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jueves, 17 de mayo de 2012

Pero en el fondo están ellos...



Un profesor es un ser extraño, permítanme que divague acerca de esta singular profesión.

Un profesor entra en un aula y encuentra un determinado clima de convivencia, de lealtades mutuas, de rencores acumulados, de enfrentamientos solapados, de inquietudes desconocidas, de odios concentrados... y ha de hablar de lengua, de La casa de Bernarda Alba, de textos que han de interpretar y hacer suyos...

Pero en el fondo están ellos: banalidad, gregarismo, envidias, conformismo, racismo, resentimiento, anhelos infinitos, ansia de cambiar de clase social y ser ricos, adolescencia a tope, sexualidad, represiones, excitaciones, conflictos de personalidad, de querer ser lo que no se es, ideales, dignidad, coherencia, seriedad, sensibilidad, y también adocenamiento, vulgaridad, convicción de que las cosas se consiguen mejor con trampas, con engaños, con algún golpe de suerte, con alguna puñalada por la espalda...

Se camina por el filo de una navaja.

El profesor intuye algo de lo que pasa en el subtexto de la clase pero nunca es lo suficiente. Sabe que ha de poner un límite a su implicación. No puede remediar los odios, los rencores infinitos, las envidias solapadas, el anhelo de otro cuerpo, los atisbos racistas... A esta edad ya están demasiado hechos en sus prejuicios, en sus determinaciones, en sus deseos improbables.

La adolescencia es una bomba autosatisfecha y tremendamente frágil.

Pero solo aprende el que es humilde y siente que tiene algo que aprender, algo que revisar, algo que renovar. El resto es repetir esquemas de los adultos, de los fracasos de los adultos, de sus prejuicios, de sus odios, de sus insatisfacciones, de sus trampas, de sus desórdenes de conciencia.

Tengo que hablar en clave, pero sé de lo que hablo.

Algunos presienten que los estudios no son todo. Que está el factor suerte, el factor enchufe, el factor contactos. Y el profesor ha de lidiar con estas convicciones que ponen en cuestión su supuesto ordenamiento intelectual.

Y entonces surge el desorden. El profesor es el que pone orden en el desorden. Si puede, si el magma interno del curso lo permite más allá de sus rencores, de sus resentimientos.

Y aprender ¿qué es?

Luchar por descubrir lo que uno es en realidad. Los que lo tienen claro -diáfanamente claro- odian a los que dudan, a los que se muestran inciertos, a los que entienden que el conocimiento es complejo y no una fórmula estereotipada. Muchos buscan seguridades ficticias en el error, en el prejuicio, en el lugar común, en el conjunto de opiniones sesgadas que han oído en su círculo.

Sólo el que se pone en cuestión a sí mismo, entiende algo. Pero ¿para qué hacer este esfuerzo de comprensión de lo que va más allá de uno mismo?

El profesor rastrea y rastrea los trabajos de sus alumnos, sus comentarios, intentando encontrar una brizna de personalidad, de perspectiva original, de algo que contradiga los lugares comunes... y difícilmente lo halla. No es fácil. El común de la humanidad es gregario, estereotipado, lleno de prejuicios, de maldades, de resentimientos, de tópicos...

Pero también hay lo contrario: los que desafían esa vulgaridad y se atreven a cuestionar, a ser ellos mismos, a indagar en el principal objeto de contemplación que es el yo. Todo parte del yo, de esa fascinante asignatura que es comprendernos a nosotros mismos. De intentarlo al menos.

Uno es profesor y ha de atender a todos sin distinción de credos, razas, religiones, inteligencias, modas, sexos... Y es así. Todos son iguales.

Pero uno contempla el panorama y se da cuenta de que la personalidad es escasa, el pensamiento original es minoritario. Nunca ha habido más posibilidad de tener información y menor es el resultado práctico en cuanto a la conformación del yo que busca realmente conocimiento.

Es inhabitual, extraño, muy esporádico.

Pero lo esperamos y nos damos cuenta cuando aparece.


39 comentarios :

  1. ¿Quien camina por el filo de la navaja? no se si hablas de los alumnos o los profesores, Joselu. Has hecho un documento sociológico de lo que hoy en dia es un instituto. En realidad, mucha vulgaridad y la excepción es el pensamiento original.
    Justamente en esta época en que lo tienen, en enseñanza, todo a su alcance. ¡Que desperdicio!
    Yo también contigo. Lola

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    1. Yo lo miraba desde la perspectiva del profesor. Creo que el profesor consciente que observa toda esa fuerza magmática y potencialmente destructora, camina por el filo de una navaja, pero entiendo que también, ellos, adolescentes, lo hacen, conviviendo en forma de tribu en estado de ebullición hormonal.

