Hoy son elecciones en España y hemos de elegir nuestro futuro gobierno o la fórmula que sea capaz de configurar un gobierno viable que dé respuestas a nuestra conflictiva realidad en todos los sentidos. Durante estos meses de desconexión informativa –llevo tres meses de abandono voluntario de la realidad política de nuestro país- he seguido intensamente noticias culturales, tecnológicas o científicas, lo que me hace un sujeto extraño que no ha sido agitado por la propaganda ideológica superficial. Ello no quiere decir que en mí no haya un debate político profundo, que lo hay, un debate que se sumerge en la historia de nuestro país, en la literatura y en las perspectivas de futuro…
Creo
que no me equivoco en absoluto en apreciar que en la campaña electoral no se ha
hablado sino en clave catalana, ese maelströn en que estamos inmersos sin
remisión. Y estoy seguro de que no se ha hablado de cambio climático, de
migraciones, de Inteligencia Artificial, de Europa, de debates que vayan más
allá de nuestras fronteras, mediante monólogos enfermizos que dan vueltas y
vueltas sobre la misma muela cariada que nos aflige.
No
me interesa nada sobre aquello de que se está hablando. Considero a los cinco
espadas, más los espadas independentistas de raíz supremacista, como gallos
peleando en el corral en debates que no me interesan para nada.
Así
que me aparto, me inhibo, me desentiendo, me voy, me inscribo en una posibilidad
ética que hoy considero más profunda que cualquiera de las opciones, aunque se
me podrá objetar que no sirve para nada, que es inútil, que es un voto perdido,
que se suma a las mayorías… Voy a votar en blanco. Ningún candidato me dice
nada que me interese. Voto por mi adhesión a la democracia pero estoy lejos de
cualquier opción. No quiero formar parte de ninguna componenda a un lado o a
otro. Ninguna me gusta. No me gusta Pedro Sánchez, no me gusta Albert Rivera,
no me gusta Casado, no me gusta Abascal y no me gusta Pablo Iglesias. Si no hay
más donde elegir, me inhibo y me voy mentalmente de este país. Votaré en blanco
con orgullo insensato y estéril. Eso es todo lo que puedo decir, sé que no es
mucho. Hoy ni siquiera seguiré el cómputo de votos. Este país cada vez me
resulta más lejano y absurdo, lo que no quiere decir que la deriva
independentista, auténtica extrema derecha, me resulte indiferente. No sé más.
En mi modestia opinión, en realidad el que se centre todos los debates en un tema muy concreto, en realidad es un deseo de unos partidos muy concretos a los que interesa que todo gire sobre ese tema. Seguramente si hubieras seguido más la campaña, los debates, te hubieras dado cuenta de que a ese teme siempre llevaban los mismos y que otros intentaban hablar de otros temas pero era absolutamente imposible. Pero es cierto que eso solo es un matiz, en gran parte es verdad que lo que nos han contado en estas eternas batallas de estas elecciones ha sido más de lo mismo.
ResponderEliminarAcabo de ir a votar con mi familia en pleno. Creo que hemos votado opciones muy diferentes, aunque la mía solo se la he dicho a una hija que me lo ha preguntado directamente. Quería pasar desapercibido, que no se notara mi voto. No quería hablar de ello. Parece que lo normal es elegir una opción, pero en mi caso, era una no-opción, un rechazo completo al entramado que tenemos. Es cierto, no he seguido la campaña, es como vivir en un país distinto al que se ve solo desde perspectivas no políticas. La política me aturde, me desazona, me lleva a la confusión y a las emociones demagógicas. He elegido estar fuera. No pretendo venderlo como posibilidad, solo explico que me gustaría un debate razonado y en voz tenue, no gritos ni discursos enervantes llenos de veneno y odio. Pero esto no es posible por lo que veo. Somos un país en un proceso de autodisgregación que choca con mi visión integradora. Parece imposible vivir sin implicarse en el veneno que recorre redes sociales y medios de comunicación, todos contra todos. Dentro de mis opciones están los sueños y la literatura, ya sé que es vivir fuera de la realidad, pero es todo lo que puedo ofrecer: un voto en blanco que no es para nadie. O eso pretendo.
