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lunes, 1 de agosto de 2022

Abajo las estéticas sexistas



Tras un largo silencio bloguero quiero aparecer inopinadamente en pantalla para explicar en que estoy ahora. Probablemente os habéis sorprendido por la foto que hay arriba pero tiene su explicación. El ministerio de Igualdad que dirige mi amiga Irene Montero quiere lograr la visibilidad de los cuerpos femeninos en cualquiera de sus morfologías sin que exista de base un cuerpo perfecto, esos que llamamos diez y que solo son logrados con Photoshop. En base a esto, y dándole la razón, yo he propuesto una campaña colateral para la reivindicación asimismo del cuerpo masculino en cualquiera de sus también morfologías. Aquí hay unas bellas y estéticas barrigas que se pueden ver como la plasmación del cuerpo del hombre en su maravillosa multiplicidad. Se acabó satirizar a viejos calvos y barrigones, cuarentones o cincuentones o incluso sesentones. Aquí los traemos como una propuesta asertiva porque no hay criterios uniformes de belleza, ni cuerpos diez tampoco en los hombres. Tener barriga es bello. Dejemos ya de depreciar a los que tienen un torso no olímpico y desdeñemos cualquier criterio de belleza que haga de menos a cuerpos que aspiran a su visibilidad. No hay hombres gordos, ni bajos, ni calvos, ni sebosos, ni que tengan un solo huevo -otro tipo de belleza- que no puedan ser admirados en su estética por unos ojos desprejuiciados y justos. La belleza de la mujer es múltiple así como la del hombre, y ambos son promovidos por el ministerio de Igualdad. Yo por lo menos he enviado la propuesta a Irene y espero su aprobación para que aparezca en campaña esta imagen que sí que está libre de derechos de autor y autorizada la publicación. Ya no hay “viejos verdes” ni gordos sebáceos. Propongo que se haga un póster al respecto para reivindicar la diversidad de la belleza que estalla en su prodigiosa alteridad en hombres y mujeres. Cualquier mujer o trans puede aspirar a gozar con el cuerpo de estas maravillosas formaciones ventrales fruto del buen yantar o de la cerveza. Se acabó bromear con clichés de poco gusto sobre las formas masculinas. Cualquier mujer puede sentirse orgullosa de admirar esta polifacética gallardía y apostura si es capaz de revisar sus prejuicios, y es que ligar con un hombre gordo, calvo y bajo debe ser reivindicado como algo gozoso y multicolor. ¡Abajo los prejuicios y las bromas sexistas!

miércoles, 10 de marzo de 2021

¿Qué significa ser mujer?


Ayer o anteayer la líder feminista Cristina Almeida reivindicando su aspiración a que las mujeres mandasen en lugar de los hombres, dijo que en tal caso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, sería capaz de ser “más mujer”. Yo me quedé boquiabierto porque no sabía que se podía ser más mujer o menos mujer, pensaba que se era mujer o que no se era. Pero, indagando me di cuenta de que las teorías de algunas direcciones de las ciencias sociales han abolido la noción de sexo masculino y femenino y lo han sustituido por “género” para después, tras sesudas disquisiciones, llegar a la conclusión de que el género no existe, que es un constructo social, tal como la raza. De tal modo, hay personas que nacen con pene o con vagina pero eso no significa que sean hombres o mujeres porque son una tabula rasa que se va construyendo. Una persona llega a ser mujer por decisión propia no por la biología. Y es mujer si acepta unos presupuestos ideológicos del feminismo que aspira a la toma del poder mundial en detrimento de los hombres. Es la idea de que el futuro es mujer, o el logotipo de un puño con el símbolo feminista. Si se es de derechas no se es mujer completa, se tiene vagina pero eso no significa que se sea mujer integralmente porque la mujer se hace. Y ser feminista es abrazar una ideología que no solo busca la igualdad y la no discriminación sino la supremacía de las mujeres feministas respecto a los hombres. Mujeres con conciencia de ser mujeres. Por eso, la filosofía trans en que hay hombres que “deciden” ser mujeres y es su decisión la que cuenta, no la biología porque esta es superada por la cultura. Así hay trans que atacan virulentamente a mujeres que solo son mujeres por la biología y no por sus convicciones político-ideológicas. 

