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lunes, 25 de enero de 2021

Condicionar a los niños como voluntad



Los niños son páginas aparentemente en blanco y desde bebés, nosotros los padres, insertamos un montón de cosas que los condicionarán: canciones, humor, emociones, aficiones deportivas –la pasión por un equipo-, lenguas que los habitarán, una forma de ver el mundo, ideologías nacionales –el amor por una patria y no por otra-, odios y resentimientos, concepciones sociales y políticas, pasiones fracasadas, experiencias vitales, sabores –esto es fundamental-, cuentos, poemas, su propio nombre es un mensaje sobre su vida… 

 

Lamento a estas alturas –mis hijas tienen veintiún y veintitrés años- no haberlas condicionado ideológicamente en muchos sentidos como se acostumbra a hacer por aquí donde se les educa en amores y odios nacionales, políticos y deportivos –lo que tiene una enorme eficacia, lo puedo asegurar-. Un niño es un ser para ser ideologizado, pero yo no lo entendí así y dejé que mis hijas crecieran en libertad a la que añadí en lo que pude la literatura, los cuentos, los poemas… 

 

Dicen que los hijos salen como salen y que los condicionamientos son inseguros porque todo da la vuelta, pero alguien que desde bebé lleva la camiseta del Atleti o del Betis o del Barça, un niño que desde casi bebé se le imbuye de ser un miembro de una comunidad nacional oprimida por un estado genocida, crece de acuerdo a ello y es muy difícil que pueda liberarse de ello por más que su inteligencia le lleve a cuestionar el condicionamiento ideológico, deportivo o político. 

 

Yo elegí no hacerlo. Tal vez porque mis convicciones eran tan inseguras que no lo pretendí. Ahora no sé si lamentarlo, me tendría que haber esforzado más en darles una identidad en muchos sentidos. Han sido ellas las que tienen que buscarla. 

33 comentarios :

  1. Hagas lo que hagas siempre te equivocarás. Es como una manta corta o te tapas la cabeza o te tapas los pies. Somo seres imperfectos que transmitimos nuestras contradicciones. En cierta ocasión una madre me confesó sentirse responsable por no haberlo castrado a tiempo a su hijo que tomó toda la libertad que le habían enseñado. Creo que más allá del afecto todo lo que se les dé a los hijos puede tener efectos imprevisibles.

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    1. Ser padre te enfrenta a todas las contradicciones que existen. Tengo intensa relación con una mujer de ochenta y siete años que padece la relación con su hijo de cincuenta y siete, perdido en la vida, con la misma mentalidad de un niño de ocho años, y ella sufre. Se pregunta sobre cuáles han sido sus errores pero piensa que ya no es tiempo de hacerse preguntas porque su hijo está ahí y la sigue haciendo sufrir como cuando era pequeño.

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  2. El mundo está lleno de gente cuya idea de un futuro satisfactorio es, de hecho, una vuelta al pasado idealizado.

    Saludos.

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    1. Este debate tiene muchos flecos y derivaciones porque efectivamente los padres sienten, cuando tienen hijos, que han de educarlos lo que quiere decir que tienen que inducirles a pensar de las cosas lo mismo o parecido que ellos piensan o sienten. Luego las cosas no salen como uno habría esperado, eso es cierto, y los hijos van eligiendo y descartando. No sé si la educación es la inducción de un pasado idealizado. En mi caso, ciertamente leía a mi hija, a una de ellas, poemas de García Lorca y de Antonio Machado o Rubén Darío, y ella se los aprendía de memoria. Así que induzco que yo también trataba de llevarlas a un pasado idealizado.

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  3. Tu has hecho tu elección. Hiciste lo que creías que tenías que hacer, y creo que sobran explicaciones. Es cierto que los niños se pueden ver condicionados (la camiseta del Atletic porque el padre la lleva), pero no es menos cierto que se puede hacer del Real Madrid sólo porque el padre lleva la del Atletic. Los hijos no sólo pueden ser el reflejo del padre, pueden, y de hecho muchas veces es así, ser la antítesis del padre.

    Dices: "...me tendría que haber esforzado más en darles una identidad en muchos sentidos...", y yo creo que no, que eso si sería conducirlas, mediatizarlas, encarrilarlas, dirigirlas, y es todo lo contrario a ser libres, y tener eso que después nos pronuncias como "identidad", pues regalarle la camiseta a un niño, sea del equipo que sea, es manipularlo nos guste o no.

