El factor humano es una espléndida novela de Graham Greene en el que se plantea una historia de espías, pero exenta de violencia, y en ella aparece el lado peligroso de las cosas, el ladrón honesto, el asesino tierno, el ateo supersticioso… La leí hace unos veinte años y creo que necesito volver a Greene, como a tantos autores. Me gusta su moralismo. Creo que los grandes escritores son moralistas. Creo que todo ser humano ha de pensar constantemente qué está bien y qué está mal, qué parte de su vida merece la pena ser rescatada y cuál otra debe ser reconsiderada. No hay nada que me produzca más hastío que los que piensan que su vida es perfecta y que no tienen nada de qué arrepentirse. Yo tengo muchas cosas de qué arrepentirme. Escribiría una lista enorme, pero no sé si sería justo porque todo eso me ha hecho ser como soy. Y además es inútil.
Como profesor creo que soy un auténtico desastre. Pero he tenido momentos interesantes. Muy interesantes. Hoy para escribir este post tenía como motivo conductor el título. Se llamaría El factor humano. Greene y mi experiencia como profesor. Esa experiencia trufada de éxitos, desaciertos, encuentros y reencuentros, dudas, pasión, depresión, hundimiento, renacimiento… No deja de admirarme ese factor humano que vertebra nuestra profesión. En mis años de docencia me he encontrado con personas, personas en un momento clave de su existencia. En su adolescencia. Un periodo tormentoso, agitado, tremendo, decisivo, luminoso, conflictivo. Hay quienes atraviesan la adolescencia blindados ante la tormenta y quienes sucumben a ella y se dejan arrastrar por olas de veinte metros. Quizás más. Siempre me ha gustado esa pasión, ese desgaste, esa entrega a lo imposible de la adolescencia. Una nave en busca de destino. Y uno pensando con Sartre que quizás la vida es una pasión inútil. Que el ser humano es una pasión inútil. Pero ¿cómo se lo haces saber a esos eternos adolescentes que son nuestro público y que se obstinan en poner pasión a sus actos y a sus pensamientos para llevarlos a errores sin fin o a aciertos insospechados? Somos la única profesión que tiene como receptores a adolescentes que nunca se acaban. Cuando han crecido dejan de ser alumnos nuestros. Pero llegan otros nuevos. Y la adolescencia nunca se acaba. Confusión como signo, pasión en las venas, hormonas aceleradas, pensamiento crítico, lenguaje insuficiente para revelar su interior. Y somos profesores de lengua. Hemos de darles elementos para que puedan expresar su magma interior. Lenguaje, palabras, ideas, elementos de anclaje en la tradición literaria. No hay nada más triste que una promoción de alumnos que no tienen algún tipo de ahondamiento en lo literario. Una generación de expertos en educación se ha obstinado en expulsar la literatura de la formación de los adolescentes. Álvaro Marchesi y su banda no han leído mucha literatura. Se nota en su forma de razonar y en su pensamiento banal. Hace falta tradición literaria. La literatura es esencial en la formación de esos muchachos (y muchachas) que están buscando su lugar en el mundo. La tradición literaria ahonda en los conflictos humanos que son siempre los mismos. Si los enumeráramos quedarían los dedos de una mano, tal vez. Nada hay como la literatura para encontrarse con ese factor humano que da título a mi post y que se ha convertido en el eje de mi actuación como profesor.
Hoy les he entregado una carta auténtica de amor escrita por Jeni a su amado Jonatan. Es un auténtico horror ortográfico pero contiene en ella una corriente de la lírica medieval. La enamorada, el amado, la confidente, el lugar de encuentro, el deseo físico. Las cantigas de amigo galaico portuguesas serían su referente. Les he propuesto corregirla y escribir ellos otra carta de amor. ¿Qué sería la adolescencia sin el amor? Los adolescentes están necesitados de amor, del otro, del cuerpo físico, pero también de la palabra amiga, afectuosa, si puede ser sabia, mejor que mejor.
Ellos pasan, nosotros quedamos. Ser profesor implica un enorme desgaste emocional. Me río de esos simples que menosprecian a los profesores y hablan de sus vacaciones. Nada hay tan delicado como tratar con emociones humanas y más si éstas tienen lugar en la adolescencia. Nada hay tan complicado, tan jodidamente difícil y a la vez tan enriquecedor. Necesitamos llenarnos de sustancia humana, de sentimientos, de pasión, de ideas, de rabia, de profundidad, de literatura, para seguir atendiendo a eso que he llamado factor humano. Pasión en estado puro.
