Tampoco desconocemos que nuestros móviles
y su coltán ha producido masacres y terribles explotaciones humanas en África
para surtirnos de tan preciado elemento. Ni desconocemos que la ropa barata que
está en las tiendas en que compramos está producida por la sangre y la falta de
derechos laborales en países donde estos derechos son inexistentes. Ni
desconocemos que cada día se arrasan centenares o miles de hectáreas de selva –incluidas
las poblaciones indígenas- para producir alimentos para nuestro mundo como la
soja, tan apreciada en las comidas alternativas. O los biocombustibles. ¿Qué
decir de la sobrexplotación pesquera, la desaparición de especies marinas para
surtirnos en los supermercados y que tengamos todo a punto en nuestra cena?
¿Qué decir –añado yo- del tráfico de armas que engrasa las economías de muchos
países incluido el nuestro?
No podemos ser inocentes. Todo nuestro
bienestar está basado en situaciones siniestras que sostienen nuestro mundo,
aplastando naciones y continentes enteros, así como especies animales que solo
existen en campos de concentración para surtirnos de variada y rica
alimentación.
¿Cómo ser ético en un mundo sin ilusiones, en el que cada acto implica la tortura y el sacrificio de otro?
En Matrix se podía tomar la píldora azul
y vivir en la ilusión. Nosotros solo podemos abstraernos con el cinismo. Saber
y decir que es inevitable. Que las cosas son así y no pueden ser de otra
manera. Con la boca chiquita nos solidarizamos con los refugiados que están
llegando a centenares de miles a Europa pero no imaginamos que esos centenares
de miles vinieran a nuestro país como están llegando a Alemania. Nos horrorizamos con las fotos de los refugiados pero
pronto nos acostumbramos a ello. Nada nos quita una buena digestión. Cuesta tan
poco ser solidario sin más compromiso...
Pasé este artículo de Eliane Brum, que os aconsejo leer, a
una compañera sensible y generosa de mi instituto. El artículo llega a decir
que tomarse un croissant con mantequilla implica una cadena de horrores difícil
de imaginar. Mi compañera se sintió indignada con el artículo y reaccionó
visceralmente en contra de él. Se sintió señalada y rechazó su culpabilidad en
el horror del mundo. La culpa es de las
empresas, de las grandes empresas –dijo-. Yo no soy responsable de que destruyan la Amazonia. Son otros, más
arriba los que crean un mundo atroz. Yo
no voy a sentirme culpable por tomarme un croissant con mantequilla. La culpa
la tienen los gobiernos –arguyó-.
Planteé en clase de bachillerato el
problema de la ropa barata y la explotación laboral que supone en países como Bangla Desh. Mis alumnas, que compran
en Primark donde se hallan chollos
inigualables, se indignaron y dijeron que Zara y todas las cadenas de ropa
también producen en Asia, que todo
es igual, y ¿qué vamos a hacer? ¿No comprar ropa? Además añadieron que eran
pobres y no tenían dinero.
La ignorancia es maravillosa.
En definitiva, el cinismo nos lleva al
mismo efecto que la píldora azul. Sabemos pero no sabemos. Lo sabemos pero no
nos importa o pensamos que el mundo es así. Que no tenemos la culpa, que la
culpa la tienen otros que están arriba, los gobiernos, Estados Unidos, los siete mil millones de seres que somos en el
planeta, nosotros no somos responsables de nada, ni del cambio climático ni de
la desaparición de las selvas tropicales. Ni del maltrato animal en los circuitos
industriales de producción o en los zoos, ni de la cotización en bolsa de las
materias primas que llevan a países a la pobreza por la manipulación de dicha
cotización. Nosotros somos inocentes y nos horroriza todo eso que nos dices o
que nos dice Eliane Brum, pero ¿qué quieres? ¿que nos suicidemos? –me
decía mi compañera indignada-. Yo no pude argumentarle porque el problema no
era sentirse culpable por lo que supone nuestro mundo y nuestro modo de vida.
No culpables, tal vez, pero sí conscientes. Pero ¿cómo vivir siendo conscientes
de ello?
¿Dónde están las píldoras azules?
Me abruma este tema, me hunde, en serio, porque no hay manera de escapar de todo esto, es imposible. Tendríamos que irnos a una cabaña a un bosque a vivir de lo que plantemos y cacemos, y supongo que ni así. Y por supuesto no contarlo en la red desde un dispositivo con manzana trasera. La única solución, desde luego, es la desaparición del ser humano como especie.
ResponderEliminarSé que es un tema incómodo y poco gozoso. Preveo que no tenga muchos comentarios. El tuyo es radical, como eres, y llegas a la conclusión de que el ser humano, única solución, debería desaparecer. Puede que seamos una plaga maligna para el planeta, lobos para los hombres, pero a la vez la especie humana ha sido capaz de crear tanta belleza...
EliminarUn abrazo.
Tu reflexión es desoladora pero cien por cien verdadera. Millones de personas vivimos en un ambiente confortable a costa del dolor y la pobreza de otros muchos millones de seres a nuestro servicio. Podemos hablar de ello durante horas pero al final sólo hay una pregunta: ¿qué podemos hacer? Habría que darle la vuelta por completo a todo lo que conocemos y al mundo que hemos montado, volver al autoabastecimiento, anular las barbaridades de la industrialización, destruir todo lo creado en contra de la Naturaleza. No habría vacunas, por ejemplo, ni electricidad, ni coches, ni conservas, ni miles de cosas más sin las que ya no sabemos vivir. Creo, o supongo, que buena parte de la crueldad y de la injusticia que mencionas son evitables, pero, ¿a qué precio? Cuando yo era pequeña nos llevaban a casa la leche recién ordeñada, ahora la compramos en envases que la mantienen en supuesto buen estado durante meses. Es sólo un ejemplo. Cuando yo separo la basura, ¿qué garantías tengo de que los responsables mantienen el proceso hasta el final? Ni inconscientes ni salvajes ni insensibles ni inocentes, todo y nada a la vez. ¿Somos responsables de todo este circo? Sí y no. ¿Podemos cambiarlo? No. A lo sumo podemos hacer pequeños gestos más testimoniales que otra cosa. Somos contradictorios pero no podemos bajarnos de este tren en marcha que no sabemos quién controla. Creo que muchos somos plenamente conscientes del precio que debemos pagar por nuestro bienestar, pero no es cuestión de volver a vivir como los apaches, pongo por caso, o cualquier tribu en plena armonía con su entorno. Ya no es posible. ¿Por qué la comida supuestamente ecológica es más cara? Por ahí nos pillan, por la pasta. ¿Qué ropa debemos comprar? ¿Qué alimentos nos conviene consumir? Si fuéramos consecuentes con lo que pensamos nos dejaríamos morir sin rechistar porque no hay más alternativas. ¿Cómo hemos llegado a esto? Miles de años nos contemplan, desde que el hombre empezó a reinar sobre la Tierra supuestamente por mandato divino. Con sentirme culpable no soluciono nada. Con la que está cayendo, ¿crees que a alguien le interesa la destrucción de la selva amazónica o el cambio climático, que nos afectan mucho más de lo que pensamos? No, colega, bastante tenemos con mantener los cuatro cuartos que ganamos y luchar para proporcionar un futuro digno a nuestros hijos. Los responsbles de este sistema (nosotros también, vale) no nos dejan pensar en otra cosa que en sobrevivir. Es un plan perfecto.
