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lunes, 19 de octubre de 2009
La fascinación del mal
jueves, 15 de octubre de 2009
La buena educación
Ilia Popescu es un muchacho rumano que llegó a España hace año y medio. Este no es lógicamente su nombre verdadero. Hoy lo traigo aquí porque me atrae reflexionar sobre él. Es un chico de pelo negro con flequillo y que contrasta poderosamente con todos sus compañeros. Cuando conoció a su tutora de tercero de ESO a principio de curso le llevó una manzana como obsequio y reconocimiento. Parece ser que es una costumbre en Rumanía. La tutora se quedó boquiabierta pero luego advirtió el sentido del regalo. Ilia es un alumno extraordinariamente educado y su comportamiento sin ser pelota se puede decir que está lleno de detalles. Quiero aclarar que no es pelota porque observo que lo que hace le sale de dentro. Cuando llega la hora de salir de clase hay que poner las sillas encima de las mesas, bajar las persianas y apagar las luces. Mis alumnos están tan deseosos de salir que consideran una ofensa que se les recuerde que tienen que poner las sillas en orden. Lo hacen a regañadientes. No así Popescu que coloca más de las que le corresponden y baja las persianas con suma cortesía. Siempre que salimos de clase se despide de mí y me da las buenas tardes o buenos días.
Desde el Aula de acogida a los alumnos inmigrantes se me ha advertido de las probables dificultades que tendrá este alumno con la lengua y que convendría hacerle una adaptación curricular. He visto su rendimiento en estas semanas de clase, he leído su carta de amor siguiendo la estela de la Jeni y puedo decir que ésta fue una de las mejores, de las más poéticas y de las más ricas conceptualmente, a pesar de sus dificultades lingüísticas. Popescu ha aprobado el primer examen con buena nota en una lengua que no es la suya, pero se ve que ha estudiado y eso el profesor lo advierte. En su caso relativizamos algunos errores ortográficos, fruto de su confusión con el catalán, y apreciamos el gran esfuerzo que hace el chaval.
lunes, 12 de octubre de 2009
En el sur de Francia
Este fin de semana del Pilar lo hemos pasado en familia en el sur de Francia. Concretamente el el municipio de Osseja, muy cerca de la frontera. Nos agrada la cortesía francesa, su sentido del humor, el cuidado de sus pueblos, el agua abundante de sus ríos… Hemos ido dos familias con nuestros hijas. Por la noche era el momento de cenar en compañía y de interesantes conversaciones. Quiero compartir una de estas conversaciones que mantuvimos Jorge y yo con un botella de Borgoña del 2003 que estaba delicioso.
El debate entre Jorge y yo pasa entonces a la cuestión de la piratería, el hecho de que cualquiera pueda descargarse sin pagar una película, un disco (o una discografía) o el conjunto de la obra literaria de un autor. Lo que al principio parece una idea genial, el hecho de que el arte sea de libre acceso, se convierte en una realidad perversa que tiene consecuencias nefastas. ¿Cuántos videoclubes han cerrado por falta de negocio? ¿Cuántas salas de cine han cerrado por falta de público? Le hablo a Jorge de las salas de repertorio, aquellas en que se podían ver programas dobles de cine de películas de no estricta actualidad, pero de gran calidad. Estas salas de repertorio han desaparecido. Ya nadie va al cine si no es a ver a precios abusivos películas de rabiosa actualidad. El cine ha quedado circunscrito a la última novedad en cines formato de multisalas. ¿Acaso esta reorientación del cine y empobrecimiento de la oferta tiene también que ver con la piratería? ¿Acaso los altos precios de las salas cinematográficas tiene también relación con el hecho de la piratería, el saber que todo se termina copiando y descargando?
