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sábado, 6 de febrero de 2021

La orgía digital

He comprado un libro de cuyo autor, Michel Desmurget (1965) enlazo una entrevista que pienso que no dejará indiferente al que la lea. (Ruego que se lea para poder aquilatar lo que se habla aquí). 

La fábrica de cretinos digitales es el título del libro. 

¿Conoces a padres que dejan móviles o tabletas a sus hijos desde que empiezan casi a andar para distraerlos y tenerlos absortos en las pantallas? ¿Acaso son tus hijos o tus nietos o simplemente los ves en la calle o los conoces en visitas familiares?

26 comentarios :

  1. Hablar de generalidades es de entrada estropearlo todo. Este es un debate largo y peliagudo que da para horas de conversación. La de este hombre es una mirada concreta que endurece su hipótesis para hacerla más creíble (vendible).
    Todo en exceso es malo, ya lo sabemos. La tecnología está modelando un nuevo mundo y un nuevo ser humano, claro. Las consecuencias es que unas personas sacarán provecho de ello y otras lo padecerán. Los niños llevan viendo pantallas desde hace muchas generaciones (tú y yo las comenzamos a ver de niños) y no por ello han dejado de surgir mentes brillantes.
    Tiene razón en muchas cosas, como que los padres ponen de 'niñeras' a los aparatos tecnológicos, pero antes los padres igualmente dejaban a los hijos a la suerte de hermanos mayores o de otros niños. No todas las personas saben aprovechar las herramientas de igual forma o tienen la misma habilidad, pero tampoco puedes aislar a los niños de un entorno cada vez más tecnologizado. Vivimos en constante contradicción y eso nos pasa factura.
    Lo que veo más preocupante es que todo este proceso produzca una mayor deshumanización, que como producto el ser humano viva más en lo virtual que en lo que le rodea, en las relaciones inmediatas.

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    1. Yo tuve la suerte de que mis hijas nacieran en 1997 y 1999. Apenas vieron la televisión y nunca por las mañanas. No les llegaron los móviles hasta que tenían catorce años. Eso fue una inmensa suerte para ellas que crecieron jugando con la realidad y oyendo cuentos e historias hasta los doce años. Pienso que hubo una bienintencionda y optimista visión de la tecnología que llevaba a personas inteligentes a facilitar los móviles interactivos e iPads a niños de menos de un año. Piénsalo, es atroz aunque esté justificado por una visión optimista de la tecnología. Es atroz. Yo he visto los efectos de la tecnología en mis alumnos a lo largo de varias décadas y no me cabe duda de que se han hecho más incapaces de mantener la atención, más dispersos, y sobre todo, más superficiales, lo que no quiere decir que no hayan aumentado la rapidez de reflejos en el mundo tecnológico. Pero para el pensamiento abstracto es una catástrofe. Los adultos incluso nos hemos hecho más tontos. La tecnología nos enfrenta a procesos extremadamente sencillos y simples -está diseñada para tontos, de ahí su éxito universal-, y huimos cada vez más lo complejo. Los taxistas ya no conocen la ciudad si no van orientados con su gps... Si esto lo aplicas a la mente plástica de los niños, casi bebés, tiene que moldear su cerebro hacia lo simple y superficial y favorece la falta de atención y de concentración.

      Y no es lo mismo dejar a los niños a cargo de hermanos mayores u otros niños o parientes que dejarlos con la tablet o el móvil para entretenerlos. Pero es cierto que hemos tenido que darnos cuenta que la tecnología tiene una cara B que no sospechábamos cuando la web 2.0, tiempo en que miles de profesores alucinaban con que la tecnología abría un mundo nuevo luminoso que desplazaría a Gutenberg y el tiempo de la autoría individual. Hay que vivir con la tecnología, es cierto, pero compadezco a esos niños y a esos padres que todavía no saben de esa cara B.

