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lunes, 12 de enero de 2009

Inanidad

                                                                      Fotografía de Diane Arbus

Hay lunes que acompaño a mi hija al ortodoncista, los famosos hierritos o brackets adolescentes, ya saben, y mientras espero hojeo alguna revista. Hoy eran todas de salud y belleza… y había un Hola. Lo he cogido. Me he quedado fascinado en el primer reportaje. Se trataba de uno sobre la familia Finat en su palacio del Carrascal de estilo nórdico. No sé dónde estaba. Sólo recuerdo que este palacio se construyó a principios de siglo y una vez estuvo el rey Alfonso XIII participando en una cacería.

Toda la familia Finat posaba en la frontal del palacio. Estaban los marqueses de Pastrana y las diversas generaciones de la familia, incluidos los niños. Luego se nos ofrecían perspectivas de las escaleras regias con tapices nobles, las habitaciones todas iluminadas maravillosamente, los salones, la biblioteca…

 Pero, me pregunto ¿por qué me parecen tan imbéciles los ricos? ¿Serán sus rostros llenos de autosatisfacción, de petulancia, de sentirse plenos en la vida…? ¡Cómo pueden ser tan inanes! ¿El tenerlo todo imposibilita la comprensión recta de la vida? No sé, pero sus rostros son la imagen del vacío lleno de solemnidad y estupidez. Detesto a los que lo tienen todo. ¡Cómo me atraen más esos personajes del programa Callejeros de la cadena cuatro en que salen personas que tienen toda la vida en contra y nos muestran sus casas sórdidas! La riqueza tiene algo que repele. Es la autosatisfacción, es esa mirada en que uno muestra a la cámara y le dice que está muy contento en ser como es y de toda su historia y del linaje de su familia, y de sus riquezas, etc, etc.

 Pienso que esta gente necesitaría un buen fotógrafo para que les sacara favorecidos, un poco interesantes. Pienso en aquella genial fotógrafa que se suicidó a los cuarenta y nueve años, una edad magnífica para hacerlo y si no se hace a esa edad ya mejor esperar a mejor circunstancia. Imagino que conocen a Diane Arbus, la fotógrafa norteamericana que retrataba a perturbados mentales, fakires, nudistas, gigantes, travestis, damas decadentes… y proporcionaba a sus modelos una extraña densidad e interés. Retrataba lo cotidiano proporcionándole la pátina de lo extraño. Sus imágenes nos seducen porque nos muestra la extrañeza de lo normal y lo normal de la extrañeza. Se adentró en lindes peligrosas. Su fotografía es todo lo alejado de esa sensación nauseabunda de la autosatisfacción.

 Sé que no soy perfecto, y tengo muchas cosas de que arrepentirme. Mi historia son algunos casos que recordar no quiero. No siento satisfacción. Me sé pecador, tonto en la mayor parte del tiempo… y eso me permite contemplar a los demás con esa mirada que uno llamaría compasión despojándola de todo sentido cristiano de menosprecio o de mirada altanera o de suficiencia.

 Me gustaría fotografiar a mis alumnos, cuanto más bandarras mejor. Las clases son luchas contra la entropía. Es difícil establecer el sentido del orden, de lo apolíneo. Recordando a Ingmar Bergman –uno de los dioses de esta casa- las clases son Gritos y susurros, aunque predominan los primeros. ¡Qué magníficos sujetos fotográficos serían mis alumnos de vida aperreada! Implicarían la vida en estado puro y en ese proceso terrible que es la adolescencia que alguien comparó con una montaña rusa sin freno.