miércoles, 7 de octubre de 2009
Beatrice
Dar clase de literatura en bachillerato es una fuente de posibilidades pero también de desencantos. Hay pocos alumnos que estimen la literatura, que comprendan su alcance, que se den cuenta de su dimensión estética y humana. Creo que el pensamiento que domina nuestra civilización es demasiado pragmático (contra ello alertaba Cortázar), demasiado alicorto y poco ambicioso de grandes ideas o ideales. Los chavales suelen debatirse exclusivamente en torno a sus problemas inmediatos y apenas ven un ápice de poesía, un lenguaje extraño y anómalo. Esta constatación de la pasión por el presente que devora todo, que absorbe todo en un vórtice colosal, la he ido confirmando en las sucesivas generaciones de alumnos que han pasado por mí. Sé que para muchos partidarios de la nueva pedagogía, el pasado es un lastre insoportable y un ejercicio pueril de nostalgia. Nos debemos al tiempo que late aquí y ahora, patrón absoluto de nuestra vida, de nuestras expectativas y de nuestras ambiciones. Esto es lo que hay parece ser el eje de nuestro pensamiento contemporáneo. No importa lo que pudiera ser, lo que tal vez sea, lo que fue o lo que será, importa definitivamente lo que hay. Las utopías no son ya un código de nuestro tiempo, subsumidos en el devenir incesante de nuestros días y nuestras noches. Y con nuestras concepciones juzgamos todo el pasado.
Aquel amor extraordinario para la historia de nuestra cultura fue maravillosamente provechoso y lleno de densidad poética y simbólica.
domingo, 4 de octubre de 2009
Discurso de Wakefield
He dado muchos discursos sobre educación. Y he hablado sobre responsabilidad. He hablado sobre la responsabilidad de vuestros profesores de inspiraros y haceros estudiar. He hablado sobre la responsabilidad de vuestros padres de asegurarse de que permanezcáis encarrilados, que hagáis vuestros deberes y no paséis cada hora que estáis despiertos frente a la televisión o con la Xbox. He hablado mucho de la responsabilidad de vuestro gobierno de implantar niveles altos, apoyando a los profesores y a los directores, y mejorar las escuelas que no están funcionando, donde los estudiantes no obtienen las oportunidades que merecen.
No me he resistido a copiar el discurso de Barack Obama a los estudiantes de secundaria de Wakefield que da paso a la reflexión de Ricardo Moreno Castillo sobre el manifiesto No es verdad que fue dado a conocer en junio pasado. En aquella ocasión tuve la necesidad de razonar sobre aquellas cadenas de reflexiones sobre el estado de la educación en España. He recibido personalmente un correo de Ricardo Moreno Castillo en que me remite su contramanifiesto No es verdad que no sea verdad. Lo enlazo aquí para todos los que quieran disfrutar de una prosa contundente contra ese cúmulo de necedades que es el manifiesto No es verdad. Necedades y despropósitos. Necedades en que se carga toda la situación de la educación en España contra los profesores; necedades en que se establece una dicotomía entre tradición y modernidad poniendo a la primera en un lugar ominoso como si la escuela no fuera un puente entre el conocimiento del pasado (de la historia, de la tradición) y el presente, en sus métodos y en sus contenidos; necedad por no abordar ni en un solo párrafo de su ilación hilarante la defensa del conocimiento, de la transmisión del conocimiento en la educación; ni en su olvido de la responsabilidad de los alumnos de respetar dicho conocimiento, a sus profesores, a sus padres y a sus mayores. No se trata de que nuestros alumnos, señores autores del manifiesto, sean peores que los de otras épocas, sino que están inmersos en un sistema fundamentalmente perverso y que ustedes partidarios de la modernidad y de la falta de responsabilidad, olvidan continuamente. El esfuerzo no es popular, sólo hay que preguntar a nuestros alumnos. No les gusta esforzarse. ¿Para qué? Mejor estar tumbados toda la vida en el sofá viendo la tele o jugando al ordenador. Algunos de ellos se salen de este esquema y se esfuerzan, pero el sistema no les ayuda. El sistema ayuda al transgresor, al objetor, al que no tiene nada que decir o no quiere hacer nada. No se trata sólo de poner medios tecnológicos para satisfacer las ansias de modernidad de nuestros alumnos, se trata también de restablecer un espíritu, un ansia de progreso, de mejora y de aspiración al conocimiento. Y en ello, los profesores en lugar de verse encadenados a los savonarolas y los juanjos de turno, deben tener cierta seguridad en su papel de transmisores del conocimiento y del saber de nuestro tiempo y de épocas pasadas.
martes, 29 de septiembre de 2009
Arco iris
En clase de lengua de tercero de ESO aprovecho los textos que leemos para promover debates. Creo que es un medio eficaz para fomentar la participación y la expresión oral, a la vez que establece unas pautas para poder hablar siguiendo un turno en el que todos pueden expresarse libremente respetando las voces de los demás.
