Suena en el ordenador una emisora de internet: AccuRadio, especializada en Jazz. Estoy escuchando Naima, interpretadas por John Coltrane de su álbum “Giant Steps” de 1959. Me serena la música de saxo. Me hubiera gustado ser saxofonista. Es el instrumento que más se identifica conmigo. Ha acabado el día. Un día denso y rico en resonancias vitales y literarias. Últimamente hablo poco de mis alumnos, pero ellos son el telón de fondo de mis días. Este es el diario de un profesional de la enseñanza que todavía se entusiasma dirigiéndose a sus alumnos y explicándoles literatura.
Últimamente estamos machadianos. Iniciamos las clases leyendo un poema de Antonio Machado. Algunos han considerado a Machado como el mejor poeta español del siglo XX; en cambio, el otro día escuché a Octavio Paz hablando con cierto desdén de la poesía machadiana. Puedo decir que en lo que a mí respecta es el poeta que más hondo me ha llegado. Hay otros poetas que me gustan e incluso que me entusiasman (hay muchos), pero la esencialidad de Antonio Machado me llega al corazón. Quizás hay muchas metáforas brillantes que estallan con vigor delante de nuestra inteligencia, pero hay pocas que su destello continúe con los años. Hay algunas metáforas esenciales que destacan que la vida es un camino, que somos caminantes y que no hay camino sino el que se hace al andar… ¿Y esa intuición machadiana del mar de la existencia? ¿O la imagen del sueño de los frutos de oro en el fondo de la fuente?
En primavera mis alumnos y yo iremos a Collioure, el pueblecito francés donde está humildemente enterrado Antonio Machado. Quiero que para entonces la poesía del poeta sevillano, cuya vida forma parte de nuestra educación sentimental, sea un territorio conocido para mis alumnos a los que la poesía les ha terminado gustando.
Últimamente estamos machadianos. Iniciamos las clases leyendo un poema de Antonio Machado. Algunos han considerado a Machado como el mejor poeta español del siglo XX; en cambio, el otro día escuché a Octavio Paz hablando con cierto desdén de la poesía machadiana. Puedo decir que en lo que a mí respecta es el poeta que más hondo me ha llegado. Hay otros poetas que me gustan e incluso que me entusiasman (hay muchos), pero la esencialidad de Antonio Machado me llega al corazón. Quizás hay muchas metáforas brillantes que estallan con vigor delante de nuestra inteligencia, pero hay pocas que su destello continúe con los años. Hay algunas metáforas esenciales que destacan que la vida es un camino, que somos caminantes y que no hay camino sino el que se hace al andar… ¿Y esa intuición machadiana del mar de la existencia? ¿O la imagen del sueño de los frutos de oro en el fondo de la fuente?
En primavera mis alumnos y yo iremos a Collioure, el pueblecito francés donde está humildemente enterrado Antonio Machado. Quiero que para entonces la poesía del poeta sevillano, cuya vida forma parte de nuestra educación sentimental, sea un territorio conocido para mis alumnos a los que la poesía les ha terminado gustando.
Cada día iniciamos la clase con la lectura de algún poema. Los introduzco de formas diversas. Escuchados solamente o con el texto fotocopiado. Esta última es la mejor forma porque nos permite trabajarlo: su métrica, sus símbolos, sus imágenes, sus ideas recurrentes…
Algo me ha asombrado este curso y esto ha sido la receptividad de mis alumnos del lenguaje poético. Hemos leído poemas de Bécquer, de Rubén Darío, de Juan Ramón Jiménez, de Pedro Salinas, de León Felipe, también de mi amigo Francisco Ortega Palomares, un poeta esencialmente humano y lleno de un denso y luminoso pesimismo… Hemos leído poesía amorosa, erótica, existencial… Y puedo afirmar que existen los universales del sentimiento de los que nos hablaba Antonio Machado. En el fondo de nosotros -también en esos díscolos adolescentes- hay un ansia de poesía que busca trascender la vida cotidiana, a veces tran trivial y anodina.