 

Uno se plantearía que Angela Merkel por ejemplo sería un caso de mujer exitosa que debería ser un icono para las feministas porque ha liderado brillantemente su país durante dieciocho años y se ha retirado con una aprobación general de haber sido una gran dirigente. Su despedida fue avalada por seis minutos de aplausos y también con muestras de afecto en las calles. Pero Ángela Merkel no es una mujer en el pleno sentido de la palabra según el feminismo porque no milita en él, no ha hecho profesión de fe feminista. Es una “abeja reina”, una mujer biológica que ha triunfado en el mundo de los hombres, tal como lo fue también en su tiempo Margaret Thatcher o Benazir Bhuto en Pakistán pero eso no basta. Sobre las “abejas reina” o mujeres que tienen éxito sin profesión de fe feminista hay un abrumador escepticismo si no desdén. 

 

Cuando veo el símbolo feminista del puño comunista con el logo feminista, me produce un íntimo desasosiego porque es eso lo que están construyendo aunque a las almas ingenuas y simples solo les hablan de igualdad y no discriminación, y miles de mujeres son progresivamente modeladas para convertirse en peones de una lucha supremacista que concederá a las mujeres todos los derechos y los hombres serán supeditados como un género inferior en su planteamiento de lucha política. Este planteamiento viene de las ciencias sociales y la llamada interseccionalidad que propugna que sean los que han padecido discriminación por su género –que no existe-, raza –que tampoco existe-, cultura, su orientación sexual los protagonistas revolucionarios. Es decir, este bloque que busca la hegemonía -un concepto marxista de Gramsci- son las mujeres maltratadas por una sociedad de hombres, los inmigrantes explotados, los homosexuales y lesbianas, los bisexuales, los que no se sienten de acuerdo a su biología, los trans, los/las queer, los negros… La dicotomía entre explotados –los trabajadores- y los explotadores –los capitalistas, la iglesia, el ejército, el poder- ha sido transmutada en otra contradicción diferente teniendo en cuenta que muchas veces son los trabajadores los que son más machistas, homófobos o transfobos. Lo increíble es que buena parte de la izquierda está abandonando a los trabajadores que se sienten más arropados por VOX, el Frente Nacional Francés o el mismo Trump que tuvo más de setenta millones de votos… 

 

Esta es la nueva revolución pendiente. 

 

Para el/la que quiera saber más de la cuestión le recomiendo la lectura de El día del ajuste de Chuck Palahniuk con el fondo de una revolución en USA donde se crean tres estados, uno para negros (Negrotopía, uno para gays (Gaysia) y otro para blancos (Caucasia), llevando al límite las contradicciones neomarxistas en la sociedad americana. Otro libro sumamente interesante es La masa enfurecida: cómo las políticas identitarias llevaron al mundo a la locura de Douglas Murray. Otro libro basado en el mundo estrictamente científico frente a las alucinaciones de las ciencias sociales sobre la cuestión de las diferencias sexuales es el siempre interesante La tabula rasa de Steven Pinker de comienzos de los años dos mil. 

martes, 18 de diciembre de 2018

El feminismo y el MGTOW


Son tiempos en que el feminismo ha cobrado una fuerza sorprendente en el mundo occidental. Se ha consagrado como una ideología predominante en la orientación política de nuestras sociedades y ha emergido como una fuerza determinante en el modo de concebir nuestra realidad de género en la que las mujeres se ven sometidas al poder de los machos en muchos ámbitos como ha evidenciado el movimiento Me Too en el mundo del cine que ha supuesto el procesamiento y el cuestionamiento de muchos hombres todopoderosos hasta no hace mucho. Es la palabra de las mujeres la que condena a hombres por abusos de todo tipo. Simplemente un I believe you! es suficiente para dar crédito al testimonio de cualquier mujer que se vea abrumada por el poder masculino, el heteropatriarcado, que ha creado una sociedad en función de los hombres y la mujer es una especie de complemento o adorno al que no se le da el valor que tiene frente a los machos que son siempre los que quedan en el lugar evidente y notorio. Estos son ahora cuestionados en muchas de sus facetas, y las leyes se adecuan a esta nueva visión que considera a la mujer siempre víctima del heteropatriarcado. Los jueces dan la razón a la mujer, y la custodia de los hijos, se quedan con el piso en común y el hombre se queda fuera. Cualquier acusación contra un hombre lo pone contra las cuerdas y no se le concede el valor constitucional de presunción de inocencia mientras no se demuestre lo contrario. Las mujeres se empoderan y se ve el lenguaje como ideología de género y se quiere transformar para que sea inclusivo aunque sea en contra de la sintaxis y la coherencia de la lengua, que se presupone esencialmente machista. 

