Vassili Kandinsky
Los profesores de lengua hemos de referirnos con frecuencia a las figuras retóricas. Dentro de éstas están los tropos que hacen referencia a los cambios semánticos cuando tienen rendimiento estético. Uno de ellos es la sinestesia que el DRAE la define como: tropo que consiste en unir dos imágenes o sensaciones procedentes de diferentes dominios sensoriales: Soledad sonora. Verde chillón. Esta figura se extendió a partir del Modernismo y fue maestro en su uso Juan Ramón Jiménez y la generación de 1927. Así escribe en algunos versos: “en el cénit azul, una caricia rosa” o “Por el verdor teñido de melodiosos oros”.
Sin embargo, quizás es menos conocido que aproximadamente un 1% de la población son personas sinestésicas lo que supone que en su percepción se mezclen los sentidos que se entrelazan por un desarrollo cerebral distinto. Es frecuente que cuando oyen música, ellos perciban colores, o cuando tocan una superficie suave o rugosa les sugiera distintos sabores como ácido, dulce o salado, o al oír determinadas palabras vean formas geométricas como cuadrados, círculos, triángulos… Una determinada conversación puede sugerir un sabor y las palabras, colores.
En un cerebro normal los sentidos se archivan por separado; en el cerebro sinéstésico hay conversaciones cruzadas. David Eagleman, neuropsicólogo de la universidad de Texas afirma que “El cerebro sinestésico es como la frontera de un país que cruza mucha gente”.
Hay personas que llegan a adultos y no saben que son sinestésicos, creen que su percepción es común a todos porque ¿cómo saber cómo percibe otra persona? Hay algunos que tienen dificultades para comprender un texto escrito. No llegan a entender el significado de las palabras ya que en su mente, como delante de la frente, ven colores -cada palabra tiene un color- o también las secuencias numéricas adquieren cualidades cromáticas. Ellos piensan que algo no funciona bien pero no saben exactamente qué es. Tienen que aprender a abstraerse de los colores para percibir el contenido semántico de las palabras. Hay palabras blancas, azules, rosas, así como las vocales tienen cada una determinadas tonalidades que se imponen al escucharlas.
Fueron sinestésicos Baudelaire, Rimbaud, Kandinsky, Miles Davis… En algún sentido se puede decir que este fenómeno llevaría a una cierta riqueza que se puede aprovechar artísticamente. Kandinsky sostenía que él podía pintar sinfonías. También favorece la memorización de secuencias de números y palabras pues son archivadas como series de colores o formas. Se ha hablando incluso de experimentar orgasmos en colores, lo que no deja de tener gracia. El consumo de sustancias psicodélicas como el LSD, tan popular en los años sesenta, o la mescalina favorece la interrelación de sentidos al deshacerse la compartimentación del cerebro. En los textos de la época se relatan experiencias con el color, los sabores o las formas que sugieren claramente un fenómeno sinestésico.
Sin embargo, se supone que todos tenemos en alguna medida algún tipo de asociación sinestésica que normalmente están inhibidas. Pero no nos es raro oír hablar de una música dulce o ácida, referirnos a una persona como suave o áspera, o calificar a una corbata como chillona. Eduard Punset en el programa de Redes número 22 al que he tenido acceso para redactar este post, se pregunta que por qué no todo está conectado, por qué todo no está mezclado. ¿Y acaso en el mundo de los sueños no experimentamos sinestésicamente?
¿Habéis detectado alguna vez algo de esto en vosotros? Y los profesores que frecuentan este blog ¿habéis sospechado en alguna ocasión de ciertos alumnos que podrían tener un cerebro sinestésico y padecer dificultades para la comprensión lectora provocada por la mezcla de percepciones sensoriales? Si las estadísticas son ciertas y parece ser que 1% de la población es sinestésica, en un instituto de quinientos alumnos podría haber cuatro o cinco escolares que estuvieran afectados y nadie se lo detecta ya que ellos piensan que su percepción es normal.
¿Os atrevéis a construir una experiencia sinestésica, real o imaginaria? La participación en el post podría ser opinando sobre el asunto o aportando un pequeño relato en que pudiéramos disfrutar abiertamente y no inhibidamente de la sinestesia.