Estamos metidos en un viaje. El otro día el post hablaba sobre el viaje de mi amigo José Ignacio. Un viaje en el espacio y en el tiempo. Juan Poz sostenía que había viajeros que volvían de sus viajes avejentados. Antonio Solano dedicó un espléndido y esclarecedor post "Viajero de sillón" a la idea del viaje, real o imaginario. La vida es un viaje, quizás es el curso de un río. O quizás como intuía Antonio Machado la vida era un camino -recogiendo una idea clásica- o el mar. También Blas de Otero habló del mar de la existencia. Son metáforas elementales. Estas son las que busca este blog sin demasiadas pretensiones. No es un blog de actualidad ni especialemente “cool”. Sólo quiere hacer compartir emociones sencillas y sinceras, las que siente el profesor cuando llega al aula y encuentra alumnos dispuestos a escuchar y vivir la poesía. En primavera iremos a Collioure, donde está la tumba del poeta más humano enterrado con su madre, Ana Ruiz. Será un día luminoso en el que depositaremos algunas flores y leeremos los poemas que más hayan gustado a mis alumnos. Quiero dejarles a su elección los textos que leamos aquel día de primavera.
Nada más. Suena Coleman Hawkins. Me gusta el jazz. Es medianoche. He querido dedicar este tiempo a comunicarme con mis amigos que me leen (nos leemos) en la distancia. Para terminar un poema del poeta bueno de su libro Soledades, galerías y otros poemas.
LXXXVIII
Renacimiento
Galerías del alma…¡El alma niña!
Su clara luz risueña;
y la pequeña historia,
y la alegría de la vida nueva.
¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!
Y volver a sentir en nuestra mano
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre… Y caminar en sueños
por amor de la mano que nos lleva.
Algo me ha asombrado este curso y esto ha sido la receptividad de mis alumnos del lenguaje poético. Hemos leído poemas de Bécquer, de Rubén Darío, de Juan Ramón Jiménez, de Pedro Salinas, de León Felipe, también de mi amigo Francisco Ortega Palomares, un poeta esencialmente humano y lleno de un denso y luminoso pesimismo… Hemos leído poesía amorosa, erótica, existencial… Y puedo afirmar que existen los universales del sentimiento de los que nos hablaba Antonio Machado. En el fondo de nosotros -también en esos díscolos adolescentes- hay un ansia de poesía que busca trascender la vida cotidiana, a veces tran trivial y anodina.
Estamos metidos en un viaje. El otro día el post hablaba sobre el viaje de mi amigo José Ignacio. Un viaje en el espacio y en el tiempo. Juan Poz sostenía que había viajeros que volvían de sus viajes avejentados. Antonio Solano dedicó un espléndido y esclarecedor post "Viajero de sillón" a la idea del viaje, real o imaginario. La vida es un viaje, quizás es el curso de un río. O quizás como intuía Antonio Machado la vida era un camino -recogiendo una idea clásica- o el mar. También Blas de Otero habló del mar de la existencia. Son metáforas elementales. Estas son las que busca este blog sin demasiadas pretensiones. No es un blog de actualidad ni especialemente “cool”. Sólo quiere hacer compartir emociones sencillas y sinceras, las que siente el profesor cuando llega al aula y encuentra alumnos dispuestos a escuchar y vivir la poesía. En primavera iremos a Collioure, donde está la tumba del poeta más humano enterrado con su madre, Ana Ruiz. Será un día luminoso en el que depositaremos algunas flores y leeremos los poemas que más hayan gustado a mis alumnos. Quiero dejarles a su elección los textos que leamos aquel día de primavera.
Nada más. Suena Coleman Hawkins. Me gusta el jazz. Es medianoche. He querido dedicar este tiempo a comunicarme con mis amigos que me leen (nos leemos) en la distancia. Para terminar un poema del poeta bueno de su libro Soledades, galerías y otros poemas.
LXXXVIII
Renacimiento
Galerías del alma…¡El alma niña!
Su clara luz risueña;
y la pequeña historia,
y la alegría de la vida nueva.
¡Ah, volver a nacer, y andar camino,
ya recobrada la perdida senda!
Y volver a sentir en nuestra mano
aquel latido de la mano buena
de nuestra madre… Y caminar en sueños
por amor de la mano que nos lleva.
Joselu, no quiero deshacer el encanto de un viaje literario a Colliure.
ResponderEliminarAunque sigue estando la tumba del poeta, sus restos fueron devueltos a su Sevilla natal. Ahora sólo queda el recuerdo de sus últimos días.
A mí Machado me despierta sentimientos opuestos. Hay poemas que me llegan al alma (¿No ves Leonor...?); otros, no me merecen ningún interés.
