo según parámetros en los que inequívocamente están en lo verdadero. Cuando hay personas que elogian la duda y a la vez elogian la razón moral de la izquierda sin lugar a dudas, empiezo a ver su impostura, su claudicación ante la duda que proclaman como eje de su cosmovisión. Parece increíble que los partidarios de la duda no la apliquen a lo que con tanta convicción defienden.
¿Y yo qué soy? Un disidente que a muchos no gusta porque para gustar hay que halagar ciertos convencimientos y principios inequívocos, pero para mí principios inequívocos y razón son dos cosas diferentes. Siento que personas cercanas a mí sientan mi discordancia y mi desazón ante cualquier ideología que se pretenda la verdadera y única porque tiene la razón moral de su parte.
martes, 23 de febrero de 2021
La mirada de la Mona Lisa
La Mona Lisa es una de las pinturas más reproducidas de la historia y se han escrito cientos de interpretaciones sobre ella, sobre todo de su mirada. Es difícil no caer en el hechizo de ella cuando uno fija un buen rato la contemplación en esa expresión ambigua. Hoy he encontrado otra interpretación que se me ha hecho evidente cuando la he mirado de nuevo.
Kane S. Smith en una conferencia sobre Belleza y moralidad en la universidad de Londres en 1913 llamó a la Mona Lisa de Leonardo una de las pinturas más activamente malvadas jamás pintadas. Representa la encarnación de la maldad del pintor expuesta del modo más atractivo que se pudiera idear.
Si uno la mira el tiempo suficiente para adentrarse en su atmósfera, se siente uno poseído por su maligna influencia. Concluía que tiene una atmósfera de maldad indefinible.
La he mirado durante buen rato, centrándome en esos ojos que no miran directamente al espectador y esa expresión de la boca… y me he quedado fascinado.
¿Qué opina el visitante ocasional de este blog poliédrico?
lunes, 22 de febrero de 2021
No pegarás a tus padres...
Hoy he viajado en AVE de Barcelona a Zaragoza y he vuelto en el mismo día. Me he ido fijando en los grandes carteles del metro que reclamaban mi atención. Todos eran mensajes instructivos para formarme ética y socialmente. Los carteles políticos de la última campaña ya no están presentes. Los anuncios apelan a mi solidaridad con los mayores y su soledad, con los enfermos de ciertas dolencias, con las víctimas de abusos sexuales y micromachismos, con los miembros de esa asociación omnipresente de LGTBi e incluso se me insta a denunciar cualquier rasgo de homofobia y se me da un teléfono para hacerlo; se me insta a mantener la distancia social, a guardar silencio en los trenes, a no comer ni beber, a lavarme las manos con frecuencia, a rechazar cualquier signo de racismo y xenofobia, a ser solidario con otros países africanos y las ONGs que trabajan allí, a apoyar la difusión de las vacunas…
Está claro que solo tiene uno que pasar por el metro para recibir un curso de pedagogía social para modelarme como buen ciudadano. Son mensajes para promover cambios o la concienciación solidaria en diversos campos todos muy estimables, no lo voy a negar, pero pienso que es algo propio de este tiempo. Si miro al pasado no recuerdo esta proliferación de mensajes de contenido social para influirme positivamente y modelar un ciudadano solidario, justo, igualitario, antirracista, no homófobo. Uno pasea por los pasillos del metro y le es impartido un verdadero libro de urbanidad adaptado a los nuevos tiempos. Esto tiene una clara intencionalidad política y son promovidos por instituciones administrativas o sociales que compran espacio público para influirnos.
No digo que esté mal, pero observo que esta buenísima intención de los responsables de campañas que están generalmente en manos de partidos que ocupan el poder en las distintas administraciones pertenecen a un elenco de formaciones políticas que en su praxis diaria practican el canibalismo, las cuchilladas, el insulto, el desprecio, las trampas, la violencia promovida directa o indirectamente, la insolidaridad, la corrupción, el engaño y la mentira, y sobre todo, los malos modos que terminan muchas veces en la grosería. Solo hay que ver debates en las distintas cámaras de nuestro país donde domina todo menos la armonía y la solidaridad y la supeditación a los intereses comunes que deberían estar por encima de la lucha de clanes y partidos.
Durante el periodo escolar pretendemos imbuir a los alumnos de valores como el respeto, la negociación, los buenos modos, la igualdad, la solidaridad frente a los impulsos primarios que surgen de ellos que son en muchos sentidos contrario a lo que por precepto legal les enseñamos no sé si con mucho o poco convencimiento, porque luego en la realidad que observamos entre los padres de la patria o de los políticos que pugnan como fieras por el poder, no hay nada de eso. Y ahora solo falta Hasél como icono social, símbolo de respeto y pacifismo.
