No sé de economía, pero presiento que no van a venir buenos tiempos. Serán tiempos en que quizás habremos de recurrir a la poesía para capear el temporal y para calentarnos los huesos. Os propongo que juntos hagamos una pequeña antología poética. Os pido, a los que queráis participar, que enviéis vuestros poemas. Poemas que os conmuevan, que os agiten, poemas que os conmocionen u os hagan pensar. Da igual la época del poema aunque preferiría que fueran contemporáneos. Estamos en una crisis de la contemporaneidad. Cómo enfrenta la poesía la crisis del ser, de la historia, del pensamiento... Sin duda la poesía nos aporta humanismo. Deja un poema que te diga algo y explica brevemente por qué. Indica si es posible el libro al que pertenece y el año de publicación.
Mi elección es el poema de Vicente Gallego, titulado El sueño verdadero perteneciente a su libro Santa deriva (2002) y lo he escogido porque revela mis intuiciones más íntimas sobre lo de que todo lo que vive lo hace muriendo, sin embargo...
En el cenit del día
un derrumbe se escucha silencioso:
es el ínfimo estruendo
de la nube que quiebra su lograda figura
para ser de sí misma sólo un eco en lo alto.
Todo está en su solsticio,
en su plena apariencia mientras el sol lo abrasa.
Y a la herida del hombre su latido le presta
el frágil corazón de la que cree su hora
en la burla del tiempo.
Todo vive muriendo y, sin embargo,
qué arraigado saberse cierto y hondo
en la misma raíz del desarraigo,
qué morada a cubierto en la brusca intemperie,
qué verdad este sueño
cristalino de agosto.
El Abrazo, de José Lezama Lima.
ResponderEliminarLos dos cuerpos
avanzan, después de romper el espejo
intermedio, cada cuerpo reproduce
el que está enfrente, comenzando
a sudar como los espejos.
Saben que hay un momento
en que los pellizcará una sombra
algo como el rocío, indetenible como el humo.
La respiración desconocida
de lo otro, del cielo que se inclina
y parpadea, se rompe
muy despacio esa cáscara de huevo.
La mano puesta en el hombro de la mujer.
Nace en ellos otro temblor,
el invisible, el intocable, el que está ahí,
grande como la casa, que es otro cuerpo
que contiene y luego se precipita
en un río invisible, intocable.
Las piernas tiemblan, afanosas de llegar
a la tierra descifrada,
están ahora en el cuerpo sellado.
Comienza apoyándose enteramente,
un cuerpo oscuro que penetra
en la otra luz
que se va volviendo oscura
y que es ella ahora la que comienza
a penetrar.
Lo oscuro húmedo que desciende
en nuestro cuerpo.
Tiemblan como la llama
rodeada de un oscilante cuerpo oscuro.
La penetración en lo oscuro,
pero el punto de apoyo es ligeramente incandescente,
después luminoso
como los ojos acabados de nacer,
cuando comienzan su victoriosa aprobación.
La mano no está ya en el otro hombro.
Se establece otro puente
que respaldan los cuerpos penetrantes.
Ya los dos cuerpos desaparecen,
es la gran nebulosa oscura
que apuntala su aspa de molino.
Los dos cuerpos giran
en la rueda de volantes chispas.
Como después de una lenta y larga nadada,
reaparecen los cabellos llenos de tritones.
Miramos hacia atrás separando el oleaje
Y aparece el desierto con alfombras y dátiles.
Los dos cuerpos desparecen
en un punto que abre su boca.
Lo húmedo, lo blando,
la esponja infinitamente extensiva,
responden en la puerta,
abrillantada con ungüentos
de potros matinales
y luces de faisanes con los ojos apenas recordados.
El dolmen que regala los dones
en la puerta aceitada,
suena silenciosamente su madera vieja.
Los dos cuerpos desaparecen
y se unen en el borde de una nube.
La manta, la lechuza marina,
seca el sudor estrellado
que los cuerpos exhalan en la crucifixión.
El árbol y el falo
no conocen la resurrección,
nacen y decrecen con la media luna
y el incendio del azufre solar.
Los dos cuerpos ceñidos,
el rabo del canguro
y la serpiente marina,
se enredan y crujen en el casquete boreal
PALABRAS PARA JULIA
ResponderEliminarTú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
José Agustín Goytisolo
De Álvaro de Campos, este poema:
ResponderEliminarNunca conhecí quem tivesse levado porrada.
Todos os meus conhecidos têm sido campeões em tudo.