 ¡Qué imbéciles parecen los ricos que lo tienen todo! Dudo que alguno lea este post. Dudo que algún miembro inane de la familia Finat lea o se manche con la blogosfera, lo que implica que no se sentirán atacados u ofendidos por este post que recuerda a la fotógrafa Diane Arbus e Ingmar Bergman, dos artistas populares y aristocráticos. Es difícil ser auténticamente  aristocrático sin haber sentido el filo de la navaja en el cuello o haber compartido con el pueblo sus desventuras. Que les den por ahí. Están vacíos. Esa es nuestra alta sociedad, la que puebla las páginas del Hola. En fin, reflexiones de una tarde en el ortodoncista. 

jueves, 8 de enero de 2009

Probablemente dios no existe

Esta tarde paseando por el centro de Barcelona he asistido a un cruce de imágenes curioso. En una estación de metro (en Hospital Clínico), había un cura mayor, bajito, con aspecto decrépito, ataviado con sotana hasta los pies, con una marcada joroba y con restos de caspa sobre sus hombros. Con voz insegura y tímida ofrecía a los viajeros que salíamos del metro un calendario con la imagen de la Virgen correspondiente a este año. Le había visto en varias ocasiones y siempre me había admirado su tesón y su resistencia frente al desaliento ante un público tan radicalmente tan poco predispuesto a comprar su calendario.

 Le estaba viendo y reflexionaba sobre ello cuando ha pasado un autobús que para mi pasmo llevaba en la trasera el famoso eslogan que se ha hecho popular estos días: Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida. He pensado que la casualidad merecía bien un post. Ha habido movimientos cristianos que han opuesto a esta campaña otra con otro eslogan en algún autobús de Madrid: Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo.

 Me parece bien que puedan contrastarse ideas sobre ese asunto tan controvertido que ha vertebrado la historia. La campaña promovida por alguna asociación de ateos tiene algo de insólito y corrosivo. Es la primera vez que se pone en pie una campaña de este tipo. La idea surgió en Londres y ha llegado a España. No me imagino que esto hubiera sido posible en otros tiempos. Por mucho menos uno acababa en alguna mazmorra o frente al patíbulo o la hoguera inquisitorial. Hoy la iglesia tiene un aire anticuado, como el del curita al que hacía referencia al principio, los seminarios están vacíos y los monasterios cerrados o sólo con monjes muy mayores, pero cuando tuvieron poder, y han tenido mucho a lo largo de los siglos, lo utilizaron con una cruel prepotencia, aliados siempre del trono y la guardia civil. Su imagen no era precisamente la de la mansedumbre y la humildad.

 El personaje de Nazarín que narró Galdós y llevó magníficamente al cine Luis Buñuel, es el caso de un sacerdote que decide tomarse en serio las enseñanzas de Cristo y da todo lo que tiene a los pobres, incluidos los bienes de su parroquia. El caso levanta un gran escándalo y es llamado a capítulo por el obispo. Éste le pide explicaciones sobre sus acciones y Nazarín responde que sólo ha hecho lo que había dicho Cristo, provocando la sorpresa y el pasmo de monseñor que le espeta que si todos fuéramos a hacer lo que había dicho Jesús, bien nos iba a ir…

 No sé, la iglesia me parece poco espiritual. Sus obispos parecen ejecutivos  un tanto siniestros vestidos de negro y con miradas aviesas. Parecen lamentar que la sociedad se haya hecho agnóstica o atea. Hablan de una tiranía anticristiana en contra de nuestras raíces. Lamentan perder poder e influencia, pero no renuncian a las prebendas que les da el estado como presupuestos para subvencionar escuelas católicas.

 Siempre me ha asombrado su falta de fe. Si realmente dios existe ¿cómo confían más en lo material que en lo espiritual? Si dios existe ¿cómo no iba a tener él en cuenta todo este proceso que estaría dentro de sus  planes? ¿No podría mostrarse en todo caso más claramente para indicar el camino al mundo? Pero Dios se obstina en mantenerse en silencio. No se entiende por qué murió hace casi dos mil años? Yo, al menos, no le encuentro ninguna lógica o sentido a su sacrificio y la deriva que ha tomado su iglesia durante siglos y el propio mundo que parece cada vez necesitarlo menos.

 Es bueno y sano que pueda escribirse en público que dios probablemente no existe. No pasa nada. Sólo se ha dicho probablemente que no exista. No es seguro. Sólo es una probabilidad pero que visto en público tiene el sabor de lo prohibido frente al oscurantismo de una historia represiva.

