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miércoles, 10 de junio de 2020

La verdadera patria


15 comentarios :

  1. Mi sentimiento es apátrida en torno al territorio. No contemplo otra patria que no sea aquella que la palabra que habito. No se habita un país, se habita una lengua. Una patria es eso y nada más.
    Mi patria es ‘ningún sitio’, ese hermoso lugar que es de todos.

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    1. Yo pensaba que tu patria era un lugar que limita con Salobreña,Vélez de Benaudalla, Lújar, Torrenueva Costa y Gualchos-Castell de Ferro. ¿Un poco sí? ¿no?

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    2. El límite más importante es el mar.

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  2. En el primer tercio de la vida creía en la patria, la bandera, el honor, dios...etc. con el tiempo pude comprobar que detrás de estos conceptos se esconden intereses en muchos casos poco confesables y que incluso muchos de lo que los enarbolan no creen en ellos.
    Me convence más el concepto de que la "patria es el otro". Lo que se entiende por patria, al menos por la derecha (la ultraderecha, es tan solo un estado alterado de la derecha, tal vez por el miedo), me parece una prolongación del egoísmo a algo más grande
    Un abrazo

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    1. Sin embargo, vivimos en un país de patrias que se viven apasionada, sentimental, salvajemente... Solo hay que mirar nuestro país y la cantidad de patrias que existen. De todas maneras, la cita que expongo está sacado de un libro japonés de 1908 y se refiere a un protagonista, Daisuke, que lee sobre todo literatura extranjera y no se identifica tanto con la tradición japonesa.

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  3. No me va bien el moden, o el ruter o como quieran llamarlo.
    Así que voy rápido porque se se cortará.
    La patria es el último reducto de los nacionalistas. Estos se envuelven en en su nombre, soflaman, vociferan y se encuentran protegidos dentro de la atmósfera que crean.
    No hay ningún patriota que no tenga dinero en Suiza, esa si es la verdadera patria, la de los canallas.
    Un abrazo

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  4. La patria de uno es su barrio, su familia y sus amigos, sobre todo los e la infancia y juventud.
    Otra cosa es el estado, del que todo el mundo, al parecer, quiere renegar... hasta que le hace falta ir a un hospital. Incluso los más revolucionarios anarquistas buscan su protección para llevarse una pensión o cobrar subsidios o que le atienda un medico, aunque lleven toda una vida sin poner un euro y lanzando soflamas contra la "opresión del estado". La patria es emocional, el estado es racional (o debiera).
    Un saludo

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  5. Ja, ja, ja, amigos, me he quedado boquiabierto porque en ninguno de los comentarios han aparecido los libros que era para mí el centro de la cita. Todos los que habéis participado amablemente os habéis fijado en el término de "patria". Esto es sorprendente. Es curioso que vivamos en las sociedades más controladas y más dictatoriales de la historia en que el estado controla todo "por nuestro bien" y que todos nos sometamos al Leviatán del estado, y nos rebelemos, como si fuéramos viejos anarquistas frente al término patria mediante las palabras más hermosas y radicales. Creo que vivimos en la dictadura más terrible de las que se han conocido. No vienen a buscarnos de madrugada para darnos el paseíllo, pero nuestra vida solo es un vestigio de lo que fue en otros tiempos en que los seres humanos sentían la idea de libertad dentro de ellos. Somos unos románticos acabados pero nos sometemos a las bienaventuranzas del estado que nos da protección a cambio de libertad. No es necesario que existan delatores porque somos nosotros mismos los que nos ofrecemos desnudos a las grandes corporaciones de nuestro tiempo que nos conocen totalmente. Pienso que vivo en una dictadura y la palabra patria me parece ingenua respecto a la realidad en que estoy. Para oponerme a esa dictadura, peor que el franquismo, solo tengo los libros, son los únicos que me permiten sentirme libre mientras los leo. Pero cada uno hemos hablado libremente de lo que nos ha salido por un juego de libre asociación que me ha divertido. Un cordial saludo a todos lo que habéis participado.

