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jueves, 8 de enero de 2009

Probablemente dios no existe

Esta tarde paseando por el centro de Barcelona he asistido a un cruce de imágenes curioso. En una estación de metro (en Hospital Clínico), había un cura mayor, bajito, con aspecto decrépito, ataviado con sotana hasta los pies, con una marcada joroba y con restos de caspa sobre sus hombros. Con voz insegura y tímida ofrecía a los viajeros que salíamos del metro un calendario con la imagen de la Virgen correspondiente a este año. Le había visto en varias ocasiones y siempre me había admirado su tesón y su resistencia frente al desaliento ante un público tan radicalmente tan poco predispuesto a comprar su calendario.

 Le estaba viendo y reflexionaba sobre ello cuando ha pasado un autobús que para mi pasmo llevaba en la trasera el famoso eslogan que se ha hecho popular estos días: Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida. He pensado que la casualidad merecía bien un post. Ha habido movimientos cristianos que han opuesto a esta campaña otra con otro eslogan en algún autobús de Madrid: Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo.

 Me parece bien que puedan contrastarse ideas sobre ese asunto tan controvertido que ha vertebrado la historia. La campaña promovida por alguna asociación de ateos tiene algo de insólito y corrosivo. Es la primera vez que se pone en pie una campaña de este tipo. La idea surgió en Londres y ha llegado a España. No me imagino que esto hubiera sido posible en otros tiempos. Por mucho menos uno acababa en alguna mazmorra o frente al patíbulo o la hoguera inquisitorial. Hoy la iglesia tiene un aire anticuado, como el del curita al que hacía referencia al principio, los seminarios están vacíos y los monasterios cerrados o sólo con monjes muy mayores, pero cuando tuvieron poder, y han tenido mucho a lo largo de los siglos, lo utilizaron con una cruel prepotencia, aliados siempre del trono y la guardia civil. Su imagen no era precisamente la de la mansedumbre y la humildad.

 El personaje de Nazarín que narró Galdós y llevó magníficamente al cine Luis Buñuel, es el caso de un sacerdote que decide tomarse en serio las enseñanzas de Cristo y da todo lo que tiene a los pobres, incluidos los bienes de su parroquia. El caso levanta un gran escándalo y es llamado a capítulo por el obispo. Éste le pide explicaciones sobre sus acciones y Nazarín responde que sólo ha hecho lo que había dicho Cristo, provocando la sorpresa y el pasmo de monseñor que le espeta que si todos fuéramos a hacer lo que había dicho Jesús, bien nos iba a ir…

 No sé, la iglesia me parece poco espiritual. Sus obispos parecen ejecutivos  un tanto siniestros vestidos de negro y con miradas aviesas. Parecen lamentar que la sociedad se haya hecho agnóstica o atea. Hablan de una tiranía anticristiana en contra de nuestras raíces. Lamentan perder poder e influencia, pero no renuncian a las prebendas que les da el estado como presupuestos para subvencionar escuelas católicas.

 Siempre me ha asombrado su falta de fe. Si realmente dios existe ¿cómo confían más en lo material que en lo espiritual? Si dios existe ¿cómo no iba a tener él en cuenta todo este proceso que estaría dentro de sus  planes? ¿No podría mostrarse en todo caso más claramente para indicar el camino al mundo? Pero Dios se obstina en mantenerse en silencio. No se entiende por qué murió hace casi dos mil años? Yo, al menos, no le encuentro ninguna lógica o sentido a su sacrificio y la deriva que ha tomado su iglesia durante siglos y el propio mundo que parece cada vez necesitarlo menos.

 Es bueno y sano que pueda escribirse en público que dios probablemente no existe. No pasa nada. Sólo se ha dicho probablemente que no exista. No es seguro. Sólo es una probabilidad pero que visto en público tiene el sabor de lo prohibido frente al oscurantismo de una historia represiva.

 El curita que abre el post no obstante seguirá intentando vender calendarios con la imagen de la virgen que pocos le comprarán. Seguro que a él no le inquieta esta campaña atea. Quizás sea una nueva encarnación de Nazarín, ya vetusto, y el dinero que saca con los calendarios sea para ayudar a los inmigrantes de su parroquia. 

martes, 6 de enero de 2009

Gaza


He estado en la cabalgata de los Reyes Magos en la plaza Cataluña de Barcelona. Ha sido una simulación efectista, con muchas luces. Representa la visión bienpensante de nuestra sociedad. No han faltado las referencias a otras culturas como  la africana con una colección de personajes-máscaras con claro aire negroafricano. Es lo que más me ha gustado, pero todo tenía para mí una impresión de fabulación infantil que me sumía en una cierta tristeza y esperaba que todo se acabara ya. La presencia de la guardia urbana a caballo, caravanas de periódicos deportivos, camellos de pega y alguno de verdad me sumían en el aburrimiento. Más con las máquinas limpiadoras que dejan la ciudad impoluta tras el desfile. Todo ha de quedar igual, qué poca alma tiene el pensamiento progresista. Todo perfecto pero perfectamente impostado.

 Mi pensamiento durante la cabalgata se me iba a Gaza. ¿Quién hablaba de la tragedia que allí se está desarrollando? Una tragedia clásica con dos actores que juegan una representación terrible. Hamás y el ejército hebreo. ¿Quién es la víctima y quién el verdugo? Parece una pregunta retórica cuando vemos la proporción de fuerzas que se enfrentan. Uno de los ejércitos más poderosos del mundo con armamente sofisticado, y una ciudad que se enfrenta a ellos con piedras y algunas armas. ¿Quién tiene más miedo? Según el pensamiento oriental, el que ataca es el que tiene más miedo. En este caso, es el estado de Israel. Los cohetes ininterrumpidos de Hamás llenan de miedo a los ciudadanos hebreos. Tienen poca fuerza, pero les hace sentirse vulnerables a pesar de su gran poder militar y tecnológico. Israel tiene miedo, mucho miedo. Vive en medio de un  mar musulmán que le odia, los odian, todos los países que lo rodean desearían su desaparición. Israel es un error de la historia. Lo saben y conocen la tragedia del pueblo palestino, no menor a la suya. Pero no pueden volver atrás porque detrás no hay nada. Prefieren inspirar terror en todos los países que les rodean a ser amados, porque nunca lo serán. Los judíos saben que estén donde estén serán odiados. Es la maldición de su pueblo. Anhelan que esta guerra rompa la columna vertebral de Hamás. ¿Pero lo lograrán? En muchos sentidos es una guerra poética. En el mundo, Israel no suscita simpatías, en España muy pocas. Esta guerra la van a perder porque van a generar un odio tremendo, y no van a poder destruir a Hamás, que se alimenta de la ideología del martirio. Les gustan los mártires, y en esta historia ellos representan como nadie la figura del sufrimiento.