Pienso que en ese modelado social del ciudadano medio en torno a una serie de valores responde a patrones que se reflejan en la publicidad, en los medios informativos, en las series, en las redes sociales –aunque estas suelen ser muchas veces vehículo de odios y salvajismo que revela el estado interior de sectores de la población-, en las publicaciones institucionales, en la escuela…
Es como un doble mundo, el de los deseos de un mundo acorde con los patrones armónicos de época y una realidad profunda política y social que no corresponden en absoluto con lo que se difunde masivamente. En esa doble realidad vivimos. Cada tiempo intenta modelar a los ciudadanos en torno a ciertos valores, pero creo que en el pasado era la familia la que era transmisora de la mayor parte de los mismos. Ahora son los carteles y la propaganda institucional. Entretanto miramos alucinados el mensaje violento de las calles de Barcelona, la suciedad creciente de la ciudad, la pasividad de los partidos ante lo que está pasando si no es que se promueve, las larguísimas colas de los que no tienen que comer y van a instituciones caritativas por un plato de comida. Por otra parte, el violento ambiente del congreso de los diputados, las declaraciones llenas de desprecio e insultos, el navajeo, la mala educación, la violencia soterrada o evidente con que vivimos... Pero quieren buenos ciudadanos...
Para terminar, leía hoy en la prensa de Zaragoza que han aumentado considerablemente los casos de malos tratos de los hijos hacia los padres. Las razones, sería largo de explicar aquí. Tal vez pronto veamos en las marquesinas algo relativo a no pegar a los padres…
sábado, 20 de febrero de 2021
El hombre mediocre (o la mujer)
La inmensa mayor parte de la sociedad es mediocre; este concepto se refiere al individuo medio, una especie de promedio social, que no destaca por abajo ni por arriba. No es un criminal o un bandido pero tampoco es un genio. Yo no soy ni un vándalo destructor ni un genio, así que entro perfectamente en la consideración de mediocre que no es despectiva, solo es un diagnóstico del estado medio de los individuos. Las personas mediocres, casi todos, son fácilmente previsibles. La publicidad se dirige a ellos porque son los consumidores, los partidos políticos apelan al ciudadano medio, los medios de comunicación los tienen esencialmente en cuenta, las redes sociales están conformadas por masas mediocres donde expresan las ideas copiadas de otros sitios –porque los mediocres no tienen ideas propias- y las aliñan con sucesivos estados de ánimo que son excitados por líderes que conocen bien la psicología de la mediocridad. No es tan difícil conducir a las masas. La psicología ha diagnosticado bien sus características, sus pulsiones, sus miedos, los motivos que las llevan al conformismo o a la ira o, esencialmente al consumismo de bienes y productos de todo tipo, desde ropa, tecnología, series, coches, viajes, comida y restaurantes fashion… No somos tan complicados, caramba. Y ello condicionado por una tecnología de la Inteligencia Artificial que nos conoce perfectamente porque nosotros continuamente estamos dando datos que nos identifican en todos los sentidos. Somos transparentes y nuestras motivaciones son programables y dirigibles con toda seguridad.
Sin embargo, una de las genialidades de la psicología de las masas es que sabe que tiene que hacer creer a cada individuo que es único, que es singular, que es capaz de tomar decisiones por sí mismo, que sus estados de ánimo son radicalmente originales, que sus pulsiones de ira, rabia, odio o de adhesión son ideadas por él mismo, convencerlo de que es el creador de su propia vida y que toma las decisiones por sí mismo, que cuando elige algo representa algo así como al héroe existencialista de las tragedias de Sartre pero sin consecuencias que era la segunda parte de la libertad. El individuo masa es el elegido y se siente diferente, aunque vaya en una manifestación vestido exactamente como cientos de miles de personas únicas como él, que gritan lo mismo que él, que exhiben miles de banderas todas idénticas o que compran como él los mismos productos. Todos somos especiales, cada uno lo siente profundamente en su vida y somos los protagonistas de ella.
La primera pulsión que nos es inducida es el deseo de placer. Nos atrae todo lo que nos procura placer, sean likes, comidas, productos, halagos, emociones gratificantes y satisfactorias. Nuestro ego crece con el placer y ese globo hinchado del ego es fácilmente manipulable. Nos puede llevar a vibrar con un grupo de música, con una serie, con una ideología, con la comida, con emociones arriba y abajo, de enardecimiento o de odio. Nada hay más manipulable que el odio. Hitler era un fenomenal conocedor de las masas a las que consideraba esencialmente estúpidas y a las que había que mentir continuamente y de manera masiva. Una mentira repetida miles y miles de veces cala profundamente en la psicología de las masas que no quieren complejidad –eso nunca-, se adhieren a lo sencillo a lo esquemático, a las tautologías y evidencias. La dicotomía de blanco y negro es la mejor para condicionarlas. Mal enfrentado al bien. Y, claro el hombre masa elige ser el bien, los creadores de ideologías lo saben y simplifican los mensajes a modo de eslóganes y consignas, y que nadie se ría de esta esquematización porque funciona por burda que sea.
