En los últimos años he percibido la
enorme importancia que tiene para mí, como profesor de lengua castellana, la
expresión plástica. Es algo en lo que no reparamos porque segmentamos la
enseñanza en compartimentos estancos. Uno da matemáticas, otro da biología,
otro da castellano, otro música, otro profesor, visual y plástica... Sin embargo, el ser humano no está
compartimentado de ninguna manera. Es una falacia. Me explicaré. Yo suelo
ponerles textos muy complejos desde primero de ESO como ejercicios de Comprensión
Lectora. Me di cuenta que una cuestión fundamental, tras las preguntas de
rigor, que era conveniente ver cómo ellos visualizaban plásticamente la
historia o la escena. Y así introduje un recuadro en que ellos debían
sintetizar dibujando cómo sentían esa situación. Además debían pintarlo. Era
evidente que la comprensión del texto se expresaba mejor de algún modo con un
dibujo coloreado. El alumno que había comprendido el texto lograba sintetizar
con mayor fidelidad y libertad la historia. Yo no era profesor de dibujo, no
era un elemento represivo de su libertad. Quería que dibujaran y pintaran sin
miedo. Sintiéndose libres, disfrutando. Pero esto no es tan fácil como parece.
Un profesor de visual y plástica me
comentaba hoy en una guardia de patio que los niños dibujan muchísimo durante
su primera niñez, es un medio de expresión formidable que se cultiva en la
escuela parvularia y primer ciclo de primaria. Sin embargo, cuando llegan a los
diez y once años, todo esto se pierde. Mi compañero decía que esto ha sucedido
siempre, que no es nuevo. El dibujo se pierde como medio expresivo. Los niños y
púberes se cohíben y se inhiben perdiendo así esa primitiva libertad de dibujar
y pintar espontáneamente y sin miedo. Dejan de dibujar. Solo una mínima expresión
lo sigue haciendo y estos son los que, al cultivarlo, terminan haciéndolo bien,
si no se convierten en relamidos y exhibicionistas.
He incorporado a mi didáctica un nuevo
elemento. Hay una aplicación formidable que se llama VISUAL POETRY que permite
construir poemas visuales a partir de textos de cualquier tipo. Solo hay que
introducir el texto y empezar a dibujar. Se puede cambiar el tamaño de la
letra, el color de la misma y el fondo (background). Les he propuesto algún
poema de Bécquer y otro de Gloria Fuertes hasta ahora. A otro curso ha sido uno
de Antonio Machado. La impresión que tienen cuando ven lo que se puede hacer es
de fascinación. Tienen que hacer un poema visual con un poema determinado. No
es tan fácil. La primera constatación que observo es que están inhibidos. Saben
hacer algo siguiendo unas pautas pero no saben ser libres. Muchos se dedican a
buscar modelos en google, generalmente estereotipados. Otros se quedan en
blanco en estado de shock pues no saben qué hacer. Y así pasan los minutos
totalmente bloqueados (o bloqueadas). Es tan fascinante lo que tienen delante
que los atemoriza. Otros se lanzan pero es evidente que no tienen libre la
imaginación, ni tienen concepción de los colores armónicos. Hoy le preguntaba a
una alumna de excelente, que se sentía totalmente incapaz de hacer nada, si de
pequeña ella dibujaba. Me ha dicho que muchísimo. Pues entonces quiero que te reencuentres con esa niña que eras y que te
sientas libre para pintar, le he dicho. Creen que hay que hacer algo sofisticado
y no se trata de eso. El dibujo naïf es el más hermoso que existe. Algunas
niñas musulmanas tienen facilidad para ello y hacen cosas primorosas. Es como
si estuvieran menos bloqueadas. Un pequeño número hacen dibujos muy hermosos.
He puesto alguno en la cabecera del post. Es un problema de libertad y de
desenvoltura de la inhibición. Además de una concepción armónica del espacio y
una cierta comprensión de la armonía de color. No es necesario dibujar bien en
el sentido estricto. Alguno me enseñaba dibujos que había hecho a mano que
creía que eran buenos, pero eran demasiado estereotipados. La cuestión central
está en una cierta ingenuidad no relamida. El dibujar muy bien puede ser un
elemento que no necesariamente ayude. Picasso nos muestra en su evolución cómo
pasó de un dibujo y pintura excelente a los dieciséis años a la libertad
creadora de sus estadios posteriores. Más adelante comentó que le había costado
toda su vida aprender a pintar como un niño.
Esto lo observo con auténtica sorpresa.
No sé si el sistema educativo tiene esto en cuenta o si es también un factor
coadyuvante en este fracaso colosal de la expresión plástica. Recuerdo que hace
treinta años estuve pasando un mes en Balí, una isla en que buena parte de la
población son artistas. Unos son actores, otros dibujantes y pintores otros
danzantes, otros marionetistas, otros músicos ... Es una isla en que el arte
forma parte de la constitución cultural.
Compré, en una salida que hice, un par de lienzos balineses pintados por un
adolescente de quince años. Todavía los tengo en mi salón. Son bellísimos.
Forman parte de la cultura tradicional que no escinde la educación artística ni
hace que se inhiba la libertad creadora. Tampoco hay ese corte a los once años
que se produce aquí.
Yo no tengo ni idea de dibujar pero me
ejercito en formatos naïf haciendo exactamente lo que me sale sin pretender que
sea bueno, solo dejando que el inconsciente funcione. Sé distinguir cuando hay
verdadera libertad e inspiración en un dibujo que me muestran mis alumnos.
Hacer un poema visual es una tarea más
compleja de lo que pueda parecer. Y no me parece que esto sea ajeno a un
profesor de lengua castellana.
Estos son algunos de los poemas visuales que he recibido hoy sobre un poema de Gloria Fuertes.