Por la literatura siempre.
¿Y luego dices que ya has perdido la ilusión de los primeros años de docencia? NO sé si eres un desastre como profesor, quizás te refieres a que te falta orden (creo que alguna vez leí eso en un post tuyo) pero alguien que es un desastre no es capz de usar la famosa carta de Jeni para explicar el amor humano en la lírica. Me anoto la actividad ;).
ResponderEliminarYo llevo horas dándole vueltas a un post sobre la medida legal que ha propuesto Aguirre para los profesores...sería interesante saber tu opinión al respecto. YO no sé todavía cuál es mi postura, sólo me planteo que hace unos pocos años no existían los problemas de disciplina de hoy día y no existía una ley así, ¿no sería mejor plantearnos críticamente qué hemos hecho con la sociedad y la educación actual y qué culpa tenemos?..en fin, voy a seguir reflexionando. Abrazos
Muy de acuerdo con tu entrada.
ResponderEliminarAdemás, yo tengo con mucha frecuencia de que los profesores estamos anclados en el tiempo: hoy venía a saludar un antiguo alumno y en la mente está el chaval de 12 años, delante tienes al de 22. Pero siempre ante ti, curso tras curso, los de 12, 13, 14...
Al hilo del comentario de Caperucitazul: no creo que esta medida ayude en el problema de disciplina de las aulas: es una cuestión de vapuleo de la profesión, desprestigio, banalidad... Hay que empezar desde abajo, desde la formación de las familias.
Un saludo.
Caperucita, no pienso desde mi humilde realidad que el hecho de considerarme una autoridad pública pueda contribuir a aumentar el respeto ante mis alumnos. Eso tendría alguna importancia en el supuesto de una agresión porque quizás agravaría la pena, que en todo caso sería mínima, pero en el día a día, me temo que es el profesor el que ha de ganarse en el aula el respeto de sus alumnos, y no hay fórmula mágica y ello está abierto a todos los fracasos, incertezas y aciertos posibles. No me sentiría más seguro en el aula en el caso de que se extendiera esa consideración de la comunidad de Madrid que veo únicamente políticamente intencionada, quizás bienintencionada. No lo veo. Un cordial saludo.
ResponderEliminar¡¡ Jo, Joselu!!
ResponderEliminar¡¡Me ha encantado!!
¿Cómo que un desastre de profesor?
No se quien te decía el otro día que ojalá nuestros hijos tuvieran la suerte de tenerte de profesor y es verdad.
Pues a mi me parece, que esa pasión y fuerza que envidiabas el otro día en Dunia (creo que era así) la tienes toda entera todavía.
Y eso de que permitáis que terminen "casi" con la enseñanza de la literatura, es que no lo entiendo.
El otro día se lo decía a Serenus, pero por qué no os unís todos y dais un fuerte golpe en la mesa, ¡¡alguien tiene que escucharos!!.
Estamos regidos por un grupo de pragmáticos descerebrados y me cuesta entender, por qué la resignación es la única opción que queda.
Será que soy una ilusa, pero estoy segura que sois muchos los profesionales de la educación que pensáis que la literatura es esencial en la enseñanza ¿Por qué razón no lo gritáis bien fuerte, para que quien tenga que enterarse se entere de una vez?
Un fuerte abrazo.
llegamos al mismo problema de siempre, la literatura ya no es interesante para la sociedad actual.
ResponderEliminarParece un grito desesperado este post, incluso más que otros de igual postura que ya has escrito.
dices que quieres volver a Greene, para reencontrarte con el moralismo, que te gusta el moralismo de los escritores, pero creo que como tú hay pocos, la moral está vacía de significado para la mayoría de la gente, es una pena, pero es así.