Así las masas están compuestas de hombres/mujeres mediocres que se creen especiales y que sienten que eligen singularmente su destino, y alguien en otro lugar se ríe agarrándose la barriga por esta convicción tan sabiamente inducida en el hombre masa.
viernes, 19 de febrero de 2021
Elogio de la mierda (manifiesto)
Está claro que la sociedad ansía la horizontalidad y rechaza la verticalidad. Esto se proyecta en una cultura de época que ha trasmutado totalmente los valores de otros tiempos en que las personas y las cosas se ordenaban según criterios jerárquicos. Había antes valores superiores –Dios, la patria, el conocimiento, la sabiduría, la edad, el Arte, la Literatura, el genio, los profesores, los médicos, el Estado, los imperios, el Ser-. Todo eso ha periclitado en un movimiento revolucionario de masas que ha igualado todo en una marea imparable. Nada es superior a nada, nada es intocable, nada es sagrado, nada es digno de verdadero respeto si no se allana a la horizontalidad ambiental. Antes había en los pueblos un edificio que era más alto que todos los demás. Era la iglesia que corona todos los pueblos de España como restos de un mundo diferente. Ahora los centros de culto no son las iglesias ni los teatros ni las tertulias literarias, no, ahora son los centros comerciales, las plazas, los campos de fútbol y, sobre todo, las redes sociales… Antes los monumentos representaban a héroes a caballo pero ahora todas las estatuas están a nivel del ciudadano medio sea Fernando Pessoa en Lisboa o John Lennon. Odiamos que alguien se eleve con coturnos sobre la estatura media y eso incluye conceptos que antes se valoraban como el mérito, el esfuerzo, la inteligencia, el saber, la experiencia… No necesitamos ya para nada a los viejos sino como acompañamiento de fotos y de ternura. No nos pueden aportar nada, su visión del mundo está periclitada. Los profesores son cuestionables porque no está depositado ya en ellos el saber que en realidad está en manos de google e internet. Los libros nos interesan si halagan nuestra horizontalidad, si se ponen a nuestra altura, si no nos desdeñan con florituras y estilos elevados. Los criterios literarios de Harold Bloom con su canon occidental que ponía a Shakespeare, a Dante y a Cervantes arriba en la cúspide nos son risibles… Cualquiera por mediocre que sea puede ser un héroe, cualquier rapero grosero puede convertirse en eje de una avalancha mundial de solidaridad universal, los reyes son tan inocuos e inicuos que no merecen ni una brizna de compasión, abiertamente los despreciamos, nos encanta la medianía, elevarla a concepto muldimensional, nos atraen las hogueras en las ciudades más que las películas de arte y ensayo, y la mierda hace tiempo que fue enlatada por Piero Manzoni con gran éxito por su parte. Amamos la mierda, su olor es democrático y representa en estado puro la libertad de expresión frente a otros tiempos en que la consideraban vulgar. La juventud es la medida de todas las cosas, el sexo es algo relativo, uno es mujer si lo decide libremente y no por una biología predeterminada tan sospechosa como los bandos del ayuntamiento de principios de siglo XX… El ego se eleva a categoría absoluta y mis deseos imperan por encima de cualquier otra consideración. El mundo es una pasarela de la moda en que solo existe lo que yo deseo que exista, mi placer es la medida de todo, el pasado es culpable, lo juzgamos cada día como estúpido o abiertamente despreciable. Nosotros juzgamos y no seremos juzgados porque somos tan mediocres que nadie se atreverá a cuestionarnos, el futuro nos pertenece, quemamos ciudades, rapeamos sin límite y hasta Amnistía Internacional nos proclama como héroes, somos lo máximo, en nosotros anida un resentimiento universal contra el orden, un rencor sin límite contra las jerarquías y elevamos nuestra plegaria hasta la taza del váter donde reside la clave de todo porque somos mierda y en mierda hemos de convertirnos… Quememos ciudades, arrasemos todo en nombre de la horizontalidad, nuestro verdadero dios, que surjan mil Hasél en cada país, en cada comarca, su luz nos inspira para la labor de creación de un nuevo orden sin orden en que todo nos esté permitido (a nosotros).
