Estoy leyendo desde hace unos días el primer tomo de En busca del tiempo perdido titulado En el camino de Swan. Lo leí hace veinte años y ahora lo releo con fruición deleitándome en su ritmo lento al que hay que adaptarse contemplando los detalles mínimos que son descritos con cuidado y sumo detenimiento. He pasado ya el episodio de la magdalena mojada en una taza de tila que despierta inusitadamente la evocación del tiempo pasado. A la vez me he traído a Galicia los dos tomos de los Evangelios Apócrifos que prologó Borges y leo con atención la versión que da de los hechos de la vida sagrada de la Virgen y Cristo. Son dos lecturas distintas pero que en algún sentido se complementan porque acabo de tomarme una galleta María con un café con leche y me ha venido también el recuerdo de aquellos días de mi infancia en que Cristo y la Virgen eran una realidad para mí. No obstante, he de aclarar que lo que me viene en oleadas es un recuerdo ominoso, terrible. En el colegio de las buenas monjas que me acogieron a mis cuatro años había una predilección por la descripción del fin del mundo que me horrorizaba. Hubo tardes de lluvia en que Sor Aurora nos contaba a sesenta niños y niñas de cinco y seis años, que escuchábamos espeluznados, los azares terroríficos que compondrían los Novísimos: la llegada sobre las nubes del Cordero de Dios entre truenos y relámpagos y acompañado por miriadas de ángeles. Los muertos volverían de sus tumbas y empezaría el Juicio Final en que serían condenados a torturas inimaginables de los sentidos los malvados por toda la eternidad, mientras que los justos irían a la derecha de Dios por todos los eones del tiempo. ¡Qué imagen más espantosa y qué crueldad intelectual la de aquellos que idearon la necesidad de premio y castigo en una concepción de que todos éramos pecadores! Yo me sentía pecar continuamente y cuando comulgué por primera vez sentí un íntimo horror y una enorme repugnancia que yo calificaría, pese a mis pocos años -seis-, de resistente. ¡Qué abominación de religión! Luego pasé nueve larguísimos años en un colegio religioso sólo de varones de los Hermanos Maristas. Los hermanos que allí había eran hombres amargados que proyectaban su mutilación y angustia sobre los alumnos que en aquel tiempo no teníamos ninguna defensa ante sus castigos físicos y psicológicos. Aquello era en general, salvo contadas excepciones, un ejercicio de sadismo que luego era interiorizado por los niños y era a su vez dirigido por su parte contra los más débiles o frágiles, que eran aplastados por la filosofía de la religión del amor enseñada por hombres totalmente humanos.
La capilla era oscura y en ella habíamos de confesar, obligados, cada semana nuestros pecados. Yo me evadía y no me confesaba y si lo hacía, mentía como un bellaco pero no quedaba impune porque en mi fuero interno me sentía como un pecador irremediable que cometía nada menos que sacrilegio y cuyo castigo ya me habían explicado aquellas bondadosas monjitas en tardes de lluvia.
A pesar de mi sentimiento de la culpa total, yo intentaba resistir e iniciar caminos personales. Editaba una publicación semanal llamada Revista Local, un título sin duda poco sugerente. La escribía a bolígrafo y sólo había un ejemplar. Pegaba en ella fotos o noticias y redactaba relatos de todo tipo pero entre aquellos había descaradas narraciones eróticas de aquel despertar de la sexualidad en plena época franquista. Aquellos ejemplares manuscritos pasaban de mano en mano por toda la clase. Incluía algún desnudo femenino más imaginado que real. Pero en mi intención eran plenamente lúbricos.
Si uno confesaba y comulgaba los nueve primeros viernes de mes alcanzaba unas indulgencias fabulosas que lo libraban de las penalidades del infierno. ¡Qué religión más abominable! ¡Qué pandilla de canallas idearon aquella tortura cuando la Iglesia era omnipotente! Pecado, culpa, mortificación, infierno, sufrimiento... Y la idea fabulosa de que Cristo había muerto por nosotros para salvarnos del pecado. Veía el torturado rostro del Cristo y lo veía agonizando, a la vez que sentía la atracción hacia muchachas y muchachos que me embriagaban con su aroma (¡ah, los perfumes...!) y con sus ropas y con la textura de su piel... Sentía en mí las mordeduras del deseo en medio de una religión culpabilizadora que inundaba a los seres humanos de sufrimiento y culpa.
Ahora, mucho tiempo después, pienso en aquellos curas -hombres frustrados sin sexualidad permitida- y los veo también como víctimas de una religión enfermiza que condenaba a sus seguidores a una concepción que arrasaba con lo más auténtico y natural que tenían dentro.
