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viernes, 24 de mayo de 2013

Darwin en la escuela



Una profesora vocacional y comprometida con su trabajo me comentaba en el departamento de castellano que los alumnos que habían llegado a primero de ESO hace tres años eran una generación brillante. Eso en los términos en que nos movemos en nuestro mundo significa que era una promoción buena. Al cabo de tres años de estancia en el instituto se habían contagiado de un ambiente de relajación y desidia y se habían convertido en cursos mediocres, que suspendían la mayoría al menos en castellano. El sistema les había transformado en alumnos perezosos, dejados, incapaces de realizar un esfuerzo continuado, faltos de convicción, entregados y esencialmente haraganes.

Me pregunto qué parte de responsabilidad tenemos nosotros como profesores a la hora de crear un ambiente tenso y exigente que lleve a que exista un estrés necesario y creativo que mueva a una continua renovación del espíritu inicial con que llegaron estos muchachos al instituto.

Sin embargo, un conjunto de ideas y de movimientos pedagógicos nos llevan a pensar que la selección es negativa, que el aprendizaje ha de ser cómodo y sobre todo igualitario, que debe ser inclusivo no dejando a nadie atrás. El resultado de todo esto es un sistema falto de tensión y estrés en que se vive sumamente bien, en que se suspenden muchas asignaturas y se pasa de curso, en que los profesores van reduciendo sus expectativas, acomodándose a un ambiente relajado, en que tras múltiples recuperaciones los alumnos que no han dado un palo al agua van promocionando y todos van viendo que la vida en el instituto es confortable, tranquila y amable. Ya se nos ha dicho que nuestro proyecto debe ser integrador, que no debe promover la insatisfacción y que debe contar con la participación de la mayoría que se va acostumbrando cada vez más a hacer cada vez menos. Y además hay que contar con que el instituto es un centro de relaciones sociales en que los muchachos aprenden valores y actitudes

Esta es la pedagogía de que nos hemos impregnado en los veinte últimos años. No debemos ser verdugos  sino colaboradores de la felicidad y de las aspiraciones de nuestros alumnos... Hemos de crear un clima creativo, participativo que no suene ni por asomo a los procesos de selección que muchos recordamos en la época del franquismo. Aprender en un centro debe de ser una actividad agradable y placentera, no discriminatoria...

Cuando redacto esto me viene a la memoria la anécdota del estanque dorado en que había peces rojos que vivían plácidamente sin amenazas. Al final todos murieron por falta de necesidad de espíritu de supervivencia. En el mismo estanque se echaron peces azules que comían peces rojos y la especie sobrevivió.

No sé por qué la izquierda es roussoniana y ha traído sistemas educativos sin tensión ni estrés que llevan al maleamiento de los alumnos que se hunden en una vorágine de holgazanería y distensión. La derecha es darwinista y aplica la idea de selección de las especies y lleva a sus hijos a colegios sumamente exigentes y selectivos donde han de aprender a convivir con la tensión y el estrés anejo a cualquier tarea intelectual, y lógicamente ha de haber elementos que sean dejados al margen, en la cuneta, o tal vez elementos que necesitan ser reorientados a otras opciones menos exigentes. La izquierda con sus planteamientos promueve un ambiente acomodaticio. Tal vez porque se ha planteado como ambición metafísica que se deben salvar todos o ninguno. La derecha es más cruel y promueve la selección natural y triunfa en la realidad.

Tal vez hay una pedagogía para pobres y otra pedagogía para ricos.

Pero, en tal caso, ¿por qué hay tantos dirigentes y cargos políticos de la izquierda que llevan a sus hijos a colegios donde rigen planteamientos de la derecha? 

33 comentarios :

  1. No tengo respuesta para la pregunta que haces. En algunas cuestiones, casi todos estamos de acuerdo en lo que habría que hacer (no en "lo que hay que hacer", porque no hay disposición alguna a corregir la situación). Por lo demás, hay un puñado largo de imbéciles que prefieren que todo arda antes de admitir que una sola de las ideas del adversario político tiene una sola gota de sensatez. Estaba hace un minuto en cierto foro de educación y salgo estremecido de ver hay compañeros de profesión que no quieren escuchar y que están tan cargados de mala baba que no hay forma de dialogar.

    PD: entiendo que en realidad el rollo que he soltado no tiene tanto que ver con la entrada, pero lo de la izquierda y la derecha me ha hecho pensar en lo otro. Me alegro de que volvieses al blog, es un sitio donde tomar ánimo de tarde en tarde.

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    1. Este foro es minoritario y afortunadamente no está cargado de mala baba. Pero sí es cierto que algunos compañeros de profesión están llenos de dogmatismos peligrosísimos en un sentido u otro. Este foro se caracteriza, de ahí su carácter minoritario, por su escepticismo y su incapacidad de afirmar nada con demasiada contundencia. Me alegro por tu visita y que concibas este espacio como un luga para tomar ánimo. Saludos.

