Hoy ha vuelto a clase Mohamed.
Es un alumno de este cuatrimestre del crédito de cine de terror. Apenas lo conozco pues el grupo acaba de empezar el
ciclo. Hoy pasábamos una segunda sesión de El
resplandor de Stanley Kubrick. Mohamed ha estado varias sesiones sin
venir a clase. Lleva las manos vendadas por las quemaduras que sufrió en el
incendio de su hogar. Fue noticia en toda la prensa. Un incendio de
madrugada en el piso de su familia calcinó totalmente la vivienda. Una hermana
suya de siete años murió abrasada en el suceso. Su padre, desesperado, sufrió
graves quemaduras intentando salvar a los cinco niños que había en la casa,
pero no hubo posibilidad de salvar a la niña.
El colegio de la niña ha abierto una cuenta de solidaridad
con la familia que ya estaba en una situación límite. La solidaridad ha funcionado
y en alguna manera se ha ayudado a esta familia. Nosotros también hemos
intentado ayudar económicamente a Mohamed que
perdió todo en el incendio. Hoy venía con su nuevo ordenador portátil que
cuidaba con sus manos vendadas.
Es un muchacho concentrado y serio. Hoy se ha dirigido a mí
para decirme que no ha podido hacer el trabajo sobre la película anterior, Carrie. No ha hecho falta decir nada
más. Le he dicho que como no pudo ver la película estaba dispensado de la
presentación del mismo. Me ha asombrado su dignidad, su saber estar, el no
reclamarse en ningún caso como protagonista y solo preguntar con timidez sobre
el trabajo que había de presentar. Hoy mientras veíamos concentrados las imágenes en el
hotel Overlook en que Jack Torrance enloquece en aquel
invierno poblado de fantasmas en las montañas, pensaba en Mohamed y en la dimensión social de la escuela pública y me he
sentido confortado porque, a pesar de nuestras limitaciones, luchamos en
circunstancias difíciles contra la desigualdad y nuestros alumnos viven
terribles dramas que no ignoramos y que están detrás de sus vidas.
La música de Bela Bartok acompañaba las imágenes en ese blanco laberinto de la tragedia.
AMÉN
ResponderEliminar(Me he emocionado con el último párrafo).
¿Qué se puede decir? No sé dónde está el terror en realidad. Me vienen a la cabeza los pequeños y grandes dramas de mis alumnos. Algunos también vienen a los pocos días como si tal cosa, al menos en apariencia. Tambén preguntan mansamente qué hay que hacer. En casa queda la madre enferma, o el piso compartido con varias familias, o el desahucio del piso...También se hace lo que se puede, eso sí, sin trabajador social, que un día existió, sin profesor de compensatoria... Pienso, sin embargo, a qué dedican nuestros gobernantes, y me pongo mala.No nos lo merecemos.
ResponderEliminarAún el mejor cine de terror se queda corto comparado con el drama de muchas vidas reales. Difícil comentar: lo has dicho todo en tuu reflexión final.
ResponderEliminarUn beso.
Me he emocionado, Joselu, sobre todo al pensar que Mohamed, con todo su drama encima no ha buscado protagonismo. Pienso en su familia y también pienso como tú que tenemos que estar agradecidos a la escuela pública donde se da cabida a todos. Un abrazo Lola
ResponderEliminarQué tristeza, Joselu. Hoy mismo he sabido que el colegio de una niña a la que se le ha diagnosticado un cáncer está recaudando dinero porque, por lo visto, la Seguridad Social no paga todo el tratamiento y la familia está en una situación muy delicada. Siempre emociona que la gente y las instituciones se movilicen para ayudar a quien lo necesita, pero me preocupa que estemos cambiando la justicia por la caridad. Esta niña y la familia de Mohamed no pueden depender de la buena voluntad ajena para sobrevivir.
ResponderEliminarLos pocos inmigrantes que hay en mi colegio serían mucho más infelices en el colegio religioso de mi misma localidad.
ResponderEliminarLo sé porque he trabajado en los dos.
La escuela pública acoge y podemos estar orgullosos de ello.
Los inmigrantes que hay en mi colegio, que no es propiedad del Estado (imagino que os referís a eso cuando la llamáis "pública") también están muy a gusto, al menos tan a gusto como los nativos.
