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martes, 21 de mayo de 2013

Los paradigmas educativos y la ley WERT



Tengo la impresión de que el debate es algo ajeno a nuestra cultura. No lo encuentro por ningún lado. Ni en la cultura política, ni en las aulas, ni en los blogs. Debatir supone aceptar una parte del razonamiento del otro y mostrar sus puntos débiles o frágiles y argumentar de modo que se alcance una visión más amplia. En este debate los participantes tienen que estar abiertos a modificar sus puntos de vista y sus razones, de modo que su posición puede ser modificada como consecuencia del debate. ¿Han visto alguna vez esto en el parlamento o en alguna tribuna política? Si alguien lo hiciera sin duda sería memorable. No, no es lo que se acostumbra. Se parten de posiciones políticas inamovibles o solo movibles en función de pactos que no tienen nada que ver con el debate sino con la fuerza política o la necesidad de apoyos. No interviene para nada la racionalidad ni el intercambio de razones.

En torno a la ley WERT sobre educación, la conocida como LOMCE, se ha argumentado por parte del ministro que viene a dar respuesta al fracaso del sistema educativo ideado por los socialistas y que viene a traer un 30 por ciento de fracaso escolar entre los alumnos que no promocionan la ESO. Esto es una verdad como un templo, me refiero a lo del fracaso escolar español superior al de otros países europeos y muy distante de ese modelo inalcanzable que es Finlandia o en el otro espectro educativo, los modelos de Corea o Shangái. Este ha sido el argumento estrella del PP para defender la LOMCE, algo a lo que le resulta muy difícil contestar al bando de la izquierda educativa. ¿Por qué ese elevado fracaso en nuestras aulas? ¿Por qué tan bajo nivel en las competencias PISA tras unos veinte años de aplicación de modelos progresistas en la educación? No encuentro una argumentación que me convenza. Algunos argüirán que se debe a la escasa inversión educativa por debajo de otros países del entorno. Otros mostrarán su convencimiento que se debe a la escasa formación del profesorado cooptado entre carreras ligeras y con escaso compromiso educativo. Otros seguirán arremetiendo contra el profesorado y lo acusarán de conformista. Los profesores argumentarán que el modelo educativo no es estable y que ha sufrido continuos cambios a tenor de los partidos en el poder que han cambiado a su antojo sin auténticos pactos transversales la legislación educativa. Desde la izquierda se señalará el daño profundo que hacen los conciertos educativos –aprobados por el PSOE cuando se iniciaba la andadura política de la transición- y que segregan a una buena parte de las clases medias, aquellas cuyos padres están más implicados en la educación de sus hijos, cuando en Finlandia la casi totalidad de la educación es pública y apenas existe la enseñanza privada.

Desde perspectivas críticas se señalará que los modelos educativos de la izquierda son roussonianos y que han montado mediante su sistema educativo parques temáticos ligeros e intrascendentes para entretener a los jóvenes que van a las aulas a pasarlo bien, sin presión, sin verdadera cultura del esfuerzo y de la pasión por el conocimiento. Los padres, de paso, pretenden que la escuela sea una especie de aparcamiento donde sean recogidos sus hijos durante la dura jornada escolar.

Desde el seno de ciertos movimientos pedagógicos dirán que lo que pasa es que el paradigma educativo está obsoleto, que lo que se enseña en las aulas es ininteresante y no adaptado a la sociedad del siglo XXI. De ese modo los alumnos se distancian de lo que se explica en las aulas que son más propias del siglo XIX que del siglo en que estamos. De este modo aprender no significa lo mismo que desde posturas tradicionales y se fomenta un aprendizaje en red, cooperativo, no jerarquizado, en que el profesor es un acompañante más que el representante del saber institucional.

