El desarrollo ideal de una clase de tercero de ESO en un centro de
máxima complejidad social y con un alto nivel de inmigración es el siguiente:
el profesor entra en el aula y los alumnos van poco a poco sentándose tras unos
momentos de dispersión por el cambio de materia. El profesor se sienta a su
mesa con aire cansado y espera que sus alumnos vayan sacando los materiales.
Hace treinta años que explica lo mismo y sabe que lo hace bien. Los alumnos le
tienen temor y se van callando. La clase se desarrolla en silencio y el
profesor explica la mayor parte del tiempo. Luego les deja veinte minutos para
hacer ejercicios. La clase ha acabado sin demasiado desgaste personal. El
profesor les hará un par de exámenes en la evaluación y les pondrá nota. No
invierte tiempo personal en sus alumnos ni en investigación. Sabe dar clases y
la combinación de respeto y dominio del aula hacen lo suficiente para que nada
le cueste especialmente demasiado. Tiene muy claro que la administración no
recibirá nada de él que vaya más allá de lo estrictamente necesario. No le
importa si sus alumnos piensan o no. El caso es que contesten al examen y hagan
los deberes. No quiere corregir mucho ni preparar clases ¿para qué si ya se lo
sabe todo desde hace treinta años y lo hace bien? Sus alumnos harán un buen dossier que él no se mirará. Espera jubilarse lo antes
posible y si todo sigue igual, le faltan ya pocos años.
Pues mis clases no son así.
El profesor entra en el aula y poco a poco se va organizando un
barullo bastante considerable. El profesor recibe en poco tiempo un montón de
mensajes de sus alumnos que quieren comentar algunos aspectos sobre la materia.
Llega con dificultad a su mesa y procede a conectar el ordenador al cañón
digital de la clase. Cuando lo logra escribe en la pizarra las tareas y
actividades para hoy y los próximos días. Es una Flipped Classroom. Los alumnos
en su inmensa mayoría ven los vídeos en casa y contestan al cuestionario
incorporado. Realizan un resumen del vídeo que entregan al profesor. Uno de
ellos los recoge. Los alumnos saben qué va a venir a continuación. El profesor
no habla mucho. Se desarrolla un Kahoot. Cada alumno con su terminal va
contestando en medio de una expectación máxima las preguntas sobre el
Renacimiento y el Humanismo. Pueden utilizar los móviles. Compiten entre ellos
y la clasificación va variando. Tienen que ser rápidos y conocer el tema. Gana
uno de ellos y eso les produce satisfacción personal y alegría.
El resto de la clase es para elaborar mapas mentales por parejas
con Mindomo. Hacen mapas conceptuales sobre cada tema, mapas muy complejos que
amplían cada unidad didáctica. Algunos trabajan sobre las diferencias y
semejanzas entre el mester de juglaría y clerecía y otros sobre el
Petrarquismo. El sistema permite que los alumnos que avanzan más rápido puedan
hacerlo y hay verdaderos especialistas en realización de mapas mentales. Hacer
un mapa mental supone comprender en profundidad el tema.
El profesor no para durante la hora resolviendo dudas técnicas y
metodológicas. Los alumnos no están en sepulcral silencio. Algunas muchachas se
sientan sobre la mesa. Hay animación en la clase. Están pensando y resolviendo
problemas. Hay risas y distensión, pero la mayoría están absorbidos por la
tarea que están haciendo. Cada semana se desarrollan dos unidades y el avance
es mucho mayor que mediante cualquier otro sistema. Además se desarrolla una
especie de complicidad muy destacable entre el profesor y los alumnos. Les gusta
trabajar así. No les gusta estar pasivos. Quieren participar y pensar. Estar
activos toda la hora.
Los alumnos piden más y más. No quieren quedarse retrasados. Se
implican personalmente en lo que están haciendo. El profesor tendrá más de cien
notas de cada uno a lo largo de la evaluación. Semanalmente publica un Flippity
(una hoja de cálculo de Excel) con los puntos acumulados de cada uno. Raramente
se desentienden de la tarea. Se ven involucrados y quieren sacar buenas notas.
El profesor dedica buena parte de su tiempo de ocio a preparar
clases, a grabar vídeos, a elaborar cuestionarios, a corregir, a investigar
nuevos proyectos. No da nada por cerrado. La enseñanza es algo que es muy
exigente y quiere que sus alumnos tengan un buen nivel y que no sean máquinas
de repetir y de memorizar. Aprenden sin darse cuenta. No hay exámenes pero hay
pruebas todos los días. No hay el sacrosanto dossier que piden todos los profesores ni hay ninguna
copia en su materia. Piensa que utilizar el tiempo para copiar es indignante. Pero
es lo que hacen muchos de sus colegas. Entiende que sus alumnos deben estar en
el aula pensando y resolviendo problemas. Tiene una opinión positiva de ellos
pues se da cuenta de que les gusta pensar y que tiran mucho más de lo que se
espera de ellos. Y además le gusta que haya alegría en clase, que la clase no
sea una misa con un único oficiante.
Sabe que sus alumnos con esta estrategia aprenderán veinte veces
más. Y de eso se trata. Ha dedicado mucho tiempo a investigar y sabe que no
sabe nada. Pero esto lo gusta. Piensa en retrasar su jubilación para continuar
más con estos chavales a los que no quiere abandonar.
No tiene gesto cansado sino desafiante. A él igual que a sus
alumnos le gustan los retos. Y este es espectacular. No quiere que nadie se
quede atrás. Las notas presumiblemente serán muy buenas. No le dolerán prendas.
Alegría. Se aprende con alegría.
Como avance de lo que será mi próxima entrada en Diario de un Artista Desencajado sobre L'Escola Moderna de Francesc Ferrer i Guàrdia un pedagogo libertario asesinado el 13 de octubre de 1909 por, según le acusaron, haber inspirado la famosa Semana Trágica, y ello a pesar de la ola de solidaridad con él que se levantó en todo el mundo, y aprovechando la descripción de "tus" clases, me tomo la libertad de recortar y pegar, del libro donde él expone su proyecto, este párrafo tan significativo y con el que supongo que empatizarás profundamente:
ResponderEliminarL’alegria, com afirma Spencer, “constitueix el tònic més poderós; tot accelerant la circulació de la sang, facilita millor l’acompliment de totes les funcions; contribueix a augmentar la salut quan n’hi ha, i a restablir-la quan s’ha perdut. El viu interès i l’alegria que els infants experimenten en els entreteniments són tan importants com l’exercici corporal que els acompanya. Per això la gimnàstica, que no ofereix aquests estímuls mentals, resulta defectuosa…” Però, hem de dir amb el pensador al·ludit: una mica és millor que res. Si haguéssim d’escollir de quedar-nos sense joc i sense gimnàstica, o acceptar el gimnàs, de seguida, amb els ulls tancats, optaríem pel gimnàs. Els jocs, d’altra banda, mereixen en la pedagogia un altre punt de vista i una major consideració, si es vol. És d’absoluta necessitat que es vagi introduint substància del joc a l’interior de les classes. [Al països més cultes] no s’ha fet altra cosa, per realitzar aquesta finalitat, que arrencar d’arrel, de les sales de les classes, el mutisme i la quietud insuportable, característiques de la mort, i portar-hi, a canvi, el benestar, la intensa alegria, la joia. La joia, la intensa alegria del nen a la classe, quan comparteix l’ambient amb els col·legues, s’assessora amb els llibres, o està en companyia i intimitat amb els Mestres, és el senyal infal·lible de la seva salut interna: de vida física i de vida d’intel·ligència.