ResponderEliminarBuf, qué principio de fin de semana tan deprimente... Un fuerte abrazo, colega.
Es un tema espinoso, poco agradable, doloroso, cuando hay tantas cosas placenteras que pensar o hacer. Esta es la reacción espontánea de la sociedad en general. Es puro instinto de supervivencia. ¿Por qué comerse el tarro en algo que no tiene solución? Que sea lo que tenga que ser. Y nosotros a vivir. Es lo que ha hecho la humanidad siempre. Vivir si la dejan vivir. Al que le toca la peor parte, apechuga, y a la que le toca el lado bueno, disfruta.
EliminarLeí el artículo de Eliane Brun e inmediatamente me interesó. Le he escrito un mail. No sé si me contestará. Es un artículo que no condena, que no culpabiliza, solo expresa una realidad inexorable. Ya no hay píldoras azules. Somos la mayoría conscientes de lo que pasa. El otro día puse un vídeo sobre las condiciones de explotación en países como Bangla Desh en casa y nadie dijo nada, para bien o para mal. Da en un lado que nos resulta muy incómodo. ¿Quién nos saca de nuestro modo de vida? Hemos nacido, aunque nos quejemos, en el lado bueno. Mirar al otro lado es conflictivo y se abre a estados que has calificado de "deprimentes". ¿Quién va a elegir eso? Nadie. Por eso, como dices tú, a muy pocos les importa o interesa la destrucción de la selva amazónica o el cambio climático. Vamos a lo nuestro y eso son temas difíciles a los que ya nos hemos acostumbrado y ante los que nos hemos inmunizado. Hablar de ello es puro mal rollo, igual que hablar del despilfarro y la corrupción era mal rollo en la España anterior a la crisis que nos cayó encima. Antonio Muñoz Molina en su libro Todo lo que era sólido documenta esos años del derroche y del pelotazo, en los que no había llamadas de atención ante lo que estaba pasando. La economía iba viento en popa, poco paro, dinamismo económico. Cualquiera que llamara la atención era considerado un aguafiestas, un malaje... Luego vino lo que vino y lo hemos sufrido todos. Pero nadie ha sacado consecuencias y solo esperamos que de nuevo vuelva a rugir la economía.
En el plano humanitario y ambiental tampoco queremos aguafiestas. Lo he observado.
Pensé hacerme eco del artículo de Eliane Brun porque me pareció extremadamente lúcido.
Un abrazo, amiga.
Por qué te crees que a partir del descubrimiento de la conciencia global siento que tanta pena y tanto dolor. La consecuencia palpable es mi forma de vida, no exenta del cinismo que mencionas por el mero hecho de seguir procurando sobrevivir sin demasiado dolor físico, con la dulce compañía de mis dos canes arrojados a mi vida de forma fortuita y mi distante actitud hacia el concepto familiar y personal.
ResponderEliminarTodo ello ha tiempo que cambió el chip del que me creía portadora. Sin intermediación necesaria del budismo y sin mérito alguno por mi parte, con toda esa información el concepto de ego, propio y ajeno, se fue disolviendo....pero no doy nadie, solo una vieja de tantas en proceso de decrepitud, lo cual en el fondo agradezco. Primero se llora mucho luego desde el ángulo opuesto también entra risa, pero una risa desesperada. Esa ha sido la experiencia de una persona afortunada que aún respira en el sector del olvido.
Perdona los errores de pulsión en este mini chisme: sobra un "que" y un"doy" debería ser "soy".
EliminarHe leído el enlace, es estupendo. Gracias por la información.
EliminarVerás Joselu, lo siguiente es lo que escribí allá por Dic. 2009. Por entonces me estaba iniciando en internet. Comencé a bloguear en Septiembre del mismo año. Observa que no hay ni un solo comentario en una época donde la actividad interbloguera era exhuberante y mi inocencia y desconocimiento al respecto absolutas. La escritura está teñida de experiencia personal, porque por entonces era lo que consideraba más realista a la hora de explayarme mediante la escritura.
ResponderEliminarDespués pasé mucho tiempo "bajando nivel" y sufrí mucho, también aprendí por la vía negativa. Luego, tras alguna "circunstancia peculiar" cambié el enfoque del blog y aprendí a comunicarme de forma críptica, luego me desesperé y temo haberme pasado de rosca, pero ya no sufro, solo siento pena, mucha pena, propia y ajena
Lo copipego en otro comentario porque en uno no cabe.
Si te incomoda tanto comentario seguido comprendería que eliminaras lo que te parezca. Un saludo.
ResponderEliminarBueno, creo que lo voy a reeditar en mi blog, siento que estoy abusando, pero es que tu entrada ha pegado de plano en mi talón de aquiles desde hace décadas (El Nihilismo siempre me ha perseguido). Un saludo.
Ha sido un placer tenerte aquí. No he podido contestarte antes pues esta mañana la he pasado caminando por la playa con mi hija que tuvo un doloroso esguince y le dijeron que caminar por la playa es bueno.