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    2. A las generaciones de mayor edad siempre les ha parecido más complejo los aspectos novedosos del mundo. Sin embargo los que nacen con esos cambios se mueven como pez en el agua (la capacidad de adaptación al medio). El mundo actual es vertiginoso y la mente humana siente ese vértigo con el que tiene que sobrevivir. Tanto la evoluciòn demográfica como tecnológica ha sido exponencial en relación al corto espacio de tiempo donde se ha producido. Un taxista ya no tiene que conocer la gran urbe (donde vehículos y señalizaciones se han hecho más complejos), tiene que saber la densidad del tráfico, las rutas alternativas, las zonas de crecen. No soy ni pesimista ni optimista respecto a la tecnología porque entiendo que es su uso, su conocimiento y la influencia que dejemos que tenga en nosotros, algo que debemos domesticar, aunque no todas las personas puedan estar capacitadas para discernir esos procesos.

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  2. Aquí he de estar acorde con la entrada de FRANCISCO M ORTEGA.
    Hablo como padre y abuelo. Los tiempos han cambiado, para todos, y nosotros, "los viejos", nos hemos de poner acorde a ellos.
    De entrada decir que la madre de los niños es psicóloga infantil, y que dabatimos mucho sobre el tema.

    Cuando tus hijas eran pequeñas, JOSELU, ya habían "métodos", los dibujos animados, primero ; el video , después. Y nos pilló de sorpresa, porque todo era nuevo y debíamos aprender de aquello que entusiasmaba a los pequeños y donde nosotros no teníamos experiencia de como tratar. Allí ya empezó el problema entre hacer los deberes o ver aquel programa infantil a una hora determinada.

    Mís nietos (7 y 3 años) tienen la tablet controlada. Su madre no impide que la vean, porque además trabajan con ella, el pequeño también, por esto de la pandemia, y el dominio es cuasi absoluto. El mayor es un fan del ajedrez y de un cosa que se llama Rubicup, y allí si que mi hijo le deja más rato del normal, pero pasan muchas horas con ellos, sin tele ni ordenador.

    Por otro lado no olvidemos el espacio de un piso en una ciudad, es limitado, y no es lo mismo vivir en un lugar donde se puede salir a jugar a la calle, a otro donde si sales peligra tu vida entre semáforos.

    El otro punto que se ha tocado es la deshumanización del individuo. Cierto. A medida que el Sistema (mayúsculas) nos ha ido atrapando, ha querido hacernos suyos, individualizarnos para después homogeneizarnos. Me explico: De una centralita comunitaria a una cabina individual, pero colectiva. De esta, a un teléfono familiar en casa. Y de este, a uno individual personalizado. Así con todo. Es la manera existosa del "control" del Sistema. Saber que es lo que haces, con quien lo haces, a la hora que lo haces, y donde lo haces.

    Nuestros hijos, guste o no, por mucho que les apropiemos unos conocimientos, les demos unos estudios y les otorguemos todo nuestro tiempo, vieven "su tiempo", y es completamente diferente al nuestro. 1984 ya está aquí, y en ciertos aspectos superado. China usa el movil como aparato obligatorio, y el DNI ya es obsoleto. Vale más tu número de teléfono que tu DNI, con el primero puedes comprar, pues con él pagas; identificarte si has sido vacunado de Covid (China, Singapur, Hong Kong y Corea lo exigen) y llevar los papeles en regla, el segundo ya no vale para nada.
    Siento haber desvariado el tema, pero todo lleva a lo mismo. Sin darnos cuenta estamos en el Sistema que nos lleva a actuar de la manera que lo hacemos. Unos más y otros menos, pero la electrónica ya es parte de nuestra vida y está en casa para no irse nunca más.
    Un abrazo

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    1. Mi duda, Miquel, es si has leído la entrevista que enlazo. Es muy interesante y su conclusión no es que no haya que dejar las tablets a los niños sino que debe hacerse de un modo pautado y controlado al máximo. Se señala que en algunos países asiáticos se considera "maltrato infantil" dejárselas antes de los dos años. Léela, si no lo has hecho, y luego lo comentamos.