Pero sí hay un episodio de la vida de Machado que me emociona cada vez que leo su biografía: su huida a Francia por la frontera, después de recalar en Barcelona.
Supongo que conoces esta página:
http://www.abelmartin.com/
Amiga Lu, en cuanto al gusto mayor o menor por el poeta Machado no te puedo decir nada, pero en cuanto a la localización de sus restos, te puedo decir con absoluta seguridad que siguen estando en Collioure. No se han trasladado a Sevilla. De hecho ello ha sido objeto de debate entre los partidarios andaluces de que fueran llevados allí, o quizás enterrados con los de Leonor en Soria... Pero se impuso la visión de que donde mejor estarían es precisamente en Collioure, mostrando una parte de la historia de España que es la derrota o el exilio de decenas de miles de españoles. He seguido el debate con interés y estuve en Collioure el año pasado y nunca he oído nada semejante. Sería un sinsentido. Sus restos están bien donde están.
ResponderEliminarLos buenos poetas ¿dejan restos?
ResponderEliminar"¡Por amor de la mano que nos lleva!", que ni pintado viene el verso para quienes seguimos este blog, Joselu...
ResponderEliminarCoincidimos en el amor por el instrumento creado por el señor Sax, a quien nunca le agradeceré lo bastante haber tenido esa sensibilidad tímbrica y cromática. Comparo su sonoridad con la del piano, ¡con todo lo que el piano es!, y me suena éste a pianola de juguete y aquel al aliento divino del corazón...
Es difícil no ser machadófilo, si las palabras claras de D.Antonio se leen desde la austeridad sentimental y la desnudez simbolista. Juan Ramón lo era, aun siendo tan distinto de él.
Con Machado ocurre como con Platero y yo, de JRJ, que es lectura de madurez, de serenidad y de zentralidad, ¿no le parece?
Ah, se me olvidaba decirle a antonio, quien me ha preantecedido en el uso del comentario, que los poetas dejan restos, rastros y hasta rostros, todos ellos inmortales. Una tumba, a veces, para según quién mira, es una ventana...
ResponderEliminarGrande
ResponderEliminarPor cierto, he visitado tu blog de aula (lengua en movimiento) y me ha sorprendido la buena disposición de tus alumnos ante la propuesta de reflexión acerca de la lectura como acto de rebeldía. Nos tienes que contar cómo lo consigues, pues los míos se agotan a la segunda frase.
ResponderEliminarJoselu,
ResponderEliminarDisculpa mi ignorancia, pues. Yo así lo tenía entendido.
¡Qué paz emana este post, Joselu!
ResponderEliminarLa experiencia en mi instituto con la poesía y los alumnos es muy positiva. Cada trimestre aprenden de memoria y recitan un poema, de tal manera que al acabar la secundaria conocen 10 o 12 poetas. Al principio les cuesta, les da vergüenza, pero luego van entrando.
Es gratificante cuando los reencuentras en bachillerato y sigue resonando en sus cabezas el "Verde que te quiero verde", o los poemas de Neruda.
Antonio Machado. Poesías completas. Colección Austral. Espasa Calpe SA. El catecismo poético. Libro de texto que nos hizo desgranar, poema a poema, verso a verso, un joven profesor almeriense aficionado al flamenco y al vino costa, y seguidor de Emilio García Gómez. ‘Soledades’, ‘Campos de Castilla’,… el corazón humano al descubierto. Estar frente a su tumba será emocionante.
ResponderEliminarSuelo pasar en tren por Collioure cuando viajo a Francia. Sonaré cursi, pero mis pensamientos en esos momentos están con Machado y sus poemas, y siempre me digo, un año de estos me bajo en Colliure y visito a don Antonio.
ResponderEliminarQuiero pensar que soy sevillano como él, como Cernuda, y no como Los Morancos, Los del Río, y ole!... (Sevilla sin sevillanos, que diría el poeta).
Perdón si se publica varias veces, pero no consigo ver mi respuesta, no sé si ha llegado.
Solo puedo decir que Machado ha dejado un tremendo poso en mi alma, no podía dejar de llorar mientras leía "Ligero de equipaje" de Ian Gibson, no puedo explicar con palabras, la emoción sentida al leer su vida y obra.
ResponderEliminarEstoy deseando visitar Colliure, no se porque no se cuando, pero sé que quiero visitarlo.