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sábado, 23 de mayo de 2020

Ilusión de unidad


6 comentarios :

  1. Vivir es una oportunidad. Así lo creo yo. No tendría derecho a quejarme porque mi estatus es más bajo que el de Diagonal hacia arriba, ya lo dije en una ocasión, y sólo puedo hablar por mi, porque generalizar en una cuestión tan personal no sería de recibo.
    De entrada soy un tipo afortunado: vivo, y en este estado es normal que a uno le sucedan cosas, porque cada día estoy obligado a tomar decisiones, muchas decisiones, y eso equivale a equivocarse.

    En linea general, me ha compensado más vivir que no hacerlo.
    Un abrazo

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    1. Pero ¿no ha habido momentos, instantes, de tu vida, en que has sentido un prodigioso, casi místico, sentimiento de unidad? No se trata ahora de hacer un balance de si merece la pena vivir. Pocos dirían que no, y muchos de ellos se suicidan, vivir parece que merece la pena. ¿Cómo podríamos compararlo con no haber vivido? Pero también pocos, muy pocos, casi ninguno, diría que volvería a vivir su vida íntegramente de nuevo. Para mí son esos breves instantes de totalidad, de infinitud, totalmente inesperados y que es inútil querer buscar porque son pura gracia, los que nos dan una ilusión de unidad. Por eso, he destacado esta cita de un libro sobre el anarquista Living Theatre que luchaba contra la vida burguesa. Un abrazo.

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  2. Ha habido pequeños instantes, cierto, JOSELU, los he llamado "premios".
    También he tenido densas agonías, y nada agradables, por cierto, pero son errores míos, no de los demás hacia mi, tal como suena.

    No se, no se cómo comparar lo no vivido con la vida, pero en ocasiones escucho que esto es tal o cual cosa y que es una porquería y demás, depende a lo que aspires, jamás aspiré a un autito, ni a un A8, sólo a vivir, leer, estudiar, tener una familia, esos si lo añoré desde bien pequeño, y pasé, de la miseria a la pobreza, siendo este un paso de gigantes.
    Insisto, tampoco he tenido sensaciones místicas (ya ves, un mediocre), pero desde pequeño soñé en no ser (si NO-SER) como mi padre, y creo lo he conseguido; cierto es que he tenido suerte con la compañera...44 años juntos y de todos los colores.

    Un abrazo

    PD: Intuyo que desearías unas respuestas más profundas, más estudiadas, más apropiadas al tema que expones, así lo pienso, pero lo mío es simple y aunque me sepa mal en ocasiones, no sabría como exponerlas de otra manera.
    Un abrazo y gracias por aguantar.
    salut

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    1. Las citas que publico están abiertas a muchas posibles interpretaciones y tú haces las tuyas legítimamente. No hay ortodoxia en las respuestas así que estoy enormemente satisfecho de tus intervenciones siempre atentas e interesantes. Mis preguntas tienen como objeto comprender tu punto de vista. Nuestras vidas, como todas las vidas, son diferentes, pero desde mi perspectiva y por lo que he podido conocer en tu blog y en otros que participas, eres un hombre con una gran coherencia personal y congruente, algo que no se puede decir demasiadas veces.

      Yo quise ser también diferente a mi padre pero la vida nos ha ido aproximando más de lo que pensaba que ocurriría. Era un hombre que no me gustaba, pero al final se ganó mi respeto, no sé si estimación, pero algo sí.

      No busco demasiado los comentarios, así que para mí son un motivo de enorme satisfacción la presencia de los pocos que por aquí os pasáis, ante un hombre dubitativo y especulativo al que le gusta leer y pensar, como a ti. Para mí el mayor valor por encima de todo, aparte de mi compañera y mis hijas, son los libros...

      No aguanto nada, disfruto.

      Un abrazo.

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  3. En mi caso yo he sentido la Vida, en el monte, yo solo de noche, Es una sensación que solo he percibido en dos ocasiones de las que he estado, cuando ves que formas parte de un todo que incluye la Humanidad pero no es solo la Humanidad, esta es solo una pequeña parte de ese espíritu, o debiera serlo, que no estoy tan seguro de que lo sea.
    Un saludo.

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    1. Una vez, hace mucho tiempo, estaba en una carretera de Alaska por donde no pasaba casi nadie, yo estaba haciendo autoestop para llegar a doscientos kilómetros y seguir viaje. Había pasado todo el día y nadie paró -fueron tres o cuatro trucks los que pasaron en todo el día-. Al llegar la noche, no tenía dónde dormir y pasé por una casa cuya puerta estaba abierta. Me metí dentro, no contestó nadie, pero me arriesgaba a que me metieran un tiro según las reglas americanas. Pasé la noche allí tumbado en la moqueta. A la mañana siguiente, a las seis me levanté y me puse a seguir caminando y haciendo autoestop. Anduve unos veinte kilómetros y no pasaba nadie, pero al filo de las cinco de la tarde una camioneta descubierta me paró, me preguntó adónde iba y yo le dije que a Tok. Me subí a la parte de atrás y el truck se puso en marcha. Aquellos momentos, tras cuarenta y ocho horas de que nadie me parara, fueron de éxtasis total, veía pasar el paisaje maravillado, nunca Alaska me pareció más hermosa. El vehículo iba rápido y el viento me daba en la cara, sentí la más profunda dicha de vivir, era algo extraño y maravilloso, sentí mi vida plena y era feliz, así simplemente, era feliz. El atardecer multicolor de aquellas latitudes fue cubriendo el horizonte. verdes, azules, rojos, naranjas... Y me dejaron en Tok donde había quedado con mi amigo, nos fuimos a tomar una Budweiser y me sentí el hombre más afortunado de la tierra. Fueron unos kilómetros de felicidad inenarrable. Estos instantes y otros que he vivido hacen de la vida algo increíble, son pocos, ciertamente, pero los llevo dentro como si los volviera a vivir de nuevo cuando quisiera evocarlos. Un saludo y gracias por tu aportación.

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