Me temo que algo de eso tengo yo, pero que no lo digo porque me da agobio que me crean una cursi o una locatis. ¿Tiene tratamiento? Pues sólo pensarlo me da un poco de pavor, porque ya a los chiquillos esos que no paran, que de toda la vida han sido simplemente rabos de lagartija, ahora les llaman hiperactivos y los drogan hasta convertirlos en unos medio zombis. Así que ahora, según esos estudios, también vamos a tener sinestésicos. "No se preocupe usted, su niño es sinestésico, pero lo vamos a tratar y se dejará de esas tonterías del "trino amarillo del canario" o el "cálido coro", que es que los niños de ahora tienen unas cosas". Precisamente muy buena parte de la poesía está hecha de no compartimentar adecuadamente, de dejarse ir al mundo de lo intuitivo y de lo soñado, de ver el mundo con otros ojos, Al fin y al cabo, ver el mundo como es no existe en sí, pues hasta eso es una construcción humana del pensamiento lógico. La poesía es prelógica, y por tanto, creativa, infantil, en el buen sentido de la palabra, salvaje y primitiva, o por lo menos, algo de eso deja aflorar para liberación de todos.
ResponderEliminarClaro que las palabras tienen colores, y los números, y las ideas, y hasta las ciudades y los países. Francia para mí siempre ha sido un país gris perla, con un punto de luz azulada; y Florencia es granate profundo, como Madrid es amarillo oro viejo, mientras que Barcelona la veo siempre en un precioso azul oscuro, y Valencia es color cadmio, y Toledo es tierra de siena, y así más o menos, las ciudades que conozco toman un color, que no es el de sus construcciones o sus calles, sino un color que yo les atribuyo arbitrariamente, por sugerencia, como por choque de sus ondas en mi sensibilidad.
Clares, genial, ja, ja, ja... Buenísimo... Buen comienzo, bienvenida al club sinestésico.
ResponderEliminarYa ves, Joselu, como algunas de las más luminosas figuras poéticas son simple consecuencia del imperfecto funcionamiento de nuestro pobre cerebro, capaz de mezclar churras visuales con merinas olfativas, y hasta ásperos cocodrilos con destellos acústicos. Saludos desde mi tumba incierta.
ResponderEliminarTe veo, Panta, mordiéndote los puños, ansioso por volver a la vida bloguera que tan ácidamente te motivaba. ¿A que la vida sin blog es más aburrida? Me encanta tu visita que valoro sinestésicamente de color azul. Panta es azul.
ResponderEliminarPos yo me veo más bien rojillo. La vida sin blog es una gozada multicolor, sinfónica y con múltiples sabores, olores y texturas, igual que con blog.
ResponderEliminarPrrr... me has recordado a cuando me tocó estudiarme la estructura de la corteza visual. ¿Habrase visto cosa más complicada? Recuerdo el tema del que hablas porque me llamó mucho la atención, igual que el de la visión ciega y la acromatopsia -ceguera para el color, te dejo post relacionado con ésto, bte intersante-. Muy curioso todo lo que tenga que ver, sí, o a mí me lo parece al menos.
ResponderEliminarPersonalmente creo que no me ha pasado nunca lo de asociar estímulos de otra naturaleza a colores y tal. Sí lo típico de que te den un guantazo y veas estrellitas, oigs!. Aunque mira, ahora que recuerdo... quizás tenga que ver, no sé, pero nunca me ha gustado estudiar en bibliotecas, precisamente por los colores. Colores que la mayoría de las veces no tienen que ver con el de las las paredes del espacio, ni con nada que haya dentro. Pero cuando me preguntaron... ¿vienes a la biblioteca X mañana a estudiar? la respuesta casi siempre fue (y es): no, no me gusta. ¿Y eso? ¿no te concentras? no, es que es gris. ¿Vamos a la Y, pues? No, es que es amarilla. ¿A la Z? Es verde. Mejor creo que me quedo en casa :-)
Como a Clares con las ciudades, pues parecido pero con las biblios. Pero en mi caso, bueno, yo creo sencillamente que me falta un regón. Así me miran cuando lo digo, vaya. Menos mal que tanto me da.
Besos.