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    1. Resulta JOSELU, que vivo en esta Barcelona dominada por banderas en los balcones, donde se manosea la palabra patriota constantemente.
      La palabra patria no se sabe lo que es. Pregunta si significa lo mismo que Estado, o es sinónimo de nación. Nadie sabrá diferenciar lo uno de lo otro.
      Yo tengo 67 años y no he ganado en amigos cuando hablo de esa palabra, te lo aseguro, he aprendido a ganar en silencios.
      No se me ocurrirá sacarla a colación en casa de mi hijo.
      Con ciertas personas, sino deseo perder relación, no puedo hacer referencia.
      He perdido muchos visitantes por posicionarme en el blog.
      Por la palabra patria me han llamado "merda", porque no creo en ella, claro, y es normal que lo primero que me viene a la cabeza es la connotación política, porque me guste o no, lo han politizado todo, incluso la cultura...Y AQUI VIENEN LOS LIBROS: El grupo Koiné tiene la palabra patria para sus escritores. No existen otros. No exiten los Zafones, los Cirlots, los Gil de Biedma, los Mendoza, los Laforet, los Marsé...ni tan siquiera los Plá , ni los Gimferrer, poeta exquisito donde los hubiera. Existen las Raholas, los Monzos y las Ampar Moliner.
      Ahora entenderás porque he ido por ahí, porque es lo que estoy viviendo de continuo.
      Conozco tal cantidad de buenos escritores, tal cantidad de dejados de la mano de Dios porque no han querido escribir la palabra patria en el otro idioma oficial (porque tenemos dos, no hay que olvidarlo), que me da coraje el sólo pensarlo.
      Es cierto, no vienen a buscarnos de madrugada para darnos el paseillo, son solapados, lo hacen con leyes que subvencionan lo mediocre, lo banal, lo chapucero, para acabar afirmando que Cervantes era catalán, al igual que lo fue Teresa de Jesús.(sic)

      En la pagina que te dejo adjunta, podrás encontrar muchos ejemplos de escritores excelentes que no han pronunciado jamás la palabra patria en catalán ni en castellano:

      http://escritoresreconditosmistral.blogspot.com/


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    2. Miquel, mi sintonía contigo es total y completa. Yo también he perdido relaciones por este tema y las que más me duelen es la de exalumnos que me han dejado de hablar por haberme posicionado en contra de la patria. Cataluña se ha empobrecido radicalmente, no son conscientes de ello porque todos son mediocres y resentidos en contra de fantasmas. Asumo todo lo que has escrito como si fuera parte de mí. Es parte de mí. Visito con frecuencia Calafell, la patria sentimental de Carlos Barral, otro de los silenciados. Hay una calle cerca de donde tengo un apartamento alquilado que le han puesto carrer de Carles Barral para asimilarlo un poco, pero no mucho. Es la decadencia de Cataluña, pretendiendo lo contrario han hecho de esta región la más pobre culturalmente de España. Pero ellos miran a España con desdén. Ese es el mal del nacionalismo catalán, el desdén hacia lo que no entienden.

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  6. Ya que esto va de la patria que uno encuentra en los libros; en los libros me voy a detener.

    Te leo en tus respuestas rememorando otros tiempos en que los seres humanos sentían la idea de libertad dentro de ellos, sé que tú has militado en la izquierda y que esa idea habrá arraigado en ti bajo los ideales de una sociedad más justa.

    Pero luego también me dejas a mí desconcertado cuando piensas que ahora la situación es peor que en el franquismo.

    Considerando las circunstancias pasadas, poco consuelo era sentir la idea de libertad dentro de ti, cuando uno vivía su existencia con miedo, bajo el temor de ser acusado por un vecino, de contravenir la idea de acatamiento social que había instaurado el régimen, y cuidándote en extremo de hacer cualquier crítica.

    Nosotros ahora podemos decir públicamente, en un blog por ejemplo, gruesos improperios contra el gobierno, expresarlos con libertad, incluso insultar a quienes nos gobiernan, también a la oposición la podemos echar toda la mierda que queramos… y no nos pasará nada, podremos irnos a dormir tan tranquilos. En los tiempos de la dictadura, con seguridad, no tardarías en tener una pareja de guardias civiles a la puerta de tu casa para acompañarte al cuartelillo, allí te darían una buena somanta de palos para “suavizarte la boca” y, como poco, pasarías unos días durmiendo con las chinches en el calabozo.