 Hubo un momento extraordinario cuando Isaac Rabin estableció un plan de paz con el movimiento laico palestino liderado por Yaser Arafat. Un fanático judío asesinó a Isaac Rabin y con él se acabó la posibilidad de un arreglo pacífico. Vino luego el psicópata de Ariel Sharon y se levantaron muros de la vergüenza. Palestina no puede subsistir en esas condiciones de ocupación y opresión. Hamás es la explosión de ese odio. Es un movimiento reaccionario, fundamentalista, inspirado en la teocracia iraní. No me produce ninguna simpatía. Es una lástima que la política en el oriente medio esté determinada por el miedo y por el odio. Hay cantidades ingentes de ellos. Entiendo el miedo judío y el odio palestino. No veo solución, pero esta guerra no contribuirá a mitigar el pánico de Israel, e incrementará el odio en cantidades terroríficas. Un gran fracaso del mundo, un fracaso de Israel, un fracaso de los palestinos… Una ópera bufa profundamente trágica que no tiene solución. 

sábado, 3 de enero de 2009

Arroz y pedagogía

He pasado dos días en el delta del Ebro, desconectado de la blogosfera, y aunque echándola de menos, he podido sentir el cielo sobre mi cabeza, el cielo y el río que llega hasta el mar en una desembocadura, si no amazónica, sí bastante hermosa. Dos días encapotados pero de cielos con suficiente luz y nubes para dar lugar a fotos interesantes. He comido dos arroces de la zona, a cada cual más bueno, he visto un molino de arroz tradicional y he aprendido el proceso que lleva al arroz desde la marisma a la bolsa herméticamente cerrada. Siempre he sido un enamorado del arroz. Cuando viajé por Indonesia, Malasia y Tailandia comía arroz para desayunar, para comer y para cenar. El arroz nunca me cansa en cualquiera de sus variedades. He comprado saquitos de arroz bomba y arroz marismas, excelentes para paellas, pero me gusta el arroz basmati, el risotto, la paella, el arroz tres delicias… Me encanta hacer fotos en los arrozales. El cielo se refleja en ellos. En Balí hice fotos sugerentes reflejándose las palmeras en el agua, en un cielo tornasolado de colores violetas, amarillos y verdes. Creo que pertenezco a la cultura del arroz… 

Pienso en mi alumnos. Me encantaría invitarlos a una gran paella en el delta del Ebro. Hablaríamos de leyendas africanas o sobre literatura. Cada vez me horroriza más la enseñanza impartida en campos de concentración obligatorios. 

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Comienza la función


Señoras y señores, damas y caballeros, niños y niñas, buenas noches o buenos días, según sea la hora en que entren en este blog. Soy Joselu, el propietario de esta casa, y esta noche o esta mañana quiero darles la bienvenida. Cuando me dediqué a profesor abandoné otra vocación, bueno fueron varias vocaciones pero de eso hablaremos otro día. Me hubiera gustado ser payaso o clown que también es bonito. Me hubiera gustado llevar una vida trashumante montado en un carromato pintado alegremente. “Joselu, el pentapayaso y su compañero Tonito. Un payaso siempre necesita un compañero. El payaso rojo y el payaso blanco, el supuesto tonto y el supuesto listo. Estudié para payaso y practiqué la commedia dell’ arte. Me especialicé en el personaje de Pantaleone, vestido de rojo, con una capa negra y un sombrero de ala ancha. Llevaba colgando una bolsa, porque Pantaleone era un poco tacaño. Venía Colombina, la chica de Arlequino,  y me ponía a cien. ¡Cómo me gustaba aquella zagala! Perdía el oremus por ella. Y Colombina se aprovechaba y siempre me sacaba unas monedas… 


Me encantaba el teatro de máscaras. La máscara te transforma, pero tú debes hacerla vivir. La máscara del payaso se la crea cada uno. Eso y una nariz, ya es suficiente para salir al mundo con unos grandes zapatones y muchas ganas de provocar sonrisas y carcajadas.

 Quiero en estas fechas desearles lo mejor, que se lo pasen bien… Lo de Palestina me duele en el alma. No sé muy bien qué decir y no querría ponerme trascendente en esta noche de jolgorio y serpentinas. 


Este post va dedicado a todas las Colombinas y Arlequines, a los payasos blancos y rojos, a todos los que en algún momento de vuestra vida habéis soñado con la libertad de tener el cielo por encima de vuestros ojos y sentiros arropados por los focos en un momento solemne y decisivo, el momento en que decimos: Hola, señoras y caballeros, niños y niñas… Comienza la función.

Feliz 2009.

 Da igual ser un poco tópico esta noche, porque igual de tópico es ser tópico o antitópico. Y esta noche tras los festejos practiquen lo mejor de este mundo, ya me entienden. Se lo recomienda Joselu



martes, 30 de diciembre de 2008

En el camino del Norte

En el año 2000 volví a hacer el camino de Santiago, pero esta vez por la ruta del Norte partiendo de Bilbao hasta Santiago y pasando por Portugalete, Castro Urdiales, Laredo, Santander, Comillas, Unquera, Llanes, Ribadesella, Sebrayo, Gijón... hasta que el camino confluye con el otro -el Francés- en Arzúa. En esta foto, tomada por mí mismo, mientras caminaba por la playa de Laredo, se ve el movimiento de mis pies descalzos y el batir de mi bordón. Ser peregrino es una de mis vocaciones. Cuando llegas a Santiago y te preguntan si quieres volver a la vida normal, uno no puede menos que contestar que ¡¡¡no!!! No quiero volver a la vida del trabajo, quiero caminar como  un cómico de la legua con el sol y el cielo sobre mi cabeza. Cuando camino me siento un pícaro y mi encuentro con otros peregrinos nos lleva a compartir un trozo de chorizo y un pedazo de queso con una hogaza de pan. Ultreya. 

lunes, 29 de diciembre de 2008

Molinos de agua

En Galicia y Asturias se conservan diversos molinos de agua -llamados aceñas-. El agua del río impulsa unas palas que generan diferentes fuerzas que llevan a funcionar batanes para golpear y suavizar los tejidos ásperos, moler el trigo o producir electricidad... Es un gozo pensarse viviendo en aquel tiempo como encargado de una aceña, siempre entre la corriente de agua saltando gozosa y creando energía. Esta foto está tomada en la finca Galea (Lugo) en agosto del año 2000 y siempre me ha fascinado por haber captado el agua en movimiento, revelando la intensa fuerza hidráulica que lleva a funcionar múltiples ingenios. El lazarillo de Tormes nació en una aceña a orillas del río que lleva su nombre. Su padre era molinero, y estos tenían una fama pésima de ladrones que llevó a crear una tradición de coplas sobre ellos y sus artes birlatorias. 