El sexo es una necesidad de realización humana. Si se oculta o se reprime, sale por otros lados. Se habla de la pederastia en tantos y tantos religiosos a los que se obligó a aplastar su deseo de amor y de sexualidad. Muchos pederastas potenciales se refugiaron en la iglesia católica y aprovecharon su poder para disponer a su antojo de niños a los que manoseaban y violaban. El celibato es antinatural y si se impone, la tensión de la líbido tiende a salir por cualquier lado: con otros hombres, con mujeres, con niños... Es la historia de una farsa y que no tiene solución de continuidad. La iglesia de Cristo en este sentido está muerta. Nada hay en sus imágenes que la hagan natural y contemporánea frente a los problemas y realidades que tiene el ser humano. En un tiempo la Iglesia dispuso de un poder absoluto que empleó para aplastar y humillar. Pero hoy día ya prácticamente nadie quiere ser cura, casi nadie aspira a una vocación religiosa. El sacerdocio es una cuestión de la tercera edad. El futuro de la iglesia de Cristo me tiene sin cuidado, pero si quiere sobrevivir, tendrá que adaptar su canon a la realidad cambiante del mundo. Pero ¿tendrá algún sentido ya lo que quede? ¿Es capaz de decir ya algo al ser humano más allá de ese discurso gastado y fantástico de que Cristo murió por todos nosotros? ¿Y dónde está ahora? ¿Por qué no se muestra? En los evangelios apócrifos se aparecían con frecuencia los ángeles a los hombres u ocurrían prodigios inexplicables que llevaban a la fe de los que lo contemplaban. ¿Dónde están esos prodigios ahora? ¿Por qué el silencio obstinado de Dios que no responde? Si existiera y quisiera hacerse escuchar tendría mil maneras de hacerlo. Pero Dios está ausente y esta semana Santa -otra más- es la carcasa teatral de creencias que han dejado de tener sentido, pero que tienen su encanto kistch si uno no se las toma demasiado en serio, porque cuando tuvo poder, la iglesia fue cruel y opresiva.
No obstante, recuerdo al hermano franciscano que venía a casa a traernos un poco de sabiduría. En un tiempo terrible del franquismo, sus palabras, sin prepotencia y sin querer imponer ninguna verdad ni amenazar con castigos espantosos, eran realmente consoladoras. Pero qué alejados veo a la cúpula de la iglesia de aquel hombre humilde que venía a acompañarnos y no a condenar. Espero, si existe, que personas como él tengan acomodo en un buen lugar y que su bondad encuentre el paraíso. Pero tengo la impresión de que las buenas personas no piden el paraíso como recompensa.
Lo terrible del mundo es eso: todos iremos a parar al mismo lugar.
ResponderEliminarEn cuanto a los 'Evangelios Apócrifos' prologados por Borges (en mi poder tengo la publicación de Ediciones Orbis, y me constan tres volúmenes), es una lectura más que recomendable para esta semana de 'pasión y folclore'.
Respecto a la jerarquía católica, decir que es la primera enemiga de la propia iglesia. Por ellos ha comenzado la decadencia de esa institución que puede reunir tantos descalificativos como miembros contiene.
Demoledor tu relato porque toda lucha contra tanta infamia siempre es insuficiente.
Francisco, me falta el tercer tomo y lo siento porque era una colección realmente personal y original probablemente inencontrable a estas alturas. Y sí, fueron nueve infinitos años de los que puedo rescatar bien poca cosa. Quizás sí que hice mi primera caminata de 55 kilómetros por la noche con píos propósitos aunque los míos no eran tanto.
ResponderEliminarCrecimos muy lentamente.
ResponderEliminarNos robaron unos años hermosos.
¿Lo mejor? Nos hizo pensar dentro del ahogo.
Buscar la verdad sin ayuda.
Ser de una madera desaparecida.
Aunque todo el miedo huyó la mañana
que descubrimos por fin la mentira.
El eco del odio aún existe.
Saludos
Vaya tela, los maristas nada menos. No sabía que existiera esa edición con prólogo de Borges. A ver si los encuentro.
ResponderEliminarPor suerte a mí la iglesia siempre me ha quedado a años luz. Lo único que llegó a mi casa de ella... fue que a mi madre no la quisieron admitir en su día en una escuela regida por monjas porque era muy mayor (ojo, que tenía siete años!). Mi abuela las llevo a ella y a la hermana que la sigue (tres años menor). A esta sí la admitían, pero a mi madre no, así que mi abuela las cogió a las dos y las llevó a otro sitio. A los dos años mi madre salía por la puerta y al trabajo. En fin, por lo menos le alcanzó para lo justo. Luego nada, ni colegios de curas ni de monjas ni nada de nada con cruces. Suerte la mía, desde luego.
ResponderEliminarMe ha dado pena el Joselu pequeño sobre todo :( :( qué miedo el pobre... bueno, al menos tenías tu imaginación, supongo que otros ni eso :( :( No es consuelo supongo, pero menos es nada :(
Leyéndote me recordaste a una chica ecuatoriana con la que hablaba un día. Comentaba que en su pueblo, las misas no eran como las de aquí. Que allí el cura amenazaba con todo eso a lo que tú apuntas y que aquí las misas eran distintas. Me da por pensar que antes eran tal cual tú las describes, y tal cual las describía esta chica, pero que con el tiempo se han tenido que adaptar, o aquí al final hubiese terminado por no ir ni cristo, nunca mejor dicho. Tal vez ocurra así con el tema de la represión sexual, pero si ocurre, creo que para eso hace falta tiempo todavía. No está superada ni de lejos. Muchas veces ni por los que creen que es algo que no va con ellos. Está ahí, incluso aunque ya te digo, muchos crean no verla. Una herencia muy pesada. El peso de cientos de años, es lo que tiene :/
Yo tampoco creo que las buenas personas pidan el paraíso como recompensa, y menos para si mismos. Si acaso, lo piden para el resto.