    Te leo que para oponerte a esta dictadura actual, peor que el franquismo, según tus palabras, solo tienes los libros, señalando que son los únicos que te permiten sentirte libre mientras los lees… pues eso no lo podías hacer con entera libertad en el franquismo. Pero sí lo puedes hacer ahora.

    Con Franco, no podías elegir con libertad cualquier libro, aunque por supuesto tenías a tu disposición otros escogidos por el comité censor del nacionalcatolicismo, después de ser aprobados al no atentar contra los valores católicos.

    Por eso la dictadura de Franco cometió uno de los mayores desagravios contra la libertad que puedan hacerse; quemar miles y miles de libros, muchas veces en actos públicos revestidos de solemnidad.
    Como el que tuvo acto en la Universidad Central de Madrid, presidido por Antonio de Luna, catedrático de Derecho, soltando esta arenga:

    “Para edificar a España Una, Grande y Libre, condenamos al fuego los libros separatistas, los liberales, los marxistas, los de la leyenda negra, los anticatólicos, los del romanticismo enfermizo, los pesimistas, los pornográficos, los de un modernismo extravagante, los cursis, los cobardes, los seudocientíficos, los textos malos y los periódicos chabacanos, E incluimos en nuestro índice a Sabino Arana, Juan Jacobo Rousseau, Carlos Marx, Voltaire, Lamartine, Máximo Gorki, Remarque, Freud y al Heraldo de Madrid”.

    Pero también se hicieron numerosos expurgos en las bibliotecas públicas echando a la pira obras de "dudosa moral" escritas por Unamuno, Pío Baroja, Blasco Ibáñez, también títulos como Sonata de otoño, de Valle-Inclán; Poesías completas , de Antonio Machado; La rebelión de la masas, de Ortega y Gasset; Guerra y paz, de Tolstoi o Crimen y castigo, de Dostoievski.

    O 1984, de George Orwell, La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín prohibida hasta 1962, El extranjero, de Albert Camus prohibido hasta 1958, etc.

    Se quemaron miles de libros en todo el país, muchas colecciones privadas de intelectuales contrarios a Franco.

    “En Barcelona se destruyeron justo después de la Guerra Civil 72 toneladas de libros de editoriales y bibliotecas públicas y privadas.”

    https://www.libropatas.com/listas/los-libros-prohibidos-la-dictadura-franquista/

    En fin, me parecía oportuno precisarlo, Joselu, y ya sabes que sin ninguna acritud hacia ti, de hecho hay aspectos de tu respuesta en los que concuerdo contigo, en otros, ya ves, no.
    Un abrazo y cuídate.

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    1. Hola, Paco, recibí tu mensaje ayer por la noche y quise ir a contestarte pero mi ordenador se desconecta a las doce y hay que reiniciarlo y eso lleva su tiempo. Hoy salgo a hacer una caminata en cuanto acabe con tu respuesta.

      Creo que no hablamos de lo mismo. Te ha impresionado mi frase de que esta dictadura es peor que el franquismo y me reafirmo. Cuando estábamos en el franquismo, situación que tú no conociste, eras muy pequeño, teníamos conciencia muchos de que estábamos en una dictadura y actuábamos en consecuencia en cuanto adquiríamos conciencia de que era un sistema que no nos gustaba. Y había formas de resistir muy eficaces, y se podían leer todo tipo de libros en las librerías que tenían trastiendas donde se podían adquirir libros prohibidos. Nunca la sociedad fue más fuerte que en el franquismo como sistema de resistencia frente a la dictadura. Las asociaciones vecinales, los sindicatos clandestinos, las asociaciones de estudiantes, culturales, fueron decisivas para enfrentarse a aquel estado de cosas. Tomamos conciencia de que queríamos ser como el resto de Europa. Sin embargo, vino la democracia y a lo largo de las décadas, la sociedad ha ido languideciendo y se ha impuesto el estado. A más estado, menos sociedad. El estado se sustenta en un bosque de ordenanzas desde municipales, autonómicas, estatales, fiscales, etc que van comprimiendo la vida del ciudadano hasta hacerle desaparecer. Sí, podemos votar cada cierto tiempo, ¿pero tiene alguna influencia tu voto respecto a lo que sucede en tu vida cotidiana? ¿Tienes alguna capacidad de decidir? Todo te lo dan hecho y solo tienes que acatar. La sociedad carece de espontaneidad y capacidad de influencia en la realidad. Tú me dirás: están las redes sociales donde uno puede escribir lo que quiera e insultar a Pedro Sánchez o a Vox o a quien sea. Hay quien dice que si alguien hubiera querido acabar con la democracia habría inventado las redes sociales, instrumentos nuevamente opresivos de la mediocridad resentida y lo políticamente correcto. La masa pensante tiene el aliviadero de las redes sociales como escape, pero nuestra iniciativa como ciudadanos es cero frente al poder del estado. A esto se añade, el control tecnológico del que somos víctimas. La tecnología permite que tú y yo nos comuniquemos, es cierto, pero, a la vez es un sistema de control total sobre nuestra vida y nuestra intimidad que es conocida de sobra por los algoritmos de la IA. En el franquismo, como decía, éramos conscientes de a lo que nos enfrentábamos, ahora no. Ahora vivimos una realidad asfixiante y opresiva a todos los niveles y la acatamos como parte de esa democracia en la que creemos.

