Páginas vistas desde Diciembre de 2005




viernes, 30 de octubre de 2020

Saldremos no mejores sino más obedientes

 


Han sido dos días intensos de caminata. El primer día fueron cuarenta kilómetros y el segundo veinticuatro. De Cornellà a Calafell atravesando la sierra del Garraf, llegar a Sitges, dormir en un hotel barato y a la mañana siguiente seguir por la costa hasta mi destino incumpliendo la ley de confinamiento en el municipio según fue publicada después de que yo hubiera salido cruzando las montañas.

En un recorrido tan extenuante, da tiempo de todo. El cuerpo se pone a prueba y afronta el cansancio, si no extremo, sí muy elevado. Me gusta sentir el cansancio, derrota el pensamiento sombrío de mi mente. Tras treinta kilómetros ya no quedan pensamientos en tu cabeza. Solo piensas en el siguiente paso que vas a dar. Y el día va avanzando. Has salido recién salido el sol y llegas cuando se ha puesto. Eres testigo del ocaso. No solo es el cuerpo el que se pone a prueba sino tu mente. El cansancio es espiritual. En el hotel no hay jabón para ducharme, solo una cama y un viejo armario. Tengo frío y las piernas están doloridas. Salgo en busca de un helado. Lo pido para llevar y me lo como en el escalón de la misma heladería. De café y leche merengada. Y qué quieren que les diga, no sienta un helado igual tras cuarenta kilómetros, es otra dimensión la que se abre de disfrute del aquí y el ahora. Paladeo durante unos minutos el helado y me vuelvo a la cama. Tengo frío, no son las nueve de la noche pero ya me pongo a dormir aguantando el ruido de la cisterna y la televisión de una habitación aledaña hasta las dos de la madrugada. Mi cansancio me induce un estado diferente al habitual, estoy como más dentro de mí mismo, me uno al frío que siento y me acurruco en la cama que solo tiene una fina colcha. No recuerdo los sueños de la noche.

A la mañana siguiente, salgo a las ocho. El día anterior fue solitario, en la sierra del Garraf no hay nadie, pero hoy voy por la costa, saliendo de Sitges, y hay bastante gente. Escucho conversaciones y todas son sobre el confinamiento, el virus y las medidas que se han implantado. Tengo veinticuatro kilómetros hasta el destino. Paso por Vilanova, Cubelles, Cunit, Segur de Calafell y por fin, Calafell. Todo, salvo el trazado de Sitges a Vilanova y de Vilanova a Cubelles, es paseo marítimo. Todo está cerrado, todos los bares y arrocerías cerrados. Pienso en la pandemia que nos aflige. Y no entiendo. Todas las pandemias de la historia han tenido un ciclo de desarrollo y han acabado tras dos o tres años. Se extinguen no sé si porque se ha llegado a la inmunidad de rebaño que se dice. Pero esta vez es la primera pandemia de la era de internet e intentamos hacer algo que no se había hecho nunca en la historia: impedir su desarrollo. Entiendo las razones pero pienso que esto va a alargar su extensión. Se quiere una vacuna, algo que no hubo nunca frente a otras pandemias, incluida la de la gripe de 1918-1919. Es un tiempo nuevo pero no quiere decir que lo que estamos haciendo sea lo mejor. Como he dicho, todas las conversaciones que he escuchado, sin excepción hablaban de dicho tema. Alguna mujer decía que había que hacer como en Alemania, todo cerrado salvo colegios y empresas. Me temo que llegaremos a eso y se cerrarán colegios y empresas. Moriremos de violencia en los hogares y de tristeza por el confinamiento pero no por el virus. Pero hay que obedecer. Cuando llego a casa, tras un cansancio muy elevado, por la tarde leo una entrevista a una psicoterapeuta, Adriana Royo, que dice que de esta pandemia no saldremos mejores sino más obedientes. Esto es algo que se me impone. Las sociedades han reaccionado con miedo inducido y los ciudadanos se convierten en policías para denunciar cualquier incumplimiento  con las medidas impuestas. Ya somos más obedientes que nunca. La pregunta del millón es que quién se aprovechará de la sumisión de la sociedad. La pandemia pasará –si la dejamos- pero la obediencia que se ha impuesto y que hemos acatado quedará como modelo que alguien sabrá utilizar. Nunca una sociedad ha sido tan dócil como ahora. El miedo es capaz de conseguir cualquier cosa. Siempre ha habido pandemias, mucho peores que esta, pero los seres humanos no eran dóciles, todavía no vivían atemorizados por el devenir de la vida.

