Suena Radio Santa Klaus en Alexa, es una versión inglesa de Noche de Paz, ya estamos en el ciclo de la Navidad. Uno se pone a escribir y no sabe adónde irá a parar. Leo la prensa y me entero de las protestas de los folios en blanco en China donde el Partido Comunista reprime cualquier tipo de disidencia. Sigue el mundial de fútbol en Qatar sin que yo hasta ahora le haya dedicado la más mínima atención aunque sigo el curso de España. Hoy es víspera de un viaje a Madrid de tres días. Madrid es mi segunda casa. Cuando acabé la carrera tuve que decidir hacia dónde emigraría. Mi primera opción era Barcelona, cuando esta ciudad era abierta y cosmopolita, su nombre me enamoraba, y así trasladé mi cuerpo y mis libros a Barcelona donde he residido desde entonces con un paréntesis de tres años en que me fui a vivir al campo, concretamente a Berga, montando una masía con dos amigos. Nos decíamos neorrurales. Compramos cabras blancas, conejos, cerdas. Yo me encargaba del huerto y trabajaba en el Instituto Guillem de Berguedà a unos cinco o seis kilómetros de la masía, cuando Berga no era todavía una ciudad cerrada y carlista para los foráneos que había desplazados en el instituto. Los había de Madrid, de Andalucía, de Zaragoza... Todo eso se acabó con la España de las autonomías y desde entonces en todos los centros educativos solo hay profesores de esa región lo que supuso que todo se hiciera más aburrido y endogámico. Pero esto es ya lejano y no tiene solución. España es lo que es y no me gusta. Pero es lo que hay. Sigue sonando la radio que emite desde Alaska y ello me trae recuerdos pues yo trabajé dos veranos en Alaska cuando era joven. Éramos ilegales pues habíamos entrado como turistas y nos fuimos a trabajar a las canneries de salmón donde se cobraban sueldos fabulosos para los españoles de los años ochenta, aunque bajos para los norteamericanos. En las canneries había una mezcolanza de trabajadores de diferentes orígenes: sobre todo filipinos, también mexicanos y centroamericanos, y luego una larga lista de nacionalidades de viajeros que habían llegado como aventureros: Israel, Irlanda, España... Los mexicanos y filipinos se eran hostiles, lo que derivaba en enfrentamientos continuos en las cadenas de procesado donde todo el mundo llevaba cuchillos muy afilados. Los españoles que habíamos llegado a la última frontera éramos identificados como mexicanos porque nos oían hablar con ellos en español. Los filipinos procuraban fastidiarnos todo lo que podían y nos amenazaban con los cuchillos afiladísimos... Trabajábamos veinte horas al día o más, un par de horas para dormir y a seguir trabajando lo que nos beneficiaba porque nos pagaban a partir de la octava hora como extraordinaria y eso suponía mucho dinero para nosotros en 1981 y 1983. Luego, tras el trabajo, cuando teníamos algún día libre, nos íbamos a la discoteca a bailar... De esto ya hablé en algún post de hace más de dieciséis años. Trabajábamos cinco semanas y con ese dinero nos habíamos pagado el viaje y seguíamos hacia Canadá cuyo territorio cruzábamos de oeste a este en trenes durante trayectos de tres o cuatro días. Y así llegamos a Nueva York, estado por el que viajamos haciendo autoestop y recalamos en Ithaca, donde está la prestigiosa universidad de Cornell, y allí pasamos tres o cuatro días en un ambiente universitario y juvenil. Y en un autobús llegamos a la Gran Manzana de Nueva York en un tiempo en que era una ciudad muy peligrosa. Pero no nos abstuvimos de visitar Harlem y el Bronx. No teníamos donde dormir, solo un teléfono que nos había dado una pareja de hermanos judíos que nos pararon en autoestop. Llamé al teléfono durante la tarde pero nadie me contestó así que nos preparamos para pasar la noche en la estación de autobuses de la calle 42. A las dos de la