E eu, tantas vezes reles, tantas vezes porco, tantas vezes vil,
Eu tantas vezes irrespondivelmente parasito,
Indesculpavelmente sujo,
Eu, que tantas vezes não tenho tido paciência para tomar banho,
Eu, que tantas vezes tenho sido ridículo, absurdo,
Que tenho enrolado os pés publicamente nos tapetes das etiquetas,
Que tenho sido grotesco, mesquinho, submisso e arrogante,
Que tenho sofrido enxovalhos e calado,
Que quando não tenho calado, tenho sido mais ridículo ainda;
Eu, que tenho sido cómico às criadas de hotel,
Eu, que tenho sentido o piscar de olhos dos moços de fretes,
Eu, que tenho feito vergonhas financeiras, pedido emprestado sem pagar,
Eu, que, quando a hora do soco surgiu, me tenho agachado
Para fora da possibilidade do soco;
Eu, que tenho sofrido a angústia das pequenas coisas ridículas,
Eu verifico que não tenho par nisto tudo neste mundo.
Toda a gente que eu conheço e que fala comigo
Nunca teve um acto ridículo, nunca sofreu enxovalho,
Nunca foi senão príncipe —todos eles príncipes— na vida...
Quem me dera ouvir de alguém a voz humana
Que confessasse não uni pecado, mas uma infâmia;
Que contasse, não uma violência, mas uma cobardia!
Não, são todos o ideal, se os oiço e me falam.
Quem há neste largo mundo que me confesse que uma vez foi vil?
Ô príncipes, meus irmãos,
Arre, estou farto de semideuses!
Onde é que hà gente no mundo?
Então sou só eu que é vil e erróneo nesta terra?
Poderão as mulheres não os terem amado,
Podem ter sido traídos —mas ridículos nunca!
E eu, que tenho sido ridículo sem ter sido traído,
Como posso eu falar com os meus superiores sem titubear?
Eu, que tenho sido vil, literalmente vil,
Vil no sentido mesquinho e infame da vileza.
*
Nunca conocí a alguien a quien le hubiesen dado de bofetadas.
Todos mis conocidos son campeones en todo.
Y yo, tantas veces bajo, tantas veces soez, tantas veces vil,
yo tantas veces irreplicablemente parásito,
indisculpablemente sucio,
yo, que tantas veces no he tenido paciencia para bañarme,
yo, que tantas veces he sido ridículo, absurdo,
que he ocultado los pies públicamente debajo de las alfombras para esconder los zapatos,
que he sido grotesco, mezquino, sumiso y arrogante,
que he sufrido afrentas y callado,
que cuando no he callado, he sido más ridículo aún;
yo, que les he sido cómico a las criadas de hotel,
yo, que he sentido el guiñar de ojos de los mozos recaderos mientras me miraban,
yo, que he hecho horrores financieros, pedido prestado sin pagar,
yo, que, cuando la hora del puñetazo surgió, me he agachado
hacia afuera de la posibilidad del puñetazo;
yo, que he sufrido la angustia de las pequeñas cosas ridículas,
yo verifico que no tengo par en todo esto en este mundo.
Toda la gente que yo conozco y que se habla conmigo
nunca tuvo un acto ridículo, nunca sufrió afrentas,
nunca fue sino príncipe —todos ellos príncipes— en la vida...
¡Ay, quién me diera oír de alguien la voz humana
que confesase no un pecado, sino una infamia
que contase, no una violencia, sino una cobardía!
No, son todos lo ideal, si los escucho y me hablan.
¿Quién hay en este ancho mundo que me confiese que una vez fue vil?,
Oh príncipes, hermanos míos,
¡coño, estoy harto de semidioses!
¿En dónde hay gente en el mundo?
¿Así que soy sólo yo que soy vil y erróneo en esta tierra?
Podrán las mujeres no haberlos amado,
pueden haber sido traicionados —¡pero, ridículos nunca!
Y yo, que he sido ridículo sin haber sido traicionado,
¿cómo puedo yo hablar con mis compañeros superiores sin tartamudear?
Yo, que he sido vil, literalmente vil,
vil en el sentido mezquino e infame de la vileza.
En momentos en los que la muerte golpea -se me acaba de morir una buena amiga- me vienen a la memoria los versos de Miguel Hernández a la muerte de su amigo Ramón Sijé. Hermosos versos, terribles versos:
ResponderEliminarELEGIA A RAMÓN SIJÉ
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera;
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y en tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata le requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
(10 de enero de 1936)
Para Julia desde este invierno de nata.