41 comentarios :

  1. Qué gran entrada. Ojalá tuviese ánimos yo para pegarme una caminata de esas, que estoy seguro que tendría ese efecto saludable también en mi. Pero me vence la ansiedad, ese como tener que estar al pie del cañón esperando algo que no sé qué pueda ser, pero que me impide desconectar. Y, sí, no se habla de otra cosa, es paralizante...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hay nada más terapéutico que el cansancio, aligera incluso la ansiedad, te lo aseguro. Solo hay que elegir un recorrido y ponerse a andar una mañana temprano. Las caminatas largas son las mejores. Sin duda, el estado anímico después del esfuerzo es mucho mejor. Algo ha cambiado. He hecho la ruta de los cuarenta kilómetros unas veinte veces, supongo que alguien se preguntará que por qué la hago una y otra vez y no tengo respuesta pero la vuelvo a hacer. Son casi doce horas de extenuación que me dejan aplastado. Tal vez por eso lo hago.

      Eliminar
  2. La humanidad también es desafío y resistencia como ese Joselu andador de caminos que observa y reflexiona. No creo que solo el análisis de una psicoterapeuta sirva para desentrañar una situación tan compleja como la que vivimos. La historia es pendular, hoy obedientes y mañana desobedientes, pero queda bien eso de dar titulares periodísticos, citas cerradas para que se acomoden en el pensamiento de quienes piensan igual. Las pandemias no son comparables porque no es el mismo mundo donde suceden y el resultado será diferente. Más que miedo es desconcierto lo que hay en el ambiente porque parecía algo fácil de resolver y cada vez las perspectivas son peores. Con lo listos que somos cómo no hemos podido resolver este problema, piensan algunas personas que ya no atinan a encontrar la clave de lo que sucederá y deberán hacer un maratoniano esfuerzo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La entrevista es larga y hay reflexiones que no son nada desatinadas. No me gustan los bocazas ni los que solo dicen tópicos. Esta mujer joven piensa bien. En cuanto a lo de la obediencia, pienso que es algo nuevo en la humanidad, y en concreto en España. O por lo menos yo no lo había vivido. El poder, por nuestro bien, decreta cosas que jamás habríamos aceptado en ningún caso y las entendemos y pedimos más. Esto me hace pensar. Ya sé que es por nuestro bien, pero no deja de asombrarme, es un buen motivo de reflexión, no es solo un titular periodístico. La anárquica España es esencialmente sumisa. Esto es nuevo, aunque las conclusiones que cada uno saque pueden ser totalmente diferentes. En cuanto a la pandemia no es mejor ni peor que otras anteriores, pero ahora nos considerábamos inmunes ya a estas cosas, de ahí el desconcierto en la era de internet.

      Eliminar
  3. Mis felicitaciones por la caminata, imposible para mi, operado tres veces del corazón, caminata que da cierta envidia, no lo negaré, a pesar del cansancio que te reporta. Icaro, mi hijo, es otro fenómeno como tu en lo que a caminar se refiere.

    Nos dices: "... y los ciudadanos se convierten en policías para denunciar cualquier incumplimiento con las medidas impuestas..." completamente cierto, tengo varias entradas sobre ello, y mi lectura ya se va ajustando a esa realidad de la que no hay vuelta atrás.

    Me di cuenta del detalle cuando en una ocasión, yendo en moto, salió un cartel de Tráfico que me ponía: Atención, velocidad controlada por radar. Dentro de mi cerebro instanteaneamente saltó la alarma, ya no hay Stops, Alto o Pare, o sea órdenes, porque las órdenes no suelen obedecerse si no hay nadie con uniforme, delante, claro, y que te cause respeto. Hay una señal que te dice que te controlan. ¿Quién, qué, cómo?, el sistema con sus drones, sus cámaras, sus velocímetros y sus ingenios.

    He dicho en alguna ocasión que hemos pasado de obedecer a ser controlados.

    Gustave Le Bon...........Psicología de las masas
    Nietzche.................Mi gran religión
    Ortega...................La rebelión de las masas
    Orwell...................1984
    Canetti..................Masa y poder
    John Carey...............Los intelectuales y las masas
    Lipovetsky...............El imperio de lo efímero

    Un abrazo
    salut

    ResponderEliminar
  4. Grupo Marcuse..........De la miseria humana en el medio publicitario

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nos hemos ido habituando al control, siempre por nuestra seguridad y bienestar; nos hemos acostumbrado a perder nuestra privacidad e intimidad siempre por poder interaccionara con los demás... Creo que los autores que mencionas no pudieron imaginar el grado de control que se ejerce sobre nosotros, se quedaron cortos, salvo Orwell que intuyó bastante atinadamente el mundo que iba a venir... Ahora te advierten siempre que la conversación va a ser grabada aunque nadie entiende qué hacen con ello, pero nos hemos habituado ya a estar controlados y hasta parece que nos gusta. Hay quien ha argumentado que el que no hace nada ilegal no tiene nada que temer y que la dimensión banal de las vidas hace que la observación de que somos objeto carezca de cualquier tipo de amenaza. Salut, Miquel.