madrugada me contestó una voz, era Ira, judío neoyorkino que nos invitó a que cogiéramos un taxi y fuéramos a la calle 84 a su casa. Este es el recuerdo que tengo de Nueva York, la enorme generosidad de alguien que no nos conocía y nos invitaba a ir a su casa a medianoche. Pasamos una semana en Nueva York y luego, acababa agosto, y teníamos que volver para trabajar en Barcelona. Los viajes han sido para mí una de las más complejas escuelas de vida y he de decir que siempre he encontrado en todos los sitios donde he estado gente generosa que me ha ayudado. Bueno yo añadiría una excepción, la India, país en que no encontré a nadie en el tiempo que estuve allí que no se acercara a mí para engañarme y aprovecharse de mí. Creo que solo pude establecer una conversación amistosa con el taxista que me llevó al aeropuerto, tras cinco días de gastroenteritis que me pasé en el hotel por haber comido comida de un puestecillo de la calle. Siento tener tan mal recuerdo de la India. Sigue sonando la emisora alaskeña, y este escrito errático va enfilándose hacia el final pues estoy llegando al límite de folio y medio que me marco para no aburrir al personal. Lo último que querría sería hablar de política que envenena y enfrenta a la gente en facciones enemigas a muerte. Recuerdo mi primer camino de Santiago en 1993 cuando me junté con un hombre para mí entonces mayor pues tenía sesenta y tantos años y yo no había cumplido los cuarenta. Me tomó como si fuera un hijo suyo durante los días que pasamos juntos. Se llamaba Paco y era andaluz. Él era del PP y yo entonces era votante socialista, yo adoraba a Felipe González. Aquello no fue sino motivo de juerga y jolgorio entre los dos. Bromeábamos a cuenta de nuestras adscripciones políticas y nos divertíamos hablando de lo divino y humano. Éramos como dos pícaros de la legua comiendo bocatas de mortadela por los páramos de León. Todavía todo no estaba envenenado como ahora en que todo es tóxico. Siento nostalgia de aquel momento histórico en que tener ideas políticas diferentes no llevaba al odio y a la cancelación. En fin, esto se acaba, yo seguiría escribiendo pero he de preparar la maleta para viajar mañana a Madrid. Me alojo en un hostel de habitación compartida, y comeré churros y bocatas de calamares, e iré al teatro, a Lavapiés a cenar en un indio y el tercer día iré a Pozuelo de Alarcón a visitar a un amigo bloguero muy querido para mí. Este es mi plan para los próximos días.
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Fabuloso relato que me ha ido dibujando paisajes por donde pasabas. Destacas la generosidad humana a pesar de ser pesimista sobre los tiempos que corren. A veces pienso si no será la edad la que nos desplaza del sentido que tiene la vida en otros momentos. Que disfrutes de tu viaje a los madriles.
ResponderEliminar"Solo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir cuan lejos se puede llegar"
Jenofonte
En cinco palabras: im-pre-sio-nan-te. Pasmaíto me he quedado. Por qué no cuentas más y más extensamente.
ResponderEliminarBueno, ha sido una excepción porque no tenía tema previsto y he empezado a dejarme llevar por las asociaciones que me han ido saliendo. Si lo consideras interesante, ya he logrado algo. Claro que habría mucho que contar, los dos meses y medio en Alaska y Canadá en dos ocasiones fueron ricos en episodios aventureros. Pero no es cuestión de enhebrar unas memorias de viajes. Por cierto, en agosto de 1981 vi el Gernika en el Moma de Nueva York. Luego lo he visto tres o cuatro veces en el Reina Sofía y ni de lejos me ha emocionado como en aquella ocasión.
EliminarExtraordinario. Deberías, tal como dice Francesc, continuar tu narración.
ResponderEliminarUn abrazo. Si el amigo es bloguero te seguirá, si te sigue es que lo leemos en alguna ocasión.
