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miércoles, 29 de julio de 2020

Un título que moleste lo menos posible para no incomodar al personal


Estos días mi hija, que estudia enfermería, lee un libro que le regalé, Cuando el final se acerca, de Katryn Mannix del que hablé en mi blog hace un tiempo. Es una reflexión fascinante sobre la muerte que leí y pensé que interesaría a mi hija. La muerte es el último territorio absolutamente desconocido. Nos relacionamos con ella con tópicos, con distancia, con horror, pero siempre intentándola desencializar intentando que moleste lo mínimo, que sea un trámite lo menos latoso posible. Cuando alguien está a punto de morir se elude con él cualquier referencia a la muerte, a pesar de que sea inexorable. Hablar de la muerte es de mal gusto. El que muere, lo hace en una ficción en que no puede hablar de lo que realmente pasa por dentro de él en el momento más trascendental de su vida. Es pura hipocresía. El presente, la edad contemporánea no tiene fundamentos para enfrentarse a la muerte. Es un absurdo, doloroso y raro, ante lo que solo puede mostrarse elipsis y silencio. No hay nadie más abandonado y fastidioso que un moribundo cuando está a punto de realizar la transición más fundamental de la vida, equivalente al nacimiento. Pero en el nacimiento todos parecen alborozados de que llegue alguien al mundo; no es lo mismo cuando se va. Es el silencio, es el vacío, es el abandono absoluto.

Estos días he pensado en la posibilidad de rechazar la sedación ante mi muerte, sea cuando sea. He buscado en internet el tema “rechazo de la sedación ante la muerte” en múltiples maneras y no he encontrado nada, absolutamente nada. Puede que alguien quiera vivir el momento de la muerte con lucidez y en situación no sedada. Es algo que a nadie parece habérsele pasado por la cabeza. Se habla del derecho a una muerte digna a la no prolongación de la vida artificialmente, algo que entiendo y asumo, pero no se habla de alguien que decida no ser sedado. Esto es algo que deciden los médicos y la familia “que no quiere ver sufrir al moribundo”. La muerte es algo programable que no debe causar demasiada conmoción en la familia, debe ser algo suave dentro del dolor que supone. La muerte debe ser un proceso que no cause mayores sentimientos dolorosos que los previsibles en la familia. Todos quieren que el moribundo se muera lo antes posible sin sufrir demasiado. La agonía puede ser fuente de malestar y sentimientos encontrados. Es como el hecho de parir que se suele hacer con la inyección epidural para evitar el sufrimiento del parto natural. Pero hay países en que muchas mujeres, pudiendo elegir la epidural, escogen el parto natural. ¿Qué pasa si uno, elige vivir en primera línea su muerte natural? Es decir, vivir la agonía en estado puro. Puede parecer algo absurdo y los que me lean sientan que es una atrocidad vivir la muerte en directo con plena conciencia de ella con el dolor que supone en algunos casos.

Comenté en caso con mi mujer y vi que mostraba un gesto de horror ante la posibilidad de que manifestara mi voluntad de no ser sedado en mi muerte. Parece que el moribundo debe estar pensando más bien en el bienestar de sus familiares y los sanitarios que le atienden que en su propio proceso de cambio de dimensión. Ya digo que en internet no existe ningún resultado ante esta cuestión. La muerte se programa para que sea lo menos molesta posible y en 36 horas puede estar todo ya pasado. ¿Cómo va a afrontarse una agonía dolorosa y molesta que puede durar demasiado?

La muerte es un misterio que es sistemáticamente desacralizado y destrascendentalizado. El funeral es generalmente el medio de expresar la creencia absoluta de que no hay nada más allá de la muerte pese a la monótona voz cansina del cura que celebra un funeral tras otro, confundiendo a veces los nombres. La muerte es un rito cansino. La gente tiene claro lo del muerto al hoyo y el vivo al bollo. No hay que quebrar esa búsqueda de la tranquilidad de la propia familia ni del equipo médico. Lejos quedan los funerales africanos en que el muerto recibe durante días el homenaje de su familia y amigos, que bailan y comen en unas ceremonias coloristas y abigarradas que reconfortan al muerto en su viaje.

Hay que morir molestando lo menos posible al personal, esa es mi conclusión.

32 comentarios :

  1. EStoy de acuerdo contigo en todo. Yo, desde que asumí mi mortalidad, todos los días de mi vida he pensado en ello. Todos los días, todos, pienso al menos durante unos minutos que algún día moriré. Me da mucha pena, tanto mi propio fin como el de las personas que quiero, y el de cualquier buen ser humano. A mí me gustaría morir consciente, aunque no sufriendo. No sé si existe la posibilidad de una muerte que no tenga manifestaciones físicas difíciles de soportar. Y la verdad es que si el precio es el sufrimiento, prefiero la sedación. Pero me encantaría darme cuenta del tránsito.
    Cuando le di a mi hijo la noticia de que iba a tener una hermana, él, de 10 años de edad, lo primero que me dijo es que ese nuevo bebé que aún no había nacido, algún día moriría. Somos conscientes de que estar aquí es una circunstancia fugaz, y eso nos hace ser felices, a mis hijos y a mí. Yo soy feliz sólo por vivir.
    Y yo parí a mis hijos sin epidural, por elección.
    ¿Cómo moriremos?
    Siempre planteas cuestiones interesantes.
    Abrazos.