      Y sí, es una paradoja sangrante en plena sociedad de la información y la comunicación. Nunca ha habido tantos medios para expresar y menos cosas que decir. Esto me inquieta profundamente.

      Gracias, Lola.

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    2. Coincido contigo que falta de chispa falta en una mayoría!

      Tengo la esperanza; de que amedida que se vayan ajustando las cosas a la realidad y se den cuenta que los que no se esfuerzan ya no interesan...A lo mejor reaccionan, es que la verdad hasta hoy lo han tenido muy cómodo...Y la misión del profesor: ha sido ir facilitándoles las cosas, tolerando ciertas conductas; de igualdad ,de compañerismo, de no crespación, todos iguales etc...Y no funciona por lo que veo.Que triste... que lo tienen tan facil y no lo sepan aprovechar.

      Un saludo Joselu.

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    3. Bertha, alguien añade más abajo que la clase es un microsistema, una especie de maqueta de la sociedad y que recoge su estado y su espíritu. Una sociedad acrítica y convencional no puede generar individuos comprometidos, rebeldes, inconformistas. Lo que tenemos en las aulas es el producto social y sobre él tenemos que interactuar. Los individuos se sienten llenos de información y creen que no tienen mucho que aprender. Esa prepotencia hace que muy pocos se sientan predispuestos al verdadero aprendizaje que es esencialmente sutil.

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  2. Cierto, Joselu. Una singular profesión.

    Me recuerda a la de barrendero. Intentas barrer la ignorancia, los prejuicios de tus alumnos, allanarles el camino... y al día siguiente la calle vuelve a estar embarrada. Sísifo on the rocks. Es una profesión de fondo, para mentes taimadas. Educa la paciencia y aprender a valorar con humildad que no puedes cambiar apenas nada, pero sí aportar tu porción de lucidez.

    En fin...

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    1. El hecho mismo de que reflexionemos sobre ello es importante. Y lo cierto es que nuestra presencia y nuestras palabras pueden llegar a ser reveladoras para algunos de ellos. Es una cuestión de química personal. Es una de las razones por las que amo la enseñanza, quizás la principal, la de poder alentar lo mejor que llevan dentro sabiendo ellos que han sido reconocidos.

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    2. Yo noto ese filo de la navaja nada más entrar al insti ,en los profesores que te miran mal,que no te saludan,que...,

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  3. A veces creo que les resulta más fácil ser normales, hacer como que no piensan, opinar lo que opina la mayoría alienante. Ser distinto, pensar, observar el mundo desde un punto de vista crítico... a veces es duro, sobre todo para un adolescente. La sociedad tiende a buscar la normalidad, la igualdad, lo estándar.
    Otras veces es simplemente que no quieren/saben usar la información de la que disponen.
    La adolescencia es una edad difícil.
    Tú sigue luchando, si consigues encontrar una mente que sea capaz de pensar por si misma, de ir más allá en el conocimiento, será un triunfo.
    Saludos.

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    1. Mi campo de observación es limitado, por supuesto. Yo trabajo en un entorno determinado desde hace mucho tiempo. Esto significa que mi visión se circunscribe a él. Tengo la impresión de que el gregarismo se ha intensificado en los últimos tiempos.. Ser diferente puede ser muy difícil si el grupo se fija en ti como objetivo. La tendencia es a plegarse ante la masa, la colectividad. Curiosamente, percibo una voluntad de plasmar su propio mundo en algunos alumnos que no corresponden al modelo estándar, principalmente muchachas musulmanas, algunas de ellas, no todas. Saludos.

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  4. Muy interesante me resulta tu estudio-reflexión Joselu. En relación a tu última frase y a lo que escribe Nuria me toca personalmente, me han citado varios profesores de mi hijo mayor en más de una oportunidad, cuando asistía todavía al secundario, para decirme que no sabían como tratarlo, tenía excelente conducta, en el último año fue el mejor promedio del colegio y resultó mejor compañero (elegido por sus compañeros) pero no soportaba mucho tiempo las normas de convivencia, por lo que por largos períodos, se quedaba (y se queda) en casa, estudiando y escribiendo. Claro que ha consultado con todos los profesionales que corresponde...pero no está enfermo. Ahora está estudiando física...e intenta escribir. A veces tengo la sensación de que su pensamiento es enormemente original, tanto, que le resulta complejo socializar, aunque afectivamente genere lazos muy profundos con pocas personas.
    Para los que son "diferentes", no resulta fácil insertarse en la sociedad, es muy duro, no sólo porque la sociedad no los acepte en ocasiones, sino porque ellos no terminan de tolerar a la sociedad.
    Es un tema que me ha resultado complejo de abordar y he agradecido a aquellos profesores que lo han apoyado y estimulado en su peculiaridad.
    Te imaginarás lo importante que puede ser el apoyo de un docente para un chico con esas características que en ocasiones se siente muy solo.
    Un beso.