saludos
Amigo mío, te diría cuánta razón tienes si no fuera porque parece ya tópico. En vez de eso, te diré que me he visto en muchos aspectos reflejada en ti. Lo primero, en tu aprecio literario por Graham Greene, del que no lo he leído todo -a veces es mejor no haberlo leído todo, por el placer de seguir descubriendo-, pero sí bastante, y lo suficiente para apreciarlo mucho y querer volver a leerlo. Lo segundo en esa reflexión acerca de la educación y la relación pedagógica con los adolescentes, sobre las mil cosas de las que cualquier persona consciente se tiene que arrepentir, de la asunción de esas mil cosas como parte de una misma y de la creación de la propia historia, del material delicado que tenemos entre manos, incluso cuando parece que la tosquedad es su imagen. Lo único en lo que no estoy de acuerdo es en que Marchesi y compañía no hayan tenido una formación literaria, aunque sea básica o intuitiva, circunstancial. No es esa la razón por la cual han alejado la literatura de las aulas, que en mi comunidad no es totalmente cierto, pero sí ha supuesto una merma; es simplemente que se han prestado, como políticos, en el peor sentido de la palabra, a echar a la gente en los brazos del mercado y de la modernidad deshumanizada. Ellos lo tienen, aunque quizás lo han olvidado, pero consideran, supongo yo, que no es para todo el mundo. Se trata de un elitismo en aras de una socialización mal entendida. Lo que no quita para que, como tú sabes, de ciertos aspectos de esas organizaciones escolares, yo sea partidaria; sólo de cierta parte, no de ese alejamiento de lo literario. Ya te digo que, por otra parte, yo no lo sufro ni lo he sufrido tanto.
ResponderEliminar..."y su banda", me gusta la expresión.
ResponderEliminarMe he empantanado con "el hombre sin atributo" y no salgo adelante, creo que lo dejaré para otra ocasión. Y me paso al "Factor Humano".
Reconozco que nada ha influido tanto en mí como la literatura.
Esta tarde pensaba en escribir algo acerca de la autoridad y el respeto. De hecho la idea básica
era criticar esa idea tan universalmente admitida de que "...hay que ganarse el respeto" . Porque pienso, Joselu, que si hay que ganarse el respeto entonces la cosa está complicada.
Aparte de esa apostilla y que cada vez me espantan más los adolescentes -aunque me gusta mi trabajo y tomo actimel desde hace diez año- me suelen gustar tus planteamientos.Creo que el nexo es la literatura.
Saludos.
"... sin atributos"
ResponderEliminarLa escuela actual está diseñada para fragmentar el conocimiento.
ResponderEliminarLos alumnos no han adquirido la cultura de aprender a pensar, la escuela les ha entregado las ideas
enlatadas.
Creo que se pierde el entusiasmo debido a que las clases se
distancian bastante de la realidad que viven los adolescentes.Lo que escuchan en la escuela y lo que sienten a diario no se corresponde.
Deberían las nuevas tecnologías entrar en las aulas, enamorar al alumno con las mismas armas que emplea fuera de la escuela.
Luego con una sociedad individualista, medios de comunicación que enajenan a los jóvenes, padres ausentes;el profesor ya no puede ser un instructor sino un educador.Y ahí entra la vocación.Todo por hacer, creo.
Un saludo
"Y luego, incontinente, caló el chapeo, requirió la tiza miró al soslayo, fuese y no hubo nada".
ResponderEliminarEsta vez no puedo más que asentir, Joselu ;-) Por cierto, no he leído de Graham Green mas que un libro, ya te puedes imaginar cuál: "Nuestro hombre en la Habana". Es un libro bien escrito y, sobre todo, divertidísimo, con un humor suave, displicente y genial. Ya ves, ya me has dado la gana de releerlo.
ResponderEliminarA estas alturas, Joselu, ¿me recomiendas alguno más? ¿Ese mismo "Factor humano"? Tu dirás.
Y sí, vamos a luchar un poco este año por la literatura, por acercar a alguien a la literatura. Me parece que con que consigamos a un sólo lector, ya podremos pensar que valió la pena.
Por cierto, tengo una medio tertulia de literatura, hace ya muchos años, en la que ponemos en práctica la idea de considerar a la literatura como un paisaje y recorrerla unos cuantos, cada uno en su casa, y luego juntarnos a comentar lo que cada uno ha visto. ¿Seríamos capaces de ampliarla, por lo menos a modo de ensayo, por alguna videoconferencia que se basara en internet? Con respecto a las copas, no habría problema, pienso; bastaría con no cortar la cámara si alguno se marea.
Un abrazo y felicidades por la entrada, que está, verdaderamente, espléndida.
Sigo tus reflexiones y me identifico mucho con ellas. Yo también me dedico a la docencia, pero con niños más pequeños y con problemas, y tengo tantas dudas existenciales en cuanto a mi trabajo que también podría llenar un libro. Quizás lo que más me ata a seguir en la educación es esa tranquilidad que da ser funcionario y que a veces tanto odio.Lo sé soy un cobarde.
