Sin haberlo previsto me he encontrado
durante este curso con una ilación de temas en tercero de ESO que pueden crear
la idea de proyecto. El hilo conductor es Kafka.
Un tema anómalo dentro del programa. Soy consciente de que es un elemento
perturbador a su edad. Y que puede no atraerles demasiado leído a palo seco.
Porque ¿qué me encuentro cuando voy a clase de tercero de ESO? Muchachos a los
que les gusta el fútbol, chicas enamoradas de Justin Bieber, lectoras impenitentes de libros románticos que
afloran en sus ratos de distensión. ¿Por qué Kafka? Porque, en esencia, les enfrenta al más alto grado de la
ambigüedad literaria. Ellos y la inmensa generalidad de los lectores quieren
que los relatos sean claros, que se extraiga de ellos una moral, que se den suficientes
explicaciones para que todo quede nítido y no haya lugar a dudas, que acaben
bien con la victoria del lado bueno de las cosas –el amor, el héroe, el ideal-
que les depare un rato de distracción amena sin mayores complicaciones...
Nada de esto sucede con Kafka. Ni es fácil extraer el sentido
de sus relatos –si es que acaso tienen alguno-, ni expresan una moral vencedora
que no sea el aplastamiento del protagonista, ni al final todo queda claro y sí
más bien asombrosamente abierto y extraño, ni gana el lado bueno ni es seguro
el rato de distracción con estas historias... Soy muy consciente de que a este
autor hay que ilustrarlo, leerlo con ellos, hacerles asistir a un universo
narrativo extraordinariamente complejo y ambiguo. No puedo dejarles solos con
él. Kafka no es un contertulio
cómodo. Sobre su literatura se han dado interpretaciones de todo tipo, pero me
quedo con la lectura de Borges que
anima precisamente a no extraer ningún símbolo o mensaje recóndito en sus
líneas que no sea puramente literario en la cercanía del mundo onírico.
De este magma sale el proyecto ODRADEK. Acaban de leer Kafka y la muñeca viajera de Jordi Sierra i Fabra, que les ha
encantado –los que lo han leído, claro-. El siguiente que leerán sera La transformación –antes conocido como La metamorfosis-. Hay una edición muy
barata que encargaré en Amazon para
ellos. Lo leeremos casi íntegramente en clase. Pero antes de eso vamos a agitar
el tema Kafka. Primero una
exposición fotográfica sobre La
transformación cuyo centenario fue el año pasado. Vamos a traer una
veintena de fotos que un colectivo joven presentó en una exposición reciente.
Pero también ellos elaborarán un proyecto –el llamado ODRADEK- que consiste en crear un objeto imaginario –la idea está
sacada del relato Preocupaciones de un
padre de familia: Kafka crea un objeto inexistente y le
da un nombre cuyo origen es incierto. Atribuye al objeto una personalidad, una
sentimentalidad, y llega a dialogar con él. Como es un objeto que no tiene
sentido ni finalidad, no es desgastado por el tiempo. Este es el Odradek cuya interpretación gráfica he
puesto en la foto del blog. La idea es que creen un objeto que han de dibujar,
ponerle un nombre y escribir un texto de ciento cincuenta palabras expresando
qué es dicho objeto y establecer una relación con él. No es fácil. El objeto
debe carecer de utilidad práctica y ser puramente fantástico. Deben dibujarlo,
bautizarlo y escribir sobre él.
Sé que están dando muchas vueltas a la
novela que han de presentar para mediados de mayo, pero este objeto fantástico
les hará rumiar mucho. No es un desafío convencional. No. No hay una respuesta
tópica aunque seguro que bastantes de las que den lo serán. Será precisamente
su capacidad de escapar a los tópicos la que hará que la invención sea feliz. Kafka con esta invención genial del Odradek se unía al colegio de patafísica y el posterior Obrador de
Literatura Potencial (OULIPO) en que
participaría Raymond Queneau. Es tan
infértil la lectura biografiada de Kafka, proyectando la idea de un ser
angustiado y oscuro, que precisamente esta dimensión de juego en sus relatos nos
aleja de esa idea por unos momentos. Cuanto más leo a Kafka más pongo en cuestión los tópicos biográficos que han
construido una determinada visión de él. Hay mucho de juego literario en sus
relatos.
El objeto imaginario es un ejercicio
exigente de creatividad. La peor de las condenas de la cultura de masas es su
carácter tópico, cómodo, plano, antiimaginativo. El Odradek que ellos creen debería escapar de esas relaciones causales
con la lógica común para entrar en otro territorio más feraz.
¿Se puede pedir lo imposible? Buena
pregunta. Pienso que solo pidiendo lo imposible es probable que emerjan poetas
desconocidos, frikis anónimos, cronopios avant
la lettre. Si solo pedimos lo causal, solo recibiremos eso, lo encadenado a
la lógica que nos aplasta. Algunos han dicho que dentro de cada uno de nosotros
hay un artista oculto. Puede que sea una hipótesis ingenua, que contraría la
realidad diaria, pero ¿qué pasa si por un momento le damos una oportunidad a
que pudiera ser cierto?
Que esto no está dentro del programa ...
La sociedad necesita de seres grises para construir un conjunto grisáceo. Pero
nadie se fija en nosotros, ataquemos mientras otros duermen, avancemos cuando
ellos retroceden, escondámonos en las trincheras, leamos a Alfred Jarry, a
Dostoievski, a Breton. Soñemos cuando ellos se limiten a ser extraordinarios
gestores. Disimulemos, disfracémonos de buen ciudadano, de profesor perfecto
que trabaja por competencias. Aullemos de placer cuando la luna se ponga roja.
Evohé.