Para los ajenos al gremio de la tiza (ya pizarra digital con
lápiz electrónico), he de aclarar que un claustro es la reunión de todos los
profesores del centro presidida por el equipo directivo. Se celebra cada
trimestre como final de etapa.
Supongo que esta es la idea. Debatir nada. Decidir cero.
Claustros meramente informativos, semejantes a consejos de administración de
empresas en que se evitan las divagaciones, las reticencias, las opiniones
complicadas. El equipo directivo decide y el claustro cumple su terreno legal
de asentir y callar. No ha lugar a ningún debate de ningún tipo. Al final en
ruegos y preguntas, última parte del claustro, lógicamente no hay ninguna. Esto
se considera un éxito. Apagamos y nos vamos a otra cosa. Ya hemos cumplido con el
imperativo legal.
¿Qué hemos aprendido? Nada. Hemos evitado ser prolijos.
Sabemos que no decidimos nada. Hemos sido operativos, eficientes, concretos,
pragmáticos, lógicos, burocráticos, respetuosos con la ley.
Yo ayer me dormía. Debía ser la siesta del carnero. Ante la
avalancha de informaciones oficiales y sin lugar a ninguna discusión, yo
decidía que aquello era profundamente anticortazariano. Cortázar detestaba a los pragmáticos y amaba todas aquellas cosas
que eran superfluas, que eran superfluas o lo parecían, pero que eran profundamente reveladoras.
Ahora un claustro es inane porque todo el mundo, empezando por los equipos
directivos, quieren la aquiescencia, la sumisión... y nadie tiene ganas de
discutir, de oponerse... Todo ha de ser como un consejo de administración de la
Caixa, formalmente democrático pero profundamente vacío.
Y ¿por qué lo digo? En mi trayectoria profesional he
asistido a muchos claustros. Hubo un tiempo en que un claustro era algo
relevante. En él se discutía sin término obligado sobre todas las cuestiones
que atañeran al centro, se divagaba, se filosofaba, se bromeaba, se decidía y
se votaba. Muchas de las discusiones tenían como único fundamento el placer de
discutir, de plasmar diferentes perspectivas del mundo, de la vida, de la
enseñanza, de la sociedad. Sentíamos un intenso placer en creernos importantes
y que lo que hablábamos tenía algún sentido, aunque divagáramos, y que tenía
efectividad práctica en el hecho mismo de la realización del debate.
En aquellos claustros se hablaba de pedagogía, de sociedad,
de política, de racismo... Incluso recuerdo algún claustro que debatimos
atemorizados el papel del ejército en la sociedad. No nos importaba que nos
convocaran a horas intempestivas ni nos contrariaba la duración de los
claustros. Teníamos conciencia de que aquello era importante y asistíamos
atentos a la celebración de aquellas ceremonias de la democracia en que el diálogo
y el debate era abierto, no coartado, productivo y sobre todo decisorio.
En los tiempos modernos, algo hemos progresado. Redactamos
montones de documentos en forma de programaciones, memorias, planes de mejora,
etc que nadie se lee o a nadie le importan, pero son importantes en la medida
en que cumplen con requisitos oficiales. La educación emula los procedimientos
de la empresa privada en la que es inherente la idea de productividad, de
eficacia, de pragmatismo, de coeficientes que valoran los estados productivos,
índices de éxito, etc.
Tal vez sea necesario, y tal vez aquellos claustros que
realizábamos creyéndonos relevantes fueran totalmente improductivos y
contrarios a la lógica. Tal vez fueran, en su entraña íntima, una equivocación.
Personalmente me sentía interesado en ellos porque podía plasmar algún atisbo
de filosofía personal. Ahora irremediablemente me aburro y me entra el sopor
antes de la hora de comer. Afortunadamente nadie tiene nada que decir y aquello
acaba en un tiempo razonable. El profesorado ha ido aprendiendo a convertirse en un estamento domado y esto es bueno para la sociedad, para la administración, para todos.
La cuestión es ser pragmáticos y evitar cualquier digresión
que altere la digestión al equipo directivo y a la administración. El consejo
escolar es todavía más anodino. Pero es lo que hay. Así cumplimos con los trámites legales. Menos mal que nos queda el
aula.
Excelente post. No voy a opinar sobre la situación en España, porque me es totalmente ajena, pero sí puedo aportar lo que mi breve experiencia como docente me ha permitido descubrir en las reuniones (aunque no los denominemos "claustros", creo que la situación y objetivos son bastante similares) en mi país. Por un lado, aquí las escuelas no tienen libertad de alterar el calendario escolar para ningún tipo de encuentro que no sea indicado por el ministerio, así que cualquier reunión docente responde a la agenda ministerial o bien es fuera de horario de clases (con las esperables "bajas"). En estas reuniones se trabaja a agenda cerrada, se discuten temas pre-establecidos, en general centrados en cuestiones operativas muy concretas (si conviene aplicar tal o cual sanción, si hay que apoyar a x alumno con dificultades), o se baja información de las nuevas directivas educativas.
ResponderEliminarNo digo que estas actividades no sean necesarias; pero siento que se perdió la reflexión de los docentes sobre nuestra propia actividad, la posibilidad de dar significado a nuestra práctica, de trabajar desde el aula por la mejora de la educación, de discutir si es necesario... Tal vez es porque soy joven y me falta experiencia. Pero me encantaría que los docentes tuvieramos un tiempo y un espacio en las escuelas para pensar detenidamente sobre lo que hacemos.
Pablo Demarchi
Argentina
Me temo que los claustros de profesorado -como las reuniones de los Departamentos universitarios, las Juntas de Faculdad, etc.- han derivado hacia el camino de esta sociedad: el egoísmo y lo insustancial. Pero de nosotros, los docentes, ¿no se debería esperar otra cosa?
ResponderEliminarLa de claustros que viví exactamente así en mis tiempos de enseñanza en secundaria... Tan verdadero que es una escena costumbrista.
ResponderEliminarParq ue un claustro fuera efectivo debería haber almenos un 55 % de maestros vocacionales en su seno. Puede que 30 años atrás así fuera. Puede que ahora no llegue al 15 %. Puede, no afirmo.
ResponderEliminarPuede que ser maestro sea la manera de no estar en una fábrica o en una obra para los inmigrantes de los años 60-70 y/0 sus hijos de los 80. Puede que ser maestro sea un mini-ascensor social para la gente de barrio y poco más. Puede que ser maestro/a sea un segundo sueldo porque la pareja gana mucho más.
Puede que ser maestro sea un manera muy asequible de pasar una oposición para tontos.
Y yo soy maestro, y yo soy funcionario, y yo vengo de barrios obreros, y yo he tenido un ascensor social, y mi pareja gana más yo pero MI VOCACIÓN frustrada tras 30 años de oficio me hace sentir igual que tú.
Ahí lo dejo.¿Para qué hablar más?
Chapeau!
