Pablo Hasél (Pedro Rivadulla Duró –Lérida, 1988-) es un rapero y poeta español que está a punto de entrar en prisión por un delito de enaltecimiento del terrorismo y agresión a instituciones del estado como la policía y la Corona. Amnistía Internacional ha considerado excesiva la condena por delitos tipificados en el Código Penal español, alguno de ellos que el gobierno piensa eliminar como delito, tal como el enaltecimiento del terrorismo. En sus raps, Pablo Hasél, ataca vitriólicamente a la policía que es para él siempre asesina y torturadora, al estado que es cómplice y criminal, a la monarquía tanto en la figura de JCI como Felipe VI, de parásita y de vivir del sufrimiento y explotación de la gente, mientras ellos viven en palacios y en medio de grandes lujos. Se identifica con el PCE (r) que era el grupo que estaba detrás del GRAPO terrorista, culpable de múltiples atentados mortales contra policías o ciudadanos que pasaban por allí por equivocación. Sus modelos son el Che Guevara y Josif Stalin, se identifica con el comunismo radical y defiende siempre a los oprimidos tales como indefensos inmigrantes que son asesinados a sangre fría por una policía sádica y criminal, ansiosa de sangre de los más débiles.
Ni una palabra sobre los novecientos asesinatos de ETA, ni de los secuestros espeluznantes de la banda, ni de las ejecuciones a sangre fría de los comandos vascos, ni de las ejecuciones contra policías por parte del GRAPO.
Pablo Hasél es hijo de un empresario de Lérida, que ha estudiado la ESO, y tiene una visión del mundo en blanco y negro, en que tiene clasificados perfectamente quién ocupa el papel de buenos y malos, de víctimas y de criminales, y su punto de vista, estoy seguro, no variará con el tiempo. Es de la estirpe de los fanáticos que son iguales a los quince años que a los cuarenta. Nada le hará cambiar en su cruzada justa por el comunismo inspirado en Stalin que, al parecer, beneficiaba al pueblo liberándole de los sapos capitalistas a los que algún día con una república popular se les cortará el cuello y lo que haga falta.
Cuando veo a alguien así, me doy cuenta de que toda la ignorancia del mundo anida en su cabeza. No creo que haya leído muchos libros en su vida, y, si los ha leído serán solo los que reafirman su fanatismo de raíz quijotesca, no porque el hidalgo defendiera la violencia, sino por su defensa idealista de las víctimas del sistema. Para Hasél, el mundo sería justo si se eliminara a tres cuartas partes de la humanidad y quedaran solo los que él considera víctimas.
Dicho esto, entiendo que, pese al carácter fanático de sus textos, injustos y sesgados, no debería entrar en prisión. En realidad, se lo pasará bomba el escaso tiempo que vaya a estar allí y podrá cantarles a los presos, que lo aclamarán en cuanto al odio a la policía, y harán de él su héroe. No habría que darle este momento de gloria en que él se convierte en adalid de la justicia, aplastado por un sistema criminal y asesino, a sueldo de los borbones, por obra y gracia de jueces corruptos y que son pura mierda en su visión del mundo.
He leído que se va a suprimir el delito de apología del terrorismo en el Código Penal. Me pregunto si a la vez se va a incorporar el delito de enaltecimiento del franquismo y el machismo con penas, en este caso de cárcel que se verían justificadas por los que apoyan a Hasél.
Las viejas glorias como Joan Manuel Serrat, Pedro Almodóvar, Javier Bardem y Luis Tosar piden la libertad para Pablo Hasél, en defensa de la libertad de expresión que, como se sabe, existía en la URSS de Stalin y en la Cuba de los Castro. Yo también porque pienso que es un gran error, pero la lógica del sistema judicial es otra.
Estos son los sesenta y cuatro tuits y el vídeo por que ha sido condenado Hasél.
Hasél ha dicho que Pablo Iglesias es cómplice y también un idiota perdido y un miserable traidor.