Besos, Joselu.
Joselu, te envidio por estar en Galicia estos días, aunque haga mal tiempo. Con suerte mejorará y disfrutarás más de esa preciosa tierra. Yo sigo pendiente de mi hermana y no creo que pueda descansar mucho.
ResponderEliminarYa hemos comentado otras veces las muchas barbaridades que contiene la doctrina católica y los crímenes innombrables que ha cometido y sigue cometiendo tan alta institución. Pero ahí siguen tan frescos, inmunes a las críticas, las denuncias y las pruebas en su contra. Cada vez tienen menos seguidores, pero siguen siendo muchos y su poder sigue intacto, digan lo que digan. Nadie se atreve a eliminar la asignatura de Religión, por ejemplo, ni a quitar los ritos religiosos de muchos actos institucionales. Ha sido omnipresente y omnipotente durante tanto tiempo que no van a renunciar a todo ello así como así. Su poder económico es infinito, y sin embargo dejan que cierren conventos humildes echando la culpa a otros, especialidad de la casa.
No soporto su hipocresía, su falsa humildad, su doble o triple moral ( es menos punible el abuso de menores que el aborto, por ejemplo, pecado terrible para ellos), sus modales blanditos y babosos, su manejo descarado de las conciencias, su maldita costumbre de entrometerse en asuntos que no son de su incumbencia... Tantas y tantas cosas... Como tú y tantos de nuestra generación, yo también sufrí sus maldades, sus relatos aterradores sobre el infierno y el fin del mundo, sus cuentos sobre el pecado (los pecados eran sólo contra el sexto mandamiento, los demás no contaban, y ése, ni siquiera para ellos, como bien demuestran continuamente), sus moralinas de todo a cien, sus chorradas con el mes de María y similares... en fin, la lista sería interminable. Me costó mucho eliminar toda esa basura de mi cabeza, y eso que no puedo contar lo peor. Si se hubieran limitado a seguir aquella doctrina de los primeros cristianos, si se hubieran ceñido a la (supuesta) doctrina de Cristo (si es que existió), si hubieran seguido con el perdón y el amor al prójimo sin más, si hicieran el bien sin convertirse en la multinacional más poderosa... quizá llegarían a ser incluso respetables, pero no, disfrutan con el dolor, la sangre, las torturas, el miedo, la vergüenza que significan sus santos y vírgenes. "¡Mirad lo que os espera si no os arrepentís de vuestros pecados!", siguen clamando sin ningún recato. Y convierten ese espectáculo sadomasoquista que son las procesiones en atracción turística mientras critican que estos días no sean de recogimiento y oración, como antaño (y de manera obligada e ineludible, a muchos no se nos ha olvidado), sino de disfrute y relax.
Por cierto, me encanta la imagen que has puesto . Otro día hablaremos de la iconografía y de las muchas representaciones artísticas religiosas, que también tienen su aquél. La semana pasada estuve en el museo del Prado con lso chavales y nos encantó la visita, con una guía estupenda que nos enseñó cómo ver el arte cuando trata de religión en general, mitología incluida. Al fin y al cabo, cualquier religión no es sino un cuento más o menos bien contado, pero cuento al fin.
Felices vacaciones, tú que puedes disfrutarlas. Un fuerte abrazo, colega.
Rubén, en mi caso no hay eco siquiera del odio, pero sí que miro hacia atrás para intentar entender y veo aquel tiempo como absolutamente vacío, burdo, sin sustancia, opresivo, doloroso... El ámbito de lo cristiano se me puebla de un sentimiento de horror, y es cierto, fue luminoso, cuando años después, decidí pasar página y darme cuenta de que todo aquello era prescindible por su inutilidad y el dolor que causaba. Como elemento positivo yo destacaría, la percepción de un universo espiritual, trascendente, que no tiene por qué ser como ellos lo deformaron y llenaron de crueldad. Un saludo.
ResponderEliminarFrikosal, la edición es de la Editorial Orbis que publicó la biblioteca predilecta de Borges. Eran tres tomos en pasta dura negra. Yo sólo tengo dos. Y sí los Maristas que yo conocí como alumno y después como profesor eran una buena tela. ¡Qué orden menos espiritual! Antes eran fachas y ahora saben que lo importante es el money y a eso van.
ResponderEliminarV., tienes razón, las buenas personas no pedirían el paraíso para ellos mientras otros muchos sufrirían horrorosamente en el infierno. Las buenas personas pedirían el paraíso para los demás. Y suerte que has tenido de librarte de todo este universo ominoso y repulsivo que he descrito. Buenos días de Semana Santa.
ResponderEliminarYolanda, es significativo que con lo que les está cayendo con el tema de la efebofilia (que llaman ellos)sean todavía capaces de decir a los demás qué es moral y qué no es. España debería ser un país laico a todos los efectos, pero se han adherido al sistema político español (sobre todo para recibir subvenciones)y no hay quien les diga cuál es su lugar. Y del pasado qué espanto. Salvo a aquel franciscano nada melifluo y sí hombre humilde que nos visitaba para traer consuelo. Ojalá que lo de tu hermana vaya muy bien. Un abrazo.