Saludos de nuestra parte también.
salut y buen viaje
Es curioso que mis hijas no sepan nada de aquello. Los hijos, paradójicamente, conocen muy mal la vida de sus padres, la vida anterior a que ellos o ellas nacieran. Daré recuerdos de tu parte.
EliminarAyer, mientras redactaba algunas cosas en un word, comencé a escribirte un comentario para tu anterior entrada sobre el misterio del Universo, llevaba unas cuantas ideas que iba hilvanando, pero la fea tos de mi hija pequeña (los virus galopantes del cole…), truncó mi objetivo, y allí quedaron huérfanas e incompletas dichas líneas.
ResponderEliminarEn lo fundamental compartía tu visión respecto al Universo, que si bien es un complejo enigma, no es menos cierto que, como señalara Nietzsche, el misterio más profundo de cuanto nos rodea está dentro del… propio ser humano.
Fascinantes tus peripecias viajeras, inmejorable escuela de vida, sin duda, eso de Alaska tuvo que ser increíble...
Algunas de mis recuerdos más vívidos han sido fruto de iguales experiencias, en aquellos años mozos de mochilero alrededor del orbe, viajando tanto en compañía de algunos amigos como, en varias ocasiones, completamente solo, por ejemplo al Nueva York post atentado, justo un once de septiembre del siguiente año al siniestro de las Torres Gemelas… todo el ambiente a flor de piel en el primer aniversario que viví in situ, sobrecogedor y emocionante periplo neoyorquino.
Ya sabes, amigo Joselu, que te recibiré encantado este viernes (el bloguero soy yo), y será en el mismo lugar de otras ocasiones; te esperaré en la Biblioteca Rosalía de Castro, pues justo desde uno de sus ventanales diviso la parada de tren en la que habrás de bajarte, en Pozuelo de Alarcón.
Es significativo que esta biblioteca pública (una de las tres que tenemos en Pozuelo) esté frente a un escenario tan literario como una estación de tren; en una estación de tren (la de Barcelona) comienza Nada (“comienza Nada”, bonito oximoron, por cierto) de Carmen Laforet, nadie espera a la joven protagonista en la estación, afortunadamente no será tu caso, Joselu, pues allí estaré.
La última vez te aguardé leyendo un ejemplar de la biblioteca, un poemario de Juan Eduardo Cirlot, magnífico poeta que me incitó a leer nuestro querido amigo Miquel (Tot Barcelona).
Conversaremos de lo humano y lo divino, lo mezclaremos con todos aquellos libros y autores que se nos pasen por la cabeza, mientras tomamos una cerveza, y aunque tenemos ciertas divergencias ideológicas en cuanto a política, entendemos que nuestra amistad es como el puente que une ambas orillas, siempre nos situamos en el punto medio entre las equidistancias, justo donde se fraguan las buenas amistades, que así siga.
Me despido con un breve, sencillo y hondo parecer de Cirlot:
Ten fe en tu pensamiento
de siquiera un momento.
Quiere lo que deseas
para que siempre seas
Abrazo, Joselu.
Me dais envidia...e ilusión. Supuse que eras tu por lo de Pozuelo, Paco Castillo. Brindad por la amistad alumbrando una buena conversación, y si, Paco, Cirlot es de lo mejor de lo mejor...pero aquí está denostado.
Eliminarsalut a ambos.
Te incluiremos en ese brindis, cuenta con ello, Miquel.
EliminarOjalá se la oportunidad de vernos algún día, todo puede ser.
Cuídate y un abrazo.
Estoy en el tren. Madrid y Barcelona están a tiro de piedra. Ya hay cuatro empresas que hacen el trayecto en alta velocidad. El día es gris, y en Madrid me espera el frío que no hace en Barcelona. Esperando el encuentro pasado mañana. Un abrazo.