EliminarUn abrazo
Nunca hubiese pensado que los claustros algún día fueron eso, y no un tostón de morirse. Qué pena :( Cuando iba al insituto siempre me intrigó que se discutía en ellos. Mal chafón me llevé cuando supe lo que son.
ResponderEliminarBesos, Joselu.
El claustro y las diferentes reuniones docentes reflejan el nivel de sus componentes. La responsabilidad no es solo de los que elaboran el orden del día...
ResponderEliminarMi impresión de tales reuniones no es mejor que la tuya... Y bien que lo lamento.
Los claustros son siempre soporíferos, pero no creo que se pueda hacer mucho más en una reunión trimestral de una o dos horas entre 60 ó 100 docentes. Para mí, cuanto menos tiempo se pierda en ellos mejor.
ResponderEliminarQuizá tú disfrutabas mucho discutiendo y filosofando en aquellos claustros de hace años. Si yo, que soy pragmática y odio perder el tiempo en divagaciones que no llegan a ninguna parte, hubiera estado allí, probablemente hubiera deseado meterte un zapato en la boca. Eso sí, sin acritud.
Gracias por aclarar el significado de esta palabra para los que te leemos desde lejos, ya que para nosotros "el claustro" no es lo mismo.
ResponderEliminarAquí no tenemos de esos claustros, tenemos reuniones de profesores, pero no se vota nada, ni siquiera por compromiso, por ser políticamente correcto... Se baja línea, claro, y a veces hasta uno se siente como un alumno más, siempre evaluado, siempre tomado en cuenta en términos de eficiencia y valorado por no ser "problemático", lo cual es equivalente a ser crítico y pensante.
La verdad es que lo único que me sigue impulsando a enseñar es estar en el aula.
No es que siempre me la pase tan bien, pero entro en otra dimensión y me olvido de mi vida afuera cuando estoy allí. Sólo por ese "flow", como le llaman quienes estudian los estados que hacen que nos sintamos plenos y mayormente felices, es que sigo en la docencia.
Mis alumnos me han dicho que les gusta mucho mi risa, y hasta la directora ha notado que me río mucho en clase: no sé si pensar que esto les parece normal o creen que he enloquecido.
Loca estaría si diera clase como tantos colegas míos, a cara de perro. Habría abandonado la docencia hace años si fuese por esos colegas, por la mayoría de mis directivos, por los tratos,por las reuniones, por lo poco o nada que les importa a los de arriba nuestra opinión y perfeccionamiento profesional, por los salarios docentes y por los padres de mis alumnos (un capítulo aparte en mi paradigma....)
A veces hay que hacer un esfuerzo para hacerle entender a muchos que esto que hemos elegido es realmente una profesión, y que somos profesionales de la enseñanza.
Yo en esto de la escuela manejada como empresa y la burocratización de la educación pienso igual que tú: ¡menos mal que nos queda el aula, con tiza y borrador que levanta polvo mayormente todavía por aquí, cuando hay tizas!
Un saludo sin claustrofobia desde Buenos Aires, ya cerrando esta semana el aula con llave hasta marzo.
Menos mal, que queda el aula. Cada vez todo se achica más antes el claustro era el átomo ahora el aula es el neutrino y las PDCs los bosones. Yo también recuerdo al "martillo de Thor" de aquel compañero tuyo batallador de claustros.
ResponderEliminarAdell recuperaba a San Agustín cuando este decía "mi claustro es el mundo". Ahí está la clave habrá que empezar a mirar hacia el exterior, no dejes que el pensamiento único te amodorre.
Buen post aunque cruel, como la escuela misma.
@gorkafm
Querido Joselu, como apuntas en el título del post los claustros- como los conocemos y los sufrimos- producen horror; los claustros y los informes; la burocratización del oficio; las prácticas propias de la empresa privada: la eficiencia, la productividad... Menos mal que tenemos espacios virtuales para el encuentro (como este) con quien sí quiere hablar de cómo van las clases, de lo que se le pasa a uno por la cabeza, de la idea que ha tenido para hablar de tal tema, de lo que preocupa, de lo que ha leído, hasta de lo irrelevante... Me ha hecho gracia leer que a V le daban curiosidad, de alumna, las reuniones del claustro de profesores... "¿de qué hablarán?". Saludos!
ResponderEliminarPues menuda pérdida de tiempo. No me ha gustado nada lo que cuentas pues yo pensaba que un claustro era una forma de debatir sobre un trimestre, en este caso. ¿No silbais cuando acaba?
ResponderEliminarCreo que describes bien la realidad, así la he vivido yo desde la directiva, pero creo que el profesorado se ha vuelto muy cómodo, se hacen propuestas y todos están de acuerdo (después cada uno hace lo que le da la gana), yo a los días de claustro los llamaba el día de la Unanimidad; pienso que es el profesorado el que debe despertarse y exigir que un claustro sea un órgano verdaderamente activo, para debatir pedagógicamente cuestiones interesantes... te lanzo el reto, despierta a tu claustro, debate, exige, plantea propuestas diferentes, participa, no te aborregues... Un saludo Loly Álvarez
ResponderEliminarTú lo has dicho, Joselu: "Menos mal que nos queda el aula" Esta es nuestra tabla de salvación y nuestra razón de ser. Nada somos sin ella. Un buen docente no es necesariamente un buen burócrata. No tiene por qué serlo. Una cosa no tiene que ver con la otra. Cuando la cosa se burocratiza en exceso, mal andamos. La función docente, como la función del pastor (con sus ovejas) o la del médico (con sus pacientes) no puede tergiversarse. Lo que hay son unos alumnos y un/a profesor/a frente a frente. Lo demás, el excesivo papeleo, no hace sino entorpecer el normal desarrollo del acto educativo.
ResponderEliminarYo en los claustro normalmente me callo. Oigo (a veces, no oigo) lo que dicen y miro el reloj. Es un trámite. Un mero trámite, sin más.
Un abrazo.
Excelente post, como siempre. Suscribo todo lo que dices. De acuerdo, al mismo tiempo, con todos los "comentaristas", excepto con Silvia Gongo -eso sí, sin acritud-. El auténtico claustro tiene lugar media hora antes y media hora después de que finalice. En esos tiempos se comenta, debate, expone... Una vez que comienza, todo el mundo mirando el reloj, deseando que aquello termine pronto para coger el coche (cuántos vivimos lejos....). Y, por supuesto, mirando de reojo, espiando posibles intentos de intervención de compañeros que todavía se atreven.. Seamos sinceros, existe una censura subliminal, un acuerdo tácito en no intervenir y en bloquear posibles intervenciones. Comentarios en la entrada: "esperemos que nadie nos joda la tarde con preguntitas...".