Tienes razón, empatizo completamente con lo que expone Ferrer i Guàrdia. Es muy interesante que él propusiera la dinámica del juego en las clases hace un siglo, cuando ahora se subraya en las pedagogías más avanzadas la necesidad y conveniencia de utilizar estrategias del juego en el desarrollo de las clases como estímulo del aprendizaje. Ello supone un plus importantísimo en el interés de los alumnos por aprender y comprometerse en su progreso. Y por supuesto, estimo que la alegría es necesaria e imprescindible en el hecho de aprender. Aprendemos mucho más con alegría que con tristeza.
EliminarPor otro lado, experimento en mi práctica como profesor una intensa complicidad por parte de los alumnos. Esa es la intimidad y compañía de la que habla Ferrer i Guàrdia. Es cierto. Si el profesor proyecta sobre sus clases esa alegría y la dinámica del juego consigue (unido a un interés real por ellos, claro está) un acompañamiento real que no se percibe de otra manera.
El texto no tiene desperdicio. Gracias por traerlo. No conozco la figura de Ferrer i Guárdia más que como una referencia lejana, pero nunca he entrado en su pedagogía. Me muerdo la lengua para no encontrar representantes ahora en la política catalana de quiénes fueron quienes le condenaron. Es curioso que haya una reivindicación de Companya institucional pero no la haya de Ferrer i Guàrdia. Siempre me he preguntado cómo es posible que un pedagogo fuera acusado de promover la Semana Trágica de Barcelona. ¡Qué poder tenía la pedagogía, caramba! Me interesaré más en su figura.
Desde hace ya unas cuantas entradas, Joselu, siento decírtelo, leo tus entradas con absoluta perplejidad. En ellas nos cuentas con pelos y detalles como desarrollas tus clases, y me parece muy interesante, un enfoque educativo sin duda totalmente nuevo, nuevas formas, nuevos caminos, y por lo que cuentas, con unos resultados, al menos en lo que respecta al nivel de atención alcanzado por los alumnos, realmente asombrosos. Todo eso está muy bien, aporta mucho dentro de este mundillo en el que te mueves y en el que se mueven la mayoría de tus lectores. Pero es que en cada una de esas entradas, aprovechas para pegar toda una serie de Ostiazas enormes a los profesores que no sigan estas nuevas técnicas que estas usando, que de verdad que aun no entiendo como la cantidad de comentarios y seguidores de este blog no decrece de forma exponencial en cada día que pasa. Y además todo el profesor de secundaria que pasa y comenta por aquí esta totalmente de acuerdo contigo, y también es guay y ameno en su clase. Si solo leyese esté blog podría llegar a pensar que la educación en la secundaria a día de hoy es un bombazo emocional. Podría llegar a creer que tu has trabajado toda la vida con estas técnicas. Rechazas la enseñanza tradicional, la de los libros y la exposiciones orales por parte del profesor de manera tan rotunda, y tan tajante, que parecería que tu nunca has trabajado así. Y no puede ser cierto, debes llevar muchos años en la enseñanza, estoy seguro de que hace 20 años tu enseñabas así, y debías estar absolutamente convencido de que esa era la manera. Y ahora, desde tu nuevo estado, el profesor que enseña así, es un gordo comodón, que tiene la materia aprendida desde hace 30 años, que no quiere corregir nada, al que no le importa los alumnos una mierda, que solo está esperando jubilarse, y además, y como leía en una entrada anterior tuya, el profesor que enseñe así, no esta en el lugar adecuado. Creo, opinando desde fuera, que deben de haber muchos puntos intermedios de profesor y de enseñanza, y que no todos los profesores que enseñan de la manera que ahora pareces odiar responden a lo de "No le importa si sus alumnos piensan o no". En fin, a veces estos discursos, bajo mi punto de vista, rozan lo pueril. O la enseñanza es como yo la hago ahora, o la enseñanza es mala. En fin, a mi me da igual, no soy del gremio. ¿Sabes lo que creo?, que tus alumnos están motivados, porque eres el primero que les viene con estas formas de enseñar. Si todo los profesores usasen estos mismos métodos, en gran medida se perdería la novedad, y las clases caerían en las mismas dinámicas de desmotivación que las obtenidas en las clases standards. En fin, sensaciones mías.
ResponderEliminarEres un lector sutil e inteligente porque en buena parte de lo que dices tienes razón. Arremeto contra los profesores que no tienen curiosidad por renovarse. Hoy le enseñaba una aplicación fabulosa para ejercicios de lengua a una compañera de departamento con toda la ilusión del mundo. La aplicación es francamente muy buena. Se la he presentado pero ella ha razonado que eso era un trabajazo impresionante. Estoy seguro de que no la utilizará. Arremeto contra eso. Esta compañera quiere volver al libro de texto.
EliminarClaro que hay profesionales de todos los colores y tal vez mi texto adolecía de maniqueísmo al presentar a un profesor concreto al que he descrito con bastante realismo. Se teme lo nuevo, se está apegado a modelos tradicionales que en un mundo como este son poco adecuados.
¿Puede que me esté caricaturizando yo mismo al arremeter contra mis compañeros? Puede ser que yo haya sido uno de ellos mismos. También he utilizado la clase magistral y les he hecho copiar, algo que he ridiculizado en mi texto de hoy. Puede que esté ajustando cuentas conmigo mismo por un tiempo en que carecía de herramientas y estaba desorientado y depresivo. Salir de un bache depresivo de diez años te hace salir eufórico. Me producía euforia la fotografía y me produce euforia esto. Yo lo comparo a alguien que ha estado obligado con la cabeza bajo el agua y puede luego salir y coger aire. Nunca he sido un profesor acomodado. Eso te lo puedo asegurar. Lo he pasado mal y he dictado clases o he hecho copiar porque no sabía hacer otra cosa, porque NADIE me enseñaba otra cosa. Me he tenido que formar por mí mismo. Pero es posible hacerlo de otra manera.
Si un instituto respondiera en conjunto a planteamientos innovadores funcionaría por proyectos y los profesores podrían implementar conjuntamente dinámicas novedosas a todo el conjunto de materias. Hay institutos que lo hacen. El instituto-escola Las Vinyes por ejemplo. Pero todo el que va allí tiene que tener una vocación experimental. No sería malo hacerlo pero para eso hace falta que todo un claustro de profesores se implique en la renovación pedagógica. Y yo sé qué es un claustro de profesores -una colección de individualistas la mayoría-, atentos a sus circunstancias personales pero sin un proyecto renovador o inquisitivo sobre qué estamos haciendo. Todo el mundo parece tenerlo muy claro, pero no está tan claro.