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    1. Me gustaría que interviniera algún médico para que nos explicara qué tipo de conciencia resta en un proceso de sedación. Mi hija me ha explicado en sus prácticas de enfermería que se suele decir a las familias que se despidan del enfermo porque lo van a sedar. A veces he sido sedado por una colonoscopia o una endoscopia y recuerdo el momento en que iba contando hacia atrás y luego cuando he recuperado la conciencia veinte minutos después. Entretanto, un agujero negro en el que no hay ningún recuerdo psíquico durante la intervención, así que pienso que la sedación implica la total pérdida de cualquier tipo de conciencia hasta que se produce la muerte, ese tránsito que los materialistas nos dicen que es hacia el vacío, a la nada, y los espiritualistas como la doctora Elizabeth Kübler Ross "saben" que es la transición a otro tipo de vida. Kübler Ross es la creadora de la idea de las cinco fases del duelo y que ocupó buena parte de su vida en atender a moribundos. Te recomiendo suyo La rueda de la vida o Sobre la muerte y los moribundos. Pienso que es un momento crucial, el más importante de la vida de una persona, y que debiera tener dimensión profunda, pero se impide por un tratamiento burocrático de la muerte. Todo depende del sufrimiento, claro, argumentas. Creo que no se trata la muerte como ese retorno a la luz que es y que se medicaliza simplemente.

      En el zen me enseñaron que había que vivir la vida como si fuéramos ya un cadáver, que es en realidad lo que somos, y, de ese modo, celebrar cada amanecer, cada brizna de vida que no es sino sorpresa y maravilla.

      Abrazos, Ilona.

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  2. ILONA nos ha dejado un comentario a tener en cuenta: el sufrimiento.
    Me parece bien, JOSELU, lo que dices, como lo dices y el planteamiento, pero no hablas de "que tipo de muerte".
    No es lo mismo una muerte "natural", un fin de siclo, que el que se no haya caído una olla de aceite hirviendo y que en tu tramo final, de no más de diez días, lo hagas rabiando.
    Quizá por eso, y no por otra cosa, no hay nada que hable de la no-sedación en caso de fallecimiento inminente, porque nadie puede discernir que tipo de sufrimiento padece el moribundo delante del trance, y es evidente que sedándolo, queda la conciencia de los galenos salvaguardada.
    Un abrazo

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    1. Creo, aunque no lo sé con absoluta seguridad, que la fase de sedación es un protocolo ya sistemático en el tratamiento de las fases finales de las personas, de modo que es algo que ya se da por supuesto. La familia no quiere que sufra y que, de paso, no les haga sufrir con su sufrimiento. Pero eso representa la pérdida total de conciencia para abordar el momento final de la vida. Recuerdo que cuando murió mi padre, en julio de 1991, no era todavía un protocolo la sedación. El hombre sufría, estaba en la agonía, pero en ella yo pude comunicarme con él del modo más profundo de nuestras dos respectivas existencias. No lo olvidaré jamás. Si hubiera estado sedado no habría sido posible. Pienso que es un protocolo ya totalmente rutinario por interés del cuerpo sanitario y, sobre todo, de las familias, que no entienden qué es la muerte. Es algo misterioso sobre el que pocos saben algo. Hay personas que se han pasado la vida acompañando a los moribundos y extraen de ello unas experiencias mucho más maravillosas que la macabra concepción que tenemos los que lo vivimos simplemente emocionalmente y queremos más no sufrir que el moribundo sufra. Entiendo que puede haber padecimientos horrorosos, pero la sedación es la extinción total de la conciencia en un momento en que te tienes que preparar para algo realmente nuevo. Entiendo que en el duelo ya hay aceptación de la muerte y el moribundo sabe que va a morir aunque no lo pueda decir a sus familiares y amigos que no soportan que se hable abiertamente sobre la muerte. Pienso que no se entiende la muerte y se la trata burocrática y egoístamente. El hecho de que no exista ninguna página en que se reivindique la conciencia del morir, no solo es por el sufrimiento sino por el miedo a encarar algo mirándolo directamente a los ojos, al principio con miedo, pero luego con profunda aceptación. Tratamos a los moribundos, con toda nuestra buena voluntad, como despojos ya muertos, y no vistos en el trance más crucial de la existencia. Son los familiares lo que no quieren sufrir. Y se mutila a los moribundos de una experiencia en el límite. Un abrazo.