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  2. Joselu, no pude comentar tu post anterior, lo siento. En éste vuelves a plantear nuestro eterno dilema: ¿crear un ambiente plácido en el que todos los alumnos estén a gusto, a costa de "café para todos", o tener en cuenta las desigualdades y diferencias, aceptando que no todos van a alcanzar las mismas metas? Llevamos años poniendo en práctica lo primero. Dedicamos mucho tiempo a los "torpes" (frecuentemente más bien "vagos", directamente) y damos por sentado que los buenos salen adelante solos. Todos los años doy matrículas de honor y veo cómo los que repiten lloran en sus asientos al no recibir la placa de la graduación. Nos dan pena, pero ellos se lo han buscado. ¿El sistema educativo debe promover la igualdad de oportunidades? Sin duda, nadie valioso debe quedar fuera por falta de medios. ¿Todos deben ser universitarios? Ahí ya empezamos a discrepar. ¿Un alumno que se toca las narices día tras día merece aprobar (mejor dicho, pasar de curso, que no es lo mismo)? Por supuesto que no. En Primaria valoramos el esfuerzo y aprobamos a base de empujones motivadores, mintiendo a veces descaradamente. Lo hacemos pensando en el bienestar de los chavales, pero todavía me pregunto si hacemos bien o nos equivocamos de plano. Cuántos aprobados habré dado por no discutir con los padres, o pensando en la baja autoestima de la criatura... La consecuencia es que pasan a secundaria y fracasan estrepitosamente. Los profesores de los IES os quejáis, y con razón, de esa caterva que os enviamos. Pero no hay otra salida, no podemos suspender a todos los que se lo merecen, no podemos salirnos de las estadísticas. Y el problema va en aumento porque cada nueva promoción, ya desde Infantil lo notamos, es más difícil,más desmotivada, más perezosa a la hora de realizar un esfuerzo para aprenderse los verbos, por ejemplo. Son muy desobedientes, cuesta dios y ayuda que atiendan y escuchen. Si algo no les gusta (y no les gusta casi nada) no hay forma de que lo hagan. Nos hemos convertido en auténticos expertos a la hora de presentar el conocimiento de modo lúdico. Es cierto que con "monadas" trabajan mejor, pero, ¿merece la pena tanto esfuerzo por nuestra parte? A veces creo que no, pero a ellos no les motiva la amenaza del suspenso, les da igual, siempre tienen una justificación. Es desesperante. No me gusta nada la nueva ley (dudo de su aplicación, francamente) pero hay que hacer algo.
    ¿Influye tanto la ideología a la hora de diseñar una ley? Aquí, sí. Lo que dices es básicamente cierto y no lo voy a repetir. La LOGSE tenía un fallo garrafal de base: nunca tuvo una ley de financiación necesaria para llevarla a cabo, de ahí las medidas injustas para promocionar de curso sin merecerlo. Y, sin embargo, el fracaso escolar ha ido en aumento, y el abandono, y la insatisfacción de todos. Los maestros hacemos lo que podemos, con estos bueyes tenemos que arar, como dice una colega mía. ¿Se puede convertir un cenutrio en premio Nobel? No, si no cambia radicalmente. ¿Debe recibir cada alumno la formación y el trato que necesita? Sí, pero eso no debe implicar que todos logren la misma titulación al final, ni la misma recompensa. Ése es el problema: ¿cómo hacerlo?
    No sé si es cierta la creencia generalizada de que los dirigentes de izquierdas envían a sus hijos a exigentes y elitistas colegios conservadores, pero te diré que en mis años en Majadahonda pasaron por mi colegio los hijos de Borrell, Solana, Andreu, Corcuera... Eran otros tiempos, desde luego, pero fue así. Ahora todo es diferente.
    No sé si veremos tiempos mejores, me temo que no, más bien al contrario. Cuesta mantener la esperanza, pero hay que seguir. Un fuerte abrazo, colega.

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    1. Nosotros recibimos a alumnos de la primaria que no han cubierto los objetivos del primer o segundo ciclo de dicho nivel. Sé que no es posible dejarlos allí repitiendo y que lo más sencillo y lógico es hacerles pasar el IES donde ya se verá qué se hace. La secundaria es un cajón de sastre donde nuevamente los clasificamos en cursos heterogéneos o de bajo nivel e incluso de adaptación curricular. Luego intentamos "aulas obertas" o distintas agrupaciones para los conductuales de modo que afecten menos a los cursos en que haya alguna posibilidad de trabajar. Mi insituto tiene escasa materia prima, ya que el nivel general es muy bajo. No obstante, bastantes de estos alumnos, luego deciden seguir hacia el bachillerato a pesar de nuestras calficaciones y nuestra contraria orientación. Es allí donde comienza a aparecer el problema ahora porque el bachillerato se ha convertido en un curso más de la ESO sencillamente porque como vosotros no podemos retenerlos ni impedirles tener un título porque el sistema es así de favorable y de acompañador. Todo menos frustrarlos porque eso es algo inconcebible en un sistema educativo comprensivo e inclusivo que no puede dejar a nadie atrás. En fin. Un abrazo, colega.

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  3. Como en tantas cosas, debería buscarse, mejor dicho, encontrarse, el justo medio aristotélico, porque la escala de grises en que nos movemos es terroríficamente amplia, y eso podría ayudar mucho. Sucede, sin embargo, que cualquier planteamiento ha de alejarse de eso que llamamos ambición, vocablo que debería desterrarse de todas las lenguas y sustituirlo por cooperación, que, aunque ya existe, es poco o nada practicado.

    En resumidas cuentas, Joselu, que no somos iguales, y eso, que lo saben tanto los de izquierdas como los de derechas, actúa férreamente tiranizando los distintos idearios, impidiendo a unos reconocer a los otros, y a los otros desprenderse de sus dogmas político-ideológicos. Natura no nos dotó a todos de la misma capacidad, y ni siquiera de los mismos derechos, pero el hombre, gran manipulador, nos incluye e iguala para poder echarse tranquilamente la siesta.

    ¿Soluciones? Las justas, no vaya a ser que se me rebote algún incontrolado y asuste al rebaño y se produzca una estampida y todo el mundo empiece a llevar a sus hijos a colegios privados porque, allí, hasta a los tontos de baba los reciclan para que sean ejecutivos agresivos, no te jode...

    Un abrazo.

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    1. No, ciertamente la cooperación es algo inexistente en los planteamientos actuales en que cada uno vela por sí mismo y los suyos. En el mejor de los casos hay coincidencias de intereses… pero la visión amplia y solidaria que implica la cooperación está orillada porque nada nos llevará a pensar que nuestros intereses son los mismos que los de los pobres del sur… Sí, vivimos un mundo en que la solidaridad ha sido delegada a los gobiernos y los ciudadanos hemos perdido esa posibilidad de crecer en nuestra cercanía de los otros.