Yo conozco muchas aplicaciones educativas magníficas que comento con aquellas personas que me quieren oír que no son muchas. No me lo quedo para mí solo. Hay una profesora que coincide conmigo y utiliza algunas de estas herramientas. Pero es una excepción. Para mí sería una alegría que hubiera más profesores con ganas de debatir sobre educación. La directora me ha pedido que dinamice el debate en la web del instituto, pero no lo hay. Los profesores no debaten, no se interesan por lo que va más allá de su entender, mucho o poco. Puede que sean magníficos profesionales, como el que describo arriba. Sabe hacer su trabajo y lo hace bien. Sus alumnos ni se cantean con él y se supone que aprenden. Eso sí, siempre lo mismo, pero muy bien.
Hace veinte años yo era radicalmente innovador. Siempre lo he sido, pero he pasado una década muy oscura.
¿Pueril? Puede, pero inquieto, cuestionándome a mí mismo continuamente y buscando nuevos caminos. Me gustaría encontrar a más en las mismas circunstancias. Por eso el que siente algo parecido, se siente cercano, o se siente tocado los huevos y no vuelve a mí.
¿Quién ha dicho que los posts no deban ser polémicos? Las objeciones que me has hecho ya las había previsto. Son lógicas. Yo he creado una especie de caricatura (bastante real por eso) para plantear otra cosa. ¿Demagógico? Puede. ¿Pueril? También. ¿Manqueo? Probablemente, pero estoy seguro de que a más de uno le dará ideas.
Gracias por tus aportaciones, aunque si yo te preguntara por tus compañeros de trabajo, no sé si serías tú mucho más generoso que yo jajajajajajajaja.
Venga, un abrazo, compañero.
Creo, Joselu, que la relación entre profesor y alumno, como cualquier otra relación humana, es personalísima, inconmensurable y, desde luego, incategorizable. La experiencia que narras me parece maravillosa, encomiable, dignificante, pero creo también que hay tantos caminos para llegar a ella que pretender universalizarlos o reducirlos a un método o práctica resulta del todo injustificable. Te lo digo porque me veo reflejado en los dos casos que cuentas, pero es que si contaras otros tantos ocurriría lo mismo. No es demasiado dilatada mi carrera, pero creo que esto es como la cocina: si laboras con amor el producto seguro que será bueno. El amor al conocimiento lleva a querer compartirlo, y de la mejor manera posible, siempre con ese entusiasmo contagiable...y al final, los alumnos se miran y se preguntan: oye, ¿cómo puede ser?, ¿ya ha pasado la hora?....Saludos compañero
ResponderEliminarTienes razón, David, pero estamos en un momento en que se buscan nuevos caminos para la escuela, caminos que pueden ser compartidos, que deberían ser compartidos. Estoy seguro de que hay infinidad de ellos para hacer del conocimiento algo atractivo y magnético, pero falta en nuestra profesión poner cosas en común. Todo profesor -seguramente bueno o excelente- se mete en su aula y lo que hace es un misterio -para bien y para mal-. La educación requiere de transparencia, de proyectos compartidos que hagan salir del individualismo docente a tantos excelentes profesionales que se guardan para sí lo que hacen. Nuestro sistema adolece de individualismo. No se comparte. No se habla de educación. En lo que yo conozco y llevo muchos años solo se dice que A o B o C son así o de otra manera, pero no se reflexiona sobre pedagogía, sobre proyectos educativos. No sé si tú lo verás de otra manera y en tu centro es un estallido de comunicación sobre modelos educativos, la crisis de la escuela, etc. Yo no lo veo así. Mi post, con todo su maniqueísmo tal vez, pone en común algo que se hace, que puede que no sea universalizable, pero expone una experiencia docente realizada con mucho esfuerzo y felicidad también. Se trata de que hablemos y no sentir que si hablamos estamos poniendo un modelo como únicamente válido.
Eliminar¿Es cierto o no que la escuela está en crisis? Puede que siempre lo haya estado, pero en un momento en que la ciencia, la tecnología, las neurociencias están avanzando de un modo tan espectacular, hay modelos que merecen ser pensados y yo no encuentro eco entre mis compañeros para hablar sin que se vean ofendidos y molestos. En mi blos puedo hacerlo, pero ¿eso significa que ello haya de ser entendido como invasivo o problemático? Hay muchos caminos, caramba, pero queremos verlos y hablar sobre ellos.
Saludos, muchas gracias por tu comentario.
Tienes toda la razón Joselu, siempre he echado en falta esa transparencia y siempre es bueno compartir lo que se hace y deja de hacer. Por eso precisamente me gusta leer libros sobre educación y visitar blogs como el tuyo, que son muchas veces para mí fuente de inspiración. Pero, a lo que me refiero, es que aunque domine ese espíritu de generosidad, si el profesor no siente un verdadero entusiasmo por su materia y por enseñarla, si no cree en su trabajo y en sus posibilidades como profesor, si no cree en los alumnos y en sus capacidades de aprender, me temo que ese esfuerzo por compartir va a resultar vano. Y lo que veo, en ocasiones, es una especie de nihilismo derrotista que anula la receptividad del profesor hacia ese tipo de cuestiones. Tengo la sensación de que hay profesores que ven en el centro una especie de fábrica de producción de conocimientos, y no un lugar de enriquecimiento cultural y personal, una ocasión para hacer crecer a los alumnos y crecer ellos mismos como profesores y personas, y es que directamente no creen en nada: no creen en el sistema, en los programas educativos, en las posibilidades de las TIC, en las de los libros, en las suyas mismas o, lo que es peor, en la de los alumnos.... Por mucho que queramos compartir nuestras experiencias con estos profesores, me temo que poco vamos a conseguir.... Quizá, debiéramos preguntarnos cómo y por qué hemos llegado a ese clima de nihilismo y derrotismo y tratar de superarlo, de devolver la ilusión a tantos y tantos profesores.
ResponderEliminarEstoy en un centro educativo de máxima complejidad social. Nuestros resultados en las pruebas PISA que nos hicieron el curso pasado presumiblemente no serán buenos. Hay muchas carencias, pero entiendo que incluso en lugares difíciles es muy posible la implementación de modelos avanzados que requieren de una actitud muy favorable hacia el conocimiento y hacia los propios alumnos. A mí mis alumnos me sorprenden cada día. Los veo motivados y con ganas de aprender. Solo hay que cambiar el punto de vista. Así que no puedo entender ese nihilismo a que te refieres y que efectivamente existe. Un nihilismo negativista que proyecta sobre los alumnos la propia desilusión y escepticismo. Hay mucho camino por hacer, pero reconozco que a mí me ha costado encontrar el ángulo adecuado. Mis clases magistrales eran un desastre (me refiero a la ESO no a bachillerato). No podía seguir así. No me convencía lo que hacía en absoluto repitiendo por enésima vez el mismo programa en primero, segundo, tercero, cuarto y primero de bachillerato. Caramba. Esto no puede ser. Afortunadamente he encontrado mecanismos apropiados para cambiar eso con éxito. Me ha costado.
