Leo lentamente El infinito viajar de Claudio Magris y me sorprenden los primeros capítulos centrados en España, concretamente en La Mancha, con sus reflexiones sobre El Quijote, fruto de una España concreta y también filosófica, y en Madrid en los albores del siglo XXI. Me siento como español tan olvidado por las corrientes modernas de pensamiento que me asombra que alguien hable bien de nuestro país y estime su riqueza literaria, vital y artística. Me gustaría ser ducho en la ironía cervantina para expresar mi profunda desazón sin excesiva amargura ni recurrir al sarcasmo hiriente. Claudio Magris realiza hacia principios de siglo un recorrido por la España cervantina en un tiempo equivalente al que lo realicé yo, en la primavera de 1999. Tal vez coincidimos en nuestras estancias en las localidades manchegas y en las reflexiones cuando yo iba releyendo El Quijote en una edición de Francisco Rico y a Unamuno y Azorín en sus reflexiones sobre el camino del héroe.
Dostoievski pensaba que este libro podía bastar por sí solo para
justificar ante los ojos de Dios la odisea de la humanidad. Y tenía razón,
porque el requesón maloliente que se desliza por la cara de don Quijote,
heroico, ridículo y escarnecido, se parece al sudor de sangre de Cristo (Magris).
Soy aficionado a los
diarios, en los viajes siempre escribo unas cuantas páginas que expresan mis
impresiones del viaje en las que pongo pasión y sentimiento de cercanía al país
o región visitada. En mi visita a La Mancha de 1999, tuve ocasión de encontrarme
con un trocito de España que es esencialmente literario. Visité todas las
localidades cervantinas además de Almagro, Valdepeñas, Villanueva de los Infantes y
Tembleque, pueblo que tiene una de las plazas porticadas más hermosas de España.
El viaje me infundió una
inmensa melancolía, coincidiendo con la guerra de los Balcanes y la intervención
de la OTAN contra el ejército serbio.
Ser español es una de las
peores condenas que existen en el mundo mundial. Especialmente si uno ama, a
pesar suyo, la distopía de este país que nunca está reconciliado consigo mismo. Suerte que tenemos los bares, la principal institución
cultural de nuestra forma de ser. No es casual que Don Quijote se pasara buena
parte de su periplo en ventas del camino, con vino barato y conversación
abundante.
En mi concepción nada optimista del mundo estoy con la segunda versión de Claudio Magris sobre el concepto del viaje. Hay un sólo viaje cuyo final todos sabemos, y este es innegable, tanto como irremediable. De nosotros depende que el trayecto sea o no cómodo, pues placentero jamás lo será en su totalidad.
ResponderEliminarEl viajar físico es indudable que me ha sido enriquecedor, y no he encontrado ciudad donde no haya sido bien recibido, si exceptuamos una tarde noche en un bar San Sebastian, donde no fui atendido porque en aquel lugar y en aquellas fechas sólo se servía a gente que hablara euskera, y no era el caso.
También yo he visitado la península, creo que me he dejado Badajoz, de lo cual estoy arrepentido, pues las ganas que tengo de viajar no son las de ayer, pero no renuncio a que pueda ver esa capital que la dejé abandonada del mapa de las visitas.
Mientras las bodas unen a sólo dos, el bar unifica los muchos, quizá por eso me agradan y no me encuentro extraño al cruzar el umbral de una bodega, y cuanto más llena está más anónimo y acompañado al mismo tiempo me siento.
Un abrazo
Un placer pasarme por aquí
Salut
España es un país muy rico cultural, humana y paisajísticamente -a pesar del terrible destrozo medioambiental realizado en las últimas décadas-. Los extranjeros que han viajado a España o que viven aquí valoran mucho la amabilidad, la apertura y la generosidad de los españoles. Creo que nos valoran ellos mucho más que lo que nosotros nos valoramos porque tendemos a devaluarnos y no creer en nosotros. Ya Valle escribió que éramos "una deformación grotesca de la civilización europea" además de ser una realidad viva de la Leyenda negra que nos persigue... Lo hemos interiorizado y pocos creen en este país sin llegar a las exaltaciones populistas y patrióticas. Mi imagen de los bares como institución cultural no es una broma, y veo que tú también coincides en ello. No son la RAE, ni el sistema judicial, ni el ejército, ni las instituciones lo que nos une, es algo mucho más modesto y humilde. Sin pretensiones, unen a la gente diversa, los bares de barrio, las bodegas. Tuvimos un siglo de Oro que desconocemos -nos creemos tan poco-, pero tomarnos una cerveza en compañía aún nos estimula. Podríamos decir que más bares y menos banderas. Unos son vehículos de comunicación y las otras, de enfrentamiento.