Eliminar"me gustaría un debate razonado y en voz tenue, no gritos ni discursos enervantes llenos de veneno y odio", je, je, en realidad si que tenías una opción!!! Deberías haber votado igual que yo, je, je, pero claro, en esto es muy dificil que nos pongamos de acuerdo. Pero vaya, si hubieras visto los debates sabrías de que te estoy hablando. Aunque no me gusta mucho insinuar ni siquiera lo que yo voto por aquí, je, je, recuerdos etapas anteriores en este blog y lo mio no era precisamente tendencia, je, je. Un abrazo!!!.
ResponderEliminarUna amiga italiana me ha pedido que le explique los resultados de las elecciones y, para cumplir con este encargo, he mirado los resultados de las mismas. Supongo que no nos pondríamos de acuerdo, pero una cosa es cierta, cuando gobierna la izquierda, aumenta el gasto social, se desvanecen los recursos del estado, aumentan los impuestos y se va camino de la ruina. Los recursos del estado son limitados. No se puede gastar veinte si lo que ingresas es ocho. Es muy divertido pero el resultado es previsible. Hemos votado en blanco casi doscientas mil personas en España, mucho más que muchas candidaturas, aunque han sido más lo votos nulos. Ninguna fórmula de las posibles me hubiera gustado, así que tengo que reafirmarme en mi voto totalmente inútil. Veo que estás contento, así que puedo comprender por dónde van los tiros. Mis hijas han votado también por la misma opción. Un abrazo.
EliminarNo, no, yo no estoy tan contento, no votaría jamás al PSOE, tengo memoria y se que es el PSOE, se donde está Felipe Gonzalez y que es de su vida, se las empresas del IBEX donde están la mayoria de ex-ministros del PSOE. O a lo mejor si que sabes por donde van los tiros y tus hijas son podemitas, pero no lo creo. Yo como tú no votaba a nadie hasta que salió Podemos, después de eso empece a votar, porque a pesar de las cagadas miles aun les veo cierta coherencia y no me creo lo que dices de "cuando gobierna la izquierda, aumenta el gasto social, se desvanecen los recursos del estado, aumentan los impuestos y se va camino de la ruina". Cuando me defrauden estos, si no sale nadie que represente lo mismo limpio, volveré a no votar y punto.
ResponderEliminarSí, tu interpretación era correcta, votaron morado. Lo prefiero a que voten independentista, claro está. De hecho, me elagró, porque quien a los veinte años no es revolucionario es que no tiene corazón.
EliminarA la edad que tengo, me es dificil creer en estas cosas y voto sin fe y sin ganas, pero voto. He acabado por no creer en este sistema no porque no crea en la democracia que lo tendría que mirara sino porque el ciudadano que vota vota con las visceras colgantes, con odio o con adoracion irracional. Antes mucho antes de que tenga que emitir su voto es aleccionad todos los días durante varias horas para que consuma, porque cuanto más consuma, más felicidad y así vamos, que siempre nos falta algo y para muchas personas falta el dinero y se tienen que entrampar. Se venden -indirectamente- las virtudes de la competicion (futbol programas donde la gente se chilla), del individualismo. Luchamos por nosotros mismos y como mucho por nuestra familia más directa, hasta ahí llega el "prójimo", hasta el próximo. No hay tiempo para más. Si un día queremos informarnos de lo que no sale en las noticias, lo que vemos nos espanta tanto que preferimos no mirar, antes que asumir que para que nuestra sociedad pueda tener los lujos que tiene, en otros sitios hay que desvalijar.
ResponderEliminarNecesitamos un sistema estable, algo as´como era el tardofranquismo, donde podamos tener un empleo más o menos garantizado y unos ingresos, lo demás no importa. Por eso cuando llegan las elecciones se nos mete miedo a cualquier cambio y odio a los "otros" como posible culpables de desgracias pasadas dutura y presentes y con la docilidad de un corderillo, votamos "lo menos malo" "al autobús que nos deja menos lejos de nuestro destino" sin mayor crítica o análisis...