 El curita que abre el post no obstante seguirá intentando vender calendarios con la imagen de la virgen que pocos le comprarán. Seguro que a él no le inquieta esta campaña atea. Quizás sea una nueva encarnación de Nazarín, ya vetusto, y el dinero que saca con los calendarios sea para ayudar a los inmigrantes de su parroquia. 

martes, 6 de enero de 2009

Gaza


He estado en la cabalgata de los Reyes Magos en la plaza Cataluña de Barcelona. Ha sido una simulación efectista, con muchas luces. Representa la visión bienpensante de nuestra sociedad. No han faltado las referencias a otras culturas como  la africana con una colección de personajes-máscaras con claro aire negroafricano. Es lo que más me ha gustado, pero todo tenía para mí una impresión de fabulación infantil que me sumía en una cierta tristeza y esperaba que todo se acabara ya. La presencia de la guardia urbana a caballo, caravanas de periódicos deportivos, camellos de pega y alguno de verdad me sumían en el aburrimiento. Más con las máquinas limpiadoras que dejan la ciudad impoluta tras el desfile. Todo ha de quedar igual, qué poca alma tiene el pensamiento progresista. Todo perfecto pero perfectamente impostado.

 Mi pensamiento durante la cabalgata se me iba a Gaza. ¿Quién hablaba de la tragedia que allí se está desarrollando? Una tragedia clásica con dos actores que juegan una representación terrible. Hamás y el ejército hebreo. ¿Quién es la víctima y quién el verdugo? Parece una pregunta retórica cuando vemos la proporción de fuerzas que se enfrentan. Uno de los ejércitos más poderosos del mundo con armamente sofisticado, y una ciudad que se enfrenta a ellos con piedras y algunas armas. ¿Quién tiene más miedo? Según el pensamiento oriental, el que ataca es el que tiene más miedo. En este caso, es el estado de Israel. Los cohetes ininterrumpidos de Hamás llenan de miedo a los ciudadanos hebreos. Tienen poca fuerza, pero les hace sentirse vulnerables a pesar de su gran poder militar y tecnológico. Israel tiene miedo, mucho miedo. Vive en medio de un  mar musulmán que le odia, los odian, todos los países que lo rodean desearían su desaparición. Israel es un error de la historia. Lo saben y conocen la tragedia del pueblo palestino, no menor a la suya. Pero no pueden volver atrás porque detrás no hay nada. Prefieren inspirar terror en todos los países que les rodean a ser amados, porque nunca lo serán. Los judíos saben que estén donde estén serán odiados. Es la maldición de su pueblo. Anhelan que esta guerra rompa la columna vertebral de Hamás. ¿Pero lo lograrán? En muchos sentidos es una guerra poética. En el mundo, Israel no suscita simpatías, en España muy pocas. Esta guerra la van a perder porque van a generar un odio tremendo, y no van a poder destruir a Hamás, que se alimenta de la ideología del martirio. Les gustan los mártires, y en esta historia ellos representan como nadie la figura del sufrimiento.

 Hubo un momento extraordinario cuando Isaac Rabin estableció un plan de paz con el movimiento laico palestino liderado por Yaser Arafat. Un fanático judío asesinó a Isaac Rabin y con él se acabó la posibilidad de un arreglo pacífico. Vino luego el psicópata de Ariel Sharon y se levantaron muros de la vergüenza. Palestina no puede subsistir en esas condiciones de ocupación y opresión. Hamás es la explosión de ese odio. Es un movimiento reaccionario, fundamentalista, inspirado en la teocracia iraní. No me produce ninguna simpatía. Es una lástima que la política en el oriente medio esté determinada por el miedo y por el odio. Hay cantidades ingentes de ellos. Entiendo el miedo judío y el odio palestino. No veo solución, pero esta guerra no contribuirá a mitigar el pánico de Israel, e incrementará el odio en cantidades terroríficas. Un gran fracaso del mundo, un fracaso de Israel, un fracaso de los palestinos… Una ópera bufa profundamente trágica que no tiene solución. 