ResponderEliminar"Necesitamos llenarnos de sustancia humana, de sentimientos, de pasión, de ideas, de rabia, de profundidad, de literatura, para seguir atendiendo a eso que he llamado factor humano."
ResponderEliminarTomaré como base, que no hablas de literatura científica, por ejemplo, ¿no? Bueno... yo pasé bastante de puntillas por la literatura en el instituto, y no pienso que desatendiese ése factor humano que mencionas. Leer siempre he leído, pero lo que me ha interesado, como todos supongo. Así que pienso que simplemente hay distintas formas de ver y entender lo mismo, igualmente válidas. La diferencia yo pienso, es que a cada cual nos sirven, entendemos o nos gustan unas u otras.
O es que no te entiendo (?).
Besos.
Dos profesores, dos aulas distantes geográficamente, dos mundos adolescentes y una misma carta.
ResponderEliminarJoselu, como sabrás, yo también les he pasado la carta (a mis terceros), sólo que acompañada de un microrrelato de Francisco Candel "Carta de un gamberro de barrio", para que las lean y contrasten.
Hemos hablado de amor no correspondido, de amor platónico, de amor furtivo...
Ahora están en la tarea de reescribir la carta.
Dos mundos, dos aulas, dos profesores y...
¡¡PLAS, PLAS, PLAS!!
ResponderEliminarSi todos los profesionales fueran sólo tan desastrosos como tú...
Acabo de descubrir que has vuelto porque yo acabo de volver.
Gracias por no dejarnos, uno nunca deja de ser adolescente y de necesitar un profesor.
Negrevernis, en mi caso es más agudizado pues muchos ya rondan los treinta o treinta y tantos y han formado su familia, algunos tienen hijos, han desarrollado su trayectoria profesional y me asombra cómo recuerdan aquel tiempo de excepción que es la adolescencia.
ResponderEliminarMaría, la desazón y la rabia por la pérdida de importancia de la literatura no es algo mayoritario, igual que no es mayoritaria la opinión por la devaluación de la presencia del pensamiento en forma de filosofía. Creo que los que pensamos así somos una minoría, lo que no quiere decir que no seamos más lúcidos que otros. La influencia, por otra parte, de los profesores en la política educativa es mínima y los sindicatos atienden a sus afiliados y a otras decisiones políticas que no tienen que ver probablemente con lo que sentimos algunos. No es tan fácil. Vivimos en un sistema democrático en que todas las decisiones se toman en base a criterios políticos, lo que no quiere decir que deban ser acertadas. Depende de adónde queremos que vaya nuestra sociedad. Yo estimo que la literatura es el alma de las sociedades, debería serlo, y ahora se ha convertido en un producto de mercado simplemente. Hay quien le gusta leer y hay a quien no, como a unos les gustan las espinacas y a otros la lasaña. Pero yo estimo que la literatura bien explicada podría ser un arma eficaz contra la deriva economicista y tecnocrática y consumista hacia la que tiende nuestra sociedad. Creo en la tradición literaria y en su influencia sana en nuestro sentido de la historia, la estética, el sentimiento de la vida. Un cordial saludo.
Eloi, te leo hace tiempo y estimo que tú también eres un moralista pero despojando esta palabra de su sentido negativo. Simplemente el moralista es el que reflexiona acerca de lo que está bien y lo que está mal e intenta obrar en consecuencia. No da todo igual, no todo es relativo. En tu estilo de vida hay toda una elección moral y creo que eso es bueno. Debería haber mucha gente que actuara por criterios morales pensando en el futuro de nuestro planeta, de nuestros hijos, de la humanidad y no asistieran impávidos a la progresiva e inevitable destrucción del ecosistema pensando únicamente en el coche que se quiere comprar.