EliminarYo no soy nihilista, pero entiendo a quienes lo son.
Muchas gracias por tus comentarios.
Peliaguda cuestión la que planteas.
ResponderEliminarNo hay solución única para la injusticia en el mundo, hay paliativos, es lo único a lo que podemos aspirar.
Paliativos individuales cuando yo, como individuo, decido leer a mi alumnado cada día ("para que sepan", para "igualar" desde las bases); cuando decido separar la basura; reciclar el papel del aula; donar a ONGs; comprar en pequeñas tiendas en lugar de en grandes cadenas; hacer voluntariado social; etc, etc...
Como muy poca carne y productos de bollería refinados, ¡así que por ese lado...!
Paliativos políticos: cuando consciente de que como ser individual no puedo llegar a más, decido traspasar la responsabilidad a los que tienen poder y medios para arreglar las cosas. Yo voto para que hagan lo que yo no puedo hacer, y observo muy bien cómo se desenvuelven y qué hacen con mi confianza. Es la única manera de intervenir de manera más amplia. Por eso no entiendo a la gente que dice que no es "política", ¿qué significa eso? Ahí, quizá, esté la única diferencia entre "los insconscientes" y "los conscientes sin poder" para cambiar según qué cosas.
Esto puede sonar a utopía, pero para mí "la píldora azul" es la política; todavía tengo fe en algunas personas a las que he votado, todavía creo que no todos los políticos son iguales...
Yo vivo en una tierra especialmente complicada con el voto. No es fácil elegir, dados todos los parámetros que entran en juego. Sin embargo, no siento que esté en las agendas de los partidos la situación del planeta. Y de hecho la emergencia es tal que requeriría de autoridades a nivel mundial que, dicho sea de paso, bien poco pueden hacer sino de forma paliativa. En las cumbres sobre el clima los países, por distintas razones, están poco inclinados a tomárselo como lo que es, una emergencia global.
EliminarMuchos participamos en organizaciones comprometidas pero es tanto lo que hay por delante que me temo que la población no estaría dispuesta a aceptar precios mucho más altos por los productos que compramos aunque eso sirviera para mejorar la situación laboral de los trabajadores de Asia. O reducir mundialmente el consumo de carne. O ser conscientes de la destrucción de la selvas tropicales para que en nuestras dietas entren productos como la soja y otros.
Soy más escéptico que tú sobre la política o yo vivo en una parte del país donde vivimos secuestrados políticamente.
Acabo de leer tu autoentrevista (ya sabes, "Quizá también le interese..."). Me ha impactado el apartado sobre la persona más importante de tu vida; la frase final no se me olvidará nunca.
ResponderEliminarPrecisamente ahora estoy preparando un post sobre padres e hijos, creo que ahí todos nos veremos reflejados.
También quería decirte que has nombrado exactamente los libros que a mí también me hubiera gustado escribir. Me he confesado devota muchas veces de Moby Dick y de Dostoiesvki. Sí, así: de la obra primera y de todo el autor segundo. Leer "Crimen y castigo" supuso un choque importante en mi vida. Por cierto, ya va siendo hora de una relectura...
Toda la autoentrevista es curiosa, cuando menos :)
Tengo otra en EJERCICIO DEPLORABLE DE NARCISISMO
EliminarHe releído esta autoentrevista de hace año y medio y lo único que suprimiría mi comentario sobre Fernando Savater. Fui cruel e injusto. Yo lo conocí y él fue tremendamente generoso conmigo y con mi instituto. Además ha pasado esa crisis profunda en su vida que yo anhelaba. Su compañera del alma ha fallecido hace un año creo. Ahora tiene que caminar solo. Me gustaría que pudiera mostrar la potencia de pensamiento que él tiene. Lo conocí cuando yo tenía diecinueve años en Zaragoza en una conferencia sobre Nietzsche. Era joven y arrollador. Luego he seguido toda su trayectoria hasta que me defraudó. Vino a mi instituto invitado por mí. Fue todo un acontecimiento. Eran otros tiempos, claro. He sido injusto. Y me duele. Eso lo suprimiría. Ahora lo leo y me siento cerca de él. Una depresión profunda ha pasado por su vida. Lo siento. Soy tan gili.
Un abrazo.
Hace unos años a las explotaciones avicolas les obligaron a doblar la superficie útil habitable de la gallina, como consecuencia de ello, practicamente solo sobrevivieron las explotaciones de más de 100.000 animales que encima tuvieron que subir los precios de los huevos para afrontar las importantes inversiones. Como consecuencia de la subida de precios el Ministerio intervino ayudando con importaciones de huevos de Hungria (creo recordar) , (se ve que en Hungria tienen a las gallinas de "p. madre"), y esa fue la puntilla a las pocas explotaciones medianas que quedaban. Este tipo de actitudes son las que, con perdón, "joden la marrana", cuando por un lado queremos ser santos y por el otro queremos que nos salga GRATIS. Este ejemplo de la ganadería es extrapolable a toda la sociedad, somos pobres , dicen algunos para justificar lo injustificable. Es como alguno que yo conozco que pone la disculpa para no clasificar los residuos que el contenedor no le pilla cerca (tiene que andar 50 metros, no kms). Cada uno nos justificamos como queremos unos descansando su dignidad en terceros (el gobierno o lo que sea) y otros apuntando con el dedo acusador a otros (recuérdese la campaña España nos roba de un partido ladrón).
ResponderEliminarSi las gallinas fuesen en verdad de corral y comiesen solo productos naturales sin tratar, los huevos costarian un euro cada uno, un pollo 20 Euros y un kilo de ternera más de 30 euros, ¿Estamos dispuestos a esto?, ¿como compraríamos ordenadores o teléfonos móviles con miles de aplicaciones que no sabemos utilizar?, ¿como nos iríamos de vacaciones? ¿como iriamos a la moda? , una catástrofe Joselu.
Quizas nadie se ha dado cuenta que la Tierra se nos ha quedado muy pequeña y que si queremos conservarla, hay que empezar a buscar planetas nuevos, pero andamos muy ocupados los humanos pegándonos entre nosotros para "la supervivencia" (fíjate en la política mundial).