jueves, 18 de febrero de 2021
Lo trágico, alma de lo español
Fiorella mencionaba el otro día una característica de los españoles que era su sentimiento de lo trágico a diferencia de los italianos que carecen de él. Me pareció una observación muy interesante. Busco entre mis libros El sentimiento trágico de la vida de Unamuno. Veo que tengo un ejemplar subrayado que compré en septiembre de 1996 pero no recuerdo nada esta lectura a pesar de tener el texto bastante trabajado. Pienso que es cierto que los españoles tenemos muy intenso el sentimiento de lo trágico, forma parte de nuestra idiosincrasia el movernos siempre en el filo del abismo, entre polos agónicamente antitéticos e irreconciliables que nos llevan a enfrentamientos igualmente trágicos. Desde luego no poseemos el pragmatismo inglés que no se recrea en dilemas dramáticos, ni la sensualidad francesa. Posiblemente un pueblo que se nos asemeje es el ruso. Ya lo percibió Rainer María Rilke que estaba fascinado por lo español y por lo ruso. Vivimos en medio de contradicciones extremas, desde el odio a nosotros mismos al enamoramiento más apasionado. Tendemos al desgarro existencial, social e histórico, estremecidos por tremendos seísmos en que nos debatimos por el todo o la nada. Políticamente somos extremos. Fuimos el país con más anarquistas del mundo en tiempos de la república, y también el pueblo con más reaccionarios. Tensiones brutales entre un polo y otro, irreconciliables. Por un lado, la revolución utópica, por otro una España eterna y católica. Lo que menos había en la Segunda República eran republicanos liberales sensatos, partidarios del justo medio, de una república normalita y mediocre. No, proliferaron los santos anarquistas y los carlistas, figuras netamente españolas y penetraron en nosotros ideologías revolucionarias como el comunismo y el fascismo y a ellas nos adherimos con entusiasmo. Y nos asesinamos con saña. Pueblo sediento de sangre nos calificó algún liberal británico sin entender cómo la violencia sectaria se apoderaba de toda una nación que asesinó a mansalva a un lado y a otro del arco político.
Nuestra forma de ver el mundo nos lleva a buscar lo puro e incontaminado, lo extremo. Un ejemplo puramente español es el caso del rapero Pablo Hasél. Nada más inequívocamente español. Puramente esperpéntico –que es la versión hispana de lo trágico-, héroe santificado por los anarquistas que anidan en nuestra psique como ideal, héroe destructor y salvaje, se enfrenta solo con sus letras a un estado fascista, totalitario, asesino… Y él se cree, en la cresta de su ola, como un iluminado capaz de liderar una revolución total contra el sistema, contra el fascismo encarnado en la figura pacata de un tímido Felipe VI y califica de miserable traidor al mismo Pablo Iglesias que quiso no hace mucho “asaltar los cielos” y acabó comprándose un chalé bastante burgués en lugar de vivir en Vallecas. Por otro lado, surgen figuras que se encarnan en el fascismo, cada vez menos tímidas y se vuelven a reivindicar las camisas azules y los símbolos franquistas. Sube meteóricamente VOX en Cataluña y desplaza a partidos de izquierda en muchos municipios del cinturón de Barcelona donde no hace mucho tiempo ganaban de calle los socialistas. Teníamos un país tibio, demasiado burgués, demasiado equilibrado, fruto de una transición pragmática y mediocre que no estaba a la altura de nuestros ideales de pureza. Aquel invento de los años setenta del siglo pasado ahora no satisface porque se considera una traición a los ideales y cada vez hay más que abogan por una república popular sin monarcas corruptos y en manos de la CUP, Podemos y Pablo Hasél como presidente, sin que ponga las manos en ella la miserable derecha, fascista ella. Lo nuestro es la alucinación, lo visionario, lo extremo alejado de la vulgaridad burguesa y adocenada. “Ni olvido ni perdón” claman las paredes en la Cataluña profunda en que se odia lo que se lleva más adentro, el desgarro hispánico, el odio a lo que se es, el odio al padre, y se busca un país puro, antes del tiempo, antes de la decadencia por obra del imperio español que dominó el mundo durante más de cien años. La historia es un desvarío, una prostitución del legado eterno de lo catalán que sigue latiendo en el alma de los pueblos de Girona y de la Cataluña verdadera no hecha jirones por la meretriz y vulgar España. El que lo vea desde fuera verá en estas pulsiones trágicas el alma característica de lo español que se enfrenta a sí mismo en innúmeras maneras. Nada de pactos, nada de diálogo, nada de puentes, nos encantan las guerras santas y en ellas los Joan Margarit son sospechosos de impureza, de traición a la causa justa de la patria y son sospechosamente más celebrados fuera que dentro de Cataluña dándoles premios inmundos para crear contradicciones dentro del pueblo que, tarde o temprano, asirá la hoz para cortar todos los cuellos que hagan falta porque la revolución de las sonrisas no funcionó, ahora toca la otra, cuando se pueda, y no falta mucho.