ResponderEliminarClares, creo que tu análisis sobre la ideología que ha orientado la política de Marchesi y compañía es bastante explícito. Se han prestado a arrojar a la gente al mercado y de la modernidad deshumanizada y que piensan que esa formación humanista no es para todo el mundo, sólo para unas élites a las que en alguna ocasión he representado aquí en colegios de la flor y nata de la burguesía. Ellos sí que tendrán acceso al pensamiento humanista y a la literatura. Tienen los medios económicos -aunque no sé muy bien si la sensibilidad necesaria- para disfrutar de la literatura. En cuanto a la situación de ésta, sólo puedo hablar de lo que yo estoy viviendo en Catalunya. Ojalá que en otras comunidades tengáis más suerte en el tratamiento de lo literario. Se entiende que la filosofía -o su remedo- o la historia han de ser de patrimonio común de todos los estudiantes del bachillerato, pero no así la literatura que es una salida minoritaria para sólo una parte de los estudiante que cursan el bachillerato Humanístico y Social. En la ESO la presencia de la literatura combinada con la lengua es una caricatura. La literatura hay que estudiarla autónomamente como conjunto de modelos literarios a los que la historia y la propia evolución artística va dando forma. Un cordial saludo.
Serenus, me agrada que nuestro nexo sea la literatura. ¡Qué mejor compañera! En cuanto a lo que expreso pienso que en mi fuero interno siempre intento que lo que escribo tenga de alguna forma alguna conexión con lo literario. Es mi forma de ver el mundo. En lo demás podemos disentir o concordar más o menos, pero ese sentimiento del valor de la palabra como ente vivo y luminoso (u oscuro)es un buen principio para una amistad fructífera. Un cordial saludo.
ResponderEliminarRubén, dices que lo que enseña la escuela y lo que oyen a diario no se corresponde. Afortunadamente pienso yo. Ayer les hablé de las cantigas de amigo medievales y de la correspondencia con una carta escrita por una adolescente a su amado. El profesor debería ser el que conectara el mundo de lo concreto y vivencial con el mundo de la cultura y el conocimiento. Si la escuela sólo ha de servir para hablar de lo que está en la calle, apañados estamos. Al menos yo pretendo siempre llevarles más allá. De ahí la importancia que doy a la literatura a pesar de su reducidísimo lugar en los planes de enseñanza. Un cordial saludo.
ResponderEliminarAntonio, espléndido ese giro que trastoca la espada por la tiza. Somos artistas de la tiza o del wordpress también. Ambos nos conforman.
Animal de fondo, a mí me han gustado especialmente la citada en el post y El poder y la gloria (de corte literario o filosófico). También he leído, pero es más de intriga, El americano impasible y por supuesto la que citas Nuestro hombre en La Habana. En cuanto a la tertulia literaria soy muy tímido para hablar en directo delante de un auditorio. Lo de escribir es más reposado y meditado. En todo caso, ya hablaríamos. Un cordial saludo. Gracias por tus palabras.
César B.J., me gusta que compartamos reflexiones y dudas existenciales. Este blog es un blog de dudas e incertezas y de meditación acerca de la vida tomando la enseñanza o sus cercanías como referente. Creo que no es muy pedagógico, pero es que a mí la pedagogía no me gusta. Sí que me atrae lo que podríamos llamar el arte de enseñar, pero eso es otra cosa que esa materia tecnocrática, árida y repleta de jerigonza críptica en que se ha convertido la hermosa pedagogía. Un cordial saludo. Todos tenemos dudas.
ResponderEliminarVero, no me cabe duda que por mi dirección yo tengo un vacío en lo científico. Estudié bachillerato de ciencias e incluso Lógica matemática en COU. Creo que lo científico debería formar parte del currículum de todo estudiante, de igual manera que lo literario, igual que la filosofía o la historia debería ser materia común. Algo nos perdemos cada uno desde nuestro punto de vista. Y en ningún caso pienso que tú desatiendas al factor humano, pero lo haces de una forma intuitiva sin el soporte de una tradición literaria que lo hace más fecundo y hermoso.
Lu, cuando enlazaste la carta ya la conocía yo, pero me diste una excelente idea en cuanto a utilizarla como material de trabajo para los terceros. Yo les he preguntado si la forma de concebir el amor por parte de Jeni la consideraban verosímil y próxima a ellos. Algunos han dicho que no, pero creo que se han quedado pensando y en sus cartas que, corregidas, publicaremos en el blog de la clase advertiremos su proceso de reflexión. Tus ideas siempre me son muy valiosas y útiles. Gracias por estar ahí.
ResponderEliminarJose, el lanzador de botellas, bienvenido y bien regresado a la blogosfera. ¡Por ese adolescente que, adecuadamente tratado, debe formar parte de cada uno de nosotros!
wolas Joselu,
ResponderEliminarNo había dejado mi huella por aquí desde tu regreso, aunque sí había leído (tenía curiosidad por saber cómo te habían sentado esas larguíiiiiiiiiiisimas vacaciones y comprobé que muy bien).