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    2. Son los familiares lo que no quieren sufrir.
      Visto así, nada que alegar, porque creo llevas razón.
      Abracico

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  3. Perdón: fin de ciclo, no siclo ¡¡¡ mira que soy animal ¡¡¡

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  4. Como suele suceder, Joselu, nos interesan los mismos temas pero los entendemos con una perspectiva muy distinta. Ese es uno de los gustos de tener amigos como nosotros.
    No pienso que la muerte sea transición a ninguna parte. Es el simple borrado de una memoria personal y la destrucción de los elementos que la hacían posible.
    Tampoco creo que -por muy mezquina que sea nuestra sociedad, que lo es- la sedación tenga el propósito de simplificar la vida a la familia o al cuerpo médico, sino la de evitar un sufrimiento inútil a un semejante.
    Disiento también en la interpretación zen u oriental. Morir cada día significa para mí morir en lo personal, en el nimio añadido a la esencia común que aportamos cada uno. Ese añadido más que construcción es destrucción, por lo que si cada día volviéramos a lo que nos ha sido dado desde el nacimiento, borrando nuestra aportación personal, nuestra historia, volveríamos a ser cada día ese ser indeterminado que es el único capaz de ser feliz.
    Y por último, para mí el problema no está en la sedación sino en la falta de medios públicos para abordar el suicidio. Morir en estado terminal puede ser lamentable. ¿Por qué no se le permite a nadie decidir el momento de su muerta para poder así morir como se ha vivido, que puede parecer lo único civilizado de todo este embrollo?
    Siempre nos haces pensar, siempre enriqueces nuestra vida (hasta la mañana siguiente en que renacemos mientras estamos vivos, jajaja) y siempre te lo agradezco demasiado poco. Gracias, Joselu!

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    1. Encantado de reencontrarte en este viejo blog que funciona ahora a base de encuadres de citas de los libros que leo, salvo hoy que he querido hablar en persona. Un placer debatir y disentir como ejercicio de logos cordial.

      Sostienes que no piensas que la muerte sea transición a ninguna parte, y que es el simple borrado y la destrucción de los elementos que la hacían posible.

      ¿Estás seguro? ¿Al cien por ciento? ¿No te queda ni una brizna de duda? ¿Ni un 0'0000001/100?

      Ignoro qué relación has tenido con la muerte, si has estado cerca de diversos moribundos y has hablado con ellos. Mi relación es próxima a cero. Ni siquiera estuve presente cuando murió mi padre, solo una hora antes cuando mantuve con él el diálogo más importante de nuestra vida. No puedo decir nada personalmente de mis impresiones sobre lo que pasa por la mente de los moribundos. Pero he leído a diversas profesionales de la medicina que han especializado su vida en el acompañamiento personal a los moribundos y han sostenido que había sido para ellos la profesión más hermosa del mundo. Y su experiencia las había nutrido profundamente, al margen de que se crea o no en la trascendencia. He leído a una médico que no era creyente y a otra que sí. Ambas coincidían en que en los moribundos cuando han alcanzado la fase de aceptación hay una belleza inusitada que ni siquiera puede sospecharse.

      Hablas como buen materialista berroqueño de que no se hace -lo de sedarles- sino para ahorrarles un sufrimiento inútil. ¿Por qué inútil? Sé que el presente te da la razón en los protocolos que se siguen para enfrentar la muerte. La praxis de los hospitales te confirman, todo se hace para evitar un sufrimiento inútil, y no hay nada que yo conozca que reivindique ese sufrimiento inútil y no me creo esa unanimidad absoluta sino como un tabú científico que se nos ha hecho pasar como incuestionable. Nadie está nunca demasiado preparado para la muerte. Pienso que no pensamos suficientemente en ella. Es sano. Y cuando llega ese momento, ni está preparado el moribundo ni la familia que quiere simplemente no sufrir. En nuestra época se ha hecho un axioma del no sufrimiento. Nadie quiere sufrir, pero el sufrimiento llega y hay que encararlo. Y lo hacemos con química, con series, con fútbol, comprando -ya sé que tú no haces ninguna de estas cosas, pienso-... La muerte es la noche cerrada, es un símbolo, no hay luz. La mente materialista absoluta como la tuya no ve nada más allá de los circuitos neuroquímicos que se extinguen y no hay ninguna evidencia de que haya nada más, tienes razón, pero tampoco hay ninguna evidencia de que no lo haya. Es como negar categóricamente la idea de algo divino. Es un absurdo tanto afirmarlo taxativamente como negarlo absolutamente. No sabemos. Francisco, yo ante este misterio me quedo en, simplemente, no lo sé. No lo sé. Pero lo que sí sé es que me gustaría que alguien que no temiera a la muerte, me acompañara, pero ya vi que mi mujer se sintió horrorizada de pensar en que yo quisiera que no me sedaran algún día. No tengo en ella un buen cómplice para ello, y me temo que no abundan. Si yo tuviera alguna opción profesional me gustaría acompañar a moribundos. Tiene que ser prodigioso. Y gracias por hacerme pensar. De eso se trata.

