Blog poliédrico que no cree que haya una versión canónica de la realidad y que asume la contradicción flagrante como sistema de interpretación del mundo.
Creo que es inevitable. Sin embargo sólo me ocurre con personas en las que creo atisbar un fondo profundo. Pongo un ejemplo: Veo al Gabilondo (el filósofo), y me pregunto mil cosas sobre él; no me ocurre lo mismo con Rufián, Casado, Torra o la Vergés, por poner conocidos de pantalla, pero me vuelven a resultar interesantes, fíjate por donde, el Bono. Hay otra persona que me intriga, y que me gustaría saber cual fue su gran derrota, Pepe Mujica; y se fue Saramago, y José Luis Sampedro...me he quedado sin respuestas. Un abrazo
La soberbia siendo inteligente es un defecto, pero la soberbia siendo un imbécil es muy peligrosa. Así Rufián, Torra, Casado, Sánchez, etc, etc. A la política llegan los peores por una selección negativa en que se aplasta el talento. Tienes razón no me importaría un pimiento indagar en el mundo interior de estas personas y, si quieres que te diga, en el mundo interior de gran parte de la humanidad por poderosos que puedan ser. ¿Quién intentaría saber algo de las victorias o derrotas de Trump? ¿Para qué? Los mediocres han dominado el mundo, lo dominan, la mediocridad -unida a la astucia- es muy peligrosa. Yo estoy en un ángulo muerto, inservible, ya soy incapaz de escribir un post como solía y me baso en ideas ajenas que son mucho más inteligentes que yo. Ya no me atrevería a hablar de victorias o derrotas, pero sí que me interesarían las de algunos hombres como los que has citado. Hay gente interesante aunque la inmensa mayoría no lo sea. Me gusta, por eso, leer entrevistas en que los artistas o literatos dan salida a su mundo interior. Pocos me resultan fundamentales. Uno de ellos es Canetti. Que tantos y tantos pugnen por ser influyentes a través de las redes sociales es el peor drama de la humanidad porque hay muy pocas personas que tengan un voz propia e interesante. Los que lo son tal vez permanecen en silencio. No hay mucho que decir cuando la mediocridad se adueña del mundo. Tienes razón: serían unos pocos los que merecerían la pena. Un abrazo.
Esa curiosidad que rescatas de Steiner, la he vivido en determinadas ocasiones (supongo que nos pasará a muchos), aunque es significativo que me haya ocurrido varias veces con absolutos desconocidos para mí; por ejemplo, compartiendo espacio durante unas horas con un viajero en tren, o en avión, o en el autobús. A veces sentado en la consulta de un médico, o esperando alguna prueba en el hospital; me pregunto que grandes desafíos habrá superado esa persona, o contra qué enfermedad ha de combatir en la vida, si estará hastiado de ella o motivado con su devenir, si lo hará solo, o le espera un ser querido en casa…
Incluso en ocasiones he seleccionado un pasajero que subía al bus (esto me ocurre cuando voy a Perú, en largos viajes de autocar), porque me llamase la atención, y he empezado a construir todo un relato existencial en torno suyo, con esas preguntas: ¿qué vivencias habrá tenido?, ¿Cuál ha sido su victoria o su gran derrota?
En cierto modo, uno siempre juega con la idea de traspasar los límites de su propia existencia, anhela esa posibilidad, y confronta su vida con otra cualquiera que el azar, o lo que sea, puso enfrente… no sé si en el fondo hay una pretensión de autodescubrirse a través de los demás, es paradójico, pero a veces resulta muy revelador lo que brota, era eso que comentábamos hace tiempo en el mismo acto de leer, que es un ejercicio de autoindagación potente, a través de historias, sean ajenas y ficticias, da igual. Uno no se limita a buscarse en su propio ser, es como si tuvieses la sospecha de que, en esa exploración exógena, hacia los demás, hubiese alguna revelación de ti mismo. Es esa idea de la entropía que me fascina, y abrazas a un árbol… en un viaje de retorno a tus propia raíz (nunca mejor dicho) pues al comienzo vivimos en ellos.
Sí amigo Joselu, hay que buscarse más allá de uno mismo, leyendo, observando, conversando, abrazando árboles, escribiéndote esto, etc.
Sin duda, tu prosa se recibe como un gesto de encuentro, de abrazo dialéctico, de búsqueda del otro, y este comentario es expresivo de ello.