Desde ángulos más esotéricos se nos vendrá a decir que la escuela es una institución conformista y acrítica y se nos vendrá a hablar de empoderamiento mediante un acto casi mágico en que el profesor por medio de un discurso maravilloso convierte a sus alumnos en sujetos activos de su aprendizaje, frente al modelo tradicional en que existe uno que sabe y enseña y otros pasivos que no saben y aprenden. Este empoderamiento es representado en vídeos en que se muestra un cambio trascendental de actitud por parte de los alumnos que pasan a ser sujetos activos y creativos de su propio aprendizaje.

El PP acaba de aprobar su ley educativa, una ley que no sé cómo responderá al fracaso mencionado del 30 por ciento. Tal vez pretenden levantar una escuela competitiva a nivel interno y externo para generar otro estado de ánimo en las instituciones educativas ancladas al parecer en el conformismo. Parece que es un modelo más bien gerencial y empresarial, que comienza con impresionantes recortes en la financiación de la educación, aumento de alumnos por aula, disminución de apoyos y profesores y la aplicación al sistema de reválidas externas para verificar el funcionamiento del sistema mediante un modelo competitivo. De paso todo el apoyo teórico y económico para la enseñanza privada a la que se ve como un modelo exitoso frente al fracaso de la pública en la que no se cree en realidad y se la tiene como un lastre caro y pesado para entretener a las clases más desfavorecidas a las que, por desgracia, también hay que darles educación. De paso disminuye el valor de las materias humanísticas y artísticas, da carta de naturaleza a la enseñanza de la religión católica en el seno de la  institución que debía ser laica y fomenta los equipos directivos fuertes y gerenciales frente al cooperativismo de otros puntos de vista.

Como profesor estoy expectante intentando saber cómo va a afectar a mi día a día e intento averiguar sin conseguirlo cómo este nuevo modelo va a ser exitoso y va a promover un clima que levante los ánimos de unas instituciones –las educativas- que están confusas, desorientadas y sometidas a conmociones continuas en sus planteamientos pedagógicos, además de estar sufriendo los mayores recortes económicos de la historia de la democracia.

Por más que quiero ver al ministro WERT como un hombre iluminado y no comprendido por la masa de profesores, no alcanzo a ver cómo un experto en marketing y sociología ha promovido algo cuyos perfiles se me escapan.

¿Qué pretende en realidad? 

27 comentarios :

  1. Mi opinión sobre el colegio de mis hijos es muy clara, solo nos reunían a los padres para hablar de la jornada continua, cuando se impuso, se acabaron las reuniones.
    Sobre la religión no voy a hablar, ninguno de mis hijos la estudia, por lo que creo que si se imparte de forma voluntaria, debiera estar en evaluación.
    En general sobre esta reforma (que desconozco) y las anteriores, solo decir que ya esta bien de tantas reformas, que la educación no se puede reformar según el estúpido de turno que nos gobierne. También pienso que debiera volver al poder central todo el tema de Educacion y Sanidad, estos derechos fundamentales no pueden ser diferentes en función de donde vivas, ya se que suena reaccionario, posiblemente igualar los derechos es lo más reaccionario que hay.

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    1. En muchos sentidos admiro el centralismo político francés y concuerdo con la línea argumental de tu comentario en la parte final. Ha habido un montón de reformas educativas que no han contado con un amplio consenso como si fuera imposible concertar un punto de vista mayoritario sobre la reforma del sistema educativo. Y como he dicho, la izquierda no sale bien parada de este debate. De la derecha, pronto veremos lo frutos de esta reforma que nace sin ningún pacto político detrás, lo que la hace nuevamente un experimento sin verdadera base. Los partidos políticos juegan con la educación sin ningún sentido de la responsabilidad.

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  2. Era obligación aprender el art. tercero en aquellos tiempos de los años setenta, hablando de Mexico. Éste dice o decía porque se supone lo acaban de transformar. La educación debe ser laica y gratuita. Era de lo principal; al menos lo que se nos exigía aprender. Laica, era respetado. Nadie de los profesores intervenia con la religión de los alumnos, en lo que se refiere a gratuita, habría que decir, nunca lo fue. Ahora hay escuelas privadas, como tiendas de esquina. Estamos en declive, algunos jovenes de hoy, tristemente ni medio leer un libro. Creo que se debería hacer una investigación a fondo. Llevar un buen plan educativo, donde antes y primero que nada se enseñe a darle valor a las cosas, civismo, entonces entrar de lleno a las materias. Pero es verdad, de acuerdo al gobernante es la educación. Al menos eso creo yo.