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    2. Qué placer que volvamos a dialogar, Joselu, como en los viejos tiempos. La verdad es que me atraen más tus reflexiones que tus citas. Es un gusto personal.
      ¿Estoy seguro al 100%? Sí; a ver como te lo explico para no parecer tan cerril. Por la profesión que ejercíté un día (ahora trabajo en otras cosas) he calculado muchas estructuras. Naturalmente los cálculos pueden optimizarse y se optimizan, pero llega un momento en que los conocimientos y la experiencia que tienes te llevan a tomar la decisión de que debe ejecutarse así. No quería hablar de cálculo de estructuras; pero en la vida hay que tomar decisiones. Siempre habrá un lugar más agradable, siempre habrá un negocio mejor. Pero hay que decidir y correr con las consecuencias.
      A mi juicio los del ¿Y si...? tratan de aprovechar nuestras debilidades en su beneficio. Las cosas que existen son demostrables pero que no existe lo que no existe no se puede demostrar. Dime tú si no podrá haber una copia tuya y otra mía repitiendo estas palabras en el tiempo, en el eterno retorno como quería Nietzsche... Es imposible demostrar que no.
      Estamos de acuerdo en que el sufrimiento no es inútil. Mientras vives, te va puliendo. Luis Rosales dejó escrito: "Las personas que no conocen el dolor/son como Iglesias sin bendecir" y yo estoy de acuerdo. Pero el sufrimiento al final creo que no es ya aprovechable.
      Comprendo la felicidad, dentro del dolor, que sentirán quienes ayuden a morir a otros, como cuentas que has leído. La naturaleza (nuestra civilización) nos gratifica extraordinariamente cuando hacemos el bien. Un abrazo!

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    3. Pienso que nuestro conocimiento del universo y sobre la textura íntima de la materia es tan insuficiente que apenas hemos arañado una diezmillonésima parte de sus misterios. Somos todavía una civilización bebé que en gran parte desconoce los enigmas del cerebro y del universo en su conjunto. Parece algo difícil de creer que la personalidad humana, tan compleja, sea simplemente un algoritmo más de química e impulsos eléctricos. He leído a Yuval Noah Harari en su libro Homo Deus donde viene a sostener que el mito de la libertad y el libre albedrío que tanto exaltaron el cristianismo, el humanismo y la Ilustración, no dejan de ser simplemente una ideas ingenuas y viene a decir que el ser humano no es libre, que está totalmente condicionado por la genética, su entorno social y familiar, su cultura, y, de tal modo, no somos libres. Pero conviene conocerse a sí mismo para ver el funcionamiento de nuestro cerebro. Yuval es judío no creyente, pero practica la meditación para observar los mecanismos de la mente. ¡Menudos palos que nos vienen si consideramos que solo somos un cierto algoritmo, fácilmente deducible y controlable externamente por la tecnología y la Inteligencia Artificial que nos conocen mejor que nosotros a nosotros mismos! Los mitos humanos parece que no se mantienen. No obstante, hay un porcentaje de la población que sigue esperando -no sé si en vano- que exista en nosotros una energía que se libere en el momento de la muerte, energía que no muere. Es una idea consoladora, eso es cierto. Un abrazo.

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  5. Hablas de una experiencia concreta no aplicable a muchos otros ejemplos. Hay gente en estado terminal que es puro dolor y cero conciencia. Cada vez son más las personas que llegan a con demencia senil o alzhéimer al final de sus vidas, ¿es necesario añadir más sufrimiento a un cuerpo que sufre sin conciencia de lo que es? La gente que lleva postrada en cama años sin saber qué es o dónde está merece prolongar esa agonía. Cada caso es una circunstancia distinta. No tengo protocolo para mi muerte, solo digo que quienes estén cuando llegue mi hora actúen según los criterios, para no cargarlos con más preocupaciones. Respecto a mi funeral, la idea de una despedida con música y palabra, casi festiva es atrayente, pero no quiero dejarles encargos a nadie. Morir es nacer nuevamente a la nada.

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    1. Que yo sepa, los enfermos de alzhéimer no sufren especialmente físicamente, son víctimas de su borrado de disco duro. No veo motivos para sedarlos especialmente, pero está claro que ellos no pueden decidir. Hay muchas otras enfermedades en que permanece la conciencia y se da el sufrimiento, cierto, pero me asombra que nadie reivindique, que yo sepa, el derecho a una muerte digna con plena conciencia de ella. Me parece algo interesante, pero parece que no hay discusión posible acerca de ello. Se habla de "muerte digna" pero podría haber otra dimensión de la muerte digna y que uno pudiera elegir sobre qué hacer en determinadas circunstancias. La sedación, como he escrito, es la pérdida total de la conciencia. ¿No hay nadie que reivindique vivir ese momento, pese al dolor, con conciencia? ¿No hay nadie' ¿O no se ha planteado esa pregunta todavía? Hoy la sedación es un protocolo ya rutinario, nadie se lo cuestiona, y nadie llega preparado para lo que va a venir, de modo que no hay momento para poderlo pensar. Yo vi el horror que mostraba mi mujer ante una atrocidad como la que yo estaba insinuando, que no querría ser sedado, de tal modo que uno piensa que no debería poder elegir sino el bienestar de la familia. El moribundo pierde su identidad absolutamente y su familia no entiende qué está viviendo, solo quiere no sufrir viendo el sufrimiento. Pura filosofía del siglo XXI, no sufrir. Para eso tenemos la química y los neurotransmisores.