    Mira, a mi me simpatiza el Espanyol. Jamás le regalé una camiseta ni a mi hijo ni a mis nietos (tengo dos), porque no lo encontraba de recibo. Resulta que mi nuera (en realidad la quiero como una hija porque es una persona cojonuda, inteligente, buena madre e igual persona), y mi hijo, si que le han regalado camisetas del Espanyol (los dos les gusta ese equipo, y los crios han salido mediatizados pericos). Mi hijo siempre me pedía , de pequeño, ir a Sarrià y yo le decía que se fuera con unos amigos que se lo llevaban al Barça, pero a los 14 cumplidos decidió venir conmigo.

    Nunca apreté en nada. Cuando dijo que quería ser Educador Social de calle, le dije que esa era una profesión de cura, pero que adelante, y hoy ni yo, ni él está arrepentido (aunque le regado su trabajo, te lo aseguro).

    Los hijos quieren ejemplos, no consejos. Y es ahí donde nosotros debemos influenciar. Con ejemplos.
    Un abrazo

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    1. Me espeluznan fotos de niños de pocos años blandiendo esteladas, sintiéndose héroes por representar la función a que los han destinado sus padres. Es algo muy común y sabes perfectamente de lo que hablo. Es una forma de imbuirles de patria, de sentimientos emocionales, de endorfinas de la recompensa, que hacen su efecto y salen niños, adolescentes, totalmente diseñados para la patria. Actúan así sin ningún tipo de duda, sin ningún tipo de contención de conciencia porque están creando la identidad moral, política y deportiva de sus hijos y así surge un pueblo de clones -puede que tengan razón y la tribu es la que debe educar a sus cachorros para la lucha final-, no lo sé. Entretanto, personas dubitativas, aunque tengan su conciencia clara deciden no programar en ningún sentido a sus hijos, ni política ni deportiva, ni nacionalmente... Y, claro que tienes razón, lo importante deberían ser los ejemplos y no los adoctrinamientos... pero con los ejemplos no basta cuando hay una atmósfera social que transpira nacionalismo por todos los lados, que impregna cada recital musical, cada aula, cada círculo de amigos, todo. Y es entonces cuando piensas que deberías haber sido menos noble, apostando por su libre devenir, y podrías haber hablado más de cosas que eran importantes para ti. El día del 1-O, mi hija mayor me pidió que la llevara a votar, aunque votó en blanco. Yo busqué un instituto y la llevé a votar con verdadera desazón. Yo había callado siempre al respecto, pero todo lo que la rodea ejerce un efecto en un sentido claro porque ellos no se esconden ni dudan porque es su tierra. Solo suya. Un abrazo.

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  4. Yo se a quien vota mi hijo, y me toca lo que suena. He visto llorar a mi madre por no poder poner para cenar y eso que sólo éramos los dos (doy mi palabra), y me he ido a buscas patatas lejos de casa para que no me reconocieran. Hoy, cuatro tipejos de colegio de élite (Blanquernas, Virolai y demás...) ocupan sillones en el Ay untamiento de cualquier población prometiendo aquello que sus papas poseen, Itaca, y que no les ha costado nada tener.
    Yo también estoy asqueado, y no poco, mira si estoy asqueado, que he llegado a pensar que si no fuera por la pandemia estaríamos ya taladrados de tanto lazo, tanto prosses y tanta gilipollez Teven3.
    Un abrazo
    salut

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    1. Yo también lo he pensado, la pandemia ha alejado en cierta manera todo ese mundo obsesivo-delirante de antes de ella. Ha aligerado el ambiente político de esta parte de España. De hecho, las próximas elecciones son tan inciertas que algunos temen un resultado adverso a sus fanatismos. Había dudado si votar, pero lo haré votando con la cabeza porque los votos con el corazón, o con las tripas no valen. Son ineficientes. Un abrazo, Miquel.