      Dicen que las ideas de izquierda son muy hermosas pero que empobrecen económicamente el mundo. Por contra las prácticas e ideas de la derecha son crueles y egoístas pero nos enriquecen o enriquecen a una parte de la sociedad en detrimento de otra.

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  4. Hay que encontrar el equilibrio, como en todo, me parece.

    ¡Cómo se deben haber aburrido Darwin y Rousseau en la escuela, como Einstein, y asumo que Bertrand Russell y Ken Robinson! Ya sé que este último no es santo de tu devoción, disculpa.

    Un beso, el de antes, el de siempre.

    Fer

    P.D.: No hace falta que me contestes por cortesía, aunque si quieres mandarme ya sabes bien a dónde, estás en todo tu darwinista y roussoniano (¡qué palabra difícil!), derecho de hacerlo a bocajarro.

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    1. Esperaba con expectación tu intervención en este debate porque por lo que sé, tú das clase al otro espectro educativo que implica a clases medias altas. ¿Es cierto que los delfines de la alta burguesia educan a sus hijos en la exigencia o es un mito que yo he edificado basándome en colegios que conozco? ¿Acaso con la escuela se pretende compensar la desigualdad social favoreciendo a estos muchachos de clase social baja?

      Un cordial saludo.

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  5. Se olvida, con demasiada frecuencia, que las materias también se llaman "disciplinas", y de la falta de ella es de lo que adolece nuestro sistema educativo: tanto la exterior como la interior. "Instruir" es el Dr. Jeckyll del "desasnar" que es Hyde. La "instrucción", etimológicamente, es una construcción interior y ésta no puede llevarse a cabo sin la cooperación indispensable del sujeto que la recibe, el cual, a su vez, ha de haber sido entrenado, desde bien pequeño, para ejercitar ese movimiento de apertura que le permita consolidar la actitud receptiva. La tolerancia familiar con las actitudes tiránicas de las criaturas refuerza el mecanismo de cierre que convierte el interior de las mismas en un yermo estéril. La escuela no ha de ser el mejor recuerdo de los alumnos, pero ha de ser objetivo de los profesores convertirse en seres memorables para esos mismos alumnos. Sin ambas disciplinas ello es tarea imposible
    Sobre la hipocresía de la izquierda mejor corramos un tupido velo y pincémonos las narices, que es de lo poco a lo que aún estamos a tiempo.

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    1. Por lo que sé, ni tú ni yo tenemos un buen recuerdo del sistema educativo. En el que yo estudié, un colegio de curas, los malos tratos eran frecuentes y en él no se fomentaba la libertad personal sino la sumisión y convertirnos en meapilas… Eso sí, tengo algo que agradecer al sistema educativo en que me formé: era tan burdo que era imposible caer seducido por él. Inducía al rechazo, a la náusea… Era altamente improbable quedar subsumido por aquellos hombres frustrados y empequeñecidos que sacaban su angustia maltratándonos. Poco aprendí en aquel sistema y lo poco que he aprendido siempre ha sido por mi cuenta como autodidacta. Ahora pensamos que la escuela es un hogar acogedor, que debe ser agradable y comprensivo… lleno de amabilidad y de ternura para paliar la desigualdad social. Así malcriamos a nuestros alumnos tratándolos como a minusválidos e incapaces y no adiestrándolos en la exigencia y la seriedad. No sé si somos memorables en su formación pero sí que el sistema es maternal y excesivamente dúctil intentando no frustrar ni desanimar a estos muchachos que viven sus mejores años en la escuela donde se vive con suavidad y confortabilidad. Sin duda es una excepción este tiempo de formación donde tendrán que lidiar simplemente con la excesiva permisividad de estos años en absoluto duros. Lo terrible va a esta fuera. Lo terrible está fuera. Es como una burbuja amniótica en la que se vive encerrados en un claustro materno. Esta es la clave de la nueva pedagogía inclusiva. Pero fuera, ay, fuera…

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  6. Imaginemos que conseguimos una cura para todos las enfermedades del mundo. Imaginemos que tenemos ese superhospital en el que todos pueden sanar sin cambiar de hábitos, sin modificar sus conductas. Una tecnología médica de última generación, unos medicamentos de diseño maravillosos, unos equipos de doctores excelentes. Curamos a todos, sin límite, ricos y pobres, blancos y negros. Imaginemos que pasado un tiempo no hay dinero para mantener ese superhospital; al menos no hay dinero para curar a 'todos' los pacientes. Se mantienen entonces unas salas VIP para que los ricos puedan seguir curándose, y otras salas 'turista' para el resto de enfermos. En esas salas de baja clase, los equipos médicos no tienen ya medicinas milagro ni poderosas máquinas; son médicos que han de recuperar las viejas terapias: 'coma moderadamente, haga ejercicio, etc.'. Pero los pacientes no quieren sacrificios, quieren curarse ya, rápido, como los ricos.
    Esta Escuela de la democracia, esta Escuela inclusiva, ha tenido a gala como mayor logro ser la medicina educativa al alcance de todos. Pudimos haber sido ese superhospital si alguna vez nos hubiesen concedido todas aquellas medicinas milagrosas que nos prometieron, si nos hubiesen traído las máquinas de enseñar para todos, si los equipos docentes hubiesen sido los mejores. Pero dejamos el superhospital educativo a mitad de construir y empezamos a desmantelarlo enseguida. Quienes tienen dinero no necesitan superhospitales porque ya pagan su propio médico que sabe recetarles la terapia adecuada. El resto creyeron -creímos- en la salvación social y ahora no quieren aceptar que han de volver a los remedios caseros, al chamán de la tribu, al curandero que pretende aliviarnos el dolor apenas con buenas palabras, mentirosas palabras.

