Escucho en mi Mac Mood
Indigo interpretada por Charlie
Mingus. Me dejo llevar por esa melodía nostálgica que me lleva a antros del
Harlem en que músicos negros
atormentan saxos y trompetas en noches de gimlets
y muchachas negras que se contonean despertando nuestros deseos más ocultos.
Pienso en los subterráneos que me han acompañado en mi vida
como lector de literatura, esa amante esquiva a la que me gusta tratarla como
puta, sabiendo que nunca la tendré asegurada como cliente. Me disgustan los
ditirambos políticamente correctos en que se nos dice que la literatura es
maravillosa, que nos abre mundos, que estimula la imaginación, que nos pone en
otras vidas para ser vividas... y los responsables políticos impulsan campañas
lectoras para poner los libros al alcance de todos... No, no y no. Leer es un
acto irresponsable, subversivo y el poder no puede estimularlo, debería
temerlo, pero no lo teme me pregunto por qué. Suena un saxo de Charlie Mingus y me imagino en un bar
de mala muerte -recuerdo- leyendo en un verano eterno fuera del tiempo Moby Dick durante horas y horas tomando
cafés y cafés... Odio la literatura y pienso que alguien en su sano juicio
debería odiarla. Uno no sale igual después de una experiencia total de ser en
la lectura. Los libros -los buenos- nos cambian, nos amenazan. He leído muchos
libros en bares con el sonido de fondo de las conversaciones, el chocar de los
vasos y la música de fondo... y he encontrado en esas tardes pegadizas el
placer de follar , imaginar otras historias... No entiendo la literatura
sino como el ansia enfermiza de lograr lo que no se posee, de sustituir la vida
trivial que nos envuelve por otra vida más alta, más exótica, más compleja...
Hay quien ve en mis escritos auténtica pornografía personal. Amo la pornografía
en el sentido más intenso del relato: la que implica desnudamiento interior y
acciones pedagógicas en que los condones quedan colgando de las lámparas cuando
la señora de la limpieza llega y se escandaliza porque ve el semen de la
lectura colgando y chorrendo.
Dudo y no sé si mi vida hubiera sido más plena siendo
profesor en una universidad de California,
o como responsable político del instituto de la mujer en Zaragoza. Mi vida me ha llevado a la irrelevancia, a sentarme
-engordando- frente a un MAC y disfrutar escribiendo lo que sé que no
escandalizará ni a las viejas. Tal vez escribo para ellas y para jóvenes de
veinte años... pero confieso que he vivido. No hay vida que no sea plena en la
microfísica del instante. No hay vidas que valgan más que otras. La vida de Ismael en la persecución de la ballena
blanca equivale a mi historia sentado en mesas de cafés inmundos con olor a
frituras leyendo su historia desoladora. No entiendo el tiempo sino como
sustitución energética del ser en su devenir caotico. Escribo y no entiendo lo
que escribo pero suena música de jazz de una de mis infinitas reencarnaciones
como lector, como trompetista de jazz, como follador en tardes de cerveza junto
a cuerpos adolescentes en la lejanía del tiempo, leyendo Ventanas de Manhattan de Antonio
Muñoz Molina o El Horla de Guy de Maupassant... Recupero el ritmo,
el ser como lector que lleva a mi vida trivial a la más alta reverberación como
aventurero, a la vez que suena Haitian
Fight Son en mi spotity. No
pienso en mi disociación entre mi alma abúlica barojiana y mi ansia aventurera
que me llevará a mis setenta años -dentro de dos décadas- a las playas de Thailandia. No, no pienso que la
literatura sea un placer fácil y cómodo. Pienso que los libros son una amenaza,
que leer Los hermanos Karamazov o Moby Dick no es un ejercicio sencillo.
Uno odia a la literatura como una puta y la ama por la misma razón. ¿A quién no
le hubiera gustado pagar por lo que lee. ¿Por lo que ama? Probablemente los
lectores improbables de estos fragmentos de año nuevo no entiendan nada, pero
no hay nada que entender, sólo sensación, experimentación del placer de ser
trivial, de ser nada y nadar a la vez contracorriente y estar a la misma altura
que Charlie Mingus en un antro del Harlem o de Herman Melville cuando escribía Barleby
el escribiente. Y es que la literatura no debería ser difundida y ofrecida
como la sesión de patatas fritas que come uno delante de una película americana
de adolescentes estúpidos. No, la literatura en largas e impredecibles tardes de
verano nos lleva a parajes inexplorados para nosotros mismos. Uno no es más
grande por lo que ha hecho en su vida. No hay vidas más valiosas que otras. La
vida más vulgar es extraordinaria. Todos nacemos entre lágrimas y caca y
morimos del mismo modo. Quevedo y Charlie Mingus en el fondo. Me tiro
pedos y eructo, y a la vez encuentro el camino para volver a la literatura, esa
oscura amante de tardes de adolescencia con la que follaré inexplicablemente
hasta que suene de nuevo Mood Indigo.