      Morir es... ¿estás seguro? ¿Puedes afirmarlo categóricamente? Yo no. Ni siquiera el neurólogo Oliver Sacks en sus libros que te recomiendo vivamente, él se permitía desdeñar experiencias espirituales o religiosas. Esto me gustó de él, siendo puramente científico. En las experiencias espirituales o religiosas hay verdadera dimensión humana. Yo no afirmaría nada en ningún sentido.

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  6. Yo creo que las personas somos una forma de energía, almas según las religiones, habitando un cuerpo finito que un día deja de existir, y en ese momento, la energía que somos simplemente se libera.
    En cuanto al dolor que se puede sufrir en el proceso de morir, creo que el interesado debería tomar la decisión de aceptarlo o pedir la sedación con independencia de lo que opine la familia o los médicos. Si durante toda tu vida has tomado una decisión tras otra en cosas menores, no tiene sentido que en una decisión tan importante cedas tu soberanía por el simple hecho de no molestar. No sé como está el tema, pero espero que no te puedan obligar a aceptar la sedación si no lo deseas.
    Si es un asunto importante para ti imagino que puedes hacer un testamento vital en el que dejes clara tu posición ante la sedación.

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    1. Sí, esa posibilidad está abierta, Ana. Ya he pensado en ello y un día tengo que pedir hora en un notario para expresar mi voluntad sobre no ser mantenido artificialmente con vida, y, probablemente, sobre el asunto de la sedación. Es algo que hay que meditar íntimamente. La sedación es una especie de "muerte" cerebral pues careces totalmente de conciencia, y, de tal modo, esa negrura cero se adentra en otra negrura absoluta. ¡Qué incierta es la vida, Ana!

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    2. Yo creo que somos más que el cuerpo que vemos. Y pienso que esa negrura incierta la afrontas cada día cuando te duermes, el cuerpo descansa pero tu, que no eres tu cuerpo, te vas a donde quiera que sea con total libertad. Para mi, lo que llamamos sueños, son realidades que experimentamos sin el cuerpo, normalmente ni las recordamos porque cuando volvemos a el nos centramos en una realidad concreta, la física, tal vez no somos capaces de soportar sin desequilibrarnos la idea de que vivimos en esta realidad física y en otra a la vez todos los días.
      Un abrazo Joselu.

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    3. Soy un observador apasionado de los sueños, e incluso me pongo una alarma de madrugada par capturar el sueño en directo y anotarlo. Los sueños son para mí un misterio porque son totalmente incontrolables. Son lo más salvaje de nuestra vida. Pero no puedo controlar los sueños. Si pudiera todos serían eróticos pero no puedo. Surgen con una lógica difícil de descifrar. Y muchas veces no los recuerdo. No sé si la muerte es algo así. Cuando me han sedado y me he fundido en negro, no he tenido ningún sueño, ninguna visión, es el cero absoluto, hasta que despierto. La muerte puede ser eso, el cero total, la nada, aunque alguno puede intuir y creer que hay un despertar al otro lado. El mundo se divide entre los materialistas que creen con toda convicción que no hay nada, y los espiritualistas que creen que la vida tan intensa no puede acabar en cero absoluto. Un abrazo, Ana.

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  7. El proceso de la muerte se ve influenciado por multitud de factores y no es habitual que el enfermo decida sobre sus circunstancias. He leído todos vuestros comentarios y el tema es para debatir largo y tendido. Soy de la opinión de que todos (en nuestro sano juicio) debiéramos de tener la libertad de expresar por escrito la omisión o suspensión de medidas que prolongan la vida del enfermo. La Legislación y la práctica totalidad de los Códigos Deontológicos rechazan, prohiben o penalizan la práctica de la eutanasia activa directa. Tengo un familiar que lleva casi ocho años en estado vegetal. Aunque parece que no sufre, no es caritativo ni humano. ¿Dónde está su derecho a morir con dignidad?
    Un abrazo.

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    1. En Holanda hace unos meses se estaba debatiendo que una persona, llegada a cierta edad (70 o 75 años) si no desea seguir viviendo -aunque no le aflija ninguna enfermedad- puede tomarse una pastilla y morir en el momento que quiera. De momento no ha sido aprobada esta ley propuesta por el grupo D66. Esto sería una pastilla para el cansancio vital. Una pequeña parte de la sociedad opina que la utilizaría si estuviera a su disposición. De momento, en Holanda solo es posible la eutanasia en caso de enfermedad grave e irreversible que cause dolores insoportables.

