Seguimos con los espacios de ficción y reflexión sobre el mundo educativo. Esta vez son las anotaciones apócrifas de Jordi Altavilla, fundador del colegio Arcadia, situado en la montaña desde la que se divisa la gran ciudad y el mar. Estas notas manuscritas son el texto y el subtexto del discurso que dirigirá a los padres de los alumnos. No todo lo que está anotado podrá ser dicho en público. Es el día de apertura oficial de curso del colegio.
Entra Jordi Altavilla (Todos los padres se levantan hasta que el director se sienta y hace un gesto a los asistentes para que se puedan sentar):
"Bienvenidos a esta apertura de curso. Me alegro de que todos ustedes se hayan levantado cuando yo he entrado. No es un signo de sumisión sino de deferencia y de cortesía, de igual modo que cuando sus hijos lleguen a cierto nivel, habrán de levantarse cuando entre y salga el profesor. Es una forma de centrar la clase y ordenar el acto educativo que allí se lleva a cabo.
Educar y enseñar son complementarios. El aprendizaje requiere de un espíritu de superación que nosotros estimularemos desde la escuela. Nuestra meta es el conocimiento, preparar a sus hijos para enfrentarse a un mundo cambiante y convulso en el que hay que estar dispuestos a afrontar situaciones desafiantes e imprevistas. Desde la escuela y ya desde los primeros años de preescolar, procederemos a ordenar y organizar la mente de sus hijos. Les introduciremos en procesos lógicos de deducción e inducción de forma gradual y escalonada. La labor de la escuela consiste en desarrollar las potencialidades de sus hijos teniendo en cuenta que la inteligencia se estimula mediante el esfuerzo, la voluntad y la lógica. Sin voluntad y esfuerzo nada tiene sentido en esta escuela. Y sin ética tampoco. El alumno de Arcadia habrá de aprender que aquí no valen las tretas o los engaños, y aquí les demandamos a ustedes que nunca mientan a sus hijos, que no piensen que con trampas se pueden conseguir objetivos, y que los objetivos conseguidos de esa manera son inmorales.
El alumno de Arcadia respeta el conocimiento y a los profesores que son su plasmación y la vía al mismo. Jamás se permitirá el tuteo y habrán de dirigirse a ellos por el apellido y siempre como “señor” o “señora”. Dejemos para otros parámetros el coleguismo, el igualitarismo y la horizontalidad. Aquí se viene a aprender. El colegio irá poniendo las piezas necesarias para alzar el edificio coherente del aprendizaje. Todo será progresivo pero exigente. Ello no quiere decir que alumnos de inteligencias medias no puedan continuar en la escuela, porque, como hemos dicho, parte fundamental de este proceso es la voluntad y el espíritu de superación.
Las clases termirán siendo en varios idiomas, incluidos inglés y francés, así como castellano y catalán. Los alumnos de Arcadia son plurilingües y están acostumbrados desde muy pequeños a los ejercicios de disertación y exposición oral que son un instrumento básico en la escuela conducente a la ordenación del pensamiento y la expresión oral con el máximo rigor.
Desarrollaremos tanto las ciencias como las letras. No habrá alumno de letras que no sea competente en pensamiento matemático y científico, y no habrá alumno de ciencias que no sea buen dialéctico y lector. La lectura es pieza clave en la escuela. Sus hijos conocerán a los clásicos griegos y latinos así como a las últimas tendencias de pensamiento.
No nos importa que se nos califique de elitistas porque es verdad. Queremos a los mejores, a los que están dispuestos a luchar y no porque sus padres sean, como los aquí presentes, banqueros, políticos de izquierda y derecha, empresarios, profesores, jueces, fiscales, ingenieros o lo que sea. Queremos a los que tienen espíritu de superación. Pero no todos lograrán pasar el proceso. Muchos se quedarán en el camino. Una tercera parte o más sucumbirá en la selección. No estamos dispuestos a hacer de la enseñanza un entretenimiento para dar satisfacción a la idelogía dominante que no admite la frustración. Dejemos la educación como entretenimiento a otros sectores públicos que tienen que ofrecer cifras y resultados tranquilizadores a la sociedad. No nos interesa la nueva pedagogía, que es una moda, que pasará. No nos interesa la comprensividad ni la filosofía de que todos somos iguales. Repito que nos interesan todos pero sobre todo los que tienen espíritu de superación. El alumno que entra aquí habra de adaptarse a las directrices y filosofía de la escuela, y no la escuela a las necesidades del alumno, pero será atendido lógicamente en sus dificultades para que pueda superarlas. Tampoco se permitirá que la posición social de los padres interfiera en el modo de funcionamiento de la escuela. Esta institución no busca tener contentos a los padres ni inflar las notas para que sus hijos obtengan una buena plaza en la universidad. Lo harán porque el alumno de Arcadia supera todos los obstáculos. Así está educado: en el deporte, en la tarea diaria, en las letras y en las ciencias: con disciplina.
Todos sus hijos tendrán la misma letra hasta cierto nivel. La letra de Arcadia, pero luego divergirán, con una magnífica ortografía, según sus respectivas personalidades. La escuela potencia la personalidad entendiendo que esta se curte en la adversidad y no en el contentamiento y la lasitud.
Alguien ha relacionado esta escuela con la masonería, pero no tiene fundamento. Es laica, progresista y europeísta. Nos atrae, sin embargo, de la masonería su concepción de un universo arquitectónico, organizado, jerárquico, y estos adjetivos son los que mejor cuadran al desarrollo del pensamiento. Sus hijos terminarán preparados para enfrentarse a lo desconocido y a superar dificultades, si además ustedes no se dedican a satisfacer sus mínimos deseos. Es bueno desear. No den todo lo que quieran a sus hijos, dosifíquenselo, aunque puedan dárselo. No arruinen esa maravillosa facultad de anhelar, de soñar... Este es el sueño de Arcadia, una escuela realista y utópica que apunta hacia lo alto en la creencia de que el hombre que se esfuerza y lucha consigue sus metas siempre".
NOTA: el nombre del colegio y director son ficticios. He comprobado que existe un colegio con este nombre en Villanueva de la Cañada en Madrid. Es pura coincidencia. No tiene nada que ver.