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martes, 7 de agosto de 2007

En viaje


Caminar por las calles de Santiago de Compostela es contemplar un río de gentes venidas de todos los lugares, algunos andando con dificultad porque han acabado el Camino de Santiago, otros, en cambio, se apuntan a lo que salga y van con el bordón y la concha como recuerdo turístico. Muchedumbres por todas las rúas de la ciudad que decoran una ciudad cosmopolita y fuerte foco de atracción humana.

Pero a mí, lo cierto es que me atraen los lugares poco frecuentados, sin aglomeraciones, un poco como en la periferia. He llegado aquí tras nueve días de viaje exterior e interior. Ha sido un recorrido que comenzó en Vigo donde tomé un barco en dirección a las islas Cíes como decía en mi anterior post. Allí había también multitudes pero uno podía apoderarse de las playas al atardecer, hacia las ocho de la noche, cuando todo el mundo había marchado pero aún hacía bastante luz. Era un placer pasear con los pies en el agua por la playa de Rodas, una de los arenales más bonitos del mundo. A esa hora sólo estabamos las gaviotas y yo, centenares de gaviotas que planeaban delicadamente en el aire. Me absorbía buenos ratos contemplando su vuelo grácil y majestuoso y su posarse en las playas buscando algún crustáceo o marisco que llevarse a la boca.

Las islas Cíes forman parte con el archipiélago de Ons, el de Sálvora y el de Cortegada, del nuevo parque Nacional de las islas atlánticas de Galicia. He conocido dos de las islas Cíes y la isla de Ons, en pleno Atlántico y en medio de las rías de Vigo y Pontevedra.

Pasé tres noches en Cíes y dos noches en Ons. Iba con tienda de campaña. No sé con cuál me quedaría. Cuando llegué a Ons procedente de Sanxenxo en barco venía con la información de que Ons era una isla más salvaje que Cíes y sobre todo más hippie. Aquello me intrigaba. Nada más desembarcar en Ons te atienden los guías del Parque que te explican características de la isla y la posibilidad de hacer distintos recorridos marcados con colores. Lo primero que ves es el pueblecito con dos o tres restaurantes, un par de puestos de artesanía, la iglesia nueva y una exposición fotográfica de Staffan y Michael Mörling sobre la isla hacia 1966-72. Entonces vivían unas trescientas personas y formaban una comunidad en gran parte viviendo aislada del continente. Vivían de la pesca y de la agricultura. Uno de los dos fotógrafos suecos se afincó en Ons y se casó con una lugareña, una muchacha muy guapa. Veo la exposición con fascinación. De pronto un lugar en el mundo, lejano y distante empieza a llenárseme de vida. Una de las fotos era de un bebé muerto ataviado en un altarcillo con una candela encendida. Alguien me habla de los niños muertos y su fuerte presencia en el cementerio del pueblo. Cogi mi cámara y fui al cementerio y comprobé en un lugar misterioso, sólo flanqueado por dos gaviotas en la espadaña de la ermita aledaña, que es cierto, que hay una decena de pequeñas tumbas diminutas con la edad de los bebés (pocos meses o recién nacidos).

Todo esto me lleva a indagar por la vida de la isla, por sus costumbres, su modo de vivir, sus peripecias... También recorro la isla de norte a sur y de este a oeste. Ayer me acerqué peligrosamente a la zona de cría de las gaviotas (hay unas seis mil parejas) y observé que unas treinta o cuarenta gaviotas se pusieron encima de mí volando cada vez más cerca. Sus graznidos eran agresivos como si me dijeran: No sigas, detente, vuelve atrás o te atacaremos. La situación se hizo muy tensa hasta que, entre vuelos rasantes de las más audaces, volví atrás. Entonces se calmó la situación...

Este es mi modo de viajar en solitario. Experimentar emociones, observar, escuchar, preguntar, indagar... y, sobre todo, luego recogerlo por escrito en un diario de viaje que he titulado Cuaderno del Noroeste. Hace tiempo que no creo que exista distinción entre turista y viajero, pero cuando viajo en soledad necesito conocer en profundidad las tierras que piso, necesito fundirme con paisajes y gentes y lueg0 plasmarlo por escrito a todos los niveles, incluidos los sueños de la noche, que también forman parte de la historia, porque un viaje, un auténtico viaje, se incorpora a tu historia personal y al mundo de tus ficciones más íntimas.

jueves, 19 de julio de 2007

Las islas Cíes (soñando con)


Profesor en la Secundaria está en estado de letargo, como los lagartos al sol. Utiliza el tiempo con sus hijas, leyendo, haciendo la comida y preparando material para el curso que viene siguiendo los pasos del compañero Felipe Zayas y su blog Leyendo el Quijote alojado en WordPress que ofrece ventajas claras sobre la linealidad de otros servidores, en especial blogguer. WordPress permite crear varias páginas estáticas simultáneas y generar categorías que se pueden adjudicar a los diferentes usuarios, los alumnos que participan en la confección del blog. Este blog se presentó en las jornadas de Ayerbe como ejemplo de uso educativo, y recogía su experiencia como profesor de literatura en primero de bachillerato.

El blog, en fase de preparación, en este caso tiene como eje el romancero español, en especial, el romancero viejo. Es el primer tema que inicia el curso de Literatura española en segundo de bachillerato. El profesor quiere utilizar el blog como herramienta educativa, pero es consciente de la dedicación que supone y tiene sus reticencias sobre la operatividad que implica en la participación de sus alumnos. ¿De qué manera pueden participar? El tema del romancero se abre con el comentario de quince romances medievales. Ha pensado que los alumnos podrían realizar un comentario de texto, siguiendo un modelo que aún se ha de elaborar y colgar, de cada uno de los romances propuestos. Cada alumno figuraría como subordinado a la categoría superior “participante”, igual que el profesor. El problema es que hay que inscribir a los alumnos como autores del blog (el profesor es administrador) para que puedan participar en él. Felipe Zayas lo resuelve instalando WordPress en el servidor contratado por el instituto lo que le permite simplificar la tarea de inscribirlos.

El profesor está en fase de elaboración del blog El romancero viejo y busca enlaces que puedan complementar la información. Quería uno a romances sefarditas pero para su sorpresa no ha encontrado ninguno válido. Muchos llevan al Centro Cultural Cervantes pero éste no ofrece ningún corpus de romances.

El profesor ocupa sus días profundizando en el lenguaje y la operatividad de los blogs y preparando su escapada anual en solitario durante diez días. Hoy acaba de reservar una plaza en el camping de la isla Monteagudo de las islas Cíes adonde llegará el 30 de julio para pasar un par de días o tres en una mínima tienda de campaña. Después haber realizado su sueño de visitar las Cíes, regresará a Vigo y continuara viaje hasta la ciudad portuguesa de Oporto que también lleva tiempo queriendo conocer. Serán días de soledad y conocimiento que le recordarán aquellos viajes que en otro tiempo llevó a cabo en solitario. Desde allí, si puede, enviara alguna crónica de sus andanzas en tierras gallegas y portuguesas. Vivir para bloguear, bloguear para vivir. Hasta pronto.

lunes, 16 de julio de 2007

¡Un premio!


Ayer abrí mi ordenador y entré en mi blog para ver si había alguna novedad. Ninguna aparentemente excepto un nuevo y amable comentario. Sin embargo cuando cliqué en algunos de los links que tengo por costumbre visitar me encontré con una sorpresa estupenda. ¡Había recibido un premio! Elena, autora de Perdida entre libros, un blog que he conocido recientemente y que me resulta especialmente atractivo por los análisis que hace de obras literarias, algunas conocidas y otras no, pero que de las que me dedico a buscar información, e incluso me apresuro a comprarlas, ha tenido la amabilidad de distinguirme con uno de los preciados galardones que se conceden a los blogs cuyo interés se quiere destacar. Hay que decir que Elena y yo compartimos profesión docente y ambos encontramos en la misma un sabor agridulce que mi blog quiere transmitir y compartir.


Este premio, cuyo logotipo aquí queda plasmado, tiene un reglamento que es el siguiente.

1. Si eres uno de los premiados, tendrás que escribir un post con cinco links de blogs que quieras premiar.2. Haz un link a este post, de manera que se pueda encontrar el origen de este premio.3. Muestra orgulloso el "Thinking Blogger Award", te lo has ganado.

Como dice mi compañera, la primera parte es la más difícil de cumplir porque significa elegir cinco blogs entre tus links más visitados para premiarlos, cuando hay tantos que merecen también el premio. La comunidad bloguera es extremadamente variada y rica en matices. Además me siento cercano a otros blogs educativos o pedagógicos que me gustaría premiar pero que ahora en vacaciones se encuentran en periodo de letargo veraniego. Aún así lo intentaré y que sea lo que dios quiera.

EL SEXO DE LAS MOSCAS. Por ser una interpretación inteligente de la realidad, plasmada generalmente en brevísimos retazos de chispas conceptuales. Es un blog que hace adictos a los que lo visitan en alguna ocasión. Conexiones inesperadas y sorprendentes asombran al lector que nota el aderezo de un pesimismo esperanzador en las palabras del autor.
LIBRO ABIERTO. Por ser el blog de un periodista dominicano afincado en los Estados Unidos, concretamente en la ciudad de Orlando. Porque, a pesar de la distancia geográfica, encontramos ángulos de conexión inesperados e insospechados en los temas que abordamos y en los comentarios que nos dejamos. Nunca la lejanía me ha parecido tan corta en cuanto a confluencia de sensibilidades y conocimiento.
REPASO DE LENGUA. El blog de Antonio Solano, compañero de profesión y de materia en la comunidad valenciana. Su bitácora es una poliantea de propuestas, recursos y reflexiones sobre el área de lengua castellana. ¡Cuántas veces me he apropiado de algunas ideas felices que propone este entusiasta profesor que disfruta y contagia el placer de ser docente!
EL ADOQUÍN DEL TEMPLE. Otro profesor vasco que acaba de iniciar su andadura en los blogs docentes tras un proyecto personal que nos dejó encandilados a todos los que lo conocimos. Mi amigo Gorka ahora está de vacaciones y no sé si verá esta distinción que le ha correspondido. En todo caso, mucha suerte y mucho impulso para el próximo curso que sé que se abren interesantes perspectivas para mi compañero en el territorio de las Tecnologías de la información y la comunicación.
A PIE DE AULA. No podía faltar este blog de una entusiasta profesora de lengua de Blanes. Ha recibido premios más relevantes que éste que hoy le corresponde. Sólo decir que es un blog de referencia para todos los que queremos incorporar el siglo XXI a nuestras aulas. La capacidad de trabajo y de síntesis de Lourdes es asombrosa. Yo no dejo de aprender con ella. Cada post es una nueva propuesta y reflexión novedosa. No dejaré de visitarte porque contigo aprendo y me enriquezco.