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    1. Una interesante metáfora que describe bastante bien lo que ha pasado. El superhospital imaginado está siendo desmantelado y los pacientes pobres se quedan en salas mal equipadas, y ahí estamos nosotros ante ellos que todavían no son conscientes de qué ha pasado o por dónde discurre la realidad en la que se han quedado totalmente marginalizados con un paro de más del 50 por ciento entre los jóvenes y mínimas expectativas aun con estudios. Administrar la debacle de la escuela pública requiere de sensibilidad y compromiso ante lo que todavía está por venir. Los jóvenes no son nada conscientes de la realidad que tienen ante ellos. Yo, al menos, no los veo reaccionar. Las huelgas solo son motivo de ausencias generalizadas sin ninguna reflexión ni planteamientos críticos. Hay algo que los adormece, que actúa como soma para tenerlos desactivados, lo que quiere decir inermes ante la que está cayendo y la que va a caer. Ahora solo hay hospitales precarios y clínicas de medio y alto standing para los que las puedan pagar…

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  7. Joselu, yo me he curtido como profesora en la LOGSE, aunque durante dos o tres años fui una profesora bicéfala que en un mismo centro daba clase a 3º de ESO, a 3º BUP y a COU. Toda esa pedagogía maternal y acogedora de la que hablas yo la he visto más en los papeles y en las intenciones que en la realidad y en el día al día. Yo estudiaba y leía cosas como que en el aula podría haber profesores de apoyo para ayudar a los alumnos con dificultades, o que en las evaluaciones se tendría en cuenta si el alumno había alcanzado los objetivos de la etapa o el curso para promocionarle, pero la manera de dar clase era la misma que yo había conocido como alumna (en el 86 yo estaba en COU). Recuerdo una evaluación de 4º de ESO, en el 95, en la que decidimos que un alumno no titulaba porque tenía suspensas Lengua y no recuerdo qué otra asignatura, y considerábamos que su trabajo y los resultados obtenidos no eran suficientes para titular. Ni que decir tiene que intervino la inspección, que tuvimos que repetir la sesión de evaluación -algo que años después supe que fue bastante irregular, en una situación similar en 2º de bachillerato- y que la criatura tituló, algo de lo que hoy me alegro, visto lo que ha pasado después. Hoy, al menos en Madrid, y después de los remiendos que se han ido haciendo de las leyes, ni se cuestiona que alguien titule con dos suspensas, fuera de la Lengua y las Matemáticas, porque ya sabemos que si los padres lo llevan a inspección, el alumno titula. Al final, todo queda reducido a una cuestión numérica, nunca viví que se hiciera una verdadera evaluación por objetivos. En cuanto a la exigencia y a la disciplina, creo que tiene más que ver con el talante de padres y profesores que con la ideología: he tenido compañeros de todos los colores y de todos los talantes, y la exigencia en clase no ha ido unida a si votaban a tal o cual partido. Hay quien aprueba para no complicarse la vida, independientemente de su color político, y en la misma medida he visto responsabilidad y coherencia a la hora de evaluar a profesores de izquierdas y de derechas. En cuanto a la hipocresía de la izquierda de predicar una cosa y hacer otra, creo que como en botica, hay de todo. Los hijos de Felipe González, por ejemplo, estudiaron en un colegio cooperativa de Madrid, el Monserrat,y luego lo hicieron en un instituto público cerca de La Moncloa, creo que en el mismo que en el que estudiaron las hijas de Zapatero. Los de Pepiño Blanco, al parecer van a un privado. No hace falta que nos vayamos a la clase política. El porcentaje de profesores-funcionarios que llevamos a nuestros hijos a la pública es bastante menor que los que escogen escuela concertada o privada. Supongo que si la única opción de escuela pública que un padre tiene cerca de casa es una escuela-gueto, con problemas de disciplina y con malos recursos, buscará otra del signo que sea que le ofrezca una mínimas garantía de escolarización normal. En la localidad en la que trabajo, Coslada, cercana a Madrid, no ha habido escuela concertada ni privada hasta hace unos pocos años, porque el alcalde que hubo hace ya algunos años -de izquierdas, al menos en sus orígenes-. puso siempre muchas trabas para ceder terrenos a la concertada y la privada, y mimaba mucho a la escuela pública. Eso se notaba en que el alumnado en los centros (yo he pasado por cuatro de esta localidad) era heterogéneo, y había "de todo", pues en la localidad no había concertada a la que llevar a los niños de "clase media". Luego supe que ese mismo alcalde, al parecer, no llevaba a sus hijos a la pública. La ley Wert también permite pasar de curso con dos, como toda la vida, e incluso con tres. Pero venden muy bien eso de la "cultura de la responsabilidad y del esfuerzo" con las reválidas y otros cosas que no son sino cambiar de nombre y de lugar muchas de las cosas que ya había, con la diferencia de que, como dice Toni, nunca tuvimos a la oportunidad de probar todas esas "medicinas milagrosas" de las que nos hablaban. Un fuerte abrazo, compañero.

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    1. Carlota, tu comentario apunta a diversos temas cuyo enfoque es diversificado. Me quedo con un comentario sobre tu escepticismo sobre la escuela maternal que hemos construido. No sé si es privativo de mi centro con graves dificultades de todo tipo el que lo genera, pero los profesores en nuestros comentarios tenemos claro que es como si quisiéramos compensar la desigualdad social que padecen con nuestra sobreprotección. Y es dicho común que nuestro centro es una guardería con niños grandes. No sé si esto solo es propio de donde yo trabajo pero me temo que no. Los queremos acompañar tanto, los queremos orientar y reorientar tanto que los acompañamos de la mano, aguantamos sus conductas sin ningún tipo de freno o muy relativo, sabiendo que podemos hacer muy poco. Cuando fracasan entendemos que el fracaso es nuestro y sufrimos mucho más que ellos que no acostumbran a sufrir. Los animamos en sus desvalimientos y sus tristezas. Yo desde luego soy profesor desde 1979 y he ido viendo cómo cada vez se trataba a los adolescentes como más incapaces, aunque todo hay que decir que es una tendencia general de la sociedad. Antes un muchacho de 16 años era un hombre, pero ahora es un niño. Y la escuela se ha permeado de esta consideración y un intituto es un centro con vallas cerrado para que no se escapen, cuando antes era un centro abierto y casi la asistencia era voluntaria… Creo en suma que los tratamos a sus 16-17 y 18 años como tiernos infantes cuando son hombres y mujeres hechos y derechos. La pedagogía y la sociedad nos ha llevado a ser sobreprotectores. Supongo que esto es una tendencia irrefrenable. Tienen edad para tener relaciones sexuales pero entendemos que son niños. Y ellos actúan en consecuencia sabiéndose niños y en cierto modo irresponsables. Veo en cambio en mis alumnas magrebíes (tengo muchas) que tienen un plus de madurez mucho más elaborado como si su cultura les llevara a tener que madurar antes, aunque como en todo, hay para todos los gustos porque también empiezan a permearse de la cultura occidental.