Pero no se preocupen los lectores, esto es pornografía
sentimental que dedico a mi alter ego María
que se obstina en echar azúcar a la realidad cuando lo que yo ansío es tumbarme
bocarriba y lanzar denuestos contra el mundo y la realidad y recuperar las
sensaciones adolescentes de lector incontaminado por la experiencia de la vida.
No sé si se ha entendido pero me da exactamente igual. Es
año nuevo y uno tiene derecho a mentir como le dé la gana.
Joselu, te quiero... como a mí me da la gana también.
ResponderEliminarGRANDE.
ResponderEliminarEntonces... ¿en qué quedamos...
ResponderEliminarMoby Dick o moving dick?
¡Feliz año nuevo, Joselu!
Tus palabras no sólo se entienden sino que también se sienten. Sobran los comentarios ¡Felicidades!
ResponderEliminarHoy he tenido comida familiar y he conocido a la mujer de un primo lejano que ha llegado con una estola de visón, en un Porsche. Me ha hablado de marcas de ropa, de tiendas y de no sé qué pastelería especializada en no sé que pastelitos de colores. Casi no ha leído libros en su vida y no ha disfrutado con ninguno, me lo ha dicho. Y me ha dado mucha lástima, no lo he podido evitar. Después he llegado a casa y he leído esto y me he dado cuenta de lo afortunada que soy. Gracias, Joselu.
ResponderEliminarFeliz año (y toda la sarta de sandeces que se desean en estas fechas) también a ti.
ResponderEliminarMe quedo con las sensaciones, que me trasladan a los universos de Bukowski y de Carver.
ResponderEliminarA mi en los bares me gusta beber, fumar(cuando se podía) y una buena conversación. Nunca supe leer en ellos.
Brillante tu primer post del año.
Pues entiendo tu entrada solo por encima porque no soy tú, y yo tengo mi propio (bio)punto de vista también personal, e intransferible. No puede ser de otro modo cuando la singularidad obliga. Pero supongo que hay distintos caminos para llegar a conclusiones parecidas. Muchas veces cuando te leo, lo pienso. Como hoy :)
ResponderEliminarAl fin se reduce a amar a la vida, pienso. Eso supone también amar sus miserias. Pero hay que querer, querer no apartarlas. Si uno lo hace pienso que todo se vuelve más irreal. A mí eso no me sirve para nada. Y me parece a ti tampoco, vitalista.
Besos, Joselu.
Has vomitado todo lo que te corroe y no estoy segura de que te hayas quedado tranquilo. Es como si hubieras escrito bajo los efectos de una droga que despierta los sentidos con todas sus consecuencias.
ResponderEliminar¿Tu alter ego? es posible aunque tu no te lo creas.
Me ha gustado tu violencia reprimida.
A mí también me enamoras con tus palabras. Lola
¿Y si ahora yo te digo que eres un cretino integral, que no tengo nada que ver con tu alter ego y que te podías haber guardado semejante dedicatoria? ¿y si te digo que he conocido a más putas que tú en toda tu vida, he escuchado más jazz y visto más miseria de la que jamás hayas soñado y precisamente por eso me da un asco terrible que te empeñes en colgar de los ventiladores esos condones chorreantes que tanto te gustan? ¿qué te parece, JOSELU? :-)
ResponderEliminarTe lo digo ¡¡entérate bien!! con todo el cariño, conste. Con el mismo que sé tú has escrito esto -ya te voy conociendo- y por eso me estoy partiendo de risa mientras te escribo y escupo un rato palabras, para que te lo pases en grande jajaja como tú...¡¡ sólo por provocar !! ¿o crees que sólo tú, lo sabes hacer? ;-)
¿Sabes una cosa mi querido JOSELU? tienes razón, donde a ti te gusta que chorree ese semen asqueroso, a mi me gusta echarle azúcar ¡¡qué se le va a hacer!!:-)
Creo que el café con semen no debe saber nada rico, pero mira, para gustos hay colores, cada cual se lo sirva con lo que prefiera. Tampoco he leído jamás en un bar, porque jamás he ido sola. No me gusta ir sola a los bares.
Por si acaso y para que quede claro, yo no soy la María que arriba te desea todas las sandeces que se suelen desear en estas fechas, tiene razón ¡¡para qué!!:-)
Todos sabemos que algunos prefieren un buen bofetón con toda la mano, por saludo...¡¡hombre xD, dónde va a parar!!:-)
Un beso inmenso, bien azucarado y todo lo churretoso que te imagines... ¡¡¡para que sufras!!! :-)
PD
No sé si se ha entendido pero me da exactamente igual. Es año nuevo y uno tiene derecho a mentir como le dé la gana :)))
Ha sido un verdadero placer leer estas elucubraciones y saber que das, después de unas vueltas, con tu interpretación personal de la lectura como coito, a veces onanístico, a veces tántrico. Tú lo has dicho, pero a eso va la literatura, a decir que: "La vida más vulgar es extraordinaria." Que tengas un 2012 repleto de clímaxes.
ResponderEliminarNoto una melancolía reiterada por el que fuiste o una tristeza resignada por el que dejaste de ser pero todo bañado en una cierta confortabilidad inestable con quien eres.