      De todas maneras, tus nietos pueden tener un entorno privilegiado con una madre especialista en psicología infantil -aunque en las faculatades no se enseñó nada de los efectos de la tecnología en los niños y jóvenes puesto que son estudios muy recientes los que están saliendo-, pero muchísimas familias sin excesiva cultura dejan los móviles y tablets a niños simplemente para que se entretengan. Dices que es el tiempo que estamos viviendo y que no tiene vuelta atrás. Es cierto, pero también es cierto que debemos empezar a evaluar los efectos que produce la introducción de las pantallas en los más pequeños. ¿Es inocuo o no? ¿Hasta qué punto transforma su cerebro de suma plasticidad y en qué dirección? Son preguntas importantes que hasta ahora no nos hemos hecho. Todo es muy reciente. No digo que la tecnología sea reversible: no lo es, pero debemos saber sus consecuencias. Entiendo que como abuelo no quieras inmiscuirte, pero he hablado con abuelos que no están de acuerdo con que a sus nietos los empaqueten con el móvil a todas horas, lo dicen pero les contestan que quienes educan son los padres. Nada hay más triste que un niñode dos o tres años con móvil y colgado de él. Sé que no debe ser el caso de tus nietos, pero hay que tener en cuenta lo que está pasando a nivel general, como lo eres, de las injusticias sociales que vives cada día. ¿Y si nos estamos equivocando? Un abrazo.

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    2. Ostras...no ¡¡¡.
      La la leo y después, a la tarde, te contesto, me voy a preparar la comida para Mayte y para mi ¡¡¡
      No me he dado cuenta del subrayado ¡
      Salut

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  3. No me creo eso de que los niños actuales sean menos inteligentes que antes, dudo de los sistemas para medir la inteligencia. Yo creo que un homo sápiens de hace diez mil años era básicamente como nosotros, la evolución tiene unos tiempos tan largos que no podemos percibirlos. Yo siento envidia de los jóvenes, porque tienen algo que yo no tuve: libertad

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    1. Me he pasado toda mi vida con adolescentes entre los doce y dieciocho años, y ciertamente no puedo aquilatar si son más o menos inteligentes los de ahora que los de hace veinticinco años, pero sí que puedo asegurar es que su capacidad para la concentración y el esfuerzo es mucho menor, que su dispersión es sistémica, que son más superficiales y tienen muchísimas dificultades para el pensamiento abstracto. Son hábiles con los videojuegos y con aplicaciones sencillas. Son más inestables psicológicamente y mucho más frágiles emocionalmente. Dependen muchísimo de las opiniones ajenas expresadas en las redes sociales, algo que les condiciona totalmente. Son mucho menos críticos socialmente y más sumisos, a la vez que son mucho más rebeldes ante la autoridad. Acomodaticios y necesitados en todo momento de estímulos que refuercen la sensación de placer.

      Yo no veo que conozcas demasiado a los jóvenes a los que caracterizas por que tienen libertad. Es un concepto que ellos desconocen porque no han necesitado ansiarla como tú y como yo. Y, además, viven en un mundo mucho más controlado ideológicamente que el del franquismo, en un mundo en que sus estados mentales son medidos por algoritmos que saben en todo momento lo que piensan y cuáles son sus emociones básicas. Yo dudo, Manuel, que haya más libertad ahora. Nunca ser joven ha estado tan condicionado como en estos momentos. Yo tuve también veinte años en la universidad y teníamos ideales y nos comprometíamos como sabíamos en la lucha por lo que considerábamos justo porque lo que veíamos no nos lo parecía. Ahora los jóvenes carecen de ideales, en general, y lo cifran todo en el tipo de móvil que quieren, en el coche que se comprarán en cuanto puedan, en el restaurante guay al que irán... Solo son movidos en los conciertos por consignas fáciles y simples. No es fácil ser joven hoy día aunque lo tengan todo. A veces carecer de algo -aunque sea la libertad o la comida- te hace luchar por ello.

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    2. No es cierto que en el franquismo "los jóvenes nos comprometíamos como sabíamos en la lucha por lo que considerabamos justo" eso solo lo hacíamos una minoría, la inmensa mayoría estaba en el futbol, las chicas y naderías superficiales ... mucho peor que ahora.