Responsabilidad y dignidad son palabras muy claras, que no debieran pronunciarse en vano, máxime cuando todos sabemos su significado real.
Un saludo
Tu intervención es de las que merecen un aplauso por su claridad y contundencia. Queremos ser justos pero sin que nos cueste nada. Imponemos precios a las importaciones de países del tercer mundo como el cacao y el café. Tenemos el poder de machacar con la fuerza de los mercados el precio a la baja. Había una variedad de café de Intermon Oxfam que costaba algo más por la idea de comercio justo. Ello procuraba mayores ingresos a los pequeños productores en diversos países. Este café ya no sé si existe. Yo lo compré varias veces en determinados supermercados. Pero me temo que no debió tener salida. Ahora lo compro en Mercadona. ¿Permitirá sobrevivir a los productores pequeños estos precios a la baja? Seguro que no. Pero nos importa poco. Todo lo que importamos del África, Sudamérica y Centroamérica, asi como Asia, tiene los precios que imponemos en los mercados internacionales. Todo el mundo es solidario y generoso pero no está dispuesto a pagar el doble por la cesta de la compra. Lo mismo la ropa. Las grandes cadenas que imponen precios de miseria a las prendas de vestir tienen muchedumbres en sus establecimientos. Nadie sabe nada, nadie quiere saber nada. De hecho en virtud de estos precios se ha acabado con la industria textil en España. Se compra todo a precios irrisorios, ¿Quién puede competir? Nadie se hace preguntas.
EliminarComo bien dices, si los animales se criaran en condiciones más dignas costarían mucho más y nadie está dispuesto a pagar por esas condiciones.
Lee el artículo de Eliane Brun, creo que te gustará y te interesará.
Somos una dualidad de seres generosos y solidarios con la boquilla pero unos hijos de puta en nuestro fuero interno. En realidad no nos importa el proceso por el que llegan los productos a nuestras bolsas de compradores. Los queremos baratos. ¿Cómo es posible? Silencio. No nos hagamos preguntas.
Un cordial saludo y gracias.
Hola Joselu.
ResponderEliminarTodo es susceptible de ser objeto de tus reflexiones cuando lo tratas con tanto mimo, aunque sean cuestiones incómodas y hablen de la injusticia.
Todo es educación aunque vaya más allá de las estrecheces del currículum ;-)
No todo el mundo ve la situación actual en el planeta de la misma manera.
De hecho, parece algo comprobado que cada vez se dan más comportamientos solidarios basados en la empatía y en el reconocimiento del sufrimiento ajeno.
No sé si conoces a Steven Pinker. Dedica unos minutos a esta charla si no la has visto
https://www.ted.com/talks/steven_pinker_on_the_myth_of_violence
Este artículo del @irreductible Javier Peláez también me resultó interesante para contrastar con visiones más acordes a lo que planteas en tu texto. El vídeo anterior lo encontré ahí.
http://culturacientifica.com/2013/12/27/2013-sin-duda-el-mejor-ano-de-la-historia-de-la-humanidad/
Un saludo desde Lorca.
Bueno son visiones muy complacientes con la realidad actual. Claro si tenemos que ahora hay en el mundo 7000 millones de habitantes, porcentualmente hay menos violencia que en un mundo donde eran pocos millones o algún centenar de millones. Pero es una visión que contrasta con las evidencias que tenemos y que nos cuesta mucho aceptar de que vivimos efectivamente en un mundo violento y construido para el bienestar del primer mundo.
EliminarNo es lo mismo nacer en Bangla Desh que en Suiza o Noruega. No es lo mismo nacer en Haití que en Canadá o Estados Unidos. Y ya no digamos en el centro de África que vive una guerra civil que ha costado más de cinco millones de muertos, además de mujeres violadas en masa por centenares de miles.
Me temo que es una visión demasiado edulcorada de nuestra realidad que no tiene que tomarse por comparación con el pasado en que no había antibióticos o vacunas y no existían los derechos humanos.
He visto y he leído los enlaces que me sugieres pero me da la impresión de que son demasiado etnocéntricos desde una visión americana o europea.
Por lo que sé la violencia del mundo es y sigue siento espeluznante según donde nazcas, aunque comparándola con la Edad Media sea menor o mucho menor.
Un cordial saludo.
Hola Joselu.
ResponderEliminarComo muchos de los que han comentado esta entrada mis palabras no se acercan a lo que siento porque son cuestiones poco nítidas y sobre las que uno mismo nunca puede salvarse de la quema. Hablar es arder. ¿Y callar?
Comentas, con razón, el carácter edulcorado de algunas lecturas optimistas de la realidad actual. Todos tenemos que evitar el "cherry picking" que nos haga perder la perspectiva. Si ahora hay vacunas y antibióticos es una cambio a mejor. Que cada vez lleguen a más personas, tambien lo es. Al mismo tiempo hay armas más efectivas y formas más sofisticadas de hacer daño y de programarlo. Creo que las posibilidades técnicas de cada momento histórico para hacer el bien y el mal a los demás se han hecho, se hacen y se harán siempre efectivas.
No creo que exista el "no-etnocentrismo" puro que nos permita sacar conclusiones válidas. Europa y América son responsables de lo peor y de lo mejor. De los campos de concentración y de la declaración de los DDHH. La compasión ha existido desde el principio de los tiempos. La crueldad, también. El hombre no lleva bien, todavía, el ser consciente de tantas cosas. Pero sentirse culpable por respirar tampoco nos lleva a ningún sitio. Somos sietemil millones de personas y los datos estadísticos no lo son todo, pero cuentan. Y dicen que no todo pinta tan mal. Con más personas es más complicado. Veremos. Los cambios repentinos suelen ser a peor. ¿La tarea es crear una sociedad mejor para todos y sin consecuencias? A veces siento que la consciencia trae consigo algo que la evolución se quitará de encima tarde o temprano.
Siempre es un placer leerte y ver cómo dedicas tiempo a interactuar con tus seguidores.
Un saludo madrugador.
Pd: acabo de enviar a 52 alumnos a Granada a visitar la Alhambra y el Parque de las Ciencias. Es algo bueno. Al mismo tiempo visto ropa que posiblemente se haya confeccionado en condiciones lamentables, al igual que el café que humea junto al teléfono móvil con coltán puede que no sea precisamente de comercio justo. En la barra del mismo bar hay varios marroquíes que están a punto de montar sus puestos en el mercado semanal de La Paca. La realidad es compleja.