ResponderEliminarAsí somos. No sé si esto tiene que ver con la vocación o con la burocratización. Recuerdo con nostalgia los claustros de los tiempos pre-logse y durante-logse. ¿Alguien recuerda el alboroto que suponía debatir acerca del DCB, el Libro Blanco, los PCC, los PE, los PAT, y tantas y tantas siglas? Entonces todavía éramos vocacionales, entonces aún éramos jóvenes...
Genial, no puedo estar más de acuerdo contigo. Hace algún tiempo intenté también transmitir mi estado de ánimo en el claustro. Un saludo.
ResponderEliminarhttp://iessecundaria.wordpress.com/2011/06/30/cronica-anunciada-de-un-claustro/
Loly Álvarez, no sabes las sesiones de psicoterapia y de algo más que psicoterapia que he tenido que pasar para por fin reconocer mi lugar en el mundo, mi lugar en un claustro. Nunca hablo. No espero poder despertar al claustro, no soy un profeta. Soy un viejo guerrillero que observa el mundo y el mundo educativo. Las batallas de antaño fueron otras batallas. Me entretengo con este blog, me apasiono con este blog, con el que meto el dedo en el ojo a quien tenga a bien dejárselo meter. He recibido reprimendas por parte de la dirección por posts que había escrito. Yo ya no soy el que deba mover al claustro. Soy uno más, dominado por el sopor, pero tengo la decencia de al menos dormirme en medio de esas sesiones soporíferas. Son otras generaciones las que deberían dar la batalla y no la dan. Razones: múltiples. El sistema educativo, el adocenamiento y el entreguismo de la izquierda, el declive de la institución del debate (nadie escucha a nadie), el sistema de pensamiento positivo, las hipotecas, la falta de sueños compartidos, el adocenamiento... Alguien que sienta esto en el sistema educativo no puede sino salir enfermo del ánimo en el sentido más literal. Yo tuve sueños. Ahora los sigo teniendo en el interior del aula. Esos no me los han quitado. Sigo siendo el guerrillero que fui. Anarquista hasta la médula.
ResponderEliminarInteresante y original reflexión Joselu. También yo soy alérgica a reuniones improductivas sean claustros,coordinaciones o reuniones de departamento.Trabajamos desde la comodidad y con el lema subliminal: "sobrevive y déjame sobrevivir sin complicaciones" con lo que cualquier desacuerdo o propuesta innovadora en agrupamientos docentes, casi siempre resulta incómoda: hay que pensar, salirse del carril, cambiar rutinas,sustituir el copia-pega por innovación o producción propia...¡Demasiado trabajo paratan poca gratificacion social y personal. Y callamos -incluidos los apocalípticos- convirtiendo nuestros agrupamientos legales en colectivos integrados de claustrofóbicos docentes que de vez en cuando calman sus crisis innovadoras a golpe de post, tweet o DM y que sobreviven con sonrisa o bostezo en un entorno descontextualizado y políticamente correcto que no quiere o no puede aprovechar el gran potencial profesional y humano que tenemos/tenéis algunos excepcionales docentes como vosotros;)).Saludos, Mila
ResponderEliminarJoselu, en Madrid, sin embargo, últimamente cualquiera se duerme en los claustros...hemos tenido cinco este mes solo para informar la PGA, que incluye los horarios y los citerios para su elaboración. Al final, la inspección ha decidido que "se funciona con la del curso pasado", porque en los cinco hemos votado que no por amplia mayoría, y tras dos consejos escolares tampoco ha sido aprobada. Alrededor de un tercio de los institutos madrileños están funcionando con la PGA sin aprobar. No sé si servirá para algo, o si tendrá alguna consecuencia más o menos inmediata. A la administración sí debía de importarle, pues la consigna era freírnos a claustros hasta pasar por el aro. Yo he vivido muchos claustros como el que describes, pero también otros en los que se debatía y se discutía. Unos productivos, otros simplemente largos e insoportables. Si algo ha conseguido Aguirre es espabilarnos, al menos tenemos un ojo abierto, por si las moscas...
ResponderEliminarVaya... hoy me siento un poco el bicho raro de estos comentarios, ya que en parte disiento del post de Joselu. ¿Y qué pasa cuándo en los claustros se intenta crear debate, de realizar propuestas, de valorar proyectos, etc....y nadie dice nada? Todo el mundo pasa, está deando terminar y mirando el reloj. Seamos sinceros, a nadie le interesa nada lo que se trata en un claustro y lo cómodo es seguir haciendo siempre lo mismo, independientemente de lo acordado o lo valorado. (También es válido para las reuniones de Departamento o para la CCP). Ojalá, como comenta Loly Álvarez, "un claustro sea un órgano verdaderamente activo, para debatir cuestiones pedagógicamente interesantes... que debata,exija, plantee propuestas diferentes, participe",... pero eso no existe, o al menos yo no lo conozco.
ResponderEliminarIsa Leal comenta que "los claustros producen horror, los informes, la burocratización del oficio, las prácticas propias de la empresa privada: la eficiencia, la productividad..." No puedo estar más en desacuerdo. ¿Qué pasa, que la enseñanza pública no tiene que ser eficiente? ¿Qué no se tienen que alcanzar unos objetivos? ¿Qué no importa saber si se han conseguido o no? ¿Qué todo vale? ¿Qué no hay que ser rigurosos? ¿Qué al claustro le da igual que se presenten informes con resultados de materias en las que hay un 70% de suspensos y nadie dice naaaadaaa? Ya estoy un poco cansada de ese mito del "papeleo y la burocracia" que alegan muchos docentes. Evidentemente, hay documentos oficiales que que son inherentes a nuestro trabajo, como las Programaciones Didácticas, que debería de ser el más importante, o la Memoria, otros son más secundarios e incluso irrelevantes. Pero, a excepción de los tutores, que ciertamente tienen mayor carga, el resto del profesorado, no está "tan burocratizado". Debe, al inicio de curso, realizar una programación, algo lógico entiendo, ya que tendré que tener una previsión de lo que quiero que consigan mis alumnos, del camino que voy a seguir para ello y comprobar si lo han conseguido o no y una vez transcurrido el trimestre realizar balance de este trabajo, así como al final de curso realizar una memoria, con el mismo sentido.....pero desde mi experiencia eso no sirve... Una memoria debería de ser un documento en el que valore mi trabajo de todo el curso: se ha conseguido lo propuesto, no se ha conseguido, ésto ha ido bien, ésto mal, se realizan propuestas para el próximo curso... ect ect, pero también se entiende commo "papeleo". Incluso cuando se trata de que la documentación prescriptiva sea más asequible, aligerarla, homogeneizarla, cumplimentarla virtualmente... tampoco vale. Así que, eso del papeleo y la burocracia, es una falacia que está calando entre los docentes y que honestamente, creo que no se ajusta a la realidad. A ver si ahora resulta que las cosas se hacen mejor por no estar recogidas por escrito y no es necesario evaluarlas, valorarlas, revisarlas, modificarlas.... Claro que si una programación es la de la editorial.... pues tampoco sirve de mucho...