ResponderEliminarLos cincuentones somos así, supongo.
Por cierto yo me pasé unos cuantos tránsitos de año en la cama con una mujer(diferente vez a vez), cada campanada un vaivén. supongo que en realidad intentaba follarme la vida , el destino o la tristeza vacía que por aquel entonces era mi compañera de viaje.
Pero estuvo bien.
Como estuvo bien pasarme fines de semana enteros leyendo en la cama sin apenas levantarme para ir al lavabo y comer algo. ¿Por qué siempre coincidió con momentos inestables? ¿ Y por qué esa tristeza inestable era vivida tan intensamente? No lo sé.
Etapas, como mis aburridos ( y de felicidad promedio) cincuenta y pico de años.
Te ha quedado un post muy a lo Boris Vian. Se agradece el tono de ruptura antivillancico. Un saludo y procaz año nuevo.
ResponderEliminarMe gusta esa manera tuya de decir las cosas sin tapujos, y sí, tienes toda la razón, para algunos la literatura es un vicio.....y que dure :))
ResponderEliminarDespués de leer tu post, se me viene a la cabeza que los docentes tenemos muchas vacaciones... y tiempo para elucubrar. No comparto esa relación amor-odio con la literatura, soy más bien lector de ensayos que, en general, me han hecho más sabio (el mérito no es mío, que conste). Sí tengo algunas lecturas deslumbrantes y profundas en el campo de la creación literaria.
ResponderEliminarSe puede utilizar un blog como espacio de desahogo, incluso pornográfico, y veo mucha sinceridad en tu estilo, acentuada en este post.
Tampoco me afecta demasiado el comienzo de un nuevo año, no le doy importancia. De hecho, creo que en el próximo paso de año, si llego, me iré a la cama a las once.
Cartesiano me pillas esta vez, Joselu. Ya te deseé buen año (y cosas sensatas, no sandeces) en Twitter.
Por cierto, muy bueno el juego de palabras de Fer: Moby Dick or moving dick.
Gemma, no sabes lo que me estimula tu aprecio y tu cercanía, aunque últimamente no sabemos mucho el uno del otro. Todo es Juan, ese maravilloso y real Juan. Gracias.
ResponderEliminarSuperB, gracias por tu sintético comentario.
Fer, me quedo con Moby Dick. No me cabe duda.
Pilar S., espero que hayan llegado a ti literariamente. Era mi especial homenaje a lo literario en esta fecha en que todos nos dedicamos buenos deseos. Gracias.
Cristina, si mi post ha logrado despertar ese sentimiento en ti, no era tan descabellado. Lo tiré al mar de la blogosfera sabiendo que iba a encontrar interpretaciones muy diversas y no todas positivas, como así ha sido. Me alegro de que al menos en ti haya producido un momento de lucidez y reconocimiento hacia lo literario. Gracias.
ResponderEliminarMaría, era la otra cara de la moneda, la que está detrás de estas felicitaciones que nos dedicamos y que este año he sentido que debían ser lo más austeras posibles.
Mari Carmen, ya quisiera acercarme a esos maestros. A Carver y su amenaza existencial en todo acto de la vida cotidiana que se convierte en oscuro; a Bukowsky y su visión ácida y nada edulcorada de la realidad. A ambos los tuve por míos hace tiempo. Es posible que haya salido un pequeño y torpe homenaje tiempo después. Si te ha gustado, ya me tengo por afortunado. En el fondo me hubiera gustado ser escritor, entre otras muchas cosas. Gracias.
Vero, sí hay vitalismo y amor a la vida en lo escrito. Y me encanta esa idea tuya de (bío)punto de vista. A eso se reduce todo, a que nuestros bio puntos de vista se encuentren y dialoguen a pesar de las diferencias. Gracias por tu cercanía.
ResponderEliminarLola, sabía que este post iba a despertar sensaciones distintas, y por eso lo escribí. Detrás del barro, detrás del magma violento que revela, también hay mucho amor. Tú has sabido verlo y reconocerlo. Gracias por estar ahí.
María, me has hecho reír, y si yo he provocado que tú rieras escribiendo este comentario, ya es un punto importante. Al fin y al cabo, detrás de esta propuesta mía había también un soterrado sentido del humor que alguien tendría que haber reconocido, y parece que tú lo has hecho. Lo bueno de escribir así es que despierta resonancias diversas, múltiples y paradójicas entre quienes lo reciben. Y no todo debe ser entendido en un sentido literal aunque sí literario. Tú has advertido parte del juego. Parece que cada uno de los que han leído han descubierto algún resorte oculto del artefacto narrativo que era este post de año nuevo. Gracias por tus besos churretosos. Te envío unos besos oscuros, en un bar de la Contraescarpe.
ResponderEliminarV.M. Ramos, es cierto, no hay vida por vulgar o gris que pueda parecer que no esconda una novela si encuentra un narrador a su altura. Un día de la vida de Stephen Dedalus trajo al mundo una nueva Odisea. Probablemente hayas advertido tú el centro esencial del post que es precisamente esa apoteosis de la vida trivial como odisea si no homérica, sí como Carver con el que te relacioné en alguno de los relatos de Morirsoñando.