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  4. Demonizar acusa ignorancia, me parece. Para hablar de esto contigo, Jose, hemos tenido que abrir bien el ordenador bien el teléfono móvil bien una tablet o cualesquiera otros dispositivos que haya. Esto de los útiles digitales me recuerda el encontronazo que tuve, yendo yo por la acera con mi hija en el cochecito, con un motorista que estuvo en un tris de embestirnos y que se asustó ante el amago que hice de irme a por él con las más salvajes intenciones de quien defiende a su cría: "¡Yo controlo, tío, yo controlo!" Hoy, por cierto, a las amenazas de las motos, que siguen, se han unido las bicicletas y las patinetes eléctricos... Reconozco que si este mundo de la cibernética hubiera existido cuando yo era niño, hubiera acabado muy mal, por puro espíritu de adicción, al que no soy inmune... O me hubiera ido d eputa madre en la vida, ¿quién lo sabe? En todo caso, que hay riesgos de dependencia es algo evidente, y que cualquier "formación" exige una disciplina y un trabajo, a veces ingrato, también lo es. Ya iremos viendo si ese mundo digital potencia o anula la adquisición del conocimiento y el gusto estético. Si he de juzgar por el fenómeno de los llutubers y las cardasián, es como para echarse a temblar... En fin, será un espectáculo que aún tendré la oportunidad de seguir durante algunos años...

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    1. Imagino que has leído la entrevista que enlazo porque es esencial para entender la propuesta que se hace o que se insinúa. Me da la impresión de que no hablas de ello. En todo caso, sé que eres una persona extremadamente culta y curiosa. Nadie habla de renunciar a la tecnología -yo soy un adicto a ella- sino de los efectos sobre el cerebro de los niños a una exposición masiva a las pantallas desde que son bebés. Este era el tema. En cuanto a que si el mundo digital potencia y anula el mundo de conocimiento, creo que podemos ver en la población sus efectos ya. No digo de niños que han experimentado una educación de lujo y antes de la era tecnológica como es el caso de nuestros hijos, sino de los efectos reales sobre los niños de ahora. Has sido profesor durante más de treinta años y habrás podido observar los efectos de la tecnología en la mente de los jóvenes. Y los adultos.

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    2. No la había leído, porque por tus intervenciones con otros corresponsales había intuido su contenido. Una vez leída, confirmo mi intuición. No me sorprende que haya ese retroceso en el CI, porque los estragos de las pantallas ya los hemos llegado a conocer cuando estábamos en activo. Siempre me pareció una aberración que el padre de mis sobrinos-nietos celebrara por todo lo alto la habilidad con las pantallas de los críos cuando aún no tenían los dos años. Me ponía apocalíptico, y veo que no me faltaba razón. Libro, papel, lápiz y goma de borrar: he ahí las herramientas revolucionarias para la nueva educación del mañana...

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    3. El problema es que las generaciones actuales que están siendo maltratadas por las pantallas habrán de ser los educadores de esas futuras generaciones a la que tú pronosticas que recuperarán el papel, lápiz y goma de borrar. La barbarie ya habrá hecho su función y la humanidad habrá sido definitivamente transformada por los algoritmos.

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  5. Es un tena acucioso, para los momentos que vivimos, Joselu, rodeados de invenciones tecnológicas que nos acechan. Acercarnos a ellas con prevenciones, nos permitirá disfrutar de la tecnología, sin padecer su lado más oscuro, que lo tiene.

    Con un internet de las cosas, que como dice Galloway,no sabe de nuestros sueños presentes y futuros, gracias al big data. Es parte del relato engañoso para Galloway, de las Big Tech, que quieren proyectar una historia de deseos e ilusiones, que reducen a la matemática de la computacion. El relato para este autor, es sin embargo más sencillo. Sus algoritmos nos manipulan con búsquedas trucadas, porque saben de nuestra indolencia. Colocan en primer lugar la mercancía que quieren colocar.
    También predijo el gran Sartori, con su famoso Homo videns, que habría una prevalencia de la imagen sobre la palabra escrita, lo que invita a una menor reflexión. Vivimos en una sociedad en la que predomina la dictadura de lo visual. Qué también tiene sus cosas positivas. Pero que por la plasticidad del cerebro, conviene compensar. Yo lo he observado en mis hijos. Un libro, acostumbrados a la sobrestimulacion de la red y de las imágenes, les parece un reto plumbeo. Si compensamos estos contratiempos, la red nos ha puesto al alcance de un clic, todo un mundo de posibilidades. Siempre que superemos los cantos de sirena, de nuestra propia pereza. Cuéntanos si recomiendas el libro, Joselu. Por la entrevista, apunta a que es muy interesante.