sábado, 3 de enero de 2009

Arroz y pedagogía

He pasado dos días en el delta del Ebro, desconectado de la blogosfera, y aunque echándola de menos, he podido sentir el cielo sobre mi cabeza, el cielo y el río que llega hasta el mar en una desembocadura, si no amazónica, sí bastante hermosa. Dos días encapotados pero de cielos con suficiente luz y nubes para dar lugar a fotos interesantes. He comido dos arroces de la zona, a cada cual más bueno, he visto un molino de arroz tradicional y he aprendido el proceso que lleva al arroz desde la marisma a la bolsa herméticamente cerrada. Siempre he sido un enamorado del arroz. Cuando viajé por Indonesia, Malasia y Tailandia comía arroz para desayunar, para comer y para cenar. El arroz nunca me cansa en cualquiera de sus variedades. He comprado saquitos de arroz bomba y arroz marismas, excelentes para paellas, pero me gusta el arroz basmati, el risotto, la paella, el arroz tres delicias… Me encanta hacer fotos en los arrozales. El cielo se refleja en ellos. En Balí hice fotos sugerentes reflejándose las palmeras en el agua, en un cielo tornasolado de colores violetas, amarillos y verdes. Creo que pertenezco a la cultura del arroz… 

Pienso en mi alumnos. Me encantaría invitarlos a una gran paella en el delta del Ebro. Hablaríamos de leyendas africanas o sobre literatura. Cada vez me horroriza más la enseñanza impartida en campos de concentración obligatorios. 

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Comienza la función


Señoras y señores, damas y caballeros, niños y niñas, buenas noches o buenos días, según sea la hora en que entren en este blog. Soy Joselu, el propietario de esta casa, y esta noche o esta mañana quiero darles la bienvenida. Cuando me dediqué a profesor abandoné otra vocación, bueno fueron varias vocaciones pero de eso hablaremos otro día. Me hubiera gustado ser payaso o clown que también es bonito. Me hubiera gustado llevar una vida trashumante montado en un carromato pintado alegremente. “Joselu, el pentapayaso y su compañero Tonito. Un payaso siempre necesita un compañero. El payaso rojo y el payaso blanco, el supuesto tonto y el supuesto listo. Estudié para payaso y practiqué la commedia dell’ arte. Me especialicé en el personaje de Pantaleone, vestido de rojo, con una capa negra y un sombrero de ala ancha. Llevaba colgando una bolsa, porque Pantaleone era un poco tacaño. Venía Colombina, la chica de Arlequino,  y me ponía a cien. ¡Cómo me gustaba aquella zagala! Perdía el oremus por ella. Y Colombina se aprovechaba y siempre me sacaba unas monedas… 


Me encantaba el teatro de máscaras. La máscara te transforma, pero tú debes hacerla vivir. La máscara del payaso se la crea cada uno. Eso y una nariz, ya es suficiente para salir al mundo con unos grandes zapatones y muchas ganas de provocar sonrisas y carcajadas.

 Quiero en estas fechas desearles lo mejor, que se lo pasen bien… Lo de Palestina me duele en el alma. No sé muy bien qué decir y no querría ponerme trascendente en esta noche de jolgorio y serpentinas. 


Este post va dedicado a todas las Colombinas y Arlequines, a los payasos blancos y rojos, a todos los que en algún momento de vuestra vida habéis soñado con la libertad de tener el cielo por encima de vuestros ojos y sentiros arropados por los focos en un momento solemne y decisivo, el momento en que decimos: Hola, señoras y caballeros, niños y niñas… Comienza la función.

Feliz 2009.

 Da igual ser un poco tópico esta noche, porque igual de tópico es ser tópico o antitópico. Y esta noche tras los festejos practiquen lo mejor de este mundo, ya me entienden. Se lo recomienda Joselu



martes, 30 de diciembre de 2008

En el camino del Norte

En el año 2000 volví a hacer el camino de Santiago, pero esta vez por la ruta del Norte partiendo de Bilbao hasta Santiago y pasando por Portugalete, Castro Urdiales, Laredo, Santander, Comillas, Unquera, Llanes, Ribadesella, Sebrayo, Gijón... hasta que el camino confluye con el otro -el Francés- en Arzúa. En esta foto, tomada por mí mismo, mientras caminaba por la playa de Laredo, se ve el movimiento de mis pies descalzos y el batir de mi bordón. Ser peregrino es una de mis vocaciones. Cuando llegas a Santiago y te preguntan si quieres volver a la vida normal, uno no puede menos que contestar que ¡¡¡no!!! No quiero volver a la vida del trabajo, quiero caminar como  un cómico de la legua con el sol y el cielo sobre mi cabeza. Cuando camino me siento un pícaro y mi encuentro con otros peregrinos nos lleva a compartir un trozo de chorizo y un pedazo de queso con una hogaza de pan. Ultreya. 