EliminarQué curioso que puedas escuchar una emisora de Alaska, imagino vía internet. Y qué condiciones de trabajo más duras, menos mal que en cinco semanas pudisteis dejar resuelto el tema económico.
ResponderEliminarPor lo que he leído la ciudad de Nueva York a finales de los 70 era terrorífica y tardó muchos años en volverse una ciudad segura, pasar la noche en una estación de autobuses en la época que comentas era de una valentía que roza la locura, el cielo os mandó un ángel seguramente con esa llamada a las dos de la mañana.
Lo de la India fue un desastre por lo que cuentas, hay veces que todo se tuerce y parece que nada sale bien. Viajando mucho supongo que te acabas encontrando un poco de todo. Qué bueno lo de Paco y poder bromear sobre ideologías rivales, por desgracia hoy el tema es bien diferente.
Nos has relatado unas cuantas experiencias de lo más interesantes, un alma viajera siempre tiene mucho que contar, si te animas a relatar más sobre tus andaduras seguro que nos encandilas a todos.
Buen viaje a Madrid, espero que disfrutes, disfruteís mejor dicho, de buenos momentos!!
Lo de la India fue un desastre por la estancia en sí pero también porque en España hubo la enfermedad seria de un familiar y eso hizo que tuviera que interrumpir el viaje. Si no, imagino que hubiera cambiado de sesgo. Todos los viajes en solitario tienen dificultades que luego se superan. Tenía intención de irme a Goa donde, sin duda, hubiera sido más amable el viaje. La India ahora es un país en que ha crecido muchísimo la clase media pero en el que la miseria y la suciedad son tremendas. Me ha quedado pendiente un viaje en otras condiciones más controladas. Gracias, Ana, por tus deseos.
EliminarSe puede hablar, escribir de temas políticos, ahora y antes. Este tiempo no es más toxico que al que te refieres, lo que pasa es lo de siempre, que entonces eras joven y te comías el mundo. Ahora de viejo, todo suma(para negativo),el miedo,la decadencia en la movilidad,en la potencia sexual.No hay nada nuevo.
ResponderEliminarComo experiencia en Cataluña, te puedo asegurar que el clima político no es el mismo que en 1993. Se han roto familias y amistades. Y yo en mi casa no puedo sacar el tema. Pienso que no es lo mismo. No es solo una cuestión generacional. Hay veneno en el ambiente.
EliminarYo estoy convencido que en condiciones normales la mayoría de la gente no somos malas personas. Desde el año 89 he viajado mucho, la inmensa mayoría de la veces solo y cogia autoestopistas y quizas pudiera escribir muchas cosas sobre ello, desde un intento de atraco que frustre en mi coche acelerando y diciendo al atracador que allí nos íbamos a matar los dos si me hacia algo a toda velocidad hasta parar enfrente de un cuartel de la Guardia Civil donde le dije que se bajara sin más, pasando por un intento por meterme mano de un homosexual que le costó quedarse en mitad de un páramo en Soria en invierno, pasando por la mirada de agradecimiento de una pareja joven que recogí helada de frio una mañana de invierno que caía aguanieve en la Brújula cuando les invite a comer un almuerzo de huevos fritos con chorizo en un restaurante en Pancorbo, no se me olvidará. Nos quedamos con los hechos del atracador y del abusón (en tu caso de los filipinos) y también recordamos alguna buena acción, pero despreciamos al 90% que son buena gente sin más, sin sobresalir, simplemente personas normales que no andan buscando mal a nadie, sin más, la inmensa mayoría.
ResponderEliminarY si estoy de acuerdo en lo de la polarización, hay mucha gente que quiere imponer el enfrentamiento más que la concordia y que no duda en cometer tremendas injusticias en su afán de buscar Justicia, lo que es una contradicción en si misma. Esto es algo que pagaremos más pronto que tarde. Echo de menos los aires de libertad que se respiraban en este país en los 80-90 aquellos de "Libertad sin ira"... Ahora hay más ira que libertad.
https://www.youtube.com/watch?v=hQ2b-UsPdBU
Un saludo.
