Entré en clase a las doce y media de la
mañana. Era la mañana de Carnaval en el instituto. Los alumnos de bachillerato
no habían celebrado esta fiesta dada su tradición de no participar en los
disfraces, así que ellos tuvieron que estar en clase mientras el resto recorría
con charangas y musicas diversas los pasillos con disfraces varios. La mañana
para ellos fue una condenación. Alguna de las alumnas se escapó de clase y
estuvo bailando en el patio con ritmos bachata
y caribeño. Yo tampoco me disfracé y estuve esperando la hora para ir con los
alumnos de bachillerato a continuar el tema iniciado.
Vinieron todos, los once que son, un
grupo reducido. El ambiente no podía ser más desolador y alicaído. No había
ninguna gana de hacer clase. Las caras, largas y cariacontecidas. La mañana era
ominosa para ellos. Se sentaron, deprimidos, en las sillas, les di los exámenes
corregidos, lo que para algunos fue un motivo más de hundimiento personal. Solo
alguno de los exámenes sobresalía y destacaba en la calificación. El cincuenta
por ciento habían suspendido. La vida y el bachillerato mostraba en aquella
mañana sus perfiles más siniestros. Se sentaron de mala gana y sacaron –los que
lo tenían- el texto de Don Juan Tenorio
de José Zorrilla, obra que entra
para selectividad. ¿Alguien se imagina que un adolescente pueda disfrutar de un
texto similar en una mañana como esta en que todo invita a esos cuerpos jóvenes
al jolgorio y la fiesta?
Estábamos leyendo la obra repartiendo los
papeles entre ellos. Les pido que dramaticen y lean con sentido, pero esa
mañana varios de ellos leían con desidia, protocolariamente, sin ningún ánimo
de intentar comprender a don Juan
Tenorio ni a don Luis Mejía y el
desafío del primero de seducir a la novia de este, doña Ana, durante la noche
anterior al matrimonio con el segundo. Además en esa noche, Tenorio había apostado que conquistaría
a la novicia adolescente doña Inés
que estaba en el convento. ¿Lo lograría don
Juan? El poder de don Juan es
diabólico. Las mujeres se rinden a él porque las sabe conquistar con ... ¿con
qué? Pregunta en el aire. ¿Es guapo don
Juan? ¿Es atractivo? ¿Es joven? No es necesario que lo sea. Don Juan es un personaje magnético que
las derrite - pese a su fama malvada de seducirlas, conquistarlas, poseerlas y
abandonarlas- con las palabras. Las
mujeres son seducidas con las palabras. Don
Juan las hace sentirse especiales. Creerse únicas. Y les convence de que las ama. La voz de
don Juan está imantada
diabólicamente. Las mujeres, muchas de ellas, se sienten seducidas por esa
sensación de ser poseídas por el diablo. Una alumna, Marta, había exclamado en un día anterior ¡cabrón! Don Juan es un personaje, añado, que
terminó desagradando a Zorrilla, un
romántico de vida agitada que recorrió Europa
y terminó en México, arrastrando la
fama de su popular Don Juan Tenorio
que se convirtió en mítico. De hecho, esta obra se representaba en la fiesta de Difuntos año tras año. El
verdadero personaje principal de la obra es la angelical doña Inés, una adolescente de la edad de mis alumnas que vive aislada en un convento sin saber nada de hombres ni de la vida. Es pura y totalmente
ingenua en su elementalidad.
La clase se fue revirtiendo, y las
posturas se iban recomponiendo. Algún varón se mostraba claramente interesado
por el tema aun cuando al principio su rostro y su voz eran claramente
marmóreas. Otro mito que existe –les digo- es el del adolescente con la mujer
madura. Un muchacho de dieciocho años que se inicia en los ritos de Venus con una mujer de treinta años. Es
el tema de En brazos de la mujer madura
de STEPHEN
VIZINCZEY o el de la película El graduado. Mateo –nombre imaginario- manifestó que había entrenadores que se
liaban con las madres de algún niño que entrenaban. ¿Por qué? –pregunto-. En la
clase hay varios alumnos y alumnas musulmanas, pero el tema, que iba tomando
cariz muy sicalíptico, no se mostraban avergonzados. La mujer experta inicia al
joven de un modo que una muchacha de su misma edad nunca podría hacerlo.
Pero don Juan...
¿quién es don Juan? Se ha escrito
tanto sobre don Juan... Conoce
perfectamente la psicología femenina. En cierta manera para comprenderle hay
que considerarlo con un componente femenino muy importante, sabe lo que les
gusta a las mujeres. Otros dicen que es incapaz de enamorarse y que va de flor
en flor por su impotencia. Algún pensador, creo que fue Gregorio Marañón, ha creído
que don Juan es abiertamente
homosexual y que las mujeres no le gustan.
Pocos personajes han abierto un debate tan intenso sobre
su realidad existencial como don Juan.
José Zorrilla hará una
interpretación netamente distinta a la de Tirso
de Molina o de Moliére. El don Juan de Zorrilla se salvará por el amor de doña Inés, será transformado por dicho amor. Los instantes que esté
esa noche diabólica del Carnaval de Sevilla
con doña Inés y, tras matar a don Luis Mejía, su rival, y al padre de esta –al padre de su conquista-,
harán que el seductor... No les he
contado qué pasará. No hay nada que soporten menos que el que se les desvele el final
de las obras, eso que se llama spoiler.
La interpretación metafísica del personaje y la realidad
física y seductora de don Juan ha
hecho que a lo largo de la clase estos jóvenes se hayan implicado en la
reflexión y esta les ha terminado interesando mucho. Sus posturas han cambiado.
Hasta Marta, desolada por su nota
mediocre en el examen, ha cambiado su actitud totalmente destructora y
negativa. La clase ha llegado a su fin. El profesor ha logrado seducirlos con
la literatura y les ha hecho olvidar el Carnaval.
Al final del día, una de las alumnas, Berta, ha enviado un mensaje personal
al profesor haciéndole saber qué tiene un perfil en Instagram en que publica poemas porque querría ser escritora. Sus
poemas son de una intensa búsqueda y revelan una intimidad que el profesor
desconocía por completo.
Me costará mucho olvidar esto.