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  5. Creo que lo que un padre debe hacer con sus hijos es ponerles a mano todo el abanico de posibilidades de todo tipo que el mundo ofrece y dejarles que libremente ellos opten. La elección es lo que nos hace libres. Cierto es que desde bebés miran a sus padres, los observan y en ocasiones los imitan; esto es normal, no es ideologizar. No cabe imbuirles odios contra nada ni contra nadie; simplemente hay que mostrarse cual uno es, pues esconderse tampoco es bueno. Yo creo que los hijos cuando crecen al ir escuchando a amigos, profesores, viendo películas, leyendo libros ... van a a ir sopesando esos nuevos argumentos con los que de manera natural salían de boca de sus padres. Y decidirán, y se darán cuenta de los que están equivocados o son saduceos... Por experiencia, después de haber escuchado a mi hijo opiniones totalmente contrarias a las mías le he visto obrar de manera casi idéntica a mí. ¿Por qué? Imagino que porque en su cabeza sopesará las cosas y luego decidirá. Pienso, Joselu, que la libertad es eso y que los individuos por muy hijos que de uno sean son independientes y libres. Seguro que los planteamientos de tus hijas no serán muy distintos de los tuyos. Y si no, al tiempo.
    Un fuerte abrazo

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    1. Tienes razón, pero estoy seguro de que no vives en una atmósfera totalmente ideologizada como la que vivimos nosotros en la que muchos no se contienen en ideologizar totalmente a sus hijos. Es difícil en ese contexto "ponerles a mano todo el abanico de posibilidades que el mundo ofrece y dejarles que libremente opten" porque tendría que hablar de infinitas opciones posibles que se van descubriendo a lo largo de la vida. Imagina que un día hablo del Islam y otro del Vedanta y otro día del zen y otro día del cristianismo evangélico, etc, etc... Eso es imposible. No podemos poner a su alcance todo porque ni siquiera lo conocemos nosotros, nuestro poder es limitado, solo podemos enseñar algunas cosas, en mi caso sobre literatura y lengua, historia, y poco más. Dices que no cabe imbuirles odio contra nada pero yo sé que por aquí se imbuye desde cachorros y se enseña en las escuelas aunque solo sea mediante la frialdad y la indiferencia, es todo muy sutil. La educación es un proceso muy sutil y delicado. Un día mi hija mayor me agradeció que no la hubiera manipulado, eso me da esperanza de que ella esté construyendo su mundo y que no olvidará esto, que su padre no la rodeó de banderas ni de himnos ni de lazos ni antilazos, pensara lo que pensara. Confío en mis hijas. Eso es lo importante y el condicionamiento del no condicionamiento puede que tenga consecuencias buenas.

      Un fuerte abrazo.

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  6. Yo personalmente ya le he comentado totalmente en serio a varios amigos de diferente índole (algunos que adoran la bandera de tres franjas y otros que adoran la de 9) que lo peor que se le puede enseñar a un hijo es a ser nacionalista.

    Por eso lo que comentas de inculcar a los hijos lo de "ideologías nacionales o el amor por una patria y no por otra" me parece un error terrible.

    Ya sabes de que palo cojeo yo y lo que pienso. Y todo aprendizaje que no sea el de que todas las banderas son inventos y todas las fronteras lo mismo me parece una aberración.

    Pero ciertamente transmitiendo eso a mis hijos ya los estoy condicionando de alguna manera. Y seguramente me saldrán por lo contrario a los que les enseñe, pero vaya, creo que en ese sentido has hecho bien.

    De todas formas, y siendo sincero, creo que en tu texto has definido tu educación como muy neutra, y con lo poco que se de ti, a lo mejor tu educación no ha sido muy inclinada hacia una nacionalidad, pero claramente si hacía una lengua, y eso, tristemente, a día de hoy, y en la época en tus hijas han sido pequeñas, de alguna forma si que implica una inclinación clara en un sentido.

    En fin, la meta del padre debe de ser que los hijos sean felices, o al menos eso creo yo, y creo que me da un poco igual la forma en lo que lo hagan siempre y cuando no se ha costa del dolor de otros.

    Si un hijo mío en el futuro encuentra la defensa de una nacionalidad, nación o lengua, el sentido a su vida. Y eso le hace feliz o, como mínimo, le llena los huecos de la vida en los que solo cabe el tedio. Haya él, no llegará a la felicidad por una de las vías que yo seguiría, pero me da igual.

    Una compañera de Yoga a la que aprecio bastante, hace cosas de 2 o 3 años dejo las clases y cuando la vi me contó que se había involucrado en un CDR y eso era en ese momento a lo que creía que tenía que dedicar su tiempo y lo que le llenaba.

    Y porque no, la vida es demasiado triste como para que no podamos elegir libremente la cosas a las que dedicamos nuestro tiempo. Por idiotas que sean para los demás nuestras razones. Y no me refiero a lo de los CDRs, me refiero a cualquier cosa.