Joselu, me encanta tu post y el comentario de Clares. Yo no soy sinestésica, aunque sí bastante sensible. Disfruto con todo lo que me emociona o me hace sentir algo, me llegue por el sentido que me llegue. Es verdad que la poesía es la más plástica de todas las expresiones literarias, pero hay descripciones que dibujan mejor que un cuadro un paisaje, una persona o un sentimiento. Todo está relacionado, creo yo. Fíjate, hoy he recitado a mis alummnos "La canción del pirata" y se han quedado boquiabiertos, ellos que no memorizan ni dos líneas y todo lo olvidan rápidamente. Les he dicho que cuando algo se aprende con interés no se olvida nunca. Tengo la esperanza de que les quede algo de toda la belleza que pasa por sus manos. Educar la sensibilidad es muy importante, a pesar de lo que digan algunos.
ResponderEliminarClares, no sabes la cantidad de "interactivos", como dice una colega mía, que se diagnostican hoy. Les atizan una pastilla y hasta luego, Lucas, problema solucionado, los padres descansan y el niño sigue hecho una pena porque lo que necesita no son pastillas, sino normas bien claras y bastante firmeza, pero claro, eso no se vende en frascos y lleva mucho tiempo, y, oiga usted, yo soy una persona muy ocupada y no puedo perder el tiempo con esas tonterías. Cuando les dan un diagnóstico que descarga sus conciencias se quedan tan a gusto, ah, claro, que es genético, pues nada, no es culpa mía, ya puedo seguir con mis cosas. Lástima de colleja, a los padres, al psicólogo y al niño.
Un fuerte abrazo.
Panta, pues nosotros, al menos yo, te echamos de menos. Me gustaba mantener trifulcas contigo y aprender polemizando. Me alegro de que la vida siga teniendo esos hermosos placeres de texturas, colores y sabores. Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarV., me ha gustado eso de que te falta un regón. No sé muy bien qué es, pero seguro que no es así. Yo me concentraba mejor en los bares, con ruido y música que en las bibliotecas. He leído muchos libros en los bares y pocos en las bibliotecas que me entristecían por su ambiente solemne.
ResponderEliminarYolanda, hace años les planteaba un ejercicio a mis alumnos (mejor dicho era un colegio sólo de señoritas), hace ya mucho tiempo. Tenían que relacionar los sentimientos con los colores e ilustrar un folio que podían decorar como quisieran. Allí aparecían: nostalgia, tristeza, pena, odio, rencor, felicidad, amistad, compañía, deseo, envidia... y a cada uno le adjudicaban un color. Les encantaba el ejercicio. No sé qué tal funcionaría ahora. ¿De qué color es la canción del pirata? Aparece tanto el mar que podría ser azul, pero no es el primer color que me viene. Un abrazo.
ResponderEliminarEn la oficina tenemos varios teléfonos y cuando suenan no hay forma de saber cual es; de vez en cuando me sorprendo pensando que tendrían que sonar de colores diferentes. Pero eso no pasa de ser un deseo, de momento son todos negros.
ResponderEliminarNo, es broma, yo no veo los colores de los teléfonos.
Es posible que algo de eso sea simplemente una asociación de ideas más que una percepción.
Bona nit Joselu,
ResponderEliminarYo no sé si lo soy, quizás sea más sensible...pero desde muy pequeña siempre que escuchaba una canción construía una coreografía...la canción con su música y letra era una conjunto de pasos, y esto me ocurre hasta hoy en día. Terminé haciendo danza, para materializar todo lo que se creaba en mi cabeza. Escucho una canción de Jazz, que no conzco, y cada sonido y palabra es un paso.
Yo creo y siento que todo está conectado, enlazado, sincronizado pero no mezclado. Lo que ocurre, es que lo percibo desde la intuición y no desde la lógica o mente científica. Creo que a los científicos les falta soltarse un poquito más, para poder entender lo que no se vé. Entonces sería todo impresionante. Bueno, creo que Albert Einstein, veía más allá, y fué científico.
Interesante post, me ha enriquecido más.
Un abrazo muy sereno para ti,
¡Muy buen fin de semana Joselu!
Naia
Una amiga mía hacia un pollo que me sabía A paso de Semana Santa,de hecho con el primer bocado llegaba a preguntar cuando caía en ese año esas vacaciones, luego caí en la cuenta que le echaba demasiado romero.