Pido disculpas por lo extenso del comentario y porque.... bueno, porque estamos a final de trimestre y me siento escéptica y también poco optimista con la posibilidad de cambio en este sistema obsoleto y caduco que sigue enseñando igual que hace un siglo y en el que parte de sus docentes son reacios al mismo. Mejor me callo ya, porque creo que no es mi mejor día... y tampoco es cuestión de seguir escribiendo, me ha dado claustrofobia!!
Saludos!
Los mejores claustros que recuerdo son los que se alargaron con discusiones productivas. Creo que es fundamental no callarse en ellos, aunque es cierto también que en algunos es imposible disentir. Por desgracia, muchos centros tienen un núcleo de poder que no permite voces discordantes, pero creo que uno no debe resignarse a proponer los cambios que considere interesantes para la mejora. Eso sí, tampoco me parece bien la crítica vacía, aquella que no aporta alternativas o soluciones, pues en esos casos, el claustro se alarga en discusiones bizantinas sobre "el sistema educativo podrido", o "el pasotismo de los jóvenes y sus familias".
ResponderEliminarBuenos días JOSELU,
ResponderEliminarHoy, lo siento muchísimo, pero creo que me va a tocar en la oposición:-)
Entiendo que el tiempo hace mella y que cuando las batallas han sido muchas, por pura supervivencia es muy natural que tu postura en el claustro sea la que dices ser, pero... en esto, estoy totalmente de acuerdo con ANA y sobre todo ( por la parte que me toca) le copio una de las preguntas que se hace...
“...¿Qué al claustro le da igual que se presenten informes con resultados de materias en las que hay un 70% de suspensos y nadie dice naaaadaaa?...”
Justamente esta pregunta que se hace ANA, me la he hecho yo, cien veces...
¿Cómo es posible que no suene ninguna alarma en un centro educativo en el que se informa que una clase, una asignatura e incluso un departamento completo está... literalmente en “quiebra técnica”?
¿Qué tiene que ocurrir para que alguien se tome interés en un asunto así y quien debe hacerlo?
¿Si se sabe -porque lo sabéis- que un compañero funciona defectuosamente o no funciona, os mantenéis todos al margen?
La burocracia y el papeleo de cara a la galería por mi, como si lo incineran...muy especialmente cara a inspección, que mucho me temo es la mayoría y ellos sí que nunca solucionan nada ( lo he visto desde cerquita) su conciencia y sus espaldas la callan y protegen con papeles.
Pero todo aquello que atañe al manejo y resultados académicos de un curso, debería ser analizado con microscopio y quemarse las pestañas todo el mundo intentando averiguar qué ocurre, cuando algo no va bien.
Siempre había supuesto que un claustro era donde se analizaban las incidencias de un curso, se evaluaba en común a los alumnos, contrastando las distintas opiniones de ellos entre profesores ¿dónde se hace eso entonces JOSELU?
En toda tu entrada, no creo haber leído ni una sola vez la palabra alumno... pues sí, la verdad es que parece un consejo de administración de banca...donde ni si quiera interesa la cuenta de resultados .
Y...suena muy triste, como madre os aseguro que parece que la infantería anda dispersa entre la maleza a expensas de que el jefe de puesto que les toque cuide de ellos. Porque si no... serán acribillados por el enemigo sin piedad, mientras el alto mando... pasa absolutamente del asunto:-) y así, aunque alguna batalla se gane, la guerra... me temo que es... más que imposible.
Un beso muy grande, muy buen día y... ¡¡Suerte en el frente!!:-)
Hace años di clase en un colegio privado de una zona rural. Allí en los claustros (o en las reuniones que se hacían - que no sé si se llamaban claustros) básicamente se criticaba a los familiares de los niños y se comentaban las novedades del pueblo. Solo les faltaba sacar la labor de punto cruz. Obviamente estas reuniones no servían para otra cosa que para el entretenimiento de las comadres.
ResponderEliminarAhora, desde el punto de vista de estudiante de Magisterio, lo que veo es que la enseñanza se ha burocratizado hasta límites insospechados. Se le da muchísima más importancia a rellenar informes y formularios (que es lo que son - por mucho nombre rimbombante que le pongan) que a los conocimientos y a las ideas. En definitiva, que supongo que el que no haya debate en las reuniones no es una consecuencia desafortunada de factores externos sino que es lo que se busca y pretende. Sin más.
Quizás la primera opción fuera más saludable. Al menos se tenía claro que la enseñanza consiste en tratar con personas.
María, a lo que te refieres es a una sesión de evaluación donde el equipo docente valora y evalúa los problemas e incidencias de un grupo de alumnos. Allí sí se habla caso por caso y se presentan porcentajes de aprobados y suspensos, y se inquiere por las causas de un determinado resultado. Eso funciona. El problema, y es a lo que hacía referencia, es al funcionamiento de una reunión general de profesores de todo el centro en que no se abordan problemas específicos de los cursos sino del funcionamiento general del instituto. Es ahí donde echo a faltar el ánimo de debate que he vivido en otro tiempo, ahogado por un procedimiento y un reglamento oficialista y burocrático. Tengo recuerdos muy vivos de claustros muy intensos en que debatíamos largamente sobre problemas pedagógicos, sociales, políticos… Es el reglamentismo, es la burocracia lo que hace de estar reuniones en la "cumbre" sean meramente oficialistas y cargantes.
ResponderEliminarNo es la instancia a que te refieres, como te decía, que eso es más lo que corresponde a reuniones de evaluación o equipos docente, donde allí sí se habla pormenorizadamente de cada caso y de situaciones generales.
El desarrollo de la normativa administrativa ha ido reduciendo significativamente y casi por completo las competentencias del claustro de profesores que no tiene capacidad decisoria para nada. Es un trámite. Pero hubo un tiempo en que el claustro de profesores era el alma de un instituto, y tenía potestad de tomar decisiones. ¿Te das cuenta a lo que me refiero? El incremento de poder de los equipos directivos -que no responden ante el claustro- hace que este sea un elemento tangencial y meramente administrativo sin funciones, lo que hace que su realidad sea como la del senado. Aparente pero sin contenido. Y esto lo sabemos los que asistimos a él. Se nos pide que aprobemos a mano alzada el acta de la reunión anterior y ahí acaban las funciones decisorias del claustro. Esto no ha sido así siempre. Hubo un tiempo en que el claustro tomaba decisiones y los equipos directivos respondían ante él. El claustro de profesores ha ido perdiendo su entidad administrativa.
¿Me explico ahora?
Un cordial saludo.
Ana hacia falta tu post, efectivamente, creo que falta trabajar en equipo, ponerse metas, trabajar duro, hay que analizar nuestra práctica diaria,criticar para mejorar las cosas, compartir nuestra ideas, debatir y ayudarnos, cooperar.