lunes, 29 de diciembre de 2008

Molinos de agua

En Galicia y Asturias se conservan diversos molinos de agua -llamados aceñas-. El agua del río impulsa unas palas que generan diferentes fuerzas que llevan a funcionar batanes para golpear y suavizar los tejidos ásperos, moler el trigo o producir electricidad... Es un gozo pensarse viviendo en aquel tiempo como encargado de una aceña, siempre entre la corriente de agua saltando gozosa y creando energía. Esta foto está tomada en la finca Galea (Lugo) en agosto del año 2000 y siempre me ha fascinado por haber captado el agua en movimiento, revelando la intensa fuerza hidráulica que lleva a funcionar múltiples ingenios. El lazarillo de Tormes nació en una aceña a orillas del río que lleva su nombre. Su padre era molinero, y estos tenían una fama pésima de ladrones que llevó a crear una tradición de coplas sobre ellos y sus artes birlatorias. 

domingo, 28 de diciembre de 2008

Las dunas de Corrubedo

Valle Inclán (que dios tenga en su gloria) cita en algunas escenas de Las comedias bárbaras las dunas de Corrubedo. Es una zona declarada parque natural situada en A Coruña, entre el cabo de Corrubedo y la punta de Couso en la comarca de Barbanza donde se sitúan numerosas leyendas como la de la mítica ciudad de Valverde, inundada bajo las aguas. Allí llegué en diciembre de 1993, tras concluir el Camino de Santiago. Estaba eufórico. Subí a las dunas bajo un cielo tormentoso entre los juncales. Antes había comido pulpo en A Coruña bañado con vino turbio invitado por mi primo, un borrachín de tomo y lomo. Me dejé llevar por él. No en vano había caminado 750 kilómetros para pegarme ahora sí, un exceso. En lo alto de las dunas de Corrubedo, me erigí en un modesto personaje de Valle (¡qué más hubiera querido!) y mis manos se alzaron al cielo disfrutando gozosamente de la vida.  

sábado, 27 de diciembre de 2008

Amanecer

Dormía en una pensión del Algarve, en Faro, en diciembre de 1991. Me desperté con ganas de ir al lavabo y subí por unas escaleras que descubrí en el pasillo. Éstas daban a una terraza donde había ropa colgada y varios  aguamaniles. Aquella escena me pareció de película de Fellini. La realidad a veces es misteriosa y nos evoca imágenes casi fantasmales. Me imaginé a una muchacha vestida de blanco deambulando por entre estas sábanas tendidas e inclinándose sobre uno de los aguamaniles con su larga cabellera cayéndole por los hombros.  Con mi Olimpus XA, que compré en Singapur y que perdí en Atenas dos años después, le hacía una larga serie de fotos. Sus ojos verdes, como salida de una leyenda de Bécquer, quedaban reflejados en esta espectral toma al amanecer. ¿No notáis su presencia?

viernes, 26 de diciembre de 2008

En la arena

No los conocía, pero en ellos vi esa relación maravillosa que existe a veces entre padre e hija. El bracito de la niña se apoya con una gran ternura sobre el cuello de su papá. Ambos miran el mar. El padre es el punto de referencia de la hija, su primer amor, hasta que la vida haga que las relaciones se redimensionen y la niña busque en otros hombres claves de su existencia. ¡Qué hermoso es mientras dura! Esta era la playa de Laredo (Cantabria) en un paseo que di por ella en agosto del año 2000. La niña tendrá ahora catorce años quizás. Fotografiar es siempre un acto misterioso y mágico. ¿Qué mirarán ahora padre e hija? Es tan hermoso mirar el mar juntos...