    Yo por ejemplo paseo por los bosques y hago fotos y observo. Eso no ayuda a nadie y a cualquiera que no sea yo le puede parecer la idiotez más grande en la que se puede perder el tiempo. Pero es lo que a mí me llena.

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    1. Siento que vemos el mundo de modo complementario. Tú eres un pirata y yo un filólogo que ama con pasión la lengua del arcipreste de Hita y Cervantes. Es una elección. He procurado facilitar a mis hijas la práctica de una lengua con riqueza en todos los sentidos y las he corregido cuando han cometido errores. Y hemos enriquecido desde que eran pequeñas el aprendizaje de refranes, frases hechas, voces de los animales y todo lo que he podido de literatura a nuestro alcance. Soy filólogo especialista en castellano y eso en mi caso marca una pasión inequívoca. Esa es mi imposición, favorecer el aprendizaje de una lengua lo más correcta posible en un tiempo en que se da muy poco valor a la lengua, especialmente al castellano que, al parecer, se aprende en la calle y en la televisión por arte de magia.

      Yo salí totalmente contrario a mi padre políticamente y solo unos minutos antes de morir nos reconciliamos. A veces las relaciones entre padre e hijos son tortuosas y dan muchas vueltas y giros. Tú lo estás viendo y más que verás. En la biografía que estoy escribiendo veo a una mujer de ochenta y siete años sufriendo por su hijo de cincuenta y siete. Un hijo es una aventura para toda la vida y se los quiere hagan lo que hagan, elijan lo que elijan, por más que nos enfademos con ellos o nos desagraden sus opciones. Es una dialéctica abierta a grandes conflictos.

      Y dices que la vida es demasiado triste para que no podamos elegir libremente las cosas a que dedicamos nuestro tiempo. Por idiotas que sean para los demas nuestras razones. Esto vale, José Antonio, igual para un entusiasta nazi que termina colaborando en la eliminación de judíos como para un burócrata estalinista que desolla vivo a uno de los comunistas más valiosos españoles como Andreu Nin, catalán. ¿Vale cualquier elección solo porque sea elección libre? Yo no lo tengo claro que valga lo mismo elegir una ideología supremacista que considera poco más que subhumanos a los que no piensan como él o ella. No es lo mismo pasear por los bosques y hacer fotos que señalar a los enemigos de la patria con pintadas y agresiones. Yo siempre estaré contigo pero no con los CDR ni con los fascistas que se creían una raza superior. Soy tan bastardo que no puedo concebir sentirme mejor que nadie. Y también me gustan los bosques, como sabes.

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    2. Bueno, en realidad en mi comentario ya descartaba los de los nazis y los estalinistas, si te fijas decía "siempre y cuando no sea a costa del dolor de otros". Así pues siempre, por supuesto, está la limitación de que para que mis hijos sean felices vale todo lo que sea más o menos inocuo para los hijos de los demás.

      En cierta manera siempre la felicidad de uno va a costa de la infelicidad de otros, pero mi intención siempre que sea de la forma más suave posible.

      A lo mejor el ejemplo de mi amiga la de del CDR no es el mejor posible. Habrá quien opine que los CDRs (que sabes que es algo que a mí personalmente me provoca más risa que otra cosa) son algo peligroso y les genere infelicidad. Pero en todo caso, a pesar de que en su día en cierta manera me molestaban algunas de sus acciones, en general los menos radicales no pasaron de llenarnos las ciudades de lazos amarillos y hacer manifestaciones más o menos constantes por aquí y por allá. Ciertamente algunas concentraciones como las de la meridiana si que me parecieron bastante intolerables y muy molestas para los que la sufrieron.

      Pero vaya, no me desvió, lo que quería expresar es que, por supuesto, los límites está en que lo que te haga feliz sea inofensivo para los demás.

      En definitiva, si la identidad que adaptan tus hijas se aleja de la tuya, pero cuando la revises desde la distancia ves que han sido moderadamente felices con la patria (o ausencia de ella) que han elegido, con el idioma que se ha impuesto en sus vidas, y con las ideologías que les han calado, seguramente te podrás sentir moderadamente satisfecho.