Por un lado está nuestro ¿núcleo?, el yo, y, por otro, todo lo que nos rodea, el mundo, nuestros seres más cercanos, los demás... Ahí Steiner y tú os abrís con interrogación generosa hacia la vida de esos demás que se sientan frente a nosotros en un autobús, o en un avión, o en la sala de espera del médico. Comparto ese sentimiento en parte, pero si en el autobús, alguien a quien he observado con atención para intentar acercarme a su vida, comienza a hablar por el móvil en voz alta, dicho sentimiento de curiosidad existencial, rápidamente se me pasa. Igual que cuando leo tuits, cartas en la prensa, mensajes de facebook -cuando tenía-, fotos de instagram, los seres humanos en su afán por manifestarse, se me hacen menos apetecibles. Es como si -razono- el verdadero misterio humano se construyera al margen de la palabra, de las imágenes vertidas con ánimo de subrayar el ego. Los seres humanos en silencio me suelen resultar sugerentes, pero cuando hablan es difícil que su expresión continúe pareciéndomela. Mostrarse es perder buena parte de la capacidad de misterio. No hay muchos que escribiendo sigan resultando reveladores. Por eso, en mi propia incapacidad, leo a los mejores, a aquellos cuya palabra es poderosa y enigmática. No es fácil. La escritura es algo muy común pero sigue siendo muy difícil adquirir verdadera dimensión en ella. Esa búsqueda del no-yo, más allá del uno mismo, no me es muy fácil. Por eso, atesoro en este blog de palabra escueta las intervenciones de los pocos que pasáis por aquí. Es una fiesta la palabra despojada de violencia y como punto de encuentro. En cuanto a abrazar árboles, a veces lo he intentado, pero me sobra impaciencia para recibir el mensaje. En cuanto a la búsqueda de la otredad mediante la lectura, puedo decir que es mi actividad fundamental. A veces siento tanta cercanía con ellos que siento como si estuvieran hablando conmigo en una maravillosa intimidad. Esa es la maravilla de la literatura y del pensamiento.
Esa pregunta me la hago a diario, ¿que mueve a una persona a ser como es?. Los desconfiados, por ejemplo, suelen ser gente que no tiene confianza en si mismos, y eso me lleva a la pregunta necesaria, ¿que les hizo perder la confianza en si mismos?, ¿que les paso?. Tambien hay desconfiados que se visten de arrogancia, y también me hago otra pregunta ¿cuando les habrá dado buen resultado esto?... Un saludo
La construcción de la personalidad es un misterio, Daniel. Se puede perder la confianza en sí mismo -o tal vez no haberla tenido nunca- por tantas razones diferentes... Ni siquiera puedo asegurar que el haber sido querido de niño es una garantía de dicha confianza en sí mismo. Se puede perder en una adolescencia dramática, por la misma comparación con un hermano. Se puede haber tenido padres destructores -hay muchos-, madres tóxicas -es una experiencia terrible-, puede ser la conciencia de una inteligencia limitada. Generalmente, la desconfianza proviene de una comparación, pero el efecto es tan demoledor que es difícil que tenga solución. Otra explicación es que eso también se hereda genéticamente, no me preguntes en qué gen, pero en mí observo muchos de los defectos de mi padre que hace veintinueve años que murió. Yo quise ser totalmente distinto a él y la vida me lleva a que me parezca cada vez más. Ahora puedo entender motivos que lo llevaban a ser inseguro, pretencioso y cobarde a la vez. Los seres humanos somos muy complicados. Nunca podemos poner nuestro yo como esquema de medida de los demás porque no hemos vivido lo que ellos. No es un problema racional. Está fuera de lo racional. Un saludo.
"la conciencia de una inteligencia limitada." No conozco a nadie tonto que reconozca que lo es, normalmente presumen de su intelecto. Uno puede reconocer su desconocimiento de algo, yo lo hago a menudo, no por autocomplaciencia ni buscando la palmada en la espalda, de momento no me hace falta, sino estimando que veo las cosas desde la perspectiva del conocimiento que poseo, que es limitado. Normalmente todos los tontos son presuntuosos. Creo yo o esa es mi experiencia. Un saludo
Hoy he leído un artículo en que se hablaba del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, judío brillantísimo, de familia multimillonaria y de riquísima formación intelectual y artística. Por azar del destino coincidió con Adolf Hitler en el liceo y pudo este contrastar su inteligencia limitada con la de un genio millonario y judío. ¿Pudo originarse su antisemitismo allí? Era un tarugo intelectual comparado con uno de los que sería uno de los mayores filósofos del siglo XX. Y eso tenía que joder y mucho... Un saludo.