Sí, sin duda, este tiempo es menos tolerante y peligroso, tóxico. Fuimos capaces de pasar de una dictadura a una democracia bastante decentemente. Recuerdo años de libertad sin ira, como dices, salvo los matarifes del norte que continuaron asesinando treinta y cinco años más. Siempre hay gente que se siente legitimada, como seres superiores y autorizados por la moral revolucionaria, para poner una parabellum en la nuca de alguien indefenso. La gente en general es buena, como bien dices, no quiere líos, salvo algún paranoico, que los hay. No obstante, hay que considerar la ambigüedad humana, capaz de lo mejor y de lo peor. Un saludo.
EliminarQue disfrutes de tus tres días madrileños. Lo otro se quedó en esa época y ya sabes que eso no volverá y si lo hiciera sería de cartón piedra para una película para decirnos lo chupy guay que era.
ResponderEliminarSalud.
Tengo previsto ver teatro y exposiciones para aprovechar estos tres días. En cuanto a sentir nostalgia de un tiempo más abierto y tolerante, pienso que es estimulante para darnos cuenta de lo en lo que nos hemos convertido gracias a la política. Salud.
EliminarSí, Cataluña es un caso aparte,por los tiempos pasados vividos,pero la retirada de banderas y simbolos,casi han desaparecido,igual las movilizaciones,en el tiempo que se han puesto de acuerdo los políticos actuales,de volver al sentido práctico de lo que pide la dificil situacion económica actual.
ResponderEliminarPero mira, Carlos, ya nada es igual, tan siquiera los conocidos, dado que cada uno sabe de sobras las lineas del otro. Todo ha cambiado, bueno los han cambiado la mierda de los políticos, y para mal.
EliminarSalut
El tiempo,lo soluciona todo Miquel.Hasta mi yerno el independentista,ahora por sus propios problemas laborales,se enfría de sus ideas.
EliminarLamento coincidir contigo en que la política ha invadido todo negando el diálogo entre quienes piensan distinto cuando no cancelando a unos u otros por haber dicho ¡¡hace 20 ó 25 años!! no sé qué cosas que hoy quienes mandan han prohibido siquiera pensarlas. Madre mía y luego hablamos de la policía religiosa iraní...
ResponderEliminarMe ha encantado viajar contigo durante ese folio y medio. De joven yo también, aunque en tono menor, viajé y trabajé algunos veranos para sobrellevar mejor los meses de curso universitario. Digo en tono menor porque aunque he estado cerca no conozco Canadá, tampoco la India; yo me conformaba de estudiante con trabajar en Suiza y ya mayor lo más lejos que he llegado fuera de Europa ha sido a Seatle, Nueva York y Buenos Aires.
No sabía que Paco Castillo vive en Pozuelo. Desde luego lo vais a pasar bien pues ambos sois conocedores de la literatura, buenos disfrutadores de ella y magníficos discutidores -como decía Machado en el buen sentido de la palabra-. Ya nos contarás a tu regreso en otro folio y medio de los tuyos la experiencia madrileña.
Un fortísimo abrazo para los dos
Me inquieta la intolerancia, el puritanismo y el moralismo moderno -por llamarlo de alguna manera- que dinamita la libertad de expresión y produce un miedo a ser cancelado. Pienso en un presentador televisivo, Pablo Motos, al que están sometiendo a un auto de fe indigno y que avergüenza. Recuerdo que en los años ochenta y noventa había una sensación de libertad de todo tipo que ahora siento ausente. Y no es una cuestión generacional.