      Eliminar
  5. Como siempre, hemos vagado con la misma cadencia sobre tus pensamientos, Joselu. Un viaje exterior y a la vez interior, que nos obliga a mirar a lugares insospechados. Tus reflexiones me han recordado a otros períodos de la historia, durante los que a pesar de no contar con internet, se salió de forma parecida de unos tiempos con peores tribulaciones a éste. "Saldremos más obedientes" como en la posguerra europea. Donde la planificación indicativa se convirtió en el timón para gobernar los países desde el poder ejecutivo. El gobierno organizaba toda la vida económica como lo hizo durante el esfuerzo bélico. A cambio de una seguridad que no deja de ser una quimera, cedemos cada vez más partes de nuestra libertad. Ortega y Gasset, en ese sentido, fue sin duda un visionario.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Soy Sergio Munari, por cierto. No sé por qué me sale el comentario anónimo. Otra vez grande, maestro.

      Eliminar
    2. Me gusta la idea de viaje interior y exterior. Me gusta caminar porque siento el cielo sobre mí, habitualmente encerrado con mi ordenador. Es una sensación diferente ante la que uno se percibe más expuesto y solo depende de su cuerpo, de su estado físico y de las piernas que van quemando kilómetros y sintiendo el cansancio. El mundo se ve de modo alternativo cuando te sientes extenuado y los impulsos, imágenes y conversaciones llegan atenuados porque solo estás pendiente de tu psique y de tu cuerpo. Se mira todo como en una película muy intensa. El cielo, el bosque, el atardecer, el hotel, el frío, el helado, el virus, la mascarilla... Creo que este modo de enfocar la pandemia es tributario de la era de internet. Antes de internet no se habría reaccionado como ahora. No soy un especialista pero es la primera pandemia global unida a la tecnología. Y la tecnología nos hace aparentemente más libres pero no. La banalidad humana es inconmensurable. No somos originales, somos todos trazados por patrones parecidos. Pandemia y redes sociales son solidarios en esta crisis. Queremos, como dices, seguridad a costa de lo que sea. La libertad es una bella quimera más de otros tiempos más fuertes. Hoy somos una legión de acojonados que obedecen, se han acabado los hombres libres, solo aparecen en las series de Netflix y Amazon que sustituyen impulsos anestesiados. Caminar es mi forma de rebeldía, tenue, puede ser, pero entonces no me siento aplastado por la tecnoburocracia. El hombre que camina, homo viator, sufre pero tiene la oportunidad de sentirse libre. Yo era libre caminando por la sierra del Garraf, todo era aquí y ahora. Si me daba un ictus o me torcía un tobillo sería casi imposible salir de allí. Que les den. Ortega si fueran alemán en otro lugar se lo consideraría. Los españoles solemos cagarnos en nosotros mismos. Raza de parias que se desprecian a sí mismos. Odio a los maestros.

      VOMITAD SOBRE LOS VIEJOS MAESTROS

      Eliminar
  6. Pones tantas cosas interesantes en esta entrada que no sé bien por donde empezar. Creo que el cansancio y ese estar a solas con uno mismo en una buena caminata, admirable tu resistencia por cierto, te hacen conectar más contigo mismo, con quien eres realmente.
    Y el miedo, que ahora campa a sus anchas por todas partes, siempre ha sido un arma poderosa. Sospecho también que en las circunstancias en las que nos encontramos, se puede usar astutamente para que aceptemos aquello que de otra forma nunca hubiésemos permitido.

    Un abrazo Joselu, y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Añado algo más, saldremos más obedientes si nos creemos todo lo que nos dicen que hacen por nuestro bien, pero siempre queda la posibilidad de aceptarlo, no hay otra, sabiendo la intencionalidad que hay detrás de todo ello. Librepensamiento decía mi apreciado Jose Luis Sampedro.

      Eliminar
    2. Hay un ensayo de Peter Handke que se titula Ensayo sobre el cansancio. Lo he leído varias veces y da forma a mi concepción del mismo. Extenuarse es prodigioso. Te libera de tu mente. En la vida cotidiana estás atado a tantas cosas... pero cuando caminas eres libre, solo dependes de tu cuerpo. No quiero que pase mucho más tiempo antes de mi próxima caminata. Normalmente no llevo una vida muy sana, pero se reservan mis piernas y mi psique para caminar. Soy afortunado. Solo el cielo por encima de mí, eso es caminar.

      En cuanto al miedo, tienes razón, astutamente utilizado sirve para propósitos que ignoramos. Incluso el propio poder lo ignora, pero sin duda tendrá consecuencias. Nos acostumbramos a vivir aherrojados, confinados, atemorizados, aislados de los afectos compartidos. Por nuestro bien, claro está.

      Gracias, Ana, me siento bien por tu mensaje tras tormentas anteriores. Un abrazo.

      Eliminar
    3. Ana, ahora la gente estamos experimentando en nuestra psique la sumisión -puede que no nos lo creamos- pero lo acatamos igual que acatamos el control social sobre nuestra vida. Es irreversible. Los héroes y aventureros libres son cosa del pasado. Hoy ha muerto uno de ellos, Javier Reverte. Por él, por su experiencia profunda. La gente va muriendo y los que quedan somos cada vez más obedientes.

      Eliminar
    4. Siento haber desatado tormentas, pero todo se soluciona sin hay buen fondo.