El tiempo que le toca vivir a uno es siempre enigmático y lleno de incertidubre y peligros. ¿Qué decir del siglo XX y la estela de horror que supuso con dos guerras mundiales e infinidad de conflictos de todo tipo? A la vez, el descubrimiento de los antibióticos, el desarrollo de las vacunas, los anticonceptivos, los electrodomésticos, el desarrollo de las comunicaciones, internet, el existencialismo.
EliminarSoy un apasionado de la tecnología que siente nostalgia del tiempo en que esta no existía. Ahora estoy leyendo una biografía sobre Reiner María Rilke y me siento confortado por asistir a otro momento de la historia -que no fue tranquilo, no- pero visto desde aquí parece más sereno que el tiempo que vivimos ahora. El presente es fealdad. Nuestras ciudades son horriblese, los cinturones industriales son espantosos, el tráfago es incesante, vivimos con un estrés brutal, tomamos más química antidepresiva y ansiolítica que nunca para poder soportar el tiempo y la frenética realidad que vivimos. A la vez la vida se ha extendido y vivimos mucho más tiempo en mejores condiciones.
Hace años se popularizó una pintada que decía: Que se pare el mundo que me apeo. Desafortunadamente eso es imposible.
Tenemos conciencia de que cada acto engendra consecuencias ominosas, o tal vez benéficas. Esa ropa que se fabrica en Bangla Desh da oportunidades laborales a un país que no tiene ninguna infraestructura económica. A la vez lo es en condiciones penosas. Recuerda al siglo XIX en Europa cuando surgió la industrialización y los obreros estaban totalmente desprotegidos y explotados.
Mi conclusión es que nadie tiene idea alguna de las consecuencias de nuestros actos.
Y sí, Miguel, la realidad es compleja. Yo no entiendo nada.
Lo que es evidente es que uno halla razones para justificar casi cualquier cosa, de ahí que, sea cual sea la realidad hiriente, las "razones" nos permiten no caer en la desesperación, por más que ello dé la impresión de que, esas mismas razones, pueden inclinarnos hacia la frivolidad, el egoísmo o, copiando a Wittgenstein, a hablar solo acerca de todo aquello sobre lo que mi propia experiencia me faculta, es decir, mi radio de acción vital, reconociendo que extralimitarme, ir mas allá de esas fronteras, puede tener no pocas dosis de megalomanía. Pascal decía que todos nuestros males proceden de no saber estar tranquilamente sentados, solos, en una habitación. Parece pues que somos antipascalianos y antiwittgensteinianos, puesto que si los límites de mi mundo son los limites de mi lenguaje, retorcemos hasta el infinito este para hacernos creer que aquello que no cae de ninguna de las maneras bajo nuestra posibilidad de intervención, es resultado directo de esa supuesta inacción, y digo supuesta porque quien más quien menos, sea con donativos, sea con lo que sea, se siente movido por esa interpelación de lo real, aunque lo más común sea la compasión acrítica, esa suerte de pornografía de los buenos sentimientos. No se trata de que desarrollemos la coraza reichiana para protegernos de lo que nos hace daño; pero tampoco podemos ciliciarnos con una responsabilidad que no nos permite la literalidad de la palabra res-ponsabilidad, "responder", y nos sume, en consecuencia, en la más amarga de las melancolías. ¿Y si todos nos preocupáramos de mejorar todo aquello que cae, realmente, bajo nuestro radio de acción? Porque da la impresión de que Europa es poco menos que esos Campos Elíseos, que es como han bautizado los sirios que huyen de su tierra en conflicto al campo de concentración donde llevan, algunos, más de tres años... No sé si de forma alarmista o demagógica, con motivo del pleno del Parlamento catalán sobre la pobreza, hablaron de más de un millón de catalanes en riesgo severo de depauperación social, sin ir más lejos. Que ni siquiera tengamos cifras "fiables" de algo así es más que sospechoso, por cierto. En fin, Fernando Savater en su Ética para Amador delimita a la perfección lo racional y lo irracional de nuestra respuesta en estos casos, y a esa explicación me atengo, porque no he encontrado ninguna mejor, ni más sencilla y contundente.
ResponderEliminarSostienes la idea de limitarnos a nuestro radio de acción real (nuestra familia, nuestro trabajo, nuestras relaciones amistosas, deportivas, comerciales) así como nuestra contribución a causas justas con donativos.
EliminarPero no me negarás que nuestra influencia con nuestros actos se ha hecho infinitamente mayor. La idea de que una mariposa mueve las alas y en la otra parte del mundo se produce una tormenta o tempestad es muy ilustrativa. Probablemente sea megalómano pensar que uno puede influir fuera de su radio vital de acción, pero si A y B y C y D más millones como ellos tienen determinados hábitos consumidores, determinan la realidad de sociedades enteras. Así que no solo eres A, un individuo con un radio de acción en su habitación, sino que eres, somos, individuos que con nuestro consumo determinamos la estructura del mundo. El Pienso, luego existo es hoy más bien Consumo, luego existo porque casi más que nuestro pensamiento decide la estructura del mundo real nuestros hábitos consumidores.
Cuando salimos de casa a comprar víveres estimamos más gastar cien euros en la compra semanal que doscientos. Nos gusta comprar café a buen precio, huevos baratos, arroz, azúcar, verduras, carne económicos. Nuestras economías lógicamente buscan ahorrar para pode subsistir y tener para viajes, libros, tecnología, cine, gastos habituales y tener también un remanente para épocas difíciles.
Ese es nuestro radio de acción, pero al hacerlo determinamos también la estructura del mundo. No es cuestión de flagelarse pero sí que podemos ser conscientes de que, consumiendo, alteramos la realidad, construimos un mundo y no otro.