Osselin, me gusta eso de confortabilidad inestable como estado vital. Y es cierto, no puedo ni quiero rendirme a una confortabilidad anodina y autosatisfecha… Prefiero la inestabilidad, un cierto desconcierto, un estado de carencia… no porque no se deba agradecer a la vida lo que se es, o lo que se disfruta, sino porque no es de recibo sentir el mundo como bien hecho, ni en lo social ni en lo personal. Y si hay que meter el dedo en el propio ojo, bien está. La tuya es una buena y certera interpretación de un estado latente y potencialmente creativo: esto último es lo último que querría perder en mi percepción personal, la creatividad, aunque sea forzando y retorciendo la narrativa y la vida (la real y la soñada; la potencial y la evocada como remedo literario). Tiempo tendremos de estar quietos en la eternidad. Entre tanto, vivamos, gocemos, y todo lo demás… A nadie debe reprochársele el tiempo vivido, pero no recuperado como motivo de nostalgia. No hay nostalgia en mí, pero sí tensión distorsionadora.
ResponderEliminarSalvaoret, ese tiempo libre para elucubrar es esencial en mi vida. Recuerdo que cuando podía (antes de tener familia) me pedía tres meses de permiso por asuntos propios y me dedicaba a viajar por el oriente con harto tiempo para observar, para charlar, para pensar, para escribir… Otras veces me recluía en Las Alpujarras de Granada y me pasaba todo el invierno y parte de la primavera observando, caminando, leyendo y mirando pasar el tiempo. Creo que no hay ocupación más noble en el ser humano que la inacción, que la observación potente de la realidad interior y exterior. Y nunca pienso que sea tiempo ocioso o perdido sino lleno de potencialidad y de creatividad. De la acción salen cosas importantes, pero de la inacción tensa (digo tensa) sale lo más revelador de la existencia. De hecho la vida es tensión creativa entre acción e inacción, aunque todo en el fondo se revela como acción en el sentido más profundo del término. Nunca me lamentaré de tener demasiado tiempo para elucubrar. De hecho es lo que más me gusta del mundo, además de cien otras cosas. Gracias por tus deseo tuiteros. Gracias por estar ahí.
ResponderEliminarAntonio, anteriores comentaristas han citado a Carver, a Bukowsky, y tú mencionas a Boris Vian, que como tú sabes, es santo laico de esta casa por su polifacetismo: escritura, música, patafísica y sobre todo por su parodia antisartriana llena de humorismo y acidez. Una de las colecciones más estimadas por mí de Vian es Los perros, el deseo, el amor y la muerte. La tuve hace años en un ejemplar dorado de Tusquets pero la perdí como tantos libros míticos. Un honor tu relación vianesca.
ResponderEliminarMjchorda, vicio antiutilitario sobre todo. Y ese sin tapujos es una estética que pretende hacer aflorar también la ternura aunque sea bajo una capa de crueldad y acidez. No es tan oscuro todo lo que reluce. Gracias por tu presencia.
Lecturas en cafés bulliciosos, ir al cine sola o dar largos paseos por el centro histórico, rastro o librerías antiguas...me traen hermosos recuerdos de mi rara adolescencia. Leer afina nuestros sentidos y nos despierta también pasión por la escritura. Incluso leer y escribir pueden convertirse en fleurs du mal. Son hábitos de los que no te liberas jamás y que podrían incluso llevarnos a la lujuria y enajenación mortal si no los vacunáramos con una existencia mediocre anclada en la normalidad.
ResponderEliminarQue mis alumnos puedan Llorar, gritar, suspirar, blasfemar o gozar con la literatura en formato papel, digital o audiovisual, es mi deseo incumplido cada nuevo año. A veces he intentado incluso provocar en ellos la nausea o el arrebato para conseguirlo pero en el reality social en el que nos encontramos hasta la imagen como texto narrativo ha dejado de seducirles ya. Siempre hay alguna excepción claro, de hecho trabajo para esas benditas excepciones que también están empezando a pasear, escribir o devorar lecturas en bulliciosa soledad.
Sigues siendo mi héroe Joselu. Un literario abrazo, Mila.
Gracias, Mila, Salvaoret comentaba más arriba que los docentes tenemos demasiado tiempo para elucubrar… pero yo no encuentro dedicación más noble que el paseo sin destino, que los cafés bulliciosos, las librerías antiguas, que los viajes antiutilitarios… Creo que lo más valioso en mí es mi capacidad de ensoñación en la realidad, el desarrollo de lo meditativo, de la observación… sin una utilidad práctica. Es el descubrimiento de la autoconciencia la que nos lleva al pensamiento filosófico y, en estrecha relación con ella, a la creación literaria, y para los que no estamos especialmente dotados, la lectura de lo literario aunque a veces lo odiemos, y la escritura paradójica en un blog en el que se tiene el maravilloso placer de entrar en contacto con personas como tú. Y sí, nos vacunamos de la enfermedad literaria con una vida trivial, vulgar y gris, aunque quienes nos conocen por dentro (los que nos leen) se dan cuenta de que hay un magma interno que es luminoso y abrasador. Unas de las vidas más apasionantes que conozco es la de Rosalía de Castro, enferma de depresión y encerrada en su casa, cuidando a sus hijos, tras una vida terrible y desoladora, añorando siempre el resurgimiento de la primavera en su corazón. Otra vida estimulante es la de Emily Dickinson cuya grisura solo es comparable a su fuego interior. Contemplar la realidad: he ahí el más alto destino de los seres humanos. Y si podemos contarlo de alguna manera y alguien nos lee, mejor que mejor. La dicha. Gracias, Mila.