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    1. Sí, es muy importante este apoyo si lo busca, si lo admite, si lo solicita… si se deja. A veces personas muy sensibles y originales prefieren hacer el camino totalmente solos. Yo intento abrir las mentes hacia la curiosidad y el conocimiento pero no es fácil. La media de la colectividad está carente de impulsos que lleven a la indagación interior. Cuesta mucho encontrar alguna idea que sea original, la plasmación de un pensamientos que sea de elaboración personal. Cuando veo alguno, me siento emocionado y aliento a ese muchacho, de modo que sienta reconocida esa aportación. A través de las palabras se puede generar una potente comunicación.

      Y sí es cierto lo que dices, estas personas diferentes pueden no tolerar la sociedad, lo que me es perfectamente comprensible, porque el conjunto de la sociedad es absolutamente mediocre y agresivo con lo singular y diferente. Es más fácil plegarse a la sensibilidad o falta de ella de la mayoría.

      Un beso.

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  5. Me haces recordar al profesor (Sebas) que me enseñó lo que era mayéutica con Sócrates y Glaucón. Era un apasionado de la Filosofía, pero pasaba de todos y si veía a alguien con interés, le dedicaba todo el tiempo que fuese necesario y le ayudaba en lo que fuese; eso lo convertía, para algunos/as, en fácil presa.
    Este profesor acabó aprobando a todos. Josean (el santurrón) suspendió a muchos, llamó a sus padres y en la recuperación, no reprobó (a) ninguno. Hay asignaturas que son muy importantes de aprender, aunque no se llegue a la media o no estén los progenitores.

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    1. Sebas y Josean coincidieron en que terminaron aprobando a todos. El profesor encuentra que tiene un arma relativa que es la calificación. Digo que es relativa porque hay alumnos a los que apenas les importa en un sentido y otro porque no están predispuestos a dar ni golpe. El problema es que el sistema nos lleva a aprobar si no queremos tener algún conflicto con inspección que observa nuestros niveles de aprobados. Si es bajo, sin duda, el origen de la situación es nuestro, no de los alumnos.

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  6. ¿Por qué cuando tratamos estas cosas nos olvidamos de que nosotros fuimos adolescentes y de lo que entonces sentíamos? Las cosas no han cambiado tanto.
    En primer lugar lo que hay por parte del chico es mucho miedo, miedo de demostrarse diferente y tal cual se siente. Necesita integrarse en el gregarismo circundante para que no lo vean como un bicho raro y extraño, un tipo susceptible a la burla ajena. Conozco a gente que les gustaba leer o escuchar música pero tuvieron que dejarlo porque estaba mal visto hacerlo en el círculo de amigos con los que se manejaba. En ese gregarismo triunfa siempre el que sabe hacer mejor de duro, de despreocupado, de chulo, el malote de turno, el que tira y es admirado por los demás. Hay una dura lucha en la mente del adolescente entre sus afinidades individuales y su subordinación al grupo que le cobija. Algunos deciden seguir a su bola, quizás porque son más fuertes aunque pueda resultar contradictorio, y se ganan los insultos y el desprecio de sus compañeros. Otros, la mayoría, terminan claudicando, la primera claudicación en una carrera de sucesivas claudicaciones.
    ¿Cual es la tarea de un profesor en esta dinámica de poder? Es difícil averiguarlo, solo sé que los que han intentado entrar en ese clima enmarañado casi siempre han tenido que recoger velas y volver a la tarima de la autoridad.
    Alguna solución habrá pero yo no la conozco o quizás exige demasiado riesgo para alguien que solo intenta cumplir con su trabajo.

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    1. Personalmente entiendo mi tarea en este sentido sabiendo que mi importancia es relativa, y a la vez puede llegar a ser muy importante. Intento detectar líneas de resistencia, de curiosidad intelectual, de búsqueda de perspectivas personales y las aliento con las palabras adecuadas que sé que han llegado al que las necesitaba. Es doloroso sentirse diferente y hallarte solo. Así me encontré yo en este periodo trascendental de la vida que es la adolescencia. Si hubiera habido alguna complicidad, alguna referencia, alguna orientación por parte de algún adulto que hubiera sabido ver en mí esa necesidad interior, tal vez desconocida incluso para mí, hubiera sido muy positivo. Pero no lo hubo. Por eso busco en esas miradas, en esos gestos, en esas palabras plasmadas en algún comentario o en algún debate, signos de necesidad de apoyo en algún camino singular, y los aliento. Para mi sorpresa, tiempo después tengo la confirmación de que aquello fue captado en su momento y me devuelven la vibración recibida. Me gusta observar el mundo interior de mis alumnos, si se dejan, si es accesible, si no violo su intimidad, lo que no quiere decir que a veces no implique enfados importantes y reprimendas sonoras en directo o a través del email.