EliminarEl profesor que se rinde a lo dado, que se deja vencer por la desilusión, el escepticismo, el derrotismo, el nihilismo ... no sabe lo que se pierde. Hay un caudal formidable que hacer avanzar y crecer en nuestros alumnos y dentro de nosotros. Estoy totalmente de acuerdo contigo, y no es una postura en que se quiera ver las cosas de color de rosa frente al negro escéptico y nihilista. No, es que estoy constatando que los alumnos quieren aprender y mucho, que tienen curiosidada, que se divierten, que disfrutan aprendiendo, pero cabe cambiar el cómo enfrentarnos a la clase.
¿Cómo devolver la ilusión a tantos y tantos profesores? No sé. ¿La tuvieron alguna vez? Un profesor debería estarse cuestionando siempre. Siempre en crisis, siempre en estado de profunda revisión. Abierto. Y con ansia de aprender. Para ello hace falta investigar. La investigación educativa es fundamental porque nos damos cuenta de que los problemas que nos encontramos en las aulas son comunes en todos los lugares del mundo occidental. No vamos a hablar de Corea o Shangái. Y hay soluciones. O modos distintos de enfrentarnos a la crisis de la escuela.
Antonio ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Se aprende con alegría":
ResponderEliminarSabes que soy un gran partidario de lo que estas haciendo y tienes toda mi admiracion y respeto por ello. Pero te voy a plantear una cuestion en la que seguro que tu ya has pensado: tus alumnos "juegan" muy bien en tu clase sobre lo que le propones sobre tu materia, es decir, hacen muy bien las actividades que les ofreces, entre otras cosas porque has adaptado la clase a lo que ya sabes de antemano que se les da bien y va a captar su atencion. Ahora bien (y es una pregunta sin ninguna doble intencion) ¿de verdad crees que aprenden mas de la materia que con los metodos "tradicionales"? Dicho de otra manera: si a tus alumnos dentro de digamos tres meses se les sometiera a un test (de cualquier tipo) para medir sus conocimientos ¿puntuarian por encima de otros alumnos de clases impartidas como toda la vida se ha hecho?
O mas alla incluso. Despues de pasar por tus clases ¿se acercaran por si mismos a los libros que han estudiado contigo, o preferiran jugar con sus moviles como el resto? ¿Cuando se enfrenten a un texto en la vida real (un contrato para una hipoteca, o uno laboral, o un texto administrativo) lo comprenderan mejor que el resto de los alumnos que no han aprendido con estos metodos tan innovadores?
O para rizar el rizo ¿puntuarian mas alto en un test tipo Pisa?
Un saludo, y sigo con interes tus progresos.
No puedo contestar a lo que me planteas porque me falta perspectiva, pero sí que puedo evaluar lo que asimilaban mediante métodos convencionales y ahí sí que tengo referencias. Muy poco a nada. De ahí, mi búsqueda de otros caminos. Mis alumnos juegan, es cierto, compiten, en el aula, pero es una búsqueda de retención en espiral. He grabado bastantes vídeos sobre historia de la literatura española en que desarrollo todo el programa oficial. Estos vídeos los ven con mucha más atención que con la que me escucharían en el aula. De eso no hay ninguna duda. Los vídeos están programados para que respondan preguntas sobre su contenido a la vez que los ven y yo recibo información de sus respuestas, y sé perfectamente quién los ha visto y quién no los ha visto. Al día siguiente vuelvo sobre el tema con un juego educativo que los motiva y discuten sobre las respuestas. Para hacer sólido el conocimiento en su memoria les planteo mapas mentales que requieren de una elaboración minuciosa sobre los temas tratados. Y no son fáciles. Es un juego sí, pero un juego riguroso y complejo. Quiero que recuerden, pero no lo consigo en todos los casos claro está. Pero esta espiral reiterativa que se une a ejercicios en otras plataformas y que pueden repetir hace que los conceptos utilizados sean reiterados y subrayados en varias fases. No todos retienen igual. Depende de su capacidad retentiva y esto es un misterio. Los hay con mucha capacidad y otros que no la tienen tanto.
EliminarPero estoy seguro de que si se les sometiera a un test dentro de tres meses posiblemente obtendrían mejores resultados que de un modo convencional, pero no lo he experimentado, aunque es posible que lo haga yo mismo. De hecho mis exámenes son sin estudio porque quiero ver lo que retienen espontáneamente. Es para mí fundamental esto. Cuando hacía exámenes de modo convencional mis alumnos desarrollaban una extraordinaria capacidad de crear chuletas y copiar descaradamente. En mi sistema no puede haber en este sentido trampas.
No sé si puntuaría mucho más que con métodos convencionales. No lo sé, pero sé lo que me escuchaban con métodos convencionales y cómo me escuchan ahora.
¿Tendrán más curiosidad? No lo sé. Pero las clases que pretendo llevar adelante son promotoras de los mecanismos de la inteligencia, y el nivel no es bajo. Les reto intelectualmente y lo que veo es que responden de un modo mucho más decidido que de cualquier otra manera.
En un test tipo PISA, no lo sé. Pero cabría desmitificar el sistema PISA.
Lo que sé es que ellos disfrutan aprendiendo y yo también. Adónde lleva esto, no lo sé. Pero ya es algo muy positivo.
Enseñando de modo convencional me moría. El solo hecho de ir feliz a las clases y de sentirme próximo a ellos emocionalmente como si estuviéramos en el mismo barco, me hace sentirme muy satisfecho.
¿Resultados? ¿Hemos de medir todo por los resultados? ¿O el mismo proceso en sí es interesante?
Un saludo, y gracias por hacerme pensar.
Yo tambien intuyo que ciertos conceptos pueden fijarse mejor en la memoria utilizando estos metodos. Al fin y al cabo es conocido que si el aprendizaje esta ligado a una emocion este es mas duradero. Pero no puedo afirmarlo categoricamente con pruebas. A veces me planteo incluso si es el propio cerebro el que nos impone un limite para retener datos, o si la capacidad de retenerlos depende de su naturaleza: si nos "dicen" algo o son frios registros sin conexion con nuestras vidas. ¿Por que nos es mas facil recordar el mecanismo para resolver una ecuacion de primer grado que la fecha de nacimiento de Cervantes?
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que no todo son los resultados, pero resultados es lo que les va a exigir el (lamentable) mercado laboral al que se enfrentaran en el futuro.