ResponderEliminarComparto lo que dices de la Iglesia. Salvaría a esos sectores de base que, al margen o con nulo apoyo de la jerarquía, están haciendo una labor social en barrios marginales -como es el caso del Raval de Barcleona - sobre todo, sin tan siquiera propósito evangelizador...
ResponderEliminarEn el debe de la iglesia católica hay todo un cúmulo de atrocidades como por ejemplo lo que tú has mencionado en el post, que no es poco. Pero yo veo que hay un grupúsculo (como tú también has señalado) que sí tiene verdadera vocación. Son los menos, pero demuestran que sí es posible una religión, aquí en occidente, con los fundamentos epicureístas y capitalistas que mandan ahí, que convenga al espíritu, que se aleje del dios materialista, y que ayude al prójimo. Yo no descarto que sea posible una religión, sea del signo que sea, en la sociedad actual. Pero, como decía al principio, no con los planteamientos de los actuales mandamases de la iglesia.
ResponderEliminarUn abnrazo.
Luis Antonio, todo mi respeto hacia esas buenas personas que ejercen en el Raval y en tantos sitios llevando la solidaridad hacia los más desgraciados. Su fe, si la tienen que seguro que sí, no es una excusa. No quieren ni siquiera evangelizar ni convertir. A la iglesia oficial y a su panegiristas les hace falta una buena cura de humildad. El papa actual no tiene ninguna entidad. Pertenece al pasado pero padece una enorme soberbia intelectual que no le sirve ante la realidad con que se encuentra. O la iglesia reacciona perdiendo privilegios y volviendo a la base, o está muerta. Por esos hombres y mujeres de la base.
ResponderEliminarHace poco, con el escándalo de los curas irlandeses pederastas (no caben eufemismos) me vino a la memoria la feroz oposición que hubo en aquel país contra el aborto; tuve la clarividencia de ubicarme durante un segundo en la mente de esos violadores de niños: "si aceptamos la interrupción del embarazo, perderemos potenciales clientes sexuales: ¿cómo lo vamos a permitir?". Un horror para el que no me quedan calificativos publicables.
ResponderEliminarMiguel, recuerdo con enorme cariño las visitas de aquel fraile franciscano con su larga barba, su hábito marrón y sus sandalias. Ratzinger, Rouco Varela y compañía se caracterizan por su soberbia y su inexistente espiritualidad. Desde luego si Cristo, si hubiera existido en el sentido que ellos creen, se sentiría profundamente defraudado de su Iglesia oficial. El resto -los no elegidos ni perfectos ni puros ni justos- hacemos lo que podemos y no esperamos que ningún cura nos venga a confesar cuando estemos a punto de morir. Lo que hemos sido, ahí está. Si Dios, si existe, no es capaz de comprenderlo, es su problema. Por ese espacio de espiritualidad que cada hombre corriente conquista en su vida. Y qué miseria que nos trae esa supuesta iglesia de hombres soberbios y frustrados. Un abrazo.
ResponderEliminarTriste experiencia la que narras de tu niñez, que entre líneas he podido ir leyendo en otras entradas. No viviste buenos momentos en la historia del país tampoco.
ResponderEliminarComo mujer creyente que soy -y, como bien sabes, bien conocedora de la Iglesia y de los Maristas, entre otras instituciones de vida laical... pues no son orden religiosa en sentido estricto-, lamento que la mala Iglesia de aquellos años te haya hecho daño y mella. Yo, que estoy dentro -a bandazos-, conozco y critico, sé del mucho daño que hacen muchas cosas y del tremendo bien que hacen otras.
Ya que comentas a los Maristas, decirte públicamente que, afortunadamente, han cambiado, y que están al pie del cañón. Ya no son los de los años 60... Y los que estamos a su alrededor, no somos sádicos, corruptos, reprimidos ni nada así. Yo nunca me he puesto esas etiquetas, ni con ellos, ni con la I. Teresiana ni con los Jesuítas -a los que conozco bien.
A mí también me ha gustado mucho la ilustración de tu entrada. No comparto tu gusto por Borges, al que reconozco un genio literario, pero no me llega... ¿Será esto un verdadero sacrilegio? ^^
Un fuerte abrazo.
Antonio, muchos hombres impotentes y enfermos eligieron la vocación eclesiástica por no atreverse a enfrentar a la vida. Tu comentario es cáustico y tremendo, pero no deja de ser profundamente desolador la realidad de esa iglesia, que vende moral, que retira la comunión a los que votan leyes civiles o que niegan aprobación a los avances de la ciencia para curar enfermedades. La iglesia ha dejado de ser una referencia para el hombre del siglo XXI. Pero ellos piensan que "para el depravado y desorientado hombre de nuestro tiempo que necesita de la dirección de la Iglesia". Bah, como dijo mi padre antes de morir cuando le propuse traerle un sacerdote para perdonar sus pecados. Bah.
ResponderEliminarNegrevernis, te esperaba. No, no es un sacrilegio que no te guste Borges. Yo estoy releyendo con enorme esfuerzo a Proust y a veces siento el deseo de tirarlo a algún sitio. No hay autores sagrados. A mí me gusta Borges y no hay nada más que añadir que un gusto personal.