Nuestras hijas quieren ropa barata, pues van a Primark por ejemplo. O cualquier otra cadena al respecto. En esas compras se decide cómo es el mundo real. Así que nuestro espacio vital es mucho más amplio que el que se puede pretender con una suerte de inocencia que ya no corresponde a este tiempo de globalización. Quizás en el tiempo de nuestra infancia o hace cien años pudiera ser así, pero ahora cuando escogemos un producto en Mercadona estamos haciendo elecciones éticas sin pensarlo. Que nos guste no plantearnos esto, está claro, pero es real. Que no hay que vivir apesadumbrado con ello, puede. Que nuestra contribución a diversas organizaciones son una forma de compensar, puede. Que la pobreza en la Cataluña independentista es más cierta que la que quieren reconocer en sus delirios los iluminados, también, pero a la vez somos ciudadanos del mundo y nuestro radio de acción es mucho más amplio del que con cierta ingenuidad queremos pensar.
Es un tema incómodo. No sé hasta que punto somos culpables, pero si tengo muy claro que somo necesarios. Algo parecido a la telebasura,si no se ve no interesa a los anunciantes y por tanto no se hace... pero se ve.
ResponderEliminarDicen que el hombre es un ser racional, creo más bien que es "racionalizador" Cuando somos niños pequeños, nuestros caprichos se deben cumplir sin más. No hace falta que hagampos un elaborado racionamiento para conseguirlo y quedar bien ante el respetable. Conforme la razón se va desarrollando, la vamos poniendo al servicio de mis apetencias de forma que nos engañamos a nosotros mismos y creemos que a los demás que lo 1que era un capricho, parezca necesidad. Por nuestro antepasado por las sabanas africanas donde había bastantes posibilidades de ser comido hemos desarrollado sistemas de alerta que se limitan a la cercanía tanto en el tiempo como en el espacio. Lo que no vemos o esta en un futro muy lejano, no lo valoramos, es lo que está pasando con el calentamiento global. Estamos superando estos meses todos los records de temperatura, pero a nivel humano no nos preocupa. Hoy ya cualquoier acción nuestra no sólo afecta a nuestro entorno cercano, produce consecuencias a muy larga distancia y tiempo. Creo que la clave no es reprimir, sino más bien transcender, superar...
Me ha parecido interesante la aproximación que se hace sobre el tema en este artículo http://budismosecular.org/2016/03/13/un-budista-de-compras/
He visto el enlace que me proporcionas sobre el fast shopping (prendas baratas para escasos usos y nuevas compras). Los media machacan a nuestros jóvenes, en especial a las chicas, con esa cosa llamada la moda siempre cambiante y se entra en una espiral de compra compulsiva. Prendas de mala deficiente calidad o de escasa duración que deben ser sustituidas por otras de inmediato. Además marcas. Otro factor.
EliminarHablas de superar y trascender.
Sostienes que cualquier acción nuestra afecta a nuestro entorno cercano y a muy larga distancia.
Estoy plenamente de acuerdo con ello.
Creo que en esencia estamos muy próximos en los considerando y el pesimismo. Igualmente me parece oportuno el enlace. Gracias.
Hola Joselu.
ResponderEliminarCreo sinceramente que este discurso que aquí comentas. Y que se basa en la idea "dime lo que haces y te diré a quien torturas" a partes de hacerte sentir culpable sirve de muy poco. Eso si, sirve a los verdaderos responsables. Como son la grandes corporaciones, los gobiernos, sus leyes, y la codicia de no pocas empresas, se evadan de su responsabilidad. Para decirnos que la culpa es nuestra que queremos comprar barato. Vamos por favor. Explícale a un trabajador que cobra 650 euros que es responsable de que cuando compra barato se explote a sus trabajadores en bangladesh. Te recuerdo que Amancio Ortega es uno de los más ricos del mundo, igual podía ser menor rico y haber pagado un poco más a sus trabajadores. Es posible que los de a pie tengamos algo de responsabilidad,peros es ínfima comparada con lo que manejan el poder y la empresas. Ya basta de fustigarnos. Empecemos por poner firmes a los gobernantes y a las empresas y luego ya nos echamos las culpas a nosotros. Un saludo.
Siento no estar de acuerdo en el fondo de la cuestión contigo. Por supuesto que las corporaciones y los gobiernos tienen una enorme responsabilidad. No lo niego. Pero no resto responsabilidad al hombre común que es en esencia consumidor en el amplio sentido del término. Claro que está manipulado por todo el sistema para que sea comprador compulsivo. La publicidad es brutal. La influencia de la ideología consumista es gigantesca. Pero en definitiva cuando decidimos con nuestras elecciones (políticas y comerciales) lo que queremos, estamos asumiendo responsabilidad. Puede que haya ignorancia, puede que las cosas no sean tan sencillas, pero el ciudadano medio ya lo creo que tiene responsabilidad en sus elecciones. El fútbol es capaz de mover pasiones inagotables dando sentido a la vida de muchísimas personas. El cambio climático, no. La explotación en Asia, no. La cultura, no. La deforestación de la Amazonía, no. La desaparición de tribus indígenas, no. El consumo justo, no. Todo esto es menos que minoritario. Si desatara las mismas pasiones que el fútbol, hace ya tiempo que estaría en la agenda de los gobiernos. Los malhadados gobiernos sintetizan lo que somos. Ellos son nuestra expresión. Hace unos meses el papa Francisco publicó una encíclica sobre la urgencia de tomarse en serio el cambio climático. Tuvo el efecto de un día en la prensa. Nada más. No interesa. No interesan los grandes debates sobre la humanidad. Lo que la gente quieres grosso modo es salir de tapas, de cervecitas, comprar barato y vivir lo mejor posible sin hacerse preguntas. Eso es razonable. Hay unos que pueden más y otros que pueden menos. Pero ¿preguntas importantes? Hay muy pocos que se las hagan. Se trata de vivir lo mejor posible y no comerse el tarro. Si las sociedades estuvieran inquietas por cuestiones trascendentales para la humanidad, otro gallo nos cantaría. Y el ciudadano común tiene responsabilidad. Elige. No es una simple víctima de poderes superiores. Como ciudadano común exijo que se me dé dimensión. NO soy una simple víctima del poder. No. Puedo elegir.
EliminarUn cordial saludo.
Estoy de acuerdo con el comentario inmediatamente anterior al mío, de Manuel.
ResponderEliminarMe parece que la culpabilización colectiva es una forma muy curiosa de diluir las culpas.