      Además, muchas veces nos has contado por aquí que tus ideologías a lo largo de tu vida han ido mutando bastante. Con etapas de diferente índole. Cual es la tendencia que se debería intentar trasmitir a nuestros hijos. La de nuestra juventud cuando eramos jóvenes e impetuosos (a pesar de que en la mayoría de los casos quede lejos), la de madurez que seguramente coincidirá con la época en la que realmente educamos a nuestros hijos, en la que la mayoría de los casos se habrá asentado el sentido común o la apatía, y donde todo nos parece más complicado y menos obvio. Ellos deberían poder pasar por las mismas fases que hemos pasado nosotros.

      No se que ideología tendrían tus padres en sus día. Pero me haría gracia pensar que entrada hubieran escrito en un blog en la etapa en la que tu simpatizaste con el trotskismo por ejemplo.

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    3. Acepto la precisión de uno puede hacer todo lo que quiera sin que cause daño a los demás -aunque esto se sabe dónde empieza y nadie sabe dónde acaba-.

      En cuanto a compromisos de juventud, es cierto que yo me enfrenté a las convicciones de mis padres y no les gustó nada, especialmente a mi padre que había vivido la guerra. Nuestra militancia marxista-leninista en aquellos momentos del tardofranquismo nos suponía unos riesgos como los de que te dieran una paliza -como me dieron los grises una vez- o que te enviaran a la cárcel como les pasó a varios camaradas que fueron detenidos. Había riesgo, pero los CDR, amigo, no se juegan nada, cortan la meridiana o queman contenedores con el beneplácito del poder que los instiga "apreteu, apreteu" -les decía el xenófobo Torra que ya sabes qué piensa de los que no son nacionalistas. No se juegan nada y la mayoría son niñatos bien que salen a luchar por la patria jodiendo a los trabajadores que intentan ir a trabajar.

      Y sí tienes razón en que uno va cambiando a lo largo de la vida. En lo que no he cambiado, ni en tiempos del partido en que milité y ahora es que nunca me he creído ninguna ideología por más que militara en un partido como aquel. Hacía como que creía pero en mi fuero interno nunca he podido creerme un sistema de pensamiento sea religioso, político o de cualquier otro tipo. Nunca fui capaz de captar a nadie porque me faltaba la fe y desconfiaba profundamente del comunismo del que había leído sus fechorías.

      Mis hijas se llaman a sí mismas millenials y participan de una visión del mundo que tendrán que contrastar con su propia vida que hasta ahora les ha ofrecido la parte mejor y eso no será siempre así.

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    4. Que raro me siento intentando justificar un mínimo a los independentistas que ya sabes que son lo más alejado a mi posible. Dentro de unos años (lo hacen ya de hecho), estos que ahora están en los CDRs les contarán a sus hijos y a sus nietos que el 1 de Octubre les dieron palos los verdes (y yo opino que no tiene nada que ver con lo de los grises que, sin haberlo vivido, se que era algo mucho más serio, peligroso y grave), y que a muchos de los CDR los detuvieron, otros tuvieron que huir al exilio (no me refiero a Puigdemont, me refiero a algún chico de los CDR) y otros pasaron por la carcel.

      Ya se que lo que cuento no tiene nada que ver con lo de la época del franquismo y lo que allí se cocía, pero también es verdad que casos ha habido.

      Y tu dirás, pero es que nosotros luchabamos contra un fascismo real con un dictador y miles de muertos. Pero es que ellos también creen que luchan con un fascismo real.

      Así que el que quiere sacar convicciones para su lucha y para justificar lo que hizo en su juventud y lo mucho que se separó de la enseñanza de sus padres las encuentra seguro.

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    5. En ese "creen que luchan contra un fascismo real" está el quid de la cuestión. Uno puede tener todo el sistema de creación de imágenes fantásticas y pueden creer y sentir que el pueblo catalán ha sufrido muchísimo en su historia, muchísimo, pero cuando uno lee y conoce la historia de Europa, especialmente del este, se da cuenta de que el nacionalismo catalán es un producto de clases privilegiadas que no han sufrido nunca nada sino en su imaginación, pero esta es libre y uno puede sentirse virtualmente en una lucha entre imperios, y sí, ahora que lo pienso en los CDRs veo una lógica de videojuegos totalmente sin consecuencias, eso sí. Luego el fin de semana en el Empordà o la Cerdanya en el chalé de la familia. Bah.

