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lunes, 3 de diciembre de 2018

Regreso al mundo feliz




Soy un hombre que vive fascinado por las posibilidades del futuro y le gustaría ser testigo de los próximos veinte años en que se producirán transformaciones prodigiosas en nuestro modo de ver las cosas en el campo de la tecnología. 

La tecnología me hace percibir algo muy poderoso, algo próximo a la inmortalidad. Probablemente los que leáis esto os reiréis, pero es algo muy real en mí. En mi relación con la tecnología percibo algo de aliento que me proyecta más allá de mí mismo. Me gustaría convertirme en un ciborg fusionando mi cuerpo con la tecnología; que me instalaran un chip en mi cerebro para conectarme a internet; mover objetos con el pensamiento; guardar el contenido de mi cerebro en un disco duro como sugirió el otro día Elon Musk… 

La humanidad experimentará cambios alucinantes en los próximos años con la implementación masiva de la Inteligencia Artificial a todos los niveles. Pronto tendremos máquinas que servirán las bebidas en bares tecnológicos, los robots realizarán la mayor parte de las faenas a niveles intermedios que es donde más puestos de trabajo sustraerán a los seres humanos. Muñecas con Inteligencia artificial serán compañeras amorosas y sexuales de muchos hombres que sientan miedo hacia las mujeres reales y se sentirán mucho más seguros con ellas. Nuestra identidad se transformará profundamente porque seremos penetrados por los big data que sabrán absolutamente todo de nosotros: nuestras tendencias políticas, sexuales, nuestros gustos, nuestros rechazos, lecturas y tendencias musicales. Nada habrá que escape a la penetración de las redes sociales. Dicha identidad podrá ser modelada en todos los sentidos: podremos elegir múltiples vidas como juego experimentador. Seremos indistintamente varones o mujeres, y podremos vivir una eterna juventud, la vida se prolongará varias décadas más allá de las expectativas actuales. 

Los libros se convertirán en reliquias del pasado. No se leerá, pero se vivirán videojuegos en tres dimensiones con realidad aumentada y virtual que serán más reales que la realidad tradicional. Se podrá asumir que la realidad ha dejado de existir como concepto primario porque la viviremos exclusivamente a través de la tecnología, pantallas y simulaciones que nos serán más estimulantes que una dosis de la antigua realidad real. Viviremos dentro de burbujas de realidades que elegiremos más o menos libremente. Nos fusionaremos con las máquinas y nuestro cerebro sobrevivirá a nuestra muerte física. 

Probablemente pase mucho más tiempo para que las máquinas adquieran conciencia o tal vez eso no pase nunca, pero las expectativas de que ello suceda serán importantes. 

La medicina avanzará prodigiosamente con la manipulación de los códigos genéticos. Los niños nacerán elegidos por sus padres con sus características principales que determinarán tanto su grado de inteligencia, como la inmunidad frente a enfermedades como el cáncer o el alzhéimer o degenerativas que causan hoy terribles devastaciones personales. 

Viviremos una especie de vida controlada totalmente: la libertad y la conciencia se convertirán en rastros de un pasado liberal en que se creyó en el mito del individuo que elige libremente su destino. Viviremos una realidad diseñada, pero en la que seremos felices con las drogas psicoactivas más potentes. No sentiremos la tentación de querer cambiar el mundo porque estaremos adaptados a él. No tendremos utopías que lo único que traen son terribles tragedias como nos ha demostrado la historia. El mundo feliz de Huxley, probablemente la novela de anticipación más importante del siglo XX, será realidad. Viviremos felices transitando entre realidades virtuales y juegos de identidad. Nadie querrá imponerse a nadie porque todos estaremos determinados y sabremos nuestro papel y no querremos aspirar a más que a esa felicidad eterna que nos proporcionará la tecnología masiva y las drogas para equilibrar nuestro modo de vida. Se acabarán las grandes pasiones y las hondas tragedias. En la historia el hombre ha sido esencialmente infeliz. El futuro exigirá que entreguemos la libertad a cambio de nuestra felicidad. Nos adaptaremos y viviremos en equilibrio. Ya no existirán Homeros o Shakespeares o Cervantes: el espíritu humano será reconducido hacia las estrellas que será nuestro hábitat necesario para sobrevivir como especie.