Supongo que lo que hace que recordemos cosas es su reiteración consciente. Un conocimiento en sí mismo aprendido sin conexión con la emoción es fácil que se pierda. Lo constanto diariamente con mis alumnos de bachillerato. A pesar de la emoción que pongo en mis clases y que a ellos les gustan, no retienen al cabo de pocos días y ya no digamos semanas. Si ellos con los conocimientos tienen que hacer algo, se supone que ello supondrá una mayor retención. Dudo mucho de los exámenes al uso aunque son mecanismos necesarios porque estudian poco, con escasa atención y solo para salir del paso. Y aun poniendo atención yo observo que mucho de lo que he estudiado o leído a lo largo de mi vida, cae en el vacío y poco tiempo después no lo recuerdo. Sin embargo, hay cosas que quedan fijadas para siempre por no sé qué mecanismos. Y ahí sin duda hay un aliado potente en lo de activar las emociones como herramienta de aprendizaje. La estructura de explicación/escucha + estudio/examen es altamente cuestionable al menos en la ESO para el noventa por ciento de los alumnos. Falla por todos los lados y en bachillerato también.
EliminarEn cuanto a que el mercado laboral les va a exigir resultados ... Yo no tengo dudas de que lo que les estoy enseñando ahora -historia de la literatura española- no les va a servir para nada para su futuro laboral salvo que alguno se haga filólogo como así ha sucedido en algunos casos. Así que lo que hago es potencialmente inútil y solo se inscribe en la gratuidad del conocimiento al que acceden mediante el juego.
En cuanto a su futuro laboral depende de tantas equis ... Estudios, habilidad, suerte. He tenido alumnos que no me han aprobado un examen en tres años de ser alumnos míos que ganan veinte veces si no treinta veces más que yo. Nada garantiza nada. He tenido óptimos alumnos que han cursado carreras universitarias que están en el paro a los cuarenta años y viviendo con su madre. Y he tenido alumnos muy limitados, mucho, que se desenvuelven perfectamente en su vida profesional a la que han accedido de modos diversos. Nadie sabe qué va a pasar. Yo, entretanto, les enseño con pasión y ellos aprenden jugando y algo más. ¿Para qué? Por placer, supongo. No pienso en las pruebas PISA aunque desde primero de ESO les he expuesto a textos terriblemente complejos incluso para alumnos de bachillerato. No tengo los listones bajos en cuanto a exigencia si ellos pueden. Y en muchos casos, pueden hacerlo.
Eso es lo que pienso desde hace tiempo. Nunca acabo de encontrar el equilibrio entre ese caos de las clases y el método tradicional de la explicación que conduce a un examen. Sé que debo combinar ambos, al menos en ciertos momentos, para que la administración no me considere sospechoso, para que las familias no se quejen o para que mis compañeros no digan que "no se estudia". Pero, sin duda, mi ideal de clases va por esa línea, no tanto con la gamificación sino con el desarrollo de proyectos en los que durante muchas clases el profesor "desaparece", pues los alumnos están leyendo, escribiendo, debatiendo, creando o compartiendo. Esa es la escuela del siglo XXI. Enhorabuena, Joselu.
ResponderEliminarEn este sistema el nivel de actividad es muy alto. Nadie puede decir que no se hace nada o no se estudia. Pero se hace de otra manera. El ritmo de trabajo es alto y las clases son intensas. Yo confío más en la memoria afectiva que en la fruto de un examen para el que no se estudia (donde estoy yo es así) o se urden artimañas para copiar. Quiero que estén toda la clase pensando. Y se va consiguiendo. Y lo bueno es que les gusta. Ante una clase en que están o tienen que estar pasivos a otra en que están activos prefieren esta, sin duda. ¿Evaluación? Permanente. Constante. Exhaustiva. No hay exámenes al uso. Pero las calificaciones son equiparables a un sistema tradicional en cuanto a los alumnos que destacan. Yo lo que sé es que la directora me ha animado a la experiencia y sé que los chicos están contentos. Se dan cuenta de que están haciendo algo nuevo y eso se agradece. Y la clase está llena de vida. Puede que alguno se columpie, pocos porque quieren sacar buenas notas (y se las pondré). Es muy costoso a nivel personal pero muy satisfactorio. Gracias por tu comentario siempre anhelado y disfrutado.
EliminarIgual que en la vida de todos los días, en el matrimonio, en todos los ámbitos, en el trabajo del profesor hay también una zona de confort en la que la inmensa mayoría se queda, y por ello nos juzgan mal a todos... Creo que alguna vez te conté de una experiencia que tuve como practicante que me marcó de por vida como profesora. Había planificado una clase altamente comunicativa y divertida, lo cual implicaba un altísimo riesgo frente a mi profesora de metodología, que estaría evaluando mi desempeño de novata sentada al fondo del aula, un aula aburrida, donde los bancos estaban amurados al piso y nadie podía moverse a gusto o cambiar su disposición tradicional de auditorio. La actividad que realicé generó movimiento y ruido, una gran excitación en mis alumnos de primer año, quienes padecían a una profesora titular entrada en años ya y totalmente aplastada que leía el periódico en el aula luego de haberles escrito unos cuantos ejercicios gramaticales en el pizarrón para que ellos resolvieran de acuerdo a las reglas que les había proporcionado en un principio de la clase, lo que se conoce en la enseñanza del inglés como el Grammar Translation Method. Cuando mi clase terminó, me acerqué a mi profesora de método temiendo que esa fuese la última clase que daría en mi vida, ya que sinceramente fue tal el revuelto productivo que se había generado que hasta se asomaron un par de autoridades escolares por la ventana a ver qué estaba pasando allí. Mis alumnos habían trabajado con alegría y habían realmente cumplido con la consigna, que tenía un sentido pedagógico que la justificaba. Mi profesora me miró, me puso una mano sobre mi hombro, mojado de transpiración y tembloroso, y sólo me advirtió que esos cambios que implicaban desafíos por lo novedosos los debía implementar más gradualmente para que los alumnos se habituaran a trabajar de manera menos excitada, pero que la excitación y el ruido habían sido altamente positivos.
ResponderEliminarUna clase sin alegría, sin transpiración, sin adrenalina, una clase silenciosa como una tumba, una clase ordenada y predecible es un aguantadero, una triste muestra de desidia y de oportunidades de educar perdidas.
Un beso grande, profesor.
Fer
Las clases no suelen ser silenciosas como una tumba. Al menos en lo que yo conozco. Los chavales desconectan en buena parte, de desentienden, o también dicen tonterías en voz alta lo que promueve las bromas y el jolgorio. Afortunadamente una clase totalmente muerta en la Secundaria que conozco no se da con mucha frecuencia. Sí que hay profesores muy autoritarios que causan miedo a sus alumnos y que consiguen ese sacrosanto silencio. Ello no quiere decir que haya atención porque, como he dicho, la desconexión mental es posible sin males mayores salvo cuando llegue el examen. El caso es que son clases en que se activa la pasividad ante la materia. Solo cabe escuchar y a mí me salía fatal porque no estaba convencido de lo que estaba haciendo y los chavales lo notaban. Se puede decir que una clase es productiva cuando acciona la actividad mental y práctica de los alumnos, que los lleva a inmiscuirse, a comprometerse, no a estar callados y quietos.
