Este dibujo de Franz Kafka está hecho por
Julio Muñoz, un alumno de tercero de ESO con una aplicación llamada VISUAL
POETRY de la que hablé el otro día. Ha dibujado la imagen de Kafka, según él la
siente, con el comienzo de La Transformación también llamada impropiamente La
metamorfosis. Hoy ha venido al final de la clase para hablarme de Kafka, con su
tono de voz siempre baja y gesto febril que revela una gran tensión interior.
La verdad es que empiezo a sentir algo muy extraño en el ambiente de las clases.
Estamos sumergiéndonos en el universo de Kafka a través de vídeos que les grabo
yo. El último sobre las relaciones entre el escritor y Felice Bauer. También
leemos relatos que les fotocopio de él. Por ejemplo El artista del hambre. Hoy hemos añadido dos relatos cortos
titulados El examen y El buitre. Tras la lectura de sus
relatos, los chavales quedan tan desconcertados como yo. Le he pasado a una
profesora amiga los relatos que he dado a mis alumnos y se ha quedado fascinada
y ha intentado descifrarlos, algo que no intento yo de ningún modo. No intento
interpretar a Kafka. Albert Camus lo intentó en El mito de Sísifo, igual que
Walter Benjamin, Elias Canetti, Adorno, Sartre ... Muchos pensadores y creadores han
intentado entrar en el universo de Kafka mediante la interpretación
existencial, surreal, simbólica, realista ... y no han podido asirse con
demasiada fuerza. Kafka es enigmático, su vida es enigmática, a pesar de que
tenemos sus diarios íntimos y las cartas que escribió a Felice Bauer y Milena
Jesenska que fueron más de mil. Tenemos tres novelas inacabadas (El castillo,
El proceso y América), unos cuantos relatos más o menos cortos y poco más. No
sabemos con certeza el color de sus ojos. He leído que unos creían que eran
grises, otros azules y otros marrones. No sabemos si su vida fue desoladora y
atormentada o era un autor divertido y lleno de sentido del humor. Yo percibo
el humor en los relatos con finales más terribles. Dicen que leía El proceso a sus amigos con aire
bastante divertido. Las cartas que escribía a sus amantes, tormentosas,
analíticas hasta extremos inimaginables, retorcidas, alambicadas. Todo lo
contrario de unas cartas hechas para seducir a una mujer. Se presentaba ante
ellas como débil, enfermo, insociable, triste, taciturno, rígido, desprovisto
de toda esperanza ... Pero era atractivo. Era sumamente delgado, medía más de
uno ochenta y pesaba cincuenta y cinco kilos, sus ojos ardían, era muy elegante
y atildado, practicaba naturismo en invierno, acostumbraba a desnudarse con sus
hermanas en plena naturaleza. Su padre lo despreciaba. Habían muerto dos hijos
varones y Franz Kafka era su esperanza para sucederle en el negocio, pero Kafka se
doctoró en Derecho y no quiso saber nada de la empresa de su padre. Trabajo
(poco, era bastante poco eficaz) en una compañía de seguros. Apenas dormía,
comía muy poco, era vegetariano, leía a Dostoievski, escribía por la noche,
llevaba una vida muy sana, le aterrorizaban las mujeres pero el vivió entre
ellas y no dejó de tener contacto -por carta- con diversas amantes. Tenía una relación muy
conflictiva con el sexo aunque iba a prostíbulos. Temía el matrimonio aunque se
comprometió en tres ocasiones con Felice Bauer y Julie Wohrycek. Se enamoró
apasionadamente de Milena, una mujer casada y aficionada a la cocaína, le
escribió durante un año infinidad de cartas tan complicadas como las que
escribía a Felice. Quería verla pero temía verla. Pasaron cuatro días felices
en Viena. Milena escribió que era un hombre no dotado para la vida, que viviría
poco. Murió muy joven. No había cumplido los cuarenta y un años. Tuberculosis,
una enfermedad literaria.
Cuando se me mete una idea en la cabeza
soy obsesivo. Hasta los ejemplos de oraciones copulativas van a ser hechos con
historias de Kafka. Crearé un muro en el instituto con fotos suyas, con relatos
suyos. No hago sino leer sus cartas y diarios, además de relatos inexplicables.
Este fervor creo que es profundamente antipedagógico. Nadie debería tener el
derecho de someter a sus alumnos a un proceso semejante. Empieza a formarse una
secta de invididuos raros que gozan con Kafka y esto es peligroso. No debería
aventurarme por ese camino. Hoy un
buitre atravesaba la boca de un pobre hombre y el buitre se ahogaba en el
estertor de dicho hombre y la sangre que estallaba en su garganta. No podemos
aspirar a que la materia de literatura se literaturice y terminemos viviendo un
universo literario. No hay ningún plan de estudios que justifique dicha
barbaridad. Puede afectar a la salud de adolescentes sin defensa que terminen
siendo atraídos hacia una personalidad enfermiza y magnética.
Esto es muy raro.