Si alguien piensa que el precio será demasiado alto para pagar por la felicidad, le pido que considere la historia humana desapasionadamente. Son siglos o milenios de infortunio, de conflictos sin fin, de guerras de crueldad espantosa, de dilemas morales a los que no hemos sabido darles solución, de dolor y sufrimiento en todas sus vertientes. El mito del hombre libre es eso, un mito que no tiene por qué mantenerse en el futuro. 

Si hubiera en este futuro algún salvaje que no quisiera adaptarse, lo pagaría siendo profundamente infeliz y además fracasaría porque los hombres se sentirían satisfechos con su existencia, vivirían equilibrados y felices sin utopías o ansiedad de querer transformar la historia o la realidad. 

Yo no viviré esto. En el pasado fui profesor de literatura, profesor de ficciones que llevaban a la insatisfacción. Me gustaba cultivar la insatisfacción de mis alumnos para que quisieran transformar su vida y luego el mundo. Ahora, abjuro de ello. No les daría nunca ya a leer libros peligrosos que desarrollaran conflictos inútiles que los hombres tejieron porque eran infelices. Walt Whitman ya no será necesario. Cantaremos la plenitud del individuo del futuro, esencialmente conforme a su realidad, a su designio biológico libre de enfermedades y desdichas. Me reiré de cuando fui profesor de literatura y quería que mis alumnos pensarán por sí mismos y crearan en ellos conflictos que eran puramente imaginarios. La belleza es algo que se transformó a lo largo del tiempo: de una visión exquisita, clásica o romántica, al arte del siglo XX en que una lata llena de yeso fue etiquetada con el título de Mierda de artista como si fueran excrementos de su autor, Piero Manzoni. La belleza y el arte son eso mitos que perderán su vigencia. Arte es cualquier cosa mirada de una forma determinada. Y arte será la vida del futuro, sin libertad, pero bondadosa para el individuo que vivirá armónico y feliz. Aunque esto solo será posible para una parte de la humanidad, la otra sobrará. Considero que esto es un problema sobre el que hay que  pensar

15 comentarios :

  1. Ante todo, me alegra enormemente ver que vuelves a escribir, espero como siempre con interés todas tus publicaciones.

    Veo que lejos de acomodarte en tu jubilación sigues intensamente la actualidad sobre todo a nivel tecnológico, y seguramente incluso estudias en profundidad muchos de los temas que mencionas. Se nota que lo vives con pasión y que tu cabeza es un constante hervidero de ideas, en una edad en la que seguro las cosas ya se ven con una perspectiva más amplia.

    Estoy de acuerdo en casi todo en tu plantemiento, ya puede verse que estos grandes retos que esperan a la Humanidad están en sus inicios, no me cabe la menor duda de que irán cayendo todos, todos se irán completando tarde o temprano, si Dios mediante no se atraviesa algo inesperado por el camino. Época apasionante como dices estos tiempos, sobre todo para el que pueda ver los toros desde la barrera (si es que hay alguien en esa posición). Está claro que el que se deje llevar por la nostalgia del ayer es porque quiere. Pero es un periodo sin duda de grandes oportunidades pero también de no pocos peligros.

    A veces me da por pensar que vemos todos estos cambios como un caos, como algo que puede generar un resultado o su contrario, que todo pende de un hilo que se puede ir al traste en cualquier momento. Pero ¿no puede ser que todo esto, todos estos avances que nos narras sean algo inevitable, que cumplen unas leyes universales solo que aplicadas a sistemas más complejos, como los sociales, pero en el fondo tan ineludibles como la Ley de la Gravedad?