El tema de hoy si que me interesa. Supongo que la vuelta al cole suscita esta serie de debates.. Hay que encarar un curso nuevo y supongo que los profesionales del sector, los buenos y responsables, claro, os planteais un montón de dudas, de proyectos, de tácticas, de formas de estímulo para que la asignatura en particular, y el estudio en general, sean atractivos para los chicos y pongan interés... Y eso supongo que es mejor enfocárselo hacia su propia vida. Su propio futuro. Debe ser cuestión de hacerles interesarse por el estudio como la mejor forma de enfrentarse a la vida que les espera delante....
Y para eso, para formar personas libres, responsables, seguras, independientes, la literatura es imprescindible... Es la mejor forma de abrir la mente, de conocer, de saber, de relacionarse con los demás....
Me parecería un error inmenso que eliminaran esa fuente de aprendizaje.
Un beso y re-bienvenido, Joselu. (Más vale tarde que nunca)
Grán novelista,sin ninguna duda.Una de las obras que más me gustan de él es Un caso acabado,también la menos conocida.Creo que en esta obra de Greene desarrolla un gran tema;el del hombre que preso de una extraña desazón,renuncia a su exitosa carrera para trasladarse a una leprosería congoleña.Allí,colocado en una situación límite,tratará de rehacer su vida,pero en un "caso acabado" porque la oscura enfermedad que le corroe es moral y resulta incurable.Este aspecto es el que más me interesa de Greene,escritor alcohólico y cristiano.
ResponderEliminarMe remito a Machado:
ResponderEliminarEn el corazón tenía
La espina de una pasión;
Logré arrancármela un día:
Ya no siento el corazón.
Mi cantar se vuelve plañir:
Aguda espina dorada,
Quién te pudiera sentir
En el corazón clavada"
Vale para todos, adolescentes y no.
...¡hasta cuanto utilizas el verbo "joder"!
ResponderEliminarGracias
Ay, Joselu, me estoy haciendo mayor...
Pues yo lo veo de otro modo, Joselu. No creo necesitar que nadie me describa la belleza de una margarita para ser capaz de apreciarla. Máxime cuando lo que me maravilla, es la complejidad que encierra sólo uno de sus pétalos. Porque para mí lo hermoso, es precisamente esa complejidad. Me es suficiente con saberla. No me hacen falta descripciones para admirar su belleza. De modo que opino, que intuitivamente actuamos todos, cuando no conocemos. O tal vez sólo es que admiramos lo mismo ya te digo, de una forma distinta.
ResponderEliminarEs un ejemplo simplista, lo sé, pero para que entiendas más o menos mi punto de vista. No tenemos tanto tiempo. Yo elegí verlo desde otra perspectiva, porque personalmente es la que más me llenó siempre. Pero aún con esas, os escucho a los "de letras" (si supieses lo poco que me gusta esa forma de catalogar...) y sigo leyendo obras que a priori pienso que no me gustarán tanto como "las mías". Necesito más la biología que la poesía. Soy consciente de que pierdo/í mucho en el camino, pero me quedo con lo que ya te digo, más me llena. Cuestión de elección. Es imposible saber mucho sobre casi nada, y siendo así, todos perdemos, pero de otro modo, ya te digo, lo pienso imposible.
Un beso :)
Vero, dejémoslo así. Esta bien. A mí me gusta tu modo de mirar el mundo y las cosas.
ResponderEliminarDos apuntes muy breves, Joselu. No sé si nuestros alumnos aprenden con nosotros -creo sinceramente que sí- pero yo, al menos, he aprendido mucho con ellos y de psicología, ni te cuento...
ResponderEliminarYa en mi época de estudiante se decía que los estudios de Letras eran para la burguesía ociosa y de la Literatura, ni te cuento...
Perdonad, me salgo del hilo. Lo único que he visto es que este blog será leído por compañeros de infortunio de la Secundaria; por eso quiero enviaros mi experiencia, que pienso que ha de ser difundida por todas partes: http://viviraciegas.blogspot.com. ¡Gracias!
ResponderEliminarMás que hermoso, el título es una declaración de principios: el factor humano, lo que nos hace humanos, y ello no es otra cosa que el contacto con los demás, el diálogo entre el yo y tú, que "predicaba" Martin Bubber, el filósofo judío alemán. De mí sé decir que los únicos momentos buenos de mi profesión han sido, y son, aquellos en los que he podido establecer ese contacto humano más allá de las corazas, los miedos, las reverencias, los rencores y las incomprensiones mutuas. Brindo porque nos sigan "alimentando" a todos.