Y a todos que recibís mi visita habitual, recibid una enorme sonrisa y un guiño de complicidad. Este año incorporaremos siempre como instrumento de conocimiento de la realidad una mirada cordial y una pizca de sentido del humor. Es mi promesa para el curso que comienza en setiembre.

jueves, 5 de julio de 2007

El desierto

Corre el mes de julio, ya alejado de mis alumnos a los que vi por última vez el día 29 de junio para entregarles las notas que habían sido en general bastante mejores de lo que esperaban salvo casos aparte. Cuando llega la hora decisiva, los profesores ponemos de nuestra parte para que puedan promocionar la mayoría, no sé si con acierto, pero sí en consonancia con la filosofía de esta enseñanza generalista.

Emociones: muchas. El final de curso y el comienzo de las vacaciones me supone una mezcla de melancolía y alegría contenida. Melancolía, porque ha terminado un ciclo más de mi vida y la de mis alumnos a los que tanta atención hemos dedicado. Ellos no se dan cuenta, pero son importantes para nosotros. Somos conscientes de sus dificultades y problemas, así como de sus circunstancias personales que les llevan a crecer o a atrancarse. Algunos se quedan en el camino y no culminan sus estudios y otros logran promocionar la ESO. Yo era tutor de cuarto de un curso de Ritmo Lento lo que quiere decir que son alumnos con unas características que les llevan a asimilar más pausadamente el aprendizaje. No nos ensañamos con ellos, pero sí que les pedimos un esfuerzo que justifique el aprobado. Pasan con dos asignaturas suspendidas, y al que le quedan tres, se le suele aprobar una para que pase. Esto no lo deben saber ellos porque si no, hacen sus cálculos y ya se dejan asignaturas colgadas.

Alegría también porque comienza el tiempo de las vacaciones en que los días son más largos y uno puede dedicarse a otras actividades con más tiempo. Por ejemplo, leer o ir a la piscina para hacer unos largos. Mis hijas van por la mañana a estudiar inglés y mi mujer se presenta a oposiciones por la rama de Psicopedagogía. No sabemos cómo irá este verano. Por las tardes mis hijas hacen deberes del colegio y luego ven la televisión un ratito o pintan y dibujan. Les hemos puesto una pequeña piscina de plástico en la terraza para que puedan disfrutar del verano los días que hace calor. Durante los dos últimos años nos negamos a montarla por causa de la sequía, pero este último año ha sido algo más lluvioso y hemos decidido instalarla antes que mis hijas dejen de ser niñas. Una de ellas ya ha entrado en la pubertad y se pone a veces insoportable. Lo achacamos a las hormonas alteradas. Le gusta leer; es estudiosa y escolar. La pequeña tiene siete años y acaba de venir a verme para repasar las tablas de multiplicar. Hoy le tocaban el 5 y el 7. Le gusta menos leer porque todavía va despacio y no le saca todo el jugo a la lectura. No obstante, últimamente ya termina los libros que empieza.

Yo leo todo lo que puedo. Siguiendo una recomendación de un blog acabo de leer El baile de Irène Némirovsky. Una pequeña joya. Me ha gustado tanto que he comprado enseguida el último libro de esta escritora ucraniana emigrada a Francia durante la revolución de octubre. Se titula Suite francesa y fue un descubrimiento tardío. Es un texto que se salvó de su deportación a Birkenau-Auschwitz donde la autora fue asesinada en agosto de 1942.
Me propongo buscar otros textos de la autora y dedicar este verano a investigar su vida y su obra. Probablemente le dedique un post a esta escritora judía que escribe con sencillez historias de una extraordinaria densidad.

Quizás en agosto vayamos a Galicia como todos los años. Yo seguiré leyendo. Me escaparé durante las mañanas de la tiranía familiar y me iré al Torreón, un bar del pueblo a leer buena poesía. A veces estoy tan concentrado con mis poemas de Ángel González y mi cerveza de mediodía que apenas me doy cuenta de que alguien me saluda.

Como veis, nada importante. El curso queda lejos y los veranos son largos y fructíferos. Es tiempo de solsticio que noto en mi piel. Lejos quedan los días de grandes viajes que en alguna forma añoro, pero aquí estamos y la vida pasa. Pienso, sin embargo, en el desierto, el desierto del Namib cuya visita es la ilusión de mi vida. Quizás…

jueves, 28 de junio de 2007

Burocracia


Claustro final de curso. Los profesores van llegando lentamente mientras el director –un entusiasta de su función- va desgranando la información sobre plantillas y nuestra situación como Plan estratégico de zona. Pregona los recursos adicionales que nos corresponden como instituto privilegiado. El acta de la reunión anterior ha sido aprobada sin haber sido leída por prácticamente nadie a excepción del que la ha redactado. No hay nada que discutir.

Un claustro es una reunión esencialmente (el 99%) informativa. No ha lugar a discusiones pedagógicas. Estas son malvenidas. Los profesores van a pasar una hora y media allí por imperativo legal pero no se espera de ellos que aporten nada a lo ya planteado. Se entiende que cualquier iniciativa polémica lo único que hace es retrasar la tarea del claustro y el director replica con cajas destempladas para evitar la continuidad de la discusión.

Desgraciadamente hoy día no se espera de los profesores iniciativas ideológicas de ningún tipo, y sus intervenciones han de ser meramente informativas y de modo abreviado. Así hemos conseguido que el claustro se haya despojado de cualquier misión decisoria o meramente de reunión de debate interno sobre el estado de ánimo de los profesores. Un claustro está sometido a la instancia superior que es el Consejo Escolar que tampoco debate nada y sólo es un trámite administrativo más. El resultado es que toda la política del centro se basa en las decisiones de una junta directiva elegida por la administración y alguna entelequia burocrática. A veces lo hacen bien y a veces lo hacen rematadamente mal pero no hay lugar al debate o a la discusión. Todo está decidido de antemano.

La tarea de los profesores, en un entramado meramente burocrático y carente de espontaneidad, es la de irse acomodando a los obstáculos administrativos que se va a encontrar: el papeleo que nadie lee pero que se produce en cantidades ingentes. Aunque a veces hay profesores con alma que introducen en su tarea elementos personales y vivenciales. Nuestros alumnos son la parte viva del asunto, pero en general también se han contagiado de una sociedad normativizada y esquematizada y carecen en general de imaginación. Es malo tener iniciativas. Es la idea interiorizada porque cualquier iniciativa ha de pasar por un entramado burocrático. Todo está controlado menos lo que se escapa a cualquier tipo de control: el comportamiento humano que está sujeto a variables infinitas. Sin embargo, la burocracia encontrará un medio de integrarlo. Diseñará estrategias, creará nombres para definir, derivará, y en todo caso para eso está el aula que ha de ser como un centro de combate en el que el profesor ha de bregar con la incertidumbre humana.

Un claustro hoy día resume perfectamente nuestra situación anímica y existencial Es absolutamente plano y sin idea alguna. Estas son negativas. Lo que vale es conocer la normativa y los reglamentos.

Uno añora años de debates salvajes en la enseñanza, claustros ácidos y polémicos, alumnos combativos y con iniciativa. Con brillo en los ojos porque mil ideas anidaban en ellos. Y para ellos, un centro escolar era un centro de ideas, de creación, de alimento espiritual en que los profesores procurábamos innovar por necesidad y por convicción.

Hoy día la educación se ha empapado del sentimiento que lo invade todo: la norma y el reglamento. Afortunadamente hay compañeros blogueros que todavía emanan ilusión y ganas de innovar. Éste todavía es un territorio salvaje, uno de los pocos que nos quedan en medio de una enseñanza fosilizada y esclerótica. Esta visión me la da, al menos, mi comparación con otras épocas más vivas e inquietas.

martes, 26 de junio de 2007

Blade Runner


En mi calidad accidental de Jefe de Seminario de Lengua Española, he asistido a la Mesa pedagógica en la que se han expuesto y discutido por parte de la dirección del centro el modelo organizativo del instituto con la implantación de la LOE en coexistencia con la LOGSE, dos leyes aprobadas por gobiernos socialistas. El modelo organizativo es de tal complejidad que nos salía humo por las orejas durante la reunión. Yo tomaba notas a marchas forzadas para poder exponerlas a mis compañeros del seminario.

Este es un tema “fascinante” que confirma que progresivamente ganamos en confusión y distorsión administrativas. Cada vez es más complicado ser profesor, cada vez se nos exige más dentro y fuera de las aulas y nunca la eficacia del sistema ha sido menor que la que ahora experimentamos. El profesor que esto suscribe añora otros tiempos en que los profesores podíamos centrarnos en dar clases basados en un modelo organizativo estable y en el sentido común. Tiempos en que se podía practicar la experimentación de modo permanente sin estar basada en un código tecno-burocrático y en un caos de disposiciones administrativas cambiantes según los gobiernos y los inspectores de turno. Que quede aquí plasmada mi protesta. Esta es la escuela de la diversidad y la escuela integradora en la que los profesores hemos perdido ya los criterios de evaluación que han sido sustituidos por criterios políticos a gusto de los partidos gobernantes. De paso, nunca el nivel ha sido tan bajo, aunque se intente disimular con estadísticas.