    También estoy seguro de que la Humanidad mirará atrás y nos pareceran infantiles las maneras en las que en el pasado intentábamos ser felices y organizar nuestra sociedad.

    Temas todos ellos apasionantes y que espero que sigas tratando.

    Un saludo.

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  2. Si no hubiera leído en tu comentario de respuesta a Antonio que en tu artículo había mucho de ironía, si me hubiera quedado solo con lo que comentabas en tu entrada, sin duda me habría quedado con la idea de que habías escrito bajo los efectos de algún psicotrópico de los buenos!!!!.

    Porque empiezas a contar toda un serie de avances que, aunque no dudo en que llegarán, sin duda tardarán en llegar mucho más de 20 años, y luego lo asociabas a una extensión generaliza y casi universal de esos avances, y lo que me parece más inverosimil, a un estado de felicidad perpetua para todos los que disfruten de esa vida artificial e impostada que nos cuentas.

    Y por otro lado pronosticas la desaparición total de las pocas cosas que son capaces de hacerme feliz a día.

    De entrada dentro de 20 años seguro que como mínimo tú leerás, y seguro que yo, si aun ando por aquí también.

    Desde luego no comporto para nada esa visión del futuro que nos planteas. No digo que todas esas cosas individuales que planteas no se puedan llegar a dar. De lo que dudo es de que esas cosas se generalicen de forma universal, hagan la vida más fácil, o lo más absurdo bajo mi punto de vista, que nos haga más felices. Yo veo a mis hijos que ya se crían centre youtubers, que crean mundo virtuales con Minecraft, que se mueven con la tecnología como peces en el agua y, desde luego, no los veo más felices que yo en su día con las canicas, la lima y la rayuela, al contrario, los veo más infelices y sin capacidad para valorar nada en su justa medida.

    Lo material, la tecnología, para mí no es sinónimo de felicidad, para nada.

    En fin Joselu, un abrazo!!!

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    1. De hecho, al final del post introduzco una amenaza no desdeñable, la de que sobrará gente que no podrá ser integrada en esa "sociedad ideal tecnológica" en la que el trabajo será hecho mayoritariamente por robots. El aumento de la población mundial es exponencial por un lado, aunque en los países occidentales el problema es el grave envejecimiento de la sociedad, algo que es muy peligroso. El caso es que la historia no se detiene y decenas y decenas de millones de africanos, asiáticos, latinoamericanos... llegarán a las sociedades occidentales en las que no tendrán trabajo sino como esclavos tal vez, y los avances en medicina y estilo de vida no les llegará. Las previsiones que he leído sugieren un mundo como el que aparece en la película Elyssium, con una casta de superhombres que prolongarán su vida y disfrutarán de los avances médicos, alimentación, estilo de vida mientras una gran mayoría de la sociedad estará excluida y ni siquiera habrá trabajo para ellos. Ya hemos hablado otras veces de esto y me has manifestado tu punto de vista. La tecnología y lo que implica es disruptora y está provocando una concentración del capital cada vez en menos manos. El mundo ahora es más desigual que hace treinta años y es evidente el descenso de las clases medias respecto a los años ochenta y noventa o incluso los primeros del nuevo milenio. Esa sociedad tecnológica de la que hablo no será para todos. Está claro que tu infancia con canicas, la lima y la rayuela, o ese mundo en que se escribían cartas a mano o los jóvenes en lugar de pasarse la vida ante artefactos, hacían excursiones a la naturaleza o se reunían en clubes juveniles de la parroquia incluso (como hice yo), o ese mundo en que había un tiempo más sosegado, era mucho más rico en matices, mucho más vivo, más satisfactorio a nivel mental y anímico. Pero en buena parte lo hemos perdido y las generaciones que nos suceden estarán cada vez más distantes de lo real y vivirán en realidades como las que presenta la serie Black Mirror o El show de Truman. Yo soy un apasionado de la tecnología, me absorbe, pero considero que mi niñez -por más que fuera dolorosa- o mi adolescencia fueron mucho más ricas que las que han vivido nuestros hijos, y la que vivirán los escasísimos niños que nacerán y que crecerán sin primos ni hermanitos, en un mundo tan fascinante como estremecedor.