EliminarGracias por pasarte en domingo. Un abrazo.
Los bares es un inmejorable lugar para socializar, nos falta mucha conversación con vino barato o con lo que sea.
ResponderEliminarUn abrazo.
En los bares se habla de todo -menos de literatura-, es un buen sitio para explayarse, soltar a los demonios y compartir buenos momentos. Hay más bares en una manzana de casas en Sevilla que en todo Estocolmo, leí una vez.
EliminarPuedo decir que yo he estado en bares en toda España (menos las islas) y digo toda España y no hay diferencias grandes en ellos. Diferentes escenarios para la misma obra. En el resto de Europa también hay bares, muchos bares, pero no se goza de la personalidad de los nuestros, ellos son más asépticos, más de beber en silencio, menos personales. Quizás el Sureste de Francia y el Sur de Italia, sea lo mas parecido que tenemos a lo que hay aquí.
ResponderEliminarPersonalmente soy poligonero, me gustan los bares de los polígonos industriales, en mi opinión son los sucesores de las Ventas antiguas, ahora los bares de carretera con autoservicio se han despersonalizado. El relevo de esas antiguas ventas donde se conocían y conversaban desconocidos son los bares de los polígonos.
Don Quijote era caballero andante y por tanto visitaba lo que tenia a mano, que eran ventas.
España es un país con complejos, porque aquí no esta bien visto el que prospera, el que triunfa el que va más lejos y eso es así porque durante siglos llevamos sufriendo una lacra de cortesanos y sinvergüenzas locales, regionales y nacionales que predican como mejor modo de vida "NO trabajar" y además, a diferencia de otros consejos que nos proporcionaban, este lo practican con rotunda obstinación. Los pueblos son las personas y cuando penalizas a las personas, cuando en vez de ayudarlas a triunfar buscas que no prosperen para que no denuncien tus vergüenzas, que no lean, que no sean críticos, el pueblo se resiente y la nación pierde. Aquí el "Divide et impera" ha llegado a su máxima expresión, con la inestimable colaboración de "bienintencionados" que no sabían con quienes se jugaban los cuartos y la colaboración miserable de quien vive sin trabajar a cuenta de esto. Unos pocos viven muy bien a cuenta de esto, bueno... ya no tan pocos...
Un saludo
Es suficientemente indicativo el resentimiento de la mesnada progresista contra Juan Roig o Amancio Ortega, dos verdaderos creadores de riqueza y empleo para decenas de miles de trabajadores. Es una ideología que proviene del desdén aristocrático por el beneficio y la actividad comercial. Tenemos una izquierda peterpanesca e inmadura llena de rencor de clase que en lugar de querer crear riqueza prefieren que nos hundamos en la beneficencia del estado que debe atender a todo. No hablo de la derecha porque tampoco es lo mío, pienso que los extremos siempre se alimentan demagógicamente, se necesitan. Un Abascal necesita a Iglesias o un Puidgemont... Pienso que en la política serían necesarias personas pragmáticas en lugar de aprendices de brujo que no quieren crecer y hacerse responsables. Con personas pragmáticas se hizo la Alemania de la posguerra y así les ha ido. Son el motor de Europa, mal que pese a la jauría progresista. Y Merkel ha sido una política magnífica para Alemania y para los europeos. Nosotros somos un pueblo irredento e inmaduro que prefiere seguir ensoñándose con utopías libertarias de derecha y de izquierda, porque hay anarquistas en los dos lados.
Eliminar¡Vivan los bares poligonales! Yo muchas veces me voy a leer a un bar encontrándome en un ambiente ideal para mi cultura interior. Eso y un café o una cerveza. Un saludo.
De ahí nacieron dos anarquistas españoles universales: Don Quijote y Sancho Panza.