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  3. En primer lugar, estoy completamente de acuerdo en su concepción de lo que debe ser un debate y que en este país parece imposible. En una confrontación de ideas, (mal empiezo con eso de confrontación), el resultado dbería ser una idea SUPERIOR a las de partida. Es como si dos personas están viendo un edificio desde dos fachadas distintas y cada uno intenta IMPONER al otro "su fachada". Un debate debería aportar una idea más completa del edificio para ambas partes, es decir más cercana a la REALIDAD . Desgraciadamente, preferimos ser tuertos y machacar al contrario. Al enemigo ni agua. Si no se le puede machacar, entonces se pacta una salida y se genera un monstruo, (inútil).
    Respecto a los motivos del fracaso, creo que todos pueden ser válidos en mayor o menor grado y yo anadiría la "cultura de la televisión", en la que el televidente (y más si no tiene formado un criterio), "absorbe" sin crítica una serie de valores de muy baja calidad, que no pretenden en ningún caso formar al televidente, si no más bien y complementados por los interminables anuncios fomentar el ego y sus poco presentables atributos.
    Hace años, la TV no tenía tanta influencia como ahora que compite con la escuela, ( y creo que gana). La TV necesita dinero que sale de los anuncios y si los programas no excitan los peores aspectos del ser humano, no se genera audiencia, luego no hay anuncios ni ingresos
    No creo que la educación privada consiga una mejor formación (en general). Conozco muy cercanamente casos de estudiantes que han pasado todo su ciclo de formación en enseñanza privada (escuela y universidad) y son auténticos pozos de incultura, eso sí, con título -en cierta medida comprado-. Estamos en la cultura del que "parezca que"... en fin...
    Buen día

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    1. Hay que añadir ahora como más potente todavía el uso de internet y las redes sociales. La televisón es importante pero ha perdido influencia. Los adolescentes y no adolescentes se pasan muchísimas horas al día en la red de redes … y no necesariamente en páginas de cultura. La información se ha diversificado enormemente y allí los jóvenes se ponen en contacto con otros como ellos, que sienten como ellos y se crean grupos de interés. No es necesariamente negativo pues con la vida que se hace actualmente con los adolescentes encerrados en casa, es un medio de relación importante … siempre que deje espacio para actividades como la lectura, el estudio, el aire libre. Internet ha dejado obsoleta a cualquier fuente de información anterior y hoy por hoy es la influencia universal más potente que existe.

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  4. De lo poco que alcanzo a entender de esta nueva Ley los profesores de los centros como el tuyo lo teneis crudo.
    Crudo por lo que entendí, no se si me equivoco pero creo que la financiación de los centros iría en función de los resultados del mismo con lo que los centros concertados o los de prestigio siempre tendrán más valoración que los centros de los barrios marginales o aquellos en los que la población emigrante es mayoría y en lugar de promover la integración resultaría el efecto contrario.

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    1. Sí, efectivamente, Malo, es lo que se prevee. Si el prestigio y la financiación va en función de los resultados, habrá centros que estarán siempre en el furgón de cola educativo sin posible remisión porque el entorno social es determinante en la selección de nuestro alumnado. No sé qué mecanismos puede haber para corregir de alguna manera esta condena pedagógica y social de centros como el mío que ya recibe resultados muy negativos en las pruebas de evaluación externa.