      La muerte es un tema que, tarde o temprano, tendrá que ser abordado, y Holanda va por delante en el tema igual que en otros asuntos como la prostitución o el uso de drogas.

      En cuanto a tu familiar mantenido con vida desde hace ocho años, imagino que vive por el soporte vital que recibe y que la familia está de acuerdo en ello. Desafortunadamente, el paciente no puede opinar ni manifestar su punto de vista. Puede que no sufra. Francamente, no sé qué salida se le podría dar a esto si la familia insiste en mantenerlo con soporte vital. No estaría de más que se extendiera el testamento vital para evitar situaciones como esta. Un abrazo.

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  8. Para mi no es un tema de fácil solución. No me gustaría vivir una agonía larga. consciente y llena de dolores, de la misma forma que no estoy dispuesto a sufir una intervención quirúrgica sin anestesia. Creo que el dolor es parte de la vida y enfrentarnos a él modela nuestro carácter y nos permite elevar el umbral del dolor y sufrir menos, pero pasado un cierto nivel y en estas circunstancias creo que no aporta nada ni al enfermo, por razones obvias, ni a los familiares que lo ven sufrir inútilmente. He visto morir a personas allegadas y se han ido sin dolor y al menos para mí, no fue una experiencia triste. También he visto prolongar inútilmente la vida de otras personas que claramente sufrían enormemente porque sus hijos estaban obcecados por creencias religiosas, ("cómo vamos a MATAR a papá?").
    La muerte es inevitable y debe ser cosa de la edad, cada vez pienso más en ella. La vida es entre otras muchas cosas un camino con un solo destino: morir y creo que que ayuda el ser consciente de ello. No opnerse no evitar que es destino surja en la mente y estar más o menos "preparado" para cuando llegue.Los pilotos kamikazes japonenes, al menos al principio, no eran los fanáticos que nos vende la propaganda sino que eran voluntarios que tomaban esa decisión meditadamente. Es cierto que la superioridad americana al final de la guerra, hacia de cualquier misión "normal de guerra una misión sin retorno y sin poder muchas veces, llegar al objetivo y menos atacarlo. La táctica kamikaze,permitía alguna posibilidad de éxito, al menos. A veces en una misión no se encontraba un objetivo y el piloto volvía a la base para intentarlo de nuevo una segunda o tercera vez... Desde que tomaban su decisión de participar en misiones kamikaze, vivían apartados, donaban sus posesiones y se despedía de sus allegados. De alguna forma ese período era ya practicar una muerte en vida, como preparación a la definitiva. Comento esto no porque me parezca moralmente encomiable esta táctica ni los motivos que la hicieron posible sino como una forma de encarar la muerte.
    En mi caso, si quisiera que el proceso final ni fuera muy largo ni innecesariamente doloroso
    Un abrazo

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    1. Un post es bueno cuando hace pensar al que lo escribe y a las personas que lo leen y comentan en él. Hablar de la muerte no es muy popular ni consolador. Vamos a morir todos sin excepción. Es la única verdad. La cuestión es cómo lo haremos. Si repentinamente, si durmiendo, si en accidente, si tras una larga y penosa enfermedad sufriendo terriblemente, si levemente como desasiéndonos de nuestra vida. No lo sabemos, amigo, no lo sabemos. Tú apuestas por que no quieres que el final sea ni demasiado largo ni innecesariamente doloroso. Afortunadamente, la ciencia y la medicina puede ahora modular tu anhelo. Hace cien años o hace cincuenta y ya no digo hace trescientos años, era imposible esto. Ahora sabemos y disponemos de química para la sedación terminal, igual que la poseemos para evitar el dolor en el parto con la epidural. Es un logro de la ciencia de un mundo en que nos sentimos a la vez mal porque destruye la naturaleza y la biosfera. Va unido a ello. Evitamos el dolor, podemos evitarlo, del mismo modo que acabamos con el medioambiente. Han ido de la mano las dos posibilidades. Es la dualidad del ser humano. Podemos evitar el dolor del morir con sedación que supone la pérdida de la conciencia de modo total. Yo la he experimentado en endoscopias y colonoscopias. Antes eran a pelo. Yo sufrí tres o cuatro endoscopias sin sedación y eran angustiosas pero estimulantes. Sufría, es cierto, pero tenía su punto de placer. No tiene ni punto de comparación una endoscopia hoy en que es una operación tan placentera que uno la espera con expectación contando 9.8.7.6.5.4.3.2.1 y antes de llegar a cuatro te has disuelto en la nada pensando en las imágenes más hermosas que recuerdes y que yo siempre elijo en una playa de Tailandia, desnudo, sobre la arena desierta, y bajo el sol y el mar azul del trópico... No hay color. La angustia de una intervención en vivo y el placer de una desconexión breve. Está claro cuál es la solución. Uno prefiere siempre la playa de Tailandia. La muerte es lo mismo pero sin despertar -esto no lo sabemos a ciencia cierta-. No sabemos si al otro lado hay otro universo que nos acoge o es la nada. Elegir la conciencia es como elegir la endoscopia en vivo, nadie lo haría, aunque tenía su interés a pesar de la angustia. No hay color, Nubeagua, no hay color. Todos elegiremos el camino fácil y placentero.