EliminarY de ese sustrato, nacen igualmente Pablo Iglesias, Santiago Abascal, Carles Puigdemont, SAR Juan Carlos I, Pedro Sánchez, Pablo Casado, Antonio Muñoz Molina, Gregorio Luri, tú...
EliminarQue nivel intelectual en la ezpana cani, los bares, ja ja ja.
ResponderEliminar“Aventuras de un irlandés en España” (Colección Austral, 1937), sobre el viaje que hizo el irlandés ilustrado, académico y estudioso de la obra cervantina, Walter Starkie por España en 1935… solo y a pie, intercambiando las melodías de su violín por un plato de comida y cama recorriendo las plazas y tabernas del país.
ResponderEliminarSiempre con Don Quijote de la Mancha en su cabeza y corazón como guía espiritual.
Walter Starkie:
“Durante mi estancia en Pancorbo pasé la mayor parte del tiempo en la taberna. Allí pude relacionarme con toda la sociedad del pueblo. Cuando entré la primera vez tardé en ver la tertulia, tan oscura estaba la habitación. Las casas castellanas se construyen generalmente con sótanos, como refugio contra el sol que bate ardoroso las calles. En el sótano oscuro había un grupo de hombres tocados con boinas o sombreros negros de anchas alas. No se habla una palabra, pero el porrón de vino pasa de mano en mano.
Todos los personajes del pueblo estaban allí; el cerero, el tendero, el talabartero, el sastre, el zapatero remendón. (…)
Todos me miraron sin decir una palabra. Muchas preguntas, estoy seguro, bailaban en la punta de sus lenguas, pero poseían demasiada dignidad castellana para ceder a la mera curiosidad. Fue una mujer detrás del mostrador quien se dirigió a mí. (…)
Me hizo toda clase de preguntas, y al contestar, todos os hombres silenciosos continuaron contemplándome, midiéndome, pesándome en su balanza mental.
Por fin me encontraron aceptable.
El talabartero, un hombre alto y opulento, con cara roja y pelo gris, como un buen Sancho Panza, me hizo sitio para mí a su lado y me dio el porrón de vino.
Ningún pueblo en el mundo posee maneras tan corteses como el castellano. La razón de este rasgo nacional surge del individualismo innato del castellano. Tan consciente es él de su propia dignidad, que la respeta también en otros. Él sabe que es un habitante del desierto en esta parada estepa inmensa y que debe vivir toda su vida como observador aislado y solitario. De aquí su culto a la hombría de bien y su particular concepto del honor; el honor del español, como muchos han demostrado, es el «pathos» genuino o la pasión del individuo aislado y distinto. No ofrece ni busca compasión, porque quiere ser, como dice Unamuno, «nada menos que todo un hombre». Un hombre que pueda asentarse en sus propios pies y luchar por sí mismo.”
Eso sí, desde 1935 ya ha llovido un poco…
Tengo el libro, me lo compré cuando me hablaste de él y quiero leerlo en breve. Me atrae muchísimo. En cuanto a la concepción tradicional del honor castellano -he estado haciendo el Camino en Pancorbo- hay tanto de excelso como de enorme lacra histórica. El castellano viejo -ese coro formado por el cerero, el tendero, el talabartero, el sastre, el zapatero- sentían profundamente su llamada limpieza de sangre no mezclada con castas impuras. Había un grupo social en el País Vasco, Navarra, partes de Aragón, llamado los agotes, que era discriminado y estigmatizado por su oscuro origen que se relacionaba con los godos o los herejes. Eran despreciados como impuros. Me he encontrado en pueblos de Huesca iglesias con una entrada para los agotes. En el castellano, limpio de sangre, se estigmatizaba a los grandes comerciantes, a los que hacían dinero, se los despreciaba en una idea de la igualdad no mezclada con el beneficio económico. Esta tertulia que tanto admira Walte Starkie, y que idealiza, es producto de diversas exclusiones en las que cabe solo cierto tipo de ciudadanos... Ese ambiente oscuro es el que latió en la España en decadencia durante siglos... y aún se expresa en nuestro desdén por la prosperidad económica, los rencores de clase, y en nuestra concepción regionalista del país, irredento y anarquista. Ya no nos reunimos en sótanos en penumbra, pero todavía hay muchos rescoldos de ese igualitarismo en que no aceptamos que nadie tenga méritos para estar un ápice por encima de nadie. De ahí que ningún español que haya tenido éxito en el extranjero sea realmente apreciado en España. Ya no digamos, en nuestro país. Nos lanzamos a degüello sobre cualquiera que quiera o pueda sobresalir. Preferimos ser todavía esa tertulia de iguales que tiene una cierta concepción del "pathos" genuino. La envidia es el correlato amargo de ese citado carácter. No se admite a nadie que esté un milímetro por encima de todos. Por eso, el anarquismo floreció tanto en este país que ha sido renuente al progreso económico y tecnológico del resto de países de Europa.