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    1. Escribí hace años en el blog sobre los efectos que internet estaba provocando en nosotros convirtiéndonos en hombres esencialmente perezosos -como bien dices- y esencialmente superficiales porque es tan estimulante lo inmediatamente placentero que se renuncia a mayores complejidades. La tecnología esta diseñada para imbéciles, dada su increíble simplicidad, es lo mismo que la televisión que en general estuvo diseñada para una edad mental de doce años para que todo el mundo la comprendiera. Internet ha facilitado cosas prodigiosas pero nos he hecho en general mucho más tontos. Pero el problema no somos nosotros a los que se estimula de modo feroz para que seamos consumidores acriticos y compulsivos, sino nuestros hijos que están inermes frente al poder hipnótico de las pantallas que modifican profundamente sus conexiones sinápticas si no podemos controlar en alguna forma su acceso a la tecnología. Los comentarios anteriores hacían hincapié en que este es el tiempo que nos ha tocado vivir y que es irreversible. También creímos cosas en el pasado que ahora consideramos inadmisibles, pienso que hay mucha falta de conciencia social y colectiva de los efectos que tienen las pantallas sobre los niños. Se es muy inconsciente. Veo a casi bebes y niños de dos o tres años totalmente abducidos por los móviles con el beneplácito de los padres porque así dan menos mal. ¿Es una forma de maltrato infantil como se empieza a legislar en países asiáticos? Todo al alcance de un clic, genial, yo lo aprovecho pero el mecanismo de la sencillez es diabólico. ¿Para qué llegar a mayores profundidades si todo está al alcance de un clic?

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  6. Como todo en la vida, las cosas están bien si tienen medida, si se abusa de las pantallas como entretenimiento en los niños o en los adultos las consecuencias no son buenas. Antes de la pandemia era común ver en en un bar a gente sentada en la misma mesa, inmerso cada uno en su móvil. Es triste y es demoledor.

    Saludos cordiales.

    Saludos cordiales.

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    1. Li Yan Mei, estamos en manos de las pantallas. Su uso es adictivo. He tenido alumnos durante muchos años y cuando veo a algunos de ellos totalmente abducidos por su móvil me entristece. Lo que ahora nos parece normal, puede que llegue un momento en que no lo sea. Tienes razón en que ver a un grupo de gente en la misma mesa y todos con su móvil es demoledor, pero ¿qué pasa cuando son niños o bebés los que están así? Saludos cordiales.

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  7. Simplemente no hay excusa para lo que les estamos haciendo a nuestros hijos y cómo estamos poniendo en peligro su futuro y desarrollo..."
    JOSELU: me faltan datos, de verdad, para saber qué es lo que ha querido decir. Intuyo que hay algo más que se me escapa. Hace una culpa generalizada y no lo veo claro. Tampoco, creeme, veo claro si yo lo hice bien, no siempre se acierta, pero intuyo que mi hijo y su señora lo están haciendo con los dos suyos. Ya me doy por conformado.
    Creo que los jóvenes se adaptan, eso no quiere decir que el sistema sea el bueno, ni mucho menos, pero al final, cuando uno ve que todo esto es tan corto, y que en realidad Calderón en su Segismundo lleva toda la razón, tampoco me apabullo en lo venidero.
    Ellos lo superarán y esto seguirá similar, con otro envase, pero con un contenido casi idéntico.
    Un abrazo de todo corazón
    salut

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    1. Es contundente que tenemos que evaluar el efecto de la introducción de las pantallas a una edad tan temprana. No hay conciencia de ello, igual que no la había hasta hace poco de educación ambiental o de cuestiones de género. Es posible que en cinco o pocos más años lamentemos lo que se ha hecho sin tener idea de lo que pasaba. Este libro y otros ya anteriores advierten de algo importante. Nadie sabe demasiado de esto, pero es evidente que estamos en manos de las pantallas, incluso los bebés. ¿Es inocente? Entiendo tus contradicciones pero he conocido a pedagogos entregadísimos y superprogresistas que pusieron ipads en manos de sus hijos con convicción desde que eran bebés y luego sufrían porque el retiro de los mismos suponía para los niños una angustia insufrible porque son sumamente adictivos. Hace veinte años no éramos conscientes del cambio climático ni de otras cuestiones de género y ahora lo somos. Un abrazo también de todo corazón, Miquel.