ResponderEliminarFrikosal, parece que es algo más que una asociación de ideas. El vídeo de Punset es interesante. En él aparece también una muchacha, Pepa Salas, que es artista y sinestésica, que explica esta realidad de interrelación de los sentidos. Pero no he dado con nadie hasta ahora que le suceda algo así.
ResponderEliminarBon día, Nahahya, qué felicidad tener una predisposición natural para la danza... ¡Cómo me hubiera gustado tener algo así, o también para la música! Pero nací demasiado mental y no he tenido facilidad para ello. Hay cosas que en la vida no se tienen pero que se desean. La música, las matemáticas, la danza, la pintura, la literatura... son vocaciones no realizadas que están ahí reclamándonos pero a las que no podemos dar una respuesta. Gracias por tus palabras. Un abrazo.
ResponderEliminarCésar, qué bueno lo del pollo con sabor a paso de Semana Santa... En otro orden de cosas, he leído que en Málaga en una determinada procesión, los espectadores chupan un limón de una clase especial que no recuerdo. Me pareció genial. Seguro que cuando oigan la música del paso (o mejor dicho, trono)se les vendrá a la boca el sabor del limón, pero esto no sería sinestésico sino un condicionamiento. Un cordial saludo.
ResponderEliminarAlexander Luria, el gran psicólogo ruso, describe en "El pequeño libro de una gran memoria", el estudio que llevó a cabo sobre un Mnemonista y cuáles eran sus métodos para conseguir acordarse de tantísimas cosas en tan poco tiempo. En efecto, seguía una técnica sinestésica: asociaba las palabras y las frases con olores, gustos, sonidos, etc. Fernando Fernán Gómez tituló sus memorias "El tiempo amarillo" y, sin violentar en exceso el lenguaje, hay potajes de aquellos años que nos saben "en blanco y negro"...
ResponderEliminarJuan Poz, de Julio Llamazares también me viene el título de La lluvia amarilla. Sin duda, es un campo a explorar. Lamentablemente en mi campo de visión no observo demasiado el color. Está ahí, los veo no demasiado nítidamente cuando cierro los ojos. Tengo una imagen mental de los mismos pero no es física. Desde luego no soy sinestésico, pero sería curioso observar la realidad desde esa distinta percepción.
ResponderEliminarBon Día Joselu,
ResponderEliminarMe pasa lo mismo. Hay cosas que me cuestan un poco, o no tengo esa predisposición natural..como ser más mental, científica, intelectual...admirando a todas las personas que si lo son y de ellas seguir aprendiendo..
Creo que de está manera hay equilibrio. No somos ni más ni menos... somos .¿verdad?
Un gran abrazo muy sereno,
Naia
Jaja JOSELU,
ResponderEliminarCreo que yo también pertenezco al gremio de los sinestésicos, o como dice Vero, al de los que le falta un rejón, que yo tampoco sé muy bien lo que es.;-)
Y además es que me ocurre con muchas cosas.
A veces en mi mente se monta un revoltijo de sensaciones que es muy difícil de explicar, de hecho lo voy a intentar, pero probablemente cuando lo leas me vas a mandar directamente al psiquiatra, jaja. Bueno, tú no te asustes ¿eh?
en fin, me arriesgo.
Pues verás, me ocurre sobre todo con la música, cuando veo pintura, con algunas cosas que leo, pero también cuando veo o me encuentro con personas que no conozco de nada.
En realidad, es verdad que a veces todo se envuelve en tonalidades que aparecen según lo que me sugiere lo que escuche o vea, pero a veces también se mezclan con luces de diversa intensidad, sabores y olores. Y esto último es lo más curioso, por que desde hace más de 16 años, aún no sé por qué, perdí totalmente el olfato, pero mi mente es como si recordara olores y parece que los percibo cuando escucho o veo algo, supongo que será el recuerdo de cuando podía oler.
De todas maneras donde es más fácil describirlo lo que percibo, es con la música, porque ahí es que es clarísimo, se me activa todo al instante...