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  3. La verdad que yo tampoco me percaté de la ironía de Joselu en la entrada, en un texto tan intenso y tan denso creo que era difícil de apreciar.

    Pero en cualquier caso me mantengo, pese a que la tecnología entraña evidentes riesgos y peligros, si es bien usada los potenciales beneficios son enormes.

    Yo si creo que si bien puede que la tecnología por si misma no nos proporcione la felicidad, si creo firmemente que nos da bienestar, no hace falta esperar al futuro para eso, ya nos lo ha dado desde el principio.

    Creo que las comparaciones de felicidades son siempre difíciles pero me atrevería a decir que no somos conscientes de los beneficios que nos ha dado la tecnología porque la tenemos tan presente e interiorizada que no nos ponemos en la situación de no tenerla. Antes se tenía un dolor de muelas, y no había manera de pararlo, y era algo que podía provocar hasta la muerte. No había soluciones para enfermedades que provocaban grandes tormentos, y ahora con una simple pastilla las eliminamos en unas horas.

    Como decía Ortega y Gasset, la tecnología nos protege de la circunstancia, es decir, de lo externo a nosotros que en un principio no podíamos evitar. Nuestros ancestros si hacía frío, se tenían que aguantar, hasta que se inventaron los ropajes y el fuego, si enfermaban, lo mismo, si querían desplazarse lo tenían que hacer por sus propios medios...

    Ahora nos es difícil imaginarnos privados de esas cosas tan básicas, pero a mi no me cuesta ponerme en el lugar de un hombre de hace miles de años impotente ante los elementos, acosado por los depredadores, aterrado por la indefensión que le provocava la oscuridad de la noche, rodeado de peligros. No sé por qué hay quien tiende a imaginarse a ese "buen salvaje" feliz ante todas esas calamidades, pero yo en cambio creo que su existencia era durísima, cuanto menos.

    Un saludo.

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    1. Un debate apasionante, Antonio. En mi texto me dedicaba a mostrar mi entusiasmo por la tecnología como prolongación y ampliación de la vida, pero a medida de que iba escribiendo llegaba a cuestiones muy graves como la desaparición de la intimidad y del mismo sentido de la libertad o la conciencia en la medida de que los algoritmos nos conocerán mejor que nosotros mismo. Y esto es muy grave, Antonio. Hay quien sostiene que la conciencia no es más que un algoritmo complejo que puede ser procesado en cuanto producto simplemente de impulsos electroquímicos. Creemos ser muy originales pero toda nuestra identidad se reduce a una cadena que puede ser fácilmente descifrada y manipulada. Unas docenas de likes en Facebook por nuestra parte son suficientes para definirnos casi por completo. Se puede reconocer toda nuestra identidad hasta los niveles más´complejos. Toda esta información es acumulada por los big data y nos convertimos en seres transparentes. En otro tiempo, los seres humanos tenían lo que se puede considerar una dimensión oculta, misteriosa, radicalmente personal y la conciencia era una experiencia muy íntima. El presente, y ya no digamos el futuro, nos desprovee por completo de nuestros rasgos que creemos más personales y nos reduce a tipos, a caracteriologías fácilmente rediseñables a merced de poderes supra humanos. Hoy por hoy la Inteligencia Artificial es un instrumento con el que experimentamos y tenemos al servicio de intereses que presumimos humanos -aunque habría mucho que decir al respecto- pero llegará un momento en que la IA puede independizarse del control humano si no ponemos límites, criterios éticos, una legilación muy estricta al respecto. ¿Podrá en décadas imponerse la IA sobre la humanidad? ¿Qué respuesta dar a esto? Hay predicciones que anuncian graves peligros? Para mí la IA es un recurso que me divierte, como me divierte encargar los libros por Amazon, pero ¿puede al final ser muy peligroso? Entiendo tu punto de vista desde el que consideras que el hombre moderno tiene una medicina prodigiosa respecto a épocas pasadas, que los avances son para mejorar la vida humana... Todo eso es cierto, pero según cómo los utilicemos -si no somos prudentes y críticos- la tecnología puede acabar con el humanismo. Es lo que sostiene Yuval Noah Harari en Homo Deus. Progiosa sí, atractiva también, pero de igual modo terriblemente peligrosa si no comprendemos su potencial y su alcance cada vez más profundo respecto a la vida humana.