jueves, 25 de diciembre de 2008

Las grietas de la realidad

Me gusta pasear por zonas abandonadas, con caserones medio derruidos, con ventanas apuntaladas y que se haya producido el rito del paso del tiempo. Recuerdo que mi padre me llevaba cerca de Zaragoza a las ruinas de un castillo abatido por los siglos. No tenía un gran valor artístico, pero él siempre me recitaba algún fragmento de la Epístola a las ruinas de Itálica de Rodrigo Caro: Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora/campos de soledad, mustio collado, /fueron un tiempo Itálica famosa. Las grietas del tiempo son grietas en nuestra realidad. Nos devuelven la imagen de nuestro pasar como caminantes por este mundo. Me gusta fotografiar paredes desconchadas, mamposterías caídas, teatros abandonados, ventanas desgastadas... y siento como me invade la melancolía, pero luego inevitablemente me voy a alguna taberna del camino y me bebo un vaso de buen vino para celebrar que estoy vivo. ¡Qué bello es vivir y qué aburrido estar muerto!

miércoles, 24 de diciembre de 2008

La mirada

Esta foto hay pocas probabilidades de que la vea alguien celebrándose hoy  la noche más especial del año. Pero por si acaso la ve algún insomne, he de explicarle que fue tomada en el carnaval de 1994. No vemos la mirada de la chica pero la podemos ver reflejada en los ojos del chico. No cabe duda de que están enamorados. ¿Qué será de ellos? Imaginemos que él se reconoce aquí sin saber que fue fotografiado hace quince años. El misterio del tiempo. Este instante fue congelado con toda su carga de sentimiento. Un microinstante de felicidad, menos de una centésima de segundo, fue suficiente a mi cámara Minox para captar la esencia del amor. Ojalá que sigan igual de enamorados. Brindo con cava por ello. Feliz noche. 

martes, 23 de diciembre de 2008

Descubierto

Es la feria de pins que se celebra los domingos en Arc de Triomf en el centro de Barcelona. Varios tenderetes se montan para compartir esa pasión que se inició en España con las olimpiadas. Estaba fotografiando el ambiente y entre la gente hice una fotografía justo en el momento en que el muchacho había descubierto mi cámara Minox analógica con la que iba a todas partes. Siempre he considerado esta fotografía como una de mis preferidas. La he buscado durante un buen tiempo hasta que la he encontrado entre los viejos álbumes. Fue en 1994 cuando yo llevaba un pañuelo palestino y una gorra roja, y sacaba a mis alumnos a la calle con un ataúd, vestidos de negro y con velones encendidos, recitando las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique

lunes, 22 de diciembre de 2008

Pureza de líneas.


Esta foto fue tomada en el sur de Portugal, en Albufeira, en el invierno de 1994. Allí nos recluíamos para pasar las navidades alejados de las grandes celebraciones familiares. El Algarve en invierno es una maravilla. Leía El libro del desasosiego de Fernando Pessoa, y me deleitaba con la atmósfera humana y cordial de uno de los países más cálidos y hermosos que se pueden visitar, siempre con ese sentimiento de melancolía que impregna las calles, las fachadas, la música, las conversaciones... Frente a la rapidez del ritmo español, la pausa y humanidad del portugués. Dicen que los portugueses tienen siempre en su interior esa melancolía profunda que les lleva a mirar el mar por donde marchó el rey Sebastiao un día y ya no volvió de una incursión militar.  

domingo, 21 de diciembre de 2008

El encuentro

Durante estas fechas de Navidad, iré publicando algunas fotografías analógicas de mi archivo fotográfico. Las escanearé y las colgaré cada día en el blog a las diez de la noche. Ésta data de 1999 y supone el encuentro entre mi mi hija mayor Clara y Lucía nacida días antes. Su cruce de miradas siempre me ha fascinado. Supieron que a partir de entonces la una estaría ligada a la otra para bien y para mal. El mundo había cambiado inevitablemente y ya no estarían nunca solas para jugar o para discutir como las oigo ahora. Parece decir Clara: Bienvenida, y Lucía le contesta: me alegro de que estés aquí. Espero que me cuides. La tiene en sus brazos con ternura. Un dedo de la madre se ve en primer plano, ayudándola a sostenerla. Esta foto está tomada en el hospital donde nació Lucía con una antigua cámara Canon AT1 manual. 

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