ResponderEliminarLa realidad de los centros es desesperanzadora, gran cantidad de suspensos, conflictos, dificultades para dar clase, desmotivación general, pesimismo. Buscamos enemigos fuera, los padres, las pésimas leyes, la sociedad, los jovenes. Si todo eso es cierto, y ante esto, ¿Qué hacemos? sufrir en silencio, lamentarnos, caer en el pesimismo existencial. Si de verdad creemos en la eseñanza pública, en los jóvenes, tenemos que revelarnos, luchar, trabajar duro, con un único fin, disfrutar, gozar de nuestro trabajo, y difrutar junto con nuestros alumnos. Sino nada tiene sentido, solo queda lamentarse y llorar ante la nostalgia del mundo que deberia ser y no es. Un abrazo y magnífica entrada de Joselu.
Pablo Demarchi, la burocratización del hecho educativo avanza en ambos lados del Atlántico con entusiastas convencidos que piensan que este es el estado conveniente.
ResponderEliminarPedro Ojeda, sí quizás se debería haber esperado otra cosa. Pero yo empecé esta profesión con una determinada autoestima profesional. Todo se ha encargado, con la mejor de las intenciones, de convencerme de mi irrelevancia.
Luis Antonio, la responsabilidad es de todos los que han contribuido a crear la imagen y el estatuto legal de que un profesor es poco más o menos una mierda. Y hemos terminado creyéndonoslo porque no quedaba otro remedio.
Silvia Gongo, de sesenta o cien profesionales con ilusiones y utopías en la cabeza, cabría esperar algo más. Yo lo he vivido. Vale que vivimos un tiempo sin ilusiones compartidas. Esa es la diferencia. Ahora cada uno se preocupa de lo suyo, y un claustro es lo que es. No creo que me hubieras deseado tapar la boca con un zapato cuando yo hablaba. Pero no te preocupes, ahora ya no hablo. Me duermo como ejercicio de rebeldía.
Raúl Urbina, para el que ha vivido claustros densos e intensos, esto no deja de ser cruel, pero ya se nos lleva a nuestro sentimiento de impotencia o resignación. Es así.
Osselin, he escrito en clave pero me has entendido perfectamente. Como es habitual. Estamos en sintonía.
V., pues hubo un tiempo en que un claustro era apasionante y divertido. ¿Lo puedes creer?
Fer, veo que también al otro lado del mar, la deriva ha sido la misma. Han vencido los de llamado pensamiento positivo y los de la formalización de la realidad. Necesitamos un acta que refleje todo lo que sucede, y en tal caso todo tiende a ser irrelevante porque lo esencial se resiste a ser reflejado en acta, y solo aspira a ser apresado por la literatura.
ResponderEliminarGorka, el tiempo a que hacía referencia era anterior a Thor y su martillo. Thor era jefe de estudios y formaba parte del sistema. Solo era apasionante hablar con él FUERA DEL CLAUSTRO. En él era igual de anodino. Sólo llamaban su atención sus camisetas.
Isa Leal, a veces he pensado en colgar unas reflexiones semanales en mi centro para mostrar cómo veo las cosas. Pero allí todo se interpreta en clave personal y me temo que sería inapropiado. Un buen ambiente profesoral es el que muestra su vaciado de cerebro sin que ninguna idea logre despuntar no vaya a ser que el pensamiento nuble nuestra capacidad de sobrevivir.
Lola, cuando no tienen ningún valor ni importancia tus palabras, los profesores se sienten aliviados cuando acaba la tortura del claustro trimestral. El problema es la burocratización de la vida cotidiana. La deriva legislativa hacia cualquier acto que tenga lugar. En tal caso, la realidad se adelgaza hasta la inexistencia. Eso es un claustro de profesores.
ResponderEliminarMiguel, pero tú eres consciente y lo has visto que en otro tiempo fueran otra cosa. Se debatía, se pensaba, se creaba, contribuían a la ilusión colectiva. Yo lo he vivido sintiendo aquel acto como importante.
Pilar S., vale ya no somos jóvenes, pero ¿qué hacen los jóvenes de hoy en día? Nacen domados, o tienen mucho miedo, el que nos meten desde todos lados.
Juan Pedro Serrano, he leído tu post y veo que estamos en sintonía. ¿Cuál es la causa de esta realidad? Supongo que el sentimiento de irrelevancia, el sentimiento de aplastamiento por el reglamento, el vivir una realidad en que somos conscientes de nuestra fragilidad como profesores ante la administración, ante los padres, ante la dirección, ante nuestros alumnos, ante la sociedad. No sigo porque me hundo en la miseria.
msm, el problema es la realidad que nos ha llevado a pensar que no tenemos ningún caudal personal que haya que explotar. Nos sentimos mal, nos sentimos irrelevantes, culpables… La única salida es callar y mirar el reloj porque ¿para qué hablar? Si los que tendrían que habernos respetado nos han tratado como números y como un problema de personal. Lo cierto es que el conocimiento les importa una m. a los que detentan el poder político. Y nosotros lo sabemos, sabemos de nuestra irrelevancia y que estamos al pie de los caballos. Ya se está hablando de echar a funcionarios a la calle. Espera y verás.
Los claustros que yo he vivido se dividen en plúmbeos (la mayoría) y venenosos. Jamás he visto asomar a ellos pasiones sanas, a no ser cuando algún profesor exponía algún proyecto que había realizado o iba realizar con los alumnos. Somos aún capaces de entusiasmarnos con los alumnos, del mismo modo que nos desquiciamos con ellos, pero en las relaciones de los docentes con otros docentes y con la administración reina, como mucho, la cortesía distante.
ResponderEliminarInteresante. Conocido, con las diferencias evidentes de país a país. Hiriente, molesto, evitable. Tengo la suerte de trabajar en un colegio que se maneja como un equipo, y el director nos da libertad de crear, pensar, armar y decidir. Me siento parte integral y referente. Lamentablemente, algunos compañeros son los que ponen la piedra en el camino. Y son los que te hacen preguntarte quienes son y quienes quieren educar, realmente.
ResponderEliminar¡Un saludo argento!
Carlota Bloom, en Madrid, contra todo lo esperable, os habéis rebelado. Esperanza Aguirre solo busca aplastaros, humillaros y enfrentaros a la sociedad. Esta es su línea principal. Sé que no tenéis muchas opciones pero vuestra lucha en esta España disparatada de las autonosuyas tendría que haber sido secundada por todos los docentes. Por aquí se nos dice que es culpa de Madrid (del estado) que no vayan a pagarnos la paga extra. El sistema autonómico nos deja divididos y enfrentados. Suerte y mucha ilusión en esa lucha contra ese sistema que busca aplastaros.