      Me encanta poder debatir con compañeros de profesión que entienden mis reflexiones y pueden incluso aceptar mis contradicciones que no son pocas.

      Un fuerte abrazo, Carlota.

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  8. Me parece que por debajo de tu reflexión hay una asunción no explícita que creo que es falsa: que izquierda y derecha entienden lo mismo por "educación", que busquen los mismos fines con ella y que solo difieran en los métodos. De hecho difieren en todo lo anterior... hasta en cómo se deben evaluar los resultados. Este artículo de El País puede servir como introducción al tema: Guadalupe Jover "El horizonte roto de la escuela pública" http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/05/12/actualidad/1368390503_444544.html

    Por otra parte, la "pedagogía del esfuerzo" es un bonito eufemismo para la pedagogía rancia de "la letra con sangre entra", que traslada las causas del fracaso a los propios alumnos ("no se esfuerzan"). Ni el sistema educativo, ni el curriculum (a una distancia sideral de la vida), ni los docentes (muchos sin otra formación didáctica que la repetición de lo que vivieron como alumnos o lo que se les "manda" hacer en el libro del profesor) tienen responsabilidad alguna en el tema. Ni siquiera el "capital cultural famiiar" que sigue siendo el factor que explica más varianza en las calificaciones escolares.

    Cuando pides menos ideología, pídeselo a la derechona que quiere acabar con la educación pública (a la Conferencia Episcopal, por ejemplo, o a los empresarios de la enseñanza, que están muy interesados en que la escuela pública sea percibida como un desastre), no a la izquierda... que ya le va quedando poquita ideologia... en educación y en todas partes.

    Saludos,

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    1. He leído el artículo que sirve de introducción a tu comentario. Dejo aquí el enlace por si alguien quiere conocerlo EL HORIZONTE ROTO DE LA ESCUELA PÚBLICA.

      Por lo que sé eres profesor en la universidad. Yo soy profesor de secundaria en un instituto del extrarradio con un índice de inmigración próximo al setenta por ciento. Supongo que tenemos perspectivas diferentes y nuestras visiones sobre lo que significa la educación no es lo mismo. El artículo en cuestión, leído en profundidad, no me alumbra en absoluto sobre qué es mi función en las aulas cuando distingue profesores que ponen su acento en la tradición y los que lo ponen en la emancipación. Me parece tan teórico y traído por los pelos en una tribuna que no tiene ni idea sobre qué es la realidad que se cuece dentro de un aula… No sé si mi pedagogía pone el acento en la transmisión cultural de una tradición cuando les hablo de la generación del 27 y sale como tema la homosexualidad de Lorca… o la pone en la emancipación cuando abordamos el debate en el aula sobre la libertad individual. No sé, el artículo me ha parecido escrito por alguien que no huele ni de lejos qué pasa dentro de un aula, que fuerzas vertebran un centro educativo lleno de desigualdad social e intelectual… ante la que no nos resignamos algunos profesores y esperamos lo mejor de estos alumnos requiriéndoles su esfuerzo por comprender, por asimilar, por expresar lo que han aprendido… Y sí, tiene razón Toni Solano cuando sostiene que las leyes pasan y que algunos profesores van aplicando su didáctica como si no existieran las leyes que ni siquiera conocen. En mi centro no sé qué son pedagogías conservadoras o pedagogías progresistas, las de derecha y las de izquierda, las que pretenden la reproducción de modelos culturales y las que son emancipadoras socialmente… La realidad nos sobrepasa tanto a todos que me temo que todos somos un híbrido en que apenas podemos ser un poco de todo tal vez (conservadores y progresistas). Pero lo que yo no hago, Jordi Adell, es partir de la teoría para interpretar el mundo y la realidad educativa. No, es el mismo magma que estoy viviendo el que me lleva a ciertas reflexiones, ese magma que hace fracasar a veces interpretaciones experimentales de la didáctica y nos lleva a praxis conservadoras porque desoladoramente son las que funcionan. Pero para esto hay que saber qué es un aula de secundaria en las condiciones en que las vivimos y con la realidad de los alumnos que tenemos donde hay algunos que se dejan la piel a tiras por progresar a pesar de sus dificultades y otros se dejan llevar por la vida cómoda y agradable que se genera en un instituto por mor de las pedagogías creadas por los que no han pisado un aula por lo menos hace mucho tiempo, un aula con dificultades tremendas… pero esto es algo que los pedagogos de la movida de Fernández Enquita solo conocen de oído. La educación no es simple … pero siempre hay algo que distingue a un buen alumno de uno que no lo es y además los que son buenos son capaces de sobrepasar a los potenciales malos profesores que somos muchos.

      Saludos cordiales.

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    2. Hola Joselu,

      Comprendo. Las únicas pedagogías que funcionan son las conservadoras. Naturalmente que funcionan. Consiguen un estupendo 30% de fracaso escolar que viene muy bien para justificar por qué muchos de nuestros alumnos tendran que aceptar puestos de trabajo de bajo nivel. Porque la escuela obligatoria tiene la misión de seleccionar a los mejores, no formar ciudadanos y personas. El mundo es así y hay que competir, ser emprendedor y "resiliente". Y todo lo que no vaya en esa línea es "teoría".