domingo, 28 de diciembre de 2008

Las dunas de Corrubedo

Valle Inclán (que dios tenga en su gloria) cita en algunas escenas de Las comedias bárbaras las dunas de Corrubedo. Es una zona declarada parque natural situada en A Coruña, entre el cabo de Corrubedo y la punta de Couso en la comarca de Barbanza donde se sitúan numerosas leyendas como la de la mítica ciudad de Valverde, inundada bajo las aguas. Allí llegué en diciembre de 1993, tras concluir el Camino de Santiago. Estaba eufórico. Subí a las dunas bajo un cielo tormentoso entre los juncales. Antes había comido pulpo en A Coruña bañado con vino turbio invitado por mi primo, un borrachín de tomo y lomo. Me dejé llevar por él. No en vano había caminado 750 kilómetros para pegarme ahora sí, un exceso. En lo alto de las dunas de Corrubedo, me erigí en un modesto personaje de Valle (¡qué más hubiera querido!) y mis manos se alzaron al cielo disfrutando gozosamente de la vida.  

sábado, 27 de diciembre de 2008

Amanecer

Dormía en una pensión del Algarve, en Faro, en diciembre de 1991. Me desperté con ganas de ir al lavabo y subí por unas escaleras que descubrí en el pasillo. Éstas daban a una terraza donde había ropa colgada y varios  aguamaniles. Aquella escena me pareció de película de Fellini. La realidad a veces es misteriosa y nos evoca imágenes casi fantasmales. Me imaginé a una muchacha vestida de blanco deambulando por entre estas sábanas tendidas e inclinándose sobre uno de los aguamaniles con su larga cabellera cayéndole por los hombros.  Con mi Olimpus XA, que compré en Singapur y que perdí en Atenas dos años después, le hacía una larga serie de fotos. Sus ojos verdes, como salida de una leyenda de Bécquer, quedaban reflejados en esta espectral toma al amanecer. ¿No notáis su presencia?

viernes, 26 de diciembre de 2008

En la arena

No los conocía, pero en ellos vi esa relación maravillosa que existe a veces entre padre e hija. El bracito de la niña se apoya con una gran ternura sobre el cuello de su papá. Ambos miran el mar. El padre es el punto de referencia de la hija, su primer amor, hasta que la vida haga que las relaciones se redimensionen y la niña busque en otros hombres claves de su existencia. ¡Qué hermoso es mientras dura! Esta era la playa de Laredo (Cantabria) en un paseo que di por ella en agosto del año 2000. La niña tendrá ahora catorce años quizás. Fotografiar es siempre un acto misterioso y mágico. ¿Qué mirarán ahora padre e hija? Es tan hermoso mirar el mar juntos...

jueves, 25 de diciembre de 2008

Las grietas de la realidad

Me gusta pasear por zonas abandonadas, con caserones medio derruidos, con ventanas apuntaladas y que se haya producido el rito del paso del tiempo. Recuerdo que mi padre me llevaba cerca de Zaragoza a las ruinas de un castillo abatido por los siglos. No tenía un gran valor artístico, pero él siempre me recitaba algún fragmento de la Epístola a las ruinas de Itálica de Rodrigo Caro: Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora/campos de soledad, mustio collado, /fueron un tiempo Itálica famosa. Las grietas del tiempo son grietas en nuestra realidad. Nos devuelven la imagen de nuestro pasar como caminantes por este mundo. Me gusta fotografiar paredes desconchadas, mamposterías caídas, teatros abandonados, ventanas desgastadas... y siento como me invade la melancolía, pero luego inevitablemente me voy a alguna taberna del camino y me bebo un vaso de buen vino para celebrar que estoy vivo. ¡Qué bello es vivir y qué aburrido estar muerto!

miércoles, 24 de diciembre de 2008

La mirada

Esta foto hay pocas probabilidades de que la vea alguien celebrándose hoy  la noche más especial del año. Pero por si acaso la ve algún insomne, he de explicarle que fue tomada en el carnaval de 1994. No vemos la mirada de la chica pero la podemos ver reflejada en los ojos del chico. No cabe duda de que están enamorados. ¿Qué será de ellos? Imaginemos que él se reconoce aquí sin saber que fue fotografiado hace quince años. El misterio del tiempo. Este instante fue congelado con toda su carga de sentimiento. Un microinstante de felicidad, menos de una centésima de segundo, fue suficiente a mi cámara Minox para captar la esencia del amor. Ojalá que sigan igual de enamorados. Brindo con cava por ello. Feliz noche. 

martes, 23 de diciembre de 2008

Descubierto

Es la feria de pins que se celebra los domingos en Arc de Triomf en el centro de Barcelona. Varios tenderetes se montan para compartir esa pasión que se inició en España con las olimpiadas. Estaba fotografiando el ambiente y entre la gente hice una fotografía justo en el momento en que el muchacho había descubierto mi cámara Minox analógica con la que iba a todas partes. Siempre he considerado esta fotografía como una de mis preferidas. La he buscado durante un buen tiempo hasta que la he encontrado entre los viejos álbumes. Fue en 1994 cuando yo llevaba un pañuelo palestino y una gorra roja, y sacaba a mis alumnos a la calle con un ataúd, vestidos de negro y con velones encendidos, recitando las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique

lunes, 22 de diciembre de 2008

Pureza de líneas.


Esta foto fue tomada en el sur de Portugal, en Albufeira, en el invierno de 1994. Allí nos recluíamos para pasar las navidades alejados de las grandes celebraciones familiares. El Algarve en invierno es una maravilla. Leía El libro del desasosiego de Fernando Pessoa, y me deleitaba con la atmósfera humana y cordial de uno de los países más cálidos y hermosos que se pueden visitar, siempre con ese sentimiento de melancolía que impregna las calles, las fachadas, la música, las conversaciones... Frente a la rapidez del ritmo español, la pausa y humanidad del portugués. Dicen que los portugueses tienen siempre en su interior esa melancolía profunda que les lleva a mirar el mar por donde marchó el rey Sebastiao un día y ya no volvió de una incursión militar.  

domingo, 21 de diciembre de 2008

El encuentro

Durante estas fechas de Navidad, iré publicando algunas fotografías analógicas de mi archivo fotográfico. Las escanearé y las colgaré cada día en el blog a las diez de la noche. Ésta data de 1999 y supone el encuentro entre mi mi hija mayor Clara y Lucía nacida días antes. Su cruce de miradas siempre me ha fascinado. Supieron que a partir de entonces la una estaría ligada a la otra para bien y para mal. El mundo había cambiado inevitablemente y ya no estarían nunca solas para jugar o para discutir como las oigo ahora. Parece decir Clara: Bienvenida, y Lucía le contesta: me alegro de que estés aquí. Espero que me cuides. La tiene en sus brazos con ternura. Un dedo de la madre se ve en primer plano, ayudándola a sostenerla. Esta foto está tomada en el hospital donde nació Lucía con una antigua cámara Canon AT1 manual. 

jueves, 18 de diciembre de 2008

Poesía visual y Navidad



Hoy he ido a ver una exposición de poemas visuales de Chema Madoz. He revisitado sus propuestas limpias y sorprendentes en que el azar y la necesidad están presentes descontextualizando objetos de la vida cotidiana, a modo de metáforas, y llevándolos a una dimensión poética. No pueden ser cosas más sencillas o elementales, pero tratadas con la imaginación se convierten, combinando dos realidades, en algo que nos provoca la admiración, la sorpresa o la sonrisa. No quiero hoy daros la murga. Quería felicitaros la Navidad con estos poemas que me han llenado de maravilla. 