ResponderEliminarAna, me temo que tu comentario requeriría todo un post para responder. Fundamentalmente estoy en desacuerdo con casi todo lo que dices, pero agradezco tu participación. Los claustros están vencidos, derrotados, aplastados, aborregados, sin ilusiones y en buena parte es en virtud de las ideas que defiendes como positivas. Yo escribo y hablo desde la resistencia, no desde el apoyo del aparato conceptual y burocrático. Espero que se te pase el estallido de ánimo encrespado. Me temo que no tendríamos muchos puntos en común, pero reitero que agradezco tu participación.
¡La que has liado con esta entrada, Joselu! A veces miro a mi alrededor, en el centro, y observo un entorno bélico. Algunos compañeros llegan por la mañana con la escopeta cargada (la han ido cargando por el camino, compartiendo carretera y manta y con otros compañeros). Entran al aula y se posicionan FRENTE al alumno (no les hables de atención a la diversidad, enseñanza individualizada, motivación....) Dan clase a la defensiva ya que el alumno es para ellos alguien que en cualquier momento les va a grabar con el móvil, les va a faltar el respeto, va a copiar en un examen, se va a declarar objetos o va a ser absentista)
ResponderEliminarEn las reuniones de coordinación se posicionan FRENTE a quien las convoca (J.E., orientador, tutor de un grupo...)
En los claustros, con su sus silencios y a veces con sus intervenciones se declaran FRENTE a sus compañeros, al Equipo Directivo, a la Administración o a la sociedad en general. Cuando se reúnen con padres hablan FRENTE a ellos (los padres pasan de todo, no educan y quieren que eduquemos nosotros, consienten y justifican todo a sus hijos, no saben dar una "torta a tiempo"...)
En las evaluaciones se posicionan FRENTE a los objetivos de evaluación y calificación, FRENTE a la pedagogía en general (yo sí que soy un buen profesor, conmigo no aprueba ni Dios, me cargo al 80% del aula -menudo soy yo-)
Total, hay centros con un carácter absolutamente pre-bélico o bélico del todo. ¿Los enemigos? Los alumnos, las familias, los compañeros, las programaciones, la burocracia.... La mayoría estaréis en desacuerdo conmigo, pero esta es mi experiencia, después de muchos años, muchos centros, y mucha "carretera y manta".
Decías, Joselu, que los profesores jóvenes nacen "domados". Sí, los jóvenes están dormidos, y los mayores a la defensiva. Yo no soy ni joven ni mayor, y no estoy dormida ni me siento en guerra con nadie. Pero está claro, que estoy "descolocada" o "desorientada", aunque mi especialidad es la orientación. ¿Será una crisis existencial?
Antonio, haces una reflexión certera sobre la distinción entre intervenciones productivas y bizantinas. El sistema educativo ha sufrido tantos cambios y son tan profundos (aunque se siga diciendo como un mantra que se continúa enseñando como en el siglo XIX) que un profesor a lo largo de su vida ha sufrido innumerables reformas educativas y no me refiero solo a la LOSGSE, LODE, LOE… sino también a las variables aplicaciones de las normativas, de los sistemas de evaluación a tenor de las genialidades de los consejeros de educación y el grupo de expertos que los asesoran… Son tantos los cambios que se produce el vértigo sobre todo ante la realidad muchas veces desoladora que se ve en los centros educativos y cuyas causas son tan profundas y complejas que dan lugar a interpretaciones infinitas. Este terreno es el que nos falta. Tú eres pragmático y sabes cuál es tu alumnado. No inquieres sobre las razones que han hecho que sea así, lo que daría a los eternos debates sin salida. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? Hay tantos planteamientos diferentes en los claustros: pragmáticos, vocacionales, supervivientes, cínicos, vividores, utópicos, positivos, pesimistas, fundamentalistas, oficialistas, entusiastas de la legislación, tecnofobos, tecnofílicos, etc… que se hace muy difícil encontrar un campo común de juego que permita un debate en que se compartan los presupuestos. A falta de esto, quedan los reglamentos, la legislación, la burocracia, las apariencias, el sopor… Terrible. Pero hay que decir que han jugado mucho con nosotros utilizándonos como pieza movible, tanto, que nos hemos hecho conscientes de que estamos desnudos como el rey del cuento. Nos queda el aula, ójala todos seamos decentes en la relación con ella. Creo que por aquí nos salvamos. Quiero pensarlo.
ResponderEliminarEl declive del imperio claustral discurre paralelo al refuerzo de las direcciones y a la profesionalización de las mismas, así como a la "transferencia" de poder ejecutivo al Consejo Escolar, auténtico órgano de decisión en los Institutos. No me parece mal que haya Direcciones que dirijan tras ser elegidas con un programa que, previamente, se ha sometido al Clasutro, aunque no sea éste el órgano con la última palabra para escoger al Director o Directora que haya presentado un programa de "actuaciones educativas", es decir, una propuesta de gestión del centro, tanto pedagógica como financieramente. Quedé harto, aburrido y deprimido con la actuación de direcciones que lo "sometían todo a la voluntad del claustro", desde si se cambiaba una cerradura hasta si se arreglaba antes el gimnasio o el laboratorio de fisica. De aquellos claustros lejanos recuerdo que lo peor era la voluntad de algunos en convertirlos en miniparlamentos, por lo que las propuestas irracionales volaban como vilanos en primavera... Mucho mejor el sopor de ahora, ¡dónde va a parar! Aún tienen su razón de ser, pero meramente práctica: de acuerdo o de rechazo cuando la Dirección los consulta antes de tomar alguna decisión comprometida. La segunda función importante es derivar comisiones que se reúnan para tratar temas concretos. Yo estoy ahora en una para estudiar la viabilidad de una propuesta de jornada continua que reserve las tardes para que los alumnos estudien, que hagan los deberes, porque ninguno (de 460) hace los deberes en casa...
ResponderEliminarSí, como casi siempre Joselu tiene razón: qué suerte que nos quedan las clases.
Enhorabuena a todos los firmantes de la petición de indulto: fructificó.
El Manolo, estoy orgulloso porque en mi departamento hemos iniciado un proceso de reflexión sobre la realidad ortográfica desde otros parámetros a los convencionales. Y es cierto que solo en una realidad cooperativa es posible sacar el proyecto educativo adelante. Varios profesores queremos colaborar en el proyecto que mencionaba. La efectividad del sistema educativo se multiplica por cien cuando los proyectos son compartidos y dan lugar a reflexiones comunes. Pero no es fácil esto. Los profesores somos pequeños dioses del Olimpo (bajados del pedestal a garrotazos) pero que todavía somos harto vanidosos como para saber colaborar. Esto sería el tema de otra entrada. Gracias por tu intervención.