Por ejemplo el blues es tirando a dorado y casi sin sabor, el jazz se mueve en la gama de los terracota cálidos, luces ténues y sabores dulces, olor no sabría decirte... Spristeeng es casi naranja y sabor fuerte que cambia dependiendo de los temas. AC/DC y el heavy en general, sin duda rojo, aunque a veces es negro rotundo y sabor muy potente casi siempre parecido al acido del limón, ese que casi da dentera...
La ópera por ejemplo, se mueve entre el blanco brillante y los azules, pero a veces también la he visto en rojo, con ella es donde casi paso por todas las tonalidades y además todo mezclado como con luces...Una locura y un placer, vamos...jaja.
Por eso a mi me encanta la música, nunca he probado ninguna droga, pero desde luego mi cerebro cuando escucha música, es como si se transportara a la sicodelia.
En fin, para no hacerme demasiado pesada lo dejo aquí, porque podría estar contando sensaciones, colores y cosas raras, hasta mañana y entonces ya, me pones directamente la camisa de fuerza. ;-)
Me ha encantado, Joselu.
Muchos besos
Joselu, me alegro de que hayas incluido el tema y el enlace de Punset sobre la sinestesia que te dejé, realmente merece la pena ver el programa entero y reflexionar sobre la sinestesia.
ResponderEliminarYo nunca he notado algo similar en los alumnos. Sobre mí, sí tengo que decir que siempre he visto las vocales de colores (A roja, E azul, I amarilla, O marrón y U negra) y que los mese del año los veo dispuestos en círculo, siempre.
Enhorabuena por la entrada, es fantástica
Hola Joselu: no sé si es sinestesia o lo que es, pero yo sí tengo una predisposición a asociar cualquier cosa con un color. Cualuqier palabra, persona o situación la asocio a alguna tonalidad cromática cuando la recuerdo. Que sea sinestesia o no, no lo sé, personalmente creo que actualente tratamos de buscar explicación a todo y de querer que cualquier cosa que nos pase es especial. Yo puedo recordar a través del color, otra persona a través del olor, otra persona puede que no asocie nada a través de los sentidos pero sí a través de la lógica...en definitiva, nuestro cerebro es complejo y cada cual conoce la tendencia del suyo, nada más. ¿No te parece que cada vez más tratamos de etiquetarlo todo o de sentir que pertenecemos a un grupo especial?
ResponderEliminarUn saludo
Mándale un correo a esa chica, igual puedes hablar con ella. Cuéntanoslo, es interesante !
ResponderEliminar¡Que interesante tema! Nunca se lo he contado a nadie pero yo veo los nombres de las personas en colores, Lola por ejemplo lo veo blanco y Joselu marrón. Con los años ya no es tan fuerte como en mi juventud. Antes era cada vez que oía un nombre, ahora de vez en cuando, pero todos todos los nombres tienen colores. Me voy a meter en el blog de Punset y leerlo. Un abrazo de Lola
ResponderEliminarMaría, siempre logras sorprenderme pues enhebras los temas planteados con una prodigiosa habilidad. Y en este caso, lo que cuentas no puede ser más pertinente respecto a la sensibilidad sinestésica. Es un tema que no solemos abordar pero no todos percibimos los sentidos del mismo modo. Creemos que nuestro modo de percepción es común a todo el mundo, porque ¿cómo saber cómo ven o sienten los demás? Son cosas que nos pueden parecer obvias pero a mí me asombra que entre los que escribís aquí hay claros signos de un nivel de sinestesia. A mí los colores no se me representan con especial fuerza, pero soy muy sensible a los cambios de tonalidades que produce la luz y me encanta extasiarme con los atardeceres las pocas veces que puedo verlos. Un julio lo pasé en Irlanda y me quedé maravillado con los cambios de luz constantes que allí se producen. Puede cambiar un montón de veces al día. Lluvia, sol, lluvia, nubosidad, luz extraña que ilumina las paisajes. Un prodigio. Creo que es un tema que da para interesantes reflexiones. Un beso.
ResponderEliminarSilvia González Goñi, a ti sin duda te tengo que agradecer que me hablaras sobre este programa de Punset. El tema me sedujo desde un primer momento. He visto unas tres veces Flipar en colores y no deja de maravillarme lo distintos que podemos llegar a ser sin reparar en ello. Me hubiera gustado entrar en contacto con Pepa Salas, la artista sinestésica que allí aparece, pero de momento no doy con ella. Un abrazo y ya sabes que tus sugerencias no caen en el vacío. Te reitero mi agradecimiento.