               


                                        

                
                 
                     
       
                                             
                               
                                         


A todos los que me leéis con enorme paciencia y generosidad: Pantagruel, Clares, Paco Ortega, Animal de fondo, Yolanda Bellod, Eloi, Víctor Manuel, Antonio Solano, Lurdes Doménech, Antonio, Cariátides, Gemma, Caperucita azul, Eduideas, Juan Poz, José Luis Capilla, Mari Carmen, Bu, Rodolfo Natiello, Simalme, Meike, Alejandro, Un profe cualquiera, Frikosal, Yolanda Molina, Malo Malísimo, Marcos Cadenato, Lucero, Me encantó bailar contigo, José, el lanzador de botellas, Mundos periféricos, Francisco Machuca, Elena, Ernesto, Eduardo Larequi, Coquinas, Javier Martínez, Yoffy, Ana Lorenzo, Miguel, Antonio Gálvez, Ani Granson, Chema Cereceda, Jorge San Juan, Cora Tusnelda, Sonia, Dilaida, Silvia Porras, Rosa Silverio, Marian, Erikenea, Leonor Quintana, Serenus Zeitbloom, Matilde Martínez, Maritza Bueno, Sorel, Carme, Conchi, anónimos y los que lo seguís en la sombra sin aparecer. Disculpad si me he dejado a alguien. 

Por la poesía y el arte. Por un mundo más fraterno y solidario. Por este fenómeno maravilloso de los blogs pese a lo que piense Javier Marías.  Un saludo muy cordial a todos. Feliz Navidad. 

lunes, 15 de diciembre de 2008

Teatro de sombras


Una de las observaciones fascinantes que existe sobre el universo en que viven los niños, quizás hasta los nueve años, es ver cómo necesitan volver una y otra vez sobre sus películas preferidas y sobre los cuentos que les son contados en múltiples ocasiones sin que ellos parezcan estar saciados de ellos. Lo excitante para ellos no es la novedad sino precisamente el que puedan saber en todo momento qué va a pasar, qué palabras dirá cada personaje, qué imágenes van a aparecer. Son capaces de memorizar con todo detalle diálogos y secuencias de una película o las palabras y fórmulas de un cuento. Necesitan volver a esos territorios encantados docenas de veces sin aparente cansancio.

 Me pregunto qué reflexión hay detrás de esto, y sobre todo cuando estos niños en un momento de su desarrollo cambian de modelo y precisan de secuencias narrativas que se renueven constantemente. Ya no les valen las películas de siempre. Es como si de golpe se hubieran hartado de su universo de la primera infancia y requirieran entrar en el tiempo lineal, el que estuviera en constante evolución y renovación. Me pregunto si en el primer proceso no nos encontramos ante una concepción del tiempo cíclico –el de la infancia: poderoso mundo mágico y de encantamientos- para entrar luego en el tiempo occidental que avanza de atrás hacia delante sin cesar, hacia la muerte tal vez.

 Hace algunos años pasé en dos ocasiones varios meses en el sudeste asiático. Recuerdo haber visto espectáculos teatrales en la isla de Java y en Balí. Las representaciones podían adoptar artes diferentes: el wayang kulit es el teatro de sombras, el wayang golek es el teatro de títeres, y el wayang orang es el interpretado por personas. Pero sea cual sea el método empleado siempre se representa la misma historia, la epopeya del Ramayana en que  la esposa de Rama (Dios y rey) es secuestrada por el demonio Ravana y es llevada a la isla de Lanka. Rama obtiene ayuda de una tribu de monos, liderada por Sugriva y Hanuman,  que construyen un puente a través del mar y liberan a Sita. Siempre era la misma historia. Las representaciones comenzaban al anochecer y duraban toda la noche. El público conocía la historia porque la había visto representada en muchísimas ocasiones Sin embargo, la habilidad del dalang (o artista de sombras) lograba recrear cada vez de un modo diferente la misma historia. Los espectadores reían ante las palabras de los personajes interpretados maravillosamente y con distintas voces cada uno de ellos. El dalang canta o hace las pistas de música de acompañamiento musical provocando la fascinación del público durante diez horas seguidas. En ese tiempo el público ríe, fuma, come o duerme. No hay equivalente en el sentido del teatro que tenemos nosotros que dura una hora y media y habemos de estar callados y quietos sin manifestar nuestras emociones o nuestro cansancio.

 ¿Hay alguna relación entre este tipo de representaciones que reiteran siempre la misma historia y el tiempo de los niños, que pierden en occidente al entrar en una sociedad fundamentalmente utilitaria y carente del sentido mágico, una sociedad productiva y materialista?

 Me pregunto si las adicciones al alcohol y a las drogas de todo tipo no son una expresión de una necesidad de adentrarse de nuevo en el tiempo mágico de la infancia cambiando las coordenadas opresivas de espacio y tiempo que nos aherrojan en una conciencia rígida y carente de espiritualidad.   

 Me pregunto si la poesía y el arte no expresan una necesidad de retornar al universo primigenio de la infancia. Me pregunto si las cantidades ingentes de antidepresivos y ansiolíticos que se consumen en occidente no representan una enfermedad del ánimo que no soporta nuestro tipo de vida en perpetua transformación, sin tiempo para ser, y en el que sólo hay tiempo para producir, acumular, ganar, consumir, y así activar la economía que sólo funciona en un frenético despilfarro sin ninguna dirección y en una perpetua inquietud existencial.

 Me pregunto si el modelo de escuela que estamos viviendo inmersa en esa concepción utilitaria de las enseñanzas, estresante, burocrática, frenética y que intenta adaptarse, sin conseguirlo nunca, a una sociedad en permanente cambio y sin ninguna dirección sino la que marca la evolución del capitalismo puede dar respuestas sólidas a las necesidades íntimas del ser humano o sólo lo hace como instrumento de ese modelo económico depredador y angustioso que va camino de quién sabe dónde. 

viernes, 12 de diciembre de 2008

Bajo la sombra del baobab

Estimados amigos lectores del blog. He creado otro blog titulado Cuadernos de África para recoger mis reflexiones sobre temas africanos. Durante este trimestre varios posts han hecho hincapié en aspectos como el arte, la escuela africana, la situación en el Congo, el sentido de la vida y sus universos mágicos. Surge impetuosa en mí esta necesidad de profundización en lo africano pero Profesor en la secundaria quizás os esté resultando poco ortodoxo por su escaso centrarse en lo pedagógico. Prometo en el segundo trimestre remediar esta propensión a ir más allá de las aulas acercándome, aunque sea de refilón, a la literatura, la filosofía, el arte, África…

 Guardaré en el nuevo blog mis acercamientos a lo africano y si alguno de vosotros quiere acercarse a charlar, seréis bienvenidos. Eso sí, sin prisa. Os invito a tomar un té pausadamente bajo un baobab. El placer mayor de los africanos es la conversación y las relaciones con los demás. El héroe solitario no es africano. El héroe africano siempre es en compañía.

