“Yo creo que nadie sabe muy bien para qué sirve hoy la escuela. De qué trabajarán los alumnos dentro de quince años. ¿Debemos formar personas críticas o sumisos trabajadores que contribuyan al sistema económico inmoral en el que vivimos? Precisamente creo que de ningún modo la administración desea ciudadanos críticos. Sería un desastre para el sistema. ¿por qué lo plantean en los preámbulos curriculares o en áreas como lengua y conocimiento del medio entonces?”
Esto es un fragmento de un comentario de Kikiricabra, autor de un blog minoritario en share, pero de una intensidad y honestidad personal ante la que no me queda sino leer maravillado intentando comprender cada palabra, pues ninguna es inútil. Os lo recomiendo.
Su comentario, hecho en un momento de desánimo, pone varias cosas en el alero. La primera es que se desconoce para qué sirve la escuela. Hay tantas interpretaciones y tendencias que uno que lo vive desde dentro se queda sorprendido. Las hay extraordinariamente pesimistas sobre la realidad del sistema educativo que descuidaría, desde ese punto de vista, el verdadero objetivo de la enseñanza: los conocimientos, el adiestramiento de la inteligencia, la adquisición de herramientas sólidas en un ambiente exigente. Para esta tendencia el discurso de la escuela que se ha impuesto en occidente sería la plasmación de un fracaso que habría dejado a las clases más débiles en un sistema educativo que conduce a la inanidad, mientras las clases dominantes envían a sus cachorros al instituto Alemán y otros colegios de fuerte exigencia académica.
Desde otros puntos de vista, la escuela sería la plasmación de un fracaso por no haber llevado hasta el fondo los planteamientos inclusivos de la misma por los que serían de mucha mayor importancia la socialización, la adquisición de valores democráticos y cooperativos, la igualdad de género, el diálogo y la resolución de conflictos, sobre todo en un contexto en que muchas familias han abdicado de su obligación de educar. La escuela en este sentido compartiría con los padres la tarea de educación y tendrían un valor secundario el factor de adquisición de conocimientos.
¿Qué debe hacer el profesor? ¿Impartir conocimientos? ¿Educar en valores? ¿Con qué prioridad y en qué proporción? ¿Qué valores? ¿Quién determina esos valores? ¿Qué debe fomentar el maestro? ¿La socialización democrática por encima de los conocimientos? ¿Qué se pide al docente? ¿Que sea un educador o que sea un profesor de una materia? Por un lado se nos conmina a que el centro de la educación sea la adquisición de valores, pero por otro se nos mide por los baremos de adquisición de conocimientos, destrezas y competencias, es decir, por los resultados.
Estoy sorprendido de que en mi instituto se insista una y otra vez en el tipo de alumnado que tenemos y que nuestra tarea fundamental es social, y que, por otra parte, se nos hable del bajo rendimiento de nuestros alumnos en pruebas externas. ¿En qué quedamos? ¿Qué debemos hacer? ¿Ser exigentes o ser comprensivos? ¿Ser confidentes de nuestros alumnos, a modo de psicólogos o terapeutas, y ofrecerles nuestra experiencia para orientarles en el proceloso mundo de la adolescencia? ¿O debemos distanciarnos y dedicarnos a ser eficaces en la enseñanza de nuestra materia? ¿Debemos tener como objetivo crear un clima agradable humanamente en el aula para luego poder enseñar algo aunque secundariamente o debemos crear un ambiente de seriedad y exigencia? ¿Debemos ofrecer confianza y convertirnos en confidentes o marcar las distancias como parte del proceso educativo?
¿Hemos de formar -como dice Kikiricabra- ciudadanos críticos o sumisos a un orden que es inmoral? ¿Realmente quiere el establishment político y financiero ciudadanos críticos? ¿Por qué se plantea en todos los preámbulos educativos con tanta convicción lo de formar ciudadanos críticos? ¿No es una contradicción y más, una boutade? ¿Debemos abstenernos de intervenir y ser neutros? ¿Debe la escuela ser transformadora de la sociedad o debe ser un instrumento de reproducción de sus mecanismos conservadores?