sábado, 26 de septiembre de 2009
Sensación de vivir
¿Hay algo tan poderoso como un sentimiento? ¿Como una suma de sentimientos? Creo que nos mueven los sentimientos más que las ideas. Un sentimiento es un estado del corazón, del ánimo, del humor, una propensión a lo emocional. Una idea es más racional y, por tanto, más fría, más cerebral, más intelectual, más analítica. Aunque también hay a veces ideas que se sentimentalizan, se cargan de densidad emotiva -y de peligro-, la de nación, la de Patria por ejemplo.
martes, 22 de septiembre de 2009
La comunicación
miércoles, 16 de septiembre de 2009
El factor humano
El factor humano es una espléndida novela de Graham Greene en el que se plantea una historia de espías, pero exenta de violencia, y en ella aparece el lado peligroso de las cosas, el ladrón honesto, el asesino tierno, el ateo supersticioso… La leí hace unos veinte años y creo que necesito volver a Greene, como a tantos autores. Me gusta su moralismo. Creo que los grandes escritores son moralistas. Creo que todo ser humano ha de pensar constantemente qué está bien y qué está mal, qué parte de su vida merece la pena ser rescatada y cuál otra debe ser reconsiderada. No hay nada que me produzca más hastío que los que piensan que su vida es perfecta y que no tienen nada de qué arrepentirse. Yo tengo muchas cosas de qué arrepentirme. Escribiría una lista enorme, pero no sé si sería justo porque todo eso me ha hecho ser como soy. Y además es inútil.
jueves, 10 de septiembre de 2009
Valverde de Lucerna
Hoy me ha llegado la noticia. Yo, como jefe de seminario, debo ser el tutor de una joven profesora en su inicial año de prácticas. Ella, vamos a llamarla Dunia, encarna en muchos sentidos el profesor que yo fui hace veinte años: imaginativa, entusiasta, con gran capacidad para relacionarse con los adolescentes, segura de sí misma, sensible, optimista, con ganas y capacidad de experimentar, sentido del humor… Dunia no teme impartir clase a los alumnos más conflictivos del centro en un centro de por sí conflictivo y periférico. Nuestros alumnos no requieren de un profesor que les enseñe una materia, necesitan a un profesor que esté cerca de ellos, que los acompañe, que los estimule a sus ganas casi cero de hacer cosas o de estudiar. Dunia sabe cómo estar con ellos, sabe reírse con ellos y también ser firme cuando toca. A veces –sabe- hay que expulsar e imponer la autoridad en el aula. Piensa que estos chavales están en muchos sentidos desamparados por sus circunstancias sociales y familiares y que lo más que necesitan, más allá de la materia, es alguien que sea próximo a ellos, que les haga caso, que les dé afecto. Esta empatía es un músculo que se desarrolla, comenta Dunia. Ellos la quieren y les gusta tenerla como profesora. Dunia encarna al profesor que ha podido y ha sabido desenvolverse con éxito personal en la escuela que da primacía a lo social frente quizás a lo intelectual.
Tengo que evaluarla, y junto a este juicio profesional inmediatamente se me agrupan muchos recuerdos, emociones, certidumbres y también incertezas de ahora. Hubo un profesor que fui y que ahora contempla a un doble de sí mismo en otras coordenadas, en otras circunstancias, en otro modelo que yo llamaría fundamentalmente “social” y “humano” y la admiración me domina… Ser profesor a veces tiene recompensas difíciles de explicar. No sé por qué este post me recuerda en algunos sentidos a San Manuel Bueno mártir –esa obrita de Unamuno injustamente olvidada por la Generalitat de Cataluña en las PAU-, cuando el sacerdote se confiesa con Ángela y le confiesa sus dudas. En fin…
sábado, 5 de septiembre de 2009
Crisis de fe
martes, 1 de septiembre de 2009
Ubu rey
Y volver, volver, volver a tus brazos otra vez… Resuena en mi mente la canción original de Vicente Fernández cuando comienzo a escribir este post un uno de setiembre que ha amanecido gris en Cornellá pero con una atmósfera sofocante. Vuelvo a mi instituto y vuelvo a publicar. Estoy aquí, pero me pregunto seriamente si vuelvo de nuevo porque tengo algo que decir o tal vez por la pasión narcisista de seguir estando en la blogosfera. Temo nutrirme de retórica, de sentimentalidad autocomplaciente, de ideas tópicas, de palabrería vacua… Creo realmente que no hay muchas cosas que decir y que el silencio es a veces la actitud más digna que uno puede mantener. He sopesado si volver o no volver tras dos meses y medio de ausencia. Es una cierta sensación de liberación estar sin publicar, sin estrujarse los sesos para idear un post cada cuatro días en los que pueden deslizarse motivos poco meditados, quizás un poco traídos por los pelos.