(10 de diciembre de 2008)
Amor, de tarde. De Mario Benedetti.
ResponderEliminarPoemas de la oficina [1953-1956]
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha cómo ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.
------------------
La manía de esperar que todo vuelva. Incluso, el carmín en los labios.
En momentos duros, cuando aprendes de los golpes que te da la vida, se me viene a la cabeza el poema de Gil de Biedma "No volveré a ser joven". Me enseña siempre lo insignificantes que somos...
ResponderEliminarNO VOLVERE A SER JOVEN
Jaime Gil de Biedma (1929 - 1991)
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos,
-envejecer, morir, eran tan solo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir
es el único argumento de la obra...
Os recomiendo que escuchéis la versión cantada de Loquillo:
http://www.goear.com/listen.php?v=8e18d48
EL PRESENTE
ResponderEliminarel pasado se archiva
y el presente
como indica su nombre
se regala
Víctor Canicio La fiebre amarilla
Un saludo.
Yo añadiría a esa antología un poema que me puso una vez nuestro querido amigo Rodolfo. Es el que he puesto en mi blog.
ResponderEliminarULISES
ResponderEliminarAtado al mástil.
Las garras afiladas
de las Sirenas.
Luís Alberto de Cuenca
El rey de Harlem (fragmento), de Federico G. Lorca
ResponderEliminarCon una cuchara
arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.
Fuego de siempre dormía en los pedernales,
y los escarabajos borrachos de anís
olvidaban el musgo de las aldeas.
Aquel viejo cubierto de setas
iba al sitio donde lloraban los negros
mientras crujía la cuchara del rey
y llegaban los tanques de agua podrida.
Las rosas huían por los filos
de las últimas curvas del aire,
y en los montones de azafrán
los niños machacaban pequeñas ardillas
con un rubor de frenesí manchado.
Es preciso cruzar los puentes
y llegar al rubor negro
para que el perfume de pulmón
nos golpee las sienes con su vestido
de caliente piña.
Es preciso matar al rubio vendedor de aguardiente
a todos los amigos de la manzana y de la arena,
y es necesario dar con los puños cerrados
a las pequeñas judías que tiemblan llenas de burbujas,
para que el rey de Harlem cante con su muchedumbre,
para que los cocodrilos duerman en largas filas
bajo el amianto de la luna,
y para que nadie dude de la infinita belleza
de los plumeros, los ralladores, los cobres y las cacerolas de las cocinas.
¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!
No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,
a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,
a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,
a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.
----------
El jazz se escucha entre los versos.
Amigo Joselu, respondo a tu requerimiento poético con un poema de Lorca que siempre me ha impresionado, del libro que más me gusta, "Poeta en Nueva York". Quizás avanza, proféticamente, los efectos de esta crisis, de todas las crisis, del propio sistema inhumano en el que vivimos.
ResponderEliminarNUEVA YORK
(Oficina y denuncia)
Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero.
Debajo de las sumas, un río de sangre tierna;)
un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas, lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría.
Lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.)
He venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas)
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros en las alucinantes cacerías)
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre,
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
Los patos y las palomas
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaciones;
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas)
llenan de dolor el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.)
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros.
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, cantando, volando en su pureza)
como los niños en las porterías
que llevan frágiles palitos
a los huecos donde se oxidan
las antenas de los insectos.
No es el infierno, es la calle.
No es la muerte, es la tienda de frutas.)
Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles)
en la patita de ese gato quebrada por el automóvil,)
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
Óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,)
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?
No, no; yo denuncio,
yo denuncio la conjura
de estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva,
y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadas)
cuando sus gritos llenan el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Lo que más me enerva
ResponderEliminares que estamos de paso
y aun así como necios nos comportamos.
Y no acariciamos bastante
atardeceres
cuerpos
risas
manos
muslos
senos
hombros
brazos
no acariciamos bastante
la vida, el vaso,
sabiendo que estamos de paso.
GLORIA FUERTES
"tu pelo habrá crecido"
ResponderEliminarcanto en mi soledad
y lo acaricio
Juan Gelman. Debí decir te amo (1997)
(Para qué más, Joselu... Para qué gastar más tinta... Gracias).
Gracias, Yolanda Molina, Anónimo (poema de José Ángel Buesa), Anónimo (Palabras para Julia), Animal de fondo, Marcos Cadenato, Meike, Marian, Antonio, Simalme, Miguel, José (el lanzador de botellas), Clares, Yolanda, Jueves... Vuestros poemas me han hecho pensar y sentir y cada uno es una carta de presentación de cada uno de vosotros. Saludos.