      Eliminar
  7. Quizas soy raro, pero normalmente siento desconfianza ante todo lo que viene del poder. Defiendo que las leyes sirven, pero también creo que las buenas leyes sirven de guía a los inteligentes y de prohibición absoluta a los imbéciles. Entiéndase con un ejemplo, si vas a 110 kms/h por una carretera y te pones a 130 en un adelantamiento estás incumpliendo la ley, pero es en beneficio de un adelantamiento más corto y más seguro.
    Las leyes deben ser iguales y hacernos iguales, es lo que diferencia a una sociedad civilizada de una entelequia medieval donde el que tiene el poder puede saltarse la ley. Pero hay que prevenir sobre el abuso en el número de ellas y su aplicación.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  8. Complemento, dicen que los buenos generales ganan batallas porque sus soldados obedecen las órdenes. ¿Porque las obedecen unos si y otros no?. Bueno hay muchas respuestas, pero los generales exitosos transmiten a sus soldados la creencia de que obedeciendo las órdenes ganaran la batalla y saldrán vivos y victoriosos. Los malos generales, los que llamaba Julio César, generales de "canapé" (es decir que nunca habían estado en ningún campo de batalla y seguían al pie de la letra el "manual"), necesitan imponer disciplina con violencia continua y castigos repetidos, porque las ordenes que reciben los soldados no les generan confianza y es por eso por lo que les cuesta obedecerlas. Creo yo, que no soy general. Lo de los chivatos, nunca me han gustado, hay algo ruin en ello, en mi opinion.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pienso que es un grave error que en España no haya un general y sí diecisiete subalternos que no se coordinan entre sí y que pretenden tener mando de tropa y ejercer el poder sin tener que rendir cuentas. El otro día Lluís Bosch aducía algo verdaderamente punzante. En Cataluña hay que obedecer a los que hasta hace pocos días defendían la desobediencia. Yo desde luego no confío en el brigada chusquero que tiene mando en plaza por delegación. Si tengo que decidir si confío en los que mandan aquí, la respuesta es obvia. No. Un saludo.

      Eliminar
  9. Excelente travesía. Enhorabuena.
    Respecto a lo que está aconteciendo, como el terremoto de Smyrna y etc.escribiría algo tan desagradable, que mejor no hacerlo pues ni sociedades ni individuos estamos dispuestos a “visitar” voluntariamente nuestras letrinas y quien lo haga sabe de sobra que saldrá “impregnado”. Mejor la playita, preferentemente sin tiburones!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto que los seres humanos prefieren la playita sin tiburones antes que adentrarse en lo amenazador. En un viaje reciente que he hecho a la India, tuve conciencia de ello. Viajé solo y me encontré con muchas cosas que yo había idealizado y que se convirtieron en amenazas y galería de imágenes desoladoras. Salir de la zona de confort es muy complicado.

      Eliminar
  10. Yo solía dar caminatas, pero de un par de kilómetros apenas. Me gustaba hacerlo de noche, aunque no podía hacerlo muy seguido porque vivo en Latinoamérica. Pero la soledad era una sanación. Fue muy emocionante leer esto, me gustaría también hacerlo, salir de Santiago y recorrer la región.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gusta también la soledad de las caminatas, más cuando tienes doce horas para estar solo contigo mismo. Ayer mi mujer me preguntaba que qué pensaba cuando estoy solo tantas horas caminando perdido en la montaña donde una torcedura de tobillo sería peligrosísima por el aislamiento de los senderos por que voy. No le contesté pero escribí sobre ello.

      Eliminar
  11. Hola, Joselu:
    Llego hasta tu blog via JCarlos Montag. Me ha gustado esta entrada y voy a quedarme por aquí zascandileando.
    Sobre tu caminata y la reflexión que en tu escrito haces sobre el comportamiento social -también de rebaño, sí- que estamos teniendo nada que decir. Sólo añadiría que en la lucha contra ella estamos aplicando nuestra típica soberbia que hace que queramos domesticar la Naturaleza a nuestro antojo y eso, como bien dices, quizás haga que la pandemia no dure los dos o tres años habituales sino mucho más. Y quizás también los gobernantes hayan descubierto lo bien que se domina al cuerpo social encerrándolo en el miedo. No sé, no sé..., el tema desde luego da para mucho.
    Felices caminatas futuras, amigo. Me quedo por aquí

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He entrado en tu blog y he leído ese preciso y detallado comentario que haces de La romana que no he leído pero vi hace muchos años la película. Te añadiré a mi blogroll porque me interesan mucho los análisis literarios. Solo decir que conocí a Carmen Llera en la universidad de Zaragoza donde estudiaba filología como yo. Era una mujer tan brillante socialmente como trepadora además de atractiva e interesante. Logro hacerse con la atención en el ambiente político de Zaragoza. Las mujeres nos sacan siempre tres cuerpos de ventaja a los hombres. Sabía lo que quería, eso está claro.