ResponderEliminarDe nada Joselu, gracias a ti por tus estimulantes palabras. Sin duda Emily Dickinson y Rosalía de Castro seguirán brillando siempre que las leamos y Baudelaire, Ovidio o Luis Mateo Díez con los que me identifico más a pesar de ser hombres. otro abrazo ;))
ResponderEliminarEl 371 para ti.
ResponderEliminarNosotros, los incomprensibles. ¿Nos hemos quejado alguna vez de que nos comprendan mal, de que no nos presten atención, de que nos confundan con otros, de que nos calumnien, de que no nos escuchen o de que apenas lo hagan? Eso es precisamente lo que nos ha tocado en suerte, ¡y lo que nos seguirá tocando mucho tiempo aún!, digamos, modestamente, hasta 1901; y eso es también nuestra distinción; no nos valoraríamos bastante a nosotros mismos, si deseáramos que fuese de otro modo. Nos prestamos a confusión; el hecho es que estamos creciendo y en nuestro cambio perpetuo nos desprendemos de las cortezas viejas y estrenamos piel nueva cada primavera, no dejamos de ser cada vez más jóvenes, más futuros, más elevados y más fuertes, echamos raíces cada vez con más fuerza en lo profundo -el Mal-, mientras a la vez abrazamos el cielo siempre con más amor y amplitud, y absorbemos su luz, cada vez más sedientos, con todas nuestras ramas y todas nuestras hojas. Crecemos como los árboles, como todo lo que vive, ¡qué difícil comprender esto! Crecemos no solo por un lado, sino por todas partes, no en una dirección, sino tanto hacia arriba y hacia fuera como hacia dentro y hacia abajo, nuestra fuerza actúa a la vez en el tronco, en las ramas y en las raíces, no nos corresponde ya hacer algo por separado ni ser algo separado... Esto, como he dicho, es lo que nos ha tocado en suerte; crecemos hacia lo alto, ¡y esto debería ser nefasto para nosotros pues habitamos cada vez más cerca del rayo! tanto mejor, no por eso le vamos a honrar menos, y permanece lo que no queremos compartir ni comunicar: la fatalidad de la altura, nuestra fatalidad.
Biobesos :)
¿Por qué el autor se habrá visto compelido a censurar el verbo follar, a llenarlo de puntos suspensivos, quizá aludiendo,vía metafórica, al polvo tántrico, al estilo de los que Sting confiesa practicar horas y horas? ¿Por qué le ha cruzado, hollándolo, una barra horizontal, como un travesaño o la barrera de un paso de vía? ¿Acaso los condones colgarán de ella, en su imaginario transgresor, como calcetines sudados? ¿Por qué la música de jazz, pura voluta melismática, acompaña la bigresión erótica? Desde un punto de vista analítico es importante destacar la función testigo de que se inviste a la señora de la limpieza, como si en el subconsciente erótico del narrador la fantasía del servicio que sirve sexualmente, que "limpia el polvo", que tal vez se arrodilla a fregar mostrando el peluche interinguinal, casi com el timo onírico del "toco mocho", fuera parte de algún incidente -de incidir- de su temprana adolescencia marcada por una vivencia deseosa y deseante del contacto sexual en el marco de la transgresión doméstica en casa de los padres represores. El narrador no duda en putizar (no Putifar, claro) la Literatura, adornándola con las atribuciones de la Madama en una dura sexión sadomasoquista, porque hay vivencias de la letra impresa que sólo entran con el semen cuya expulsión ha configurado en el sujeto/liberado una sementalidad esencial que lo acerca al éxtasis extático del orgasmo potenciado por la exuberante tocata y fuga del prolífico Bach.
ResponderEliminarDa gusto entrar en el año con textos que te retan, que te atan a la tierra, que te invitan a derretirte y a desterrar el pudor de los buenos sentimientos. Para otra penetración analítica (¡Andá lo que ha dicho...!) quedará la reivindicación del caca, culo, pedo, pis y eructo... Al fin y al cabo, la escatología tradicional ya no los dice: oro del que cagó el moro y plata de la que cagó la gata. Añadamos la mirra de la que cago la esbirra (la Literatura) y aquí paz y después gloria.