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    2. Existe un mecanismo compensatorio muy sencillo y de facil aplicación. Se ve la valoración de los centros y su puntuación y dejando fija la columna de la valoración invertimos la de los centros con lo que el último será el primero y el primero será el último.Los centros de élite o de barrios acomodados ya de por si van con una serie de aditamentos que les hacen más agradables, más dotados, más diría evolucionados, al igual que sus alumnos por lo que necesitan menos ayudas, ellos ya van sobrados. Al contrario en los centros periféricos y/o marginales o donde la población estudiantil es de todo menos homogenea y dionde los niveles cultural, educacional y dotacional están bajo mínimos necesitan no toda la ayuda, necesitan más. Creo que cualquier persona (vacunada y desasnada) entenderá esta postura como bastante correcta.

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  5. Solo nos queda esperar las consecuencias. Se ha comprobado que aquí se imponen las leyes sin diálogo mediante y que poco importa lo que opine la mayoría. En cualquier caso, me da que lo impuesto nunca ha sido bueno y mucho menos si se favorecen ideologías religiosas en una educación en principio laica, como has indicado. Me da pena y miedo.

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    1. Esta reforma es cuestionada desde también la derecha más extrema que la ve moderada o pacata, así que estamos a la espera de otros capítulos que pueden venir detrás. En cuanto a la presencia de la iglesia en lal educación debe de ser difícilemente imaginable visto desde cualquier otro sistema educativo europeo o latinoamericano. Es realmente increíble que con fondos de todos se esté pagando a un profesorado que viene a enseñar creencias particulares. ¿Por qué en tal caso no se ponen imanes en los centros cuyos alumnos musulmanes son una fuerte minoría como el mío? ¿Verdad que el sentido común lo veda? La derecha de este país es anómala, pero la izquierda tampoco es que esté en estado de gracia educativamente hablando.

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  6. UNO

    Ese es el problema, que se haya considerado legitimado para pretender algo. Le sucede a cualquier ministro de educación y a cualquier Consejero autonómico del ramo: se creen instrumentos providenciales de la sindéresis para resolver el atraso educativo del país, y así nos luce el pelo una vez han salido del ministerio o de la consejería. En estos momentos en que se nos amenaza con una ley clericalista y timorata, que no aborda, como era de esperar, la lacra auténtica del sistema: la doble red, pública y concertada, avalada inmoralmente por las fuerzas políticas de pseudoizquierda, solo se me ocurre rendir tributo a la coherencia de su predecesor, Ángel Gabilondo, quien prefirió retirar “su” ley de educación al no tener la seguridad de que generaría el consenso mínimo imprescindible para llevarla adelante. Wert, sin embargo, bastante menos competente, intelectualmente, que Gabilondo, ha optado por la confrontación pura y dura y el antiquísimo “aquí mando yo”, y con ello le ha puesto fecha de caducidad a la ley, de modo que nos hallamos ante la penúltima, y, según cómo vayan las elecciones, ante otra penúltima. Que la LOGSE ha sido el gran fracaso socialista es algo que aún no han querido reconocer en el PSOE, pero la ceguera política voluntaria es una de esas señales de identidad de nuestra partitocracia que nos la hace tan odiosa como entrañable, porque responde a fortísimas pulsiones sociales muy extendidas: ¿cómo vamos a reconocer que nuestros niños no dan el tipo ni el coeficiente ni las ganas de lo uno ni de lo otro? En este país se ha establecido por decreto jarryano que todos somos el non plus ultra de la materia gris, y que nuestros niños son capaces de prodigios sin par, y así seguimos elaborando sistemas educativos al margen de lo racional, aunque con la entrada hisopante de la iglesia en el currículo es probable que algún milagro metonímico se escape y algunos educandos salgan beneficiados.

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    1. Coincido contigo en la estima que tengo a la capacidad intelectual y la sensatez de Ángel Gabilondo que buscó y buscó el consenso sin conseguirlo. Oírle era un gozo, todo lo contrario que oír a este meapilas dogmático y doctrinal. Aquel ponía convicción y a la vez capacidad de acuerdos unido a un sano escepticismo. En éste resalta la chulería de salón barato … pero pare un engendro que tampoco durará. Ha preferido un proyecto autoritario que uno marcado por el consenso. Pero con esta derecha ¿qué esperar? Es el ministro peor valorado por la sociedad. Supongo que debe tener la moral de Mouriño pero sin el contraste de los resultados que se verán a demasiado largo plazo cuando él ya no esté y esta ley sea sustituida por otra. Espero que la izquierda madure algún día en el plano educativo porque sus presupuestos tampoco son para nutrir ningún proyecto sensato. Y además ahora cualquier reforma se enfrenta a los terribles recortes que la deben acompañar. Y lo principal en educación es efectivamente que el dinero que va a esta partida es una inversión y no un gasto.