      En cuanto a tu comentario: me ha alegrado coincidir contigo en las apreciaciones que nos sugiere el tratamiento que se está dando a la pandemia y la utilización política que se está haciendo -todo por nuestro bien-. Han sido universales las políticas de confinamiento, distancia social y evitación de contagios. Supongo que en las gripes de los años cincuenta y sesenta -gripe asiática y de Hong Kong que causaron también muchas víctimas, como no existía internet ni los medios de comunicación tecnológico fueron abordadas de un modo totalmente distinto: DOS GRIPES QUE NADIE RECUERDA

      Encantado de que te quedes por aquí, bienvenido.

      Eliminar
    2. Qué interesante el artículo que pones sobre las gripes de los años cincuenta y sesenta, resulta muy llamativo el cambio de actitud político que vemos ahora.

      Buena jornada.

      Eliminar
    3. Pienso que somos mucho más frágiles y medrosos. Además de tener redes sociales y unos canales de información que nos impelen al miedo extendido. Aquellas epidemias pasaron y yo no me enteré. Ahora ha sido una sobrerrespuesta condicionada por un mundo soberbio que no acepta que a veces pasan cosas incontrolables. Los sistemas de salud han sido colapsados, las ucis ocupadas hasta el límite. Pienso que nuestra respuesta -lógica en algún sentido- prolongará la pandemia y creará una sensación de indefensión que nuestra mente de 2020 no puede aceptar porque nos creíamos inmunes a estas cosas. Personalmente soy escéptico en cuanto a las medidas que se están implementando universalmente. Ahora falta por ver si la vacuna que se utilice es realmente eficaz y no tiene efectos secundarios. Yo no seré de los primeros que se la ponga, eso está claro. Buen domingo, Ana.

      Eliminar
  12. Me ha gustado mucho tu entrada, suculenta en sensaciones físicas y reflexiones existenciales, por mor de la cruda realidad que vivimos. Has engarzado con mucha habilidad lo uno y lo otro.

    Me has hecho recordar experiencias propias, en buena medida físicas, que además publiqué en mi otro blog (el musgo escondido), siendo la primera y única entrada (sin actualizar desde el 2011).

    Comentaba mis sensaciones sobre correr kilómetros y kilómetros por las montañas, yo era de esos locos que corría 25 0 35 kilómetros sin parar, durante 5 o 6 por las alturas. Ya no lo hago. Pero he sentido una gran complicidad con tus sensaciones montañeras aunque fueras andando (¡que no es moco de pavo con la kilometrada que te metes!). Decía esto en la entrada:

    “No puedo disociar correr por la Montaña con la soledad y el sufrimiento provocado por el esfuerzo, la soledad es una decisión que escojo voluntariamente, quiero ese momento para mí. El sufrimiento no lo escojo, es inevitable... pero no lo rehuyo, no puedo, no quiero, en la medida que sufres percibes el placer de una experiencia física y mental plena.”

    De ahí que hay tenido mucha empatía con tus sensaciones, ese agotamiento convertido en acto espiritual, muy bien definido por tu parte.

    Y bajando de la montaña a la funesta realidad… uff, casi prefiero irme otra vez corriendo hasta las cumbres.

    El tema de la obediencia es complejo. A uno le confinan en el domicilio y lo acata, como si fuese un estado marcial, pero esa directriz parte de los expertos científicos, ellos lo están recomendando encarecidamente, los médicos, virólogos, etc. Así como usar mascarillas y distanciamiento.

    Los portavoces de esas pautas son los diferentes gobiernos con sus políticos, y eso puede distorsionar un poco el origen de la norma. A los científicos, al menos en España, nunca se les ha prestado mucha atención, han tenido que salir fuera del país para ejercer su oficio, ahora son un sostén imprescindible, y se busca su asesoramiento. (aunque en la Comunidad de Madrid dudo que así sea, con la absurdos argumentos de la inepta Ayuso, hasta da vergüenza ajena escucharla).

    Lo que sí partió, casi exclusivamente, de los políticos fue el desconfinamiento de junio, las autonomías presionaron hasta la médula, a su vez presionadas por los empresarios, especialmente las autonomías dependientes del turismo, para la rápida desescalada. El gobierno dejó hacer porque la cosa parecía controlada, aunque ya había científicos que advertían del peligro de hacerlo “a lo grande”, pero se hizo, todos fuimos a mansalva a las playas, discotecas, chiringuitos, restaurantes, parques, gimnasios, a las calles, conciertos, etc, etc. Así que cuando dieron el pistoletazo de salida… ahí si que fuimos obedientes, salimos en tropel “al monte” sin rechistar.

    Como indicas, es muy posible que esa obediencia asumida la aproveche algún oportunista, a la ultraderecha “le pone” esa sumisión, por ahí cuidado.

    Es verdad que el miedo nos hace dóciles, pero ya estamos viendo grupos que han perdido la paciencia, aunque son jóvenes, pero esos están que se suben por las nubes con todo su tinglado chafado por los cierres y el confinamiento, veremos como acaba el asunto, amigo Joselu.