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  7. Tengo experiencia como hijo pero no como padre. Me he hecho mis ideas de cómo son las cosas, estas puede que cambien o puede que no; y aunque mis opiniones ya no tienen mucho que ver con las opiniones de mis papás, no hubiera deseado que me enseñaran exactamente lo que creo ahora. Tampoco me hubiera desagradado, claro. Pero la construcción de una identidad siempre va a ser complicada, con o sin ayuda. Es más fácil para las personas influenciables, pero esas casi nunca quedan satisfechas y ni son capaces de admitirlo. Así que no culpo a mis papás, que al menos me enseñaron, a su manera, a no ser influenciable. Se lamentan, de todas maneras, de cómo soy en algunas cosas, pero esos lamentos no me hacen mucho bien. Crecer es como ir armando una estatua con polvo y escombros que uno se encuentra en el camino, que es el tiempo. Nadie tiene la culpa de que yo sea despistado a veces, corto de la vista, torpe con las manos, por decir algunas cosas.

    Me gustaría mucho tener conversaciones algo más largas por aquí, pero justo ahora ando demasiado corto de tiempo para todo lo que quiero hacer. Nunca dude que lo leo con entusiasmo, estimado. Un saludo.

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    1. Aprecio enormemente sus aportaciones, Ignacio, y siento no leerle últimamente en el blog. Me ha gustado mucho la imagen de que crecer es como ir armando una estatua con polvo y escombros que uno se encuentra en el camino, que es el tiempo Es la pura verdad, son tan inescrutables los caminos que me han llevado adonde estoy ahora que pienso que la personalidad es una ficción, una ilusión y que no tiene consistencia. Todo intento de decir que yo soy ESO es una trampa, todo el ejercicio que hacemos para construir ESO es inútil porque se desvanece en el aire. Toda construcción de una ideología es algo espurio, nos sirve como divertimento, pero no es sólido. Solo crecemos cuando somos conscientes de que en realidad no somos nada. Pero para llegar a esto es necesario aprender y desaprender. Mi padre tenía una ideología con la que yo choqué, pero él ahora no es nada y yo tampoco. No es que las cosas no tengan sentido, no, no es eso. Es que yo, como entidad no tengo consistencia. Toda esa complicación de la construcción de una identidad sirve para llegar a cero.

      Pero yo intentaba hablar de una región de España donde los conflictos políticos son muy agudos y se pide a los ciudadanos que se definan patrióticamente. Puedes ser puro y bueno o un invasor, un colono, un fascista, un traidor. Cuando comencé a escribir este post quería hablar de eso, pero su intervención me lleva a algo más hondo que es el cuestionamiento precisamente de la identidad. Un saludo, Ignacio.

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  8. Me suena ese discurso. Solo se que, como la mayoría, hice todo lo mejor que supe y me fue permitido.
    Observar fría y analíticamente el desarrollo de los hijos muestra la carga genética y social de las familias que han mezclado su sangre y resulta históricamente apasionante. .... y doloroso.

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    1. Estoy de acuerdo en que somos una mezcla de genética y ambiente social. Esto fue explorado por los escritores realistas del siglo XIX. No obstante, la observación de adónde puede llegar esta mezcla, puede ser apasionante y dolorosa. Si uno es novelista, puede jugar con factores de probabilidad o improbabilidad y crear tipos realmente fascinantes.

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  9. Ten en cuenta que mis hijos son del 73 y 76. Tiempo para observar he tenido.
    En cuanto a nacionalismos, como me siento apátrida, nada siento y mucho podría criticar, pero como es algo ajeno lo encuadro entre las limitaciones humanas, los diversos y vanos intereses humanos y las inevitables manipulaciones personificadas por los elementos más indeseables de nuestra especie.

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    1. Ser apátrida puede ser una elección -hay un estatuto internacional que reconoce esta condición-, pero también una maldición. Supongo que dices que eres apátrida en el sentido moral aunque cuentas con un DNI, un pasaporte y una tarjeta sanitaria emitidos por las instituciones de un estado al que pagas tus impuestos para la sanidad, la educación, las comunicaciones, etc. Los verdaderos apátridas, a los que se retiró su nacionalidad durante las guerras, vivieron verdaderos dramas y calvarios personales. Entiendo que es una metáfora que tomo como tal.

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    2. Ciertamente, apatrida emocional, aunque amo la geografía española en virtud a su supuesta diversidad. Aquí me nacieron con todas las consecuencias, aunque socialmente mi naturaleza nunca se identificará con la circundante para descubrir que estoy atada a ella mientras siga viva en proceso de putrefacción.