ResponderEliminar¡Cuánta razón tienes Joselu en lo que expones en tu post...!
ResponderEliminarLos profesionales que estamos trabajando con adolescentes tenemos que tener siempre presente precisamente esto: que son adolescentes. Y tenemos que contagiarnos (ardua tarea) de sus emociones, sus ilusiones, sus intereses... ¡ah, el amor...!
Y a partir de ahí sacar el casi infinito material que dispone la Literatura, (o la Historia en mi caso ) para amansar estas "penas" y vivificar las mentes tiernas de estos alumnos y alumnas que nos miran de soslayo y con cierto escepticismo, temerosos de una clase "magistral" más que entorpezca sus ilusionadas neuronas. Ahí es donde surge el profesor/a batallador y aventurero que es capaz de poner en su justo medio lo clásico con lo actual.
Un abrazo.
Hola JL. Aunque me pierda por tiempos debo decirte que es un gusto leerte. Me encanta como conectas tu experiencia de esa novela (que no he leído, por cierto) con la vida, con tu vida, y a través de ello con nuestras vidas. Todos somos uno.
ResponderEliminarPrecisamente estoy leyendo en estos días un libro ("Connect") que cae entra la autoayuda y la biografía, que por curiosidad me llamó la atención desde los anaqueles de una biblioteca. No es el tema principal del libro, pero me ha llamado mucho la atención algo que el autor describe como "el momento humano".
Por ello se refiere a ese instante único, e irreproducible por todos los medios digitales, de cuando dos personas se encuentran cara a cara y se comunican. El autor considera ese "momento humano" esencial para la vida y la salud mental-emocional. Dice que es algo que no se logra por e-mail, pocas veces por teléfono, pero en una parte admite que se puede lograr hasta cierto nivel por la literatura, porque aunque no hay un contacto físico todo el arte consiste en hacernos sentir, y comprender, lo que otros sienten. Y para mi es punto de partida hacia un mejor entendimiento --y apreciación-- del momento humano.
Al leerte me doy cuenta de que esto es algo que puedes añadir a lo que puedes lograr como profesor. Imagino que buscas ese acto de comunicación con los alumnos y que en el mundo en que vivimos es uno de los pocos lugares donde ello es parte de tu asignación de empleo. Tocar vidas e, inevitablemente, cambiarlas y dejar que ellas te cambien a ti.
Sin duda, si hay algo con un peso definitivo en la enseñanza es sin lugar a dudas el factor humano. Trabajamos con personas en plena evolución (si es que termina alguna vez), llenas de dudas, rebeldía, fuerza... Hay que conocerlas y entenderlas para hacerles partícipes del gozo del conocimiento, para despertar en sus jóvenes mentes el deseo de buscar y de saber, para ayudarlas a desarrollar sus posibilidades. Es muy difícil atraer su atención y ganar su respeto, eso de lo que tanto se habla estos días. Tú, Joselu, llevas muchos años embarcado en esta tarea, y mantienes dudas e incertidumbres. Yo también, y aún no sé si es bueno o no. ¿Es mejor aparentar o incluso sentir seguridad, poderío, firmeza? Sinceramente, no lo sé. Creo que es positivo hacerse preguntas, aunque no hallemos la respuesta. Cada nuevo curso tenemos alumnos que rompen esquemas, que nos obligan a cambiar de estrategia. Qué te voy a contar que tú no sepas: incorporaciones en pleno curso, o bajas, inmigrantes perdidos y asustados, hijos de separados (cada vez más, y casi todos con terribles problemas), padres permisivos e indocumentados (palabra favorita de una colega mía)... Un inmenso potencial humano y una ingente labor por nuestra parte. ¡Ánimo, colega! Tus comentarios muestran un gran amor por la docencia, no desmayes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Novicia, tienes razón, cada comienzo de curso se inicia con replanteamientos, con incertezas. No hay dos años iguales. La velocidad con que cambian las cosas en la sociedad y, por tanto, en la educación es vertiginosa. Nada o casi nada de años anteriores vuelve a ser suficiente. Hay que añadir, rehacer, crear nuevamente. Gracias por tu presencia. Un saludo.