viernes, 12 de junio de 2009
Receso
martes, 9 de junio de 2009
La lengua sospechosa
"Idioma y ciudadanía” es el título de un artículo de Fernando Lázaro Carreter publicado en El País el 12 de enero de 1977. He llegado a él por azar buscando otros temas lingüísticos, pero su encuentro y lectura me han evocado algunas reflexiones y nostalgias de la presencia del autor en la vida cultural española. Fue catedrático de Lengua española en la universidad Complutense y en la Autónoma de Madrid. Participó en la elaboración del Manual de Español Urgente (1976), fue miembro de la Real Academia de la Lengua desde 1972 y director de la misma entre 1992 a 1998. Lo recuerdo con especial cariño porque siendo además paisano mío -zaragozano- siempre veló por la riqueza expresiva del español. Sus artículos en la prensa, luego publicados, El dardo en la palabra, sobre los errores de los medios informativos en el uso de la lengua, eran de una calidad incuestionable y siempre resultan certeros y sugerentes. Asimismo, era un lujo contar con libros de texto en el antiguo BUP y COU de la editorial Anaya de lengua y también de literatura dirigidos por él con la colaboración del también especialista Vicente Tusón. Atesoro dichos textos como auténticos manuales de lo que es un estudio eficaz y rico de la lengua y de la historia de la literatura.
El artículo en cuestión Idioma y ciudadanía partía de la tesis de que el hablar y escribir bien era percibido -¡hacia 1977!- como un atributo de clase social. Hablar y escribir bien era considerado como sospechoso de ser instrumento de la clase superior y dominante frente a la que se reivindicaba otra lengua más libre y menos constreñida por la corrección considerada burguesa. Así las jergas juveniles, los idiolectos, los “tics”, los cliches y los vulgarismos pertenecientes a un registro coloquial y vulgar del lenguaje eran asumidos como signos de clase. Fernando Lázaro proponía un acercamiento respetuoso en la escuela a estas hablas, sin aires de superioridad, para hacer conscientes a los hablantes de la necesidad de ampliar dichos registros para alcanzar un nivel estándar de la lengua. El profesor no debía dejarse llevar por el desaliento o la resignación ante las incorrecciones lingüísticas u ortográficas de sus alumnos y debía transmitir también que la lengua no es sólo un vehículo de expresión sino además un medio de elaboración y transmisión del pensamiento. A un dominio lingüístico pobre del lenguaje corresponde un pensamiento también pobre. Si el profesor no estuviera decidido a intervenir consagraría una injusticia porque muchachos provenientes de otros medios sociales con un dominio superior del lenguaje poseerán mejores instrumentos de pensamiento y de expresión.
Han pasado treinta y dos años desde que fue publicado este artículo, y el autor ya hace cinco que falleció, pero sigue vivo el debate que genera que no es otro que el de intentar suscitar el amor y el cuidado de la lengua que no es sólo vehículo de expresión, aunque esto es lo que creen la inmensa mayoría de los alumnos. Muy pocos entienden que la lengua es algo que hay que cuidar y enriquecer. El amor por la lengua es algo que debería venir ya desde la propia familia. Es la carta de presentación de las personas sea en su vertiente oral o escrita. Sin embargo, las tres décadas que han pasado desde este artículo han intensificado el descuido y la degradación de la lengua hasta niveles que hubieran estremecido al autor de la reflexión. A los adolescentes no les gusta hablar o escribir pensando lo que hablan o escriben y consideran su nivel de lengua adecuado porque les sirve como instrumento de comunicación suficiente. El habla cuidada se considera una barrera y se percibe como algo innecesario y pedante. No es algo que sirva como modelo a imitar.