 Gracias por vuestros poemas. Los he leído todos atentamente. Han sido pequeños regalos inmateriales como todo lo más importante en la vida. He disfrutado con la lectura. Algunos los conocía y otros no. No quiero destacar ninguno pero he de reconocer que ha habido varios que me han golpeado interiormente. Algunos han sido extensos y otros han sido extremadamente breves, incluido algún haiku. La poesía tiene esa capacidad de hacernos sentir profundamente. Son intuiciones de algo que se encuentra en el centro de nosotros mismos, en el corazón del misterio. Otras veces revelan el mundo y lo iluminan. Hay pocas cosas comparables a unos buenos versos que perduran en nosotros a través del tiempo. El arte tiene esa extraña cualidad de perdurar y extender sus raíces en el ser.

 Me despido de vosotros con unos versos (los versos finales) de un poema de Léopold Sédar Senghor:

 Pero la piragua volverá a nacer en medio de los nenúfares de espuma,

nadando por encima de la dulzura del bambú, en el amanecer transparente del mundo.


martes, 9 de diciembre de 2008

Poesía y deflación

¡La que nos espera! He leído un post del blog de Marc Vidal sobre la deflación. Os lo recomiendo, aunque no deja de ser un enfoque dentro de la lógica de la economía capitalista. Me gustaría sabe qué piensa el economista alternativo Manfred Max-Neef, premio Nobel alternativo de Economía. 
No sé de economía, pero presiento que no van a venir buenos tiempos. Serán tiempos en que quizás habremos de recurrir a la poesía para capear el temporal y para calentarnos los huesos. Os propongo que juntos hagamos una pequeña antología poética. Os pido, a los que queráis participar, que enviéis vuestros poemas. Poemas que os conmuevan, que os agiten, poemas que os conmocionen u os hagan pensar. Da igual la época del poema aunque preferiría que fueran contemporáneos. Estamos en una crisis de la contemporaneidad. Cómo enfrenta la poesía la crisis del ser, de la historia, del pensamiento... Sin duda la poesía nos aporta humanismo. Deja un poema que te diga algo y explica brevemente por qué. Indica si es posible el libro al que pertenece y el año de publicación. 

Mi elección es el poema de Vicente Gallego, titulado El sueño verdadero perteneciente a su libro Santa deriva (2002) y lo he escogido porque revela mis intuiciones más íntimas sobre lo de que todo lo que vive lo hace muriendo, sin embargo...

En el cenit del día
un derrumbe se escucha silencioso:
es el ínfimo estruendo
de la nube que quiebra su lograda figura
para ser de sí misma sólo un eco en lo alto.
Todo está en su solsticio,
en su plena apariencia mientras el sol lo abrasa.
Y a la herida del hombre su latido le presta
el frágil corazón de la que cree su hora
en la burla del tiempo. 

Todo vive muriendo y, sin embargo,
qué arraigado saberse cierto y hondo
en la misma raíz del desarraigo,
qué morada a cubierto en la brusca intemperie,
qué verdad este sueño
cristalino de agosto. 

viernes, 5 de diciembre de 2008

Universos mágicos

Acostumbro a pasarme por la librería Altaïr de Barcelona. Para los que no la conozcáis os diré que está especializada en viajes y entrar en ella ya es un poco como ponerte a viajar por el mundo. Es un pequeño universo, especialmente el sótano, adonde  voy indefectiblemente  a la sección dedicada a África. Paso allí una hora y media o dos mirando las novedades y especialmente los libros de documentos fotográficos sobre los distintos países y culturas de África. Una vez descubrí un libro fotográfico que me fascinó. Estuve mirándolo casi una hora. Aquellas fotos producían un impacto visual extraordinario, tenían fuerza y magnetismo. Recogía las fotografías que hizo la cineasta alemana Leni Riefenstahl (1902-2003) entre las tribus nuba del Kordofan en Sudán entre los años sesenta y setenta.

La biografía de Leni Riefenstahl está marcada inevitablemente por su relación con el Tercer Reich y haber sido una de las musas de Hitler. Éste le impuso –según el testimonio de la Riefenstahl- la realización de un reportaje sobre el congreso del Partido Nacional Socialista en Nuremberg. Ella realizó una verdadera obra de arte con imágenes que desbordan lo documental y producen una extraña fascinación. Se tituló El triunfo de la voluntad (1934). Posteriormente –una vez acabada la guerra en el periodo de la desnazificación- fue juzgada en diez ocasiones como acusada de propaganda del régimen nazi, pero nunca ningún tribunal llegó a la conclusión definitiva de si lo que había filmado era un documental o era propaganda. En la película no hay voz. En su posterior film Olimpiada (1938) –terriblemente bello también- filmó los juegos olímpicos de Berlín con imágenes que suponen una glorificación de la fuerza y la belleza física de los atletas.

Perseguida, ignorada e incomprendida en Alemania tras la guerra, marchó en los años cincuenta a África. Primero a Kenia buscando a negros atléticos y musculosos. Los masai y los kikuyu le parecieron esbeltos pero no era lo que estaba buscando. Una fotografía de dos guerreros nuba del Sudán le llevó a buscar en otro país. El caso es que descubrió la región montañosa del Kordofán donde habitan docenas de tribus nubas con lenguas totalmente diferentes. Halló un universo maravilloso en donde pasó largas temporadas durante los años sesenta y setenta conviviendo con ellos que la terminaron acogiendo como una más de la tribu. Realizó allí uno de los documentos antropológicos más extraordinarios. Su colección de fotografías de los nuba han dado la vuelta al mundo.

La belleza y la fuerza de los guerreros, que se muestran totalmente desnudos en los poblados, es harto conocida. Son asimismo geniales las pinturas de sus cuerpos, cubiertos primero con polvo blanco y posteriormente decorados con los motivos más vanguardistas que se pudiera imaginar. Alguno ha relacionado estas decoraciones corporales con los dibujos de Picasso. Leni Riefenstahl pasó allí de los años más felices de su vida. Se asombraba de que aquellos guerreros y aquellas muchachas desnudas eran mil veces más felices que sus compatriotas de Alemania sin tener prácticamente nada. Su mitología era de una riqueza fantástica, y todos eran artistas. Los nuba de kau eran además violentos. Sus luchas corporales, entre los diferentes poblados, acababan con la sangre cubriéndoles el cuerpo. Las muchachas luego escogían a los hombres con los que compartirían la noche pasándoles una pierna por encima del hombro.

Hoy día los nuba siguen existiendo pero han perdido el orgullo y la fuerza que los caracterizaba. Se hallan en zona de guerra entre los cristianos del sur de Sudán y los musulmanes de Jartum. Su vida libre y salvaje ha sido reconvertida. Los que quedan ya van totalmente vestidos y sus luchas y combates han perdido la fuerza simbólica que tenían antes. En Jartum los nubas hacen exhibiciones de fuerza para ganarse unas monedas.