Por cierto, el 25 de junio se celebra el 25 aniversario de la película más futurista de todos los tiempos, una distopía negra y pesimista que se ubica en el año 2019. Me refiero por supuesto a Blade Runner de Rydley Scott. En ella pensaba yo cuando asistía impávido a la nueva organización administrativa del centro. ¡Qué prodigio de película para la que el tiempo pasa positivamente! La historia de los replicantes hubiera podido ser situada ya en mi centro. Alumnos replicantes con una carga emocional inestable se rebelan contra la dirección del instituto y han de ser localizados y retirados (eliminados) por los blade runner. La imaginación de los años 80 me ha servido de lenitivo en esta mesa organizativa de la confusión burocrática. Un pequeño homenaje a Blade Runner que volveré a ver por enésima vez intentando olvidarme de esta pesadilla constructivista.

¿Es Rick Deckard (Harrison Ford) un replicante o un ser humano? El planteamiento es ambiguo y realmente apasionante.

martes, 19 de junio de 2007

Doble vía


En esta recta final del curso no sé muy bien qué comentar. Había pensado glosar las opiniones sobre educación del conseller de Cataluña del ramo Ernest Maragall. El máximo responsable de educación de la Generalitat declaraba recientemente que no es bueno ni deseable que treinta alumnos adolescentes mantengan la compostura en clase durante toda una hora escuchando a un profesor sabelotodo. Son cosas de otros tiempos, según él. También declaraba que muchos alumnos menosprecian a sus profesores porque saben menos de informática que ellos. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos, compañeros, y aceptar como “normal” que los chavales charlen entre ellos o se tiren cosas o hagan comentarios que no vienen al caso durante el desarrollo de la clase. El silencio es algo periclitado, impropio de estas vivaces y activas generaciones que estamos educando.

Quería comentar estas declaraciones pero antes de hacerlo me he cansado. No tengo ganas de perder el tiempo. Sólo sé que en los colegios de élite donde llevan sus hijos las clases acomodadas y poderosas, este silencio de los alumnos es una condición sine qua non para la transmisión del conocimiento. ¿Será que el conseller de Educación apuesta por una doble vía: la del pueblo, al que hay que tener entretenido y contenido con programas y actividades lúdicas, y una vía cualitativa, de donde surgirán las clases dominantes, para el que se la pueda pagar?

miércoles, 13 de junio de 2007

El dragón chino


En un post anterior hacía mención de la llegada a nuestro instituto de quince alumnos de la República Popular China a estudiar el bachillerato. La experiencia era inédita. No eran alumnos procedentes de la inmigración sino de un programa de becas del gobierno chino para estudiar en España. La llegada de estos alumnos y su incorporación al curso de primero de Bachillerato Tecnológico cambió el paisaje de la clase por completo y todos esperábamos con expectación el resultado de esta inmersión lingüística total en las dos lenguas oficiales de la comunidad: catalán y castellano, amén de su aprovechamiento en el conjunto de materias científicas y tecnológicas, así como en filosofía que es obligatoria.

Hoy me ha llamado el director para enseñarme los resultados de los exámenes en lengua castellana de los alumnos chinos. Me ha dado un sobre cerrado para que lo abriera. Lo he hecho sin demasiadas expectativas. Me imaginaba unas notas que reflejarían sus dificultades de adaptación a una lengua nueva. Pero mi sorpresa ha sido mayúscula cuando he ido hojeando los diferentes exámenes –nada fáciles para un alumno español- en los que obtenían resultados excelentes la mayoría, incluido un sobresaliente con un 9,7 y nota de Matrícula de Honor de una alumna llamada Na Li. Su caligrafía era portentosamente clara y armónica; sus análisis morfosintácticos, con una terminología específica que cuesta entender a los alumnos de aquí, estaban perfectos; el resumen de una narración era espléndido y extraordinariamente claro así como conciso. No faltaba ni una palabra pero no sobraba tampoco ni una; las preguntas sobre homonimia y polisemia, eufemismos y demás mecanismos de la lengua eran respondidas con precisión y exactitud.

Las notas dominantes eran magníficas aunque también ha habido tres suspensos no demasiado bajos. Me imagino la experiencia contraria, la de un escolar español sumergido en un instituto de Bachillerato chino en una región en que se hablen dos lenguas distintas y veo sus logros como formidables. Sin duda, estos alumnos han sido escogidos, pero ello no les resta mérito a su hazaña.

En las áreas científicas y tecnológicas sus resultados han sido sobresalientes asimismo.

Uno esta constatación a la noticia que publicaba ayer la prensa sobre los recursos que estaba dedicando China a I+D (Investigación y Desarrollo). En dos años se espera que superen a los dedicados al mismo concepto por la Unión Europea. Los recursos utilizados por China son un estimable 12,7 de total mundial. Se ha dicho que los chinos son buenos productores de materias baratas pero que no estaban preparados para la alta tecnología. Estos datos lo contradicen y me hacen reflexionar sobre la potencia y dinamismo de este gigante asiático que crece a ritmo acelerado sin excesivas contradicciones internas. ¿Quién parará a los chinos en diez o veinte años?

Quizás en el nuevo siglo habremos de acostumbrarnos a cambios en el liderazgo mundial. China no para de crecer y de invadir los mercados internacionales con todo tipo de mercancías. Ahora también podemos apreciar la fuerza de voluntad e inteligencia de sus escolares enfrentándose a circunstancias extraordinariamente difíciles, pero, claro, me digo, peor es el hambre que acucia desde abajo y las ganas de superación y de enriquecimiento que impulsan la sociedad china.

China tiene ambición y energía, esas dos cualidades (unidas al taoísmo de base de la sociedad china) que tantas veces veo que faltan a tantos y tantos escolares españoles que se preparan para un futuro que creen fácil y cómodo, pero que no será así. El futuro nos deparará tremendas sorpresas y algunas no serán nada agradables para nosotros, occidentales, acostumbrados al bienestar continuado y la molienda.

domingo, 10 de junio de 2007

De víctimas y verdugos


Hace un par de días ( 9 de junio de 2007) el periódico El País recogía una noticia sobre acoso escolar a una alumna del instituto Miguel Hernández de Alicante. La muchacha de segundo de ESO había sido objeto de vejaciones reiteradas y tocamientos por parte de un grupo de cuatro alumnos de carácter violento y conflictivo. La dirección del centro fue advertida, cuando los padres tuvieron conocimiento de lo que estaba pasando, de que o tomaban medidas ejemplares o llevarían el tema a la policía y a la justicia. Esto fue el 23 de mayo.

El juzgado de Menores de Alicante que lleva el caso ha dictado algunas medidas que deberán cumplirse en relación a la alumna agredida: los agresores deberán mantener una distancia de 300 metros con la víctima y habrán de realizar un curso de orientación sexual; además les han prohibido tener ningún tipo de comunicación por cualquier medio, tanto dentro como fuera del centro. La muchacha estará comunicada con un policía mediante el teléfono móvil. Son medidas que se asemejan mucho a las que se establecen con mujeres maltratadas.

A partir de aquí lo que más me sorprende es la reacción del centro educativo. No se han puesto en ningún momento en contacto con la familia para solidarizarse ni han llevado el caso al consejo escolar, las medidas contra los muchachos agresores han sido lentas y muy leves. Por otro lado, la dirección del centro se ha cerrado en un total hermetismo sin querer ofrecer su versión de los hechos a la prensa. En ello coincide con la Consejería de la Comunidad Valenciana que ha declinado dar ningún punto de vista sobre el tema.

Algunos alumnos que conocían lo que estaba pasando dan la razón a la muchacha, pero otros se refieren a ella despectivamente como “la violada”, y se apartan de ella diciendo “no le saludes que te denuncia…”

Esta situación coincide en sus parámetros con otra que conozco aquí en Cataluña en Olesa de Montserrat. Un muchacho es acosado sistemáticamente y agredido por sus características personales que le hacen fácil pasto de las amenazas de los más brutos o necios. Los padres del muchacho se ponen en contacto reiteradamente con la dirección del colegio (privado) para que conozcan la agresión y ésta actúa sin demasiada convicción y poniendo paños calientes a la situación que no logra atajarse. El niño sigue siendo agredido en el interior y en el exterior del colegio. Al final la familia plantea una denuncia contra los agresores y la dirección del centro por su pasividad. El muchacho ha tenido que abandonar el colegio y recibe apoyo escolar en su casa a cargo del Departament d’Ensenyament. Tiene miedo a salir a la calle porque le han amenazado de muerte. Sus compañeros se solidarizan con los agresores y le tildan de exagerado y la dirección del centro relativiza la situación y dice que la culpa es de los padres. Niega la gravedad de los hechos y coinciden con la opinión de que se ha dramatizado algo que son simplemente cosas de críos.

Me producen extremo malestar estas reacciones de los centros educativos cuando son puestos en cuestión. Conozco la dificultad de establecer responsabilidades en un proceso de acoso escolar. No es fácil demostrar lo que está pasando. Los acosadores son taimados y astutos. Cuentan con la complicidad y el miedo de los compañeros que no suelen prestarse a declarar lo que todo el mundo sabe. Nadie quiere meterse en líos peligrosos y las víctimas son miradas con desdén por un sector escolar. Pero ¿por qué esa anómala reacción de las instituciones escolares? ¿Por qué no hay un decantamiento claro por la posición de las víctimas? ¿Por qué reducir estas situaciones gravísimas a un genérico cosas de críos? ¿Por qué los mecanismos reglamentarios actúan con tanta parsimonia y falta de contundencia? ¿Por qué las escuelas e institutos se cierran como una concha cuando son denunciados por su inacción y pasividad?

lunes, 4 de junio de 2007

Una novela venenosa


Me pregunto si la magnífica novela que es El guardián entre el centeno es una novela iniciática que desarrolle el tema del tránsito a la madurez que es característico en el género. El protagonista, Holden Caulfield, nos narra tres días –sólo tres- en un arriesgado y radical ejercicio de primera persona narrativa contándonos todas sus emociones en estado puro, sus opiniones por más sesgadas que puedan parecer, sus aversiones y sus simpatías hacia ese conglomerado informe que son los demás que señalaba el Marqués de Bradomín.