El poder hace campañas a favor de la lectura, aunque en el fondo interese que la mayoría de la población esté alfabetizada lo justo, igual que protagoniza actos a favor de la paz y luego fabrica armas y las vende. Ser político hoy implica ser un poco bipolar, o vivir en compartimentos estancos para no saber lo que hace el de al lado. Pero ese no es el tema. A mí si la literatura es subversiva o no me da igual. Creo que sí lo es; efectivamente, la buena literatura nos sacude, nos conmociona, aunque tampoco sé si eso sirve de algo. ¿Debe ponernos en acción? Cuando era una niña y me tragaba una novela de los Cinco detrás de la otra, luego jugaba con los niños de la calle -es que en mi barrio nos bajábamos a la calle, tal cual y jugábamos con el que estuviera por allí- a recrear aventuras similares. No sé si lo pasaba mejor jugando o leyendo. Ahora de mayor me corto un poco más: me encanta "Madame Bovary" pero creo que no me dará por imitarla (¡mis pobres hijos!). Para mí leer es placentero, pero no siempre. A veces un libro me engancha, aunque moleste. El caso es que a algunos nos da por leer como nos podía haber dado por otra cosa. A mí me viene bien: es un vicio relativamente barato. Abrazos, y un 2012 estimulante y alentador.
ResponderEliminarSolo sé que cada vez que te leo este tipo de post me entran ganas de follar y de leer también. Eres mi Daniel Pennac virtual.
ResponderEliminarMe encanta el jazz y estos posts tuyos de principio de año, por su improvisación controlada.
Feliz año nuevo.
¿Leer... Follar?... en fondo querido amigo yo también quiero ser un cerdo y refocilarnme en lo que me gusta.
ResponderEliminarFeliz año Joselu y que leas y folles con la misma pasión.
Vero, hace ya más de dos décadas que leí La gaya ciencia, pero el texto tenía un sabor conocido, como un territorio que alguna vez había hollado. Nietzsche habla de crecer, crecer hacia lo hondo -hacia el mal-, hacia lo alto -aunque nos acerquemos al rayo-, en todas direcciones como las hojas, el tronco, las raíces, las ramas… Un texto oportuno que me llena de admiración. Nietzsche tiene ese algo que convierte en potente -y trágico- todo lo que toca. Me interesa. Algún día volveré a él. Cuando uno necesita de nuevo raíces poderosas, inevitablemente lo encontramos, en contraste con esta época líquida en que todo se adapta y se metamorfosea para contentar al poder e implorarle que no nos abandone a nuestra suerte. Dicen que las filosofías duras son ya del pasado, que lo que corresponde al tiempo actual debe ser líquido, flexible, para que no nos roben el queso o para congraciarnos con los apóstoles del pensamiento positivo que abanderan el conformismo ante el destino. Pero Nietzsche habla de que también crecemos hacia el mal, y esta es una realidad tan poderosa que no podemos desoírla. El mal también nos alimenta, aunque también aspiremos a las estrellas, como las ramas altivas de ese árbol que crece y no le teme al rayo. Un texto precioso, Vero. Gracias.
ResponderEliminarJuan Poz, una delicia leer tu comentario hecho de literatura sobre lo solamente pretendidamente osado y escrito en un rapto, sin constricciones de ningún tipo. Ese es su valor, el de revelar un instante en que se cruzaba el eros, el jazz, la literatura, el sentimiento de grisura de la propia vida, y la rebelión magnética del que durante la escritura se vuelve a creer Homero o Raymond Carver o Boris Vian… Y es que cuando uno crea, uno es víctima de ese rapto, es impersonal, y trasciende su propia sustancia, accediendo a zonas que el análisis puede explorar o intentar interpretar.
ResponderEliminarSi de algo estoy más que satisfecho es de la pluralidad de lecturas que ha suscitado el texto. Cada lector ha aportado un ángulo original de lectura y ha revelado subtextos latentes durante esa mañana de año nuevo en que me había reencontrado con la literatura y había sentido esa tensión inenarrable que lleva a ahondar en la psique, y a propugnar el juego por el juego, y a ello me fui, sin guardianes de la puerta, ni del decoro, ni del bien, o de la estética, e incluso corriendo el peligro cierto de naufragar en el tópico y caer en la vulgaridad en esa reivindicación del pedo y el eructo. Sigo pensando que tener un blog es el ejercicio intelectual más potente que uno pueda imaginar. Poder escribir en libertad, dejando abiertas todas las puertas, y tener lectores que hagan su peculiar lectura. Un prodigio, gracias Juan Poz, por hacer literatura en tu comentario. Aunque sé que es habitual en ti.
Los libros son una amenaza. Los libros, bien usados, enferman a quien los usa. Una enfermedad noble, pero enfermedad al cabo. Leer es un peligro. Los que leen, los que de verdad se involucran en lo leído, son gente retorcida, pervertidos. Bendita pervesión, José Luis. Hay una parte en lo que dices que me gusta. Mucho, además. El alma me pide otra vida en la que frecuentar antros y vivir del cuento y de los cuentos, de la literatura. Ser una especie de personaje de una novela negra. Luego está el yo acomodado y serio, el trabajador, el padre, el marido, el que paga sus facturas, en fin. Hay una pelea entre los dos seres. Uno de ellos considera la literatura como la enfermedad que realmente es. El otro, el previsible, lee para distraerse. Ve la televisión para distraerse. Ve cine para distraerse (Hoy una chorrada de casas encantadas) y en ese plan. El otro yo es que te entiende, el que se siente hermano (qué hermoso el correo navideño que me mandaste, qué orgulloso me sentí) y el que lee para depravarse y para sentir que la depravación es una parte consustancial de la vida. Que tiene que haber un camino retorcido y que ese camino lo dan los libros, el alma de los libros, como si Baudelaire saliese y me cogiese del cuello y me retase a seguirle. Vamos. Lo dice Juan Hoz muy bien dicho: un texto que te reta. Retado, conmovido, ennoblecido.
