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domingo, 24 de mayo de 2020

Te voy a extrañar


10 comentarios :

  1. Las mentiras proporcionan en no pocas ocasiones un verdadero confort, hay mucha gente que se refugia en ellas y hace con las mismas su "manual de resistencia". El problema es que tienen el recorrido corto.
    En mi caso siempre digo la verdad, aunque a veces si es brusca intente dulcificarla, porque eso me permite utilizar la memoria para otros fines más interesantes.
    La verdad es una parte imprescindible de la dignidad, la una sin la otra son imposibles. Pienso yo.
    Un saludo

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    1. Supongo que son dos formas diferentes de considerar la mentira. No estoy convencido de que hables de lo mismo que dice el personaje de Piglia, pero los que te seguimos hace años, estamos convencidos de que es cierto lo que afirmas sobre tu relación con la verdad. Sin embargo, hay vidas y circunstancias que son mucho más sinuosas en la que no todo es blanco o negro, verdad o mentira. En todo caso, a ti te vale y estás conforme con ello. Un saludo.

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  2. ¿Se miente si se vive una doble vida?, ¿ Se miente si se lleva la sonrisa puesta como el que se pone hoy en día la mascarilla? ¿Qué ganan los que me quieren si digo la verdad, si digo lo que siento? ¿y qué significado tiene la verdad, mi verdad?, porque...porque...ayyy..la verdad no es lo mismo que "lo verdadero".

    ¿Es el disimulo una mentira?...se me da que si...¿y porqué mi amargor ha de amargar el café que comparten las personas que me estiman?

    ¿Qué uno no está dispuesto a tragar sapos?...yo me he tragado pantanos con verdaderas manifestaciones de batracios...sólo por no romper una relación de la que después se, me iba a doler. Supongo que eso también es otra forma de mentir, el "dejar pasar".

    Si, estoy con el autor. Me hacen más llevadera la vida.
    salut

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    1. Cuando elijo citas para publicar se me imponen las que no exponen realidades biempensantes y tranquilizadoras. Pienso que la vida es, en mi percepción tal vez anómala, turbia y desgarradora. Acabo de leer La Educación sentimental de Flaubert, un monumento literario que no fue entendido en su momento. Allí las relaciones entre los personajes son muy complejas y extrañas. Raramente se dice la verdad, los personajes se mienten -unos más y otros menos- pero dada cierta complejidad la mentira es necesaria, inevitable, trágica. En mi percepción, los seres humanos no pueden ser totalmente verídicos y sinceros unos con otros. La verdad es algo muy difícil de establecer y probablemente dé paso a otros conflictos no menores y acaben con relaciones que merecen la pena. Pienso que solo los animales -seres no racionales- son los que sistemáticamente expresan la verdad. Por eso nos atraen tanto las mascotas, porque no mienten. En cambio, los humanos llevamos la mentira adherida a nuestra piel. Ser los depositarios del lenguaje nos lleva a ver la realidad de modos más sutiles, con doble fondo, en los que los intereses soterrados, la hipocresía y la amargura están presentes. No es fácil ni aconsejable decir toda la verdad a seres queridos o amigos: eso llevaría a los mayores desastres. La personalidad humana es tan complicada, y ya no hablemos de la literatura, que no permite una verdad sin matices. No hay amistad que permita una sinceridad al cien por cien. En este mundo de ocultaciones, de medias verdades, de sinceridades políticas, transcurre nuestra realidad. Yo no le veo solución. La idea pura de sinceridad es algo adolescente que se termina pasando. La idea de la vida es más bien pacto. Como Don Quijote le propone a Sancho cuando ambos han mentido. Créete lo que yo digo para que yo me crea lo qeu tú dices. Es divertido y dramático. Salut, Miquel.

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  3. Sobre lo de Barcelona, la montaña de Montjuïc, y 1965, ruégote pases cuando estén abiertas, por la biblio.
    Dale un vistazo a "Las sombras se equivocaron de dueño", reconocerás alguna cosa como propia. te dejo el enlace de donde puedes encontrar un ejemplar:

    http://aladi.diba.cat/search*cat/?searchtype=X&searcharg=las+sombras+se+equivocaron+de+due%C3%B1o&searchscope=171&submit=Cercar

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  4. Este aserto que traes hoy, me hace pensar en una lectura que hice, una especie de oda a la mentira, ya implícita en el mismo título; “Thomas el impostor” de Jean Cocteau, y en una afirmación que nos dejó el autor reside la esencia de la novela:

    “Yo soy una mentira que dice la verdad.” Jean Cocteau.

    Un posicionamiento contundente, desde luego.

    Y, a propósito de esa lectura, rescato unas líneas que escribí en su momento:

    Guillaume Thomas de apenas dieciséis años, es el gran protagonista, nacido en la localidad de Fontenoy.

    Se convertirá por el caprichoso azar, en Thomas de Fontoney, y todos creerán que ese muchacho tan carismático es sobrino del célebre general cuyo apellido es, precisamente, Fontenoy, uno de los oficiales más venerados de la guerra. Encontrando divertida la confusión y halagado por la admiración que le proclaman, Thomas hará uso de su nueva identidad. Cabe señalar que no hay malicia en su proceder… pero no deja de ser una impostura.

