Creo que es Ramón Besonías en FB quien se
interesaba por qué hacíamos en las clases últimas del curso, en este tiempo de
calor inmisericorde, encerrados en un aula con hormonas primaverales
preveraniegas en ebullición. Treinta chavales son un mundo. Desconcertantes,
nada obsecuentes con el profesor, rebeldes, inquietos, agitados por la última
hora de la mañana entre 13.30 y 14.30 en vísperas de final de curso. Un
polvorín en ebullición. Me he preguntado si hacía con ellos algo lúdico, algo
recreativo, algo divertido para encarar con cierta comodidad esta hora que es
la penúltima antes de los créditos de síntesis que empiezan la semana que
viene. ¿Algo divertido? Quia. Algo sádico, algo que les haga pensar, algo que
les obligue a estar atentos a lo que están haciendo. El clima de la clase se
encaminaba hacia la dispersión y el conflicto.Y lo entiendo. ¿Quién querría a
los trece años estar haciendo una clase de lengua en un ambiente veraniego?
¿Acaso la vida no pasa por al lado mientras nosotros estamos encerrados en un
aula con ventanas pequeñas por que apenas pasa el aire. Zas. Ya está, tras la
lectura de diez minutos obligatoria a última hora en que han estado
intranquilos, pendientes de lo que hacían los demás, dedicándose los insultos
más abyectos, leyendo muy pocos, salvo una niña que devora libros de Ana Todd,
After. Les he mandado conectar su ordenador y entrar en EDMODO, la plataforma
que utilizamos para todo tipo de exámenes y ejercicios y a la que se han
aficionado...
EDMODO y
tira millas. Clasificación de oraciones por la modalidad o lo que es lo
mismo que la actitud del hablante. Ya saben: enunciativas, interrogativas,
exhortativas... Y luego clasificación por la estructura del predicado:
atributivas, predicativas, transitivas, impersonales, recíprocas... Sé de
antemano que esto no resulta políticamente correcto, pero era el complemento al
último tema de lengua que hemos hecho sobre la oración en segundo de ESO. En
EDMODO acceden a los ejercicios interactivos geniales de jgenover que son una
maravilla, realizados en una excedencia de un año. El mejor corpus de lengua
que existe en España. Son ejercicios prácticos, sencillos, pero que implican
conocimiento. Pueden acudir a la ayuda pero de todas maneras han de hacerlos y
copiarlos. La clase se ha amansado y ha habido treinta y cinco minutos de
bastante trabajo sin un silencio absoluto eso está claro. Hablan unos con
otros, pero yo entendía que era una liberación necesaria. Y así hemos ocupado
la última hora de la mañana. Otras veces somos más creativos, pero no
necesariamente las clases creativas son las óptimas. De hecho, les gusta y les
relaja la disciplina y el método más que la creatividad. No son muy creativos.
Hay pocos chavales creativos, es algo prematuro todavía. Espero mucho de sus
lecturas voluntarias que es donde se proyecta su mundo interior, y me da igual
que sean novelas góticas o románticas. Yo leía a Marcial Lafuente Estefanía, el
autor de novelas del oeste más prolífico de la historia española. Pasé
excepcionales ratos con él a su edad, y eso no impidió que leyera luego a
Shakespeare o Beckett. Nadie saber por dónde continúan las inquietudes
existenciales. Por la literatura será difícil pues la enseñanza de la
literatura desaparece al menos en Cataluña con la LOMCE. Una clase de literatura
requiere de una cierta madurez. Ahora a los trece años necesitan disciplina y
método: sistematismo y que vean que sus ejercicios son considerados y tenidos
seriamente en cuenta. Así en mi evaluación que realizo a través del Cuaderno
del profesor y la aplicación IDOCEO que es genial (solo para iPad) tengo en
cuenta absolutamente todo lo que han hecho en el trimestre. Siete u ocho exámenes todos on line tipo test
preparados por mí para los que han de sacar un ochenta por ciento de aciertos
para aprobar. Redacciones, ejercicios de comprensión lectora, elaboración de
textos dramáticos, creaciones dirigidas con palabras nucleares, dictados
preparados, el trabajo del aula es fundamental. Hacemos bastantes ejercicios
léxicos. Apenas les pongo deberes porque sé que la mayoría no los van a hacer.
Lectura de libros al margen de lo que marca el departamento: así han leído El guardián entre el centeno y Matilda además de los libros marcados
oficialmente. Hacemos continuamente resúmenes y esquemas de temas que les sirven
como formación...
Quiero cualquier cosa menos ese
comentario que se hace respecto a algunas asignaturas que es que no hemos hecho
nada durante el curso. Han trabajado la mayoría bastante y la nota reflejará, hasta las centésimas, la aplicación y rendimiento de ese esfuerzo sostenido
durante el trimestre. No, no quiero una materia divertida. No soy divertido. No
sacaría un diez en sentido del humor, pero creo que ellos aprecian que les haya
llevado dos veces a ver exposiciones fotográficas en Barcelona y que les haya
hecho dos reportajes fotográficos de ellos al que les pongo música que ellos
eligen y les proyecto en un vídeo montado en imovie.
Huyo de planteamientos ligeros. Quiero
que tengan dificultades y que no se apunten al carro de lo divertido como único
criterio. Trabajar en serio es divertido. Ciertamente les relaja y aprenden,
creo. Estimo que escriben mejor que cuando llegaron a principio de curso. Me
gustaría hacer debates pero es imposible con ellos. Hay demasiados conflictos
entre ellos para poder controlarlos.
Y sí, tengo que pegar de vez en cuando
dos gritos para calmarlos. No soy un profesor ideal. Los tiene que haber más
amenos eso es cierto. Que impongan más a los alumnos y no se canteen cuando
entra el profesor. No es mi caso. En mi clase hay espontaneidad, algo más de lo
que me gustaría. Pero tener pinta de profesor Tornasol no ayuda. Soy un
anarquista que ha tenido que adaptarse y entender los ritmos de estos chavales
que no requieren de planteamientos bobos. Así que hoy a analizar oraciones. El
próximo martes que tengo clase con ellos será peor. Se lo juro. Por estas. El
profe sádico que soy me sale a flote, qué caramba. Ya la parte lúdica la ponen
ellos. No es necesario que la ponga yo.