Acaba de incorporarse a mi tutoría de cuarto de ESO una
muchacha tímida que proviene de Senegal. Lleva dos meses en España. Ha pasado
un mes y medio aprendiendo catalán en un Aula de Acogida para inmigrantes recién aterrizados.
En el mes de marzo se incorpora al aula de castellano adaptado donde hay un
número reducido de alumnos de origen latino, pakistaní, magrebí, portugués...
Esta muchacha desconocía el castellano antes de aterrizar en mi aula, salvo lo
que hubiera oído en la calle. Sabemos que habla francés, wolof y tres o cuatro
dialectos más de Senegal.
Se llama María (nombre ficticio). Por algún signo externo
decidí no adaptarle la materia como hago con otros recién llegados dándoles un
dossier de primero o segundo de primaria que para algunos es demasiado difícil
y se pasan meses intentando resolverlo. María me dio alguna pista que me llevó
a integrarla con la mayoría de la clase. En seguida vi que hacía los deberes
con una letra primorosa. Los entendía aunque abordaran cuestiones gramaticales
que el resto no llegan a entender sobre el uso de los determinantes y los
pronombres. El nivel que les doy es sencillo pero para la mayoría que no
estudia ni trabaja es imposible de asimilar. María en cambio hacía todos los
días los deberes y los hacía bien. No tiene portátil en clase pero en casa vi
que utilizaba perfectamente el EDMODO, el entorno virtual educativo que
vertebra el aula. No habla, la veo concentrada en sus tareas, apenas sonríe,
aunque los últimos días le he visto una sonrisa tímida que me ha animado.
Algunos en clase quieren llamarle la atención para que se dedique a tontear
como ellos, pero ella sigue con una seriedad pasmosa cumpliendo con sus tareas
con una concentración extraordinaria.
Un día le hice leer en clase en voz alta. Leía con
desenvoltura y pronunciando el castellano mucho mejor que la mayoría, a la vez
que la oía leer con sentido palabras de un libro de Lorca que ella no podía
saber qué significaban. Me volvió a sorprender, igual que un día que la saqué a
hacer un dictado en la pizarra y lo hizo a la perfección.
Yo no entendía nada. Yo temía pedirle cosas imposibles para
ella recién llegada, pero cada día me volvía a maravillar por su seguridad
pasmosa en resolver problemas gramaticales que los demás ni siquiera huelen.
Hoy les he hecho un examen sobre lo explicado en clase. Un
dictado, una redacción y varios textos en los que debían reconocer los
pronombres personales y en otro, los pronombres de todo tipo que había. Además
ejercicios de sustitución pronominal, examen de formas verbales simples y
compuestas...
¿Saben la nota que ha sacado el alumno que más alta nota ha
sacado de sus compañeros? Un 5. El resto, la mayoría ha suspendido. Solo dos
han aprobado con una nota raspada. María ha sacado un notable alto en un examen
casi perfecto en el que ha resuelto con extraordinaria desenvoltura la
distinción entre los distintos tipos de pronombres, su diferencia con los
determinantes, la pronominalización, etc. El único elemento flojo ha sido la
redacción (que ha estado mejor que la de sus compañeros) pero ha cometido
algunos errores lógicos por confusión con el catalán y por utilizar formas
verbales irregulares como si fueran regulares como "saliremos" en
lugar de "saldremos".
Su presencia ha desmontado las excusas del resto. María es
increíblemente inteligente y tiene una habilidad superior para las lenguas (en
catalán también están fascinados con ella), pero también trabaja y se esfuerza
mucho. Es un prodigio de tal calibre que hace muchos años que no encontraba a
alguien tan inteligente. Lo que ha hecho es prodigioso en unas lenguas
totalmente desconocidas para ella hasta hace dos meses. No sé cuál es su límite.
Imagino que su habilidad lingüística dominando el wolof y otros dialectos
senegaleses tiene que proporcionarle un marco magnífico para el aprendizaje de
las lenguas.
No puede aprobar el curso. Un alumno que
llega en marzo no puede en pura lógica aprobar el cuarto de la ESO y pasar al
bachillerato. Además me han comentado que en matemáticas no tiene el nivel
suficiente. El próximo curso repetirá cuarto de ESO. Yo no seré su profesor,
pero me encantaría serlo. Tendría que estar en un curso no adaptado.
Lo siento por el resto de sus compañeros de aula. Se les han
acabado las excusas. No digo que si ella puede ellos también pueden pero casi
podría decir que es verdad porque ella lo consigue con una atención y
concentración espléndidas y una habilidad lingüística superior, pero también
poniendo mucho esfuerzo con su oído y realizando tareas que los demás no hacen.
Y su lengua, la de muchos, es el castellano. Pues bien, una alumna senegalesa
les ha dado a todos sopas con honda.
¡Qué increíble! No creáis que es fácil encontrarse con esto
donde yo estoy, donde el trabajo y el esfuerzo brillan por su ausencia. Pero
hoy estoy maravillado tras corregir su examen. Y me he puesto a escribir este
post.