    Magnífica entrada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siento una gran cercanía contigo al compartir sensaciones al practicar un ejercicio físico que en tu caso era en el límite y en mi caso algo más moderado pero sí lo suficiente para percibir la anatomía del cansancio y la superación mental del mismo mediante la resistencia de la mente. Para mí ha sido un motivo de notable orgullo la realización de esta doble caminata pues entre el confinamiento de primavera que puso fin a las excursiones que había comenzado en febrero y la posterior llegada del verano -en que no me atrevo a salir a caminar por la elevada temperatura- me quedaba este otoño en el que he hecho unas cuantas salidas, que ahora parece que de nuevo se van a truncar por el nuevo confinamiento. Sí, la experiencia que incluye el sufrimiento que no se rehúye como bien dices, es estimulante y de raíz claramente espiritual. Atravieso además una sierra árida y pedregosa llena de palmitos con caminos nada transitados. Me gustaría volverla a hacer en breve. Es un ejercicio adictivo pese al sufrimiento que implica, pero cuando camino tengo la sensación intensa de estar en un cierto límite vital. Me agrada poderlo comentar contigo que lo entiendes perfectamente.

      En cuanto a la situación de la pandemia, tienes razón en todo, no voy a objetar nada, es así. Pero durante la caminata del segundo día cuando todo el mundo hablaba de ello, me venía que otras pandemias que yo he vivido en mi niñez y que fueron más graves que esta, se vivieron sin ningún dramatismo y sin medidas mundiales de confinamiento. Entiendo que en esta pandemia hay algo nuevo y es el modo de enfrentarla que es inédita en la historia y que responde a los tiempos de internet, a una sensibilidad que ha evolucionado profundamente, a una dependencia total del sistema sanitario, a una creencia generalizada de que nosotros éramos inmunes a los virus por lo evolucionados que estábamos, a la relación con la tecnología, con las redes sociales y con el poder. Entiendo que son los virólogos y científicos los que tienen que tomar las decisiones sobre salud social y que los políticos tienen que tomarlas en cuenta, pero algo hay claro: las pandemias forman parte de la historia de la humanidad y suceden, tienen un desarrollo y acaban tras un ciclo en que se produce la inmunidad general. Sin embargo, se oyen voces de que la pandemia ha venido para quedarse, que será recurrente... Yo no soy nadie, efectivamente, pero puedo hacerme preguntas. Ahora estamos metidos en ella de lleno y estamos desconcertados, queremos socializar -lo que es un impulso natural entre nosotros, no somos suecos-. En resumen, comparto reflexiones contigo. Yo siento estas medidas como una mutilación y el impacto a nivel psicológico no es de desdeñar. Se nos dice que durarán hasta mayo -aunque no saben en realidad nada-, y el invierno, con su falta de luz se nos abre como un túnel oscuro sin bares, sin reuniones, sin fiestas navideñas... El primer confinamiento fue algo nuevo, pero este segundo sin duda hará saltar muchos mecanismos de angustia y privación, además de laborales, pobreza... Muchas gracias por tus generosas palabras. Tal vez me anime a escribirte si no te importa.

      Eliminar
    2. Pues anímate, Joselu, me encantará.

      Eliminar
    3. Comparto básicamente la opinión y las reflexiones que realiza Paco sobre este tema. Y seguramente lo que dices también es absolutamente cierto. Ciertamente la sociedad actual está muchísimo más preocupada por la salud de lo que lo ha estado nunca, y el miedo a la muerta es mayor que nunca. Supongo que la sociedad del bienestar y los enormes avances de la sanidad junto a la mayor esperanza de vida ha hecho que la sociedad en general le haya cogido un miedo terrible a morir a los 40 por ejemplo, cuando a lo mejor en décadas no tan lejanas eso era lo normal.

      Por otro lado, realmente la sociedad de la información total en la que vivimos, e información en la mayoría falsa, contradictoria o interesada, ha contribuido enormemente a llevarnos a esta situación absurda y cansina en la que nos encontramos.

      No tengo una opinión clara sobre lo que se tendría que hacer en estos casos. Por un lado leo el manifiesto que me has mandado por Whatsapp y me siento principalmente de acuerdo con lo que cuenta y propone, pero por otro lado analizo y no parece ser lo que recomienda la mayoría de la comunidad científica internacional. Porque en ningún país se han tomado medidas en ese sentido (creo que recordar que en algún nórdico se opto por una opción similar y al final acabaron reculando porque se les iba de madre la situación). En algunas de tus reflexiones me parece entrever que ves cierta intención de los gobiernos en amansarnos, en tenernos controlados, pero a mi eso no me cuadra nada con lo que yo pienso de los gobiernos.

      Los gobiernos, para mí, los controlan élites de multimillonarios de todo el mundo que son los que manejan en la sombra todo, y a esas élites, desde luego, no les debe de hacer ninguna gracias que a la gente se les confine en su casa reduciéndose al gasto a lo mínimo.