      Por cierto, Mariano Fernández Enguita no es pedagogo, es sociólogo. Y no se dedica, que yo sepa, a "crear pedagogías". A veces dice y escribe cosas que lo les gustan a los docentes. Hay que agradecérselo. A mi me hacen pensar.

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  9. Se me olvidaba: si alguien te dice que la escuela no debe tener ideología, entiéndelo como que la escuela no debe ser partidista. Porque si está diciendo que la educación no es una tarea eminentemente política, es un signo inequívoco de que es de derechas. Casi prefiero a los neocons desatados que nos gobiernan actualmente: se les ve facilmente el plumero.

    Saludos,

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  10. Te acompaño en toda la argumentación, incluso en la pregunta final.
    Hay una explicación: las leyes de educación, en España, no se han consensuado. Sería bueno aunar una educación que favorezca a todos pero no mate el estítmulo del que quiere ir un poco más allá que el resto.

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    1. La política del encuentro y del consenso no ha sido nunca el eje de las leyes en este país, pero en el caso de la educación es desolador que derecha, centro e izquierda no sean capaces de articular unos puntos de partida comunes para el entendimiento. El resultado es a nivel general demoledor para las políticas educativas que van cambiando y cambiando a tenor de los sucesivos gobiernos.

      En cuanto al estímulo para el alumno que quiera ir más allá, es difícil en el mundo que yo conozco porque la igualación se produce por abajo y pocos o casi nadie está dispuesto a ir algo más allá.

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  11. Vale, está muy bien, muy razonable y muy justo pero me permito hacer una pregunta ¿estarían los maestros a que se aplicase el darwinismo social también con ellos mismos? ¿Deberíamos ajustar nuestra situación laboral a los mismos criterios?
    Es curioso que está clase de argumentos contra la acomodación y el "igualitarismo indiscriminado" coincidan con el argumento usado en la rica Cataluña con respecto a otros territorios penisulares y de los países del Norte de Europa con respecto a a los mediterráneos.
    Si uno está dispuesto a usar determinado argumento en determinado terreno siempre es susceptible de alguien decida ampliarlo al resto. Por ejemplo, se podría cuestionar el gasto "excesivo" en educación especial para gente con minusvalías o enfermedades psíquicas que nunca sacarán provecho de tanto esfuerzo.
    Comprendo que se requiere un equilibrio pero cuando queremos huir de determinado extremo es fácil caer en la posición contraria.

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    1. Tu intervención pone un punto sumamente interesante en el debate. No, los profesores no aceptarían la aplicación del darwinismo en su selección profesional. De hecho muchos obtuvieron sus plazas en oposiciones arregladas para que con algo de experiencia se pudiera entrar en el funcionariado sin mayores obstáculos. No, los profesores en el fondo están contentos con la mediocridad del estado educativo porque un sistema que los cuestionara a ellos sería muy peligroso para su estabilidad laboral. Es más aceptable poder juzgar a los demás como incapaces que ponerse en cuestión uno mismo. Pero este es el centro del debate y el porqué los profesores no se rebelan, no se rebelaron en su momento cuando fueron implementadas políticas educativas atroces con la LOGSE. Se les compró. Se compró su silencio con aumento de retribuciones. Ahora es el momento contrario. Ahora ven con pánico, vemos con pánico, nuestra estabilidad.

      En cuanto a Cataluña y sus argumentos fiscales para no sostener al sur… me producen una pobre impresión de este país donde vivo, en el que no han encontrado un argumento más mediático que éste para justificar su secesión. Es el que verdaderamente llega a las clases medias. El mismo argumento que el de la Liga Norte italiana.

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  12. Yo creo que ser de izquierdas no significa igualar por abajo, a pesar de que es mucha la gente que lo piensa. Para mi una política de izquierdas es la que proporciona iguales oportunidades, no iguales resultados. Ha habido una defenestracion de la formación profesional y otro tipo de actividades formativas que bien podían compaginar con el futuro ambiente laboral, incluso incorporando ambas actividades a la vez. Mucha gente a la cual los estudios no le encajan, por las razones que sea, se quedan en el limbo del voy a clase y pasan los años sin "chicha ni limona". Antes había aprendices y de esos aprendices en muchos casos salieron excelentes y necesarios profesionales, quizás y digo quizás seria hora de compaginar determinadas actividades, un poco de estudio y un poco de trabajo, ganarse un poco la vida, tener un jefe, ya sabes.
    Hay mucha gente que no aspira y no quiere ser un docto ciudadano o un ejemplar universitario y el sistema mira por encima del hombro a este colectivo y eso es un planteamiento equivocado.
    Respecto a los "innovadores planteamientos educativos", en mi ignorancia del tema me planteo si la capacidad de crear artefactos y sistemas es paralela a la capacidad de entender de las personas, no creo que la mente humana evolucione paralela a la electrónica o que nuestra forma de aprender halla variado en los últimos 4.000 años, la repetición, el desarrollo de la memoria y esas cosas creo que siguen teniendo validez.
    La verdad es que creo, volviendo al tema, en la igualdad de oportunidades no en la igualdad de resultados, eso es inviable y no creo que sea sano.

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    1. En mis tiempos de estudiante, alternaba los estudios con trabajos que me salían. Así trabajé como peón en la construcción donde aprendí muchas cosas. Allí conocí a personas muy variadas, más de lo que se piensa. Pero recuerdo a un padre que trabajaba con su hijo en la obra que era un entusiasta de la historia a la que dedicaba mucho de su tiempo libre. La aspiración a la cultura debería ser universal, al margen de ser trabajador manual o intelectual. Sin embargo detecto una burricie cada vez mayor en la constitución de la sociedad. Y no son menos burros universitarios que no acostumbran a leer ni a formarse fuera de lo que estudiaron en la carrera.

      Una formación académica debería poder estimular el deseo de saber sea cualquiera su salida profesional.