ResponderEliminarJoselu, llego tarde a la cita, pero siempre hay un momento en que abandono las tareas de madre y me reúno con la palabra.
ResponderEliminarEsta es la justificación del poema elegido:
LA INVENCION DEL LENGUAJE (Cristina Peri Rossi)
Ebrias de lenguaje
como antiguas bacantes
borrachas de palabras
que endulzan o hieren
pronunciamos las palabras amadas
-carne, voluptuosidad, éxtasis-
en lenguas diversas –joie, gioia, happiness
y evocamos el goce y la dulzura
de las antiguas madres
cuando balbucearon
por primera vez
los nombres más queridos
Las madres
que bautizaron los ríos
los árboles las plantas
las estrellas y los vientos
que dijeron ultramar
y lontananza
Las madres que inventaron nombres
para sus hijas y sus hijos
para los animales que domesticaron
y para las enfermedades de los niños
que llamaron cuchara a la cuchara
y agua al líquido de la lluvia
dolor a la punzada de la ausencia
y melancolía a la soledad
Las madres que nombraron fuego
a las llamas
y tormenta a la tempestad
Ellas abrieron sus carnes para parir
sonidos que encadenados formaron palabras
la palabra cadena
y la palabra niebla
la palabra amor
y la palabra olvido
Saben
desde el comienzo
que el lenguaje
es grito de la voz que se hace
pensamiento
pero nace, siempre,
de la emoción
y del sentimiento.
De Habitación de hotel (Plaza&Janés, 2007)
Joselu, he revisado el poema de Lorca, y me he dado cuenta de esos paréntesis que aparecen, que los he puesto yo a propósito para señalar el fin de los versos cuando no me cabían en una línea, porque no encntraba el corchete que se pone habitualmente. En algunos casos va bien, pero en otros, al subir el comentario, se han quedado a final de verso. Soy tan puntillosa en esto de la tipografía que no me ha quedado más remedio que decirlo. Ha sido un placer presentarme poéticamente. Gracias.
ResponderEliminarJoselu,
ResponderEliminarSólo paso a saludarte, he estado perdida por tantísimo trabajo de fin de curso!!!
No sé si recuerdas pero además del taller de lectura y de colaborar con Botella, tengo un cargo administrativo en una universidad, así que ya te imaginarás cómo estamos cerrando el año escolar y fiscal!
Además, esta mi madre visitándome desde México!
Poco tiempo para los placeres, entre ellos leer tu blog!!
Saludos muy muy afectuosos!
Lucero
Quizá es una elección coyuntural, pero la deflación:
ResponderEliminarNoche triste de Octubre.
Definitivamente
parece confirmarse que este invierno
que viene, será duro.
Adelantaron
las lluvias, y el Gobierno,
reunido en consejo de ministros,
no se sabe si estudia a estas horas
el subsidio de paro
o el derecho al despido,
o si sencillamente, aislado en un océano,
se limita a esperar que la tormenta pase
y llegue el día, el día en que, por fin,
las cosas dejen de venir mal dadas.
En la noche de octubre,
mientras leo entre líneas el periódico,
me he parado a escuchar el latido
del silencio en mi cuarto, las conversaciones
de los vecinos acostándose,
todos esos rumores
que recobran de pronto una vida
y un significado propio, misterioso.
Y he pensado en los miles de seres humanos,
hombres y mujeres que en este mismo instante,
con el primer escalofrío,
han vuelto a preguntarse por sus preocupaciones,
por su fatiga anticipada,
por su ansiedad para este invierno,
mientras que afuera llueve.
Por todo el litoral de Cataluña llueve
con verdadera crueldad, con humo y nubes bajas,
ennegreciendo muros,
goteando fábricas, filtrándose
en los talleres mal iluminados.
Y el agua arrastra hacia la mar semillas
incipientes, mezcladas en el barro,
árboles, zapatos cojos, utensilios
abandonados y revuelto todo
con las primeras Letras protestadas.
Jaime Gil de Biedma. Noche triste de Octubre.1959
Difícil escoger sólo una.
ResponderEliminarLA POESIA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quienes somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: Poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: Lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
GABRIEL CELAYA ("Poesía urgente")
No pasa nada
ResponderEliminarLa luz chispea sobre el muro blanco donde se desperezan los rosales.
El aire es poco más que una intuición que resbala en la piel y huele a pinos.