Esto me lleva a reflexiones sobre la extraordinaria riqueza que tuvo África en cuanto a estilos de vida autóctonos durante miles de años. Centenares y centenares de tribus conservaban mitologías extraordinariamente complejas y a la vez delicadas. Sin saberlo, eran artistas en sus danzas, en sus luchas, en sus máscaras, en sus modos de organización social, en sus fábulas y cuentos mediante la transmisión oral. Todos presuponían la existencia de lo invisible y la fuerza y realidad de lo espiritual. La peor desgracia que le puede ocurrir a un africano es la pérdida de su alma. Los africanos dicen que los blancos “tienen” cosas y que ellos “son”.

A veces cuando me encuentro en medio de una gran superficie comercial viendo la casi única épica que le está permitida a un hombre de nuestros tiempos, pienso en los nuba, en los masai, en los dogón, en los himba, en los bosquimanos… y me doy cuenta de la terrible prepotencia del hombre blanco cuando entró en el siglo XIX en África. Encontró allí construcciones humanas maravillosamente delicadas pero no supo entenderlas por el espíritu de superioridad con que llegó. Su racionalismo radical le vedaba entender las cosmovisiones mágicas de los africanos y poco a poco los fue destruyendo y aplastando. Cuando oímos de algunos actos atroces de negros africanos en guerras hay que inscribirlos en un proceso complejo de pérdida de identidad frente a la supremacía y poder inmenso del universo occidental. Aún así África se resiste a la deshumanización que le ofrece nuestro mundo.

¡Qué tristeza la pérdida de las culturas aborígenes! Eran de una riqueza maravillosa frente a la cual nuestra vida consumista y depredadora es de una pobreza uniformadora.

En el fondo me hubiera gustado ser africano y caminar desnudo con mis dibujos imaginativos sobre el cuerpo y combatir para que alguna muchacha me escogiera para una noche. No hubiera tenido nada material pero hubiera poseído mi alma.


martes, 2 de diciembre de 2008

Un rincón para la poesía

Ya hace un tiempo hablé de esos momentos entrañables que paso con mi hija pequeña leyendo cuentos por la noche, antes de dormir, los dos tumbados en la cama. Son unos veinte minutos que no cambio por nada. Espero poderlo hacer mucho tiempo más. Tiene, como sabéis, nueve años. Últimamente hemos añadido algo nuevo a nuestro espacio literario: hemos empezado a leer poesía. El diario El País ha comenzado una colección de antologías poéticas que se venden los miércoles. Hasta ahora han salido Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez (como oferta de promoción) y Federico García Lorca. Los próximos son César Vallejo, Rafael Albertí y Pedro Salinas. Para nuestro placer,  cada noche escogemos un poeta y leemos algunos de sus poemas, preferiblemente en versos cortos. Lo leemos un par de veces, una vez yo y otra vez ella. A la noche siguiente volvemos a repetir los poemas de modo que la musicalidad y el ritmo se nos queden prendidos. Anteayer leímos La baladilla de los tres ríos y La aurora de Lorca. De paso me pidió que le contara la historia de Lorca, una historia interesante y dramática. No le oculté nada esencial. Conversamos sobre los chicos a los que les gustan los chicos, hablamos de su amor por Dalí, de la traición de éste (junto a Buñuel)  y la película El perro andaluz, de su viaje a Nueva York y Cuba, hablamos de la Barraca, de su teatro, de su detención y asesinato. Su muerte y la de muchos españoles en ese ominoso conflicto que fue la guerra Civil. Lo más hermoso es volver sobre los poemas. Ayer me pidió leer de nuevo La aurora, ese poema esencial y trágico de Poeta en Nueva York. Releerlo es entrar en sus imágenes surreales pero explícitas y advertir su profundo instinto poético. Me dijo que era muy triste, pero le gustó.

 Otro día leímos a Antonio Machado. Hace tres años estuvimos en su tumba en Collioure. Queremos volver y leer alguno de sus poemas en ese pequeño cementerio costero. También hablamos de su vida, de Leonor, de su tuberculosis, de él como profesor de francés, de las imágenes que tenía tras la muerte de su esposa…, de su camino al exilio, de su muerte.

 Creo que no hay tema que no pueda ser abordado con un niño de nueve años, siempre y cuando los acompañemos y nuestra voz se trence con la suya en la intimidad de esos encuentros mágicos y nocturnos. Se puede hablar de la injusticia del mundo, de poesía, de amor homosexual, de la muerte, de Dios, del tiempo, de la infancia… Todo ello a su nivel, cultivando la sensibilidad y preparándolos para que sean curiosos y generosos.

 Hace dos años pasé un trimestre iniciando mis clases de lengua en la ESO (tercero y cuarto) leyendo durante diez minutos poemas de los principales poetas en lengua castellana. El silencio era total. Les gustaba oír poesía, luego les explicaba algo del poeta y a veces ellos hacían preguntas. Pero tuve que dejar de hacerlo. ¿Sabéis por qué? Tras diez minutos (a veces un cuarto de hora) de escuchar poesía ¿quién se iba a dedicar a hablar de la morfología del  sintagma nominal o a hacer ejercicios léxicos? Estaban sumergidos en un estado de ensueño que no predisponía sino a la contemplación. Pedían más. Algún año dedicaré un buen espacio de tiempo a la lectura y a la creación poética. Es el siguiente paso, aunque tenga que dejar a un lado la sintaxis teórica y hacerla más corpórea y esencial.

 La poesía es necesaria, más en un mundo fuertemente dominado por las imágenes y los cambios vertiginosos. La palabra poética despierta en nosotros otras resonancias y significados. No es un lenguaje elitista para unos pocos. Es alimento para el ser, que hay que desentrañar y dejarse impregnar por él. Con lentitud. "La auténtica naturaleza de las cosas suele estar oculta". Lo dijo Heráclito. La poesía nos acerca a la que debería ser nuestra vocación, la artística, si no como creadores, al menos como oyentes fascinados, recreando esos poemas y haciéndolos vivir en nuestro interior. Ser niños o adultos fascinados, como en África, escuchando las fábulas, canciones o leyendas, recitadas o entonadas por un griot tañendo la kora

Imagen: óleo del pintor iraní Iman Maleki traído a este blog por Conchi

sábado, 29 de noviembre de 2008

Una libreta y un lápiz

Con motivo de mi visita a la exposición fotográfica Ser niño en Burundi, organizada por la UNICEF y la Generalitat de Catalunya, he tenido ocasión de investigar algunos datos sobre ese país, situado en la zona de los Grandes lagos, que limita con Rwanda, Tanzania y la República Democrática del Congo. Sus habitantes son fundamentalmente hutus (85%), tutsis (14%) y batwas (descendientes de los pigmeos) 1%. Burundi es uno de los diez países más pobres del mundo y ha padecido una guerra civil entre 1993 y 1999 entre hutus y tutsis que ha dejado más de 250.000 muertos y centenares de miles de refugiados. Es un país pequeño, parecido a Cataluña en cuanto a extensión. Su población es de 8.390.000 habitantes. Su esperanza de vida es de 51 años. Su tasa de alfabetización el del 51,6. Sus idiomas son el kirundi, el swahili y el francés. La mayoría de la población es católica, aunque recientemente ha entrado el islam que se está extendiendo. La tasa de incidencia del VIH es del 6%. El 50 % de la población tiene menos de quince años. 