Siempre he defendido que no hay que prohibir el mein kampf, posiblemente el mejor antídoto contra el nazismo. Hay una teoría por ahí que dice que cogió una enfermedad venérea con una "mujer de las que fuman" judia. Sin embargo creo, y es solo mi opinion, que el antisemitismo le nació cuando fue excluido de los círculos intelectuales y artísticos de Viena. Adolf pintaba cuadros y se creía un artista. No me cuesta imaginarle asomado a la valla de una casa de un judío, (con los mocos colgando de frio encima del bigotillo), lleno de rencor, con envidia por no asistir a la fiesta que daba para pintores y el pobre Adolf se veía excluido. Por cierto, el bigotillo que lucia "el artista" era copia del que lucia un tal Alfred Rosenberg, otro iluminado teórico del racismo. un saludo.
Hitler no pintaba mal, si miras sus cuadros son correctos pero en un tiempo en que había muchos genios de la pintura, ciertamente es normal que no destacara y que se sintiera fracasado.
No obstante, Mein Kampf, por lo que he podido leer en amigos que lo han leído -no lo he leído- es un libro muy interesante, que rezuma inteligencia maligna acerca de la imbecilidad de las masas, algo con lo que Hitler contaba. No es un libro que no sea peligroso porque ciertamente a las masas les gusta ser dirigidas. Ahí tienes a Hugo Chávez, Fidel Castro, etc, etc... Hay una famosa película alemana, La ola, en que se muestra cómo el fascismo no es algo tan anómalo ni que carezca de capacidad sugestiva, la tiene y mucha. Mein Kampf no es un libro burdo, en él se muestra un gran conocimiento de la psicología de las masas. Un saludo.
Creo que es inevitable. Sin embargo sólo me ocurre con personas en las que creo atisbar un fondo profundo.
ResponderEliminarPongo un ejemplo:
Veo al Gabilondo (el filósofo), y me pregunto mil cosas sobre él; no me ocurre lo mismo con Rufián, Casado, Torra o la Vergés, por poner conocidos de pantalla, pero me vuelven a resultar interesantes, fíjate por donde, el Bono. Hay otra persona que me intriga, y que me gustaría saber cual fue su gran derrota, Pepe Mujica; y se fue Saramago, y José Luis Sampedro...me he quedado sin respuestas.
Un abrazo
La soberbia siendo inteligente es un defecto, pero la soberbia siendo un imbécil es muy peligrosa. Así Rufián, Torra, Casado, Sánchez, etc, etc. A la política llegan los peores por una selección negativa en que se aplasta el talento. Tienes razón no me importaría un pimiento indagar en el mundo interior de estas personas y, si quieres que te diga, en el mundo interior de gran parte de la humanidad por poderosos que puedan ser. ¿Quién intentaría saber algo de las victorias o derrotas de Trump? ¿Para qué? Los mediocres han dominado el mundo, lo dominan, la mediocridad -unida a la astucia- es muy peligrosa. Yo estoy en un ángulo muerto, inservible, ya soy incapaz de escribir un post como solía y me baso en ideas ajenas que son mucho más inteligentes que yo. Ya no me atrevería a hablar de victorias o derrotas, pero sí que me interesarían las de algunos hombres como los que has citado. Hay gente interesante aunque la inmensa mayoría no lo sea. Me gusta, por eso, leer entrevistas en que los artistas o literatos dan salida a su mundo interior. Pocos me resultan fundamentales. Uno de ellos es Canetti. Que tantos y tantos pugnen por ser influyentes a través de las redes sociales es el peor drama de la humanidad porque hay muy pocas personas que tengan un voz propia e interesante. Los que lo son tal vez permanecen en silencio. No hay mucho que decir cuando la mediocridad se adueña del mundo. Tienes razón: serían unos pocos los que merecerían la pena. Un abrazo.
EliminarEl resultado del mundo es a pesar y en contra del triunfo de los mediocres.
ResponderEliminarMensaje realmente optimista, pero, como español, no puedo ser en realidad, más pesimista.