¿Tenemos alguna idea del mundo que va a venir y para el que habemos de preparar ciudadanos? ¿Estamos al servicio de la empresa y los bancos o de la sociedad? ¿Qué sociedad? ¿La que impone condiciones brutales a los países del tercer mundo y contribuye a la destrucción del planeta?
¿Para qué leches nos pagan?
Confucio dijo: "Aprender sin pensar es esfuerzo perdido; pensar sin aprender, peligroso."
ResponderEliminarY Bertrand Russell opinaba que "uno de los defectos de la educación superior moderna es que hace demasiado énfasis en el aprendizaje de ciertas especialidades, y demasiado poco en un ensanchamiento de la mente y el corazón por medio de un análisis imparcial del mundo."
Educar (e-ducere) significa sacar de dentro, extraer las mejores virtualidades latentes en el educando.
Acabas de plantear una de las mayores contradicciones del sistema educativo actual. En el plano teórico pedagógico, se nos insta a educar en valores y competencias, pero en la práctica se nos mide con estadísticas (acabo de pasar una auditoría, sé de lo que hablo). No hay término medio, pero es tan perversa esta situación que si algo prevalece es lo segundo a lo primero.
ResponderEliminar¿Para qué leches nos pagan?, te preguntas. No creo que quienes nos pagan se lo pregunten. Somos un elemento más del engranaje social. Y quienes nos pagan son los que promueven medidas de control de resultados. Así que, siento decirlo, son los que no entienden la educación desde una perspectiva humana, sino matemática.
Hace tiempo un amigo me dijo a modo de predicción que en poco tiempo el sistema de educación estaría blindado y su objetivo sería el de "fabricar tontos". En ese momento pensé que se había vuelto loco...
ResponderEliminarA día de hoy, en ocasiones tiendo a pensar que no tenía razón, pero que algún efecto perverso está haciendo que su predicción se empiece a cumplir.
Sinceramente desconozco para que me pagan. Sólo pienso que no dejen nunca de pagarme haga lo que haga. Hoy por hoy creo que ejerzo más de psicólogo que de profe
Joselu, como siempre, aunque tengo las mismas dudas que tú, voy a atreverme a dar mis siempre humildes respuestas.
ResponderEliminarEntre formar ciudadanos sumisos o ciudadanos críticos me quedo con lo segundo.
Entre una escuela que aspire a cambiar el mundo o a seguir el juego a los poderosos me inclino por cambiar el mundo a mejor, por supuesto.
Entre educar y dar conocimientos me quedo con las dos cosas.
Entre socializar o dar conocimientos me quedo con las dos cosas también.
Creo que aquello que es la escuela y lo que debe hacer siempre ha estado claro, aunque últimamente no se por qué hay gente a la que le interesa confundirlo. Han cambiado en cualquier caso la metodología, los medios y el rol del profesor.
El problema es que los medios que nos dan y la normativa que regula lo que hacemos está en clara contradicción con los objetivos nobles a los que aspira cualquier profesor.
Es una contradicción que percibimos a diario y que socava nuestra moral poco a poco, hasta el punto en que nos sentimos abandonados a nuestra suerte y decepcionados. Yo ya no confío en que la administración ni los políticos nos ayuden.
Vivimos día a día esperando a que el barco se acabe de hundir.
No nos atrevemos ni a protestar de verdad (no esas manifestaciones de vez en cuando que no tienen ningún efecto) porque los que más y los que menos tenemos una hipoteca que pagar.
Saludos pesimistas.
Toro Sentado: "El problema es que los medios que nos dan y la normativa que regula lo que hacemos está en clara contradicción con los objetivos nobles a los que aspira cualquier profesor"
ResponderEliminar¿Todos los profesores aspiran a los mismos objetivos? En caso afirmativo: ¿todos esos objetivos son nobles?. En un gremio con miles de trabajadores, ¿no es necesaria una directriz de un ente superior que oriente el camino? Si la directriz entra en conflicto con el día a día o con ciertos valores que extraoficialmente se fomentan: ¿no es nuestra obligación, a la que nos comprometimos accediendo a nuestro puesto, cumplir con la legislación que se concreta en el currículo oficial?