EliminarHa llovido desde 1935, es cierto, pero hay muchos tics que siguen existiendo en nuestra idea de la vida y las relaciones sociales.
Un abrazo, Paco.
¿QUÉ SON LOS AGOTES
EliminarInteresantísima esa información sobre los agotes, que desconocía.
EliminarY muy de acuerdo con tu respuesta al comentario.
Un abrazo!
Cioran escribió: "Si Dios fuera un cíclope, España sería su ojo". Para luego añadir: "En mi juventud, lamenté no haber sido español. España me fascinaba, por ofrecer el ejemplo de los más prodigiosos fracasos. ¡Uno de los países más poderosos del mundo, hundido en tal decadencia!". "En Europa occidental, España es el último país que todavía tiene alma. Todas las hazañas y todos los incumplimientos de España han pasado a sus cantos".
ResponderEliminarConocía la atracción de Cioran por España, por su decadencia que tanto fascinó a los autores de la generación del 98. En la generación del 14, Claudio Sánchez Albornoz escribió un libro titulado "España, un enigma histórico". La reflexión sobre España continúa. Ahora se han publicado una decena de libros que reflexionan sobre España, país irremediablemente reñido con la modernidad en que siguen teniendo un papel fundamental las fiestas tradicionales de pueblo, los eventos regionales, los mitos históricos antiestatales... Somos una mezcla incomprensible, no exenta de méritos, pero más bien irredenta, contradictoria, anarquizante, llena de resentimiento, igualitaria, y condenada siempre al desconcierto y el fracaso histórico. Sin duda, para Cioran es algo admirable, igual que lo fue para Rainer Maria Rilke que consideraba a España y Rusia como los últimos países espirituales de Europa. Y sí, nuestra historia y nuestro fracaso es digno de la buena literatura. Que la España de la transición, en la que se concitó todo lo mejor de nosotros, haya fracasado de nuevo es signo inequívoco de que cualquier idea de renacimiento posible estará también condenada al fracaso. El poeta Gabriel Celaya en su poema "España en marcha" nos explica muy bien. ESPAÑA EN MARCHA. España, un país imposible y renuente a la modernidad, condenado a la confrontación interior permanente.
EliminarAlguien diría que aunque no tenemos arreglo, ya nos vamos arreglando en nuestra historia.
ResponderEliminarCada cincuenta años queremos instaurar un régimen revolucionario que acabe con un pasado corrupto y queremos derribar todo lo que significa para crear un nuevo orden puro y sin mácula. Así fue la Niña bonita que se unió a la idea de revolución y federalismo y sobre la que Ortega escribió ya en 1931 “ Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron con el advenimiento de la República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: ¡No es esto, no es esto! La República es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo”. Envidio el pragmatismo de los suizos aunque alguien dijo en una película que solo habían inventado el reloj de cucú en quinientos años. Me gustaría que fuéramos un pueblo menos pasional, menos utópico, más realista, menos soñador de imposibles... El carácter de un pueblo es su destino.
Eliminar"Que la España de la transición, en la que se concitó todo lo mejor de nosotros, haya fracasado de nuevo es signo inequívoco de que cualquier idea de renacimiento posible estará también condenada al fracaso".
ResponderEliminarRecuerdo un momento luminoso desde 1982 y años posteriores. Duró hasta el referéndum de la OTAN.