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  4. Creo que la tecnología no acabara con las pasiones, la transformara. Vendrán tiempos oscuros, se les ve, una nueva Edad Media y después otra época de crecimiento de la Vida, de las Ciencias y las Artes, quizás con nuevas formas que ni soñamos, pero vendrán...
    Yo el futuro me lo imagino con hombres en otros planetas que habrán sabido colonizar para hacer descansar este, todo empaquetado, estudiado, contabilizado y aseptico, pero no sin pasión. La pasión lo mueve todo, junto con el egoísmo, la avaricia y la generosidad. Quizás encontremos otras formas de vida u otras dimensiones en las que aprendamos a movernos, no lo se, pero la pasión no morirá...
    Un saludo

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    1. Estoy en Lisboa y ayer fui a una quinta llamada Regaleira en Sintra que es un conjunto arquitectónico en plena naturaleza que fue convertido a principios del siglo XX en un constructo masónico, simbolista e iniciático por medio de recorridos mistéricos que llevaban al ser humano de los niveles elementales a la sabiduría y la conciencia de la armonía del universo. El millonario excéntrico que hizo construir este parque modernista y romántico -Carvalho-Monteiro- encargó a uno de los mejores arquitectos de Europa y del mundo (Luigi Manini) para que le construyera algo realmente prodigioso. Y lo es, Temujin, pero ese reducto que era elitista, para una minorìa, ahora està a disposición de las masas de turistas que no entienden nada y que van con su teléfono móvil haciéndose selfies sin participar para nada del sentido que aquello tenía. Hay un momento en que hay un descenso al infierno en un trazado de torre invertida que es de lo más espectacular que he visto en mi vida. Pasábamos por un túnel en la oscuridad una larga reata de turistas necios -como yo el primero- y la gente se hacía selfies en la penumbra esperando pasar: una adolescente pasaba el tiempo esperando y mostrando en su móvil imágenes de bambas que se quería comprar, quería unas Convers y le preguntaba a su madre que cuáles le gustaban más. Si el creador de este conjunto viera en lo que se ha convertido probablemente se desespearía. Dices que la pasión no desaparecerá y puede que tengas razón: pasión por unas bambas Convers, pasión por consignas simplonas políticas, por ideologías de parvulario, por una visión de la vida realmente estúpida y en la que se ha perdido todo rasgo de profundidad: ¿qué lugar hay en la preocupación de nuestros jóvenes -o mayores- por el cambio climático? ¿Por la deforestación? ¿Por la esquilmación de los mares?¿Por la cultura? ¿Por un sentido profundo de la vida? Dices que seguirá habiendo pasión y prevés que habrá una Edad Media de nuevo y que luego seguirá un renacer. No lo sé, Temujin, no lo sé. En todo caso no lo veré. El camino hacia la estupidez es fácil, hacia la sabudiría es empinado y muy difícil, pasión la hay por equipos de fútbol, pasión la hay por unas bambas pero ¿este es el sentido profundo del concepto de “pasión”? Yo la tenía, pero enfermé y me resigné para sobrevivir. Se puede vivir perfectamente sin pasión, lo hace la inmensa mayoría de la gente.