      Esto es lo que se echa a faltar en general en la sociedad, y especialmente en los alumnos que pasan años y años en el sistema educativo y solo conseguimos resultados más bien mediocres, cada vez más desoladores.

      Estoy de acuerdo en que las salidas profesionales son tan dignas como las universitarias.

      Debería haber un impulso a saber más, a formarse, sin petulancia, que conllevara esfuerzo personal.

      Creo que cada vez sabemos menos cosas, tenemos menos curiosidad, somos más ignorantes, estamos llenos de vacío.

      Y estoy de acuerdo en eso de que un sistema educativo debe garantizar igualdad de oportunidades, pero no implicar necesariamente igualdad de resultados.

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  13. Joselu, me pasa con esto como con la metafísica de Aristóteles: como no me creo las hipótesis, toda la dialéctica posterior me sobra. ¿De dónde hemos sacado que los alumnos con matrícula de honor en los colegios de "élite" sean un ejemplo de educación o de nada? ¿Son los dirigentes políticos o empresariales, salidos de esa cantera, un modelo a emular?
    Homo Hominis Lupus: ¿Es esto lo que queremos conseguir? ¿Para esto se paga a los profesores?
    La única solución, a mi modesto juicio, al problema de la educación está al alcance de cualquier profesor: conviértete en una persona admirable. Yo he olvidado la letra y la música de lo que me enseñaron. De entre los profesores que tuve, a los que fueron hombres de cuerpo entero no los olvidaré.
    Pero mientras ser profesor sea una solución a un problema personal, una "salida", cuál sea el contenido que dicte en sus clases no importará demasiado: será siempre una máquina de homologación y, por qué no decirlo, de sumisión.
    Así que comprendo que parezca que los que no aceptan el sometimiento no quieren estudiar o son vagos. Sin duda, yo también lo sería. Cultivado sí, pero antes libre, o al menos con un cerebro sin demasiada colonización.
    Muchas veces he dicho ya que los catedráticos de universidad deberían estar en primaria y los de primaria en la universidad.
    Pido disculpas a todos por escribir con frases rotundas. Es un estilo, no una convicción. No creo estar en posesión de la verdad; intento abrir la discusión a otro ámbito. Exagero en aras de la claridad y del efecto. Ya lo he dicho: es un estilo.
    Un abrazo, Joselu.

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  14. Animal de fondo, lo que pretende el sistema educativo es preparar no necesariamente dirigentes políticos (que también, son necesarios) o empresarios (que también) sino profesionales dignos en cualquier ámbito, profesionales preparados y capaces sean enfermeros, médicos, maestros, mecánicos, lampistas, albañiles o arquitectos. Tú eres arquitecto. ¿Puedes entender la formación de un futuro arquitecto sin una adecuada capacitación en todos los órdenes que empiezan por la matemáticas y la física en la escuela? Quieres convertir a los que desisten del trabajo académico en librepensadores pero esto no es así. Tú quieres verlo así, pero no es así.

    En cuanto a que para ser un buen profesor haya que ser una persona admirable… esta no es una materia que se estudie en las escuelas, el conseguir ser objeto de admiración como condición sine quanon para ser atendido. Creo que conozco a pocas personas admirables, o lo son parcialmente, y en tal caso todos tenemos algún aspecto admirable. No me gusta esa idea de que para ser buen profesor haya que ser admirable. Hay personas tímidas que no manifiestan ninguna virtud especial pero son simplemente serios o lo intentan hacer lo mejor que pueden que es el terreno en que nos movemos la mayoría sin ser especialmente admirables.

    En todo caso no me gusta el concepto de admiración. Y menos trabajar para lograr ser admirados. En el fondo aquellos que trabajan para conseguir ser admirados (y pueden conseguirlo) son en el fondo mentirosos y farsantes necesitados de admiración para sostener su ego.

    Un cordial saludo.

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    1. Joselu, ser admirable no es conseguir ser objeto de admiración, y mucho menos mentiroso y farsante. Tuve muchos profesores admirables, pero por citar a uno solo, Fernando Chueca lo era por la tremenda vocación y amor y respeto que tenía para los alumnos. Todos los profesores que de verdad han querido enseñarme me han parecido admirables, y dignos de mi afecto y mi cariño. No es tan difícil. Y no, no es igual ser bondadoso a no serlo, preparar las clases a no hacerlo; en fin... no se trata de juzgar, sino de señalar que un maestro es algo más que un profesor.
      En cuanto a los librepensadores, no es preciso que sean conscientes de ello para que lo sean. Si uno se rebela ante el aburrimiento, el convencionalismo y la rutina no quiere decir que en un momento determinado no pueda interesarse por cualquier otra cosa. Si te cité a políticos y otros altos esbirros de las multinacionales es porque son ellos los que suelen salir de colegios para potentados. Muchas veces te he oído envidiar las condiciones de la escuela privada. Yo simplemente no la envidio y me parece detestable.
      Eso no quiere decir que no te lea con afecto a ti también, aunque nuestras posiciones diverjan con los años. También los años en los que te he admirado - y sigo- cuentan.

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  15. Interesante reflexión, Joselu. Por cierto, la pregunta final es muy pertinente. Yo, como docente, estoy desorientado, no acabo de ver ninguna solución en la propuesta de izquierda, que resulta ingenua e infantil, pero me produce un rechazo casi visceral la propuesta derechista. Además su darwinismo es falso, su discurso dice "el que vale para adelante, el que no a poner ladrillos o recoger patatas", pero ese discurso es mentira. Su verdadero discurso es: "de los pobres, el que vale para adelante, el que no al carajo, pero de los nuestros se salvan todos, los malos, los buenos y los mediocres". La crueldad de las élites es siempre con los hijos de los demás; entre sus hijos hay también hay inútiles, haraganes, zumbaos, flojos, cortos de mente, pero de esos tirarán como sea y les harán un hueco para que sean algo en la vida, moverán sus influencias y les pondrán un negocio o buscarán que alguien les haga hueco en un carguito o en una oficina. Darwinismo a la carta, sin duda. Un saludo