Holden Caulfield
es un adolescente que no quiere crecer. El mundo adulto le produce náuseas por su falsedad. En sus comentarios acerca de los personajes que va encontrando vemos sus odios –la mayoría- y sus momentos de ternura: cuando se encuentra a la madre de un compañero -al que detesta- en el tren. Le cuenta cosas maravillosas de su hijo que contradicen su opinión de que es un hijo de puta. Otro encuentro con unas monjas católicas le llevan a simpatizar con ellas y a darles diez dólares para sus necesidades benéficas. La relación con su hermana Phoebe está llena de delicadeza. La admira y se siente bien a su lado sólo conversando. Fuera está un mundo agresivo y pervertido que le amenaza en su pureza.

¿Quién no se ha sentido en su adolescencia perdido y desorientado? ¿Quién no ha sentido rabia y odio contra la mentira que es el mundo y las convenciones sociales? ¿Quién no se ha sentido en medio de un maremoto de emociones contradictorias que exigen sangre –en el terreno simbólico- y venganza –por resentimiento- contra el género humano? Todo aquel adolescente sensible e inteligente que entra en el mundo de Holden Caulfield se siente conmocionado misteriosamente por su modo de ver el mundo y por su modo de sentirlo. La personalidad de Holden les atrae a los adolescentes poderosamente porque no es un ser acabado, está haciéndose, y perciben su náusea existencial ante la podredumbre que son las cosas. Ya sé que hay otras formas de entender la realidad, pero la adolescencia es una mezcla de sentimientos encontrados y complejos en una terrible e irreversible metamorfosis.

Me hago estas reflexiones antes de comentar el efecto que ha tenido en mis alumnos la lectura “obligatoria” de El guardián entre el centeno. Subrayo lo de “obligatoria” porque conozco los peligros y las objeciones que pueden hacerse a este sistema. A veces se equivoca uno y, a veces, –raramente- se acierta. En este caso, con la lectura de la novela de Jerome David Salinger, puedo decir que la elección ha sido un acierto. Una novela publicada en 1951, con fama de maldita, sigue cautivando de igual modo que hace décadas a los adolescentes de estos tiempos. Probablemente la novela tiene trampa pero eso en la literatura no importa demasiado porque ésta en esencia es el arte de contar historias que seducen a alguien, y El guardián entre el centeno sigue seduciendo y causando auténticas conmociones. Algún alumno ha observado que ésta es la mejor novela que ha leído en su vida; algún otro se ha sentido rabiosamente identificado con el protagonista por el resentimiento y la lucidez del héroe. Recuerdo que en otro blog recibí un mensaje anónimo de un alumno mío en que se decía que comprendía las razones que llevaron a un joven a asesinar a treinta y tantas personas en la universidad de Virginia hace unas semanas.

Creo que es lo que la novela guarda en su interior: mucha rabia y mucho nihilismo impotente. Algunos profesores han considerado esta novela como potencialmente peligrosa por acentuar esas aristas turbias de la adolescencia. Otros se inclinan por considerar a esta novela como un exponente espléndido de la narrativa norteamericana marcada por el individualismo extremo (el yo frente al mundo) y ven en ella un relato impecable e implacable de un proceso de construcción personal sin salida aparente. El protagonista acaba en un psiquiátrico y desde allí nos cuenta estos tres días de su vida que van desde el sábado hasta el lunes. Tensión e incertidumbre concentradas en un personaje que es una bomba a punto de estallar -o al menos así lo vive él- caminando en el filo del abismo.

Para los que quieran entrar en el alma adolescente pueden leer sus opiniones en el blog de la clase Lengua en movimiento. No se queden en las primeras. Sigan leyendo.

martes, 29 de mayo de 2007

De guardia


Un IES (Instituto de Enseñanza Secundaria) es un organismo vivo que tiene sus ritmos y alucinaciones. Estamos a final de curso y se nota. Hay un aire de inminencia del fin de las clases y los alumnos tienen ya casi echada la persiana de clausura y cierre. Cuesta dar el tono apropiado a las clases. Hay excitación contenida y ganas de acabar. El calor y la euforia de la primavera hacen que los adolescentes estén acelerados.

Contrastando con esto, hacía yo hoy una guardia. Me tocaba de compañero un profesor veterano. No ha habido que hacer ninguna sustitución de profesores ausentes. Pablo, el profesor que me acompañaba, ha tenido diversas crisis de ansiedad que comienzan con vértigos, náuseas y dolores de cabeza. Ha pasado temporadas de baja por depresión profunda, pero siempre ha querido volver a sus alumnos. Sigue medicándose permanentemente. Sus alumnos saben que está enfermo y lo respetan. Tiene un halo de autoridad moral que se trasluce a pesar de su leve tartamudeo y su tono bajo de voz . Su mirada es concentrada y le cuesta sonreír. Hoy me contaba la ilusión que le hace la jubilación dentro de dos o tres años cuando cumpla sesenta. Se irá al pueblo. Allí se dedicará a montar aparatos electrónicos e informáticos y a pescar. También dará paseos y disfrutará de una merecida tranquilidad.

Por la tarde, tras una clase inicial que ha costado mucho llevar adelante, tenía otra guardia. También ha sido tranquila y me ha dado ocasión de charlar con el conserje sustituto que tenemos estas últimas semanas. Es la primera vez que lo hacía. Me ha contado que él era antes fotógrafo profesional. Por las noches dormía poco, pero no tenía problemas de salud. Hacía veinte años que no pisaba el médico, hasta que un día, sin previo aviso, le dio un infarto cerebral que le hizo perder la movilidad de medio cuerpo. Tuvo que dejar la fotografía y dedicar tres años de sesiones diarias a una tarea intensa de rehabilitación. Ha conseguido recuperar buena parte de la movilidad, pero su psicomotricidad fina no acaba de funcionar. La fotografía, lo que daba sentido a su vida, ya no es su leitmotiv. No puede accionar el disparador con precisión. Tiene un sentido del humor muy acusado y veo que le apetece bromear.

La segunda parte de la guardia, he estado hablando con la profesora de música, una mujer de treinta y tantos años con la que da gusto conversar. Le interesa la literatura y solemos hablar de libros. Durante un año le dejé numerosos ejemplares de literatura africana y posteriormente rusa. Luego hablábamos sobre ellos. Cree que hay fuerzas en el cosmos que podemos aprovechar y que nos pueden enriquecer. Le gusta el mundo de la sabiduría y el autoconocimiento, pero no le interesan los nuevos gurus de moda como Jorge Bucay, Susanna Tamaro o Paulo Coelho. Ella prefiere el mundo reflexivo de Krisnamurti, aquel hombre sabio que no pretendía ser maestro de nadie ni aparecer en la lista de los más vendidos. Sólo quería que los hombres se contemplaran interiormente con objetividad sin llevarles a conclusiones apresuradas. La profesora de música inspira serenidad y alegría. Yo le cuento mis aventuras en la montaña y mi estado de ánimo como docente –unas veces más alto y otras veces más decaído-. No nos damos consejos, sólo nos escuchamos y compartimos simpatía mutua.

Estas conversaciones, estas o parecidas, con profesores, personal no docente, o a veces alumnos, ayudan a sobrellevar la tarea al estilo africano, lo que es decir, tener siempre un rato para una amable charla que sirva de intercambio y enriquecimiento. Es final de curso y yo, además de corregir y dar mis últimas clases, tengo una pasión intensa por las conversaciones que salen del alma, aquellas que nos revelan. Y es curioso, últimamente, me seduce mucho más escuchar que hablar yo mismo. El ser humano es una criatura sorprendente. No deja de asombrarme.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Los blogs de la clase


Este año ha sido el de la introducción de los blogs como herramienta educativa en los cursos de cuarto de la ESO y como instrumento de creación para los alumnos.

Supongo que recordarán que hacia el mes de octubre fue creado Lengua en movimiento, un blog que proponía actividades a los alumnos y estos participaban a través de los comentarios. En este sentido, la actividad del blog se ha mantenido con propuestas sobre lecturas o actividades llevadas a cabo dentro de la marcha del curso.

Paralelamente al funcionamiento del blog de la clase, se crearon una veintena de blogs de alumnos, enlazados en el blogroll. La temática de estos fue libre y muy variada: desde humor al mundo de la moda, la danza o el deporte; relaciones amorosas y expresión de sentimientos; alguno se ha mantenido en un marco social crítico reivindicativo muy interesante; otros han partido de planteamientos reflexivos acerca de la realidad cotidiana; un sector se han centrado en imágenes fotográficas o vídeos musicales de Youtube. La mayor parte de ellos, desgraciadamente, han dejado de renovarse después de un hervor inicial.

Quiero destacar a mi juicio los tres blogs que se han mantenido más establemente y que han ido renovándose con cierta frecuencia y cuyo contenido ha destacado por su interés:

- PROBABLEMENTE EL MEJOR BLOG DEL MUNDO: este blog se ha detenido en el mes de abril en las cien entradas o posts. El autor está reflexionando sobre si darle continuidad o cerrarlo. En él ha tenido cabida de todo: relatos burbujeantes en torno al personaje clave de la bitácora: Fever, entrevistas delirantes a personajes del instituto, crónicas de actividades del centro… Destaca su enfoque humorístico y ácido. Algunos han calificado al blog, que más entradas y comentarios ha tenido, como una cierta crónica rosa del instituto por su enfoque provocativo y desenfadado, no exento de algunos momento de hundimiento anímico del autor que ha sabido levantarse y recoger la antorcha. El blog ha llegado a las cien entradas y ha alcanzado las 1636 visitas a fecha de hoy. Hay una cierta expectación sobre si volverá a publicarse. Lo mejor: el activismo arrollador del autor, su capacidad de generar humor absurdo y el no tomarse demasiado en serio a sí mismo.