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  5. Joselu, las sabinas son árboles que crecen en terrenos pobres donde no crecen otros árboles, para ello se sirven de los pájaros que se comen sus frutos y luego defecan la semilla con el abono incorporado. Cuando hay varias sabinas juntas, estas proporcionan con sus sobrantes y su sombra el medio adecuado para que otras especies competitivas crezcan y estas a su vez cuando crecen, proporcionar la retención de agua mediante el suelo vegetal para que especies más frondosas crezcan en magníficos bosques donde la Vida se nos muestra magnifica. Pero toda esa pasión natural creció porque un minúsculo pajarillo comió un fruto de sabina y le cago; lo mismo puede empezar con la pasión por el arte, el niño que admira las Converse, sus formas y su diseño, puede a partir de ahi, admirar otro tipo de belleza y como le pasa al primigenio bosque, al final convertirse en frondoso reducto de riqueza natural..
    ¿Crees que los habitantes de Burgos en el siglo XIV no sentían nada cuando entraban en la Catedral? ¿Crees que muchos de ellos no se sintieron reconfortados con sus proporciones divinas (Fibonnacci) y su armonía arquitectónica? Muchos seguro que no, pero unos pocos si, y como eso, en el resto de Europa, esos pocos, los apasionados son los que mueven el mundo de la belleza y aunque exitan concursos de arte que merecen palos, siempre queda gente a la que la Piedad de Miguel Angel le conmovera, que disfrutara con los pliegues de la corteza de un árbol o el dibujo de la concha de un caracol y a las que la pasión moverá, no lo dudes. Para que Cervantes, Da Vinci, Miguel Angel o Shakespeare cuatro excelentes bosques existiesen, el bosque primigenio tuvo que tener su evolución, empezando por la Alta Edad Media y la sabina que creció, pasando por las catedrales de la luz del gótico, hasta el mal llamado Renacimiento...
    A nivel personal y a pesar de mis deficiencias culturales a mi me han llegado al alma edificios, pinturas, música y esculturas que hace treinta años prácticamente ninguneaba... Hay esperanza, que es otra pasión que mueve a la gente...
    Un saludo...

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    1. Un comentario bellísimo, gracias, Temujin. Tiendo a ser pesimista, es algo que me sale de dentro y no percibo esa gran dosis de esperanza necesaria a la que aludes... No obstante siento como muy real el declive de las humanidades que a ti te han alimentado desde hace unas décadas, algo que se percibe en el estilo sencillo e interesante, a la vez, de tu texto. Ojalá que tengas razón.

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  6. Mi padre (un marinero aprendiz de filósofo) en sus largas jornadas de pesca, solía pasarse horas mirando el azul luminoso del mar. Y, según me contaba, allí era donde surgían de su mente los más claros pensamientos. Y uno de ellos era el siguiente: me decía, "hijo, la humanidad ha tocado techo. Ya no hay nada que inventar porque todo está inventado. Porque, dime, ¿tú qué inventarías...?". Corrían los primeros años de la década de los setenta del pasado siglo. Mi padre murió justo cuando nacía internet. No sé qué diría hoy...
    Seguramente cambiaría su opinión. Sí, sí que hay mucho que inventar, pero esto que ha de venir no está al alcance ni siquiera de las más preclaras mentes. La imaginación, querido Joselu, no da para tanto. La realidad futura nos sorprenderá na vez más. Seguro.

    Un abrazo.