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    3. Vivir en estado de putrefacción es divertido. Cuando practicaba zen nos decían que imagináramos que éramos un cadáver y que viéramos la vida así... Esta imagen me ha quedado.

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  10. Soy hijo de padres gallegos. Oficial del ejercito él y ama de casa ella. En casa respiré un ambiente donde la madre adoraba la figura del dictador como un salvador de la patria. El padre, un poco más templado, pero igualmente impregnado de un españolismo medular. Al fin y al cabo -como solía decir- todo se lo debía al ejercito y a Franco.
    Yo no hablé, ni un "bon día" hasta los dieciséis o diecisiete años. La gente que me conoció entonces, hoy día, mas de medio siglo después me sigue hablando en castellano.
    Sin embargo ya ves... no repetiré mis preferencias políticas que ya la sabes.
    Puede que sea cierto que los niños son una página en blanco. Pero quizás, esa página sea solo la de un "borrador".
    Saludos José Luis!

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    1. Mi padre también era franquista hasta el tuétano y yo salí de la cáscara amarga. En cuanto al aspecto nacionalista, me siento español pero no soporto las manifestaciones patrióticas ni las banderas de ningún tipo, ni los estandartes, ni los himnos ni los emblemas nacionales. Es un sentimiento discreto e interior sin alharacas. Tal vez transmutar un sentimiento nacionalista por otro diferente pueda ser simplemente una transfusión de emociones porque eso es la patria, una emoción. Y yo tengo un severo problema emocional aunque una vez lloré oyendo a Allende lo que luego, conocido su aventurerismo ciertamente idealista, me pareció un aprendiz de brujo. Saludos, Noxeus!!!!

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  11. -Sinceramente, no creo que debas de sentir ese peso o esa culpa.-Nosotros somos cinco hermanos; yo soy la tercera en discordia: como decía mi madre la pobre.Los mayores dos varones y tres hembras .Ya todos hemos volado del nido y ninguno somos iguales, ni en carácter, ni en gustos. Mi padre era a la vieja usanza ,estricto pero no machista: quería que nosotras las hijas estudiásemos o tener un ofício.Pero cuando yo le plantee venirme a Canarias pues no veas la cantidad de palos en la rueda que me puso.Y al que pretendía en su momento ser mi compañero de vida le dijo:(mira, es buena gente, pero tiene mucho carácter y ahí tú).Después que fui madre pues ya te vas dando cuenta que los choques son normales en todas las generaciones.--Como ser: licenciado , grado , master o doctorado: al final muchas etiquetas, pero las bases son las mismas.

    Bueno a ver como queda todo este rollo de las elecciones crucemos los dedos.

    Un abrazo Joselu

    Mis hermanas, son enfermeras y muchas veces se lamentan de no haberse movido en cuanto a pedir traslado .-En Canarias tenemos un Servicio Canario de Salud estupendo :por supuesto las dos islas principales como Tenerife y Gran canaria.



    Todos los veranos venian mis padres a Canarias porque el verano en Barcelona es muy fuerte o yo iba en Navidad a Barcelona.Ellos han fallecido y nosotras hemos intentado seguir un poco esa dinámic;,pero cuando ya se forma una familia es muy complicado.Ahora el ciclo vital comienza de nuevo conmigo: una hija esta estudiando en Barcelona y la otra esta en un hay si sigue o se va.

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  12. ...Joselu:lo siento, no borré el resto porque no quería alargarlo tanto:(

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    1. Hay un libro muy interesante que se titula El mito de la educación en que se relativiza el peso que tiene esta en la conformación del carácter e idiosincrasia de los hijos que tendría, desde este punto de vista, mucho de aleatorio e imprevisible. No obstante, temo los condicionamientos emocionales respecto al nacionalismo porque son muy peligrosos.

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  13. Tengo una edad considerable, cuando murió Franco ya tenía 26. Mi padre era franquista, pero nunca intentó imponerme su ideología, yo simpaticé siempre con la izquierda, pero creo que lo hacía mas por el complejo de Edipo (matar al padre) que por un análisis racional. Cuando he sido padre, tampoco he intentado imponer mi ideología a mi hijo, creo que es un esfuerzo inútil. No creo que sea bueno aleccionar si no dar ejemplo. En vez de explicarle lo mala que es la violencia, lo que hay que hacer es no ser violento. Yo creo que los hijos siempre siguen su propio camino al margen de los deseos de los padres, lo único en lo que si debemos esforzarnos al máximo es darles cariño y afecto y, con toda provabilidad, nos corresponderán con la misma moneda.