ResponderEliminarAl59, a lo largo de las intervenciones en este post se va devanando la madeja y ofreciendo múltiples ángulos de consideración de la cuestión. Tú has revelado cómo son las relaciones dentro del colectivo docente. Todavía son capaces de ilusionarnos los alumnos pero somos incapaces de compartir con nuestros compañeros situado cada uno en un círculo de soberbia o soledad. Me deja pensando tu consideración de que reina entre nosotros la cortesía distante. Como decía más arriba, estos días hemos iniciado tres compañeros del seminario de castellano una puesta en común de aspectos relativos a la ortografía. Te parecerá mentira pero es una iniciativa que nunca había tenido lugar. Nunca había compartido con compañeros de seminario planteamientos sobre ortografía (ni sobre ninguna otra cosa) en mi carrera docente, salvo para ponernos de acuerdo sobre cuánto descontar por falta de ortografía. Cortesía distante es poco definidor para expresar esta realidad en que cada uno se zambulle en su círculo pletórico de vanidad (o inseguridad).
Pilar S., el escribir un post da lugar a un ejercicio magnífico al enfrentarte a la multiplicidad de enfoques a que da lugar si tocas un tema neurálgico como ha sido en este caso. Ha recibido bastantes comentarios que hacen que la realidad se muestre como poliédrica y mi intervención inicial ha servido como la piedra que se tira a un estanque y que da lugar a ondas sucesivas de reflexiones. En tu caso, has añadido el enfoque belicista de la práctica educativa. En mi centro, situado en un barrio muy humilde, con un alto nivel de inmigración, creo que no pecamos de este enfoque belicista. Todos sabemos que estamos ante una realidad muy complicada y hemos de arremangarnos. Es difícil que aquí se dé este enfoque que citas pero lo conozco porque es cierto frente a los gabinetes de orientación educativa. Mi mujer es psicopedagoga y me trae los continuos roces con los profesores que no quieren oír de adaptaciones o planes individuales. Hay, no obstante, centros en que los profesores se siguen considerando profesores de bachillerato y sus planteamientos son los que dices en defensa del nivel y de la selección. Realmente la realidad educativa puede someterse a un examen en que no quedamos bien parados los docentes. Esta reflexión conjunta ilumina la cuestión y pone de relieve la realidad en su terrible complejidad (y belicismo). Gracias por tu interesante intervención.
ResponderEliminarHola Joselu, primero, gracias por mostrar atención a mi comentario y responder al mismo, aunque estoy convencida de que muy mal he debido de expresarme, cuando lo has interpretado así; segundo, sinceramente, me parece que te equivocas y creo que sí, que seguramente tendríamos muchos, pero que muchos puntos en común. En cualquier caso es bueno que exista este debate, estos encuentros y desencuentros (!ojalá los hubiera en los claustros!!), y tal vez, no partimos del mismo punto de salida y la atalaya desde la que oteamos nuestros centros sea diferente, pero lo que es seguro, es que ambos coincidiríamos en que, lo importante son nuestros alumnos, en actuar con profesionalidad, en transmitir ilusión, en no dejar de aprender nunca, en progresar a través de una visión compartida del trabajo en equipo y de la gestión democrática de un centro y en muchísimos otros puntos más.
ResponderEliminarMe alegra saber que en tu centro son eficaces las sesiones de evaluación y las reuniones de equipos docentes, ya que dices "eso funciona"; desde mi experiencia, las sesiones de evaluación (y asisto a todas), me producen cada vez mas una sensación de "dèjá vu"... siempre lo mismo, da igual que haya resultados que deberían escandalizarnos o que haya alumnos a los que les queden un montón de materias y no se propongan medidas...me resulta descorazonador.
Cuando citas textualmente "El incremento de poder de los equipos directivos -que no responden ante el claustro-", no puedo estar más en desacuerdo ¿incremento de poder de los equipos directivos? pues, compañero Joselu, será en tu comunidad…. Creo que aquí no estamos tratando cuestiones legales, pero los artículos 128 y 129 de la LOE que regulan las funciones del Claustro, que no difieren mucho de las contempladas en la LODE (1985) o en la LOPEGCE (1995), y no vamos a entrar en el análisis de la normativa, pero no creo que se haya quitado poder a los claustros…. Otra cosa es que no se quiera ejercer. Coincido totalmente contigo cuando aludes a que el equipo directivo debe rendir cuentas al claustro (legalmente debe hacerlo al Consejo Escolar), ¿pero qué ocurre cuando la mayoría del Claustro se inhibe de la opción (del deber, diría yo) de evaluar al equipo directivo?? Pues que se pasa, porque es más cómodo y… la verdad, intentar dinamizar claustros, intentar involucrar a compañeros en proyectos, intentar remover metodologías… tanto intento a veces me da ganas de rendirme, pero no lo voy a hacer, porque ya he decidido que yo estoy en otro FRENTE, como dice PILAR S., en del de la lucha contra la apatía, el individualismo, contra el adormecimiento de mentes valiosas aletargadas por la rutina, la acomodación y el refugio que supone ser funcionario…. Si esa es tu RESISTENCIA compañero Joselu, estamos en la misma, si no…
Uff me temo que me he pasado otra vez en la extensión, pido disculpas, pero si me gustaría Joselu, que, tal vez como objeto de otro post, nos ofrecieras tu visión de la gestión y el funcionamiento de un centro educativo, seguro que también daba para mucho, como éste último.
Saludos cordiales!!