    Y como proclama el joven:

    « puesto que el mundo es un juego, seamos serios, juguemos»

    Volviendo al fragmento del post, pienso que la cuestión fundamental para valorar la mentira, es conocer el propósito al que sirve, puede ser salvar una vida, un amor, no perturbar a otro, o también provocar una guerra, falsear la gravedad de un acontecimiento, la mentira política con intención manipuladora, entonces, ya con conocimiento de causa, procederá condenarla, según que casos, o ser tenida como aliada necesaria y salvadora en otros.

    No obstante, por nuestro ser, en cada uno de nosotros, discurren todas las variedades habidas y por haber de la verdad y la mentira, todo es complejo, como bien señalas, Joselu.

    Por cierto, ¿otra opción narrativa interesantísima de abordar la mentira?
    “El espía que surgió del frío” magnífica novela de John Le carré, pues, ¿quién puede superar a un espía del Telón de Acero personificando la mentira?
    El espía es un impostor profesional, de alto rango, instruido para ello, ni siquiera le dirá la verdad a su hijo, o a su esposa… aunque nunca le abandone este dilema ¿merece la pena comunicarles la verdad y destrozar sus vidas? Ya digo, mentes de acero estos espías… pero habían dirigido su vida a tal fin, como profesionales de la impostura al servicio de su país, complejo de asimilar, sin duda.

    Cuñidate, Joselu.

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    1. En tu ejemplo final sobre los espías me viene en seguida la idea todavía más compleja de los agentes doble -o triples-, que simulan que espían para un determinado país, traicionando al suyo, pero que en realidad siguen siendo fieles a su país. En este caso es inextricable la madeja de mentiras que habrán de utilizarse.

      Leí una excelente novela de Javier Marías titulada Berta Isla sobre la relación de la protagonista con su marido que es espía y no sabe nada de su vida real. Todo es un juego en que la verdad es imposible de conocerse.

      Me viene también la película de Nicholas Ray, Johnny Guitar en que la protagonista interpretada por Joan Crawford le dice a Johnny: Dime que me quieres, aunque sea mentira.

      Como dice Miquel, ¿llevar una doble vida es mentir?

      Hay una novela de Javer Cercas, titulada El impostor que recrea la vida de Enric Marco, un hombre fascinante, que se hizo pasar por superviviente de un campo de exterminio nazi y llegó a ser presidente de Amical de Mathausen en Barcelona. Daba charlas por institutos y sus parlamentos eran tan potentes que emocionaba a los alumnos fomentando su fe democrática y haciéndoles ver lo que habían sufrido en su deportación. Todo era mentira. Era un impostor. Nunca estuvo prisionero, pero de esto no sacaba una ganancia económica, era otra cosa, prestigio, la capacidad de conmocionar a adolescentes en sus charlas y que se acercaran jovencitas admiradas a él. Fue desenmascarado por un historiador y se reveló su impostura, pero el personaje era tan fascinante que Javier Cercas escribió este libro -muy bueno- sobre él, y el lector terminaba por seguir admirando al impostor. Yo lo conocí personalmente en charlas en mi instituto y ciertamente era un hombre que conmovía a los alumnos de un modo que terminaban llorando algunos.

      Callar, ocultar, por necesidad de paz familiar ¿es mentir?

      ¿Acaso decir siempre y en todo lugar la verdad no llevaría a los mayores desastres?

      Pilatos pregunta a Jesús ¿qué es la verdad? y Jesús responde que él es la verdad, el camino y la vida.

      Pienso que en muchos seres humanos solo emerge una parte de su personalidad y gran parte es ocultada, disimulada, escondida, como una especie de espías que llevaran una doble vida, la íntima y la compartida.

      Leí hace muchos años El espía que surgió del frío pero la he olvidado, puede que haga más de treinta que la leí.

      ¿Acaso el fascinante y problemático Don Juan no es un mentiroso compulsivo?

      La mentira tiene infinidad de caras, es difícil penetrar en ella.

      A veces simplemente a la gente no le interesa la verdad y prefiere que se le mienta, puede ser más cómodo y equilibrador de la situación. ¿Qué empleado le diría la verdad a su jefe?

      Tema poliédrico y multifacético.

      Un abrazo, Paco, gracias por tu tiempo en una tarde de domingo.

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  5. Mentir es una herramienta social que no todo el mundo usa con habilidad. Decía Montaigne no es lo mismo mentir que contar una mentira pero...¿Qué es la verdad en todo caso?
    Interesante.
    Un abrazo

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    1. Los políticos son especialistas en la mentira o en las medias verdades, en los silencios, en no contestar a los que se les pregunta. He tenido alguna experiencia con alguna concejal política y me dio bastantes pruebas de cómo contestar una pregunta que no se quiere contestar y de la que se sabe la respuesta pero es una respuesta inconveniente, de modo que se da un rodeo retórico para no decir nada, nada es verdad o mentira. Es todo un arte... de la mentira...

      Un abrazo.

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