Una de las situaciones más comunes para un profesor que
imparte clase a grupos en que la mayoría
son inmigrantes (marroquíes, paquistaníes, latinos) es la de ser consciente de
que habrá infinidad de palabras, conceptos, imágenes o símbolos que probablemente
no sean comprendidos por ellos aunque sean habituales y conocidos en nuestro
modo de entender las cosas. Especialmente esto es importante en el terreno del
arte y concretamente en el de los textos literarios.
Estos días leemos dramatizando la obra Bodas de sangre de Federico
García Lorca. Nos sentamos en círculo al final de la clase y los alumnos
leen, intentado interpretar a los distintos personajes. La lectura va más o
menos fluida, pero yo voy deteniéndola explicando algunas cuestiones que pienso
son necesarias para comprenderla. ¿Hasta que punto entienden la situación
planteada? Parece que la base del conflicto sí. Saben que la novia está
enamorada de Leonardo y que la boda con el novio la sume en la desolación y la
amargura.
Hay un momento en que el novio y su madre regala unas medias
caladas a la novia. Es un elemento que lleva aneja la sensualidad, y más cuando
la criada describe dichas medias asociadas a las piernas (la pantorrilla, los
muslos...). Les explico que antes en España
las mujeres velaban totalmente su cuerpo. No podía ser contemplado por un
hombre que, sin embargo, si veía un fragmento de pantorrilla, era para él
altamente excitante. ¿Entienden el conflicto? Mis alumnas marroquíes también
velan su cuerpo (no todas) y tienen un sentido del pudor que lo aproxima a esas
concepciones de principios de siglo. ¿Hasta qué punto les desconciertan las
alusiones a la cama, a los dos cuerpos, el del novio y la novia, encontrándose
el día de la boda? Desconozco dónde están los referentes claros para mis
alumnos. Antes cuando me dirigía a alumnos españoles tenía claro cuáles eran
nuestros valores e imágenes de referencia, lo que era normal y lo que no. Ahora
he de explicar cuestiones que no sé si se entenderán. Una de ellas es la corona
de azahar que arroja la novia al suelo el día de la boda. ¿Sabéis lo que es el azahar? ¡No!
Me responden tanto marroquíes, latinos o españoles. Es la flor de naranjo, es blanca y simboliza la virginidad.
Entonces me veo obligado a explicar qué es la virginidad, hasta que una alumna
marroquí me espeta. "Profe, que ya
sabemos qué es la virginidad", entre las risas de la mayoría que
encuentran cómica la situación. A mi vez, termino riéndome por lo absurdo de la
situación.
Los asuntos referidos al pudor son susceptibles de choques
culturales. En la película El resplandor de
Kubrick aparece un desnudo de una
mujer misteriosa en la habitación 237 y observo que niñas marroquíes apartan la vista de
la pantalla. Están educadas en otros parámetros en que el desnudo o el sexo son
tabués como lo eran para nosotros hace un par de generaciones en la España de
los años cincuenta o sesenta en que comenzamos a abrirnos en este terreno. De
hecho los años anteriores a la Transición y la Transición misma suponen una
eclosión de lo sexual que revela la fuerte tensión acumulada por la represión
del franquismo.
Sin duda ha de haber una fuerte tensión en este terreno
entre los varones y las chicas que estén formados en una visión puritana del
sexo de acuerdo a su cultura. Sin embargo, no son inmunes a las influencias de
la sociedad occidental cuya libertad en el sentido del pudor es mucho más amplia. El otro día revelaba que un alumno marroquí fue
sorprendido mirando unas imágenes de sexo explícito durante la clase por lo que
fue amonestado. Entiendo que hay un fuerte conflicto sexual en el que chocan la
identidad cultural (musulmana) y la realidad fisiológica personal, a la vez en
un contexto cultural que no ayuda demasiado a las ideas de mantenimiento de la
castidad hasta el matrimonio. Pienso que el hiyab
que portan las muchachas es precisamente ese símbolo que expresa la virginidad y que representaba el azahar en la obra Bodas
de sangre.
Supongo que la clave en este sentido es la de abordar las
cuestiones con normalidad, pero ello no deja de plantearme interrogantes sobre
los límites o las explicaciones necesarias.
Con los alumnos marroquíes nunca he tenido ningún conflicto serio sobre
este tema, pero he oído de alumnos testigos de Jehová que se negaban a leer
algún tipo de novelas porque había situaciones o imágenes que no admitía su
religión.
A veces se produzcan situaciones cómicas
cuando el profesor intenta explicar lo que sí por supuesto es comprendido y
forma parte de su cultura más cercana como es la idea de virginidad que tiene
que ser medular como lo era de la nuestra no hace tanto tiempo.