ResponderEliminarY ¿donde están esos retratos de parientes del uno de enero?
ResponderEliminarYo me dediqué ha hacer lo mismos mientras ell@s se jugaban los centimos en un bimgo casero...
Pero mi pulso, que nunca ha sido bueno, ese día fué pero... algún retrato saqué, aun con todo, que valió la pena...
besos y feliz año ¿porque no?
Ampa
Carlota Bloom, ¿debe ponernos en acción la literatura? Una buena pregunta cuya respuesta no sé si es que debería llevarnos a la acción solidaria y comprometida, al reconocimiento del dolor humano, al ejercicio de la compasión en el sentido más profundo… Tal vez, si todo esto no fuera contenido en la realidad de lo literario, mal iríamos, pero es todo eso y más porque actúa como espejo de nuestra interioridad, nos vemos reflejados en ella. Estoy leyendo un ensayo de Proust titulado La muerte de las catedrales y en él se argumenta que el instinto, el sentimiento, es más poderoso que la inteligencia… Este pensamiento de Proust me lleva a reflexionar sobre mí, sobre la existencia, sobre nuestra capacidad observadora y contemplativa… Me emociona seguir ese dédalo de pensamientos que leo en amaneceres extraños, igual que leía con emoción a Enyd Blyton a mis doce años, sintiendo que lo que leía me pertenecía, era parte de mi mundo o yo era parte de él… Pero la buena literatura no es directa, es indirecta, no nos lanza mensajes evidentes, los que recibimos son reflejados en un espejo que los invierte y hemos de ser nosotros los que los recompongamos. Desconfío de los libros que no permiten esta inflexión. Quizás sea todo un prurito esteticista, pero estoy maravillado de poderme maravillar de nuevo, como un niño que descubre los libros, la experiencia profunda de ser lector, tras un año en que me he sentido alejado de los libros y temía haberlos perdido para siempre, y llegué incluso a abominar de lo literario. Y sí, es un placer más enconómico que otros; ahora con Amazon uno puede conseguir verdaderas joyas de modo legal y totalmente gratuitas. Abrazos y esperanza, este año será difícil pero no olvidemos que muchas de las mejores obras literarias han salido de los tiempos difíciles. Los tiempos difíciles estimulan a la acción y la contemplación.
ResponderEliminarGorka, ambas son acciones nobles, entrégate a ellas con fruición. Si estos posts llenos de improvisación controlada, te llevan a ello, es que alcanzan su objetivo esencial que nos reconcilia con todas las facetas del ser humano en que no hay alto ni bajo. El sexo es fundamentalmente estético, yo así lo entiendo, es producto de un juego mental, igual que la literatura. Amor y literatura, eros y literatura están hermanados por un oscuro y atractivo vínculo. Practícalos sin pesar.
ResponderEliminarMalo, feliz año, lleno de incertidumbre, en que necesitaremos follar más que nunca… y si es con el acompañamiento de hermosas páginas literarias, mejor que mejor. Imagínate leer a Dante mientras… o antes, o después… aunque, si lo prefieres, puedes inspirarte mejor con Las once mil vergas de Guillaume Apollinaire, un libro perfecto para estas circunstancias. Yo lo tenía en la mili (yo hice la mili) y mi ejemplar quedó desencuadernado y repartido entre toda la camareta que lo utilizaba como inspiración lúbrica y sicalíptica. Ya me entiendes.
ResponderEliminarFeliz año Joselu. Hace años, también, leí la gaya ciencia, y su recuerdo me disparó el fragmento del loco: Qué son ahora ciertos blogs, más que las tumbas y panteones de aquella literatura? (la que nos hacía soñar e inflamarnos de adolescentes)
ResponderEliminarDebe ser la quinta década nomás...
Un abrazo!