Un abrazo
j
En buena parte coincido contigo en la visión que planteas de las cosas. El consumo es el motor de nuestra sociedad pero si el consumo nos hace funcionar es a costa de muchas otras cosas como la salud del planeta, la solidaridad con los más desprotegidos y la generosidad. Sálvese quién pueda, parece que es el eslogan, preocúpate de ti mismo, consume, consume, aunque estás devastando los bosques, las selvas, los mares, los pueblos indígenas... Nadie dice la verdad. Los partidos nos mienten. El sistema es una máquina que funciona por inercia hasta que llegue la gran tremenda crisis -que llegará-. En nuestro caso, el sistema de pensiones es inasumible, se ha dilapidado todo lo que lo sostenía y las pensiones no se podrán pagar -no falta mucho-, la seguridad social es insostenible y lo terminaremos pagando. El cambio climático tiene consecuencias humanas devastadoras para grandes poblaciones mundiales. Nadie habla de lo importante para no generar pánico, no nos quieren asustar porque entonces no les votaríamos. Nos ocultan casi todo y nos dicen lo que queremos oír, generalmente grandes tonterías para tenernos ocupados. La democracia en el sentido que la conocemos está en una profunda crisis y no tardaremos en verlo con mayor evidencia. Pienso que esto es como los últimos años del imperio romano. Las elecciones no me hablan de lo que me interesa. Cada uno vamos a lo nuestro, no se buscan soluciones, se miente descaradamente... El acto de votar es aparentemente democrático pero solo en la forma. Una vez votado, hemos dejado de ser dueños de nuestro voto. Por eso mi voto en blanco que no es para nadie. Hoy por hoy, siento que no me he equivocado. Un abrazo.
Eliminar¡Solo en este blog se podría encontrar la confesión de voto del autor, su familia y sus comentaristas, es increíble!
ResponderEliminarLeí esta entrada ayer y la dejé reposar, porque, como siempre, me asombró en un primer momento. Hoy, después de darle algunas vueltas, llego a la conclusión de que me agarro a un clavo ardiendo para no caer en la depresión. Lo aclaro. En mi caso, debo tener objetivos en la vida, llámense ilusiones si se quiere, porque si no, la nada me absorbe, el vacío me traga y la vida vuelve a perder sentido, como en mis peores tiempos.
La literatura es mi mayor muleta, pero necesito más. La política es una de esas necesidades. Necesito pensar que hay personas que se preocupan por el bien social, y ese discurso lo encuentro en la izquierda. Al principio creía que era la tradición familiar, muy fuerte en mi caso, pero los hechos me confirman que, con muchas salvedades desgraciadamente, Podemos es la fuerza que me representa por su discurso en pro de los más desfavorecidos. Soy de la clase media-baja, sería pecado en mi opinión, apoyar otra causa; ¡a mi edad y todavía revolucionaria de corazón, como a los 20 años, ainss!!
Pero claro, hay que creer que las cosas pueden cambiar y que ciertas personas pueden ayudar a hacerlo. Yo quiero creerlo, me fuerzo a ello cada día, no soy tan fuerte como para llevar a cabo tu postura políticamente nihilista.
Un abrazo, mi amigo.
Agradezco tu toma de posición y tu opinión tras haber dejado reposar el post. Yo tuve varios meses para reflexionar y viviendo en una comunidad (Cataluña) con contradicciones terrlbles, como de todos es conocido, el eje izquierda-derecha ofrece perfiles muy diferentes que condicionan mi visión del asunto. No puedo olvidar que aquí son las fuerzas de izquierda quienes reciben alborozados a Otegui cuando viene a hacer propaganda. No puedo olvidar que se utilizan argumentos de izquierda para defender objetivos que son en realidad egoístas, insolidarios, y supremacistas. Si yo viviera en otra comunidad, quizás mi visión sería diferente. Aquí uno aprende a resistir, y, sumido entre dos opciones divergentes en cuanto a resultados electorales, no pude salir de mi dilema. Apoyar a quienes aquí me están defendiendo me llevaba a resultados que no podía asumir en su conjunto; apoyar a quienes aquí me están vendiendo, a pesar de su contenido social, no podía ser asumido de ninguna manera. Conflicto absoluto ante el que tomé la decisión salomónica de votar en blanco, pese a su aparente nihilismo.
EliminarNo obstante, el votante del siglo XXI puede sentirse representado por opciones radicalmente distintas simultáneamente. Puede apoyar a unos en determinados temas y a otros, en otros temas. Es difícil que pueda establecerse a priori una posición inequívoca de una fuerza ante cualquier tema.
Un abrazo, Conchita.