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  7. Y DOS

    La educación es algo demasiado importante como para dejarlo en manos de los políticos. ¿Por qué no nos fijamos en modelos que funcionan realmente, como en Alemania, donde se separa tan tempranamente a los alumnos en una u otra dirección, hacia el oficio y hacia la universidad? Cuando se oye hablar a los políticos de izquierda sobre esa división, se echan las manos a la cabeza y dicen que es un pecado nefando de segregación, de marginación y de no sé cuántas cosas más. La realidad, muy otra, es que se obliga a estar en las aulas a jóvenes con 14, 15 y 16 años que no están dispuestos, literalmente, a abrir un libro en su vida, y ahí los acostumbrándose a la holgazanería, al incivismo, al menosprecio de la autoridad (inexistente en nosotros ya) y hasta al robo, en centros donde los alumnos usan el ordenador (y puedo dar fe). Del mismo modo que se elaboran libros blancos, o se elaboraban, porque hace tiempo que no oigo ninguna noticia al respecto, para hacer un análisis a partir de una realidad descrita de la manera más ajustada posible a la realidad, en la educación debería iniciarse sin demora dicha obra. Acabada, debería de reunirse un comité de auténticos expertos en la materia para elaborar una propuesta de sistema que permaneciera intocable para los sucesivos gobiernos elegidos por los ciudadanos. Ahí cabrían, incluso, alguna de las medidas del proyecto de Wert, por ejemplo, pero saldrían otras tan denigrantes como la curriculización de la religión católica en un estado que se declara aconfesional. Mientras no haya un intento “profesional” de elaboración de un sistema apto para todos, como era la intención de Gabilondo, el destino del ahora presentado correrá la misma suerte que sus predecesores: ser anulado por el siguiente gobierno elegido en las urnas.
    ¡Qué razón tienes, Joselu, al decir que parecemos refractarios al debate! Es el nuestro un pueblo poco acostumbrado a él. Mucho a la retórica y a la imposición, pero bien poco al debate. Un ejemplo. El titular de un diario tras dar a conocer la fragmentación política previsible para el próximo Ayuntamiento de Barcelona, si se cumplen los pronósticos demoscópicos: “Barcelona será ingobernable”. Es decir, nos asusta tanto no disponer de la mayoría que creemos que la política, el arte de la negociación, parece que pierda su sentido, si no se tiene aquella, en vez de considerar que esa fragmentación es una oportunidad maravillosa para que cuaje el debate serio, constructivo y constante, como recambio de “rodillos” que niegan la esencia de la política.

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  8. A lo mejor es una cuestión que pertenece al subconsciente colectivo de esta "unidad de destino en lo universal" llamada España. Hablo irónicamente pero por lo que sé ve estamos con el tema de las leyes de educación, su pertinencia y su impertinencia desde aquel célebre Moyano que da nombre a la cuesta y a la primera Ley de Instrucción Pública. Con todo no debió ser tan mala esa ley ya que sobrevivió a Isabel II, a dos repúblicas, a una Restauración e incluso a treinta y tantos años de franquismo. Entiendo que Villar Palasí, un tipo estirado del Opus, se viera inclinado a dejar memoria de su existencia en la Tierra y quisiera hacer una nueva ley a su medida pero que aquello se convirtiera en moda permanente hasta nuestro días revela la progresiva degradación de nuestros políticos.
    ¿Es acaso el advenimiento de este tiralevitas de Wert, caricatura guiñolesca de un Tartufo del tres al cuatro la última cuadratura del círculo de esta pantomima? Ojalá, aunque lo dudo. El único consuelo es que algún lo echarán del tinglado con un patada en el culo después de haber generado sufrimiento y frustración a su alrededor.
    ¿Nunca habrá un juicio en alguna corte de La Haya para estos genocidas solapados que atentan de forma brutal contra el futuro de muchas generaciones de inocentes estudiantes, sus profesores y sus padres?