EliminarEsa curiosidad que rescatas de Steiner, la he vivido en determinadas ocasiones (supongo que nos pasará a muchos), aunque es significativo que me haya ocurrido varias veces con absolutos desconocidos para mí; por ejemplo, compartiendo espacio durante unas horas con un viajero en tren, o en avión, o en el autobús. A veces sentado en la consulta de un médico, o esperando alguna prueba en el hospital; me pregunto que grandes desafíos habrá superado esa persona, o contra qué enfermedad ha de combatir en la vida, si estará hastiado de ella o motivado con su devenir, si lo hará solo, o le espera un ser querido en casa…
ResponderEliminarIncluso en ocasiones he seleccionado un pasajero que subía al bus (esto me ocurre cuando voy a Perú, en largos viajes de autocar), porque me llamase la atención, y he empezado a construir todo un relato existencial en torno suyo, con esas preguntas: ¿qué vivencias habrá tenido?, ¿Cuál ha sido su victoria o su gran derrota?
En cierto modo, uno siempre juega con la idea de traspasar los límites de su propia existencia, anhela esa posibilidad, y confronta su vida con otra cualquiera que el azar, o lo que sea, puso enfrente… no sé si en el fondo hay una pretensión de autodescubrirse a través de los demás, es paradójico, pero a veces resulta muy revelador lo que brota, era eso que comentábamos hace tiempo en el mismo acto de leer, que es un ejercicio de autoindagación potente, a través de historias, sean ajenas y ficticias, da igual.
Uno no se limita a buscarse en su propio ser, es como si tuvieses la sospecha de que, en esa exploración exógena, hacia los demás, hubiese alguna revelación de ti mismo.
Es esa idea de la entropía que me fascina, y abrazas a un árbol… en un viaje de retorno a tus propia raíz (nunca mejor dicho) pues al comienzo vivimos en ellos.
Sí amigo Joselu, hay que buscarse más allá de uno mismo, leyendo, observando, conversando, abrazando árboles, escribiéndote esto, etc.
Un abrazo, cuídate.
Sin duda, tu prosa se recibe como un gesto de encuentro, de abrazo dialéctico, de búsqueda del otro, y este comentario es expresivo de ello.
EliminarPor un lado está nuestro ¿núcleo?, el yo, y, por otro, todo lo que nos rodea, el mundo, nuestros seres más cercanos, los demás... Ahí Steiner y tú os abrís con interrogación generosa hacia la vida de esos demás que se sientan frente a nosotros en un autobús, o en un avión, o en la sala de espera del médico. Comparto ese sentimiento en parte, pero si en el autobús, alguien a quien he observado con atención para intentar acercarme a su vida, comienza a hablar por el móvil en voz alta, dicho sentimiento de curiosidad existencial, rápidamente se me pasa. Igual que cuando leo tuits, cartas en la prensa, mensajes de facebook -cuando tenía-, fotos de instagram, los seres humanos en su afán por manifestarse, se me hacen menos apetecibles. Es como si -razono- el verdadero misterio humano se construyera al margen de la palabra, de las imágenes vertidas con ánimo de subrayar el ego. Los seres humanos en silencio me suelen resultar sugerentes, pero cuando hablan es difícil que su expresión continúe pareciéndomela. Mostrarse es perder buena parte de la capacidad de misterio. No hay muchos que escribiendo sigan resultando reveladores. Por eso, en mi propia incapacidad, leo a los mejores, a aquellos cuya palabra es poderosa y enigmática. No es fácil. La escritura es algo muy común pero sigue siendo muy difícil adquirir verdadera dimensión en ella. Esa búsqueda del no-yo, más allá del uno mismo, no me es muy fácil. Por eso, atesoro en este blog de palabra escueta las intervenciones de los pocos que pasáis por aquí. Es una fiesta la palabra despojada de violencia y como punto de encuentro. En cuanto a abrazar árboles, a veces lo he intentado, pero me sobra impaciencia para recibir el mensaje.
En cuanto a la búsqueda de la otredad mediante la lectura, puedo decir que es mi actividad fundamental. A veces siento tanta cercanía con ellos que siento como si estuvieran hablando conmigo en una maravillosa intimidad. Esa es la maravilla de la literatura y del pensamiento.
Un abrazo, también cuídate.