ResponderEliminarRespeto tu fe. En mi post había una clara elección por una fe enfrente de otra que yo viví. Aquel fraile franciscano me traía el consuelo a casa y las monjitas que me tuvieron en su niñez, a pesar de sus descripciones terroríficas del final del mundo, las recuerdo con cariño. Pero de los Hermanos Maristas... Y fui profesor en un colegio muchos años después en Barcelona, como sabes. Claro que habían cambiado. Los que yo conocí en mi niñez eran profundamente franquistas. Los que encontré en 1980-1981 habían cambiado. Incluso eran nacionalistas catalanes. Pero de mi contacto con los escasos hermanos que había allí, no saqué ninguna enseñanza espiritual y sí claramente de proceso empresarial. Beneficio, negocio y ya lo religioso era menos importante.
Celebro que hayan seguido cambiando y que ahora sean religiosos y generosos.
Realmente es un problema mantener la fe en una iglesia como esta y ante un mundo como el que existe.
No sé si se ha notado pero mi opción no está enfrentada a la espiritualidad. La necesito cada instante de mi vida, y la encuentro en el talante de muchas personas que son simplemente abiertas y generosas, lo que es decir profundamente espirituales.
Un abrazo muy fuerte y gracias por pasarte por aquí.
Es terrible esa experiencia infantil de la que hablas. Afortunadamente, la mía es otra: aunque mi educación familiar es católica, nunca fui a un colegio religioso y de la catequesis-barrio obrero, años 70- se encargaban unos jóvenes muy concienzados con el movimiento obrero y vecinal de aquellos años, y unas monjas que vestían con vaqueros y que estaban más cerca de las comunas "jipis" que de la curia vaticana. Ya sé que no es lo normal, pero a mí nunca me inculcaron la idea de pecado y de culpa,ni tuve pesadillas con visiones del infierno, cosa que nunca les agradeceré lo bastante: son increíbles los estragos que una determinada educación ha causado en este país. Recuerdo a una, Rosa, que se deleitaba leyendo fragmentos del Evangelio de San Juan. Creo, como dices, que el discurso de la Iglesia, de la jerarquía fundamentalmente, está gastado y que por eso no atrae nuevos fieles. Más acción y menos palabras. Menos intromisión en política y más coherencia, si es que aún pueden. Lo de la pederastia no tiene nombre. Yo tampoco entiendo ese afán por anular la sexualidad de todo quisqui, claro que tiene que salir por algún lado si se reprime. ¿Llegaremos a ver sacerdotes libres del celilbato? ¿Y mujeres sacerdotes? Creo que tardará.
ResponderEliminarCarlota Bloom, lo que te aseguro casi sin lugar a duda, es que aquellos sacerdotes que te formaron o aquellas monjas en vaqueros abandonarían su vocación que les limitaba en algo tan sagrado como cualquier otra dimensión. Sígueles la pista. La iglesia no tiene vocaciones, ¿quién se va a meter en un sitio donde te anulan la sexualidad para "sublimarla" en el amor hacia los demás? Tendrán que cambiar, pero no lo harán de la mano de este papa retrógrado, soberbio, metepatas y anclado en el pasado. Tienen que poder casarse los curas. En tiempos de Cristo los sumos sacerdotes tenían familia, la idea del celibato es del siglo XI y seguro que Jesús de Nazareth tuvo sus amantes. Y las mujeres también tendrían que poder ordenarse. La iglesia está anclada en el pasado. Y el Islam ¿para qué hablar? No creo que tarde mucho eso de que hablamos. El siguiente papa sin ataduras como éste, tendrá que planteárselo y convocar un concilio para adaptarse a la sociedad. Haría falta de nuevo un papa carismático como Juan XXIII al que la iglesia oficial ha querido silenciar y olvidar.
ResponderEliminarCon mucho interés leo tu post y yo, como tú, repudio a la iglesia y mucho más ahora pues hace unos dias me enteré, despues de cuarenta años, que una persona que yo daría la vida por ella, tuvo episodios por parte de un cura que si no llegaron a consumarse fue de milagro. He seguido la pista de ese maldito cura pero ya está muerto y lo siento porque hubiera hecho lo que hizo Lisbeth Salander con su violador sistemático: grabarle en su pecho y barriga asquerosa lo que era. Todavía estoy pensando si buscar su tumba e ir a poner un cartel bien grande que diga lo que fué. Si deseo que haya infierno sería por asquerosos como él.
ResponderEliminarTu post está muy bien hilvanado y me ha gustado mucho leerte.
La Semana Santa es muy aparatosa pero cada vez hay menos gente que la sigue por religiosidad.
Tu sabes que a diferencia de tí, yo sí que creo que hay algo superior a nosotros pero eso no tiene nada que ver con nuestras vidas.
Tu vida, Joselu, tu niñez y un poco más,ha debido de ser muy dura y tienes que estar contento de haber podido llegar a ser como eres.