No es tan fácil...
Un saludo.
Números, números bastardos, interesados, voraces, imperialistas. Todo lo absorben, a todo lo anulan. De eso hable con un jerifalte, baldíamente. Me piden cumplir con protocolos, con informes, me piden letra, me piden involucrarme en la estadística. Lo demás, en fin, debe ser literatura. Ficción dura.
ResponderEliminarUn abrazo, Joselu.
Pues teniendo en cuenta que los profesores son el grupo A peor pagado de la administración en todo caso os pagan para comprar leches de marca blanca en el hipermercado y poco más.
ResponderEliminarSi alguien quisiera que formarais y educarais a ciudadanos críticos quizás os pagarían mejor.
Todas estas preguntas y cuestiones que dilucidadmos maestros y profesores son parte del juego en el que somos meras fichas. No hay nada más que entretenimiento político que finalmente conducirá a nuestros alumnos a la nada intelectual y social. No nos pagan para pensar... nos pagan para que seamos la cabeza de turco o el centro del debate que nunca llegará a ninguna parte...para nosotros. Del resto, como hacer sumisos, se encargará el capitalismo más salvaje, el que crea ovejas con engaños.
ResponderEliminarA la luz de la reflexión que nos propones me ha venido a la memoria algo que expone Noam Chomsky en su libro titulado: La (des)educación. Se trata de una colección de artículos en torno al papel que los sistemas educativos tienen en relación a la formación social y política de los ciudadanos. Critica duramente el actual sistema de enseñanza. Básicamente se refiere al sistema educativo norteamericano y dice que frente a la idea de que en las escuelas se enseñan los valores democráticos, lo que realmente existe es un modelo colonial de enseñanza diseñado primordialmente para formar profesores cuya dimensión intelectual quede devaluada y sea sustituida por un complejo de procedimientos y técnicas; un modelo que impide el pensamiento crítico e independiente, que no permite razonar sobre lo que se oculta tras las explicaciones y que, por ello mismo, fija estas explicaciones como las únicas posibles.
ResponderEliminar"...el sistema educativo en los Estados Unidos no fomenta el pensamiento crítico e independiente; antes al contrario, nuestras llamadas escuelas democráticas se basan en un enfoque instrumental y acumulativo, que normalmente impide el desarrollo de la clase de razonamiento con la cual se pueda leer el mundo críticamente y comprender los motivos y relaciones que subyacen a los hechos" (Prólogo)
Raras veces los profesores piden a los alumnos que analicen las estructuras políticas y sociales que informan sus vidas. Raramente se insta a los estudiantes a que descubran la verdad por sí mismos. Lógicamente, este libro ha generado otro, publicado por el mismo en 2005, que lleva por título: La educación. La mejor herramienta para formar personas libres y con criterio. Habrá que consultarlo.
"Como intelectuales genuinos, en suma, los maestros tienen que hacer suyo un lenguaje crítico que denuncie la hipocresía, la injusticia social y las situaciones de misesria" (p.21)
Me pregunto si aquí, en el fondo, no hacemos lo mismo que en USA. La palabra integrarse en la sociedad viene a equivaler a someterse, ¿no?
Saludos
Pues mira JOSELU,
ResponderEliminaren otras ocasiones sin saber nada, me atrevía a soltar mi particular e insulsa perorata. Hoy si me permites, me siento en una silla a tu lado, apoyo los codos sobre las rodillas, sujeto la cabeza entre las manas y sólo os leo. La verdad, me veo incapaz de decir nada.
Para mi, es tan obvia la respuesta a todas tus preguntas y a la vez, tan imposible a la vista de la realidad que existe, que me quedo callada y triste, por la impotencia que en general sentís todos y me temo que yo, con vosotros.
Sólo me hago una última pregunta
¿Por qué leches no le plantea nadie todas estas preguntas a la administración y le exige de una vez respuestas?