ResponderEliminarCaperucitaazul, en este caso no creo que se intente etiquetar pero sí ser conscientes de las profundas diferencias que existen entre las distintas percepciones. Se dice que todos somos diversos, pero como la única referencia que tenemos somos nosotros mismos, tendemos a imaginar que todo el mundo ve las cosas del mismo modo. Y no es así. Ser consciente del fenómeno de la sinestesia me hace maravillarme más de lo extraña y compleja que es la vida y el fenómeno de la percepción. Al fin y al cabo todos los conflictos humanos se producen al chocar sistemas distintos de percepción, sea desde el color, desde la lógica, desde la cultura, desde la historia, desde el miedo... Un cordial saludo.
ResponderEliminarFrikosal, ¿has visto el programa de Redes? Pienso que sí porque hablas de Pepa Salas. Estoy intentando dar con ella a través de google o facebook pero las referencias que he encontrado pienso que no remiten a ella. Ciertamente sería interesante.
ResponderEliminarJoselu, a mí me pasó lo mismo: me quedé tan estupefacta y maravillada cuando vi el programa, que luego lo volví a ver varias veces más en Internet, y se lo he recomendado a mucha gente.
ResponderEliminarTanto me impactó que, en una exposición sobre las lenguas del mundo y las palabras que estoy preparando, yo he elegido SINESTESIA como mi palabra favorita del español. Y de repente hoy me encuentro con tu entrada... Todo converge ;)
Lola, el programa de Redes número 22 está enlazado en mi blog. Sólo tienes que clicar y llegas a él. Dura 29 minutos pero son apasionantes. Y lo interesante es que en la selección de visitantes del blog ya han surgido varios que nos hacen ser conscientes de la importancia del color en nuestras percepciones. Yo no suelo unir las personas a los colores, pero sí que es cierto que siento sensaciones poderosas de atracción o rechazo hacia las personas, de complicidad, de cercanía, de distancia. La vida es color y química. Combinamos por la química. Un abrazo. Espero que te guste el programa de Redes.
ResponderEliminarSilvia González, compartimos el sentimiento de maravilla. Curiosamente uno de mis músicos más estimados es Miles Davis y concretamente su Kind of blue es una explosión de color que no me canso de escuchar. También me atrae Juan Ramón Jiménez. Su poesía inicial estuvo marcada fuertemente por la sinestesia. Es la poesía que ha sido considerada como sensitiva. Posteriormente derivó hacia planteamientos más intelectuales, pero sus primeros poemas son sinestésicos en buena medida, tanto que me hace pensar si él no lo sería por la importancia que tiene el color en ellos. Un abrazo. Y que te vaya muy bien con el tema de la sinestesia.
ResponderEliminarAnestésicos conozco un montón (es ponerse a hablar y los niños caen como marmotas...), pero sinestésicos, no sé. Tendré que andar con mil ojos ("andar con ojo" ¿es sinestésico?).
ResponderEliminarBuena entrada, maestro.
Entrada muy interesante.
ResponderEliminarVeo que muchos habéis experimentado la sinestesia. Yo creo que nunca he vivido, percibido o sentido así. Me pierdo mucho por lo que he leo.
ResponderEliminarSaludos.
Yo descubrí que era sinestésica hace unos años, viendo un documental en la tele.
ResponderEliminarYo veo las letras y los números de colores. Por ejemplo:
A: Rojo amarronado
E: Verde
I: Amarillo
O: Blanco
U: Azul
Nunca me supuso un problema a la hora de estudiar.
Saludos coloraos :-)
Este post ha sido para mí todo un descubrimiento. Yo creo que tengo algo de sinestésico. De veras. Para mí todas las cosas de este mundo, las películas, las canciones, las sinfonías, el amor, el odio, todo... está teñido de colores, gustos y sonidos que no tienen que ver con la sustancia. Yo siempre lo había creído normal. Pero después de leer esta entrada, resulta que no es tan normal. Que yo vea las letras del Quijote de color marrón, no es normal. Que las letras de Platero y yo sean azules, tampoco es normal. Y que la quinta de Beethoveen sea de color negro tampoco es normal. ¡Pero si siempre ha sido así! y si hablamos de películas, pues te diré que hay películas que me gustan porque tienen un color bonito en mi mente. Después te diré que conozco a personas suaves, rugosas, blancas, rojas, verdes...
