Hay motivaciones extrínsecas y motivaciones
intrínsecas. Las intrínsecas son las que nacen de nosotros mismos, de nuestros
propios intereses, de forma que se satisfacen necesidades psicológicas que
hacen que incluso los esfuerzos sean productivos y satisfactorios. Estas son
las mejores. Hay alumnos que tienen motivaciones intrínsecas y que se mueven
por intereses personales en el tema escolar y aceptan riesgos y retos. Tal vez
piensan con perspectiva y ven su futuro profesional en juego. Otros tal vez se
ven motivados por factores extrínsecos como las notas, el reconocimiento,
evitar las broncas en casa, premios, felicitaciones, incentivos, recompensas
(el hecho de que su padre le haya prometido algo si aprueba, una moto por
ejemplo).
Otros no responden ni a motivaciones
intrínsecas ni extrínsecas. Nada parece mover a la acción a algunos alumnos
invadidos por la negatividad o la pasividad. De estos hay bastantes en el
ambiente en que yo me muevo. Nada de lo que ofrece el sistema escolar logra
motivarles para realizar esfuerzos. Muchas veces se piensa que lo que pasa en
tal caso es que la autoestima es baja y que fomentando la autoestima
favoreceremos el esfuerzo, pero esto no es así. La autoestima es una
consecuencia de cómo nos va la vida. Cuando esta nos va bien, la autoestima
suele subir, y cuando esta nos va mal, la autoestima baja. No es la causa. Hay
alumnos con la autoestima baja que sacan notas excelentes y hay alumnos con la
autoestima bien alta que no dan un palo al agua, tal vez porque encuentran
alicientes fuera de la vida escolar, como el fútbol.
El profesor puede utilizar reforzadores
positivos o negativos. Prometer un premio o amenazar con un castigo son los más
socorridos. Venir castigado una tarde, llevarlo con el jefe de estudios, llamar
a los padres, tener que copiar algo cien veces. Sin embargo, podemos
preguntarnos si son efectivos tanto las recompensas como los castigos. Las
recompensas actúan como prometedoras de algo semejante al placer y los castigos
prometen algo semejante al displacer, al dolor.
Sin embargo, ¿qué sucede cuando
prometemos una recompensa a alumnos que ya tienen de por sí una motivación
intrínseca? ¿Qué sucede con su motivación intrínseca cuando se les da una
motivación extrínseca? Por ejemplo, a un alumno que le guste leer y lea, que se
le prometa un premio por hacerlo. Lo que sucede es que disminuye su motivación
intrínseca, es el costo oculto de la
recompensa. Cometí este error un día prometiéndoles un chupachups si copiaban unos agotadores cuadros sinópticos durante
una hora. El trabajo fue general, y hasta el más desganado luchó por el chupachups. Sin embargo, el problema fue
en días posteriores en que los alumnos exigían el chupachups por esforzarse y sin ello, no lo hacían. Otros, los que
lo hubieran hecho de igual manera, vieron devaluada su motivación intrínseca.
Además la recompensa extrínseca afecta al proceso de aprendizaje puesto que les
distrae la atención que en vez de ser dirigida al contenido de los cuadros
sinópticos áridos se dirige a la obtención de la recompensa. Trabajaron más que
nunca pero no pensaban en lo que estaban haciendo. Pensaban en el dulce que
sería el colofón de su esfuerzo. Además de afectar a la necesidad psicológica
de autonomía lo que afecta a su motivación intrínseca. Es lo mismo que amenazar
con un castigo como quedarse después de clase por su mal comportamiento.
La teoría de la gamificación –utilizar los mecanismos del juego como reto, como
desafío, como competencia entre iguales, como emoción- puede ser un recurso que
promueva la motivación intrínseca para hacer del aprender algo divertido. Convertir lo árido de por sí en un proyecto
interesante y motivador en que todos los
que lo intenten logren buenos resultados.
Este año quiero introducir novedades en
mi modo de dar las clases para que supongan una novedad y algo estimulante. Voy
a favorecer el trabajo por parejas en detrimento del esfuerzo meramente
individual. Voy a aplicar la práctica de la “clase invertida” (The flipped classroom) para convertir el
tiempo en el aula en altamente productivo, despojado del factor explicación
académica del tema en cuestión que no funciona puesto que la mayoría desconecta. Estoy grabando vídeos
sobre los temas a abordar que ellos verán en casa colgados en youtube. Suelen
tener una duración de diez minutos. Utilizando una aplicación, EduCanon, intercalo preguntas sobre el
contenido del vídeo que se queda detenido en medio de su desarrollo y no
progresa hasta que se contesta la pregunta. Recibo yo así una referencia de su
visionado del vídeo y de los aciertos a las preguntas planteadas. Al día
siguiente, recojo los esquemas que han realizado sobre el contenido del vídeo y
les paso en Kahoot, una aplicación
altamente motivadora que pueden contestar con el móvil, un test sobre el
contenido del vídeo visto en casa. A continuación les propongo para el resto de
la clase unos ejercicios de ampliación de lo explicado en el vídeo, de tal modo
que la explicación del tema se ve en casa y los ejercicios se hacen durante la
clase en el aula por parejas entre las que existirá una competencia y rivalidad
que mantendré durante la evaluación.
El proyecto de utilizar twitter en el aula, además de fomentar
la realización de esquemas y resúmenes, así como infografías y mapas
conceptuales, convertirá en aula en un lugar de innovación y novedad.
Añadiremos a ello, la realización de ejercicios de argumentación cada quince
días. No olvidamos la promoción de la lectura y los ejercicios de comprensión
lectora.
Quiero que sea un año totalmente
experimental e innovador. Algo que fomente la motivación intrínseca y la extrínseca
mostrando que todos pueden obtener buenos resultados si entran en el juego.