Blog poliédrico que no cree que haya una versión canónica de la realidad y que asume la contradicción flagrante como sistema de interpretación del mundo.
Ajustar las cuentas con uno mismo debiera ser en el punto de llegada. Para llegar a llevar una filosofía de vida primero se ha de aprender, para paulatinamente aplicar lo aprendido. La realidad la vemos según el lado donde estemos situados. En el cadalso no es lo mismo ser víctima que verdugo. Creo que es por ello más que necesario que la filosofía sea materia indispensable en los colegios, independientemente sea esta, racionalista o empírica, metafísica o positivista, deduccionista o induccionista.
Lo importante, creo, es que que ayuda a formular las preguntas para eso de "ajustar las cuentas con uno mismo" cuando llegue la ocasión, y que si sabemos como actuar en el trayecto, seguro sabremos no flagelarnos en exceso al final de este, que es cuando cerramos caja en los libros del "Debe y el Haber". Un abrazo y feliz día lluvioso. Salut
En tu afluente de ideas variadas se me ocurren diversas cosas referidas a lo interesante de lo que propones con lo que no necesariamente estoy de acuerdo. Primero lo de que ser víctima o verdugo no es lo mismo. Aparentemente no. No hay nada más opuesto a ser víctima o verdugo, pero en la filosofía zen aparece la armonización de los contrarios. El blanco y el negro, el mal y el bien, el conocimiento y la ignorancia. Cuando el verdugo corta el cuello de la víctima, la atraviesa, se identifica con ella, la posee, y, de igual forma, la víctima se identifica con la acción del verdugo. Es atroz pensar así porque sabemos que en Auschwitz o en Kolima los verdugos eran seres malvados e inicuos, pero hay una ley interna que une los contrarios. Cuando el arquero dispara una flecha es simultáneamente el arquero, el arco, la diana y la flecha, ese es el misterio incomprensible. La idea tradicional de que quien bien te quiere te hará llorar no es tan absurda.
Cierto, en las escuelas debería haber desde primaria clase de filosofía como materia troncal en todos los cursos. Pero añado humildemente que también de literatura en todos los cursos. Hoy solo se pueden cursar estudios de tecnología y administración de empresas. La materia humanística es puro mierdo que diría Jesús Lizcano.
En cuanto a no flagelarnos en exceso cuando somos mayores, yo disiento espectacularmente. No hay frase que me cause mayor desprecio que la que oigo cuando dice "a mi edad ya no tengo que justificarme ni explicarme". Me repugna. Mucho. Pienso que cuando uno tiene ochenta o noventa años, si su mente está fresca, aún tiene que explicar y justificarse. Los ajustes de cuentas tienen que ser crueles, no entiendo, como suele, que a los viejos haya que tratárselos con benevolencia. Con compasión sí, pero con benevolencia no. Todo el mundo ha de hacer ajuste de cuentas consigo mismo, y flagelarse hasta que la piel se caiga a tiras. Cuando un anciano se perdona a sí mismo me surgen dudas, yo no pediré un beneficio semejante. Quiero tanto amarme como odiarme a conciencia, es una dualidad que no cesa.
Parece que la lluvia ha cesado, mal porque me gusta ser arrullado por la lluvia. Salut.
Pero es al final del camino, al final, y yo entiendo que habla de "punto de partida", no de llegada. Al igual soy yo el que lo lee equivocadamente Un abrazo
Un punto de partida, según lo entiendo, no es algo que rige solo cuando comienzas sino algo que te acompaña toda la vida. ES un principio vital que llega hasta el final. Pienso. Cuando tienes veinte años no hay que hacer ajuste de cuentas, eres demasiado ignorante, pero cuando tienes cincuenta o sesenta es un buen punto de partida para poner en cuestión todas tus creencias, tus juicios y tu modo de ver la realidad. Cuando tiene claras tus ideas, uno envejece definitivamente. Siempre hay que revisar lo que uno cree y lo que ha creído hasta ahora. ES un buen punto de partida. Cuando uno se considera con benevolencia, malo. Es que uno es viejo y ya no puede avanzar. Entonces una buena sesión de ayahuasca sería lo más necesario. Yo quiero. Un abrazo.
Conozco a una mujer que tiene 86 años que la probó cuando tenía 81 y recuerda una experiencia visionaria luminosa -ojo, a cada uno le puede dar por visiones diferentes y no necesariamente buenas- y este año quiso repetir la toma de ayahuasca conmigo pero no ha podido ser de momento. Salut.
Lo de ajustar las cuentas con uno mismo es ciertamente una idea que muchos aceptarían como gesto de autocrítica más o menos tolerante; es mucho más difícil poner en cuestión todo nuestro modo de ver la realidad, ese cristal de colores que nos da soporte ideológico y confirma nuestras creencias más firmes, las que creemos inamovibles, las que pensamos que son absolutamente nuestras y que están en nuestra base. He ahí lo dificil.
Ajustar las cuentas con uno mismo debiera ser en el punto de llegada. Para llegar a llevar una filosofía de vida primero se ha de aprender, para paulatinamente aplicar lo aprendido.