EliminarPor otra parte, tú también has viajado. Lo único distintivo fue aquellos viajes a Alaska -la última frontera- en unas circunstancias realmente increíbles pues teníamos amigos allí que nos ayudaron y protegieron, pues en la segunda estancia, en 1983, mi amigo acabó en la cárcel por ser trabajador ilegal. Yo ya me había marchado en dirección a Canadá. Tuvo que pagarse el billete de vuelta a España tras dos o tres días de prisión preventiva. Fue una experiencia de juventud impresionante, trabajar día y noche y ganar bastante dinero, la segunda vez para comprar cabras de la masía de que he hablado.
Es la cuarta vez que Paco y yo nos vamos a encontrar charlando una mañana en su pueblo. Me hace mucha ilusión.
Muchas Gracias, Juan Carlos, un fuerte abrazo.
Llego tarde a leerte; al filo de la media noche, estoy corrigiendo...
ResponderEliminarSimplemente desearte un buen viaje y un mejor regreso.
A ver si sigues con estos viajes guiados , tienes razón si no se toca la política todo es armónica.
Un abrazo
Uno ha de evitar hablar de política en todo caso. Separa, divide, enfrenta, envenena… O uno ha de mantener silencio. Es raro que puedas hablar con alguien tranquilamente, supone un nivel de complicidad que se tiene con pocas personas. La misma guerrra de Ucrania dio lugar a enfrentamientos envenenados en el seno de la misma izquierda.
EliminarQue las correcciones te sean leves. Recuerdo aquello y no lo echo nada en falta. Pocas veces me agradaba corregir, aunque corregía en plan máquina. Un abrazo, Bertha. Gracias por tu presencia.
Armonía:))
ResponderEliminarNo conocía lo de tus viajes por Alaska!!! Menudo relato, si me lo habías contado no me acordaba, o tu bajada hacía Nueva York. Me ha encantado tu viaje de Alaska al Camino de Santiago. Cuando te sueltas de esta forma tu relato van solos y cogen un aire de nostálgia que comparto totalmente. Y especialmente últimamente. A todo lo de hoy no le encuentro sentido alguno. Bueno sí, a esa charla reposada que vas a tener con tus amigos blogueros en Madrid, eso si que tiene sentido. Un abrazo.
ResponderEliminarEs uno, es Paco Castillo, bloguero con que el comparto una cierta visión de la naturaleza -él es también caminante- e inquietudes de tipo espiritual desde una óptica oriental. También el amor por la literatura. Es un excelente conocedor del mundo de las aves. En mucho coincide contigo.
EliminarEn cuanto a los viajes a Alaska fueron en los veranos de 1981 y 1983, veranos de más de dos meses en que estuve trabajando allí, concretamente en la isla de Kodiak, donde están los osos más grandes del mundo. Hablé en el blog hace mucho tiempo de aquello. Te dejo https://olahjl2.blogspot.com/search?q=Alaska un enlace a un post sobre uno de los viajes a Alaska. Un abrazo.
Comparto con Jose Antonio: esas vivencias que cuentas van solas y la verdad que en estos tiempos que el efecto dominó donde lo que impera es el sensacionalismo inmediato...
ResponderEliminarMiquel: tiene mucha razón estos impresentables nos han salpicado a todos aunque pensemos distinto el aire se corta y te lo digo yo que resido en Canarias.
Me encanta Madrid :para esas visitas culturales y como no un buen bocadillo de calamares y lo que se disponga:))
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Estoy esperando para entrar en el Thyssen Bornemiza, y luego me iré a Lavapiés a comer comida india. Por la tarde iré a la Fundacióon Mapfre. Y por la noche al teatro a ver a José Sacristán. Quiero aprovechar bien la ocasión. Abrazo.
EliminarP.S: de día todo se ve mucho mejor y ahora leyéndote de nuevo con pausa y mesura me estoy riendo de vuestra aventura en plan neorrurales Por eso la juventud se tiene que aprovechar al máximo y no cortar las alas como pretenden, sino educar en valores y que equivocarse y rectificar es de sabios,
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