Emilio, en estos últimos tiempos he recuperado la emoción ante lo literario. Ello me llena de admiración. Dejar de leer no lo he hecho nunca, aunque las dificultades en la lectura me llenaban de desolación. Siempre temo, cuando se produce una temporada -y sobre todo tan larga como ésta- sin disfrutar de la lectura, que ya no podré volver a ella. Temo el mito de Orfeo y Eurídice, y esa sensación de volverme a mirar el camino andado y ya no poder salir de nuevo a la superficie. Este es el miedo que tengo, el de distanciarme de la literatura y no poder volver a ella. Entonces, como a la mujer amada a la que ya no puedes acceder, me domina la rabia, los celos, y quiero olvidarla, detestarla… No he encontrado mejor relación con ella que la que he descrito. La literatura nos cambia, nos hace vivir una doble vida, tal como expones, una trivial y moralizadora y otra, superpuesta, oculta, extraña, con humo de cigarrillos y antros en el Harlem, con música de jazz. Me admira que tengamos sentimientos parecidos. La relación que mantengo con la literatura es intensamente dramática, me produce -y no lo lamento- fuertes emociones que rozan lo trágico, pero poder descubrir a estas alturas ese sentimiento en medio de la vida banal, es, al menos, algo muy estimulante. Ahora leyendo a Proust, un pequeño ensayo que he descargado en Amazon, un prodigio aunque no siempre la calidad del escaneado sea la deseable. Por ese sentimiento compartido que tiene mucho de cinematográfico, cómo no, si somos de esas generaciones que tienen el cine en su ADN. Me ha emocionado tu comentario.
ResponderEliminarAmpa, yo también realicé una serie de retratos de la familia en la Nochevieja. Me interesa el retrato como género fotográfico. Cada foto que hacemos es una foto hecha a futuros muertos. Es cada una de ellas, un documento para el tiempo. Ahora estamos vivos, pero no siempre será así. Una fotografía es un instante retenido en la inmensidad del fluir temporal. Y si las hacemos a la familia, ellos no se dan cuenta de lo que estamos haciendo, ni se lo imaginan. El año pasado hice un reportaje del mismo jaez y en el mismo aparecía riendo y gozando mi suegro, que falleció medio año después. Aquellas son sus últimas fotos, pero eran hermosas y dejaron constancia de esos momentos dichosos.
ResponderEliminarAna, no tumbas ni panteones, no me gustan esas imágenes porque aquello que nos inflamó de adolescentes sigue estando bien vivo. Nietzsche está vivo, su pensamiento es potente e incendiario. Y yo que lo recibo, esté en el tiempo en que esté, sigo sintiéndolo con esa energía y sentimiento trágico con que fue escrito. El primer libro que conocí de Nietzsche fue precisamente sobre la tragedia. Amo lo trágico, es lo que da dimensión a la vida. Feliz año, Ana, que lo trágico y el amor y la dicha te acompañen.
El derecho a mentir y el derecho a soñar.
ResponderEliminarLa literatura es subversiva y el poder nos lo da entre comillas y de la manera que ellos quieren. Pero no ven más allá de sus narices, de su ignorancia, y al fin dan al pueblo las armas que se vueleven en su contra.
Viva la literatura, pero cada uno la suya: los libros y las experiencias.
Joselu, me has atrapado en tu laberinto. En tu rompecabezas vital. Eres un ser vital como pocos he conocido. Eres un hombre que saber beberse la vida a golpes de vino de garrafa, o a saborear las excelencias de una ambrosía lejana...
ResponderEliminarLeer literatura es un poco como prostituirse, en esto te doy la razón. Pagar por tener una experiencia mística es algo cotidiano. Algo legal. Algo deseable. Algo sublime. Si los dioses fueran comprensivos, elevarían a diosa a la literatura, allí junto a Atenea sería feliz.
Muy bueno el post.
Un abrazo.
Diego, el poder nos acaramela, haciéndonos pensar que sus intereses son los nuestros, y en gran medida lo consigue. Todos estamos suspirando por salir de la crisis y del paro… pero cuando lo consigamos no seremos los mismos. Los causantes seguirán orondos mientras que nosotros habremos perdido varios agujeros del cinturón. Pero eso nos hará mejores. El hambre crea criaturas deseantes que aguzan sus colmillos en la noche. Y la literatura, no la que nos venden en los supermercados del bestseller, nutrirá algunos sueños vengadores, y volverá a surgir la aurora roja en nuestro imaginario demencial. Solo la literatura es capaz de crear seres enfermizos que sean capaces de embarcarse en el Pequod y perseguir quimeras o ballenas huidizas. No creo que el capital tenga que echarse a temblar, pero nosotros sustituiremos nuestra vida trivial por otra más alta, enraizando en la tierra y pugnando nuestras ramas por alcanzar las estrellas. Y si no es así, desde luego me ha gustado escribirlo. Saludos.
ResponderEliminarMiguel, soy de lo más vulgar y convencional. Mi vida es medida, secuenciada, atemperada, medianita… pero cuando a uno le dejan un teclado y tiene un universo literario o miles de universos literarios a su disposición, se convierte en un salvaje que aúlla en la selva, saltando en torno al fuego, preparando un caldo con carne de explorador inglés capturado. Feliz año.
Estoy contigo, el poder y toda suerte de influencias deberían prohibir todas las lecturas. Las iglesias suelen hacerlo y funciona...
ResponderEliminarFeliz año, amigo. Y un abrazo junto con mi más sincera felicitación por la seducción que provocan tus textos.
Hoy hasta la verdad parece mentira...
ResponderEliminarFeliz año, a pesar de todo: precisamente por eso, para que no nos pillen desorientados.
Me encanta recordar por qué venía yo a menudo a este blog,,,
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