Este ávido lector va buscando obras que lo absorban, que lo
estimulen, que lo desafíen, que lo maravillen. Y uno de los descubrimientos que
he he experimentado últimamente es el placer que tengo en acostarme temprano,
sobre las diez menos cuarto de la noche y encontrarme con mis libros o mi iPad de última generación con textos
comprados en Amazon. Me tomo un café
intensamente cargado antes de ir a la cama, lo que me excita para encontrarme
con los libros. Noto mi corazón más acelerado y mi mente despierta. Y allí
tengo dos horas y media maravillosas hasta después de las doce en que me
apasiono leyendo alguna obra que me cautiva. Esto no siempre es así, pero
entonces decido si merece la pena seguir con la lectura o abiertamente dejarlo
sin concluir. No tengo ganas de perder el tiempo. Recientemente he leído una
novela de Johh Williams titulada Stoner. No es un relato demasiado
conocido. Es la historia de un profesor gris de literatura en la universidad
norteamericana de Misuri, era hijo
de unos campesinos de vida muy dura. Stoner
llegó a la universidad a estudiar agricultura, pero las palabras de un profesor
ya cansado le hicieron descubrir su vocación literaria. Stoner es una novela maestra, impresionante, yo diría que
maravillosa. Me tuvo prendido desde la primera línea hasta el final en ese
trayecto existencial del protagonista.
David Lodge es
uno de mis últimos descubrimientos. He leído Terapia y Pensamientos
secretos. A David Lodge se le
tiene por un fino humorista inglés, pero a mi me impresiona que sus novelas
rozan lo trágico mirado desde una perspectiva que convierte esa realidad
en algo interesante y que te congratula con la existencia. Me han hablado ayer
de la serie de novelas sobre la vida académica cuyos protagonistas son
profesores. Intentaré conseguirlas.
Una recomendación que he recibido por parte de un fino
profesor de inglés de mi instituto es Bienvenido
Mr. Chance de Jerzy Kosinski. Ya
la he encargado en Amazon y espero
recibirla en los próximos días. Mi compañero me ha dicho que es una obra
maestra.
Ahora estoy leyendo fascinado la recién publicada biografía
de J. D. Salinger (Salinger de David Shields) el autor de El guardián entre el centeno, que ha
cautivado a tantos millones de lectores y cuya potencia narrativa sigue vigente
cinco o seis décadas después de haber sido escrita. La vida de Salinger era un misterio que ahora se
abre para la maravilla del lector en esta biografía sorprendentemente buena.
Llevo leído un veinte por ciento del libro y he de decir que estoy
conmocionado. A pesar de mi interés por Salinger
y haber leído lo que la prensa había publicado sobre su retiro en una cabaña,
oculto al mundo, estoy vivamente sorprendido al conocer las circunstancias que
llevaron a que fueran escritos muchos de sus relatos y la novela de Holden Caulfield. Estoy disfrutando
muchísimo y solo espero tener un rato para sumergirme en esta biografía
apasionante.
Leí también En la
orilla de Rafael Chirbes pero no
logró atraparme por más que fuera consciente de su excelente factura. Y no consigo
convencerme que su intención, igual que en Crematorio
que también he leído recientemente, fuera revelar las tramas de corrupción
urbanística en la costa levantina. Su inmersión en los personajes de estas
novelas revelan algo que va más allá de esa interpretación algo esquemática.
Creo que hay una gran complejidad psicológica en dichos personajes que desborda
el planteamiento de novela identificada más bien por lo social.
Las vírgenes suicidas
de Jeffrey Eugenides me gustó pero
no me cautivó. Deseaba terminarlo sin estar realmente interesado en ese
suicidio múltiple de aquellas hermanas Lisbon
que eran bellísimas. John Banville
lo considera una obra maestra, pero no consigo estar convencido de ello por mi
lectura. El encuentro del lector con una novela es siempre misterioso.
La cripta de los
capuchinos de Joseph Roth ha
sido una lectura que me ha llegado veintiocho años después que una muchacha
italiana me la recomendara. Leerla me ha
llevado a recordar los días que pasé con aquella mujer cuando era joven y
mantenía conversaciones con ella perdidos en la jungla de Sumatra.
Mis hijas me han regalado estas navidades Incerta gloria de Joan Sales que llevo tiempo queriendo leer. Las referencias que
tengo de esta novela son excelentes. Se dice que es la novela más rusa y
metafísica que ha producido un escritor catalán.
Tengo pendientes también La
casa de hojas sobre la que escribí un post. El autor es Mark Z. Danielewski. Es una novela
extraña y enigmática para la que espero un tiempo reposado para meterme en
ella.
Quiero leer La broma
infinita de David Foster Wallace,
un autor que se suicidó, siendo reconocido como uno de los mejores narradores
de la reciente literatura norteamericana. Su muerte conmocionó a la comunidad
lectora y literaria norteamericana. Se ahorcó a los cuarenta y seis años en
California ante la consternación e incredulidad de los que lo seguían. Es una
larga novela para la que he de encontrar también su espacio de tiempo.
Me interesó muchísimo Limónov
de Enmanuelle Carrere. Es la
historia real de un personaje mezcla de muchas cosas que resulta sorprendente.
Una combinación de punk, vividor, admirador de la URSS, místico, proserbio,
militarista y un escritor de su propia vida que ha logrado el éxito literario
en su país. Limónov es un relato
absorbente que se disfruta con alegría e intenso placer.
Estas son algunas de mis lecturas recientes y proyectos para
los próximos meses. Eso sin olvidar que quiero leer la continuación de Juego de tronos de George R. Martin que
comencé en el verano pasado. Me pareció una espléndida creación de un mundo
totalmente sacado de la imaginación del autor, un mundo convincente y sugestivo
que lleva al lector a la sorpresa permanente.
La vida es más hermosa con literatura y cine.