No vislumbramos el futuro considerando un presente tan problemático como el actual en que las sociedades liberales y democráticas están en una profunda crisis y se teme por su supervivencia frente a modelos autocráticos pero que proporcionen seguridad. Nadie está seguro. Todo el mundo sabe que nadie puede garantizar que nuestros hijos vivan mejor que nosotros en veinte años. El mundo europeo y occidental en general se enfrenta a un terrible problema demográfico. No nacen niños, muere más gente que la que nace y eso genera sociedades que abordan con miedo la renovación. Las ideas nuevas provienen en buena parte de la juventud pero la escasa juventud actual parece elegir los restaurantes de moda, la gastronomía, la moda, los viajes, el consumo, más que imaginar un mundo diferente para el que faltan ideas y palabras nuevas en medio de un momento en que todas nuestras ideas ilustradas parecen haberse oscurecido empezando por la rectora razón que impuso un mundo basado en la superioridad del hombre sobre el resto de la naturaleza a la que estamos devastando. Por otra parte, la tecnología nos ha devorado y los últimos avances en Inteligencia Artificial, que son solo el preámbulo, pueden acabar con la soberbia del ser humano que puede pasar a ser una especie dominada por las máquinas.
No entendemos el mundo presente. Europa vuelve a estar en guerra y la crisis económica se cierne sobre nosotros que lo notamos día a día. Nuestro continente no tiene autonomía política ni militar para ser un actor en el mundo contemporáneo. Somos una potencia en aguda decadencia, sin ideas ni poder ni demografía, frente a poderes crecientemente poderosos como China. Estados Unidos, por otro lado, está también en una profunda sima política en plena transformación más allá del poder blanco en busca de un nuevo equilibrio que no deja de ser problemático.
Crecen el populismo de derechas y de izquierda retroalimentándose mutuamente. La izquierda ha dejado de representar a los trabajadores y las ideas de solidaridad y defiende políticas sectoriales que generan conflictos en la sociedad. La política está desprestigiada. Nada hay que concite tanta desconfianza en los ciudadanos como la política y los políticos a los que se siente como parásitos que crean más problemas que los que resuelven viviendo en su pecera de privilegios.
Faltan mentes imaginativas que generen las ideas para un nuevo mundo, faltan poetas y pensadores que creen conceptos todavía inexistentes. El viejo orden crea malestar y es muy peligroso. ¿Lograremos idear un nuevo orden de cosas con esta combinación letal de factores sin pasar por nuevas explosiones de violencia ni por sociedades autoritarias o, peor aún, totalitarias. ¿Aprenderemos a vivir en un mundo no heredero de la Razón que impuso al ser humano blanco por encima de la naturaleza con el único propósito de conquistar y depredar? ¿El futuro de la humanidad es convertirse en hombres-máquina a manera de ciborgs?
Todavía no han nacido los novelistas y poetas que den cuenta de lo que está por venir. Todavía nos hablan del mundo pasado.