¡¡ Vega, ánimo a todos !!
Mientras exista gente como vosotros dentro del mundo de la enseñanza, hay esperanza.
Así que, un beso enorme para todos y mis infinitas gracias, como madre... por intentarlo.
...Por todas las que no os leen.
Buen día a todos, os lo merecéis.
Yo , Joselu, lo único que puedo decir es que veo un desfase tremendo entre lo que vosotros, los profesores, querríais hacer con vuestros alumnos y lo que la administración os permite hacer. Eso debe frustrar mucho a una persona. Tanta política en todos los órdenes deviene en una sociedad muerta. Lola
ResponderEliminarOs pagan para enseñarnos a pensar. En mi caso así fue, aunque cierto es que pocos son los profesores que provocaron en mí esa sensación, tanto a nivel de secundaria como a nivel universitario. Los alumnos y alumnas no deben aprender conocimientos que a día de hoy encontrarán googleando. Han de aprender a pensar.
ResponderEliminarContestando a Anónimo afinaré un poco mi intervención.
ResponderEliminarCreo que sí podríamos encontrar un factor común en lo que se refiere a la función de un profesor o a los objetivos del profesor. Saldría una lista más o menos así: formar ciudadanos críticos, fomentar la creatividad, dar una base de conocimientos (a pesar de que todo esté en google), dar autonomía, enseñar a pensar, dar herramientas para la vida, desarrollar talentos, atender a la diversidad... todos ellos me parecen objetivos nobles.
En cualquier caso estoy de acuerdo contigo en que debe haber directrices dadas desde arriba, y en que tenemos obligación de seguirlas, pero cuando vamos a lo práctico nos encontramos con que estas directrices son que no podemos expulsar a los alumnos de clase, que no se puede expulsar alumnos del centro (sólo siguiendo un proceso muy lento y tedioso) y que la ratio de alumnos va por los 30 y subiendo.
El resultado en la práctica es que las clases suelen ser muy ruidosas, los alumnos tardan en entrar, son irrespetuosos, interrumpen, generan molestias de baja intensidad y hay tal cantidad de interferencias de este tipo que es imposible atenderlas todas, y hay alumnos que no quieren hacer nada, con lo que la escuela se convierte en una máquina muy ineficaz incluso para conseguir objetivos no tradicionales.
Por esto pienso que la normativa entra en contradicción con estos principios. La administración nos dice: en el papel dice que les enseñes, pero me conformo con que los aguantes como puedas hasta que tengan 18; y esto no creo que deba obedecerse.
Y a Hilario, ¿cómo se puede enseñar a pensar sin poner en apuros al que aprende o sin blindar al profesor? Lo digo porque en mis principios dando clases ponía preguntas en los exámenes para hacer pensar. Recibí muchas quejas y protestas, y acabé bajando del burro porque aquello no había quien lo aguantara.
Un saludo.
Iba a llenar mi comentario de buenos propósitos, pero vengo de Tres Tizas y el futuro no parece alentador. También yo creía que nos pagaban por enseñar, aunque leyendo los preámbulos de las leyes más bien parece que nos pagan por santos superhéroes. Y aunque creo que lo que da sentido a mi oficio es el hecho de que crezcan en algún sentido (siendo más listos, mejores personas, más humanos...), dentro del sistema pienso que nos pagan básicamente por mentir, por convencer a los niños y jóvenes de que tenemos iguales oportunidades, de que la sociedad está fundada en la equidad, de que la diversidad es positiva... cuando todo ello es una completa falsedad que descubrirán al salir del instituto.
ResponderEliminarJoselu, yo como María, me siento aquí a un lado a escuchar.
ResponderEliminarPara esas preguntas, yo no tengo respuestas, pero mucho me temo que al ritmo que vamos no serán necesarias ni las respuestas ni las preguntas.
Tal y como va la cosa dentro de poco la educación y formación serán un recurso tan escaso y tan caro que habrá bofetadas por acceder a éllos.