- BLACKCAT 21 esta estructurado en torno a letras de canciones radicales sobre los temas más variados: el maltrato a las mujeres o a los animales, el aborto, el cambio climático, las guerras, la intifada palestina, la fabricación de armas… Retrata un mundo injusto y la autora se identifica con las causas radicales y marginales. Es, sin duda, el blog más social y crítico con el estado actual del mundo. Su estética es negra y punk con numerosas imágenes alusivas a los temas abordados. Ha tenido 1382 visitas.

- EZ DUT ULERTZEN es un blog con nombre en euskera, dada la atracción de la autora por la cultura y la lengua vasca. Reconoce que nunca ha estado en el País Vasco pero siente una filia intensa hacia todo lo que proviene de allí. Su mayor ilusión es viajar al extranjero y también conocer Euskadi. El enfoque del blog es reflexivo acerca de los más variados temas: el uso de la lengua catalana en la escuela, la juventud actual, el hembrismo, letras de canciones radicales en euskera, crítica de libros… En el blog, la autora da salida a sus pensamientos, generalmente muy bien estructurados y planteados. A veces también da rienda suelta a sus enfados y tribulaciones. Ha tenido 432 visitas.

El panorama es alentador si bien la mayor parte de los blogs creados han naufragado. No es fácil mantener el estímulo creador –lo sé por experiencia-. Ello requiere mucho tiempo e imaginación. Un blog devora mucho tiempo y los alumnos de secundaria no tienen demasiado entre los estudios, la familia, las relaciones humanas y las play station que consumen buena parte de él. No todo el mundo es bloguer, pero al menos ahora conocen la experiencia de lo que es publicar y que la gente te lea.

sábado, 19 de mayo de 2007

Homenaje republicano en Collioure

Como ya señalé en un post anterior, los alumnos de cuarto de ESO de mi instituto tenían una cita en Collioure (Francia) frente a la tumba del poeta Antonio Machado. Fue un 17 de abril, una mañana luminosa de primavera, la que nos llevó a ese pueblecito costero tan hermoso y que fue inspiración de pintores vanguardistas a comienzos del siglo XX. Allí, en efecto, recalaron Signac, Matisse, Derain, Max Jaccob, Juan Gris, Jean Peské, entre otros muchos que dejaron reflejado en sus lienzos la luz y el color de esta villa junto al mar.

Nuestro homenaje poético coincidió con la presencia de un grupo de jubilados que habían vivido la guerra Civil muy directamente. Le emoción se hizo patente cuando desplegamos una bandera republicana sobre su tumba, llena ya de flores, fotografías, placas conmemorativas… Los veteranos, con lágrimas en los ojos, escucharon en silencio la lectura de los poemas que llevábamos preparados: Retrato; Pegasos, lindos pegasos; la saeta; el limonero lánguido; poemas dedicados a Soria y a Leonor tras su muerte; el emotivo dirigido a José María de Palacio; el dedicado a un olmo seco… Los poemas fueron leídos por los alumnos en un clima de atención enorme en el pequeñito cementerio de Collioure. La sorpresa era manifiesta en el rostro de los estudiantes que se dieron cuenta de que allí había una cita con la historia.

Con la tumba de Machado estaba enterrada también la historia de cientos de miles de refugiados españoles que cruzaron la frontera francesa camino de Francia, huyendo del fascismo. Muchos de ellos recibieron un hostil recibimiento y fueron hacinados en campos de prisioneros como el que hubo en el pueblo cercano de Argelès-sur-mer.

Para mis alumnos la historia de la Segunda República cae muy lejana, igual que, afortunadamente, la de la guerra Civil (1936-1939). Es difícil que valoren en su justa medida aquellos días trágicos que llevaron a la derrota republicana y al inicio de un largo exilio. Los adolescentes viven intensamente su presente lleno de artefactos tecnológicos y de imágenes, pero aquel 17 de abril (martes), justo unos días después del aniversario de la proclamación de la República, sintieron que algo se movía dentro de ellos.

Por otro lado, les impresionó vivamente la amabilidad y cortesía de los habitantes de Collioure, así como la limpieza y el silencio de la villa marítima. Quizás, para muchos, era la primera vez que salían al extranjero y ellos les hizo reflexionar que existen otros países y otras formas de vida, en este caso, tan cercanas a nuestra frontera.
Aquellos lectores que quieran conocer de primera mano las impresiones de los alumnos, pueden clicar aquí que enlaza con el blog de la clase.

martes, 15 de mayo de 2007

Mi alumna rusa


Los que siguieron mi blog Profesor en la Secundaria hasta su pausa en el mes de febrero recordarán que impartía tres cursos de Lengua de Cuarto de Eso y un curso de Literatura Universal a primero de Bachillerato. Todos han sido motivo de satisfacción. Siempre de un año académico saca uno enseñanzas y nuevas perspectivas, amén de decepciones que es preciso archivar.

El último libro que hemos leído en Literatura Universal ha sido El jugador, la famosa novela de Fedor Dostoievski que el autor escribió en menos de un mes, redactándola a su secretaria Anna Snitkina, con la que se casaría posteriormente. En ella refleja su propia pasión por la ruleta y reflexiona sobre el carácter ruso, carácter que me atrae porque en algún sentido enlaza con el sentimiento trágico de la vida de raíz hispana.

Para mí la explicación de la novela, desgranada capítulo a capítulo, por los ocho alumnos de la asignatura, tenía un valor añadido. Uno de ellos, Olga, es de origen ruso. Era un privilegio para mí hablar del más querido de mis autores delante de una persona que en cierta medida encarna ese carácter contradictorio y lleno de sutilezas que es el ruso.

Mis alumnos han penetrado en la novela, en la compleja y tormentosa relación amorosa de Alexei y Polina, pero lo que más les ha divertido, con diferencia, es la figura vital de la abuela que llega a Rouletembourg cuando todo el mundo la da por muerta, y se pone a jugar a la ruleta apostando buena parte de su fortuna para desgracia del general que la necesitaba para casarse con una buscavidas, llamada Mademoiselle Blanche.

Los ojos de Olga brillaban. Había leído la novela originariamente en ruso, pero para hablar de ella utilizaba su versión en castellano. Yo, con frecuencia, le preguntaba a ella para confirmar o desestimar esa reflexión intensa de Dostoievski sobre el carácter ruso.

Olga cursa por tercera vez primero de bachillerato. Llegó a España hace tres años sin saber una palabra de español. La adaptación fue muy dura. No abundan los alumnos rusos en mi instituto y ella se encontraba radicalmente sola. Sin embargo, ahora ella es una enamorada de España, pese a su carácter misterioso y reservado.

Ella representa esa pasión interior que consume a los personajes de Dostoievski y que tanto me atrae: explosiones volcánicas, contradicciones, reflexiones profundas, estallidos vitales. La propia pasión de Alexei por el juego expresa esa atracción por el abismo, al todo o nada que es propio del alma rusa.

El próximo relato que vamos a leer y comentar es La metamorfosis de Franz Kafka. Todos mis alumnos conocen, en parte, el argumento. Es la historia de un empleado que sueña que es un insecto espantoso y se despierta, pero no logra salir del sueño, porque el sueño es realidad, abominable realidad. Quizás esta es la mejor perspectiva para leer este cuento extraño y perturbador.

Me interesan las reflexiones de mis alumnos. Cuando les enfrentas a la literatura auténtica, ésta es un acicate del pensamiento. En la intimidad de la clase, pueden hilvanar sus impresiones. Sólo hace falta un clima de atención y que las cosas fluyan. En el fondo se aprenden más cosas de las que uno sospechaba.

martes, 27 de febrero de 2007

Hasta siempre


Queridos amigos: Profesor en la Secundaria entra en un periodo de espera y de reflexión tras un año y medio de permanencia en la red. En total han sido unos ciento cincuenta y siete post los que he publicado en mis dos etapas. Últimamente veo que me falta esa íntima vocación de publicar, de comunicarme respecto a temas educativos. Mi experiencia docente, mi práctica diaria, no me suministra suficientes estímulos para hacerlo. No es culpa de mis alumnos que son magníficos. Probablemente es mi mirada la que se ha hecho perezosa. Mi búsqueda se encamina hacia objetivos más íntimos, más personales. Probablemente ensaye nuevos blogs en consonancia con mi situación actual. A los que me habéis seguido con enorme generosidad, os doy las gracias por estar ahí, por mantener la comunicación conmigo durante todo este tiempo. Ha sido una hermosa historia pero honestamente no puede ser mantenida. Recibid todos los que me habéis leído un fuerte abrazo. Hasta siempre.

lunes, 26 de febrero de 2007

El error


No hay nada que enseñe más a un profesor acerca de sus alumnos que enfrentarse a sus errores. Cuando el error es fruto de un determinado razonamiento no necesariamente es negativo; es más, puede demostrarse como altamente constructivo porque no hay nada más que seguir el proceso de deducción o inducción para reconocer sus bases teóricas, que pueden ser revisadas.

Tenemos que transmitir a nuestros alumnos que equivocarse no es malo. Es más, es posible que haya problemas que necesiten de la libertad de poder formulas hipótesis con la necesaria tranquilidad de poderse equivocar. De ellas aprenderemos igualmente que si fueran aciertos. Del ensayo-error surge la luz. Avanzamos a tientas y a veces es necesario equivocarse para aprender.

Lo malo de una clase es cuando su dinámica penaliza los errores, más que por la actitud del profesor, por la de los compañeros. Los alumnos temen las reacciones de sus condiscípulos más que la del profesor. Por la presión de grupo no se atreven a hacer preguntas -una pregunta bien formulada es un alto ejercicio de pensamiento- o a formular hipótesis. Hacer esto último significa haberse puesto a pensar en el problema, y éste puede ofrecer varios enfoques probablemente creativos.