Que termines tus vacaciones habiendo disfrutado como pensabas hacerlo. Un beso gordo Lola
Coincido en todo lo que relatas sobre tus vivencias en un colegio religioso, ya que yo también estuve en uno de ellos, y al leerte, sonreía y recordaba muchos momentos parecidos. Es muy castradora la iglesia católica. Mi sentimiento espiritual era natural, pero me metieron un miedo tremendo, inseguridad, exceso de pudor,... en fin, tardé un tiempo en superar muchas cosas.. La Semana Santa, es un tiempo de tradición, pero solo se vive sufrimiento y dolor. No es bueno recordar, siempre todo esto, creo que es mejor actuar y darle la vuelta a todo. Imponer la alegría y la bondad. El hombre Jesús, un revolucionario, era así...no como lo que querido mostrar la iglesia.
ResponderEliminarLas lecturas que has elegído tienen muy buena pinta, me han atraído lo evangélios apócrifos,
Felices Fiestas, profesor..
Te dejo un abrazo muy sereno,
Naia
Edaf ha publicado todos los evangelios juntos, los canónicos y apócrifos y así se pueden comparar mejor.
ResponderEliminarNo creo que la relación directa se dé entre celibato y pederastia, aunque sí creo muchos hombres con tendencias enfermizas pueden escoger hacerse curas, profesores o monitores de deporte por la proximidad con los niños.
La religión puede ser muy terrible como fuente de culpa, tal y como expresas, por ello es increíble que siga en las aulas como una materia más, cuando debe ser del ámbito privado.
¿Qué no es pecado para la iglesia más reaccionaria? Casi todo es un billete directo al infierno y sin duda peca de sexocentrismo, al reducir la moral a las formas y al sexo, en vez de ahondar en cosas mucho más fundamentales para decidir la bondad de una persona. Creo que con ese discurso solamente de desprestigian a sí mismos y van perdiendo fieles, lo que quedan se vuelven más y más radicales y justamente por Semana Santa se les ve activos y asustan (he podido ver la lista de "reflexión" de cierto colegio ultracatólico y realmente da miedo, no sé dónde está inspección)
No pretendía ser cáustico (para ello habría tenido que generalizar), pues de verdad no cabe otro pensamiento en quienes se comportan de ese modo; dejo fuera a quienes sienten de verdad las doctrinas cristianas, muy alejadas del dogma.
ResponderEliminarEn todo caso, este segundo comentario viene a cuento de una exposición que acabo de ver sobre pintores románticos ingleses en la España del siglo XIX. Me ha llamado la atención que de unos 40 lienzos, casi todos tenían un cura, una iglesia o un crucifijo en primer o segundo plano. Ello me ha llevado a la reflexión siguiente: Si en los últimos tiempos, la presencia de lo religioso ha pasado a ser anecdótica (o ligada a lo festivo), quienes lideran esta "empresa" deben estar haciéndose cruces por la pérdida de clientela. Quizá todo este movimiento de críticas y contracríticas sólo sea una operación de mercadotecnia: Ya sabes, que hablen de nosotros, aunque sea para mal...
Disculpa por la réplica.
P.D: No te vas a creer la palabra que me sale en la verificación: "tetica" :-)
Jajaja ¡¡¡Cómo eres JOSELU!!
ResponderEliminarHas cambiado la magdalena y el té de la infancia de Proust, por la galleta "tocaya" y el café con leche en Galicia, donde todo sabe mucho más rico ;-)
Y... ¡¡zaaaas!! te has propulsado como Proust, a tu infancia.
Pero al contrario que a él, lejos de evocarte la galleta los recuerdos dulces y agradables de aquella época se te ha interseccionado con los evangelios apócripos, de Borges, que por cierto desconozco y te han lanzado de cabeza al terror infantil con que viviste la religión, por culpa de las horrorosas historias sobre el Apocalipsis y el pecado que lo impregnaba absolutamente todo sin remisión, en aquella época para ti.
Es verdad, que me resulta incomprensible tanta crueldad con la mente de unos niños.
Mira, yo también estudié en un colegio de monjas y no sé si sería por el hecho de que eran alemanas, aun cuando había hermanas de todas partes del mundo, pero si algo recuerdo con un cariño especial son todos los años tan preciosos que viví con ellas. Recuerdo, que me encantaba como olía el colegio a paz. De verdad que en mi mente infantil, para mi felicidad, era sinónimo de ser monja y vivir en aquel colegio ¡¡Mmmmmm, que gusto!! jajaja y ¡¡vaya diferencia con tus recuerdos!!
Y desde luego, ya apuntabas maneras con tu "Revista Local", espero que nunca te la fiscalizaran los hermanos Maristas, a quienes conozco muy bien y estoy con NEGREVERNIS, hay de todo como en todas partes, pero yo he conocido gente muy, pero que muy válida. Nada que ver con la penosa experiencia que te tocó vivir a ti. Conste que para mi siempre fue un martirio lo de confesarme, aun hoy y quizá por eso no lo hago.
No sé, JOSELU, cada vez que sale el tema de la religión prometo abstenerme, porque cada vez estoy más confusa, pero ya sabes, no lo consigo.
Yo creo que existe un ser superior al ser humano, me da igual como se le llame, para mi ahora mismo es lo único que de verdad tengo claro.
En absoluto por miedo o por que me haya abducido la religión, ni cosas por el estilo, como algunos argumentan. Simplemente, para mi es una necesidad vital el pensar que es así y que existe, para que todo tenga sentido.