ResponderEliminarY, como en todas partes, no hace falta que arda su casa para que se les eche una mano. Por supuesto.
Mi solidaridad absoluta con el alumno.
ResponderEliminarTras 20 años y 7 centros públicos, mi experiencia no me permite afirmar tan rotundamente como hacéis algunos, que los centros públicos son mejores que "los otros". ¿Mejores en qué, vamos a ver? Si Mohamed viniera a mi instituto, os aseguro que algunos profesores harían lo imposible para que se marchara cuanto antes. Algunos profesores de la pública no quieren inmigrantes en sus aulas, pero tampoco "nativos" con necesidades educativas. Algunos profesores de la pública no hacen bien su trabajo. Algunos profesores de la pública no mueven un dedo para ayudar a sus alumnos. ¡Jolines, esa es la verdad!. No seamos papanatas, no somos tan jodidamente buenos. O yo estoy equivocada o vosotros vivís en los mundos de Yupi. Perdón si alguien se molesta, pero me paso el día "lidiando" con profesores de la pública, discutiendo con ellos, saliendo cabreada de reuniones en las que lo único que se hace es cotilleo malintencionado y se propagan prejuicios que van a impedir que algunos alumnos levanten cabeza el resto del curso. A los profesores nuevos que llegan a mitad de curso se les pone en preaviso: "cuidado con este, ojito con aquella..." Y al final, claro, la profecía autocumplida. Y todo esto, ¿tiene algo que ver con la titularidad del centro? No, tiene que ver con la naturaleza del ser humano, que trabajo tanto en la escuela pública como en la privada.
ResponderEliminarBuenas noches.
Corrijo la última frase: "...que trabaja tanto..."
ResponderEliminarDignidad... hermosa y difícil palabra.
ResponderEliminarLa dignidad es el orgullo del pobre. No se quien dijo o me dijo eso pero tu relato me lo ha recordado. Como me ha llegado lo de "la Solidaridad ha funcionado". Siempre funciona entre los pobres y espero que siga funcionando, porque tal cual está el patio, la vamos a necesitar.
Un saludo para ti y otro para Mohamed y su familia y desde un sentimiento compartido mis condolencias y mi dolor para con ellos.
Me gustaría evitar que este post se convirtiera en un debate sobre la calidad de la escuela pública o sus posibles defectos. Creo que la cuestión no va por ahí. Trabajo en un centro en el que el setenta por ciento del alumnado es inmigrante, y tengo cursos en que la totalidad de los alumnos menos uno lo son.
ResponderEliminarPero mi post no iba sobre ello. No quiero meter el dedo en el ojo de nadie que trabaje en la privada, simplemente manifestar el sentimiento de cercanía que yo percibo en mi centro hacia los problemas sociales de nuestros alumnos, que son muy graves.
Por favor evitad el debate sobre escuela pública/privada.
Joselu, yo también he tenido alumnos que parecen madurar de golpe cuando la tragedia les golpea de esa manera tan brutal como es la muerte de una hermana y la pérdida de las pertenecencias. Su entereza nos enseña a los demás y nos deja huella. Es lo positivo de trabajar tan de cerca con personas. Pero a dimensión social de la escuela son ajenos muchos docentes que se reivindican como funcionarios con un horario claro de entradas y salidas. Conozco a unos cuantos a los que lo único que les importa es lo que plasme el alumno en el papel. Por eso me parece muy emotivo que os hayáis volcado con esa familia. Eso engrandece la figura del maestro y de la escuela.
ResponderEliminarConfiemos en que Mohamed pueda superar su desgracia y se vea arropado por sus compañeros y por sus maestros.
Un saludo.
Hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí, tonta de mí!! Porque... ¡mira que me gusta leerte!
ResponderEliminarSólo leerte unos cuantos posts tuyos me permitieron saber desde lejos que eres un profesor como la copa de un pino. Y estoy segura de que lo harías tan bien en un lugar como en otro.
La esencia de buen profe no depende del lugar del trabajo, sino del trabajo que se realiza en cualquier lugar.
Pero he de decir, PORQUE ME APETECE, que cuando hablas de los emigrantes, de tus chicos y tus chicas, me enorgullece más, si cabe, el hecho de ser porfesora.
Me encantaría tener un compa como tú, así aprendería una pasada.