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  8. He leído la entrevista y en lo fundamental comparto el análisis. No se demonizan, se alerta del uso desmedido que alentamos en nuestros pequeños. Puro sentido común.

    Ayer hablé con mi tía paterna (una de las dos hermanas mayores que mi padre), y la conversación derivó en la crianza de los hijos, me contaba sus peripecias para criar ella solita a cuatro hijos, pues mi tío salia a las 6 de la mañana a trabajar y volvía casi a las 8 de la tarde, sin apenas tiempo para los hijos... Y yo la escuchaba estupefacto pensando en la proeza de criar unos niños sin el paraguas de las tecnologías ( tablets, ordenadores, internet, teléfonos móviles, etc, etc), claro, de existir en aquella época otro gallo cantaría, pero no fue asi y tocaba estar al pie del cañón sin descanso.

    Un padre joven de hoy se echaría a temblar solo de imaginarse en esa situación.
    A medida que hemos ido ganando en comodidades (y las nuevas tecnologías lo son), la capacidad de sacrificio en los padres ha ido menguando, a los hijos hay que entregarles mucho tiempo y paciencia, pero eso parece incompatible con el feroz individualismo que hoy nos caracteriza, y eso nos ha convertido en seres más egoístas... Dejar durante horas, un día sí y otro también, una tablet a tu hijo e invertir ese tiempo solo en ti, es de un profundo egoísmo. Asi lo veo.

    Un abrazo, Joselu.

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    1. Felicidad de encontrarte por aquí, aunque ya te sé presente a pesar de que no comentes. Tu presencia activa o pasiva es un motivo de aliento para mí.

      No creo que antes se dedicara mucho más tiempo a los hijos, antes al contrario, no existía demasiado la conciencia de la infancia y los tiempos eran duros para dar mucha importancia a los chavales. Lo que pasa es que había muchos niños y vivían en la calle, se juntaban, jugaban con juguetes de construcción casera o formaban bandas que se apedreaban unas a otras. A mí mi madre, cuando tenía cuatro o cinco años, me despachaba y me decía "vete a la calle" y allí me estaba para bien o para mal porque podías ser objeto de persecución por parte de alguna banda, hasta la hora de comer o cenar. Se vivía mucho más en comunidad, los vecinos se conocían y eran algo más que la familia. Los niños tenían los ojos abiertos como platos y observaban el mundo fascinados por la realidad de los oficios, de los curas a los que había que besarles la mano, los negocios, las procesiones, el río. Era una vida mucho más activa y menos protegida y sobrevivíamos pese a peleas y acosos. El teatro de títeres era algo prodigioso para nosotros. Todo era más vivo. Ahora los niños son escasos, muy escasos, y viven hiperprotegidos en una sociedad que magnifica los peligros y unas calles no aptas para niños que han de estar encerrados o haciendo actividades extraescolares. El recurso a tenerlos entretenidos con las tablets o los móviles es comprensible. Como bien dices, los padres, que son mayores porque llegan a la paternidad mayores, son perezosos y están cansados para dedicarles tiempo a sus hijos. Los abuelos son también piezas codiciadas por los nietos porque saben que les dejarán la tablet en cuanto se insista un poco. Los niños se hacen adictos a ellas y es un resorte fácil para los padres y abuelos. Entiendo el problema, Paco, yo tuve la suerte de que no existieran cuando mis hijas eran pequeñas, pero no sé qué hubiera pasado en la actualidad. Mi mujer se pasa el día con el móvil -yo, con el iPad (aunque leyendo libros la mayor parte del tiempo)-, sería difícil, me doy cuenta tenerlos aislados de las pantallas cuando nosotros lo estamos. Habría que aplicar el sentido común y este nos dice clamorosamente que no es bueno, los estupidiza y hace consumidores adictos de vídeos, de compras -cuando puedan hacerlas-, de series, de contactos, de likes... Ciertamente es un mecanismo perverso que está en marcha. Nuestros hijos serán los líderes del futuro.

      Un abrazo, Paco.