¡Oh, España!
martes, 16 de febrero de 2021
lunes, 15 de febrero de 2021
ETA: El fin del silencio
El 29 de julio del año 2000 llegaba yo a Bilbao proveniente de Oviedo, para iniciar allí el Camino de Santiago del Norte. Hacía muchos años que no estaba en la capital vasca, quería ver el Guggenghein y el remodelado de la ciudad tras la reforma radical que ha hecho de Bilbao una hermosa ciudad. Llegué al atardecer y tuve tiempo de ver el ocaso proyectando el sol una luz todavía cálida sobre las placas de titanio del museo que se reflejaba en la ría. Hice algunas fotos desde el puente de la Salve. Iba a dormir en el Albergue. Con mi mochila tomé un autobús. Iba cerca del conductor que, en un momento dado -estaba oyendo la radio- dijo “hijos de puta”. Yo lo pude oír. ETA acababa de asesinar en Tolosa a un dirigente socialista vasco, concretamente a Juan Mari Jauregui, que había sido miembro de la banda y posteriormente gobernador civil de Guipuzcoa. Arnaldo Otegui, dirigente de Herri Batasuna, declaró, justificándolo, que Jauregui había tomado partido… La noticia me causó un agudo dolor, más estando en el País Vasco e iniciándose mi camino allí.
Muchos años después, en 2019, se presentó en el Festival de San Sebastián, el documental Zubiak (Puentes tendidos), dirigido por Jon Sistiaga y Alonso Cortés-Cavanillas. Es un documental de una hora que podéis encontrar fácilmente en Youtube. Aquí cuelgo parte de la entrevista entre Meixabel Lasa, viuda de Juan Mari Jauregui, e Ibon Etxezarreta, miembro del comando que lo asesinó hace veintiún años y que cumple condena por cuarenta y tres. El vídeo solo dura cinco minutos. Os animo a verlo.
viernes, 12 de febrero de 2021
Pablo Hasél, héroe de la libertad de expresión
Pablo Hasél (Pedro Rivadulla Duró –Lérida, 1988-) es un rapero y poeta español que está a punto de entrar en prisión por un delito de enaltecimiento del terrorismo y agresión a instituciones del estado como la policía y la Corona. Amnistía Internacional ha considerado excesiva la condena por delitos tipificados en el Código Penal español, alguno de ellos que el gobierno piensa eliminar como delito, tal como el enaltecimiento del terrorismo. En sus raps, Pablo Hasél, ataca vitriólicamente a la policía que es para él siempre asesina y torturadora, al estado que es cómplice y criminal, a la monarquía tanto en la figura de JCI como Felipe VI, de parásita y de vivir del sufrimiento y explotación de la gente, mientras ellos viven en palacios y en medio de grandes lujos. Se identifica con el PCE (r) que era el grupo que estaba detrás del GRAPO terrorista, culpable de múltiples atentados mortales contra policías o ciudadanos que pasaban por allí por equivocación. Sus modelos son el Che Guevara y Josif Stalin, se identifica con el comunismo radical y defiende siempre a los oprimidos tales como indefensos inmigrantes que son asesinados a sangre fría por una policía sádica y criminal, ansiosa de sangre de los más débiles.
Ni una palabra sobre los novecientos asesinatos de ETA, ni de los secuestros espeluznantes de la banda, ni de las ejecuciones a sangre fría de los comandos vascos, ni de las ejecuciones contra policías por parte del GRAPO.
Pablo Hasél es hijo de un empresario de Lérida, que ha estudiado la ESO, y tiene una visión del mundo en blanco y negro, en que tiene clasificados perfectamente quién ocupa el papel de buenos y malos, de víctimas y de criminales, y su punto de vista, estoy seguro, no variará con el tiempo. Es de la estirpe de los fanáticos que son iguales a los quince años que a los cuarenta. Nada le hará cambiar en su cruzada justa por el comunismo inspirado en Stalin que, al parecer, beneficiaba al pueblo liberándole de los sapos capitalistas a los que algún día con una república popular se les cortará el cuello y lo que haga falta.
Cuando veo a alguien así, me doy cuenta de que toda la ignorancia del mundo anida en su cabeza. No creo que haya leído muchos libros en su vida, y, si los ha leído serán solo los que reafirman su fanatismo de raíz quijotesca, no porque el hidalgo defendiera la violencia, sino por su defensa idealista de las víctimas del sistema. Para Hasél, el mundo sería justo si se eliminara a tres cuartas partes de la humanidad y quedaran solo los que él considera víctimas.