      La cultura se ha convertido en una excepción, la enseñanza se ha devaluado y ya la escuela no prepara para las inquietudes intelectuales y es de una planitud absoluta (he sido 37 años profesor y sé de lo que hablo). Tú me dirás que hay blogs que hablan de literatura, como el tuyo, y otros muchos. Muchos los tengo enlazados, pero en la sociedad la literatura, la filosofía son irrelevantes. Muchos bares para desahogarnos, pero inquietudes culturales son inexistentes a nivel social. Leo ahora un libro sobre la Viena de los años veinte del siglo pasado y me doy cuenta de la importancia que tenía la cultura, el alto grado de conciencia literaria que existía entre las clases medias. Se era mucho más culto que ahora cuando domina una suerte de mundo bárbaro de centros comerciales y pocas más iniciativas. Uno lee sobre otros momentos de la historia en que el estado era mucho menos opresivo y se da cuenta de que la sociedad era mucho más fuerte y dinámica. Vivimos un mundo opresivo y ejecutor de un control férreo sobre las iniciativas individuales que se quedan en Twitter o Facebook o en los blogs que son de gente mayor.

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    2. Y digo que la literatura me hace sentir libre porque puedo leer planteamientos de otros tiempos en que la imaginación y la libertad creativa era mucho mayor, infinitamente mayor que ahora que vivimos bajo control y no nos damos cuenta, creemos que vivimos en una democracia. Pero el problema no es solo de España, es la lógica de un sistema burocrático-económico-tecnológico que nos aplasta. Formalmente es una democracia pero la calidad del debate político es miserable y el ciudadano medio no pinta nada allí. Pero ya digo que no es un problema solo de España.

      Cuando leo cómo era el mundo hace décadas respiro aliviado. Claro que era más opresivo para algunos sectores: homosexuales, otras culturas, las mujeres. En esto hemos avanzado, pero eso no justifica el tiempo plano en que vivimos, de una pobreza cultural alucinante y en el que lo único que funciona es el pensamiento políticamente correcto.

      Yo me siento devastado.

      Bueno, he intentado explicarme, pero explicarse a veces no es fácil, comprimir todo un conjunto de ideas en poco espacio.

      Un abrazo, Paco.

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    3. Hola, Joselu.

      Me impresionó tu frase, ¿cómo no hacerlo?

      Diferentes miradas, pero hablamos de los mismo

      Sí, solo 7 años al morir Franco, tú eras 11 años mayor que yo, tenías 18, tampoco es un periplo extenso en la dictadura para acumular muchas experiencias vitales, pero es más de lo que yo viví con Franco, sin duda.
      Aunque para los aspectos que he aportado, nada interfiere la edad.

      Echas la vista atrás hacia tu juventud de entonces y denoto cierta nostalgia, lo que en absoluto es malo, aunque me pregunto si retrocedes hacia allí con cierto romanticismo o idealización, pero puedo equivocarme.