Ya sabes, Joselu, ese choste en el que van varias personas de distinta nacionalidad hablando entre ellos y se va identificando su nacionalidad sólo oyéndolos lo que dicen. Al oír que unos hablan mal de su país, todos saben que esos son españoles pues lo que acostumbramos hacer. Tenemos un complejo fortísimo de inferioridad y además no nos soportamos unos y otros aunque paradójicamente nos necesitamos para así poder seguir peleándonos o discutiendo entre nosotros. Ya escuchamos una vez a micrófono cerrado que se había quedado abierto sin saberlo que un presidente de gobierno comentaba a un informador que "nos interesa que haya cierto grado de crispación". Y ahí seguimos: generamos crispación y acto seguido se la lanzamos al otro a la cara. Esto es España.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Juan Carlos, muchas veces hay que leer lo que extranjeros dicen de España o los españoles para percibir mucho del aprecio que ellos sienten hacia nuestro país, país que tiene proscrito pronunciar su nombre, España, porque es sospechoso de los peores desmanes. Ciertamente, es así lo que escribes. Ayer leí que un escritor, Antonio Pérez Henares, expresaba lo que aparece en el enlace que dejo AQUÍ
EliminarUn abrazo, Juan Carlos.
Buenos días Joselu, me extrañaba que no hayas publicado últimamente, ¿Qué tal todo?
ResponderEliminarHola, Marcos, gracias por tu interés. Estoy dándome un tiempo para ver si vuelvo a publicar. Pienso que hay que tener algo que decir y yo no lo tengo claro. Saludos.
EliminarMe alegra tener noticias. Mucho ánimo. Espero que en el futuro tengamos alguna conversación (aunque sea por escrito).
ResponderEliminar¿Siguen los gorriones visitando tu balcón en busca de miguitas?
ResponderEliminarAyer, sobre las 22:00 h se coló un murciélago en el salón de casa, mi mujer salió disparada de allí, le dan repelús estas cosas, pero mi hija mayor, la pequeña ya dormía, y yo permanecimos ahí fascinados, con la mirada entusiasmada persiguiendo las habilidosas cabriolas del murciélago, Izaskun estaba boquiabierta, después de unos cinco intensos minutos el animalillo se metió por detrás de la televisión, casi atrapado entre los endiablados cables, así que fuimos a ayudarlo, me quité la camiseta y con suavidad lo atrapé, Izaskun y yo lo contemplamos por última vez, unos segundos, admirando esa cabezilla vampiresca y lo liberamos al exterior.
Sé que este será uno de los grandes recuerdos del verano para Izaskun... Puede que para el resto de sus días.
Un abrazo, apreciado Joselu.
Cabecilla mejor (por cabezilla).
Eliminar;)
Hermosa experiencia para Izaskun y para vosotros. Los murciélagos son unos seres híbridos, mezcla de mundos, que nos magnetizan. Para mí me resultan enigmáticos, inquietantes, sí, esa es la palabra.
EliminarSí que vienen gorrioncillos a nuestra terraza. Les dejamos una tostada rota en pedazos y al cabo de unas horas no queda ni el polvillo.
Gracias por tu afectuoso saludo, Paco.
Se te echa de menos. Puedes alargar tus vacaciones lo que desees,faltaría más, pero vuelve, ¿si?.
ResponderEliminarFeliz verano.
Adriana
Gracias, Adriana, de momento no creo que vuelva a publicar. Ha sido un paso muy meditado. Recibir tus comentarios era y sigue siendo un estímulo. Feliz verano también para ti.
EliminarInteresante lo que escribes y como ves tu propio mundo
ResponderEliminarsaludos
Recomenzar, gracias por tu comentario. Sin embargo, creo que he dejado ya de publicar de ahora en adelante. Mi propio mundo se encoge y desaparece de la red. Saludos cordiales.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarPara mi fue Machado quién mejor nos definió:
ResponderEliminarYa hay un español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza. Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”
España me produce, sobre todo, tristeza, es como ver a alguien tropezar en las mismas piedras. Al principio puede hacer gracia, luego ya tristeza.
Uno es español -yo por lo menos- a su pesar. No hay nada tan doloroso como ser español y amar este país dividido siempre. El único vínculo de unión entre los españoles son los bares, no es la cultura, no es la historia, no es la política, no es la literatura: de todo esto se es ajeno. España es un invento anómalo, profundamente doloroso. Por cada uno que la ama, hay diez que la odian. Tristeza, eso sí, mucha.
