HABLA JOSELU
Llevo más de treinta años en la educación y no tengo claro que sirva para
aprender a pensar. Es una visión utópica de la misma. Yo lo intento,
ciertamente, pero el resultado no es bueno. Muy pocos chavales están dispuestos
a hacer el esfuerzo de pensar por sí mismos. Son una minoría mínima, pero muy
mínima. El resto es aquiescente, conformista, y los profesores tampoco somos
unos sócrates que lleven a sus alumnos a pasear por un jardín peripatético.
Todo es más convencional y banal. La idea de que la educación enseña a pensar
es una ilusión. Por tanto creer que el poder teme a la educación porque enseña
a pensar es creer en las utopías irrealizables. Si hubiera tal ansia de pensar,
no habría reforma o recorte que pudiera evitar el pensamiento crítico. Y no es
el panorama que veo en las aulas que son bastante conservadoras y reacias a la
reflexión crítica. El poder no tiene interés en la educación pública. Es así
sin más. La tiene que mantener porque no puede mandar a centenares de miles de
niños y adolescentes a la calle. Está obligado. Otra cosa es que realmente le
interese la calidad educativa. Eso es radicalmente incierto.La escuela privada representa mucho mejor su modelo de sociedad, y, para
más paradoja tal vez en ella los alumnos por sus circunstancias sociales es
posible que estén más dispuestos a querer pensar. Tienen mayores posibilidades
económicas y culturales, y eso es muy importante.
No, Lucía, no enseñamos a pensar. Qué más quisiéramos. Reparamos huecos,
zurcimos descosidos, intentamos remediar lo irremediable, pero de eso a creer
que somos los fomentadores de la rebeldía y la insumisión intelectual y social
va un largo trecho. No es así.
Simplemente el poder de la derecha y de la
izquierda no cree en la educación pública. Si dicen lo contrario mienten y
engañan.
HABLA LUCÍA
Joselu, no puedo negar lo que dices puesto que llevas más de treinta años en la educación y habrás visto todo tipo de actitudes. Unos que están dispuestos a pensar aunque no suelan reparar en ello y otros que por más que intentes crearles un aliciente, no deciden hacerlo. Es así, pero quiero creer que la escuela enseña a pensar y a recapacitar pero de la misma manera sé que es un trabajo arduo y a veces sin sentido ya que cae en saco roto porque no hay respaldo del poder.
¡Qué razón tienes en que mantienen la educación porque están obligados! A veces cuando voy a algunos colegios para realizar prácticas me pregunto qué ideal de educación tenemos en las aulas y qué tipo de metodologías se recogen en ellas. Me he dado cuenta que la manipulación es el pan nuestro de cada día. ¿Qué hay de la educación asentada en la libertad, en la creatividad o en la autonomía del niño? Creo que a veces no se desarrolla por completo en los alumnos las capacidades críticas que requieren, indudablemente, del pensamiento previo, de la planificación o de la preparación para un futuro ( negro, sí, pero un futuro).
Yo no creo que enseñar a pensar sea ninguna utopía, Joselu, o al menos quiero creerlo con todas mis fuerzas. La educación no es más que un plan de acción pre-pensado por la mera razón de que elegir una alternativa educativa significa, ya de principio, pensar en referencia a un tipo concreto de acción pedagógica. Ahora bien, el tipo de acción pedagógica que queremos poner en práctica puede estar basado o no en la libertad, en ayudar a que nuestros alumnos piensen y que no sean manipulados. No seremos “ unos sócrates que lleven a sus alumnos a pasear por un jardín peripatético” pero sí que podemos guiar su pensamiento y cómo afrontar situaciones desde pequeñitos. Concibo la educación como un conjunto en el que caben conocimientos, cultura, principios y actitudes; en el proceso educativo no sólo se instruye en contenidos sino que se forma en valores y aquí es donde pienso que tenemos que actuar como docentes, tenemos que invitar a nuestros alumnos a que piensen. Quizá, Joselu, tengo la cabeza llena de pájaros porque soy muy joven y no tengo experiencia pero, si alguna vez ejerzo como maestra, intentaré llevar a cabo todo lo que para mí es una educación de calidad. Puede que lo consiga o puede que no. No lo sé, por ahora me basta con saber que quiero intentarlo.
Joselu, no puedo negar lo que dices puesto que llevas más de treinta años en la educación y habrás visto todo tipo de actitudes. Unos que están dispuestos a pensar aunque no suelan reparar en ello y otros que por más que intentes crearles un aliciente, no deciden hacerlo. Es así, pero quiero creer que la escuela enseña a pensar y a recapacitar pero de la misma manera sé que es un trabajo arduo y a veces sin sentido ya que cae en saco roto porque no hay respaldo del poder.
¡Qué razón tienes en que mantienen la educación porque están obligados! A veces cuando voy a algunos colegios para realizar prácticas me pregunto qué ideal de educación tenemos en las aulas y qué tipo de metodologías se recogen en ellas. Me he dado cuenta que la manipulación es el pan nuestro de cada día. ¿Qué hay de la educación asentada en la libertad, en la creatividad o en la autonomía del niño? Creo que a veces no se desarrolla por completo en los alumnos las capacidades críticas que requieren, indudablemente, del pensamiento previo, de la planificación o de la preparación para un futuro ( negro, sí, pero un futuro).
Yo no creo que enseñar a pensar sea ninguna utopía, Joselu, o al menos quiero creerlo con todas mis fuerzas. La educación no es más que un plan de acción pre-pensado por la mera razón de que elegir una alternativa educativa significa, ya de principio, pensar en referencia a un tipo concreto de acción pedagógica. Ahora bien, el tipo de acción pedagógica que queremos poner en práctica puede estar basado o no en la libertad, en ayudar a que nuestros alumnos piensen y que no sean manipulados. No seremos “ unos sócrates que lleven a sus alumnos a pasear por un jardín peripatético” pero sí que podemos guiar su pensamiento y cómo afrontar situaciones desde pequeñitos. Concibo la educación como un conjunto en el que caben conocimientos, cultura, principios y actitudes; en el proceso educativo no sólo se instruye en contenidos sino que se forma en valores y aquí es donde pienso que tenemos que actuar como docentes, tenemos que invitar a nuestros alumnos a que piensen. Quizá, Joselu, tengo la cabeza llena de pájaros porque soy muy joven y no tengo experiencia pero, si alguna vez ejerzo como maestra, intentaré llevar a cabo todo lo que para mí es una educación de calidad. Puede que lo consiga o puede que no. No lo sé, por ahora me basta con saber que quiero intentarlo.
(Este es un debate surgido en la red, que me ha parecido singularmente interesante. Es así cómo se ha producido, lo dejo en vuestras manos…)