ResponderEliminarFrancisco Machuca, me pongo a intentar conseguir la novela que me citas: Un caso acabado. Me atrae su planteamiento, me gusta el moralismo de Greene. Un saludo.
FMOP, esperemos llevar esa espina clavada por toda nuestra existencia. Eso significará que aún estamos vivos, que aún esperamos, que aún buscamos, aunque esa espera y esa búsqueda impliquen también dolor.
Jueves, ;-)
Marcos Cadenato, debo de ser un ocioso de esos atrapado por la literatura. Ya se dice que la literatura en sí no tiene ninguna aplicación práctica. Es algo consustancial al arte, su ausencia de finalidad, su no pragmatismo. Pero para mí, ese es su máximo valor, que no sirve para nada práctico. Es otra cosa, sobre la que hemos hablado en ocasiones. Sin embargo, recuerdo ahora, me viene a la mente, que en mis viajes por el sudeste asiático, concretamente en Indonesia, el Ramayana, la epopeya hindú, vertebra la vida de los indonesios de mil maneras diferentes. Tuve ocasión de ver representaciones teatrales de wayang kulit (teatro de sombras) multitudinarias y que duraban toda la noche. La gente veía representada con humor la epopeya del Ramayana. Se la sabían perfectamente, pero la volvían a disfrutar como si fuera la primera vez. Reían, fumaban, dormían... Me di cuenta entonces de la importancia de la literatura en los pueblos, en las sociedades. La nuestra es heterogénea y compleja, pero hubo un tiempo en que la literatura era el alma de la sociedad (cantares de gesta, romances, poesía tradicional...) Luego se hizo más elitista, pero El Quijote se convirtió en todo un símbolo (muy divertido) para los que vivieron en el siglo XVII. La literatura es necesaria, debía ser necesaria. Yo lucho por que así lo sea. Un saludo.
Juan Poz, totalmente de acuerdo. Lo mejor de nuestra profesión es ese contacto humano, ese "momento humano" del que luego habla Víctor Manuel. Es lo más hermoso de nuestro trabajo.
ResponderEliminarMiguel, poco puedo añadir más a tu comentario. Me ha gustado tu alusión a que somos en cierta manera aventureros y a conciliar lo clásico con lo actual. Ese es nuestro desafío nada fácil, por cierto.
Víctor Manuel, mañana he de explicar el tema de la comunicación a mis alumnos de catorce o quince años. Tú utilizas espléndidamente el término de acto de comunicación para referirte a nuestra relación con los adolescentes en clase. Ciertamente, lo es. Es esencialmente un acto de comunicación, uno de los mas complejos, difíciles e interesantes que puedan existir. El profesor es sobre todo un comunicador. Su tarea es comunicar con todas las condicionantes que tiene esta consideración. Un saludo.
Yolanda, en tus palabras y en el título de tu blog se transparentan asimismo una extraordinaria vocación y estima por tu trabajo. Me agrada que entre los lectores del blog haya profesores que compartimos esa incertidumbre, esa dureza, esa complejidad y esa maravilla que es el acto de enseñar. Por los soñadores, con los pies también en la tierra. Un cordial saludo. Gracias por tu presencia.
¡Qué entrada más estimulante!
ResponderEliminar"El factor humano" también era un mini-espacio de RNE sobre psicología y cine; breves perlas radiofónicas de apenas 5 minutos. El guión era de Luis Muiño, que se pasó luego al blog:
http://www.elhabitatdelunicornio.net/
Volviendo a tu entrada, coincido contigo en esa idea de que el escritor ha de ser un moralista. Es una idea muy poco popular, creo, y más aún entre los literatos. El aurea del que goza el malditismo en literatura es en mi opinión una sobrevaloración. Y por moralista no entiendo puritano ni nada parecido. Se trata de algo asi como que los ejemplos morales que algunos personajes de novela representan nos reconfortan, nos inspiran, nos contagian su heroismo, su bondad, su amor. Gracias a ellos nos hacemos mejores, aunque sólo sea vicariamente y mientras leemos el libro.
Un abrazo.
¡¡Buenos días Joselu!!
ResponderEliminarSólo quería decirte, que ayer falleció el padre de ANTONIO (PIERDEPESO).
Un abrazo.
Envidia me das. Y yo me quejo porque tengo dos en casa...
ResponderEliminarSí, ese hombre aparentemente seguro pero más perdido que una cabra en un garaje, en un oficio de duros
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