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  7. En ese escenario, y cualquier clase es, sobre todo, una *representacion, un ritual, tengo para mí que lo propio es ajustarse al papel que nos corresponde y tratar de bordarlo, de ejecutarlo a la perfección. Me atrevería a decir que para nuestra profesión el mejor método interpretativo es el de Stanislavski, porque la representación sale de dentro, de las entrañas, de la espontánea vocación que nos lllevó a querer transmitir conocimientos y sensibilidades, y a hacerlo a partir de un arte, la literatura, que lo abarca todo, como señalaba hace poco Carlos Fuentes: la sociología, la psicología, la pintura, la música, la filología, la filosofía, la gastronomía, el folclore en general... Es muy delgada la línea que separa la profesionalidad de la asistencia social, pero yo creo que nos convendría mantenernos en las exigencias profesionales y no pretender ir más allá. si acaso, es a través de los textos que escojamos como podemos incidir, indirectamente, en ciertas problemáticas que afectan a nuestros alumnos. Siempre he marcada mucho las distancias con mis alumnos, por prurito profesional, y no me puedo quejar de cómo me ha ido. Básteme saber que no soy el más odiado ni el más querido, pero a veces esa medianía me ha permitido llegar con mayor desinhibición a cuestiones palpitantes y ser útil a mis alumnos. Nosotros no tenemos que precuparnos por cuál es nuestro público, porque, además, nunca nos va a faltar, de ahí que en quien tenemos que poner toda nuestra atención es en nosotros mismos, en la mejora de nuestros métodos, en el perfeccionamiento de nuestra representación y en la fidelidad a nuestra singular manera de ser, de sentir y de pensar, sin caer en la trampa de la corrección política, esto es, en ajustarnos al modelo de profesor que se espera de nosotros que seamos, porque hay muchas instancias sociales que pretenden imponernos ese modelo: los padres, la Administración, los propios alumnos, etc. Individualismo a ultranza, me atrevería a recomendar, y que cada palo aguante su vela...

    *"reprezentación" habia tecleado... ¡Ojalá fuera capaz de repre-zen-tar en mis clases! Sorprender al alumno, desafiarlo, provocarlo..., he ahí la vía, el camino...

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    1. Por lo que veo para ser capaz de sorprender, desafiar, provocar al alumno, es necesario tener alumnos abiertos de mente, dispuestos a lo nuevo, dispuetos a arrumbar ideas preconcebidas (no hay peor poso que las ideas preconcebidas) que han heredado de su ambiente, de su familia, del entorno… La maravilla que supone el aprendizaje requiere de la sutileza, puesto que el conocimiento es un gozo como tal. He ahí nuestro desafío, pero estimo, Juan Poz, que no hay muchos alumnos dispuestos a aceptarlo, hundidos en sus prejuicios que toman por certezas.

      Yo no he sido distante con mis alumnos. Me precio de mantener una relación, a veces muy profunda, con algunos de ellos con los que sigo manteniendo una comunicación muy fluida y llena de densidad. Una de mis fuentes de placer ha sido precisamente este intercambio que me ha deparado el contacto con adolescentes con ganas de saber.

      Me gusta también lo de repre-zen- tación.

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  8. Me apunto a la reprezentación. El temario que puede explicarse no es el verdadero temario.

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    1. Un koan con cuyo sentido me siento totalmente identificado.

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  9. Los alumnos de hoy no son peores ni mejores que los de ayer. Han cambiado, eso sí, las circunstancias.

    Y con los profesores pasa lo mismo...

    Me resisto a caer en esa ola de pesimismo que viene caracterizando últimamente a nuestra profesión. No conduce a nada positivo. Estoy convencido de que el buen profesor, salvo injustas excepciones, está bien considerado.

    Sé que hay mucha y compleja variedad de centros docentes y no ignoro la novedad que ha supuesto la arribada masiva de emigrantes.. Por eso, todo tipo de generalizaciones puede pecar de injusta...

    Personalmente he de manifestar que esta profesión me viene resultando gratificante, tanto cuando he trabajado en centros públicos como en concertados, en pueblos como en la ciudad.