      A los dueños de los bares, a los pequeños comercios, a los trabajadores que acaban en ERTES y en el peor de los casos, no les interesa nada, pero a los bancos, y a determinados empresarios del automobil, de la construcción, etc, tampoco les interesa nada, con lo que no acabo de verle mala intención a las formas de llevar esta pandemia. Se han hecho muchas cosas mal e ilógicas, tanto en España, como en Cataluña, como en todo los países en general, pero no creo que para nada la cosa vaya de hacer a la gente más dócil.

      Y por otro lado, no creo que el hecho de que la gente obedezca o no vaya a hacer a la gente más dócil. Igual las nuevas generaciones si que van a llevarse el mensaje de que un momento dado el gobierno te puede mandar en casa. Pero no nos engañemos, nos encierran con un fin que se puede identificar, no se si falsamente o no, como algo bueno para la sociedad en general. Si nos confinasen, que se yo, porque por nuestra calle va a pasar el rey y por seguridad del mismo no se puede salir, estoy convencido que no obedecería ni dios.

      En fin, a lo mejor no he dicho más que tonterias.

      No se, piensa en tu mismo, hasta cierto punto tu has mantenido las recomendaciones, hasta creo que te confinaste dos semanas dentro de tu mismo piso, ¿te notas más dócil o manso después de esta experiencia?.

      Lo mismo puede decir yo, más o menos he obedecido en todo, no he aplaudido nunca porque eso si que me ha parecido borreguismo máximo, pero he respetado lo mínimo que se ha pedido, y para nada creo que me haya vuelto una persona más controlada o mansa.

      Tu caminata genial!!!! La próxima vez te tienes que quedar a dormir en un monasterio budista que hay en medio del Garraf, no se si puede dormir allí, igual sí.

      Seguro que lo conoces, aunque no creo que te pille de paso y, además, desde el mismo la distancia hasta Calafell tiene que se mucho mayor.

      Me ha parecido una experiencia genial y admiro las ganas de hacer retos nuevos.

      Un abrazo!!!.

      Eliminar
    4. La ruta de Begues a Sitges que pasa por la Plana Novella y el monasterio budista es diferente a la que he hecho que va por La Morella. He ido por la primera muchas veces pero ahora prefiero la segunda. En cuanto a dormir en el monasterio budista no sé si será posible pero seguro que sería carísimo. Los monjes viven montados en el dolar. Hacer un retiro de una noche con aprendizaje de meditación es carísimo. Esto es eurobudismo más que otra cosa, no lo veo serio. Me atrae más el zen o el vipasana.

      En cuanto a lo que está pasando yo lo veo muy raro, muy raro. No sé qué intereses hay en ello ni qué quieren. Se me escapa, pero yo lo intuyo muy peligroso. No me gusta el sometimiento que han conseguido con una lógica que yo considero errónea y que va a llevar a la sociedad a una crisis con consecuencias devastadoras. El charcutero de mi barrio lo tiene clarísimo y lo ve como la mayoría. Todo cerrado durante seis meses. Ni bares, ni cines, ni escuelas, ni superficies comerciales, solo su negocio de alimentación y otros abiertos. En todo esto hay algo que no me cuadra.

      ¡¡¡ Un abrazo!!! Me ha hecho mucha ilusión leerte.