La mañana está en paz. No pasa nada.
Y sin embargo, tú, tan desvalida, tan pálida, tan sucia de tormentas,
como si un vendaval hubiese, fiero, demolido la almena de tu patio.
Hongos húmedos cuelgan de tu pelo;
en tus manos se enredan hojas tristes;
humo en los ojos, musgo entre los dientes
y pecho adentro aúlla una jauría
husmeando los puntos cardinales por oler las cosechas incendiadas.
Tienes carbón debajo de las uñas, tal fue tu saña al escarbar la noche.
Traes manchas de liquen en la espalda por haberte acostado en tantas tumbas.
Cálmate, tú. No hay más que olor a pinos,
alborada serena, brisa suave, gorriones despertando en los ramajes.
No hay huracanes destrozando bosques.
No hay incendio en la mies de tus exilios.
La mañana está en paz consigo misma.
Cálmate tú, Marién. No pasa nada.
Tania Alegría
Tomo nota!
ResponderEliminarComo sé que lees un poco el francés, te envío una de los poemas que más me gustan de Jacque Prévert.
ResponderEliminarle miroir brisé de jacque prévert
Le petit homme qui chantait sans cesse
le petit homme qui dansait dans ma tête
le petit homme de la jeunesse
a cassé son lacet de soulier
et toutes les baraques de la fête
tout d'un coup se sont écroulées
et dans le silence de cette fête
j'ai entendu ta voix heureuse
ta voix déchirée et fragile
enfantine et désolée
venant de loin et qui m'appelait
et j'ai mis ma main sur mon coeur
où remuaient
ensanglantés
les sept éclats de glace de ton rire étoilé.
Le cheval rouge
Dans les manèges du mensonge
Le cheval rouge de ton sourire
Tourne
Et je suis là debout planté
Avec le triste fouet de la réalité
Et je n'ai rien à dire
Ton sourire est aussi vrai
Que mes quatre vérités.
HAGAMOS UN TRATO
ResponderEliminarCompañero, tu sabes
que puedes contar
conmigo,
no hasta dos o hasta diez
sino contar
conmigo.
Si alguna vez
adviertes
que te miro a los ojos
y una mancha al amor
reconoces en ellos
no alertes los fusiles
no pienses que deliro
a pesar de la mancha
o tal vez porque existe
tu puedes contar
conmigo.
Si otras veces me encuentras
huraño sin motivo
no pienses qué es cansancio
igual puedes contar
conmigo
Pero hagamos un trato
yo quisiera contar
contigo,
es tan bello
saber que existes
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acudas
presuroso en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que tu sabes que puedes
contar
conmigo.
( Mario Benedetti )
Gracias, Lu, Clares, Serenus Zeitbloom, Mari Carmen, Botella al mar, Maritza Bueno, Eloi, Miguel, vuestros poemas iluminan la noche y llegan como regalo navideño en medio de la nevada "en el amanecer transparente del mundo".
ResponderEliminarCuando iba ya a quedarse en nuestras manos
ResponderEliminarmustio el amor, cansado de los días
que huyeron lentos como tú querías,
hechos costumbre al fin los besos vanos,
al mirarme tus ojos cotidianos
en el adiós, de pronto no sé, amada,
cómo te tengo a mí tan abrazada
que tu pulso y mi pulso van hermanos
y por fin, masa viva ante mis ojos,
mis sentidos enciende tu cintura;
están tus labios más que nunca rojos
y el beso nos abrasa y dura y dura.
¡Oh amor maduro al fin, oh amor maestro,
que es desear tener lo que ya es nuestro!
A.G.C.
Ante la deseperación, Shakespeare.
ResponderEliminarDe "Henry V."
"This story shall the good man teach his son;
And Crispin Crispian shall ne'er go by,
From this day to the ending of the world,
But we in it shall be remember'd;
We few, we happy few, we band of brothers;
For he to-day that sheds his blood with me
Shall be my brother; be he ne'er so vile,
This day shall gentle his condition:
And gentlemen in England now a-bed
Shall think themselves accursed they were not here,
And hold their manhoods cheap whiles any speaks
That fought with us upon Saint Crispin's day.
Y qué razón tiene, por cierto, Álvaro de Campos.
ResponderEliminar"Este mundo es el camino para el otro,
ResponderEliminarque es morada sin pesar,
mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos al tiempo que fenecemos,
así que cuando morimos, descansamos.
No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vió,
pues que todo ha de pasar por tal manera."