    Me gusta convivir con los chavales y la materia que imparto. Nada más y nada menos...

    Un abrazo

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    1. Sabemos, Luis Antonio, que eres un gran profesional. Puedes sentirte orgulloso de ello. Y tus alumnos también disfrutarán con alguien que disfruta con ellos. Gracias por tus palabras de comprensión.

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    2. Nada de gran profesional. Casi me molesta que me lo digas porque no tiene fundamento alguno y no creo haber alardeado de ello. Simplemente me gusta este trabajo y tengo problemas y limitaciones como el aue màs, pero no me gusta quedarme ahí... Posiblemente tenga objetivos más modestos y no le dé a esta función la trascendencia que pretenden otros, pero si no creyera mínimamente en este tipo de trabajo trataría de buscar otros horizontes ... Eso explicaría en cierto modo que no participe de ese clima de derrotismo que tanto arraigo está adquiriendo en el mundo de la enseñanza.

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  10. Precisamente educar en una clase es eso: la difícil tarea de hablar a un grupo en el que hay tantos grupos. Aunque podamos sentir más o menos cercanos de alguno de ellos, hablamos a todos: tejer una red que apriete al grupo sin ahogar las individualidades...

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    1. Esa es la dificultad, Pedro, hablar a un grupo donder hay tantos grupos enfrentados y que se odian, que no se hablan, en que surgen continuamente enfrentamientos dialécticos porque el ambiente está cargado de electricidad, y nadie escucha a nadie porque de entrada se identifican sus palabras no por lo que dicen sino por quien las dice. Esa es la dificultad, Pedro, hablar a individuos que tienen cerrados sus oídos por múltiples razones. Hablamos a todos, pero no todos escuchan.

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  11. Me ha encantado el tema de este post. No puedo estar más de acuerdo. Tal vez la situación no haya cambiado tanto, tal vez todos hayamos pasado por la misma situación sólo que el paso del tiempo nos hace caer en ese mañido "cualquier tiempo pasado fue mejor". Sin embargo, creo que la dificultad extra a la que se enfrentan los adolescentes de hoy en día, y a la que nos enfrentamos todos, es la de vivir en un tiempo de presunta "total libertad" para darnos cuenta de que, al final, ser diferente tiene un precio, ir contracorriente te aleja del grupo, y la sociedad, la política, la globalización, tiende precisamente a lo contrario, a la uniformización, sólo que ahora no se hace mediante imposición sino mediante los medios, las modas, el consumo...
    Sin embargo, soy optimista, creo que podemos salir de la rueda, que podemos ser críticos, diferentes, y salir airosos de la situación y ser felices, aunque por el camino perdamos algo que, la experiencia me dice que suele ser mero lastre.

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    1. Nubenegra, este tiempo es probablemente más difícil para los adolescentes que el que había hace veinte o treinta años. Sus circunstancias son netamente diferentes. Vivimos en un mundo tecnológico en el que estos muchachos reciben infinidad de impulsos de todo tipo, sin filtrar, a través de internet. Es difícil construir algo unitario y armónico con la multiplicidad y diversidad que existe en la red. Es una ventana poderosísima y también peligrosa. Siento a la juventud más desprotegida, más expuesta, más a merced de tendencias globales que tienen en el consumo su eje. Y ser diferente es complicado. Mis alumnas musulmanas se quejan amargamente de que son miradas como bichos raros, cuando son unas adolescentes más, en la misma vorágine en que están todos. Este tiempo de exposición a la convivencia en el instituto puede que sea uno de los más potentes que vivirán jamás para bien y para mal. Nada hay que no esté presente en esta "maqueta" como la califica Antonio.

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  12. El aula es una maqueta de la realidad a pequeña escala. Yo diría que el aula es mejor incluso que cualquier otra realidad porque, a pesar de los egoísmos y sinrazones, en el aula late la humanidad menos pervertida. En esa masa que percibes anodina y poco original está fermentando el mundo adulto: ¿no somos los adultos merecedores en grado sumo de esos calificativos que desgranas en tu post? Gregarios e impulsivos como cualquier fanático del fútbol o de un partido político; egoístas y soberbios como muchos políticos y jerarcas de las iglesias; vulgares y chabacanos como tertulianos y cotillas de toda jaez. Son nuestros jóvenes, los mismos que fuimos y que acabamos convertidos en lo que somos. Me encuentro a gusto con ellos porque me cuesta hallar alguno tan pérfido como para cometer las tropelías que cometen esos adultos que deberían ser su modelo ejemplar.