      Es bueno y estimulante pensar en la muerte y en sus circunstancias. El zen nos anima a ello. Considerarnos cadáveres en el ataúd.

      Un abrazo.

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  9. Llevo décadas, analizando el asunto e informada personalmente por los precursores en dicha cuestión a nivel de amistad personal. Callaré lo que descubrí, básicamente por ser puntillosa y muy exigente. ..... Encontré Demasiado ego subyacente, el mío también.

    Mi actitud resulta muy oriental pero la reencarnación tal y como se vende al vulgo no la consideró factible por mucho niñito oriental que diga recordar vidas pasadas. Puro influjo cultural. Llevamos la historia impresa en el ADN, pero prima su aleatoriedad de expresión.
    Mi pensamiento, porque aún desempeño un papel personal, resulta demasiado judeocristiano, seguramente por motivos culturales también, = vivimos en un valle de lágrimas si no directamente infierno. Por tanto morirse = liberarse de la m....incluido “el placer” . Eso sin esperar nada a cambio porque el espíritu es producto de la evolución de la materia. Conviene analizar sobre Física, oAstronomía y otras ciencias para ligarlas a la historia de civilizaciones.

    Un experimento que confirmaría el sentido de liberación ies que en el momento exacto de expirar se produce en un trigono ( símbolo de cierto placer) liberador en todos los casos comprobados ( al margen de la edad) por médicos y adjuntos que conocen el arte milenario de las mediciones estelares. Se trabaja e investiga al respecto en el más riguroso incógnito. Desconfiar absolutamente de charlatanes y vendemisteros que tanto abundan, puesto que de ello comen, como nosotros lo hacemos de.... pan p.e. Al final se restablece el nihil = paz.

    Ya he solicitado el perdón de mis hijos por traerlos...los pobres diablos aún no lo comprenden pero quizás inventen mi figura poco antes de expirar y comprendan mínimamente.

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    1. La idea de que el espíritu emerge de la materia la encontré por primera vez a mis diecinueve años en un pensador cristiano francés y paleontólogo, Teilhard de Chardin. Para mi este científico cristiano fue clave durante unos años. Esa contraposición entre espíritu y materia que expresan nuestras concepciones lógicas, venía a cambiar. El espíritu nace de la materia. Así que esa combinación de millones de neuronas y sus sinapsis pueden estar en el origen de la parte espiritual del ser humano, en la concepción de Teilhard de Chardin.

      En cuanto a que en el momento de la muerte se produce un trígono es interesante, aunque he buscado esta idea y no he encontrado sino ideas muy esotéricas y astrológicas. Pienso que, efectivamente, algo pasa en el momento de la muerte, ignoro si conjunción o disasociación.

      Este año me he querido apuntar a un curso sobre la muerte en una asociación cultural, y, para mi sorpresa, se había llenado en pocas horas y ya no quedaban plazas. Lo malo fue que con el Covid tuvo que cancelarse. Estaré atento a ver si abren de nuevo la matrícula en otra edición.

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  10. Desde los 20 años también probé el efecto de las anestesias/sedaciones con conclusiones semejantes. Por supuesto mi fragilidad me inclina hacia la eutanasia voluntaria aunque mi mortalidad se empeñe en la supervivencia más sana posible. Con todo mis descendientes están aleccionados al respecto y desearía una despedida cómoda.

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    1. Una despedida cómoda, es una hermosa idea, una lenta pero hermosa despedida. Una sedación hipnótica sería algo bello. Despedirnos con un viaje por todo lo alto. No sé si esta idea ha sido mencionada por alguien alguna vez. Con los hipnóticos tan potentes que existen... Se me acaba de ocurrir.

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  11. Un apunte. Me haces pensar si tu intento de rechazo a la sedación, que dices ahora, ve a saber cuando llegue el momento crítico y jodido lo que piensas, te acerca a Jesucristo y a su disfrute en el dolor con esa aspiración máxima -al ser Dios, según las crónicas, muy discutidas siempre por cierto, no sé si tiene mucho mérito- a salvar a los demás. Todavía no sé de nadie que se haya salvado.

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    1. Fackel, el haber escrito sobre el tema -haber expresado mis iniciales ideas- me ha hecho reflexionar, junto con los comentarios, sobre un tema tan delicado y cenital. Además, tener a una hija estudiante de enfermería me ha llevado a hablar con ella que ha hecho prácticas en el ICO (Instituto Oncológico) y tuvo ocasión de asistir a diversas situaciones de sedación con moribundos.