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    1. Por eso los pobres han de luchar doblemente. No parecen tener a nadie que los reivindique y es cierto. No tienen padrinos ni papás que los coloquen por inútiles que sean. El estado puede garantizar la igualdad de oportunidades, eso es inexcusable. Así debe ser. Pero no puede en ningún caso regalarles un destino con facilidad. Pareció un tiempo en que había pleno empleo y nuestros alumnos se iban a trabajar a la construcción, dejando los estudios, para ganar más que los profesores… Ahora sabemos qué pasó. No soy paternalista con mis alumnos. Ciertamente el que lucha, el que pugna por aprender merece un lugar… El resto ya sabrán lo que les toca… Es un darwinismo que no tiene solución. Los pobres son más y tienen menos expectativas en tiempos de crisis. Nadie va a regalarles nada que no conquisten con su esfuerzo. Es jodidamente real y doloroso, pero ¿qué salida darle a esto? ¿Queremos un sistema como el soviético que garantizaba un trabajo a todos sin ninguna expectativa vital? No digo que no. No niego que todos deberíamos ser funcionarios del estado cobrando bajísimos salarios y sin riesgos. Este sistema se vivió en la Europa del Este. El capitalismo es salvaje e inicuo. La socialdemocracia funciona en países ricos. No hay solución fácil. Odiamos lo que representa la derecha, pero a la vez no nos convencen los argumentos de la izquierda. Aquí estamos. En la complejidad. Un saludo muy cordial.

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  16. Joselu,
    A pesar de la relajación que comentas, año tras año, sigue habiendo un elevado número de alumnos que, ya cumplidos los 15 o 16 años, debido a su historial académico, a su actitud y a sus aptitudes, no va a conseguir los objetivos mínimos de la Educación Secundaria Obligatoria y, por tanto, no va a titular. Al menos no va a hacerlo inmediatamente, siguiendo los cauces habituales y en los tiempos establecidos. Es un problema que se mantiene, pertinaz, una ley de educación tras otra.
    Para atender a este colectivo se han empleado distintas fórmulas, como los programas de Garantía Social de la LOGSE, los actuales Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) de la LOE o la futura Formación Profesional Básica que se pretende implantar con la LOMCE. Con distintos nombres, la idea es la misma: retener a estos alumnos en la escuela con la intención de que obtengan alguna cualificación o formación profesional mínima que les facilite la entrada en el mundo laboral y, si es posible, proporcionarles una base que les permita seguir estudiando en un futuro más o menos cercano.
    Es el último recurso que se emplea; una vez que han fallado las repeticiones de curso, los apoyos individuales, la adecuación de los programas y otras actuaciones compensatorias o correctoras. Y, sorprendentemente, es un recurso que funciona. Lo cierto es que estos programas de garantía social, cualificación profesional inicial, formación profesional básica, o como quieran llamarse, consiguen recuperar a muchos alumnos, que inician los estudios profesionales de grado medio e incluso consiguen el título de la ESO.
    ¿Cómo lo hacen? ¿Qué tienen de particular para tener éxito donde las fórmulas académicas han fracasado?

    http://www.otraspoliticas.com/educacion/si-no-vale-para-estudiar-que-aprenda-un-oficio

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    1. Conozco el tema de cerca, pues mi mujer es tutora de un PQPI de Mantenimiento en el que se aborda electricidad, agua y albañilería. Conozco el tema por las conversaciones frecuentes que tenemos sobre sus alumnos que efectivamente provienen de las vías que han fracasado. Sin embargo, por la visión que ella me proyecta, en su PQPI se agrupan muchachos muy desmotivados de los que se salvan una mínima parte que consigue seguir estudiando realizando la Prueba de Acceso a Ciclos. Muchos abandonan o son expulsados o simplemente no promocionan puesto que el PQPI requiere también de esfuerzo. No digo, Enrique, que no tengas razón, pero no es una vía en que sea generalizado el éxito y la recuperación. Desgraciadamente, en múltiples ocasiones estos muchachos vuelven a quedarse descolgados en su casa por haber fracasado también en el PQPI aun siendo un nivel básico. Eso sí, cuando uno de estos muchachos que no son necesariamente limitados intelectualmente consigue reciclarse y progresar es un motivo de gran satisfacción para los profesores del PQPI.

      Tengo un sobrino que fracasó en la ESO, hizo un PGS, luego un CFGM y ahora está en un CFGS, sin descartar ir a la universidad.

      Sí, es cierto pero no es la panacea.

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  17. Las políticas educativas de la izquierda (y muchas otras cosas) fracasan porque están basadas en ideas erróneas sobre la realidad. Si todos los alumnos tienen la misma capacidad, entonces es injusto que uno solo suspenda. Si ser hombre es lo mismo que ser mujer, entonces es discriminación decir que el matrimonio entre hombre y mujer no es lo mismo que la relación de dos homosexuales. Si todos los seres humanos son igual de trabajadores e ingeniosos, es injusto que alguien gane más dinero que otro.
    El izquierdismo es el evangelio del conformismo y la mediocridad, la condena de todo tipo de competencia y de toda persona sobresaliente http://veritasfiliatempori.blogspot.mx/2010/03/sicologia-del-izquierdismo.html

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  18. Permítime disentir en tu concepto de educación izquierdista identificada directamente como ”buenismo”, por decirlo de alguna manera. La frase ”todos somos iguales” no es más que el resumen de la frase izquierdista de que ”todos tenemos los mismos derechos”, extenderlo a que todos somos iguales en todos los ámbitos es un punto de vista simplemente ingenuo. ¿Las competiciones de atletismo son de derechas porque se premia al mejor en vez de premiar a todos por participar?

    Quizá el problema es que la izquierda es tan amplia en ideologías, que recoge tanto al ingenuo como al realista, y si algo suelen temer los de izquierdas (sobre todo los políticos cuya imagen pública es tan importante) es el ser acusados de ser intolerantes, conservadores o de derechas.

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