El problema del respeto es esencial. Los alumnos más discapacitados intelectualmente tienden a hacer valer sus poderes corrosivos respecto a la autoridad del que más sabe o más estudia. Se saben incapaces para el razonamiento y la tarea del pensamiento y procuran hundir o torpedear, al menos a aquellos alumnos que pueden sobresalir intelectualmente.

Luego están los graciosos, los que convierten cada cuestión que se debata en un objeto de burla o de chacota. Son los comentarios que se oyen a lo largo de una clase y que inhiben a los alumnos que podrían equivocarse y alumbrarnos el camino con su error.

Una clase necesita de un clima de libertad emocional. Es necesario sentirse libre para poder pensar. Un clima de ligereza, de insensibilidad hacia el conocimiento pulveriza las bases de un pensamiento abierto. No es la dinámica del más bruto o el más gracioso la que debe predominar, aunque muchas veces sabemos que esto es lo que sucede. La ignorancia es sumamente atrevida y se atreve incluso a alardear de sí misma. ¿Cuántas veces vemos a alumnos dotados teniéndose que esconder para no excitar a otros que no lo son?

Este es el problema de la diversidad en la escuela. Nuestros alumnos son los que son y no los podemos elegir. Podemos ir reconduciendo grupos, hacer grupos de niveles o aptitudes diferentes; podemos adaptarles los programas; podemos ayudar a los más necesitados con una atención especial… pero siempre es necesaria su colaboración activa para poder promocionar en los estudios. Sería un buen programa enseñarles que el error es creativo, que no teman equivocarse, porque equivocarse es pensar igualmente. Todo aprendizaje necesita de una buena base de errores para poderse reafirmar.

lunes, 19 de febrero de 2007

El calentamiento global


El tema del calentamiento global que tiene como consecuencia el llamado cambio climático ha dejado de ser una cuestión de ecólogos y especialistas para haber sido en unos meses difundido extensamente por los medios de comunicación y haber llegado al conocimiento de la población. No son teorías fruto de hipótesis exóticas. No, hay abrumadores fundamentos, hechos y estudios para poder afirmar que la acción del hombre está provocando un cambio climático sin precedentes en decenas de miles de años. No revelo nada nuevo.

Lo que es nuevo es la actitud que tomamos ante esta realidad inobjetable. Hace unos meses poco se hablaba de esta metamorfosis del clima en la tierra. De pronto, se ha convertido en un tema estrella en toda la prensa y la televisión. Como consecuencia, el ciudadano medianamente informado lo ha incorporado a su bagaje cultural. ¿Cambio climático? Ah, pues bueno -parece decirse-. Hay tantas cosas que pasan que ésta es una más en un mundo que ha escapado a nuestro control. Tengo la impresión que junto a esta toma de conciencia no hay una acción consecuente respecto a ello. Incluso veo que el cambio climático es incluido en conversaciones de modo rutinario sin que nadie entre al trapo a desentrañar lo que significa. Hay además quien lo toma como tema de broma o chascarrillo fácil. Mis alumnos no hablan de ello y cuando lo hacen lo hacen en tono de chanza.

No sé qué es peor: la negación o la indiferencia en la que estamos ahora. Según Al Gore, tenemos todavía tiempo -hay quien lo niega- para contrarrestar los efectos del calentamiento global. Depende de nuestra acción, de la limitación voluntaria de nuestro consumo energético. Hace unas semanas hubo un apagón de cinco minutos en España. No sé si en otros países. Fue escasamente seguido, excepto por instituciones oficiales que apagaron monumentos históricos y edificios oficiales. La población en general, lo ignoró no sé si por desconocimiento de la convocatoria o escepticismo sobre su eficacia. O sencillamente, indiferencia.

Me asombra el exceso de iluminación comercial que domina en todos los establecimientos, me irrita el derroche energético al que estamos acostumbrados (las calefacciones, la energía eléctrica, la propaganda mayoritaria para que nos pongamos aire acondicionado los meses de verano, la venta masiva de vehículos a motor que emiten CO2 a raudales). El exceso y el gasto superfluo se ha convertido en unas décadas en nuestro motor de la existencia. Y nadie parece que voluntariamente esté dispuesto a limitar el consumo aunque esté en juego la supervivencia del planeta. Seguramente la población en general no ve la conexión entre ambas variables: consumo personal y salud del planeta, o es escéptica sobre las acciones individuales y su eficacia. O quizás se piense que por mucho que yo me limite, otros no lo harán y el resultado es el mismo.

Es esto lo que me sorprende. El fatalismo de nuestra civilización. No pensamos en el mundo que habremos de dejar a nuestros hijos y nietos. Sólo importa el presente y el placer. Es como si una especie de hedonismo lleno de inconsciencia se hubiera apropiado de todo. Poco hay en mis alumnos -según yo lo observo- que les lleve a considerar valores que estén por encima de ellos mismos y de su bienestar personal. No hay una conciencia planetaria que nos haga ver que en esto estamos metidos todos en el mismo barco: musulmanes y judíos, cristianos y budistas, ateos y escépticos, agnósticos y librepensadores.

Queda todavía un espacio (amplio) para la acción pero debemos limitar nuestro consumo en primer lugar, evitar el despilfarro, reciclar más, usar agua menos caliente, evitar comprar productos con muchos envoltorios, apagar los aparatos electrónicos que no utilicemos, plantar árboles, limitar el uso del automóvil, apagar luces inútiles...

miércoles, 14 de febrero de 2007

Poesía y Tiempo


Me gustan los temas de literatura que permiten dar salida a reflexiones sobre el hecho estético, sobre la creación literaria, sobre la poesía. Estos días tenemos un tema atractivo entre manos: la etapa sensitiva de Juan Ramón Jiménez, en especial aquella poesía anterior a Diario de poeta y mar (1916) vestida de inocencia sin estar recubierta por los ropajes del modernismo. Trabajamos sobre todo Arias tristes, Baladas de primavera, Poemas agrestes y Platero y yo. Procuro primero intentar acercarles al hombre que fue Juan Ramón: su infancia solitaria de niño hipersensible que escuchaba desde su jardín el canto melodioso de los pájaros, la fuente que borbollaba en el huerto, las notas de algún piano, las campanas de la iglesia, los ladridos de los perros, los aires de fiesta de alguna verbena … Era un mundo todavía no invadido por los estrépitos electrónicos o mecánicos; quiero evocar al niño que observaba hechizado el color de la luz del sol entre las hojas de los árboles o el resplandor de la luna que se reflejaba en el estanque del parque cercano a su casa. Quiero acercarles a aquel joven esteta que era poseído por un mundo de sensaciones y estaba fascinado y atemorizado por la muerte. De ahí sus paseos obsesivos por el cementerio buscando los nichos de los niños muertos. La muerte y el paso del tiempo vertebran toda su poesía. Su ansia de Belleza y Conocimiento van unidas al ansia de Eternidad. Le compungía y asustaba la fugacidad de las cosas…

Su poesía se fue progresivamente desnudando de todo lo anecdótico y sentimental para convertirse en esencial, depurada, en poesía de raíz intelectual. Esta es más difícil de entender a los adolescentes. Les hablo del encuentro con aquella mujer extraordinaria que fue Zenobia Camprubí Aymar y el giro consiguiente que dio su poesía. Pero el comentario se centra en los primeros libros que he señalado. Está bien como aperitivo para penetrar en el mundo poético de uno de nuestros mayores poetas, si no el mayor de todos ellos. La introducción de los adolescentes en la poesía veo que requiere tiempo. A veces pretendo acelerar la clase para cubrir el programa y avanzar pero ellos me piden tiempo para comprender y sentir. Hay momentos en que la clase se hace densa y el silencio es espeso. Tienen ganas de participar y abren sus oídos prestando total atención. Pero el profesor está urgido por el tiempo, por la materia a explicar y entonces surge el pragmatismo –esa urgencia utilitaria que tanto deploró Julio Cortázar- y rompe el hechizo. Mis alumnos protestan. Quiero hacerles producir y analizar, cuando ellos lo que quieren es sentir, convertir la clase de literatura en un espacio de dimensión mágica.

Este es el resultado que ha dado mi inmersión en el mundo poético. Les ha gustado tanto que es difícil hacerles ir al taller a fabricar, a mancharse las manos… Les veo deseosos de escuchar poesía, de hablar sobre ella sin hacer demasiados ejercicios, sin copiar (norma básica del centro) los enunciados.

Es una delicia empezar las clases leyendo a Walt Whittman o a Juan Ramón Jiménez, pero después ¿quién se pone a trabajar? En esas estamos.

domingo, 11 de febrero de 2007

WILT


Hace ya unos cuantos años que leí por primera vez esta delirante farsa que es Wilt (1976) del escritor británico Tom Sharpe (Londres, 1928). Todavía no se había implantado la reforma educativa en España (Logse) ni yo había impartido clase en centros de Formación Profesional. Mi experiencia era con alumnos generalmente aplicados y escolares del antiguo BUP. Aquellos alumnos estaban abiertos y gozaban de la enseñanza de la literatura. Por ello, para mí resultaban increíbles, desconcertantes y endiabladamente cómicas las vicisitutudes del profesor Wilt en un instituto Politécnico inglés. Allí había de dar clases a alumnos pertenecientes a las ramas de carniceros, impresores, secretarias, fontaneros, electricistas, yeseros… Los chavales eran totalmente refractarios a las enseñanzas del profesor Wilt sobre obras fundamentales de la literatura como El señor de las moscas o La isla de coral y le machacaban a preguntas absurdas sobre el sexo que a cualquier otro docente le volverían loco.

