Es reciente el caso de una niña de ocho años, Chaima, que ha debido ser escolarizada obligatoriamente, según orden de la Generalitat, en un colegio público de Girona. Los padres de Chaima reivindicaban el derecho de su hija a llevar hiyab y la Generalitat les ha dado la razón. El director del centro, Cristóbal Rojas, sostiene que este precedente en una niña tan pequeña echa por tierra sus esfuerzos de mediación para evitar este tipo de distintivos religiosos y sexuales en niños de primaria. Hasta ahora se optaba por el diálogo con los padres, pero a partir de este momento todas las alumnas musulmanas por pequeñas que sean –ha habido casos de niñas de tres años cuyos padres querían que fueran a clase con velo- podrán ir al colegio con hiyab. Será el efecto llamada al que se acogerán muchas familias musulmanas.
La Generalitat ha dado prioridad al derecho a la escolarización por encima de cualquier otra consideración cuando la escuela pretendía defender que a clase había que ir con la cabeza destapada, sea por el velo o por gorras que alumnos latinoamericanos reivindican como parte de su cultura.
No sé cómo lo verán ustedes, pero a mí la posición de la Generalitat me resulta incomprensible sobre todo en una etapa de escolarización inicial en que se van conformando los modelos y roles sociales. El hiyab crea una marca profunda en la muchacha que lo lleva, aislándola por completo del resto de sus compañeros. Los muchachos no lo llevan, y es más fácil su integración. Las niñas que llevan velo crean un círculo invisible a su alrededor al que sólo tienen acceso otras niñas en iguales circunstancias y que son su único mundo de referencia. El resto del mundo es diferente y hostil y hay que mantenerlo alejado. Ese es el mensaje. Es la marca del velo, una prenda que señala y condena claramente a la niña que lo lleva. Es un signo segregador que implica supeditación social y sexual. Supongo que esto ya lo sabemos. No es simplemente una cuestión cultural como la de llevar pendientes o no. Es algo más profundo e ideológico. En la escuela secundaria ya estamos acostumbrados a tener esas niñas con velo en clase, imposibles de integrar por su aislamiento y su extrema timidez ¿cómo va a tener derecho a hablar o reivindicar algo una mujer? Cuando están solas, permanecen solas en clase, y cuando están con otras de iguales características tienden a juntarse entre ellas, haciendo inútil todos nuestros esfuerzos de integración. Ya estamos acostumbrados, pero en la educación primaria quedaba algo de sensatez y prefería apelarse al diálogo para evitar que estas muchachas lleven velo a edades tan tempranas.
Este es un precedente importante. La Generalitat debería haber apoyado a la escuela. En Francia se ha impuesto el veto a cualquier signo distintivo religioso y no ha habido conflictos importantes. Las muchachas musulmanas francesas pueden ir a la escuela en igualdad de condiciones que sus compañeras. Seguramente ello tiene consecuencias positivas para su integración. Fuera de la escuela, si lo desean, pueden llevarlo , pero ésta es un espacio laico en el que no deberían esta autorizados signos religiosos.
Pero España no es un país laico, y Cataluña dentro de España, tampoco ha optado por la laicidad. Ha preferido optar por la solución más fácil y menos conflictiva. Y aparentemente más progresista. Que cada uno vaya como quiera. Prohibido prohibir, como huella del mayo francés. Alumnas de cuatro o cinco años con velo y alumnos latinoamericanos con pañuelo y gorra en clase. A partir de ahora todo ha quedado legitimado y refrendado por la Administración. .
La Generalitat ha dado prioridad al derecho a la escolarización por encima de cualquier otra consideración cuando la escuela pretendía defender que a clase había que ir con la cabeza destapada, sea por el velo o por gorras que alumnos latinoamericanos reivindican como parte de su cultura.
No sé cómo lo verán ustedes, pero a mí la posición de la Generalitat me resulta incomprensible sobre todo en una etapa de escolarización inicial en que se van conformando los modelos y roles sociales. El hiyab crea una marca profunda en la muchacha que lo lleva, aislándola por completo del resto de sus compañeros. Los muchachos no lo llevan, y es más fácil su integración. Las niñas que llevan velo crean un círculo invisible a su alrededor al que sólo tienen acceso otras niñas en iguales circunstancias y que son su único mundo de referencia. El resto del mundo es diferente y hostil y hay que mantenerlo alejado. Ese es el mensaje. Es la marca del velo, una prenda que señala y condena claramente a la niña que lo lleva. Es un signo segregador que implica supeditación social y sexual. Supongo que esto ya lo sabemos. No es simplemente una cuestión cultural como la de llevar pendientes o no. Es algo más profundo e ideológico. En la escuela secundaria ya estamos acostumbrados a tener esas niñas con velo en clase, imposibles de integrar por su aislamiento y su extrema timidez ¿cómo va a tener derecho a hablar o reivindicar algo una mujer? Cuando están solas, permanecen solas en clase, y cuando están con otras de iguales características tienden a juntarse entre ellas, haciendo inútil todos nuestros esfuerzos de integración. Ya estamos acostumbrados, pero en la educación primaria quedaba algo de sensatez y prefería apelarse al diálogo para evitar que estas muchachas lleven velo a edades tan tempranas.
Este es un precedente importante. La Generalitat debería haber apoyado a la escuela. En Francia se ha impuesto el veto a cualquier signo distintivo religioso y no ha habido conflictos importantes. Las muchachas musulmanas francesas pueden ir a la escuela en igualdad de condiciones que sus compañeras. Seguramente ello tiene consecuencias positivas para su integración. Fuera de la escuela, si lo desean, pueden llevarlo , pero ésta es un espacio laico en el que no deberían esta autorizados signos religiosos.
Pero España no es un país laico, y Cataluña dentro de España, tampoco ha optado por la laicidad. Ha preferido optar por la solución más fácil y menos conflictiva. Y aparentemente más progresista. Que cada uno vaya como quiera. Prohibido prohibir, como huella del mayo francés. Alumnas de cuatro o cinco años con velo y alumnos latinoamericanos con pañuelo y gorra en clase. A partir de ahora todo ha quedado legitimado y refrendado por la Administración. .