Te dejo un abrazo sentido,
MAR
Hace un rato leía:
ResponderEliminarLos blancos son racistas con los gitanos, estos con los negros, ellos con los asiáticos y estos con los blancos. El ciclo de la estupidez.
El círculo del mal, diría yo.
Menos mal que alguien anda intentando romperlo a todas horas haciendo las cosas bien. Titánica la faena cuando hay tantos a quien el asunto se la trae al pairo una cosa mala. Pero los seres humanos, no solo somos eso.
Y menos mal.
Las películas de terror y Bartók, van bien, gran parte de su música es extremadamente difícil de escuchar, con tintes realmente tétricos y dramáticos... Sin embargo y por increíble que parezca, muchos de sus estudios se usan para estudiar piano, en los primeros cursos del conservatorio...lo que hace, que muchos tiren la toalla. Me ha venido a la cabeza esto, porque a MOHAMED, me temo que desde bien pronto le ha tocado sufrir el terror en vivo y en directo, no necesita verlo en cine. Demasiado difícil todo para ser sólo un niño.
ResponderEliminarEs cierto que resulta admirable, la discreción, dignidad y entereza con la que dices se ha comportado en clase... Creo que con independencia del dolor que indudablemente sentirá, a algunas personas el sufrimiento les hacen aflorar lo mejor que llevan dentro, el caso de MOHAMED. Mientras que a otros, les convierte en seres resentidos y amargados de por vida. Siempre me he preguntado qué es lo que hace que ante la adversidad, se reaccione de tan diferente manera.
Me alegro mucho que lo hayan arropado en tu centro, estas cosas son lo que hacen grande a la escuela pública, pelear al lado de la adversidad, verla de cerca y a pesar de todas las dificultades, sacar lo mejor que lleva dentro. Hay muchas cosas que no se enseñan en los libros, ni en los grandes y maravillosos centros educativos, muchas.
Un beso grande JOSELU y otro de mi parte para MOHAMED.
Por mucho que nos lamentemos, siempre hay un Mohamed que nos recuerda por qué debemos luchar y cómo.
ResponderEliminarHe visto esta noticia y me he acordado de tu post.
ResponderEliminarHe leído la noticia y me ha parecido estimulante que las religiosas se hayan implicado en la defensa de esta familia. Rompe esa imagen negativa extendida sobre la iglesia, y de igual modo, muestra que colegios concertados y públicos tienen problemas semejantes en determinadas circunstancias que cada vez son más comunes.
EliminarEs una entrada feliz, Joselu. Pese a todo, feliz. Y es feliz porque tú has sabido corresponder a tu alumno con ternura, acogimiento y con solidaridad. Esto es propio de la esencia buena o mala del ser humano, que independientemente de dónde trabaja aflora cuando es oportuno aflorar...
ResponderEliminarMuy emocionante el final...
Un abrazo, y adelante!
Hace unas semanas, hicimos un encierro en el instituto para denunciar los recortes en educación. Vinieron apenas una veintena de padres y madres. La inmensa mayoría eran mujeres musulmanas. Creo que está claro quién valora en estos momentos la educación sin trabas, la educación igualitaria. Es una pena que, para muchos, los profes todavía sigamos siendo ese colectivo de privilegiados cuya mala imagen se vende tan bien en los medios. Pero el tiempo pone a cada cual en su sitio y aquí los acogeremos a todos.
ResponderEliminarMe enteré de la noticia de dicha tragedia, pero ahora que nos das detalles de proximidad y que pones nombre a una de las víctimas me afecta y conmueve mucho más. Nadie puede cuestionar la dimensión social y la labor igualatoria que la escuela pública viene desempeñando en la sociedad, sobre todo desde la II República.
ResponderEliminarUn abrazo
guau...las imágenes realmente son de terror (en el buen sentido) un saludo am - juegos de mario
ResponderEliminarSiento haber entrado en tópicos y me morderé la lengua. Sólo digo que suelo fundamentar mis opiniones (no va por ti Joselu).
ResponderEliminarFui responsable sindical de todas las escuelas privadas y por tanto de todas las religiosas de la mitad del Baix Llobregat.
Pero me morderé la lengua porque se trata de Mohamed y de los buenos profesionales que le dan su apoyo. También de su dignidad. Quizás lo más importante.