La vida profesional de Wilt es altamente frustrante, pero no lo es menos su vida conyugal. Está casado con Eva Wilt, una mujer que se deja arrastrar por cualquier novedad que alguien le cuente sea en el ámbito sexual o filosófico. La trama parte de que Wilt está absolutamente harto de su mujer y fantasea con asesinarla. Acuden ambos a una fiesta convocada por una pareja de snobs, Los Pringshein. Eva está también cansada de Wilt y se deja seducir por la teoría de la terapia tactil de Sally Pringhein, que es una esnob bisexual. La situación se enreda porque Wilt es requerido sexualmente por Sally pero ésta es rechazada por el profesor que ve en ella a una peligrosa y desagradable ninfómana. Entonces hace acto de aparición Judy, una muñeca hinchable que será la que provoque todo el enredo y que hace que cuando vamos leyendo este relato mordaz y excepcionalmente cómico, nos tengamos que agarrar la tripa de las carcajadas que nos provoca. La gente nos mira con curiosidad en el metro al ver nuestros ataques de risa y se pregunta si nos pasa algo o qué narices estamos leyendo. Nosotros seguimos tronchándonos, impertérritos a las miradas ajenas.

No queda títere con cabeza: el sistema educativo, el claustro de profesores, las teorías de la liberación sexual de los sesenta, el esnobismo, la burocracia, la policía y sus métodos de investigación, los presbíteros borrachos… Wilt en el fondo no es tan lábil como pudiera parecer. Su resistencia como profesor de Humanidades frente a sus alumnos de carne uno y yeseros dos ha hecho de él un hueso duro de roer y soporta con increíble firmeza los interrogatorios de varios días por parte del inspector Flint que se obstina en afirmar que ha asesinado a su mujer que ha desaparecido. Para más inri está la dichosa muñeca hinchable, Judy, arrojada a uno de los pilares y que es cubierta por miles de kilos y kilos de hormigón. ¿Dónde está Eva? ¿Cómo la ha asesinado? No cuento más porque puede haber lectores que todavía no lo hayan leído. Este libro es altamente recomendable para aquellos que desean reírse con ganas de forma irresistible. De igual modo, recomiendo toda la obra de Tom Sharpe, especialmente sus relatos ambientados en Sudáfrica en la época del apartheid como Reunión tumultuosa y Exhibición impúdica. No puede haber sátiras más corrosivas contra el sistema racista que imperó en aquel país durante décadas. De hecho Tom Sharpe fue encarcelado y deportado de Sudáfrica por sus obras.

Un relato excepcional para profesores de lengua y literatura y para todos en general que tengan ganas de reírse. A pesar de haber sido publicado en 1976 no ha perdido un ápice de frescura y de comicidad.

domingo, 4 de febrero de 2007

Lecturas atractivas


En el último post del blog de la clase planteaba a mis alumnos algunas preguntas sobre su relación con la lectura y el mundo de los libros. Partía de un texto de Alberto Manguel en el que se afirmaba que leer era un acto de rebeldía porque supone una elección de la acción frente a la inacción, que conduce a la reflexión y ello siempre es peligroso. El fragmento continuaba con el principio de “Lee lo que quieras” porque, según Alberto Manguel, "nadie puede enseñarnos a amar un libro. Es algo que se aprende pero no se enseña, del mismo modo de que nadie puede obligarnos a enamorarnos de alguien. Es un proceso misterioso, pero seguro que hay un libro, algunas páginas que existen y que han sido pensadas para nosotros".

Sus respuestas han sido bastante coincidentes. En general reconocen que no les gusta demasiado leer. Tienen a su alcance otros muchos estímulos que les parecen más emocionantes y directos: internet, los chats, las vídeo-consolas, la música… Pero no quitan totalmente el valor a la lectura (reconocen que les aporta conocimientos y cultura) aunque sí que son selectivos con los temas que ésta aborde. En general atraen los libros basados en la realidad (acoso en la escuela, mujeres maltratadas, el mundo de las drogas, bandas juveniles, la emigración, la temática de la anorexia…), o el mundo del misterio y la intriga, la magia y la fantasía… Dos tendencias que nos llevan a la dualidad del realismo y la ficción fantástica. Les atraen universos narrativos con los que se puedan sentir identificados pero su identificación está condicionada por la imagen del mundo y de los adolescentes que proyectan los medios de comunicación y la publicidad. Les cuesta mucho identificarse con circunstancias que no sean las coincidentes con este sentir colectivo del tiempo juvenil que estamos viviendo. Su conocimiento del mundo y de la historia es muy limitado y les es muy complicado salir del tiempo actual para introducirse en otras coordenadas histórico-sociales. El presente es absorbente y lo devora todo.

Sin duda coinciden en que la lectura "no es un acto de rebeldía". No sé si han leído o entendido la propuesta de Alberto Manguel, pero desde luego no ven en la lectura una forma de rebelarse contra la sociedad que están viviendo. Esta idea de rebelión les es muy ajena. Ven en la lectura sobre todo una posibilidad de evadirse de la rutina y vivir otros mundos en los que les gustaría existir. Reconocen que puede haber otros países u otras épocas en las que leer haya estado prohibido, pero se dan cuenta de que no es el caso en nuestra sociedad. Un par de alumnos sugieren que lo que habría que hacer para promover la lectura es prohibirla porque así se convertiría en atractiva. Predomina en sus respuestas la predilección por una literatura de evasión o de distracción frente a la gris realidad. No hay en absoluto la idea tan cara en los años sesenta del siglo pasado de que la literatura puede servir para cambiar el mundo.

En cuanto a si es buena idea la de imponer libros de lectura en los institutos, la mayor parte se decantan en que ésta no es una buena forma de plantear el asunto. Los hay que sugieren que los alumnos puedan leer lo que quieran porque lo importante es leer sea lo que sea, u otra sugerencia es la de que el profesor dé varios libros distintos como posibilidad y que sean ellos los que elijan según sus gustos y aficiones. Hay algunas opiniones que refrendan la obligatoriedad de libros de lectura porque entre ellos hay algunos interesantes y en todo caso, se puede pensar que el siguiente lo será. No obstante la opinión generalizada es la de la libre elección o al menos una elección parcial de la lectura.

Otro tema es el de la importancia de la familia en la conformación del gusto lector. Algunos, pocos, han visto siempre presentes los libros en sus padres y hermanos. O recuerdan los libros que les leían cuando eran pequeños. No hay duda de que un ambiente propicio a los libros es un buen campo de cultivo para la formación de futuros lectores, pero no es una condición absoluta. Pueden surgir buenos lectores de hogares sin gusto por la lectura y por el contrario, nada garantiza que una atmósfera lectora sea decisiva para la creación de buenos lectores. Ayuda mucho pero no es determinante.

Como conclusión: literatura o libros con los que puedan sentirse identificados; que les ayuden a vivir otras experiencias distintas de las suyas, aunque éstas deban pertenecer al mundo previamente diseñado en su imaginación por los mass media; la literatura como evasión y diversión y no como instrumento de cambiar el mundo ni de indagar en la realidad; la literatura libremente elegida y no impuesta por profesores; literatura en esencia divertida y ligera, llena de acción sea en el ámbito del reportaje o de la fantasía, el misterio y los enigmas. Nada de literatura inquisitiva, existencial o de contenido filosófico.

Este es el campo de juego de nuestros adolescentes. Es toda una sociología del gusto adolescente. No hay duda de que podemos extraer conclusiones interesantes sobre los jóvenes y los libros adecuados para ellos.

miércoles, 31 de enero de 2007

El accidente


Hace unos días en mi barrio tuvo lugar un luctuoso accidente. Una fortísima explosión de gas destrozó varias viviendas a la hora en que la gente se levanta para trabajar. Como consecuencia de la misma murió una niña de dos años ya que le cayó una pared encima. Parada cardiorrespiratoria fue el informe forense. También hubo una veintena de afectados leves que fueron atendidos por estrés emocional o magulladuras.

Aquel día a las seis y media de la mañana notamos la explosión por la trepidación de la cama. Mis hijas se enteraron poco después cuando un vecino nos contó que su hermana vivía en la vivienda siniestrada. Mi hija pequeña, que tiene siete años, quedó comocionada por la noticia. No hacía nada más que preguntar cómo había pasado, cómo estaba la gente… Fue al colegio con su hermana y cuando la fui a recoger por la tarde lo primero que hizo fue interrogarme por las consecuencias de la explosión sin que en ningún momento le revelara que había muerto una niñita. Fue un tema que hablamos mi mujer y yo. Ella estimaba que nuestra hija había vivido con angustia la situación y que si le decíamos que había muerto una bebé no pararía de darle vueltas y probablemente no dormiría por la noche. De tal manera que se lo ocultamos. A estas fechas, hace seis días que sucedió, todavía no lo sabe.

Esto me ha llevado a preguntarme por el oscuro tabú que representa la muerte para los niños en la sociedad que estamos construyendo. Salvo que haya una muerte cercana, imposible de ocultar para los niños, la muerte es un hecho lejano e inabordable. Tengo esa impresión. Es el gran tabú, más que el sexo y la declaración de renta. Si hablamos de la muerte, si admitimos que la muerte existe y que nos puede golpear en cualquier momento, si explicamos con realismo la cuestión a los niños se nos acusa de quererlos angustiar sin necesidad. Ya hay cosas terribles en la vida para que queramos romper esa inocencia, esa cierta creencia en la inmortalidad, en la vida eterna en que creen, tal vez, los niños.

Sin embargo, recuerdo hace dos años, en una etapa metafísica de mi hija, cuando tenía cinco, su insistencia respecto al tema de la muerte. Cada noche me preguntaba que si yo moriría, que si los papás mueren. Lógicamente tuve que confirmarle que sí, pero que sería dentro de muchísimo tiempo, dentro de muchos años. Aun esta respuesta tranquilizadora la alteraba y se dormía inquieta pensando en algo que no quería aceptar.

