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sábado, 15 de octubre de 2022

El dolor de vivir


Suelo hojear la prensa en busca de noticias o entrevistas que me seduzcan. Ayer en El Mundo vi un titular que me llamó poderosamente la atención: 

 

La vida es una mierda y cuanto antes te des cuenta, mejor vida tendrás. 

 

El autor del libro La vida es dura es Kieran Setiya, profesor del Mit, que parte de su sufrimiento personal -padece dolor crónico- para animarnos a convivir con el dolor de cada uno, en un mundo en crisis. 

 

Las redes sociales ofrecen imágenes de vidas aparentemente felices o dichosas. Vemos a la gente bailando, comiendo en restaurantes guays, viajando por ciudades llenas de luz y de sugerencia, celebrando cumpleaños, riendo, saltando… pero sabemos que eso no es todo. A cada vida, a todas sin excepción, les toca su dosis considerable de dolor antes o después. El dolor es una constante en todas las vidas. Kieran Setiya, como profesor de filosofía en su materia Moral Problems and Good Life, plantea centrarnos en cómo convivir con el dolor más que una hipotética e insegura búsqueda de la felicidad y el placer. Ciertamente, todos conocemos y hemos vivido algunos de estas situaciones: la desilusión, el dolor, el desamor, los conflictos sin fin, el deseo que hace sufrir, la soledad, la depresión, el desempleo, la tristeza por seres queridos, el miedo a lo que puede venir, el duelo, la injusticia ,el fracaso, la enfermedad… En todas las vidas se termina conociendo la injusticia o el absurdo. 

 

La idea me interesó y leí la entrevista en El Mundo. Setiya cuestiona que la vida deba vivirse mediante proyectos, retos o desafíos, él habla más de “procesos”. Proceso mejor que proyecto. Los proyectos cuando se cumplen son muy estimulantes pero no es fácil que muchos de los proyectos en nuestra vida se cumplan. Por eso, él habla más de procesos, en una vida que encaje con las exigencias de la justicia y la moral. En los procesos podemos proponernos algo sencillo y accesible: intentar ser amable con la gente que te rodea o que te encuentras, disfrutar de las relaciones humanas, en la familia… El objetivo no es ser santos o exitosos, sino personas que encaran la vida con esperanza, a pesar del dolor de existir, sin intentar soslayarlo o mostrando una imagen de felicidad que muchas veces es irreal. 

 

En general la gente es más buena que mala, y los malos no son más interesantes que los buenos, aunque la literatura y el cine así lo proyecten. 

 

No hay duda de que la filosofía de Setiya en La vida es dura no es pesimista. Para él, una buena vida es tratarte bien y tratar bien a los demás, a pesar del dolor de vivir que es inevitable y en muchos casos, iluminador. Cuando leía esto, me venía a la mente las fotos de una mujer, familiar de un familiar, que padece cáncer de páncreas, de muy oscuro pronóstico. Ha perdido dieciocho kilos pero su rostro, con un turbante para ocultar su calvicie, a sus setenta años, parece sereno y feliz. Me han impresionado estas fotografías con sus hijos en un momento tan doloroso para ellos y para ella, que tal vez esté viviendo en la quimio, momentos de terror y sufrimiento, pero también está conociendo la solidaridad y el amor. 

 

No podemos hacer mucho en la vida, no somos la mayoría grandes hombres, y hacemos en realidad lo que podemos. Pero en esa humildad que implica el vivir, podemos prestar atención a lo que nos rodea, a todo lo que pasa a nuestro alrededor, e intentar ser amables con las personas que están cerca de nosotros. 

 

La vida no es fácil para nadie pero podemos convivir con el dolor, nuestro amado compañero. El príncipe Gautama nació en un palacio lleno de riquezas y gente joven a su servicio. Tenía todo pero quiso saber qué había más allá de los muros de su palacio en que parecía estar todo al servicio de su felicidad y su placer. Salió disfrazado del palacio y conoció pronto el dolor de vivir, la enfermedad, la vejez, la muerte, el infortunio… Reflexionó sobre ello, reflexionó sobre las causas del dolor, y en ello se basa su filosofía porque el dolor es nuestro amante más fiel. Kieran Setiya vuelve a ello en un libro que tiene como subtítulo: Para encontrar nuestro camino. 

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