EliminarJoselu, lo que España necesita es un enemigo exterior fuerte, que nos veamos amenazados de verdad. Ahí veras a toda una tropa de "predicadores" mirar por sus intereses y a la gente normal unirse. Creo yo.
EliminarUn saludo
Bien puede ser, Daniel, pero ni en el caso de la invasión napoleónica hubo consenso en el modo de resistir. El rey Carlos IV se entregó a Napoleón, la nobleza se acomodó a la situación, el pueblo en forma de guerrillas plantó cara a los ejércitos franceses y creó una forma de guerra difícil de combatir. Los ilustrados se dividieron entre los afrancesados que creían que la dinastía francesa traería la modernidad y los que formularon el credo liberal en la cortes de Cádiz. Ni siquiera aquel momento supuso una respuesta común, y de ahí vienen nuestros males porque no se vencieron los afrancesados ni los liberales sino un rey cretino como Fernando VII. De paso, decir que la España americana, no colonias, aprovecharon para independizarse aprovechando la fragilidad de la España continental. No se reaccionó en común sino con tremendos enfrentamientos entre los españoles para vencer al final el menos dotado y más inútil. Un saludo. Siempre te leo y en tus palabras traduces muy bien mucho de lo que yo pienso, pero prefiero no comentar para no hacerme presente en la blogosfera. Un saludo.
EliminarHola Joselu, descansas por lo que veo. Solo quería decirte que me fui al camino de Santiago este verano, sola y feliz de cumplir mi sueño. Quería agradecerte también el impulso que me dieron tus palabras, era algo que deseaba hacer pero siempre encontraba demasiada oposición. A veces pienso que tus caminatas me pusieron en marcha, y fue una gran experiencia, habría sido muy triste apagar una vez más ese deseo.
ResponderEliminarEspero que la vida te vaya bien, ¡un abrazo!
Ana, he leído tu post con mucha alegría y he reconocido ese sentimiento universal de empatía con el mundo. Me hace sentir gozo que hayas hecho el camino de Santiago y que hayas percibido su fuerza, a la vez que activado el sentimiento de gratitud. Sigo bien, pero distanciado del blog. Elijo el silencio, aunque sigo leyendo los blogs próximos. No creo que vuelva a publicar. Sigo haciendo caminatas. Caminar es una forma de oración y de reencuentro conmigo mismo. Un abrazo.
EliminarEstoy pensando en escribir la historia del camino, su fuerza, como dices, y su magia, pues me pasaron muchas cosas sorprendentes. Tardaré muchísimo seguramente, sé que no ahorre en detalles sobre la experiencia, lo saboree como pocas cosas he saboreado. Me tomé cada jornada como un regalo y sin prisas y sin apenas molestias, fui quemando kilómetros, desando que el camino se alargase incluso más allá de Finisterre. Menudo reto dejar constancia de todo lo que experimenté en esos días, pero me sentará de maravilla ponerlo por escrito.
EliminarFeliz domingo.
Ahorraré, eso quería decir, me pasa a menudo que releo por encima antes de publicar y luego veo que faltan letras, ji,ji.
Eliminar¡Te deseo unas fiestas agradables Joselu, ojalá vuelvas a publicar algo, se te echa en falta, te mando un gran abrazo!
ResponderEliminarFeliz Navidad, Ana, te deseo lo mejor en estos días y el año que empieza. Muchas gracias por acordarte de mí. Por mi parte, sigo lo que publicáis mis amigos aunque no intervenga. Sigo tus andanzas en el camino de Santiago con placer. No siento el deseo de publicar, creo que mi momento ha pasado ya. Recibe tú también un cálido abrazo.
EliminarJoselu,te envío un abrazo en la distancia. Deseo para ti y tu familia una Navidad feliz y sin sobresaltos.
ResponderEliminarAdriana
Adriana, muchas gracias. Un abrazo también para ti, sigo en la blogosfera leyendo blogs amigo pero siento que yo ya no tengo nada que decir. Pienso que este año que acaba ha sido afortunado, con algún sobresalto importante, pero en definitiva dichoso. Espero que también lo haya sido en tu caso. Gracias por acordarte de mí. Abrazo también para ti. Esta noche la pasaré con mi familia y mis dos gatitos. Suerte.