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    1. Llevo casi veinte años cambiando de leyes educativas, desde la malhadada LOGSE cuya aplicación necesitó ser reformado cada curso escolar por la suma de ingenuidades estériles que supuso. Quería ser una reforma radical del modo de enseñar pero lo que consiguió es una sucesión de generaciones perdidas en un sistema esencialmente roussoniando e inane. Pero no fue porque los profesores que la sufrimos no lo advirtiéramos. Fue como una especie de revelación iluminada de unos ministros socialistas que quisieron encontrar una revolución conceptual en el modo de enseñar. El resultado es una división brutal entre la enseñanza privada, concertada y pública, y una degradación de los niveles educativos que han alcanzado mínimos históricos. Esto lo hicieron los socialistas. Ahora viene un chiquilicuatre a dar forma a una reforma, una nueva reforma educativa, la número nosecuántos, y de paso apuntala la enseñanza de la religión católica y promueve de nuevo un ajuste de tuercas que no será hecho sin distorsión y sin chirriar de las piezas. Como profesor observo a dónde han llevado todos (socialistas y populares) a la educación pública. Los partidos nacionalistas se han apuntado también a un bombardeo para tomar como rehenes a los alumnos y poder difundir ideología afín.

      Este WERT es un tiralevitas, es cierto, pero los socialistas destruyeron la educación pública mientras sus dirigentes llevaban a sus hijos a la enseñanza privada. No sé quiénes son peores.

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  9. Interesante reflexión aunque no concisa. Así me gusta reflexionar y debatir. Es cierto que no sabemos hacerlo civilizadamente, se ve en los blogs, en los medios y en los lugares de "representatividad" política. Estamos sumamente politizados todos, mal que nos pese.

    Coincido en que la educación hoy en mi país, así como mayormente en España, responde a un modelo del todo gerencial y empresarial, y me temo que ningún experto en marketing debería estar a cargo de la transformación necesaria del paradigma educativo de nuestros países.

    Te dejo lo que he aprendido sobre lo que debería ser la educación, y aún sigo pensando igual que el día en que la mejor EDUCADORA que he tenido me lo dio tipeado en una Olivetti, hoy ya ida de este mundo como su máquina de escribir, pero con pena y con gloria:

    "The task of a liberal education is to give a sense of the value of things other than DOMINATION, to help to create WISE citizens of a FREE community, and through the combination of citizenship with liberty in individual CREATIVENESS, to enable men to give to human life that splendour which some few have shown that it can achieve."

    Bertrand Russell

    A ninguno de nuestros gobernantes les conviene que esto se haga realidad.

    Un saludo conciso,

    Fer

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    1. La cita de Russell es realmente iluminadora y no creo que nadie en su sano juicio se le ocurriera rebatirla o negar su evidencia. El problema viene después cuando, tras reconocer que se pretenden individuos libres y creativos, hemos de crear un sistema educativo eficaz y sólido. En España, tras distintos y variado intentos legislativos, tenemos unos resultados sumamente mediocres a tenor de mediciones externas como los informes PISA. Supongo que nadie niega que se quieran individuos libres y creativos… La dificultad viene después porque hay que elegir entre modelos educativos que supongan la comodidad y la no competitividad, en aras de una sociedad solidaria, y otros modelos que muestran más la necesidad de la lucha y la pasión por el conocimiento que se establece a través del esfuerzo continuado y los mecanismos exigentes necesarios.

      Un sistema cómodo y distendido lleva al fracaso educativo… Un sistema exigente es selectivo y deja en la cuneta a bastantes que han de reorientarse hacia otras elecciones. En ese equilibrio difícil está el debate en que se ha empantanado la izquierda y la derecha ha aprovechado para imponer su reforma educativa que ahora llega a España.