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  9. Hace bastante tiempo que no opino, solo veo la vida a modo de teatrito tragicómico. Escrito lo cual reconozco que insertado en mi naturaleza a piñón fijo se encuentra la curiosidad y observación dilucidatoria , por tanto...... De lo contrario no tendría laptop ni iPhone.
    Ahora lo entretenido resulta separar minuciosamente los alfileres de la paja de los tejares en exposición y venta. Vamos como siempre, pero con medios diferentes y cada vez más cómodos; lo cual nos llevará donde siempre: a algún tipo de infierno en vida.
    Lo que me apena es la manera en que los mercaderes de turno estimulan algo muy presente en el pensamiento humano, léase:,a mezclar churras con merinas para conseguir sus objetivos, cualesquiera que estos fueren, suponiendo que los promotores lo tengan claro porque tampoco lo parece.
    Ya no dispongo de paciencia ni esperanza y seguramente tampoco desee acercarme inútilmente a una sociedad ajena ni a los colectivos que conozco bien.
    Ah y por cierto he cometido todos los errores habituales tanto en la vida como en la crianza de mis hijos, al igual que tantos mortales. Aunque unas veces me tacharan de exigente y otras me agasajarán de “mamichuli”, resultó tan responsable de los errores humanos perpetrados en las generaciones siguientes como cualquier hijo de vecino, solo que ahora mismo tengo la fortuna de tener todo el presente disponible para hacer, sin presencias molestas, lo más idóneo a mi naturaleza: pensar e intentar dilucidar sin más, por puro placer, (palabra clave, vilipendiada e irreconocible para demasiados seres) antes de caer en el sueño eterno.

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    1. Eres una samurai del desapego!!!

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    2. No te creas, aún no puedo evitar sentir pavor,. Un chiste: “ Era tan perezosa o miedosa, que también vale, que preferiría estar muerta” .
      Ay qué pena, con lo que me gusta disfrutar de la vida!

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  10. Es admirable, Joselu, la cultura con que te expresas, sencillamente humana (sin de ella hacer gala). El análisis de tu vida y tus vivencias, infantiles, de profesor y padre y el profundo deseo de que tus hijas y tus alumnos no cayeran en las redes de la tecnología, que les abduce y les hace perezosos, cómodos e incapaces de una comunicación, como lo hacíamos, en la calle, quienes hoy somos abuelos.
    Por supuesto, cometimos errores, tuvimos carencias, pero nos esforzamos, estudiamos y tomamos la vida en las manos para ser lo que hoy somos.
    Pero desde la perspectiva de los años, el avance tecnológico, y al contemplar a jóvenes y niños con móviles (antes de la pandemia), nos hacen desear y pensar, que con más dificultad, cuando se embarquen -encuentren trabajo, se puedan emancipar, se casen etc.- saldrán adelante.
    No habrán usado mucho papel, ni lápiz, ni habrán leído muchos libros (si han leído alguno), pero en su profesión sabrán encontrar el camino para poderse realizar y ser felices.
    Creo que la parte buena, de nuestra vivencia fue que estuvimos muy cerca de la naturaleza y de los animales, y que nos enseñaron tanto o más que los maestros y la Universidad a ser personas responsables.
    Un capitulo distinto y muy peligroso son las drogas, la apatía, la incomunicación con los padres, los okupas y la ideológica que abduce más que los móviles, tablets.
    De verdad es un placer leerte, igual que a las personas que han dejado su comentario. No discrepo, ni veo contradicción, aunque cada cual aporta matices diferentes y en cierto modo enriquecedores o complementarios.
    Un abrazo.

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    1. Pienso que ha sido un diálogo enriquecedor. Tenía la opción de redactar el post a mi modo recreando las ideas de Michel Desmurget o dejar el enlace a la entrevista para que se leyera directamente. Opté por esto último, dado que no he leído el libro, aunque he escrito hace tiempo sobre el efecto de la tecnología -que nos ha hecho más listos en un sentido, pero también más tontos en otro-. Yo era de ciudad así que, desafortunadamente, no tuve relación con los animales o la naturalez -una pena-, pero viví una infancia en que en seguida tuve una elección definitiva para mi vida: la lectura. Me ha acompañado siempre. No he tenido mucha relación con la naturaleza, aunque hago muchas caminatas por ella, pero he sido un lector tenaz. Dedico varias horas al día a la lectura, es mi alimento. Te agradezco profundamente tu comentario y tu presencia. Te leo con gran placer y me volverás a ver por tu casa. Un abrazo.

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