Si somos todos responsables de las miserias del mundo permitimos que los que tomaron las acciones que las propiciaron se sienten menos culpables.
No hay nada nuevo bajo el sol. La misma idea del pecado original nació de esa necesidad de castigo y penitencia. De la misma guisa es la culpabilización colectiva de la muerte de Jesús al pueblo judio o la culpabilización colectiva al pueblo alemán de los crímenes de Hitler. Incluso a los gallegos se como pueblo se nos ha acusado de ser responsables de la ola de incendios forestales en vez de echar la culpa a los que hacen negocio con ese crimen ecológico.
Escribes: "Con la boca chiquita nos solidarizamos con los refugiados que están llegando a centenares de miles a Europa pero no imaginamos que esos centenares de miles vinieran a nuestro país como están llegando a Alemania." pero el hecho cierto es que solo vinieron 18, 18 personas y en el Líbano hay un millón trescientos mil.
¿Sabes cuantos refugiados españoles llegaron a Francia solo en Marzo de 1939? Casi medio millón.
Ya sé que muchos hablamos con la boca chiquita y que hacemos muy poco más allá de ir a manifestaciones de apoyo y firmar en webs de protesta, pero también es cierto que no somos como los otros. Todavía no quemamos albergues de asilo, ni pensamos estúpidamente que los refugiados nos van a robar el trabajo, violar a nuestras mujeres, ni tampoco votamos a opciones fascistas porque tenemos la necesidad de encontrar un chivo expiatorio a nuestros fracasos.
Saludos
Hay muchas cuestiones planteadas en tu comentario. Y es difícil dar con el tono y la exactitud que requieren a la altura de tu propuesta. En el comentario a Manuel respondo en parte a lo que sugieres de que no se puede generalizar la culpa del estado del mundo. Que esta culpa es más restringida a ciertos poderes. No me quiero repetir y remito a mi anterior respuesta.
EliminarNo sé si los alemanes en general fueron responsables del Tercer Reich y lo que implicó, pero lo cierto es que opusieron poca resistencia y a la vez increíble entusiasmo. Claro que hubo algunos que se opusieron como Sophie Scholl y lo pagaron con su vida. Así que esa culpa sobre los alemanes es algo que es fácilmente comprensible y así lo sienten ellos en un conflicto que todavía no han superado, puesto que Hitler tuvo a la inmensa mayoría de los alemanes detrás. Luego adujeron que no sabían.
El hecho de que hayan venido solo dieciocho refugiados como dices (no tengo contrastada esta cifra) solo puede querer decir que los refugiados no tienen ningún interés en venir a un país con el 25 por ciento de paro. Prefieren Alemania, Suecia, el Reino Unido, y demás. No son tontos. La ola de refugiados no está indefensa ni está inerme. Saben lo que buscan y donde lo quieren. Tienen sus redes de contacto, sus estratagemas, sus rutas alternativas, sus modos de superar las barreras.
En el Líbano hay un millón trescientos mil, posiblemente, pero no en las condiciones que buscarían en Europa. Viven en campos de refugiados, igual que en Turquía. Y eso supone condiciones muy precarias de fácil imaginación. Lo que buscan en Europa es otra cosa que un campo de refugiados.
Angela Merkel manifestó una postura muy generosa con los refugiados en un principio. Esto es innegable, pero el hecho de que la inmensa mayoría de esos centenares o millón largo de refugiados en una marea imparable de migrantes de Siria, Afganistán, Irak, Bangla Desh, Malí, Somalia etc, etc quieran ir a Alemania como destino preferente o Suecia, hace muy difícil la solidaridad sobre todo cuando el resto de países de Europa se han negado a aceptar más que pequeñas cantidades. Todo el mundo ha cicateado. Se ha llegado a decir que el problema es de Alemania. No me imagino llegando a la sociedad española a esos probables millones de refugiados a los que habría que darles alojamiento, trabajo, escuela, sanidad cuando tenemos un veinticinco por ciento de paro. No es un problema sencillo. No tengo soluciones efectivamente. Pero entiendo que no es fácil.
En cuanto a los republicanos españoles que salieron por la frontera se estima que fueron unos doscientos mil lo que no es poco, efectivamente. Y se hacinaron en campos del sur de Francia. Los más listos o bien conectados salieron en barcos hacia Mexico o Argentina. La mayoría se pudrieron allí.
Un cordial saludo.
Sé que en algunas cosas no respiramos con el mismo diapasón pero me agradan tus discrepancias.
El ser humano siempre ha sido cínico. No importa la cantidad de información disponible. Basta con rastrear la historia anterior a Internet. Lo que sucede es que ahora somos "cínicos globalizados".
ResponderEliminarEs posible que siempre se haya podido ser cínico, pero ahora la verdad es tan evidente que hay que urdir complejos sistemas para evadirse de la carga de la prueba. Hay muchos sistemas, a la izquierda y la derecha.
EliminarSiento decir que la novedad de la píldora es un poco antigua. Copio uno de los miles de testimonios que es fácil encontrar:
ResponderEliminar“En 1832, Elizabeth Bentley, que por entonces tenía 23 años, testificó ante un comité parlamentario inglés sobre su niñez en una fábrica de lino. Había comenzado a la edad de 6 años, trabajando desde las seis de la mañana hasta las siete de la tarde en temporada baja y de cinco de la mañana a nueve de la noche durante los seis meses de mayor actividad en la fábrica. Tenía un descanso de 40 minutos a mediodía, y ese era el único de la jornada. Trabajaba retirando de la máquina las bobinas llenas y reemplazándolas por otras vacías. Si se quedaba atrás, “era golpeada con una correa” y aseguró que siempre le pegaban a la que terminaba en último lugar. A los diez años la trasladaron al taller de cardado, donde el encargado usaba correas y cadenas para pegar a las niñas con el fin de que estuvieran atentas a su trabajo. Le preguntaron ¿se llegaba a pegar a las niñas tanto para dejarles marcas en la piel?, Y ella contestó “Sí, muchas veces se les hacían marcas negras, pero sus padres no se atrevían a ir a al encargado, por miedo a perder su trabajo”. El trabajo en el taller de cardado le descoyuntó los huesos de los brazos y se quedó “considerablemente deformada… a consecuencias de este trabajo”.