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    1. Hay más mentes creativas en el presente que en todas las épocas pasadas, y el ritmo de investigación en múltiples campos como los que he citado es incesante. Sin duda, el futuro nos sorprenderá, como bien dices, pero hay ciertas líneas de tecnología que ahora abiertas suponen tanto nuevas maravillas como peligros ciertos. De hecho, Miguel, la prensa en estos momentos abunda en noticias, artículos y crónicas sobre la Inteligencia Artificial. Son incesantes las prospecciones que se hacen sobre su desarrollo y expectativas que yo intento seguir. Es un tema que me apasiona. La gran discusión actual es si la Inteligencia Artificial superará a la humana, y más que eso, cuándo lo hará, lo que es el verdadero enigma. El futuro será sorprendente, como lo ha sido siempre. Hay quien dice que no podemos imaginar lo que pasará en veinte o treinta años porque la tecnología que lo hara posible todavía no ha sido creada. Ello no impide que continuamente se estén haciendo predicciones sobre dicho desarrollo, predicciones que a mí me interesan mucho. Siento no tener más que veinte años posibles para conocer el avance prodigioso de la ciencia y la tecnología. Eso sí, cada paso que se da implica cerrar caminos que tu padre, hombre de mar y filósofo, todavía transitaba: lentitud, reflexión, meditación, observación. Esa parte del pasado cada vez es más extraña. Un abrazo, y gracias por pasarte por aquí. Ha sido una sorpresa encontrarte.

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  7. 1984 se equivocó, pero no tanto. Un mundo feliz, igual. Las distopías acaban siendo realidades crudas, despojadas de todo encanto literario. No sé si viviremos esa realidad que describes en un tiempo cercano. Da un poco de miedo y quizá todo eso nos pille de espectadores anonadados, como viejitos abandonados a su suerte en una electrolinera. Me gustaría ser más optimista y entender tu texto como ironía, como han dicho ya, pero me parece que no vamos por buen camino. Dejar todo en manos de los mercados nos llevará a un mundo en el que seamos solo productos, nosotros, objetos de transacción en lugar de clientes. En fin, un horror.

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    1. Te recomiendo vivamente la lectura de Homo Deus de Yuval Noah Harari, un ensayo lúcido sobre nuestro presente y la crisis del humanismo, poniendo al hombre de nuestro tiempo en perspectiva desde el paleolítico al futuro en que los humanos buscarán realizar perspectivas sobrehumanas, casi como dioses. En mi post repasaba algunas líneas proporcionadas por el pensador israelí. La crisis de la concepción de la conciencia humana, del término libertad, del poder de los algoritmos sobre nuestra vida están sobre el tapete. Cuando hace unos años se comenzaba con la aproximación a un mundo tecnológico y se miraba con fascinación el nuevo tiempo que sobrepasaría la era de Gutenberg, no se sospechaban todavía las densas sombras que han surgido en pocos años. La velocidad de avance en la tecnología es gigantesca, pero ya no vemos con la misma ilusión un mundo poseído por artefactos como los móviles que nos controlan más que controlarlos nosotros a ellos. Pero en veinte años el progreso será geométrico. Hay quien ha dicho que estamos en el año cero de lo que va a venir.

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  8. saludos Gente!!! el avance tecnológico no puede ser visto como caos, aunque el caos es necesario pues lo vivió la humanidad en el renacimiento siglo XVI en el que el despertar de la conciencia revoluciono al mundo y dio paso a la modernidad plena que ahora vivimos... La única contradicción que observo en el camino se encuentra en que, la tecnología de hoy no no lleva a sentir la necesidad de cambio, de avance, de revolución como en la humanidad ocurrió una vez; muy por el contrario viabiliza que el ser se sucumba en la más profunda ignorancia y se adecue a que la evolucione los tiempos piense por ellos de manera pasiva... un caos desde mi manera de ver al mundo.

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  9. Unas docenas de likes en Facebook por nuestra parte son suficientes para definirnos casi por completo. Se puede reconocer toda nuestra identidad hasta los niveles más´complejos. Toda esta información es acumulada por los big data y nos convertimos en seres transparentes. En otro tiempo, los seres humanos tenían lo que se puede considerar una dimensión oculta, misteriosa, radicalmente personal y la conciencia era una experiencia muy íntima. El presente, y ya no digamos el futuro, nos desprovee por completo de nuestros rasgos que creemos más personales y nos reduce a tipos, a caracteriologías fácilmente rediseñables a merced de poderes supra humanos.

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