El nivel lingüístico de los adolescentes no sólo no se ha ensanchado sino que se ha empobrecido por las fórmulas sintéticas y esquemáticas de escritura en los chats y en los móviles que lastran la expresión más rica y matizada a la que no se le presta ninguna atención. El profesor se da cuenta del atroz empobrecimiento expresivo y ortográfico pero sabe también que no sólo es un problema escolar. Sus límites son sociales y la escuela puede hacer bien poco para equilibrar la balanza introduciendo una cierta mesura y riqueza en ese espontaneísmo y naturalismo que impregna cualquier escrito escolar. No existe conciencia del valor de la lengua. Se ve a esta como algo transparente y funcional y se pierde la noción de estilo personal. No es casualidad que triunfen escritores sin estilo que emplean un nivel pragmático y llano, con escasos matices. Del mismo modo el debate político no cuenta con buenos oradores y los medios de comunicación transmiten una dimensión laxa y pobrísima del lenguaje poblado de expresiones espontáneas que sirven eficazmente para comunicarse. ¿Qué modelos ven nuestros alumnos en su propia casa o en los medios de comunicación? Ya me contentaría con que la conciencia lingüística sólo fuera un diez por ciento de la pasión que suscita el fútbol.
El tema que propongo hoy es el del empobrecimiento de la lengua a todos los niveles (léxico, sintáctico, ortográfico y por fin estilístico). En 1984 de Georges Orwell, los dominadores de la sociedad difunden un neolenguaje que prescinde de la variedad y la riqueza de la lengua, laminando matices y eliminando términos. Saben que controlar el lenguaje es controlar el pensamiento. ¿Qué pasará cuando el castellano se hable sólo con quinientas palabras? ¿Tiene solución? ¿Puede hacer algo la escuela ante esta deriva general? ¿Es el hablar y escribir bien algo académico, y por ende una antigualla?
viernes, 5 de junio de 2009
Adiós, pequeño saltamontes
Ha muerto David Carradine en Bangkok a los setenta y dos años. Las circunstancias de su muerte no están claras pero todo apunta a un suicidio. David Carradine, hijo y hermano de actores destacados, puede que sea un desconocido para algunos de los lectores de este blog, pero para ciertas generaciones interpretó a un personaje que a algunos nos marcó poderosamente: Kwai Chang Caine, el monje pacifista que deambulaba por el oeste americano. La serie era Kung Fu, y para mí singularizó un momento de mi vida. Caine era un monje budista del templo de Shaolin. Su maestro le llamaba “pequeño saltamontes”, calificativo que se hizo popular en todo el mundo. En un momento de su trayectoria mata al hombre que ha asesinado a su maestro ciego y ha de ponerse a viajar y llega a Estados Unidos donde tienen lugar sus andanzas. Kung Fu es una larga serie de aventuras en que se superponen las enseñanzas de su maestro (en flash-back) que lo instruía en el taoísmo y el budismo y las circunstancias que se va encontrado. Es un experto en artes marciales pero sólo ha de hacer uso de ellas en caso de defensa propia. Era un aventurero con formación filosófica.
Este personaje le hizo popular en los años setenta y ochenta, y a pesar del tiempo pasado y su participación en más de un centenar de películas, los que lo conocimos, lo seguimos recordando por el papel del pequeño saltamontes. Su carrera fue extraña y excéntrica. Vivió en comunas hippies, probó las drogas como el peyote y no acabó de ser un actor convencional marcado por su aura de extraño. Trabajó para Martin Scorsese en Boxcar Bertha y para Ingmar Bergman en El huevo de la serpiente, así como para Quentin Tarantino en las dos entregas de Kill Bill pero nunca logró desprenderse del papel representado como monje de Shao Lin y lo vemos en todas las noticias que han aparecido en la prensa ayer y hoy en que se destaca este trabajo.
A mí personalmente me abrió el camino del taoísmo y del zen que años después practiqué. En seguida me di cuenta que en las conversaciones de Chang y su maestro había algo esencial que me interesaba y de hecho era lo que más me gustaba de la serie. El maestro era ciego y aparecía entre numerosas velas enseñando al pequeño saltamontes. Estos momentos me fascinaban mucho más que cuando Chang se veía obligado a ponerse a luchar en contra de sus inclinaciones pacifistas.
Años después compré el libro de Eugen Herrigel, El zen y el arte del tiro con arco y me lo recordó. En realidad para tensar el arco no es necesaria una gran fuerza, y el maestro ciego acierta en la diana sin ningún esfuerzo porque el arquero es simultáneamente el arco, el arquero, la flecha y la diana. Todo es uno. Cuando se entiende esto, ya no es ningún misterio el arte del tiro con arco.