 Estos son datos que nos ayudan a hacernos una idea. África existe, y Bujumbura es la capital de Burundi. Me quiero centrar en el tema de la escuela en Burundi como espacio de oportunidades y de convivencia.  No es obligatoria pero sí gratuita desde hace un par de años. Muchos niños, sin embargo, se quedan trabajando en los campos porque no se pueden permitir la asistencia a clase. Los que van a las escuelas a veces tienen que andar una hora o más para llegar. Bastantes niñas después de la jornada escolar tienen que caminar un buen trecho y encargarse de recoger la leña, trabajar el campo y hacer la comida de la casa. 

 Las escuelas son habitáculos pobres donde hay una gran pizarra negra muy desgastada, frente a la que se sientan ochenta o noventa alumnos. No hay asientos y han de sentarse sobre la tierra. Hay muy pocos profesores y existen muy escasos libros. Algunas organizaciones de ayuda a la infancia como UNICEF colaboran para que las escuelas tengan algo de material escolar. Un libro, una libreta, un lápiz son objetos preciosos que son cuidados con esmero.

 La educación es el portal para poder mejorar de vida. Los que asisten lo hacen conscientes de la oportunidad y el privilegio que tienen. A los niños africanos les gusta ir a la escuela. Se sientan en el suelo o en piedras que han llevado con ellos . Siguen atentamente y con extrema concentración las explicaciones del profesor. La escuela también es el espacio donde las etnias enemigas (hutus y tutsis) pueden encontrarse y restañar heridas. También, aunque minoritarios, están los batwas que son los descendientes de cazadores o recolectores de frutos y que son el eslabón más precario de la cadena. Sus familias fueron expulsadas de los grandes parques creados como Virunga o Kahuzi-Biega, Bwindi y Mgahinga. Perdieron su modo tradicional de vida, junto con sus tierras, y son despreciados por las otras etnias. Algunos viven de la mendicidad. Pero en la escuela están empezando a integrarse, gracias a la presión de asociaciones internacionales, y a aprender a leer o a jugar al fútbol con sus compañeros. Una pelota hecha con trapos es suficiente para que estos niños jueguen y sonrían.

 A veces los alumnos no pueden ir a la escuela y tienen que ir a trabajar doce horas recogiendo ladrillos para ayudar a su familia. Una jornada laboral supone una paga de 200 francos burundeses o lo que es lo mismo, 15 céntimos de euro.

 Sus voces son preciosas. La música está en el alma de los africanos. Es costumbre muy arraigada tocar los tambores con unos palotes que llenan de ritmo las noches de Burundi. También les encanta escuchar historias para las que siempre tienen tiempo. Las cuentan los ancianos o las mujeres de la tribu. El mundo es mágico ante los ojos de estos niños. 

 Allí los niños no se sienten aburridos y la adolescencia no es ese periodo llamado aquí la edad del pavo en que durante años se está desnortado, apático o hastiado.  Todo es mucho más urgente y esencial. Un niño sabe que ha de ser útil a su familia y a su etnia. Hay una seriedad y concentración en su semblante que impresiona. No existen las plays ni las nintendos, ni canal Disney pero la vida tiene el sabor de lo incierto y lo único. La escuela es una conquista y un espacio de oportunidades. Ser maestro supone una gran dignidad, más viendo esos rostros totalmente entregados y respetuosos con su saber, aunque su salario  sea muy bajo. 

 Lo más hermoso, la sonrisa en medio de las mayores calamidades y tragedias. También su resistencia frente a la adversidad. Hay quienes piensan que desarrollo y crecimiento económico no están necesariamente ligados. Países pobres pueden tener un alto nivel de riqueza emocional, creativa  y de participación, mientras que países ricos pueden tener graves carencias.  El desarrollo puede ser infinito pero el crecimiento no. 

 "A partir de cierto umbral, el crecimiento económico genera un deterioro de la calidad de vida" (Manfred Max Neef, premio Nobel Alternativo de Economía). 

Pensaré en ello. 

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Lucecitas de Navidad


La crisis hace tambalearse al mundo y afecta a los sistemas financieros y a las bolsas, los mercados inmobiliarios se hunden, el precio del crudo cae en picado, la venta y producción de automóviles se estanca , decenas de miles trabajadores se van al paro, disminuye el consumo. Todo esto provoca la tan temida recesión o crecimiento negativo… Esto es lo que nos inunda desde hace meses y nadie sabe cómo va a seguir o acabar esta crisis estructural del capitalismo provocada por el aventurerismo y la avaricia de especuladores neoliberales sin escrúpulos. 

 Sin embargo, cuando se habla de cómo y cuándo saldremos de la crisis me pregunto si es posible mantener el estilo de crecimiento anterior a la misma. Se habla de reactivar la construcción, o lo que es lo mismo que la venta de pisos y segundas residencias.  Una noticia que venía en la prensa el lunes 24 de noviembre es que el cemento se traga cada día 140.000 metros cuadrados de costa, lo que significa que el ladrillo ya ha consumido un 27,5 del litoral mediterráneo. La costa española libre es apenas inexistente. Todo es un muro de cemento. ¿Ha de reactivarse esta explotación y destrucción de nuestros recursos naturales y paisajísticos para salir de la recesión? Ello sin contar con el apartado de corrupción municipal que se ha extendido por toda España. 

 ¿De nuevo hay que fomentar la venta de automóviles, muchos todoterreno, que contaminan y hacen que todo el país dependa de la industria automovilística? Los trabajadores de Nissam van a la calle porque no se venden tantos todoterrenos, entre otras cuestiones.

 Hay que estimular el consumo –se nos dice-. Esto supone que hemos de continuar siendo consumidores ávidos de productos que han de llenar nuestras vidas. La publicidad se encargará de hacernos desear continuamente más y más cosas. Nuestro consumo es patriótico, y no es aconsejable ahorrar como están intentando hacer las familias para encarar la crisis. Hay que vivir del crédito, mantener una economía en el aire para que circule el capital. Hay que producir mucho –lo que consume mucha energía- y vender mucho, lo que hace circular el capital y su redistribución. Si se reduce el consumo, el estado recauda menos IVA, lo que pone en peligro las inversiones públicas... Todo parece ser una cadena ineluctable. 

Las Navidades  se acercan pero sabemos que su verdadera esencia es el consumo que revela nuestro optimismo vital. Hay que vender para salir de la crisis. Lo más terrible es el estancamiento.