EliminarTu inicio en aquel día fue muy productivo y llevó a los alumnos a activarse. La profesora se dio cuenta y te dio su apoyo con alguna salvedad de acceder a estas actividades con método y progresión. El problema es, como dice Yolanda, que existe una zona de confort en la que uno se sitúa que no le cuesta grandes esfuerzos y parece que funciona si consigues que los chavales estén más o menos quietos. Otras experiencias son más costosas porque implican un diseño mental muy cuidadoso y comprometido y eso no siempre es deseado o deseable estando en la zona de confort.
Sí, se pierden muchas oportunidades, pero el profesorado suele ser un colectivo muy tradicional y conservador, a la vez que individualista.
Un beso, Fer.
Joselu
Como ya te he dicho en varias ocasiones, Joselu, uno de los grandes problemas de emprender un camino diferente e innovador en educación consiste en encontrar compañeros de viaje dispuestos a explorar nuevos caminos, y, antes que nada, estar dispuesto a asumir que vamos por un camino trillado y aburrido que sólo conduce al hastío propio y ajeno. Hacer lo mismo un año y otro no reporta grandes satisfacciones, pero si no eres muy exigente puede colmar tus expectativas y asegurarte una vida sin sobresaltos. Lo malo es que el día a día en las aulas es durísimo y soportarlo con entereza e incluso con alegría, como dices frecuentemente, no suele conseguirse sin darse cuerda uno mismo continuamente, más allá del reciclaje obligatorio (normalmente inútil, una total pérdida de tiempo) y de los absurdos cambios de leyes. Sabemos que los alumnos necesitan algo muy diferente a lo que nosotros recibimos, fuimos formados en un mundo que ya no existe y nadie nos avisó de lo que nos esperaba. En pocas décadas la forma de llegar al conocimiento ha cambiado radicalmente y no todos hemos sabido adaptarnos a las novedades. Es fácil seguir con la rutina del libro de texto, ejercicios y exámenes, pero para muchos es mortal. Todos temen innovar, sólo unos pocos se atreven a ello, como tú. ¿Hay que culpabilizar al resto? Yo creo que no, seguro que tienen otros valores para acercarse a sus alumnos y ayudarles a formarse. Y he dicho formarse y no aprender solamente, que no es lo mismo. Dices que lo que tus alumnos aprendan sobre literatura difícilmente les será útil en el futuro, y puede que sea cierto si asumimos que lo útil es aprender a cambiar una rueda o preparar una paella, pero, ¿dónde queda la formación humanística, la reflexión, la comprensión? Creo que lo importante es enseñar a los jóvenes a entender lo que les llega por mil canales diferentes, a manejarse en esa marea tan difícil de comprender. ¿Quién sabe lo que necesitarán en el futuro? Si tú has conseguido interesarles e involucrarles en una forma distinta de aprender, a costa de un gran esfuerzo por tu parte, has puesto realmente una pica en Flandes. Los resultados de la prueba PISA (bastante discutible, por otro lado) condicionan muchos aspectos de la vida de los centros, y no debería ser así. Que los alumnos asistan a tus clases con interés y alegría ya es un excelente logro. No todos pueden decirlo. Una vez más, enhorabuena.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, colega.
El otro día explicaba a una compañera del departamento el uso de una aplicación que es excelente para lengua, realmente formidable. Se la expliqué y ella me escuchó, pero comentó ¡vaya trabajazo! Yo le dije que no era tanto. Probablemente esperaba ejercicios ya diseñados para aplicar, pero es el propio profesor quien los crea (no es mucho trabajo y es divertido). Ella quiere volver sin duda al libro de texto que le ofrece mucha mayor comodidad. Ella pensaba en su marido que como el tuyo trabaja hasta las tantas, atender a sus hijos, las lavadoras, la plancha, el mantenimiento de la casa, las comidas y cenas, la compra... No pareció interesarle. Esta es la realidad muchas veces, aunque no todas. En algunos casos hay verdadera cerrazón mental y falta de comprensión de lo que tenemos en las manos, en nuestro caso, un portátil, un instrumento prodigioso que no se sabe entender... Hay variadas casuísticias entre la que no es pequeña la comodidad, la altivez, el menosprecio de lo que no se conoce, el sentimiento de inseguridad ante las nuevas tecnologías... Realmente supone mucho tiempo ponerse al día, es cierto e implementar un sistema que funcione al margen de la rutina es muy costoso a nivel personal. No se puede culpabilizar a nadie tampoco. Cada uno tiene sus razones, pero yo sé que en mi instituto ha habido muy pocos, yo diría que solo dos personas que se han interesado por lo que estoy haciendo. Esta es la enfermedad de los claustros en secundaria. No hay curiosidad por lo que hace el de al lado. El dicho de que cada maestrillo tiene su librillo es radicalmente cierto. Somos sumisos frente a las leyes educativas y somos sumisos respecto a las rutinas que ninguna ley educativa podrá cambiar. Haya la ley que haya, los profesores seguirán haciendo lo mismo que han hecho siempre para bien y para mal.
EliminarEn cuanto a lo que necesitarán en el futuro, es real que no tenemos la más remota idea. No sabemos cómo será el mundo dentro de cinco años, así que imaginarlo para dentro de treinta y cinco cuando ellos tengan cincuenta años es totalmente imposible. Pero se actúa enseñando como en el siglo XIX sin tener en cuenta los cambios impredecibles que tendrán lugar y que están teniendo ya.
Un fuerte abrazo, Yolanda, me encantan tus comentarios realmente comprometidos.
¿Cómo les afecta a tus alumnos el pasar de tus clases tan productivas a las siguientes que supongo tradicionales? ¿No les afecta el cambio? ¿Es a peor o la estela de tus clases se alarga a las otras?¿No hay desmotivación? Cómo es que la dirección del colegio no tiene un criterio uniforme y te permite ir por libre?
ResponderEliminarLa directora del centro no puede hacer demasiado sobre la didáctica de cada profesor en sus clases. Sin embargo, en el curso de dirección que ha realizado le han estimulado para que se implementen didácticas innovadoras entre las que está la que yo estoy aplicando -Flipped Classroom- y ella me ha animado a hacerlo con entusiasmo. Hay una lucha entre la vieja y la nueva escuela. Hay proyectos innovadores que se están desarrollando en algunas escuelas (como trabajar por proyectos) entre las que están los jesuitas y muchas otras escuelas tanto públicas o privadas. El profesorado tiende al conservadurismo y a la tradición, pero la didáctica innovadora choca con ello. Yo estaría entre los proyectos que la administración apoya para renovar la escuela, pero el profesorado está más apegado a su zona de confort.
EliminarEn cuanto a las clases siguientes, pienso que los alumnos saben adaptarse a cada profesor, más es la hora de la clase. No es lo mismo dar una clase a las nueve de la mañana que después del patio o Educación Física o a última hora de la mañana. Ese sí que es un factor determinante.