¿Para qué leches nos pagan?, dices. Pues para tener siete horas diarias encerraditos a unos niños y jóvenes que son un problema -eso parece- en vacaciones, huelgas y puentes. Y ¿para nada más? Me temo que no...
ResponderEliminarLo que enseñamos, cómo lo hacemos y demás patrañas pedagógicas -que decía mi amigo Edu- a las instituciones les interesa únicamente, como dice Lu, desde el punto de vista económico y estadístico; a una gran mayoría de padres ni les preocupa; a muchos de nuestros compañeros les preocupa más el estado de su nómina y a la mayoría de nuestros alumnos les preocupan más las cuestiones hormonales que escolares...
En fin, lamento el funesto retrato, pero hoy es viernes...
Me imagino que lo eremos con la enésima reforma educativa que plantearan dentro de poco. Creo que te pagan para dudar porque sin dudas no hay cuestionamiento y no hay vance. Por lo que sigue dudando y caminando. Alguien dijo por ahí que lo importante en un hombre no son las respuestas sino la capacidad de elaborar preguntas pertinentes.
ResponderEliminarSiento no haberte podido responder a ninguna, que lo haga Gabilondo (Ángel) que es quien te paga.
Estimado Joselu,
ResponderEliminarYo estoy asistiendo ahora mismo al cambio de titular de centro en el colegio concertado en el que trabajo, y por lo que vamos viendo éste está más interesado en esas pruebas externas de diagnóstico que citas (IAQSE, en Baleares) que en otra cosa. La razón es que luego con esos resultados se harán listas de centros, que luego serán públicas, y claro... ahí todo se reducirá al prestigio.
Y un prestigio que, ¡figúrate! Se basa cada año en los resultados de unas pruebas hechas a un solo curso del colegio... Si este año nos hubiera tocado a 2º de ESO nos habría matado, porque es un curso apático, mal estudiante, y encima con 14 alumnos de NEE... No se puede extrapolar información de cómo funciona un centro con unas pruebas pasadas a un solo curso...
En fin. Sólo quería comentar esto (soy un lector y comentarista habitual, pero esta vez me encubro porque no querría problemas).
Amigos, gracias por vuestros comentarios que no requieren ninguna puntualización. Todos enfocan la cuestión desde algún ángulo sugerente. Estos días hay una propuesta de escribir 500 palabras para repensar la escuela en un momento en que se cruzan infinidad de interpretaciones sobre su estado real. La pregunta de para qué nos pagan no deja de tener su pertinencia. Yo percibo tal cúmulo de contradicciones entre los supuestos currículos y la realidad con que me encuentro cada día en el aula que no dejo de sorprenderme y me lleva a pensar que lo que debo hacer es seguir mi propio camino. Me gusta la investigación motivada por la intuición, siento como mía la obligación de enseñar a pensar. Se puede hacer si hay un curso mínimamente receptivo y no existen elementos disruptivos que lo imposibiliten. Y desde luego, hago mío lo que dice Máximo, que expresa la necesidad de la duda permanente en nuestra percepción y concepción del aula y todo lo que ella implica como unidad de conocimiento.
ResponderEliminarGracias, Francisco, Lu, Fernando Justicia, Toron sentado, Anónimo, Emilio Calvo de Mora, jnieto, mrqz, Luis Antonio, María, Lola, Hilario, Antonio, Malo, Marcos, Máximo, Cene.
Hola, Joselu.
ResponderEliminarGracias por tus amables palabras.
Hoy barría la clase después de que los chicos volvieran del huerto escolar y pusieran todo lleno de barro y me acordaba de todo esto no tener claro para qué haces el trabajo. O hasta dónde llegar. O peor, tenerlo claro pero no coincidir precisamente con lo que la administración nos encomienda.
No sé dónde lo he puesto, así que quizá me repita: creo que no se puede tener claro porque nadie tiene muy claro para qué es la vida. O algunos lo tienen claro, pero opinan cosas muy diferentes entre sí.
En fin, seguiremos buscando luces, propias y ajenas.
Un fuerte abrazo.