Dicho esto, entiendo que, pese al carácter fanático de sus textos, injustos y sesgados, no debería entrar en prisión. En realidad, se lo pasará bomba el escaso tiempo que vaya a estar allí y podrá cantarles a los presos, que lo aclamarán en cuanto al odio a la policía, y harán de él su héroe. No habría que darle este momento de gloria en que él se convierte en adalid de la justicia, aplastado por un sistema criminal y asesino, a sueldo de los borbones, por obra y gracia de jueces corruptos y que son pura mierda en su visión del mundo.
He leído que se va a suprimir el delito de apología del terrorismo en el Código Penal. Me pregunto si a la vez se va a incorporar el delito de enaltecimiento del franquismo y el machismo con penas, en este caso de cárcel que se verían justificadas por los que apoyan a Hasél.
Las viejas glorias como Joan Manuel Serrat, Pedro Almodóvar, Javier Bardem y Luis Tosar piden la libertad para Pablo Hasél, en defensa de la libertad de expresión que, como se sabe, existía en la URSS de Stalin y en la Cuba de los Castro. Yo también porque pienso que es un gran error, pero la lógica del sistema judicial es otra.
Estos son los sesenta y cuatro tuits y el vídeo por que ha sido condenado Hasél.
Hasél ha dicho que Pablo Iglesias es cómplice y también un idiota perdido y un miserable traidor.
jueves, 11 de febrero de 2021
lunes, 8 de febrero de 2021
¿Qué sabes tú de España si no has leído el Quijote?
El prestigioso hispanista Trevor Dadson, recientemente fallecido, fue un enamorado de España, su historia y su literatura de la que fue un eminente especialista. El Confidencial publica una entrevista que no tiene desperdicio. Les animo a leerla íntegra, no lo lamentarán... Extraigo aquí unas preguntas que me han parecido interesantes en este foro hispanista.
(...)
P. Usted ha tenido un gran contacto con jóvenes hispanistas y no solo jóvenes -ha presidido y es una figura respetada e influyente en la AHGBI, la Asociación de Hispanistas de Gran Bretaña e Irlanda. ¿Cómo ve a las nuevas generaciones? ¿Hay recambio para los grandes nombres?
R. Sí, hay gente muy buena. Hay gente muy buena, muy preparada. Para mí, el mayor peligro es la disgregación, si se puede decir, de la disciplina. El gran problema para un hispanista hoy en un departamento de estudios hispánicos es lo que enseñas, porque no se queda así, se expande continuamente. Obviamente, está todo lo que es Hispanoamérica… La cantidad de cosas que puedes enseñar por el interés de los alumnos no para de crecer, los cultural studies, por ejemplo., etc., etc. Y el problema para mí es que no sabemos ya qué es el Hispanismo, cómo defines los estudios hispánicos en la universidad. Ese es el gran problema, para mí. Yo era muy clásico, yo pensaba que nadie debería salir con un título de licenciado en español sin haber leído el Quijote. Me parece que, si no lo has hecho, no puedes defenderte en el mundo: ¿qué sabes tú de España si no has leído el Quijote? Y ya hay muchos departamentos que no enseñan nada antes de 1900. Para mí eso es nefasto porque todos sabemos, por ejemplo, que García Márquez y Vargas Llosa, por poner dos ejemplos, son muy modernos, pero derivan totalmente de Cervantes. Ellos conocen a su Cervantes mejor que nadie y sin Cervantes, sin la literatura medieval, sin Góngora, eso no existe. La falta, digamos, de perspectiva, de sentido de lo que es la historia literaria, es lo que me preocupa. Hay gente muy buena, lo veo por las tesis doctorales que se hacen -cada año damos un premio a las mejores y hay cosas muy interesantes. Pero el problema es… que se nos escapa la disciplina.
(...)
P. ¿Cómo ve lo que está haciendo España en su proyección internacional -lo referente a la lengua y la cultura, del Instituto Cervantes al trabajo de las Academias, consejerías de educación, etc…?