Cuando me imagino dando clases siempre pienso en clases dinámicas, no al nivel del que tú hablas, porque para empezar no tengo ni idea de las aplicaciones que nombras ( pero prometo echarles un vistazo ya y empezar a ponerme al día). Sin embargo, yo más que en el problema de saber o querer adaptarme, personalmente no lo tendría, veo que el meollo de la cuestión está en los medios que uno pueda tener en el propio instituto. Por lo que cuentas me imagino que tu centro está dotado en ese sentido y que los alumnos no tienen carencias a la hora de manejar o tener tecnología a su alcance. Solo he dado clase 5 días y fue en un centro que solo tenía un aula con proyector y ordenador. Ese aula solía estar reservada por los profesores que daban clase a los alumnos de bachillerato, así que era casi imposible usarla. El resto de clases contaban con la tecnología de una pizarra y tiza. Ni siquiera conexión a internet wifi ni cable. En el instituto, también público, donde impartí un voluntariado de ELE, español para extranjeros, la misma tecnología: Pizarra y tizas. Ni siquiera un triste CD portátil y estoy hablando de una clase de idiomas...
ResponderEliminarRealizando mi programación y el diseño de mis unidades didácticas para la oposición, se hace mucho hincapié en las dichosas TICS, nunca sé si me paso o no llego. Me da miedo contar proyectos como el tuyo porque estoy convencida de que quién me examine no va a tener ni idea de lo que le digo e incluso me tacharían de "moderna", no creo que se valorara. Da miedo porque no quiero vivir feliz pensando en utilizar estos métodos para luego llegar a un aula y darme de bruces con una vuelta al siglo XX. Tampoco sé a qué atenerme con respecto a las posibilidades de los alumnos: ¿se puede usar el móvil en clase? ¿Tienen todos los alumnos móvil? ¿Estaré generando una necesidad que quizá sus familias no quieran o no se puedan permitir?
Tal vez me pongo demasiadas trabas yo misma. Lo que sí tengo claro es que no me gustaría nada volver un día a dar clase y ser la profesora que habla como un loro y da una clase magistral, me gustaría una metodología activa, muy participativa, pero me cuesta mucho saber por dónde empezar a diseñar mis clases. Me puedes dar alguna orientación básica: lecturas, artículos, otros blogs...que me puedan ayudar.
Un saludo.
Mi centro está en una barriada humilde, socialmente precaria, pero hace unos años se adoptó el programa 1x1 para dotar a los alumnos de un portátil en lugar de libros de texto.Una de las razones fundamentales era por el menor coste que suponía. Un portátil duraría cuatro años (!!!) y los libros de texto eran nuevos cada año con un coste muy superior. El caso es que ahora la administración no da dinero para portátiles y han de pagárselos ellos mimos por completo. El resultado es variado. Muchos profesores no ven en los portátiles más que un libro de texto como el de papel y no se dan cuenta de que es un instrumento prodigioso que puede ser utilizado con un aprovechamiento fabuloso. Yo lo utilizo así, pero muchos profesores quieren volver a llibro de papel. Las clases tienen pizarra y cañón digital. Estamos se puede decir que bien dotados.
EliminarEl móvil no se puede utilizar en clase pero yo lo permito, aunque la realidad es que la mayoría no tienen conexión 3G, así que no sirve de mucho.
Es cierto que todo depende del equipamiento que vayas a tener en el aula. Si no hay internet, si no hay ordenadores portátiles y solo un aula de tecnología para ir de vez en cuando, no hay muchas posibilidades de utilizar la tecnología. En ese sentido tengo suerte, aunque ya te digo que el profesorado opta por soluciones conservadoras.
En cuanto a orientación, te recomiendo para empezar los vídeos de TED de Ken Robinson. Están subtitulados en castellano. Ello te dará un marco muy interesante para situar la escuela y el aula.
Pon TED en Google y en el buscador escribe EDUCATION y te aparecerán vídeos muy intersantes. Por otro lado hay un libro escrito por un neuroeducador que se llama precisamente Neuroeducación de Francisco Mora Teruel. De ahí partí yo, pero seguro que hay tantos caminos como docentes existen. La fórmula es personal.
Un saludo.
Muchísimas gracias. Sin duda, di los alumnos tienen portátil y si se dona con esa tecnología es para ir mucho más allá del libro. Qué lástima que algunos no siquieran sean capaces de verlo. Gracias.
EliminarLa diferencia, en efecto, es el profesor.
ResponderEliminarDa la impresión de que soy presuntuoso mostrando mis estrategias de aprendizaje -y tal vez lo sea, no sé- pero he ido tan desnortado durante varios años que encontrar un método que puede funcionar y que motiva al alumnado me llena de euforia y me lleva a alardear aparentemente. Pero es mi inseguridad anterior la que me hace mostrarme ufano y feliz. Hay profesores muy dignos de todas las tendencias pero pienso que la educación precisa de cambios en profundidad en su modo de transmitir los conocimientos. En esa tesitura estamos.
EliminarTú me disculparás, pero si conozco a un bloguero que no sea presuntuoso, ese eres tú. No sabes los años que llevo esperando a un profesor que dijera lo que tú estás diciendo este año. No es la tecnología, no es internet. Es un señor que no es hipócrita, que reconoce delante de sus alumnos sus puntos fuertes y los débiles, que no finge considerarse un sabio, que no desprecia a los demás. Esos profesores a los que caricaturizas no fallan porque ignoren tal o cual aplicación. Fallan porque desprecian al género humano en la figura de sus alumnos. Porque la primera premisa para confiar en alguien es que nos diga la verdad. Y la verdad no es que "Usted lo sabe todo" y "lo que no sepa usted viene en el libro". La verdad es la misma que hace tres mil años: que es estupendo que una persona que te supera en experiencia, formación y edad se ponga a tu lado para aprender juntos. Eso era la educación entonces y eso es ahora.
ResponderEliminarMil perdones por expresarme con rotundidad sin tener la autoridad necesaria para hacerlo. Ha sido, más que otra cosa, un modo de expresarme, un estilo.
Un fuerte abrazo.
Ciertamente, el sistema de Flipped Classroom te convierte en un profesor diferente al habitual. La clase es para pensar no para perder el tiempo copiando o escuchando al profesor (es un decir). Yo entiendo que el tiempo del aula es sagrado y debe ser productivo, es decir, es para aprender en serio. Otros años con medios convencionales no tenía esta impresión. Y el tiempo en el aula era mucho menos productivo. A los chavales les gusta pensar. Solo hay que encontrar el sistema que permita hacerlo. La tecnología ayuda mucho, Francisco, ayuda a estructurar el conocimiento, a convertirlo en un reto, a marcar los tiempos. Todo eso lo has diseñado previamente. No está en ningún libro. Todo el material es de producción propia. La clase es para orientar en la búsqueda de los alumnos, resolver problemas técnicos o temáticos. El profesor debe sentirse un compañero en la búsqueda, un orientador. Me gusta esa posición y me libera del profesor que dicta clases presumiblemente sabiendo todo. No sabes que liberación supone no tener que explicar en clase y dedicar el espacio de una hora a investigar, a plantearse problemas, a desarrollar estrategias.