Esa pregunta me la hago a diario, ¿que mueve a una persona a ser como es?. Los desconfiados, por ejemplo, suelen ser gente que no tiene confianza en si mismos, y eso me lleva a la pregunta necesaria, ¿que les hizo perder la confianza en si mismos?, ¿que les paso?. Tambien hay desconfiados que se visten de arrogancia, y también me hago otra pregunta ¿cuando les habrá dado buen resultado esto?...
ResponderEliminarUn saludo
La construcción de la personalidad es un misterio, Daniel. Se puede perder la confianza en sí mismo -o tal vez no haberla tenido nunca- por tantas razones diferentes... Ni siquiera puedo asegurar que el haber sido querido de niño es una garantía de dicha confianza en sí mismo. Se puede perder en una adolescencia dramática, por la misma comparación con un hermano. Se puede haber tenido padres destructores -hay muchos-, madres tóxicas -es una experiencia terrible-, puede ser la conciencia de una inteligencia limitada. Generalmente, la desconfianza proviene de una comparación, pero el efecto es tan demoledor que es difícil que tenga solución. Otra explicación es que eso también se hereda genéticamente, no me preguntes en qué gen, pero en mí observo muchos de los defectos de mi padre que hace veintinueve años que murió. Yo quise ser totalmente distinto a él y la vida me lleva a que me parezca cada vez más. Ahora puedo entender motivos que lo llevaban a ser inseguro, pretencioso y cobarde a la vez. Los seres humanos somos muy complicados. Nunca podemos poner nuestro yo como esquema de medida de los demás porque no hemos vivido lo que ellos. No es un problema racional. Está fuera de lo racional. Un saludo.
Eliminar"la conciencia de una inteligencia limitada." No conozco a nadie tonto que reconozca que lo es, normalmente presumen de su intelecto. Uno puede reconocer su desconocimiento de algo, yo lo hago a menudo, no por autocomplaciencia ni buscando la palmada en la espalda, de momento no me hace falta, sino estimando que veo las cosas desde la perspectiva del conocimiento que poseo, que es limitado. Normalmente todos los tontos son presuntuosos. Creo yo o esa es mi experiencia.
EliminarUn saludo
Hoy he leído un artículo en que se hablaba del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, judío brillantísimo, de familia multimillonaria y de riquísima formación intelectual y artística. Por azar del destino coincidió con Adolf Hitler en el liceo y pudo este contrastar su inteligencia limitada con la de un genio millonario y judío. ¿Pudo originarse su antisemitismo allí? Era un tarugo intelectual comparado con uno de los que sería uno de los mayores filósofos del siglo XX. Y eso tenía que joder y mucho... Un saludo.
EliminarTe dejo el enlace en que se ve a los dos juntos en una foto WITTGENSTEIN Y HITLER
EliminarSiempre he defendido que no hay que prohibir el mein kampf, posiblemente el mejor antídoto contra el nazismo. Hay una teoría por ahí que dice que cogió una enfermedad venérea con una "mujer de las que fuman" judia. Sin embargo creo, y es solo mi opinion, que el antisemitismo le nació cuando fue excluido de los círculos intelectuales y artísticos de Viena. Adolf pintaba cuadros y se creía un artista. No me cuesta imaginarle asomado a la valla de una casa de un judío, (con los mocos colgando de frio encima del bigotillo), lleno de rencor, con envidia por no asistir a la fiesta que daba para pintores y el pobre Adolf se veía excluido. Por cierto, el bigotillo que lucia "el artista" era copia del que lucia un tal Alfred Rosenberg, otro iluminado teórico del racismo.
ResponderEliminarun saludo.
Hitler no pintaba mal, si miras sus cuadros son correctos pero en un tiempo en que había muchos genios de la pintura, ciertamente es normal que no destacara y que se sintiera fracasado.
EliminarNo obstante, Mein Kampf, por lo que he podido leer en amigos que lo han leído -no lo he leído- es un libro muy interesante, que rezuma inteligencia maligna acerca de la imbecilidad de las masas, algo con lo que Hitler contaba. No es un libro que no sea peligroso porque ciertamente a las masas les gusta ser dirigidas. Ahí tienes a Hugo Chávez, Fidel Castro, etc, etc... Hay una famosa película alemana, La ola, en que se muestra cómo el fascismo no es algo tan anómalo ni que carezca de capacidad sugestiva, la tiene y mucha. Mein Kampf no es un libro burdo, en él se muestra un gran conocimiento de la psicología de las masas. Un saludo.