Voy a proponer a mis alumnos de Literatura de Bachillerato de dieciocho
años una “meditatio mortis” o lo que
es lo mismo una meditación acerca de la realidad de la muerte. Es un topoi latino muy divulgado en toda la
historia de la cultura occidental y oriental aunque con enfoques distintos.
Pocos pensadores o artistas del periodo clásico lo esquivaron y en la Edad Media, Renacimiento y Barroco,
especialmente en este último periodo, se recreó abundantemente. Es típica la
imagen de un erudito con una calavera en la mano, o la imagen del reloj de
arena... Mis alumnos de dieciocho años, algunos musulmanes, tendrán oportunidad
de expresar esas íntimas vibraciones que produce en sus vidas palpitantes y
llenas de euforia de vivir, la realidad de que algún día van a morir y que
después de ello, el mundo continuará exactamente igual como si no hubiera
pasado nada. Amanecerá de nuevo y los pájaros seguirán cantando...
¿Crueldad? ¿Sadismo? ¿Tendencia a lo
macabro? Nada de eso. Les he preparado un padlet
con algunas ideas que me surgieron en un brainstorming
y a las que he unido poemas varios, algunos muy conocidos, que recrean la meditatio mortis, como el de Juan Ramón Jiménez, titulado El viaje definitivo. También he
incorporado frases de filósofos y artistas reflexionando sobre la muerte,
además de vídeos al respecto. Recuerdo
que hace unos años, a mis alumnos de cuarto de ESO les propuse que crearan
epitafios con un éxito considerable. La mayoría eran, lógicamente, irónicos.
Todavía no sé cómo son mis alumnos. La meditatio mortis ofrece una gran posibilidad
de desarrollo desde el serio y solemne, reflexivo, o también cómico, irónico y
paródico. ¿Os acordáis de la partida de ajedrez con la muerte del protagonista de El Séptimo sello de Inmar Bergman?¿O
la versión de Woody Allen en Desmontando a Harry?
Pocas reflexiones son tan potencialmente
ricas e interesantes como reflexionar acerca de ello o imaginar la propia muerte
con detalle. La tradición barroca, el periodo del que estamos tratando, es
excepcionalmente pródiga en este tema. La consideración de la vida como
tránsito, como río que llega a su desembocadura, como viaje que llega a su final,
como momento de lucidez y despertar. No olvidemos la escena clave de El Quijote que es la proximidad de la
muerte del héroe y su morir ante nuestros ojos que contemplan la imagen
atónitos sin poder creer que las aventuras del hidalgo manchego han llegado
definitivamente a su final. La meditatio
mortis ocupa el último capítulo de la obra y en ella Alonso Quijano
recupera la razón y da cuenta de su vida y de sus bienes, no olvidándose de
lanzar un último dardo contra Avellaneda, el continuador apócrifo de su primer
libro de aventuras del caballero don Quijote.
Les voy a dejar libertad en cuanto al
género en que pueden desarrollar la meditatio
mortis. Ensayo, teatro, poema, video, grabación sonora ... así como su
tratamiento, serio o paródico. Tengo ganas de saber qué me van a proponer estos
tiernos adolescentes, con ganas de fiestas y pasarlo bien, en una etapa de la
vida en que parece que todo va en dirección contraria a este género meditativo.