Paralelamente a esto, el hombre, el varón, está en crisis, y muchos empiezan a sentirse desprotegidos ante el creciente poder de las mujeres que los convierten en sospechosos y culpables sin juicio de por medio. Se enjuicia toda la literatura del pasado y no hay autor que no sea considerado como ejemplo de heteropatriarcado y se condena a autores hasta ahora considerados como geniales y sobresalientes. 

La ideología de género está creando una gran transformación de la sociedad a muchos niveles, pero también una fuerte depresión en el modo de sentir de los hombres que se ven reos de crímenes sin necesidad de pruebas. Ser hombre es ya de por sí sospechoso, y los más sospechosos son los que se muestran como solidarios de las mujeres y empiezan a decir “nosotras” en una reunión cuando hay tanto mujeres como hombres. Las falsas solidaridades son también sospechosas. 

Sin embargo, por el otro lado surge otra ideología de género enfrentada al feminismo, me refiero al movimiento MGTOW (MAN GO TO OWN WAY) detestado por las feministas porque se plantea lisa y llanamente “pasar” de las mujeres y reforzar la masculinidad, entendiendo que los hombres son educados por las mujeres para satisfacerlas, para conseguir su aprobación, y se crea inconscientemente la imagen del hombre protector que termina totalmente dominado por el universo femenino que no está –ni lo ha estado nunca- tan indefenso como se supone. Las mujeres –dicen los MGTOW- gobiernan el mundo en la sombra. Ellas son las que eligen, dominando a los hombres por el sexo, por su deseo de ellas, y los llevan a aparearse, crear una relación estable, luego una familia, y el hombre termina trabajando para ellas y para sus intereses. Y cuando no interesa es desechado y abandonado. Las mujeres eligen a los hombres por su situación económica y se plantean, sea como sea su hombre, cambiarlos, transformarlos para que se adapten a sus intereses. El hombre en el fondo es débil y frágil, y su fragilidad se pone en evidencia en la pareja en la que domina la mujer puesto que es la que domina la relación sexual. En todo hogar hay un miembro predominante y no es precisamente el hombre que se ve subsumido y se pasa la vida trabajando para obtener la aprobación de su mujer. 

Sin embargo, con la crisis de la natalidad –su descenso hasta el crecimiento negativo- hace que la pareja ya no sea un reducto donde haya el proyecto de tener hijos. Esto ya no es mayoritario. Por otro lado, la inestabilidad de la pareja y la ruptura de la mayor parte de las relaciones que se inician al cabo de unos años, hace que la convivencia hasta que la muerte nos separe es un mito en muchos casos. 

¿Es extraño que haya movimientos de hombres –surgidos en los países anglosajones- que se planteen una perspectiva masculina del mundo que no dependa de las mujeres ni de su poder, considerado humillante? ¿Que se planteen vivir solos como hombres sin depender de las mujeres a las que se evitaría? ¿Que vivan el sexo mediante relaciones esporádicas sin compromiso, con prostitutas a las que se sabe qué se les está pagando o con muñecas de silicona, ya algunas con inteligencia artificial?

En una de las peores distopías que uno pueda imaginar, se abre la escenografía de un mundo con hombres y mujeres separados, cada uno viviendo su propia ideología de género al margen del otro sexo y apenas reproduciéndose porque los hijos, sea por deterioro del material procreador, el semen, o por la propia crisis de la relación entre hombres y mujeres, la haga difícil o imposible. 

Hay una película de Alfonso Cuarón que se titula Hijos de los hombres, es una distopía muy alarmante de un mundo donde no hay niños y hay un permanente estado de guerra civil con la presencia de inmigrantes como sensación amenazadora. 

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