      Entiendo que el confinamiento ha agudizado la sensación de control que sentimos, sin negar que antes no existiese, pero deduzco de tus reflexiones que tu mayor percepción hoy sobre el control que te hace el Estado, está también, en cierta medida, influenciada por esta situación excepcional de confinamiento decretado y la vigilancia de nuestros pasos; estos días revelabas tu agobio por el control en el inédito panorama, incluso afirmabas sentirte agobiado por el control al que te sometían tus hijas. Eso lo noto en esta respuesta, me consta que algo de esto hay en tus sensaciones.

      Pero este episodio de férrea vigilancia sobre nuestros movimientos y el confinamiento, que se ha observado en casi todo el mundo, ha sido aconsejado al Estado por los organismos sanitarios, asesorando en las pautas a seguir.
      Incluso al intocable poder económico se le ha parado en seco, cosa impensable antes.

      Yo no reducía la libertad de expresión a los insultos que se dicen por las redes sociales, abomino de ellas, ni siquiera las tengo, opinar libremente es algo que, afortunadamente, trasciende la corrala de las redes sociales, ocurre que el ruido en ellas anula todo.



      El control sobre la ciudadanía por los gobernantes es tan antiguo como la misma política, y no vale esa panacea de la democracia directa en la polis griega; en la que solo participaban una minoría de ciudadanos privilegiados.

      Casi la totalidad de los sistemas de gobierno, desde la antigüedad, llevan implícito en su razón de ser el ordenamiento de la sociedad y las normas que la rigen, y esto no se puede ejercer sin control, ya sea abiertamente o de manera sutil, tal vez hoy más encubierta en la palabra democracia, no te lo discuto.

      Este controlarnos ya era lejano. Una buena manera de atestiguarlo es leyendo el Discurso de la servidumbre voluntaria, escrito en 1576 por Étienne de La Boétie, cuando ya se quejaba de nuestro servilismo y complacencia hacia el férreo control político que padecía la ciudadanía.

      Cuando escribes si hoy : “¿Tienes alguna capacidad de decidir? Todo te lo dan hecho y solo tienes que acatar.”

      Concuerdo contigo en nuestra exigua capacidad para actuar en pocas cuestiones estatales, ahora bien, ¿hubieses puesto en nuestras manos, la de todos los ciudadanos, la decisión de gestionar cada uno, por su cuenta, la situación del coronavirus? ¿apelarías a la responsabilidad individual viendo la cantidad de irresponsabilidades que miles de ciudadanos han protagonizado poniendo en riesgo las vidas de otros tantos?

      La anarquía sería el sistema perfecto, en cuanto a que otorga libertad plena al individuo para controlarse así mismo, apelando a su responsabilidad social, pero sabemos que nosotros destruiríamos su esencia, solo tenemos que mirarnos.

      (Lo pongo en dos partes porque no me deja en una, jaja)

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  7. Te comenté que exponías puntos coincidentes con mi visión de ciertas cosas, el hecho de votar y que esto no se traduzca en casi nada, el paupérrimo debate parlamentario como reflejo de la infame preparación de nuestros políticos, que es reflejo de la sociedad en general, el deterioro cultural que sufrimos, el control de nuestra información por las tecnologías, todo esto es indiscutible.

    Así es, el mundo de hace décadas era opresivo para esos colectivos que nombras, pero igualmente para miles de personas cuyo pensamiento divergía de la corriente dominante en el poder, por eso millares de personas de toda condición y orientación se vieron forzadas al exilio ante la posibilidad de verse encarceladas por tener otras ideas.

    Y sí, vivimos en un tiempo plano, de acuerdo contigo, amigo Joselu, es el peaje de esta modernidad de realidades virtuales, muy cierto, todos los bares llenos para nuestro desahogo, pero la cultura no parece importarle a casi nadie.

    En muchos motivos puedes sentirte devastado con razón. Y No dudo que la sociedad antes fuese más fuerte que ahora, tenía que serlo.

    Te has explicado fenomenal, tus argumentos siempre enriquecen el debate, muy sano e instructivo contigo. No deseo eternizarme con esto, es imposible que coincidamos en todo.

    A mí también me procura alivio la literatura. Disculpa si resulto pesado, te entiendo.

    Un fuerte abrazo!

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