      Eliminar
  13. ¡Una gran caminata!Creo que el cansancio y la soledad son enemigos de nuestra adicción al pensamiento. Por cierto hay un libro del mismo nombre que te recomiendo. Su autor es Pedro Jara.
    Volviendo al tema, por las noticias me entero de que ya comienzan desórdenes motivados por reacciones ante las medidas de la pandemia. Creo que estamos entrando ya en la fase en que se empiecen a extender y aprofundizar los efectos económicos asociados a la pandemia. Las revueltas más o menos generalizadas se volveran cosa de todos los días. Eso de no comer, de no poder pagar una hipoteca...etc pone de muy mala uva y la gente ya empieza a estar cansada. Se nos dijo, de forma suicida que habíamos vencido al virus y simplemente es que no le dejábamos jugar. La "desecalada" y la vuelta a la "nueva normalidad" se hicieron con gran despreocupación y premura por parte de las autoridades y a galope por parte de un sector suficientemente grande de ciudadanos. Ante un nuevo virua como es este tenemos poco arsenal, aparte de las impopulares medidas de "reducción de la movilidad" y de la libertad. Hay otra opción no tomar medidas, aunque eso sí habria que comprara masivamente morfina para "agilizar el tránsito" de los ancianos y otros pacientes sensibles al virus. Mor´ran muchos, pero seran fundamentalmente ancianos y no se colapsará el sistema de sanidad, como lo está haciendo. Se han suprimido intervenciones quirúrgicas programadas, salvo las urgentes, por ejemplo.
    Vivimos en una sociedad muy sofisticada con multitud de servicios y que además nos proporciona multitud de caprichos impensables hace años, no tantos.A mayor sofisticación mayor complicación en su mantenimiento y vemos como un virus, con las propiedades adecuadas y con una letalidad no muy alta es capaz de desetabilizarla...
    Respecto al control, entiendo que irá a más. No sólo por el virus, a mayor complejidad de la sociedad y mayor número de individuos, mayor control y no sólo político. La publicidad es control. Los medios de comunicación son control, las leyes y reglamentos son control y por si fuera poco la tecnologia digital, internet y sus excrecencias son control (en los que el ciudadaano colabora alegremente dando sus datos). Es lo que hay. Posiblemente la otra opción en el nivel que estamos sea el caos y no es que me guste el control.
    Recordemos, que después , o la vez de la pandemia, viene una crisis económica que nos va a hacer añorar estos momentos, y algo más tarde y gradualmente los efectos del cambio climático nos empezarán a afectar de forma dramática. Con lo cainitas y manipulables que somos, no tengo ningún interés en vivir esta época que se avecina.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He buscado en Amazon el libro de Pedro Jara, Adicción al pensamiento, y está agotado. Yo soy uno de esos adictos, me gusta estar pensando todo el día y escribir sobre ello. Sin embargo cuando llevo veinticinco o treinta kilómetros encima hay un cambio al respecto, como bien dices, y es que el pensamiento se agota. Estás tan extenuado que dejas de pensar. O a veces estás tan pendiente del terreno accidentado por el que pasas -te juegas el físico: una torcedura de tobillo en esas soledades sin cobertura puede ser muy peligrosa-, hace que estés viviendo plenamente el aquí y el ahora. Hay una sucesión muy interesante de estados de ánimo en la caminata que abarca todo un día, desde la salida del sol hasta su ocaso. Lo curioso es que va unida al sufrimiento físico pero el cansancio que te domina es estimulante de resortes que no son habituales y te descubres en facetas que desconoces de ti mismo, habituado a tu vida frente al ordenador y los libros. Solo tengo ganas de seguir caminando, aunque haga la misma caminata -que ya he hecho más de veinte veces-. Es un rito, una repetición ritual, una ceremonia iniciática, un descubrimiento espiritual. Te escribo la respuesta a la otra parte del comentario en otro mío.

      Eliminar
    2. Si paseas por el centro de Barcelona, la mayoría de tiendas y comercios están cerrados, pero no por la pandemia sino porque la ciudad está vacía de turistas. Ahora se une el cierre de bares y restaurantes, además de superficies comerciales de más de ochocientos metros -la mayoría de las franquicias-. Ver Barcelona muerta es desolador. Como bien dices, estamos viendo la segunda parte del efecto de la pandemia, la crisis económica, además de los desórdenes psicológicos motivados por la pobreza, los desahucios, el hambre -aumentan las colas cada día en las asociaciones sociales que dan comida-, el paro -de miles y miles de personas del ámbito de bares y restauración-, la tristeza por las negras perspectivas... El primer confinamiento fue hasta divertido y hasta aplaudíamos en los balcones festivamente; este segundo va a ser muy negro. Y en perspectiva unas navidades que no se celebrarán en familia... Va a ser muy duro. Yo me iba cada mañana a leer a un bar y me estaba dos o tres horas leyendo, me gustaba. El encierro en casa y el cese de sociabilización puede ser dañino a nivel mental. La angustia y la ansiedad van a aumentar.

      Dices que hay un dilema: si intervenir o no intervenir. Otras pandemias se han vivido sin intervenir -la gripe asiática y la gripe de Hong Kong en los años cincuenta y sesenta-. El mundo era diferente y se vivieron a pelo. Hubo centenares de miles de muertos, millones, pero no se paralizaron las sociedades. Ahora hemos reaccionado de un modo diferente. Queriendo evitar el dolor -lógicamente- puede que lo estemos prolongando. Pero yo no soy nadie para dar soluciones. En cuanto al poder, son tiempos convulsos. Las redes sociales han hecho mucho para estupidizar a las sociedades. Si alguien hubiera querido acabar con la democracia las habría inventado. Ciertamente, mi mirada es tenebrosa como la tuya, pero veo a mis hijas -de 21 y 23 años- tan luchadoras, tan positivas, tan naciendo al mundo profesional que me doy cuenta que la oscuridad del pensamiento va asociada a la edad, es una marca de la edad. Leo estos días los diarios de Tolstoi -en su etapa final- y descubro a un Tolstoi viejo, incapaz de comprender el mundo que está naciendo, achacoso, lastrado por sus propias convicciones cristianas pero el mundo nuevo nació con dolores de parto y desembocaría en dos guerras mundiales -que fue una sola-. La vida sigue, los desafíos a que nos enfrentamos son muy difíciles pero la humanidad sobrevivirá de un modo u otro. Espero que Joe Biden gane las elecciones en USA, sería un buen comienzo.

      Eliminar
    3. El libro está en Amazon Kindle y creo que tb en casa del libro.
      Un abrazo

      Eliminar
    4. Ya lo he visto, no está en formato papel pero sí en kindle. Un abrazo, gracias.

      Eliminar

Comentar en un blog es un arte en que se recrea un punto de vista razonado, emocionalmente potente.

Selección de entradas en el blog