Socialmente hemos decidido ocultar la muerte, al menos mientras se pueda. Vivimos en un mundo cubierto por papel de celofán en que los niños occidentales crecen hiperprotegidos habituados a narraciones políticamente correctas que eluden la crueldad del mundo y la realidad de la muerte. Los cuentos antiguos eran crueles y la muerte estaba presente en relatos y canciones. Hace un siglo no era posible ocultar la muerte. Estaba tan presente en la vida (elevada mortalidad infantil, inexistencia de antibióticos y antisépticos…) que era imposible disimular a los muertos. Un niño había visto ya a bastantes muertos, ya fueran vecinos o familiares, si no eran hermanitos suyos recién nacidos. En algunas familias se estilaba dar un beso al abuelo o al padre muerto dentro del ataúd o en la cama. Incluso durante un tiempo estuvo en boga hacer fotos de los niños muertos.

Actualmente, la muerte es el gran escándalo, la innombrable… pero me queda la sensación de que una sociedad que la evita de tal manera no puede ser una sociedad sana, y es más, es una sociedad atemorizada y angustiada por aquello que más pretende disimular e intentar demostrar que no existe. Sólo una sociedad que reconoce la muerte puede ser auténticamente gozosa y vivir profundamente la fiesta de la vida. No es casualidad que el siglo XIV, azotado por las más terribles epidemias de peste que se llevaron a una tercera parte de la población europea, fuera el albor del renacimiento y del humanismo. Allí se crearon, huyendo de la peste, los extraordinarios cuentos del Decameron de Giovanni Boccaccio y los Cuentos de Canterbury de Chaucer.

Como remate me pregunto si en la escuálida imaginación de nuestros adolescentes, en sus limitados gustos lectores que evitan la gran literatura universal, que permanece opaca para ellos y sólo se alimentan, cuando leen, de libros “juveniles” de acción, sangre, y fantasía en fórmula que es para mí un enigma, no falta ese ingrediente que da misterio y densidad a nuestras vidas. En sus novelas la muerte ocurre como simulación. No apetece pensar en ella. No es un protagonista agradable ni placentero. En Méjico, en cambio, se hace un festival enorme a costa de la muerte. Se bromea con ella, se la hace objeto de fiesta colectiva, de diversión. Quizás es lo mejor que podemos hacer con ella. Vivir intensamente con conciencia de nuestra fragilidad y nuestra finitud. Pero para eso no habría que ocultarla de una forma tan taimada y desoladoramente triste. Algo no funciona. Pienso que mi hija debería haber sabido que la niña había muerto, aunque no hubiera dormido. Hoy me ha enseñando su primer cuento escrito. Quizás la historia que ha escrito hubiera tenido otro sesgo basado en algo que la habría conmovido profundamente.

lunes, 29 de enero de 2007

Fuerte Apache


Fuerte Apache es una película recién estrenada en España y dirigida por el realizador catalán Jaume Mateu Adrover. Se ambienta en un centro tutelar de menores en Cataluña, Can Jordà, donde un grupo de educadores entre los que destaca Toni Darder (Juan Diego) luchan contra la sensación de desencanto y fracaso que conlleva su trabajo con muchachos condenados por la vida y sus circunstancias. Los educadores funcionan por la inercia pero sin creer demasiado en lo que hacen. Saben que el ambiente que rodea a los internos –menores delicuentes- es decisivo para impedir su rehabilitación.

Sin embargo, un día llega un muchacho magrebí, Tariq (Hamza El Hilali) que parece diferente por su predisposición a ser ayudado, la ternura de su rostro y por sus ansias de mejora social. Aspira incluso a llegar a la universidad. Es un filme de segundas oportunidades y que plantea mantener la esperanza cuando ya no parece haber motivos para hacerlo.

Tariq es un niño de mirada limpia. Tiene trece años y ha llegado de Marruecos escondido en un camión. Sus padres han muerto. En Marruecos vivía con un tío que le pegaba. Ha huido buscando nuevas oportunidades. El centro de Can Jordà le parecerá bueno a diferencia de sus compañeros que lo ven como una pequeña prisión. El adolescente Hamza El Hilali fue seleccionado en un casting entre mil quinientos muchachos. Su historia hace reír y conmueve.

La película a pesar de ser de ficción tiene una fuerte ligazón con el cine social y el reportaje. Por los personajes –jóvenes adolescentes castigados por las circunstancias- , por la ambientación en un centro tutelar de menores y en segundo lugar en la Barceloneta, en sus calles estrechas y sus balcones llenos de ropa, así como en los barrios periféricos de Barcelona en sus atmósferas más degradadas e inhóspitas.

Juan Diego interpreta al educador protagonista, Lolita Flores es Carmen, una mujer bregada en la vida que ha estado casada en dos ocasiones y que espera una nueva oportunidad que parece encontrar con Toni Darder. Carmen lleva un restaurante en la Barceloneta en el que se ambientan algunas escenas sensacionales como la de la paella que comen un día de salida el grupo de muchachos entre los que está Tariq, cuya llegada hace que algo esté a punto de cambiar en la vida del educador, esta vez para bien.

La película tiene un buen ritmo y el enredo hace que el espectador se vea implicado en la emoción de unos hechos que se van encadenando diabólicamente. Algún crítico ha considerado esta película como en algún sentido previsible y bienintencionada. Ello no le resta fuerza a esta primera realización en el campo del largometraje de Jaume Mateu Adrover, ni a sus experimentados protagonistas y al hallazgo de Hamza El Hilali, cuyas circunstancias hemos hemos descrito.

Sólo queda por decir que todos los días que tengo guardia de patio en mi instituto, me encuentro con un muchacho de mirada clara y aire tímido que estudia primero de ESO. Se llama Hamza El Hilali y es alumno de nuestro centro. Su hermano Ayoub, exalumno, también se dedica al teatro y al reportaje cinematográfico sobre la realidad social que rodea a nuestro barrio. A Hamza no se le ha subido el protagonismo en la película Fuerte Apache a la cabeza. Es un muchacho normal, lleno de potencial personal y cinematográfico. Lucha por sacar los estudios y abrirse camino en la vida. Sin duda, esta película es un buen comienzo. Hamza está decidido a aprovechar las oportunidades que le da nuestra sociedad. De hecho su rostro ha llamado la atención porque la cámara queda prendada y prendida de él. Hoy nos ha prometido que seguirá adelante y que terminará la ESO.

jueves, 25 de enero de 2007

Ryszard Kapuscinski


Ha muerto Ryszard Kapuscinki. Su nombre se escribe con acento en la s y en la n pero mi procesador de textos no me lo permite. Imagino que los que leen este blog están al corriente de su muerte y de su importancia. Para mí se me ha muerto alguien muy cercano y entrañable. Lo conocí, literariamente hablando, hace unos siete años. Leí uno de sus mejores libros, “Ebano”, sobre sus crónicas por las tierras de África que tanto amaba. Recuerdo con emoción cómo lograba describir a todo un continente mostrando la importancia que tenía una olla para la supervivencia de una familia africana. Kapuscinski no era el reportero cínico que pasaba por un sitio y escribía crónicas para brillar en el mundo del periodismo. No, cuando él viajaba por una zona geográfica, se sumergía en ella y prestaba atención a los detalles más insignificantes acercándose a la gente a la que intentaba comprender. Para ello se documentaba ampliamente para conocer su historia y circunstancias. Kapuscinski no dejó nunca de ser historiador. Hacer reportajes para él era hacer historia de unas personas y de un mundo, de los que había que dejar constancia, como lo había hecho hace dos mil quinientos años su admirado Heródoto.

Kapuscinski escribía siempre con un gran respeto sobre las personas que conocía. Sabía que el periodista estaba unos días en el lugar pero las personas seguían allí y podían correr graves peligros por lo que el escribiera. Cada palabra había de ser meditada y llenada de densidad humana e histórica.

En Ryszard Kapuscinski se unían una destacada inteligencia y espíritu aventurero, unidos a su humanismo. Para él el periodismo era una opción vital y la profesión más maravillosa del mundo. Tenía ocasión de viajar –su primera pasión fue la de cruzar la frontera- y de conocer culturas distintas a las que intentaba comprender leyendo todo lo que estaba a su alcance. Nunca viajó a un sitio que no intentara conocer a fondo empezando por la lengua. Para él fue un drama viajar en su primer viaje a la India y no conocer apenas el inglés y menos las lenguas indostánicas. Se vio sumergido, sin apenas experiencia, en el desbordante mundo de la India de la recién conseguida independencia y se vio fascinado por las religiones y práctica hinduistas. En Polonia apenas había libros publicados sobre la India, pero todo lo que caía en sus manos fue devorado por él. Igual que cuando fue destinado posteriormente a la China de Mao Tse Tung en plena campaña de las Cien flores. Se documentó sobre el pasado confucionista y taoísta de China a la vez que leía libros sobre los discursos del Gran Timonel. Su curiosidad era inmensa, igual que su necesidad de cercanía a los hombres y mujeres sobre los que escribía.

Leer a Kapuscinski es toda una experiencia. Probablemente sus libros se reeditarán en las próximas fechas. Todos sus textos son extraordinarios. Su lectura es una experiencia moral llevada a cabo por un reportero que vino del frío. Su periodismo trasciende el reporterismo fácil y nos acerca a la hazaña del historiador que ha rastreado las líneas fundamentales de nuestro tiempo.

He aquí sus títulos publicados en castellano:

- El emperador
- La guerra del fútbol y otros reportajes.
- El imperio.
- El sha o la desmesura de poder.
- Ébano.
- Desde África.
- Los cínicos no sirven para este oficio: sobre el buen periodismo.
- Un día más de vida
- El mundo de hoy
- Viajes con Heródoto..

Todos están publicados en la editorial Anagrama.

En memoria de un hombre sabio y honesto. Me quedo con aquello de que los cínicos no sirven para este oficio y me lo aplico al mundo de la enseñanza al que es extensible lo mismo que al mundo del periodismo.

Selección de entradas en el blog