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    1. Antonio, gracias por esta espléndida interpretación que supone que mi post no es inútil. El aula es una maqueta de la humanidad a pequeña escala, pero no tan pérfida ni tan pervertida como la que late en la realidad, fuera, en la calle, en lo que somos los adultos. Creo que estamos de acuerdo y el que escribe se siente también a gusto en ese mundo adolescente que todavía no se ha manchado las manos como nos las hemos manchado los adultos. Sí. Uno lee los comentarios en la prensa digital y percibe el veneno que subyace en nuestra sociedad. Terrible. Impiedad, envidia, gregarismo, fanatismo, turbiedad, maldad, vulgaridad… Esto unido también a elementos de grandeza, de dignidad, de sensibilidad extrema, de responsabilidad, de solidaridad, de curiosidad intelectual, de generosidad… Todo esto está presente en el aula como un espejo de la sociedad, solo que a una escala anterior y previa y en una etapa explosiva en la que los sentimientos y las emociones dominan a los adolescentes que se ven sumergidos en una montaña rusa hormonal. Si uno considera eso, bien merece la pena estar ahí, en el centro, en el núcleo social que prefigura nuestras sociedades.

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  13. Hola,

    Qué hermoso lo escrito ;)

    Y qué complejo se pone canalizar ese microsistema del aula...si no se tiene la sensibilidad para apreciar todos esos matices de cada microalumno y a la vez los subsistemas que generan por grupos...

    Y si pienso que es cuestión de químicas...pero también de aceptar los conflictos como necesarios...y lo que más duele ir desapareciendo en el aula como centro.(" Dar clases con la boca cerrada " Finkel )

    Si en las aulas leyeramos a Erich Fronm "ser o tener" " el miedo a la libertad"...todo cambiaría o al menos sería un germen de cultivo diferente...que veríamos a largo plazo...

    Pero no ,nuestros hijos llevan el ADN y el contexto de sus padres y lamentablemente no existe un espíritu crítico en España; pues ser diferente "duele más " que formar parte del endogrupo...

    Últimamente empieza a preocuparme el futuro de mis hijos de 10 años y sobre todo, porque veo en la mirada de mi vecino de 15 años ( cuando regresa del instituto) una cierta sensación de desaliento...empiezan a captar muy bien ¡¡ qué el futuro es demasiado incierto ¡¡.("Quizás, algo para lo que no se les prepara en las aulas " para encarar el futuro que se les avecina...) .Hay que hacer ciudadanos muy resilientes, pues es lo que hay...y los padres también tenemos que hacer hijos espartanos sino queremos agravar las depresiones propias de la adolescencia ( en muchos de ellos , no en todos)...

    Les dejo un blog por si les ayuda en su tarea ( igual ya lo conocen):

    alfredo-reflexiones.blogspot.com

    Bss y congratulations

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    1. A veces practico la idea de dar clase con la boca cerrada. Son las clases más productivas e interesantes. Muy diferentes a las que tienen que prestar atención a lo que dice el profesor ante lo que muchos desconectan. Otra cosa es enfrentarles a un desafío ante el que tienen recursos a su disposición para resolverlo. Son las clases de que más orgulloso me siento. Son en ellas protagonistas, lo que no supone que su rendimiento ni resultados sean necesariamente óptimos.

      Me gusta esa idea del aula como microsistema en el que se organizan individuos, grupos y subgrupos, cuya convivencia es a veces bastante problemática y ello supone dificultades añadidas al trabajo colectivo e individual.

      Mi ángulo de visión es muy determinado y no puedo juzgar la totalidad. En lo que estoy autorizado a ver, efectivamente hay muy poco sentimiento crítico y mucho gregarismo combinado con un individualismo extremo, aunque parezca contradictorio.

      Un cordial saludo.

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  14. Este año me ha tocado caminar por el filo de la navaja más que otros por causa de estos casos de los que sólo hablas en clave pero comprendo en los que hay desórdenes de conciencia que se ye hacen clarísimos, peo como profesor no hay nada que hacer al respecto, ya es demasiado tarde, nos sobrepasa el tema. Son individuos que me resultan notablemente abrumadores, y abrumadora también es la forma de reaccionar del grupo frente a ellos. Cualquier intervención que haga para marcar un límite que no pueden reconocer justamente a causa de su desorden es un paso en falso. Y me siento tan sola a veces que desearía estar en el fondo, donde ellos se refugian. Sin embargo, me sigue tocando estar al frente. Es mi desafío cotidiano. Hay días en los que siento que he perdido alguna batalla y hasta el sueño. Otros en los que me siento más optimista y me conecto con el gusto de estar allí, al frente, por elección propia.

    Un beso.