R. Yo siempre he pensado que a España le gusta la idea del español fuera, le gusta que haya expertos fuera que trabajen en esto. El esfuerzo que hacemos los hispanistas en todos los países, en Francia, en Polonia -que tiene un auge enorme-, aquí en el Reino Unido, donde todos sabemos que el estudio de las lenguas no es prioritario para nadie… es un esfuerzo muy grande. España debe implicarse como país en eso -convencerse de que el estudio de la lengua y la cultura española fuera es un plus enorme para el país. Creo que instituciones como el Cervantes hacen muchísimo con muy poco, pero si se quieren hacer más cosas hay que gastar, lo siento, pero hay que gastar. No sé si desde el Gobierno, desde los que mandan, se es consciente de la importancia que tiene la proyección cultural de tu país. Y no se puede hacer por lo barato. Creo que se lo tienen que tomar más en serio, porque es algo tan positivo, es un plus tan importante, es el soft power…
P. Son muy importantes los hispanistas para nosotros -para nuestra cultura. Por lo que dicen, por dónde lo dicen, por el prestigio… En el mundo de lo popular, el español siempre se ha defendido con gran brillantez; lo que nos conviene es academia, edición, traducciones, cátedra…
R. Pero todo va avanzando que se mata. Decía uno en la embajada el otro lunes que, en cincuenta años, el español va a ser más importante. Lo corregí; le dije: ¿en cincuenta años? ¡en menos de diez! El español va a ser la primera lengua enseñada en Reino Unido dentro de poco tiempo, si es que no lo es ya.
sábado, 6 de febrero de 2021
La orgía digital
He comprado un libro de cuyo autor, Michel Desmurget (1965) enlazo una entrevista que pienso que no dejará indiferente al que la lea. (Ruego que se lea para poder aquilatar lo que se habla aquí).
La fábrica de cretinos digitales es el título del libro.
¿Conoces a padres que dejan móviles o tabletas a sus hijos desde que empiezan casi a andar para distraerlos y tenerlos absortos en las pantallas? ¿Acaso son tus hijos o tus nietos o simplemente los ves en la calle o los conoces en visitas familiares?
miércoles, 3 de febrero de 2021
lunes, 1 de febrero de 2021
Don Juan Carlos I protagonista de una ópera
Albert Boadella responde a una encuesta en Babelia, toda interesante en sus respuestas como suele, pero hay una que quiero traer aquí con afán de polémica. ¿Qué serían los blogs sin polémica?
¿A qué personaje público vivo le dedicaría una ópera? El rey Juan Carlos es un tema formidable en sus aspectos shakespearianos cuando usurpa la Corona del padre y después traiciona al dictador, pero también tiene una parte de Don Giovanni en sus correrías amorosas. Tragedia y comedia juntas.
sábado, 30 de enero de 2021
jueves, 28 de enero de 2021
martes, 26 de enero de 2021
El mundo perdido del Kalahari: En busca de los bosquimanos
—Pero... ¿y los ancianos? ¿Cómo se las ingeniarán?—pregunté señalando a la pareja que conocí en aquella primera mañana, y que ahora seguían despacio a los demás. —Llegarán tan lejos como puedan—respondió Ben—. Pero un buen día ya no podrán seguir adelante. Llorando con amargura, todos se reunirán en torno a ellos. Les darán todo el alimento y el agua de que puedan desprenderse. Construirán un recio refugio de espinos para protegerlos de los animales salvajes. Sin dejar de llorar, el resto del grupo, tal como les exige la vida misma, seguirá su camino. Tarde o temprano, seguramente antes de que se les terminen las provisiones de agua y de alimento, un leopardo, o seguramente una hiena, entrará en el refugio y los devorará. Siempre ha sido así, según me dicen, en el caso de aquellos que sobreviven a los peligros del desierto y llegan a ser muy viejos. Pero aceptarán su destino sin un solo sollozo. Al recordar la calma que se reflejaba en sus rostros sarmentosos y arrugados por la edad, aquellas palabras casi fueron más de lo que pude soportar. —¿Y saben lo que les espera, Ben? —Por supuesto que lo saben. En su juventud, ellos mismos tuvieron que obrar de modo parecido con otros—respondió, y se volvió sobre los talones camino de la hoguera, como si en las tinieblas hubiera visto una sombra a la que no deseaba mirar a la cara.
Van Der Post, Laurens. El mundo perdido del Kalahari (Spanish Edition) . Grupo Planeta. Edición de Kindle.
lunes, 25 de enero de 2021
Condicionar a los niños como voluntad
Los niños son páginas aparentemente en blanco y desde bebés, nosotros los padres, insertamos un montón de cosas que los condicionarán: canciones, humor, emociones, aficiones deportivas –la pasión por un equipo-, lenguas que los habitarán, una forma de ver el mundo, ideologías nacionales –el amor por una patria y no por otra-, odios y resentimientos, concepciones sociales y políticas, pasiones fracasadas, experiencias vitales, sabores –esto es fundamental-, cuentos, poemas, su propio nombre es un mensaje sobre su vida…
Lamento a estas alturas –mis hijas tienen veintiún y veintitrés años- no haberlas condicionado ideológicamente en muchos sentidos como se acostumbra a hacer por aquí donde se les educa en amores y odios nacionales, políticos y deportivos –lo que tiene una enorme eficacia, lo puedo asegurar-. Un niño es un ser para ser ideologizado, pero yo no lo entendí así y dejé que mis hijas crecieran en libertad a la que añadí en lo que pude la literatura, los cuentos, los poemas…
Dicen que los hijos salen como salen y que los condicionamientos son inseguros porque todo da la vuelta, pero alguien que desde bebé lleva la camiseta del Atleti o del Betis o del Barça, un niño que desde casi bebé se le imbuye de ser un miembro de una comunidad nacional oprimida por un estado genocida, crece de acuerdo a ello y es muy difícil que pueda liberarse de ello por más que su inteligencia le lleve a cuestionar el condicionamiento ideológico, deportivo o político.