ResponderEliminarEn cuanto a lo de si me he fijado en si algún alumno es sinestésico te diré que no. Que nunca he notado esta sensación en nadie. Aunque a partir de ahora te diré que me fijaré más.
Muy buena tu entrada.
Un abrazo.
Pues yo no tengo nada de sinestésico, y la verdad es que me dais cierta envidia los que lo sois.
ResponderEliminarDe alguna forma me veo un poco limitado en mi visión compartimentada del mundo.
¿Se puede hacer algo para ser sinestésico?, aunque sólo sea un sinestésico azul clarito.
Ya me gustaría a mi, con lo plano que soy en esos aspectos...de lo más vulgar, podríamos preguntarle al fantasma de Pantagruel si conoce la medicina algún sistema de activar/desactivar el mecanismo...porque yo quiero un interruptor multiposicional...debe ser la releche ver los colores provocados por un plato de jamón y vino, los olores del Requiem, el regusto dulce de un Kirie y como no las fa sostenidos de un Renoir...Me encantaría saber escribir en verde, azules cobaltos y rojos fuego, en naranja pimienta y en amarillo dulce...
ResponderEliminarAntonio, ¿te refieres a esa secuencia de bostezos que amenizan la clase cuando se habla de temas especialmente abstractos? Anéstesicos los hay, pero sinestésicos, habría que investigarlo. Un trabajo sobre colores desde el punto de vista de las asociaciones sería muy interesante.
ResponderEliminarRecuerdos perdidos, estoy en tu campo, yo tampoco percibo a través del color. Soy bastante ciego a las asociaciones cromáticas.
ResponderEliminarjajaja, muy bueno lo de anestésicos ;)
ResponderEliminarElvira, el programa de Eduard Punset supuso para mí un gran descubrimiento acerca de algo que ignoraba. Me congratulo que este espacio haya servido para poner de manifiesto que no es una teoría sino una realidad que varios de vosotros percibís. Un cordial saludo.
ResponderEliminarMiguel, la verdad es que como otros no sinestésicos siento curiosidad por vuestro modo de percepción. Me parece extraordinario ese modo de sentir. Para mí los colores existen pero no tienen esa relevancia. Todas las consecuencias que imagino son enriquecedoras en esta fusión de los sentidos. Un cordial saludo.
ResponderEliminarToro sentado y Malísimo, me uno a vosotros en esa nostalgia de lo sinestésico. Tiene que ser hermoso sentir como permeables las sensaciones de los sentidos. Buah...
ResponderEliminarHermoso post y muy interesante la reflexión, amigo. Llego tardísimo, pero me gustaría aportar una experiencia que yo sentí como sinestésica, aunque quizá no lo sea. Jamás he relacionado el color azul con la muerte, pero cuando me puse a escribir un post homenaje a tres amigos de la tiza fallecidos recientemente todo lo veía azul: la rosa que les dediqué, el color de la letra con que lo escribí, el título, la música -un blues, por supuesto-... Para mí fueron momentos azules de un largo tiempo azul... No sé, tú dirás...
ResponderEliminarPor cierto, Joselu, se me olvidaba... el mismo título -Palabras de colores- lo he empleado este curso para una actividad que tiene que ver con la lengua. Allí propongo que los sustantivos sean azules; verdes los verbos; los adjetivos rojos; naranja las preposiciones...
ResponderEliminar¿Es esto normal, doctor? :)
Marcos, en el turno de comentarios han aparecido varios participantes que reconocen participar de este fenómeno sinestésico. Otros, como yo, tenemos una relación tibia con el color, pero pienso, y tú caso es un ejemplo, que no es un territorio estanco el de la percepción de las palabras a través del color, o las personas, o los sentimientos. Todos tenemos alguna huella de lo sinestésico que me parece fantástico. En cuanto a la coincidencia en el título Palabras de colores me encanta, así como el planteamiento cromático de las distintas categorías gramaticales. Un cordial saludo.
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