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    1. Tiene bastante lógica y sentido común, unido a un sano escepticismo, lo que piensas y escribes. No obstante, en esta parte del país se utiliza mucho a los niños como arma política e ideológica en todo tipo de manifestaciones patrióticas. Es algo que me produce íntima conmoción.

      NIÑOS Y NACIONALISMO

      Es a esto a lo que me refiero y me preocupan este condicionamiento.

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  14. Mi padre era militar, de los que hizo la guerra y con convencimiento. O sea que en mi casa se respiraba franquismo por todos lados y efectivamente eso condiciona. Con los años empecé a conocer a más gente, de otros niveles sociales, de otras ideas y empecé a hacerme preguntas y vi que había muchas cosas que no me había contado, porque posiblemente a ellos tampoco, pero además NO LAS QUERÍAN SABER. Ahora pasa algo de eso también pero en dirección opuesta. Si abres los ojos con la intención de ver lo más posible, no puedes ser acérrimo de ningún partido político, de ninguna nacionalidad. Soy español pero no como un título o como pertenecer a un selecto club cuyos miembros son ejemplo de virtudes. Nací aquí y me gustan unas cosas y no otras. Detesto los trapos y los himnos y las "patrias como realidades imaginadas que se mitifican hasta el estasis. Creo que el patriotismo es en mi caso más una actitud solidaria que folclórica.
    He tenido la posibilidad de tener que viajar mucho en países de cultural diferentes, casi contrarias y en general me he encontrado a gusto en ellos.
    He procurado no ideologizar a mis hijas, pero creo que es inevitable no hacerlo. Tu forma de pensar , tus actos tu carácter impregna a los niños pequeños aunque no se quiera y creo que hay que ser muy cuidadoso.
    De todas formas lo que yo no transmita lo van a coger de sus amigos (que tal vez sí estén ideologizados) de su "tribu", del ambiente y la tv o redes sociales. A veces los resultados no son los esperados. Son hasta contrarios, como en cierta medida me pasó a mí.
    Hay algo que está en nuestra mano y muchísimo que no lo está. Creo que lo único que nos debe importar es hacerlo lo mejor posible, (no limitarlos a una idea, enseñarles pensamiento crítico y a ser "buena gente"), lo que salga de la coctelera, en la que participan más entidades no depende mucho de nosotros
    Un abrazo

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    1. Suscribo punto por punto tus reflexiones. La educación es algo incierto e imprevisible. Mi padre también fue franquista -este país lo fue en gran medida; creo que tendríamos que asumir el franquismo como parte desdichada y fruto de un fracaso en nuestra historia en lugar de intentar negarlo cuarenta y seis años después- y en cierta manera me quiso condicionar pero yo utilicé cosas de él -los libros de historia que leía que me fascinaban- y en otras me alejé en cuanto pude poner en marcha mi pensamiento crítico ante la realidad de una España en transición a finales del franquismo. Yo construí mi pensamiento pieza a pieza, de un modo analítico, con lecturas, con reflexiones y creo que el resultado no fue infecundo. Con el tiempo he evolucionado y me he dado cuenta de que mi padre tenía razón en algunas cosas que entonces no vi. La vida es compleja, quien quiera convertirla en simple se equivoca. Somos un producto de esta coctelera y nuestra aportación de angostura es incierta. Hay una dialéctica interesante en lo que es nuestra vida. Aprender a pensar por uno mismo es muy difícil. Lo que más abundan son lugares comunes, esquemas, fórmulas, soluciones fáciles, logaritmos lógicos que simplifican. A estas alturas de mi vida, pienso que todo es una ilusión y que nada tiene realmente importancia por más que los manipuladores y apasionados se esfuercen en movilizarnos. Pero no deja de preocuparme, como he mostrado en mi anterior comentario con imágenes, cómo se condiciona con el nacionalismo a los niños, de un modo miserable, a ellos que les gustan tanto las banderas, las capas, las pinturas de guerra, los himnos y las multitudes y saberse miembros de una tribu. Algunos saldrán de ello, pero muchos quedarán atrapados por las endorfinas de la satisfacción que proporciona la tribu.

      Por cierto, estoy leyendo un libro que aborda la vida de los bosquimanos, y estoy fascinado. Ellos no tenían banderas ni himnos. Un abrazo.

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