Yo elegí no hacerlo. Tal vez porque mis convicciones eran tan inseguras que no lo pretendí. Ahora no sé si lamentarlo, me tendría que haber esforzado más en darles una identidad en muchos sentidos. Han sido ellas las que tienen que buscarla.
viernes, 22 de enero de 2021
La España de charanga y pandereta
Ayer comentaba una noticia sobre
las vacunas contra el Covid con mis hijas y una de ellas de poco más de veinte
años exclamó “país de pandereta”. Me
sorprendió y me dolió, yo nunca he hablado en casa en ese sentido sobre España.
Pero está en el ambiente, está en la cultura popular, en las expresiones
coloquiales, en la literatura, en nuestro inconsciente. Antonio Machado
escribió una frase que nos ha calado “país
de charanga y pandereta” y Cervantes ubicó su Rinconete y Cortadillo en el patio de Monipodio donde eran habituales
las triquiñuelas, los engaños, las estafas, las falsas apariencias por parte de
los miembros del hampa que allí se reunían. En todo caso, esa expresión también
ha pasado a formar parte de los lugares comunes que expresan lo que es la
política, la administración… un patio de Monipodio.
Hay países que creen en sí mismos
y países que no creen. El otro día oyendo, emocionado, a Lady Gaga cantando el
himno americano en la toma de posesión del nuevo presidente, tras una
presidencia chusca de Trump, percibí que Estados Unidos es un país que cree en
sí mismo y que se respeta, que se creen capaces de grandes cosas a pesar de su
expresidente. España es un país que no
cree en sí mismo, eso nos permea y ya desde muy pequeños aprendemos que este no
es un país serio, toda la cultura, todos los blogs, la cultura popular habla de
lo mismo: no somos un país serio, somos una caricatura, una deformación de la
civilización europea como escribió Valle Inclán en su agrio esperpento Luces de bohemia. Hay países que creen
en sí mismos, pese a que su historia haya sido devastadora y destructora de
otras culturas. Todos los países europeos importantes tienen una historia negra
detrás, todos. Pero los españoles la hemos interiorizado de un modo profundo.
Ni nos sentimos orgullosos de nuestra historia, ni de nuestra bandera, ni de nuestro
himno, ni de lo que somos. Hay quienes, en cambio, se pasan de revoluciones y
alardean de espíritu nacional, de bandera, de himno, de historia.
No me convencen ni unos ni otros.
Pienso que en la pugna contra la dictadura de Franco emergió una España cívica
que se tomó en seria a sí misma y sacó lo mejor. Pienso en los poetas y
escritores de los años cincuenta y sesenta, pienso en una generación de
políticos seria, pienso en prensa política seria, pienso en una juventud que
luchó seriamente por un país mejor que reuniera todos nuestros valores del
pasado, toda nuestra tradición literaria de la mejor estirpe. Poetas como
Antonio Machado se convirtieron en un símbolo decisivo, la España del exilio se
tomó en serio a sí misma, los jóvenes de los años setenta nos tomábamos en
serio a nosotros mismos cuando pretendíamos construir algo mejor a medida de
que éramos conscientes de nuestra realidad política y social. Éramos idealistas
y nos hicimos militantes por un destino digno heredando lo mejor de nuestro
pasado.
Todo eso se ha perdido. Pocos
creen en este país y los políticos que encarnan el liderazgo de los partidos
parecen adolescentes crecidos, sin ninguna dimensión ni cultura. Me conturba esta falta de
fe en nosotros mismos, un país que no cree en sí mismo no es capaz de nada sino
de ser protagonista de un tablado de marionetas, de una patulea de fantoches
que, de entrada, se consideran a sí mismo ridículos e incapaces de ser
protagonistas. La única visión de nosotros mismos es autodestructiva, macabra,
negra, de personajes de opereta, de peleles. Y eso no me gusta, no me gusta
haber escuchado a mi hija la expresión de país
de pandereta porque eso quiere decir que ese concepto está ya interiorizado
y asumido. Me duele.
