ResponderEliminarLa realidad la vemos según el lado donde estemos situados. En el cadalso no es lo mismo ser víctima que verdugo.
Creo que es por ello más que necesario que la filosofía sea materia indispensable en los colegios, independientemente sea esta, racionalista o empírica, metafísica o positivista, deduccionista o induccionista.
Lo importante, creo, es que que ayuda a formular las preguntas para eso de "ajustar las cuentas con uno mismo" cuando llegue la ocasión, y que si sabemos como actuar en el trayecto, seguro sabremos no flagelarnos en exceso al final de este, que es cuando cerramos caja en los libros del "Debe y el Haber".
Un abrazo y feliz día lluvioso.
Salut
En tu afluente de ideas variadas se me ocurren diversas cosas referidas a lo interesante de lo que propones con lo que no necesariamente estoy de acuerdo. Primero lo de que ser víctima o verdugo no es lo mismo. Aparentemente no. No hay nada más opuesto a ser víctima o verdugo, pero en la filosofía zen aparece la armonización de los contrarios. El blanco y el negro, el mal y el bien, el conocimiento y la ignorancia. Cuando el verdugo corta el cuello de la víctima, la atraviesa, se identifica con ella, la posee, y, de igual forma, la víctima se identifica con la acción del verdugo. Es atroz pensar así porque sabemos que en Auschwitz o en Kolima los verdugos eran seres malvados e inicuos, pero hay una ley interna que une los contrarios. Cuando el arquero dispara una flecha es simultáneamente el arquero, el arco, la diana y la flecha, ese es el misterio incomprensible. La idea tradicional de que quien bien te quiere te hará llorar no es tan absurda.
EliminarCierto, en las escuelas debería haber desde primaria clase de filosofía como materia troncal en todos los cursos. Pero añado humildemente que también de literatura en todos los cursos. Hoy solo se pueden cursar estudios de tecnología y administración de empresas. La materia humanística es puro mierdo que diría Jesús Lizcano.
En cuanto a no flagelarnos en exceso cuando somos mayores, yo disiento espectacularmente. No hay frase que me cause mayor desprecio que la que oigo cuando dice "a mi edad ya no tengo que justificarme ni explicarme". Me repugna. Mucho. Pienso que cuando uno tiene ochenta o noventa años, si su mente está fresca, aún tiene que explicar y justificarse. Los ajustes de cuentas tienen que ser crueles, no entiendo, como suele, que a los viejos haya que tratárselos con benevolencia. Con compasión sí, pero con benevolencia no. Todo el mundo ha de hacer ajuste de cuentas consigo mismo, y flagelarse hasta que la piel se caiga a tiras. Cuando un anciano se perdona a sí mismo me surgen dudas, yo no pediré un beneficio semejante. Quiero tanto amarme como odiarme a conciencia, es una dualidad que no cesa.
Parece que la lluvia ha cesado, mal porque me gusta ser arrullado por la lluvia. Salut.
Pero es al final del camino, al final, y yo entiendo que habla de "punto de partida", no de llegada.
ResponderEliminarAl igual soy yo el que lo lee equivocadamente
Un abrazo
Un punto de partida, según lo entiendo, no es algo que rige solo cuando comienzas sino algo que te acompaña toda la vida. ES un principio vital que llega hasta el final. Pienso. Cuando tienes veinte años no hay que hacer ajuste de cuentas, eres demasiado ignorante, pero cuando tienes cincuenta o sesenta es un buen punto de partida para poner en cuestión todas tus creencias, tus juicios y tu modo de ver la realidad. Cuando tiene claras tus ideas, uno envejece definitivamente. Siempre hay que revisar lo que uno cree y lo que ha creído hasta ahora. ES un buen punto de partida. Cuando uno se considera con benevolencia, malo. Es que uno es viejo y ya no puede avanzar. Entonces una buena sesión de ayahuasca sería lo más necesario. Yo quiero. Un abrazo.
EliminarPíde otra para mi, llego dentro de un rato...
ResponderEliminarSalut
Conozco a una mujer que tiene 86 años que la probó cuando tenía 81 y recuerda una experiencia visionaria luminosa -ojo, a cada uno le puede dar por visiones diferentes y no necesariamente buenas- y este año quiso repetir la toma de ayahuasca conmigo pero no ha podido ser de momento. Salut.
EliminarCada noche, antes de acostarme, tengo que aclarar conmigo unas cuantas cosas.
ResponderEliminarhttps://elsexodelasmoscas.blogspot.com/search?q=Elucidaciones
Lo de ajustar las cuentas con uno mismo es ciertamente una idea que muchos aceptarían como gesto de autocrítica más o menos tolerante; es mucho más difícil poner en cuestión todo nuestro modo de ver la realidad, ese cristal de colores que nos da soporte ideológico y confirma nuestras creencias más firmes, las que creemos inamovibles, las que pensamos que son absolutamente nuestras y que están en nuestra base. He ahí lo dificil.
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