A veces, me sorprende como algunas personas se afanan en negar algo con tanto ahínco, como otros se esfuerzan en aplastar, con la evidencia de su realidad. Yo creo que creer o no creer es algo tan íntimo y personal, que no sé como nadie se atreve a cuestionar lo que cada cual, decida en este tema.
Pero dicho esto, cada día me siento más alejada de la iglesia como organización, no digamos ya nada, de su jerarquía que por veces pienso, que está de verdad tomada por el anticristo, porque es imposible decir tantísima tonterías, tapar tanta miseria y cobijar a tanta cucaracha. Me cuesta horrores suponer, que de verdad la cúpula eclesiástica está formada por mentes lúcidas y supuestamente preparadas.
No sé a quien le he leído por ahí arriba si no a ti, que la jerarquía eclesiástica, va a cargarse definitivamente a la propia iglesia como entidad, le doy toda la razón.
Lo dejo ya, que como siempre, me he pasado treinta pueblos, lo siento.
Muchos besos JOSELU y que sigas disfrutando muchísimo en Galicia.
María, estuve en un colegio de monjas entre los cuatro y los seis años y guardo de ellas un buen recuerdo. Me sentía querido. Pero son ciertas esas descripciones apocalípticas del fin del mundo que a mí me conmocionaban. Luego vi en un episodio de Celia de Elena Fortuny que las hermanas eran entusiastas evocadoras de estos novísimos. Otra es mi experiencia nueve largos años sólo con hermanos maristas frustrados, solo entre ásperos muchachos, sin conocer a ninguna chica y en un ambiente demoledor. No tengo buen recuerdo, pero probablemente tú viviste años muy posteriores a los que yo que fueron en pleno franquismo. Recuerdo que las monjitas nos hacían sostener una bandera rojigualda mientras cantábamos con entusiasmo el Cara el sol. Y lo cierto es que nos peleábamos por coger la bandera (imagínate a los cinco y seis años)y cantábamos con convicción aquel himno fascista, pero, claro, entonces no sabíamos qué era aquello. El colegio de curas donde estuve era sombrío y abundaban en él los castigos físicos que eran ejercidos con saña tanto por religiosos como por seglares. Terrible. Lo que disfruté cuando a mis dieciséis años logré salir de allí para no volver nunca más. Besos desde Galicia.
ResponderEliminarAntonio, cuando visito alguna iglesia no dejan de asombrarme los restos de otro tiempo en que los curas ejercían un poder gigantesco. Veo los púlpitos desde los que los sacerdotes elevaban sus arengas sobre la grey, veo el elevado número de confesionarios que otrora estarían todos ocupados y ahora están vacíos como reliquias de otro tiempo. Es difícil hoy día imaginar el poder que tuvo la iglesia en otro tiempo como reseñas en la exposición de artistas que has visto. Yo viví mi niñez y juventud en una ciudad de derechas (Zaragoza)donde abundaban los curas (El Pilar) y los cadetes de la Academia General Militar. Eran el paisaje habitual cuando paseábamos por sus avenidas los domingos. Todo giraba en torno a la religión. No quiero ni pensar en el siglo XIX. Y no sólo no me molesta tu réplica sino que me gusta debatir y añadir otros aspectos que nos van viniendo. Un abrazo.
ResponderEliminarEduideas, es posible que no haya una correlación directa entre celibato y pederastia, pero el contacto con niños despierta también el deseo puesto que no puede ser resuelta la pulsión sexual con adultos (otros hombres o mujeres). Sé de un amigo homosexual que era gigolo de curas en Zaragoza. Le daban dinero y él les daba sexo y presunto afecto. Alguno de ellos era totalmente impotente. Pienso que los que se dedicaron a la enseñanza y tenía ocasión de tener a niños cerca en situaciones de intimidad, probablemente desahogaban su líbido con lo que tenían delante. La paidofilia no es tan anómala como pueda parecer. Está muy extendida como podemos seguir por las noticias, pero la mayoría de adultos establecen sus vínculos con otros adultos y dejan ese mundo fuera. Pero esto a los curas les estaba vedado o era mucho más peligroso. Además hay que tener en cuenta que probablemente muchos serían impotentes sexuales o padecerían complejos de inferioridad (disimulados) que les llevaban a querer dominar a esos seres indefensos que tenían bajo su protección.
ResponderEliminarNahahya, los evangelios apócrifos añaden matices interesantes a la infancia y vida pública de Jesús. Además lleva a preguntarse a uno que por qué fueron orillados en función de la ortodoxia. Tampoco dicen cosas escandalosas, quizás sí algo sorprendentes.
ResponderEliminarY sí, estoy por desarrollar ese potencial espiritual con que nacemos los seres humanos. Al menos conocerlo. La educación religiosa tiene el aspecto positivo de ponerte en contacto con una transrealidad, aunque en mi caso fue de una forma muy negativa.
Un abrazo desde Galicia.
Siento volver a darte la paliza, JOSELU. ;-)
ResponderEliminarPero, se nota que todos os habéis ido de vacaciones, y salvo en tu casa, el resto, parecen desiertas. Yo me iré mañana seguramente.