Ana, gracias por tus palabras llenas de sentido, pero me temo que no puedo ayudar a tus preguntas sobre cuál es mi opinión de la gestión de un centro educativo. Lo desconozco, Ana. Llevo treinta años intentando ilusionarme con el trabajo con mis alumnos. Cuando no he podido, he enfermado seriamente. No es una metáfora. Este blog que lleva seis años es fruto de mis reflexiones sobre el hecho educativo realizado por un personaje que pudiera haber salido de las Historias de cronopios y famas de Cortázar. No entiendo nada de legislación, ni de organigramas educativos, ni de criterios, ni de Loes, ni de Logses o las leyes que has citado. Simplemente siempre estoy ideando proyectos que me ilusionen y que ilusionen a mis alumnos, con diferente fortuna. A veces lo consigo y a veces no. Ahora estoy en una fase sumamente afortunada. Doy clase a alumnos de currículum adaptado o a grupos con problemas. He dejado las clases de bachillerato. Me llena el trabajo con muchachos inmigrantes e innovar y experimentar. Pero de legislación no sé nada. Soy incapaz de dejar en una programación constancia de lo que realmente hago en el aula, ni de someterlo a ese pormenorizado desglose de ítems. Sé que trabajo en un cien por ciento en el área de competencias, pero no sé más. Me llega desde la distancia la filosofía educativa y yo pretendo insuflarle alma.Y soy incapaz de realizar una programación. Entre otras cosas porque cada grupo al que doy clase es diferente y sus necesidades no son las mismas ni puedo preverlas de antemano. ¿Cómo voy, diablos, a programar lo que haré durante el curso salvo unos objetivos generales de contenidos, si continuamente estoy descubriendo cosas que voy incorporando a mi quehacer educativo? ¿Cómo prever lo que será si soy incapaz de prever en mi propia vida lo que será mi día de mañana? Soy caótico, incapaz de trazar planes organizados que la vida se encarga de desbaratar continuamente. ¿Cómo voy a saber la duración de una unidad si cuando la has acabado te das cuenta de que no se ha cumplido y hay que empezar de nuevo? ¿Cómo prever algo con sentido si en mi relación con los alumnos salen cosas que reorientan continuamente mi quehacer y lo abren a diferentes luces e interpretaciones? ¿Y sobre todo cómo hacer una memoria burocrática con todo lo que ha supuesto el año? La memoria la hago aquí en el blog. Esto es una memoria pedagógica al estilo de lo que yo entiendo que debe ser. Lo otro es un paripé que nadie lee (eso te lo puedo asegurar) ni a nadie interesa. Sólo ha de cumplir unos parámetros burocráticos ahora competenciales. El que quiera ver las memorias pedagógicas de este profesor que lea este blog. No puedo comprimirlas en un lenguaje tecnocrático que me resulta incomprensible. Soy de literatura y mi visión del mundo es literaria. No puedo (y lo digo en serio) comprender la legislación, todo ese entramado extraño y kafkiano de leyes, reglamentos que citas. Toda tu visión me resulta incomprensible, aunque seguro que tienes razón, en tu hincapié en evaluaciones externas, controles de calidad, programaciones, memorias…
ResponderEliminar.../...Ana
ResponderEliminarEste año estoy intentando comprender el mundo íntimo de muchachos musulmanes y luchando por que estas muchachas con velo amplíen su mundo mental más allá de lo que su cultura tiene preparado para ellas. Procuro acercarme a su mundo, a sus leyendas, a sus mitos, a ellas a nivel personal. Intento fomentar su fe en sí mismas, en que pueden ser profesionales en el día de mañana…
Esto me preocupa. ¿Cómo diablos meto esto en una programación si lo estoy descubriendo, y menos meterlo en una memoria? Ni sé hacerlo ni tengo el más mínimo interés en ello.
Entiendes por qué pienso que estamos muy distantes en cuanto a concepciones educativas. No sé bien dónde situarme pero necesito explicarme continuamente. Llevo seis años haciéndolo y haciendo mis programaciones en el blog delante de todo el mundo, pero no en esos documentos que me resultan odiosos y en los que miento como un cosaco y además les gusta a ellos (a los inspectores) que se mienta.
Un cordial saludo. Y muchas gracias. Ahora creo que podemos entendernos mejor.
Que no Joselu, que no estamos tan distantes en cuanto a concepciones educativas, quizá lo estemos en cuanto a formas, pero no en el fondo, creo que es más lo que nos une, que lo que nos separa. Mucho me temo que me has encasillado como una burócrata de tomo y lomo y nada más lejos de la realidad. Sin embargo, sigo pensando que si es necesario tener un plan o una previsión de trabajo (llámale programación o como quieras, pero real, de mi centro, de mi aula, de mis chavales), que por supuesto es flexible y que va a ir cambiando en función de las necesidades; las que hacemos ahora no nos sirven, son papel mojado porque son ficticias (la mayor parte de las editoriales...) y eso si es burocracia, pérdida de tiempo y de energías, y eso es parte de lo que hay que cambiar....también el concepto de evaluación, tal vez haya que realizarlo de otra manera, utilizando otros instrumentos, con otra visión... pero si, si creo que hay que evaluar, lo que hacemos nosotros, lo que consiguen los alumnos, la forma de funcionar de un centro… (y ojo!! que no estoy hablando del concepto tradicional de evaluación). Y... si, donde mejor estoy es en clase con mis PCPI, que es lo que me produce más satisfacciones. No quiero ser pesada y realizar otro largo comentario que aburra a los lectores de tu blog.
ResponderEliminarQue pena de una buena y larga charla. ¡Menos mal que tenemos la red!! y quién sabe, tal vez en alguna ocasión, la oportunidad de coincidir en algún "sarao" educativo.
Saludos cordiales Joselu!
He conocido esos claustros, sin embargo mi experiencia desde el equipo directivo ha sido luchar contra la pérdida de tiempo y la falta de efectividad. Se proponen muchos momentos de evaluación (actividades, resultados, práctica docente...), se procura el análisis de muchos temas. Sólo se discute y se habla cuando se quiere decidir alguna fiesta, alguna comida, si alguna propuesta exige algo más de dedicación, o si es en tiempo lectivo o no. No ha habido más momentos de evaluación, sin embargo se sigue haciendo más en pasillos y salas o a nivel confidencial en despachos. La evaluación más profunda es la que pasamos sobre el equipo directivo: sólo sale algo relevante si alguien o algún ciclo ha tenido un problema que le ha afectado directamente. Quiero con esto decir que también la apatía y la falta de compromiso es importante. No quiero olvidar olvidar el trabajo y compromiso de muchos compañeros educadores.
ResponderEliminarEstaba esta tarde de compras en el centro comercial y mientras echaba los pimientos verdes en el carro y buscaba entre las bebidas la Fanta Zero, sólo pensaba en este tema de debate. Hice una compra rápida, deseando llegar a casa para leer nuevas reflexiones.
ResponderEliminarY ahora estoy más "desorientada". Me explico, coincido en todo con Joselu.... y coincido en todo con Ana ¡ay! Estoy cada vez más "desorientada". ¿Habré perdido el juicio crítico?. También puede ser que lo que me ocurre sea normal.... a ver si van a estar diciendo lo mismo.... ¡Eureka!
Creo que todos estamos diciendo lo mismo, pero de diferente manera. Y me parece que compartimos el mismo estilo educativo y parecida visión acerca de las cosas, aunque unos lleven puesto el traje de disidentes, otros el de burócratas, otros el de sumisos....
Por cierto, me parece que este foro se ha convertido en un CLAUSTRO ideal. Profes de distintas etapas, asignaturas, normativa autonómica, tipos de centro, tipología de alumnado, orientación política, visión de la vida, edad, situación administrativa..... ¡Esto es DIVERSIDAD!
!!Pilar, que buen Claustro sería éste!! Al menos todos sus miembros tienen inquietudes y les interesa mejorar la educación, sea de una forma u otra, seguro que podríamos llegar a acuerdos, establecer consensos y trabajar en equipo....Lástima que sea sólo virtual.Saludos!
ResponderEliminarEs injusto generalizar. Cada foro tienen su utlidad, la detección de necesidades y/o problemas se suele llevar a cabo en las reuniones de departamento, juntas de evalución, reunione de equipos docentes, ..., en esos foros también es donde se debate, se discute, se argumenta y se articulan propuestas que se elevan a la CCP, previo a la decisión final en el Claustro. Todo esto es plenamente democrático i, aunque no lo parezca, puede ser bastante ágil. Un buen equipo directivo solo tiene que gestionar estos foros adequadamente. Eso no quita lo que usted dice en su post, però claro, generalizar siempre es injusto. Un saludo.
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