Fuente:http://historia1imagen.cl/2007/07/19/revolucion-industrial-documentos/
Como entonces, hay mucho que hacer. Basta con elegir entre lo que otros ya hicieron.
Un abrazo!
Yo estuve por azar en Bangla Desh hace bastantes años. Recorrí con espanto Dacca y fui consciente de lo que es la miseria inenarrable. Dicen que buena parte de la producción de ropa tirada de precio que llega a nuestro anaqueles proviene de allí, pero no lo sé en qué cantidad. Hay voces que dicen que tiene que pasar por el mismo proceso que aquí se vivió con la revolución industrial, es decir, el surgimiento de sindicatos y partidos revolucionarios que cuestionen las condiciones de trabajo que existen allí. Eso es fácil sobre el papel pero cuando se quiere hacer algo de eso y reclamar más seguridad o dinero por jornada trabajada, las marcas o sus representantes pueden, si no les interesa, llevarse la producción a otro país que cumpla con sus estándares de beneficio para que aquí el cliente de turno compre unos pantalones por diez euros. Es la terrible ley de la oferta y la demanda. Si no quieres trabajar doce horas diarias por cinco euros (imagino) habrá otro que sí que lo hará. Y no hay que olvidar el grado de corrupción que tiene que haber en esos gobiernos. Solo sabiendo la que hay aquí, que hay controles no quiero ni imaginar la que tiene que haber allí.
EliminarEs sencillo elegir lo que otros hicieron, es cierto, pero fue una lucha que llevó decenas de años, si no un siglo de reivindicaciones y luchas revolucionarias. El dato que nos traes es 1832 en la incipiente revolución industrial. El Manifiesto Comunista es de 1848. Fue una lucha ardua y aguda.
Un abrazo, muchas gracias por el comentario. Me encanta verte por aquí.
Obrigada José Luis,
ResponderEliminarpor levar adiante minhas reflexões sobre o mundo em que vivemos. Um grande abraço, Eliane.
ResponderEliminarNo pensaba comentarte por no disgustarte, solo por eso, ahora que veo te visita Elian espero no disgustarla también a ella ;) qué maravilla la difusión que tiene tu blog, me alegro muchísimo de ello !
En fin, te leí y sin discutir un ápice el fondo y la bondad de tu intenciones, nunca comprenderé de qué sirve fustigarte con la cruel realidad si ello no supone ayuda, ni alivio para nadie, más allá de hacernos sentir horrible instalándonos en la manida culpa judeocristiana que tan hondo nos han inculcado ¿qué aporta este tipo de actitud JOSELU? Sufrimiento personal, nada más que eso. Sobra donde ver, donde concienciarse, donde informarse y palpar el dolor para amplificarlo sin ningún resultado practico. No me parece nada práctico fustigarse por todos los males del mundo si no pensamos cambiar comportamientos que colabora en ello, de hecho cada vez me siento más hipócrita dándome golpes de pecho si no estoy dispuesta a renunciar o modificar mi modo de vida ¿estás dispuesto tú?¿lo está dispuesto alguien? Me temo que no.
Jamás he eludido mi responsabilidad en todo lo malo que ocurre en este mundo, lógicamente la tengo, por más que intente colaborar en todo lo que puedo siempre que puedo, nadie hace todo lo que debería. Todos en mayor o menor medida somos responsables de lo que ocurre, ahí estoy contigo. Obviamente a mayor capacidad de decisión y poder, mayor responsabilidad, pero eso no elude la de nadie ni la minimiza y me avergüenzo por ello, pero me niego a revolcarme en el lodazal de la miseria planetaria para reconfortar a mi espíritu ... me parece tan falso e inservible como absurdo si como te digo pienso seguir consumiendo tecnología o ropa fabricada con la explotación infantil o el abuso de todo tipo de personas o ecosistemas, o productos alimentarios sin pensar qué vida ha llevado la gallina que pone los huevos que como y que al final aun viviendo como una terminará en un puchero o como pienso para otros animales o el filete que en el colmo de los despropósitos voy a comerme yo misma. ¿ Dejaremos de consumir animales y vegetales que a la postre también son seres vivos por coherencia y solidaridad con la naturaleza? Yo no, así que no quiero ser farisea y me declaro culpable. Somos culpables desde el momento en el que el hombre puso los pies en la Tierra ¿más crueles hoy que entonces? No lo creo, solo practicamos diferentes tipos de crueldad. Nada más que eso.
Te pido mil perdones y disculpas no sé si he escrito lo suficientemente suave como para que sientas que no quiero molestarte en absoluto ¿ ves? también yo estoy atacada del mal de la culpabilidad, pero no sufro por turismo, solo cuando es estrictamente necesario y siempre con un fin, evitar daños innecesarios a terceros si está en mi mano, pero no infligírmelos a mi si ello no ayuda a nadie.
Sí, ha sido un motivo de satisfacción que Eliane me contestara a mi mail dándole a conocer mi blog. Me gusta su forma de plantear las cosas. Cuando leí sus primeros artículos me quedé estupefacto porque ella lograba dar con la clave de lo que yo pensaba con mucha mayor destreza.
EliminarSé que no es tu punto de vista, lo sé de sobra y no me disgusta tu discrepancia, faltaría más. Pero has de entender que tenemos sensibilidades y formas de estar en el mundo muy distintas. La mía es mía y la tuya es tuya. Tu blog y mi blog no se parecen en nada. Y ambos son expresión de la diversidad humana. Tú tienes unas inquietudes y yo tengo otras, a ti te gustan unos textos y a mí me gustan otros, a ti te gusta una música y a mí no sé, porque no tengo muy desarrollado ese mundo, pero me atrae el jazz. Ahí podemos coincidir. A mí me gusta estar siempre dándole vueltas al tarro y tú prefieres las sensaciones y los sentimientos. Es completamente normal y lógica tu discrepancia. Y no es mal venida, en absoluto. Esta casa es tu casa, pero eso sí no esperes que mi casa sea como tu casa. La mía tiene su hogar en un desierto mental y la tuya en un bosque pleno de sensaciones y sentimientos. Pero siempre me ha gustado el desierto. No hay nada censurable en ello.
;-)