Desde luego no cabe duda que la experiencia que vive cada uno, es la que nos marca la vida.
Mira, yo estudié en este colegio que por cierto te diré que se llama "Hermanas del Espíritu Santo" desde los 4 hasta los 14 años, de los mejores años de mi vida, de veras. Entonces, no tenían B.U.P. con lo que se me planteó la disyuntiva de hacerlo en otro colegio de Monjas "Las Concepcionistas" o irme al Instituto. Nosotras teníamos muchísima rivalidad con ellas, porque eran los dos únicos colegios de monjas que había en mi ciudad, con lo que opté sin dudarlo con irme al Instituto y te puedo asegurar que aún hoy, recuerdo 1º de B.U.P. como uno de los peores años de mi vida, así como te lo cuento.
Para mi, fue como salir de la incubadora y pasar a vivir directamente en el Polo Norte, después me adapté y ya.
La historia con mis hijos ha sido a la inversa. Los dos comenzaron a estudiar en los Maristas, por eso te decía que los conocía bien, además formé parte muy activa de la asociación de padres del centro. En tanto en cuanto estuvo un director marista, del que guardo un recuerdo imborrable. Estoy segurísima que te hubiera encantado, nada que ver con los crueles y lúgubres maristas que te tocó conocer a ti. La persona más vital, valiente, sabio, casi locuelo, entrañable y súper entregada de los niños, en el buen sentido de la palabra, que he visto en mi vida.
Bien, pues en cuanto él se fue, o le echaron, que aún hoy no sé (madres catetas y mezquinas y compañeros) y el colegio pasó a ser dirigido por seglares, el corazón de aquel colegio se murió. Yo estaba muy posicionada a su lado, me mojé demasiado por él, encantadísima y súper orgullosa de ello, por cierto, pero eso no se perdona fácil, en un pueblo. Total, que al final, opté por sacar a los niños y como aquí no había más opciones, te soy sincera, ahora ambos estudian en un instituto público y para mi sorpresa, de nuevo te soy muy sincera, estoy contentísima, muy agradecida y ellos más aún, así es que mira lo que es la vida.
Como siempre digo, hay de todo en todas partes, la religión no es mala, la hacemos mala los que la practicamos. Exactamente igual, que ni la educación pública o privada es mala o buena, la hace buena o mala, las personas que integran cada centro. Desde los alumnos y profesores, a los padres. esta es mi experiencia al menos, desde dentro, si uno de esos tres estamentos falla, el centro no funciona, o funciona mal, sea cual sea su naturaleza.
Ya te dejo, espero que tengáis mejor día que nosotros aquí, en el sur de Galicia, que tenemos un día gris y súper tristón.
Muchos besos y muchas gracias por tu paciencia, JOSELU.
María, por aquí no ha parado de llover. Hoy tenemos un día complicado de gestiones familiares, médicos, asistencia a tíos impedidos... Pero espero que mañana nos podremos escapar mi amorcito y yo a pasar una noche en el primer pueblito de Asturias que encontramos, Tapia de Casariego. Es un pueblo cuco, con un puerto pequeño pero coqueto. Los restaurantes son buenos y se puede degustar la famosa sidra de Asturias. Mañana publicaré otro post titulado Jesús de Nazaret. Reincido en el tema. Lo llevo elaborando dos o tres días. Yo seguiré activo por aquí salvo los días de viaje. No me carga estar presente, salvo en verano cuando desconecto totalmente. Este verano tengo previstas aventuras increíbles. Ahora las estoy proyectando y no se trata de irme a ningún sitio lejos, pero sí coger la mochila y moverme por el sur de España sin transporte personal, dejando que el cuerpo me lleve donde el azar elija.
ResponderEliminarGracias por tu presencia. Ya te digo que yo sigo activo estos días.
Besos.
Lola, por aquí hace frío y llueve con fuerza a ratos o en forma de sirimiri. Estamos encerrados en casa, pero mañana esperamos escaparnos a pasar un día en libertad y poder cenar en algún restaurante asturiano. Realmente es desconcertante esta profusión de casos de pederastia entre el clero y ello hace que sea algo no casual y que afecta a la iglesia como institución.
ResponderEliminarYo no descarto una dimensión trascendente. Me considero religioso aunque no creyente. No pienso que exista un ser superior, pero sí algo todavía desconocido. Me considero próximo al budismo. Es una religión sin dios y sin dogmas, pero que piensa que hay algo más perceptible con la mente en calma. Un fuerte abrazo, Lola. Que pases unos días dichosos en esta semana santa.
Magnífico: más allá de las religiones organizadas está siempre la religión personal y compartida, que es la verdadera religión, y puede encontrarse en ese tipo de intercambio que describes con un simple hermano franciscano.
ResponderEliminarAparte, me detengo para felicitarse por la nueva presentación de tu blog. Es muy apropiada para ti y la constancia de calidad de "Profesor en secundaria". Seguiré leyéndote con gusto y apreciación.
Víctor Manuel, para mí siempre es un placer encontrarte como autor o como comentarista. Aprecio en mucho tu voz y tu criterio. Me alegro de que te guste el nuevo diseño del blog. Espero que represente bien el espíritu de Profesor en la Secundaria.
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