EliminarFeliz Año 2.022
ResponderEliminarDaniel, gracias, también feliz año para ti. Un saludo.
EliminarOtro año más, esperando que en lo posible vayan mejorando un poco las cosas.
ResponderEliminar¡Buena entrada de año Joselu!
Te leo, Ana, y me alegro de que vuelvas a estar activa como creadora de historias e ideas y promuevas sentimientos positivos en tu blog. Me ham alegrado mucho tu saludo y tus buenos deseos que comparto igualmente contigo. Buena entrada de año, Ana, también para ti.
EliminarQue tengas buen año, querido Joselu.
ResponderEliminarSeguimos en el camino.
También para ti, Paco. Ya es Año Nuevo. Seguimos en el camino.
EliminarGracias por tu visita.
ResponderEliminarTe echaba de menos.
¡Feliz Año Nuevo!
Te leo habitualmente y tu blog me ha dado la idea de ir a los jardines de Pedralbes pero como a mí se le ha ocurrido a la mitad de los barceloneses a estas alturas. Sigo leyendo blogs, cada día dedico tiempo a hacerlo, pero no suelo comentar salvo que algo me queme como ha sido el caso en tu blog. Quiero hacer mi presencia casi invisible, pero sigo estando presente, como ves. Feliz año nuevo también para ti.
EliminarHe disfrutado leyendo los comentarios. Un lujo de comentaristas.
ResponderEliminarPor cierto, tuve a Francisco Rico como profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de Barcelona. Una gozada...
Saludos cordiales
Yo estudié en Zaragoza así que no pude conocer en directo a Rico, los Blecua, etc. Vi a Rico en la UAB cuando hacía los cursos de doctorado, tenía bastante mala fama como hombre arisco, soberbio e intratable. Eso sí, como especialista en Dante es uno de los más notables críticos. Leí su edición de El Quijote en uno de mis viajes por La Mancha y disfruté muchísimo. Por cierto, hace mucho que no he vuelto a releer El Quijote. El haberlo explicado más de quince años en bachillerato sin demasiado éxito -más bien poco- me han llevado a saturarme en algunos aspectos. Saludos cordiales.
EliminarTambién tuve a los Blecua de profesores. Por cierto, D. José Manuel Blecua padre me examinó de Ingreso en Zaragoza y unos cuantos años después me lo encontré en la Facultad de Letras de BCN. Luego estaban José Manuel Blecua y Alberto Blecua hijos del anterior. También los tuve en la misma Facultad.
EliminarSaludos cordiales
Una pena no haberles tenido a alguno de ellos como profesores. Parece que el tiempo de los grandes filólogos ha pasado. Ya no hay figuras de su dimensión en la universidad que, por otra parte, se ha desleído y gasificado en su voluntad de estudios filológicos y humanísticos.
EliminarMe temo que tienes razón, pero la verdad es que llevo muchos años desconectado de ese "mundo" universitario
EliminarDices: "me asombra que alguien hable bien de nuestro país y estime su riqueza literaria, vital y artística" y no te falta razón. ¿por qué somos tan negativos con nuestro propio país? Creo que esta actitud viene de lejos. Una cosa es pecar de patrioterismo y otra muy distinta estimar la tierra que nos vio naces y que pisamos un día sí y otro también...
ResponderEliminarLa cuestión es compleja: ¿Por qué los españoles deploran ser patriotas como lo son los británicos, los alemanes -pese a su historia-, los rusos, los irlandeses, etc, etc... La mayoría de las naciones no acomplejadas se sienten orgullosas de su país. Lo esencial de la actitud de Putin y de la mayoría de los rusos es un profundo patriotismo heredado de la URSS. Solo lo dejo caer. España es un país en que sentirse apegado a la patria es propio de la extrema derecha algo que en otros países no es así. La izquierda deja el patriotismo a la derecha. Si alguien habla mal de su país, seguro que es español. Tenemos una concepción muy negra de nosotros mismos. Nos despreciamos. Otros países nos miran con más respeto que el que nosotros nos dedicamos a nosotros mismos. Supongo que es una forma de ser que no tiene solución y que procede de un profundo acomplejamiento...
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