(Jorge Manrique, poeta contemporáneo))
IDA Y VUELTA
ResponderEliminarHas cruzado despacio la ciudad.
Por una vez, tú no vas a trabajar,
ni a comprar una medicina,
ni a entregar una carta:
has salido a la calle para estar en la noche.
Tienes suerte esta vez;
has sabido, esta vez, que se puede vivir
y sentir reunidas tu existencia y la noche,
y que es justo y es bello y es real respirar
en esta libertad oscura hasta las estrellas.
Y, de pronto,
has pensado en tu especie y en tu privación
y en que, todos los días de la vida,
los que no aman la noche nos ocultan
esta paz que hay entre nosotros y las cosas del mundo.
Es entonces
cuando, más que en la noche, tú vives en la cólera
y en el amor también. Y te detienes.
Desandas la ciudad y te reúnes
a otra profundidad también oscura.
Antonio Gamoneda.
He elegido este poema porque espero que la crisis sirva de algún modo para regenerar nuestra forma relacionarnos con el mundo y la vida.
Y como el poema me ha recordado un fragmento de Las olas, de Virginia Woolf, lo dejo aquí también:
«Así es mi vida: Mr. Prentice a las cuatro: Mr. Eyres a
las cuatroy media. Me gusta escuchar el suave rumor del ascensor y el golpe seco con que se detiene en
mi piso y los pasos firmes de hombres responsables a lo largo de los corredores. Nuestros esfuerzos
coordinados despachan a los lugares más remotos del mundo barcos cargados con W. C. y gimnasios. El
peso del mundo descansa sobre nuestros hombros. Así es la vida. Si sigo en este camino, entraré algún
día en posesión de un sillón en el consejo de administración: tendré una casa en Surrey con invernadero
y algún raro conífero, algún árbol exótico que mis colegas me envidiarán.
«Sin embargo, todavía conservo mi pequeña buhardilla. Allí abro cada noche el libro familiar; allí
observo cómo se desliza la lluvia sobre los tejados hasta hacerlos relucir igual que los impermeables de los policías;
allí veo las ventanas quebradas de las viviendas de los pobres, los gatos flacos junto a las
chimeneas y alguna mujerzuela desaliñada que se compone el rostro antes de ir a trotar la acera; allí
suele ir también Rhoda porque somos amantes.»
Este blog es un ejercicio de fe en la humanidad, Joselu.
ResponderEliminarMe voy a remontar muy lejos, a Omar Khayyam, y lamentablente tendré que traducir (traicionar) del inglés, pero si hablamos de deflación y poesía vienen al caso estos versos:
Cuando un momento de la vida pasa
Déjalo pasar en gozo;
Ten cuidado, porque aquello en que inviertes en el mercado del mundo
es la vida que compras para ti mismo.
He vuelto de viaje y me he encontrado varios nuevos regalos no envueltos con papel colorido y lazos sino expuestos a la luz de la tarde como pequeños diamantes. Gracias, Al59, Antonio, Víctor Manuel, Pantagruel, Sorel. Es curioso cómo nos expresamos por persona interpuesta cuando elegimos un poema. Hermoso ejercicio gracias a todos vosotros.
ResponderEliminarComo buen profesor, Joselu, siempre con interesantes sugerencias.
ResponderEliminarEste se lo atribuyen a Pepe de Espronceda:
La Desesperación
Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas la tierra iluminar.
Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.
Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.
Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.
La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
y oír como chirrea
¡qué gusto!, ¡qué placer!
Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.
Allá, en sombrío monte,
solar desmantelado,
me place en sumo grado
la luna al reflejar,
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido
que anuncia el expirar.
Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ayes caso hacer.
Insólita avenida
que inunda fértil vega,
de cumbre en cumbre llega,
y arrasa por doquier;
se lleva los ganados
y las vides sin pausa,
y estragos miles causa,
¡qué gusto!, ¡qué placer!
Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.
Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.
Me alegra oír al uno
pedir a voces vino,
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado,
cantan al dios vendado
impúdica canción.
Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello...
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!
Precisamente la idea que late en este poema que aporto, la palabra como tabla de salvación, creo que es la que nos lleva ahora, movidos por la invitación de Joselu, a reunir aquí una antología de supervivencia:
ResponderEliminarBLAS DE OTERO
EN EL PRINCIPIO
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los ojos para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
No quería dejar pasar la ocasión!
ResponderEliminarMi poema favorito, de mi poeta favorito:
Los Amorosos, Jaime Sabines
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre "¡qué bueno!" han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.