EliminarEstoy orgulloso de un planteamiento que hace que el tiempo docente sea efectivo y no una pamema.
Hace años que nos conocemos ya, Francisco, y has visto mi evolución desde los estados más pesarosos a esta euforia que me invade que hace que exude satisfacción por los poros.
Un fuerte abrazo. Y gracias por tus palabras generosas.
Joselu, sigo expectante tu viaje. Con cierta admiración y con cierto escepticismo. Intentaré algo parecido, aunque en un estilo muy distinto.
ResponderEliminarNo se puede ser sublime sin interrupción.
Ese estado de euforia en el que vives habrá de apagar su fuego pasado un cierto tiempo. No hay cuerpo que lo soporte.
Y hazme un favor. Dinos dónde podemos informanos para hacer mapas mentales. ¿Existe algún libro que a te haya resultado útil? ¿Se aprende de un modo intuitivo? Yo he visto mapas mentales en los libros pero supongo que existe algún tipo de indicación sobre como hacerlo. Te envié un mail, no se si no lo has recibido o no has podido contestarme. Gracias.
Marcos, te respondí a vuelta de correo hace unos días. He vuelto a reenviarte el correo que te envié el otro día. Te hablaba de la mejor aplicación para mapas mentales que es MINDOMO. Espero que mires tu correo porque tienes que tenerlo allí. En cuanto a cómo formarse, lo mejor es utilizar la aplicación, esa o cualquier otra como Mind42, Coggle, Popplet ... para práctica. Realmente es pura lógica e intuición. Tengo alumnos en tercero de ESO que son verdaderos artistas de los mapas mentales. Hace falta concepción espacial y estructuración mental. Además de buen gusto pues se pueden utilizar colores, formas, imágenes, flechas ... No me cabe duda de que lo captarás en seguida. Mira el correo, please.
EliminarLlevabas razón. No sé como pudo escaparse tu respuesta. Gracias.
ResponderEliminarEn todo caso, quizás estoy equivocado en lo que he dicho en el comentario anterior.
Acabo de leer una frase por ahí y he vuelto para comentar aquí.
Cuando alguien no pueda hacer algo te dirá que tú tampoco puedes.
No he leído los comentarios a esta entrada y no se si lo has explicado en otro lado.
¿Por qué esta entrada lleva la etiqueta de anfetamina?
No es esta la primera entrada que lleva esa etiqueta. De hecho son todas las anteriores desde hace mes y medio. Un día hablé de mi utilización de las anfetaminas en mis tiempos de estudiante en la universidad. Se vendían con facilidad y hubo un tiempo en que se anunciaba por televisión para inhibir el hambre y adelgazar. El estado que me producía la Dexidrina o Centramina para estudiar es semejante al de la excitación y concentración que me produce la ilusión por desarrollar este planteamiento educativo de la Flipped Classroom. En mi memoria tienen un valor afectivo muy alto aquellas noches en que me pasaba siete horas estudiando intensamente un tema de literatura o historia. Por eso añado esta etiqueta que no tiene nada que ver con su uso actual, pero si en su evocación sentimental a cierto tipo de concentración muy alta en una tarea.
EliminarEn cuanto a lo que dices sobre que alguien te dirá que es imposible hacer algo que él ha intentado y no lo ha logrado, está claro que es un mecanismo humano para defenderse de la idea de fracaso.
Hay una ley de Murphy que dice algo así como: cuando haya una tarea muy difícil que realizar, dásela al más vago de todos. Seguro que encontrará una forma simplificada o sencilla de hacerla.
Tu estado de excitación puede equiparase perfectamente al consumo de una droga de energía.
EliminarTambién yo a veces doy o he dado las clases en ese estado. Recuerdo tiempos en los que los alumnos decían: este tío se ha tomado algo. Yo les respondía que como Obelix me caí en la marmita de la poción mágica de pequeño.
Pero volviendo de nuevo a lo que ya dije, no sé si ese estado anímico se puede mantener durante mucho tiempo sin caer exhausto.
No lo sé sinceramente. Hoy no ha sido un buen día. Estaban mis alumnos de primero de ESO hablando entre ellos armando algún barullo esperando iniciar un ejercicio en el que se hubiera acabado el citado alboroto -como así ha sido- y en ese momento entra el Jefe de Estudios para lllamarles la atención por su actitud como si yo hubiera necesitado su intervención. Se ha hecho el silencio. Yo me he quedado muy corrido sin saber qué pensar. Pero me he sentido desautorizado o corrido por el barullo que armaban y que yo consideraba que era puntual. No ha sido lo único que ha salido, digamos mal. Hay días mejores y peores. En todo caso esta excitación me ayudará a pasar el curso animado. Si caigo exhausto -que es una posibilidad- veremos qué hacemos. A veces uno piensa que no merecería la pena todo el esfuerzo que se hace, pero hay otros momentos y alumnos que te elevan la moral. Y en este sentido hay bastantes. En fin, tienes razón. Este estado puede ser agotador. Pero no se puede hacer lo que estoy haciendo sin pasión. En fin.
EliminarEntro en tu blog después de meses con el mío fuera de combate. Te veo muy motivado y eso me encanta. Pronto te escribo.
ResponderEliminarLola, desde que abandoné FaceBook no había sabido de ti así que recibo una alegría muy grande de verte por el blog. Me animará saber de ti. No todos los días son geniales y hoy tu visita me ha congraciado con las cosas. A ver si recibo noticias tuyas.
EliminarHe escrito una entrada en mi blog.... me figuro que todo el mundo me habrá olvidado pero no quiero que tu seas uno de ellos.
EliminarHola Joselu, me parece estupenda tu forma de dar clase ya que, haciendo uso máximo de la tecnología que tienes a tu alcance, haces que las clases sean menos aburridas y pesadas para el alumnado.
ResponderEliminarEs verdad, en el centro hay muchos profesores que son unos vagos que ni se preparan las clases con anterioridad y, cuando entran a clase, no hacen más que leer lo que pone en el libro, improvisando. (NO TODOS, pero te podría de nombres)
En cambio, tú, inviertes muchísimo de tu tiempo (teoría, vídeos, app's, mapas mentales..) para que las clases sean muchísimo más dinámicas e interactivas.
Hoy no ha sido un buen día, y, para mi sorpresa llega este mensaje anónimo cuando estóy viendo un episodio de Prison Break para despejarme del desánimo que me invade. Un mensaje desde el otro lado, de los que están en el aula y cuya opinión desconozco. Me has enviado un mensaje de optimismo y de ganas de seguir luchando por un tipo de enseñanza diferente. Gracias.
EliminarQué gusto leer esto. No podía ser de otro modo. Venga, arriba ese ánimo.
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