      Un saludo.

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    2. "...give to human life that splendour which some few have shown that it can achieve."

      Se puede, pero sólo algunos pocos lo logran, dice Russell. Tú has citado algunos de esos pocos buenos ejemplos.

      Un saludo.

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  10. Me ha costado decidirme, habéis escrito mucho, queda poco por decir, pero queda.
    Trabajo en la concertada, mis hijas van a la pública, María ha querido y podido acceder a la universidad, Irene aún va al instituto. Me considero catalana y no española, esa es harina de otro costal, pero de un costal cercano porque espero no llegar a ver cómo se aplica la LOMCE en Catalunya.
    El fracaso de la LOGSE no se puede explicar con el análisis de una sola causa y los argumentos que esgrime WERT encubren un adoctrinamiento dictado desde la FAES. Las letras MC (mejora de la calidad) no sé dónde quedan recogidas en la ley Wert. Reducir a resultados de reválidas este concepto es ridículo, o peor, es perverso. No considero estúpido a Wert, es listo, tiene en la cabeza un objetivo y lo tiene claro, y lo peor es que no está solo. Más tristeza me provoca que no lo tengamos claro o que queramos ver bondad en sus propósitos e intenciones.
    Estoy en contra de la centralización jacobina de la educación y de la sanidad y de cualquier otra res-publica y en contra de una ley cargada de veneno. Quizás deberíamos analizarla párrafo a párrafo y artículo a artículo.
    Pero esperando lo que espero, a veces, me da pereza.

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    1. No parece muy inteligente el ministro Wert. Una ley así nace en soledad parlamentaria, sin ningún apoyo. ¿Años de duración de la ley? Hasta que cambie la mayoría parlamentaria en que nuevamente se abordará otra transformación ene del panorama educativo. No pasará a la historia, no. En cuanto a tus expectativas, simplemente decir que por aquí, en Catalunya, somos muchos que no coincidimos con las mismas y esperamos una relación fecunda con el resto de España de la que nos vienen también muchos elementos y motivos positivos y estimulantes. Wert pasará, pero antes hubo un buen ministro, Ángel Gabilondo, que pretendió redactar una ley realmente consensuada pero no le dejaron.

      Un cordial saludo.

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  11. No hay discusión ni debate porque nadie lee nada. Ni se leen los borradores, ni se leen luego las leyes, ni nada de nada. Hay profesores a los que no les ha afectado ni la LOGSE ni la LOE, ni les afectará la LOMCE, porque viven en una burbuja impenetrable tanto en lo conceptual como en lo metodológico. Aprendieron a enseñar hace decenios y siguen ahí, igual año tras año. Para esa masa de docentes (y familias) el cambio de ley solo afectará a pequeños inconvenientes como dar alguna hora más de clase o tener más alumnos en el aula. Soltarán su lección y volverán a la sala de profes a despotricar contra un alumnado que no les hace caso y que no tiene el más mínimo interés por aprender -lo dirán ellos que no han vuelto a actualizar sus saberes en años, que no se han molestado en aprender nuevas metodologías o que no tienen mayor interés que leer el periódico gratuito durante las guardias-. Los males de la educación no nos vienen por listos sino por perezosos. Y así nos va.

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    1. Las generalizaciones simplifican. Nadie ha leído nada? Nadie ha cambiado nada ni se ha formado? Todos leemos el diario, gratuito para más INRI?