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    1. El profesor es un prestidigitador de sombras, un ilusionista en el espacio vacío… Una hermosa profesión llena de zozobra y gozo a partes iguales. Y sí hablaba en clave porque hablaba de un curso en concreto en que los resentimientos, odios y prejuicios son terriblemente poderosos. Y no se puede hacer mucho. No hay peor cosa que hablar a alguien que cree que lo sabe todo. Esta es la peor de las ignorancias. Enseñar al que no sabe es un placer, enseñar al que cree saberlo todo, es imposible.

      Un beso.

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    2. Clarísima tu visión del tema, Joselu. Lamentablemente, ninguno de mis colegas en el instituto sería capaz de decirme algo tan hondo y cierto como lo que tú me has dicho desde tan lejos. De verdad, te lo agradezco.

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  15. A veces estoy explicando en clase y de momento, me paro. Hay uno o dos, que parecía que me estaban escuchando y se me quedan mirando un tanto escépticos. El resto sigue a la suya. Con sus intereses. Sus problemas. Sus alegrías y sus penas. Estoy explicando el Renacimiento. Y en este ínterin en que me he callado llego a pensar: "Y qué coño les importa a estos muchachos y muchachas plenos de adolescencia estas divagaciones pseudofilosóficas que les estoy contando". Sigo callado. Nadie me invita a seguir. Me siento totalmente prescindible. De momento me entra el cabreo. Y doy un grito. Casi todos responden al alarido histérico del profesor profanado en su pulcra tarea de hacer comprensible la importancia de las ideas renacentistas nacidas en Italia para el resto de Europa. Algunos parecen preguntarse "¿Qué mosca le ha picado a este hombre? ¿Por qué nos grita...?
    Nada tiene sentido.

    Un abrazo.

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    1. Y la realidad, Miguel, al menos la que yo constato es que hay un buen porcentaje de la clase que desconecta ante las explicaciones, lo que hace que sean absolutamente inútiles. Nos esforzamos en explicar el Renacimiento (yo lo he hecho a alumnos de bachillerato y les ha importado un pepino) o los pronombres y solo una pequeña parte presta atención. Pero no pienso que tuviera que cambiarse el contenido de las materias para hacerlo más actual y deseable. No. Es un problema de fondo, de la escasa o nula consideración de los estudios obligatorios y postobligatorios. Estos días en un par de conversaciones ha salido algo que me ha sorprendido, y es que colegas consideran que la enseñanza no debería ser gratuita, que debería pagarse una parte (más o menos grande o pequeña) para que tuviera algún valor para ellos. Y es que en gran medida muchos de los alumnos que tenemos están meramente calentando la silla, y no perciben lo que les espera fuera, como si vivieran todavía en los mundos de Yupi y pudieran seguir siendo irresponsables toda la vida. Cuando se dan cuenta de que esto no es así, han pasado años y aprenden -algunos con amargura- que han perdido el tiempo de modo miserable. Y es que es importante saber qué es el Renacimiento y el uso de los pronombres.

      La adolescencia no debería justificar esta falta de interés que es ante todo, menos ante el facebook y la blackberry.

      Un abrazo.

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  16. Joselu,tu larga experiencia docente te permite plasmar cantidad de conceptos enlazados con la educación, y es que creo que todo está relacionado con ella, o, mejor dicho, que la educación lo contiene todo. Hoy las aulas, desde Infantil hasta la Universidad, abren cantidad de ventanas a los alumnos. Mis alumnos realizan cantidad de actividades, la semana que viene hasta conducirán karts en Educación Vial. ¿Lo apreciarán en lo que vale o se lo tomarán como un derecho más en vez de un privilegio?
    Hay pocos casos de profesores "enrocados", si se puede decir así, reacios a cambiar y adaptarse a cada nuevo grupo porque están convencidos de que lo hacen bien y no necesitan plantearse nada, o porque se sienten aburridos y cansados, que es un cáncer terrible para un docente. Si pierdes la ilusión y dejas de darte cuerda estás perdido.
    ¿Sabes algo que me molesta mucho de la actitud de mis alumnos? Que sean apáticos, vagos, que tomen la fascinante aventura de aprender como una molesta obligación, un coñazo que conlleva deberes y exámenes, que no vean más allá de sus narices, que no aprovechen la cantidad de recursos que tienen a su alcance (infinitamente más que los que tuvimos nosotros, por supuesto) para sentirse fascinados por el mundo en el que viven. No entiendo ni acepto su pasotismo, su desgana. Como decía hace años una pintada: "Pasas de todo, pero, ¿has pasado por algo?" Por eso me siento satisfecha cuando mis alumnos se enfrascan en una tarea, cuando preguntan, cuando disfrutan con cada nuevo aprendizaje. Para mí la educación es mucho más importante que la enseñanza, yo no quiero sólo enseñar lengua o matemáticas, quiero ayudar a mis alumnos a ser buenas personas, sensatas, responsables, solidarias, cariñosas... Lamentablemente, no todos los padres comparten mi idea. Para ellos lo fundamental es que sus nenes sean felices, despreocupados, y para eso les rodean de cuantos caprichos se pueden permitir. El sacrificio o el esfuerzo son palabras borradas de su vocabulario. Educar nunca ha sido fácil, pero hoy muchos padres tiran la toalla muy pronto. ¿Cómo es posible que digan que "no pueden" con niños de cuatro o cinco años, o menos aún? ¿Qué está fallando? Cuando un padre preocupado me pide ayuda se la doy encantada; si se muestra chulo o prepotente hago lo justo, no se merece más. ¿Qué clase de personas estamos formando? Estos son los futuros médicos, arquitectos, enfermeros, electricistas... Si no aprenden desde bien temprano cómo comportarse en la vida, habremos fracasado todos.
    Quiero escribir en el blog sobre "Profesor Lazhar", la película que vi ayer. Terrible...
    Un fuerte abrazo, colega.