      No pienso que quiera salvar al mundo, Fackel. Simplemente reflexionaba sobre que el estado de agonía podría ser algo lleno de densidad. Ya he dicho que la más importante conversación con mi padre de toda nuestra vida tuvo lugar en ese estado premortem. De todas maneras, me rindo. Entre ir a la muerte en un tren expreso, lleno de paradas, aglomeración y olor a sobacos, dolor y sufrimiento, e ir en un AVE, limpio e higiénico, puntual, rápido, placentero ¿quién elegiría el expreso? El hecho de poderte disolver en la nada para no afrontar la agonía no tiene réplica, es incontestable, como la anestesia en el dentista. Lo único que lamento es que, como he escrito antes, puestos a drogarte (sedarte), ¿por qué no te dan una sedación hipnótica que te produzca la sensación de inicio de un viaje? Ciertamente, escribir ayuda a comprender y la multiplicidad de puntos de vista sobre tema tan crucial ayuda a aquilatar el problema. Entre el dolor y el no dolor, no me cabe duda de que yo también en última instancia elegiría el no dolor, aunque probablemente el dolor fuera más profundo e interesante, pero, claro, ¿acaso no sería un dolor inútil? Si la muerte es la nada, el grado cero, el retorno al no ser, a la no conciencia en lugar de un paso al bardo budista para esperar la reencarnación, ¿para qué sufrir inútilmente? Eso tendría razón de ser si hubiera la esperanza de algún sentido último. En fin, puede que hay razón de ser en la sedación.

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  12. Al hilo de tu último comentario voy a atreverme a hablar de la reencarnación en la que creo. La pista está en ese convencimiento oriental de que cuando se alcanza la iluminación uno no se reencarna más. Pensando en ello, podemos razonar que esa circunstancia se da porque todos nacemos en la ignorancia. El error que solemos cometer, a mi juicio, es pensar que la reencarnación es individual o incluso que lo individual que tenemos, sentimos y construimos cada uno tiene algún valor incluso para nosotros mismos.
    Tengo el convencimiento de que cuando un hombre siente íntimamente que es, siente lo mismo que sentimos todos; no solo siente lo mismo, sino que lo siente el mismo. Vivimos creyendo en el espejismo de las diferencias sin darnos cuenta de la poca importancia que tienen. Mientras un ser humano sienta y esté vivo, lo estamos todos nosotros, lo estoy yo, ese yo que Borges describió maravillosamente diciendo "hablo del uno, del único, del que siempre está solo". Esa es nuestra alma, ese es nuestro espíritu. Pero no es individual, sino uno, unitario, y perdurará hasta nuestra extinción. Es un tema difícil de expresar, en el que no sé si habré conseguido hacerme entender.

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    1. Pienso que lo he captado bien, no en vano estuve cinco años practicando budismo zen al que quiero volver en otoño a pesar del terrible dolor en las piernas por mi escasa flexibilidad. En mi práctica de la meditación, lo que expones no resulta extraño. Todo y todos están dentro de nosotros,somos uno. En este sentido, la oración más hermosa que he conocido es el juramento de Bodhissatva, el iluminado. En ella promete que no entrará en el Nirvana individualmente, hasta que todos y cada uno de los seres de la existencia no logren también entrar también. No existe la salvación individual. O nos salvamos todos o no se salva nadie. Frente a la concepción sádica del cristianismo en que hay un cielo donde los bienaventurados gozan del disfrute eterno, hay, por otro lado, un infierno donde la mayoría sufre penas de dolor indescriptible. Si no nos salvamos todos, nadie entra en el Nirvana.

      Desconocía tu creencia en la reencarnación pero eso me acerca a ti. Te creía un cientifista alejado de toda concepción espiritual. La idea de que todos somos uno es muy poderosa. Yo quiero participar de ella. Y anhelo volver a la meditación, pienso que ahora, pese a las nubes que me afligen, estaré más preparado que hace treinta años.

      En la tradición budista, tras la muerte entramos en el bardo donde estamos cincuenta y tres días -creo- hasta que nos reencarnamos de nuevo. Espero que mi ignorancia haya disminuido a lo largo de esta vida que estoy viviendo aunque sea en un punto.

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    2. Me ha llamado la atención tu alusión al juramento de Bodhissatvala y he indagado un poco sobre el tema.
      Por lo que he visto se trata de un conocimiento muy ajustado a ritos y bastante comprometedor (en lo que he podido averiguar en unas horas) muy sugerente, comparto la esencia de esas enseñanzas aunque soy demasiado anárquica para ajustarme a una dóctrina en particular, y ese gusto mío por lo sencillo me lleva por otros derroteros.
      En cualquier caso es de agradecer la información, ha sido un descubrimiento interesante. ¡Un abrazo!.

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    3. Bodhissatva, se me colo un "la"

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    4. En esencia por lo que pude interpretar en mis tiempos del zen, es la renuncia a entrar en el Nirvana hasta que todos los seres del universo puedan entrar también. Te dejo un vídeo precioso sobre lo que expresa la esencia del bodhissatva, te prometo que te reirás; BODHISSATVA EN EL METRO

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    5. Es buenísimo, ¡¡me encanta!!
      Somos así, no sólo nos contagiamos lo malo, faltaría más, ji,ji.

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