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    2. Es cierto, Antonio, las leyes van pasando pero el problema del aula sigue siendo siempre el mismo. No he observado distintos modos de enseñar a tenor de las variadas leyes educativas. El aula es el mar profundo y las leyes son la agitada superficie del mar. Eso sí, desconocer las leyes, sin duda es lamentable, pero hay una predisposición de fondo que te lleva a ser experimental y audaz en el aula. No sé si es tan cierto que los profesores no hayan cambiado su modo de actuar en todos estos años. Pero lo cierto es que los métodos tradicionales funcionan con mayor eficacia que los experimentales. Lo dice un profesor que se muere por experimentar e innovar… pero la realidad del aula en nuestras circunstancias (desorden, falta de atención, charlatanería, falta de predisposición al debate y al diálogo… ) lleva a que en muchas ocasiones se requieran de enfoques tradicionales para sobrellevar la clase. De esto son conscientes los profesores y actúan en consecuencia. No hay nada que me duela más que la experimentación acabe a veces en un verdadero desastre que lleva a tener que tomar de nuevo las riendas de la clase con enfoques más pragmáticos y menos imaginativos.

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    3. Berta: es posible que mis generalizaciones sean injustas, pero te aseguro que en los claustros en los que he estado la mayor parte de los profes reconocía no haber leído la ley educativa del momento; por propia experiencia sé también que pocos han leído los decretos de evaluación, de régimen interno o de atención a la diversidad. Es normal que muchos piensen que no hace falta leerlos cuando se ponen en práctica a diario, llevados por la costumbre o la rutina del centro, pero resulta que la ley esconde matices y elementos decisivos que no siempre se observan en su aplicación diaria. Es violento tener que decirle a un compañero que se lea la ley antes de soltar tópicos equivocados. Muy violento.

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  12. Me refería a otro panorama político. Y Wert tendrá soledat parlamentaria pero a él y a su partido lo apoyan unos cuantos millones de españoles. Lo considero listo, a mi pesar, porque consigue tirar adelante su proyecto, pese a quien pese.
    Leí uno de los borradores, de setiembre era, me parece, y he leído interpretaciones de terceros, claro q eran interpretaciones de "mi cuerda". Tengo mi opinión y no es positiva. Mi intención y la del equipo en el que trabajo es seguir en nuestra linia, ya veremos en qué cedemos.
    Mientras esperamos, y actuamos, para que la realidad cambie.
    Un abrazo

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  13. Estoy de acuerdo con Toni en que la realidad de los centros apenas se ve modificada por las distintas leyes educativas. Algún aspecto organizativo, alguna distribución horaria, un recurso más o menos... Si esto es así ni que decir tiene que la mayor parte de las prácticas y de las aulas son totalmente impermeables a cambios (que los hay) en las distintas leyes que vamos conociendo.
    Por experiencia (triste) en mi trabajo de asesoría y formación constato día a día que la inmensa mayoría del profesorado no conoce el currículo de su materia, los decretos curriculares, la orden de evaluación... es decir, desarrollan su labor al margen de todos los aspectos normativos de la misma. Eso sí, cuando se comenta alguna posible innovación siempre se responsabiliza al currículo por su exceso de contenidos, su carga conceptual... En el caso de las lenguas llevamos ya 20 años con un currículo basado en los textos, con un enfoque comunicativo... y ya sabemos cuál es la realidad: la interpretación de los libros de texto y de las editoriales para que el profesorado siga sin tomar decisiones sobre su práctica.
    La ley Wert (que he leído y anotado) en sus diferentes borradores es una mala ley por injusta, por retrógrada, por clasista y por sectaria. A pesar del ruido mediático del desprecio a las lenguas, su principal problema es que rompe de manera frontal con el principio de equidad y segrega al alumnado de manera temprana. Quizás esto sea bien visto por muchos docentes que hablan del esfuerzo, la disciplina, del cómodo recinto en que se han convertido los centros... y no se dan cuenta de que la Educación Obligatoria es una carta de ciudadanía que no se debe negar a ningún alumno.
    ¿Quiere esto decir que no haya que enseñar y aprender? Desde luego que no. El tema es Qué y Cómo. ¿Nos hemos olvidado de la cantidad de contenidos irrelevantes que aprendimos en nuestra época? ¿No recordamos cuánto tiempo perdimos en las aulas? ¿Es verdad que todo era tan excelso como dicen algunos que lamentan que cualquier tiempo pasado fue mejor?

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