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    1. Hoy iré a ver la película que citas. No sé qué esperar de ese "terrible" que has escrito. Hum…

      Coincido contigo en que lo que más me duele es que la aventura fascinante del conocimiento no logra prender en alumnos -muchos- que son apáticos, desinteresados, haraganes, faltos de curiosidad… Por las mañanas mi hija de doce años me ve leyendo el periódico y siempre me pregunta: ¿Hay alguna noticia interesante? Yo intento rescatar alguna que esté a su alcance, sin dejar de lado la crisis que nos aflige. No quiero mostrarle un mundo edulcorado ni innecesariamente oscuro. Esta actitud ante la realidad es poco compartida por mis alumnos que desconocen totalmente lo que pasa en el mundo que parece no interesarles, de la misma manera que tampoco les interesa el Renacimiento (como dice Miguel) o el uso de los pronombres (añado yo). Padecen un síndrome que es el de creer que están llenos, que no tienen nada que aprender, perdidos en mil y una trivialidades llenas de calorías vacías -auténticas chuches adictivas- y muy pocos tiene alguna curiosidad por lo que va más allá de ellos mismos. Pero de los niveles que impartimos el más desolador es el bachillerato, especialmente el humanístico. Este planteamiento de la educación que ha llevado a que todo tiene que ser atractivo… ha convertido las aulas en parques temáticos que terminan también por ser aburridos y los alumnos siguen desertando, pues toda adquisición de conocimiento implica sacrificio. Me siento contento puesto que mis hijas tienen bien interiorizada esta concepción del sacrificio, pero no es lo que veo diariamente en las aulas.

      Un fuerte abrazo, colega.

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  17. Ponerse todos los santos días delante de un número considerable de adolescentes tiene su mérito y, si bien lo piensas, su puntito de locura. A veces lo pienso, ¿qué hago yo contándoles a estos chavales todas estas cosas?. El otro día hablé, con mi tutoría de 4º, 40 alumnos, de Lorca y el hallazgo de las cartas, para finalizar comentamos el poema "Niña ahogada en el pozo" de Poeta en NY, que tiene tela. Al salir de clase me sentí bien, nos habíamos entendido, respetaron el tema de la homosexualidad e intentaron entender que la metáfora sirve al poeta para expresar todo aquello que le sobrepasa y que es una forma de expresión más. Como ya se ha dicho, y corroboro, en clase tenemos una representación de la sociedad a pequeña escala y todavía germinando, la vida en estado puro :)

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    1. Este año tengo algún curso en que las relaciones entre ellos son muy malas y muchos ni se hablan entre ellos. Siempre están a punto de saltar chispas en sus intervenciones, se delatan unos a otros… Y no me gusta. No entienden qué es el compañerismo, y se imponen diferencias culturales y de origen. Es imposible articular un debate porque inmediatamente comienzan las diferencias. Soy incapaz de hacerles cambiar pues sus prejuicios y su falta de ganas de trabajar son demoledores. Solo las muchachas bereberes son tenaces y correctas. Esto me produce malestar. Pero no está en mi mano poderles hacer cambiar por más que lo intente.

      Niña ahogada en el pozo es un poema muy hermoso y apropiado para ser comentado en clase. Me alegro de que la homosexualidad cada vez se vaya haciendo menos problemática y más normal en su consideración.

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