 Estas son reflexiones de un lego en economía, pero que es consciente de que nuestro planeta no puede resistir un nivel de consumo como el que estamos manteniendo: emisiones de CO2 que provocan el cambio climático motivadas por el consumo de energía creciente, y como factores relacionados tenemos la desertización, la destrucción de las selvas tropicales a un ritmo frenético y de los fondos marinos,  la extinción de centenares de especies de animales -el elemento más frágil de la cadena-, el desplazamiento masivo de poblaciones en busca de posibilidades de subsistencia en el mundo desarrollado (el Banco Mundial y el sistema económico establecido ahoga y condena a la miseria a los países pobres), las guerras en la periferia, la crisis del agua potable disponible en buena parte del mundo…

 ¿Es posible otro tipo de crecimiento? El otro día Frikosal se interrogaba sobre la viabilidad del crecimiento cero. Yo era pesimista. Nuestro sistema no puede funcionar con ese tipo de crecimiento. Necesita consumir el planeta para poder mantener el nivel de vida de una parte de la humanidad. Pero si seguimos consumiendo al nivel actual y emitiendo dióxido de carbono a la atmósfera, esto se va al garete. Si todos los países consumieran como Estados Unidos, necesitaríamos varios planetas para saciar las necesidades de consumo.

 Necesitamos reflexionar sobre esta crisis que nos plantea interrogantes difíciles de resolver. ¿Cómo estará el planeta en treinta años? El petróleo en ese tiempo se habrá agotado y no tenemos recambio de momento. ¿Es posible otro tipo de crecimiento? ¿Esta crisis es más profunda que solamente económica? ¿No es una crisis humana y existencial que pone en cuestión nuestro modo de vida? ¿Es posible otro modo de vida en que vivamos sin tanta avidez? Mucho me temo, y esta es la tesis de este post escrito por un profesor de secundaria, que habremos de cambiar mucho, pero no sé si estamos dispuestos a hacerlo. Necesitamos nuevas ideas y una predisposición a cambiar el modelo de desarrollo haciéndolo mucho más austero. Hay que compartir, hay que acostumbrarse a perder style of life. El mundo es plural y complejo. Hay que habituarse a oír otras voces que la del consumo, aunque nos digan que éste es necesario para engrasar el sistema. 

No sé si atreverme a pedir el apagón de las lucecitas de Navidad.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Gorilas en la niebla

El pasado jueves bajé a Barcelona a ver en el CCCB la exposición gratuita  World Press Photo 08 con una selección de las mejores fotografías tomadas en el mundo por fotoperiodistas. Había muchas y muy buenas ambientadas en los cinco continentes, pero quiero traer a colación algunas que me produjeron una gran impresión dentro de los conflictos actuales del mundo. Ambas son relativas a África: una de ellas es la que aparece arriba (Brent Stirton)  Es la foto de un gorila de montaña muerto en el parque de Virunga (República Democrática del Congo). Los guerrilleros del general Nkunda lo han matado, quizás por diversión, junto a varios ejemplares más. Esta acción se inscribe dentro de la guerra llamada de baja intensidad entre las milicias tutsis, aliadas de Ruanda y las fuerzas militares en desbandada de la RDC. Los diecisiete mil cascos azules de la ONU están resultando totalmente inútiles y no son capaces de defender a la población civil de los desmanes de los rebeldes y del ejército congoleño. Más de doscientas cincuenta mil personas han huido y se hacinan en campos de refugiados improvisados. Las mujeres son violadas y los niños, que no consiguen refugiarse en la selva a tiempo, son asesinados, sea por las milicias tutsis o por el ejército congoleño, o por los mai mai o por la guerrilla hutu.

 La foto del gorila muerto me inquietó. Quedaban unos setecientos gorilas de montaña en el parque Virunga. Su supervivencia, en zona de guerra, cada vez es más precaria. Estos animales tímidos y pacíficos, de aspecto imponente, están indefensos y mueren por defender a sus crías. Mi hija Lucía, de nueve años, hizo en el colegio un trabajo oral sobre los gorilas. Fuimos al zoo de Barcelona a observarlos durante varios días. La foto le ha impresionado y me ayuda a escribir este post. No entiende por qué los han matado ¿para divertirse?. Sabe que también habrán aprovechado para llevarse sus crías y venderlas a algún zoo. Piensa que hay hombres muy malos. Los gorilas no les han hecho nada para que los maten, es muy triste, desaparecerán los gorilas del mundo. Quedan menos de setecientos gorilas de montaña en el mundo. Son muy pocos. Ella piensa que los gorilas han de vivir en libertad porque sabe que los gorilas en los zoos no saben buscarse luego la comida, no son libres. Tienen un espacio muy pequeño para vivir y la gente los mira como diciendo “Te han cazado. Te lo tienes merecido por ser agresivo”, pero en realidad son muy buenos y no son agresivos si no les provocas.

 
Estas eran palabras de Lucía. Es coautora del post. Me gusta compartir sentimientos con ella. Es muy sensible y siente las cosas que pasan en el mundo. Otra fotografía que me impresionó fue la del general Nkunda, el guerrillero tutsi que está avanzando hacia Goma (Kivu norte) y provocando la huida de miles de personas y el asesinato de muchas. No tengo la foto de la exposición  pero puedo explicar que es un militar joven, de aspecto prepotente y chulesco, que se mueve en lujosos automóviles. En la foto se le veía con sombrero de cowboy flanqueado por dos soldados con fusiles de asalto. Occidente se lava las manos y se aprovecha de las inmensas riquezas del suelo congoleño: coltán, casiterita, diamantes..., que son vendidas para comprar armas y lujo para los señores de la guerra.

 Ayer también vi la película El jardinero fiel dirigida por Fernando Meirelles -el director de La ciudad de Dios-. Está ambientada en Kenia donde se produce una intriga de connotaciones ominosas. Una compañía farmacéutica británica está probando entre los africanos más pobres un medicamento para curar la tuberculosis (que en caso del SIDA va frecuentemente asociada a él), de la que se espera una epidemia a nivel mundial. El medicamento tiene efectos secundarios y produce la muerte de muchos que lo toman. El resultado de las pruebas es ocultado por las ganancias multimillonarias que están en juego. Tessa Quayle, la mujer de un diplomático, militante comprometida con las causas de los más débiles, lo descubre por lo que será asesinada brutalmente…

 Hay algo que se dice en la película que me hizo pensar: occidente tiene muy mala conciencia respecto a África; por eso las acciones de las Naciones Unidas y la ayuda humanitaria como contrapeso de la explotación y el expolio a que son sometidos los africanos, o la intervención interesada en guerras, o el aprovechamiento de sus recursos minerales, o los experimentos farmacéuticos, o  la pandemia del SIDA de dimensiones gigantescas, o la venta de armas a todos los bandos… El sentimiento de culpa es inmenso pero no impide nuestros negocios de todo tipo. No sé si el fundamento de la película de Meirelles es sólido, pero sí muy creíble. ¿Cómo voy a explicar a Lucía el funcionamiento del mundo en que vive? Vio la imagen del gorila asesinado y se estremeció, pero esto sólo es la punta del iceberg que sobresale de África

Un endiablado problema. Cómo explicarles el mundo a los niños. 

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