Ignoro cuál ha sido la causa de la muerte de David Carradine. La policía habla de suicidio o de accidente sexual como primeras hipótesis. Pienso que el actor encarna las contradicciones de un modo de ver el mundo entre el zen, el taoísmo, la psicodelia, el cine de culto y las series B, los hippies... No sé, me gustaría que en su vida haya habido intensos momentos de serenidad como los que me procuraba aquella serie y las conversaciones con el maestro aunque el actor quisiera desprenderse de una vez de aquel personaje que lo encasilló para siempre.
"Conocer y no saberlo, ésta es la perfección.
No conocer y estimarse sabio, éste es el mal.
Conocer el propio mal es liberarse del mal.
El sabio no tiene mal, porque lo reconoce, no lo padece".
(LaoTsé)
martes, 2 de junio de 2009
La nueva escuela.
El pasado 27 de mayo la prensa nacional (al menos El País) publicó un manifiesto como publicidad con el título OTRA ESCUELA ES NECESARIA Y ES POSIBLE, con el subtítulo MANIFIESTO PEDAGÓGICO “NO ES VERDAD”.
Dicho manifiesto mostraba su preocupación por ciertas ideas que se han difundido y que “distorsionan la realidad”. Resumo aquí las líneas maestras de este manifiesto: la escuela existente sigue en esencia el modelo de la escuela tradicional que se basa en la transmisión de saberes desfasados, en el aprendizaje repetitivo, en la evaluación sancionadora y en la prolongación de la jornada con bastantes deberes y se sigue creyendo que saber es retener información para el examen.
Deduzco, pues, que lo que se pone en cuestión es la capacidad de los profesores en la transmisión de saberes que se consideran desfasados y se defiende una escuela en que el profesor sea un mero administrador o coordinador de una búsqueda individual o en grupo de fuentes de información basadas en las nuevas tecnologías tomando a Google como el profesor idóneo. Deberá ser el profesor el que en un nuevo marco, sin exámenes y sin demasiados deberes, coordine dichas búsquedas que serán juzgadas como formando parte de un proceso de aprendizaje que habrá de resultar esencialmente satisfactorio para el alumno puesto que él, mejor que nadie, es el que sabe lo que le interesa. La escuela pasa a ser así un espacio agradable y se dejan de lado las engorrosas calificaciones y esa pesadez del llamado esfuerzo individual. El futuro es de los jóvenes y estos saben lo que quieren mejor que nadie. Sobran los exámenes.
El manifiesto niega que hayan bajado los niveles. Esto sólo es cierto si consideramos los parámetros de la enseñanza tradicional autoritaria y jerarquizada (y aburrida) y el tendencioso informe PISA. En un mundo en que la información circula libremente por internet y todo es relativo y no hay certezas absolutas, la escuela sigue anclada en modelos del pasado queriendo explicar el mundo y acumulando conocimientos que hoy son útiles, tal vez, pero mañana habrán pasado a ser inútiles.
El manifiesto continúa afirmando después que los alumnos de ahora no son peores que los de antes. Son diferentes, y si son diferentes la culpa no es de ellos. Es la sociedad la culpable por el consumismo que se ha impuesto, la cultura del triunfo y de la superficialidad. Son inciertas asimismo las noticias que se han difundido por los medios y que crean una alarma injustificada diciendo que hay falta de respeto hacia los docentes o que existe el acoso escolar. Son temas secundarios que se han sobredimensionado.
Entiendo que lo que aquí se hace es absolver a los pobres alumnos de toda responsabilidad. La responsabilidad es esencialmente social y además de la prensa por difundir una serie de estereotipos negativos de la escuela que han dañado la imagen de la misma. No se habla en absoluto de la influencia negativa que ejercen alumnos con mal comportamiento y con los cuales, siguiendo la espiral de razonamientos del manifiesto, se habrá de ser tolerante porque la culpa no es de los jóvenes pues lo único que hacen es seguir pautas sociales generalizadas. La escuela renuncia, entiendo yo, a educar seriamente con otros valores diferentes de la sociedad. Este es el llamado “buenismo” que entiende que el joven es inocente y es la sociedad la que lo corrompe. La desmotivación es culpa de la escuela porque no sabe adaptarse a las particularidades de estos alumnos diferentes con piercings, tatuajes, mp4, chats, facebook, Disney Channel...
El manifiesto en su punto cuarto sostiene que lo que pasa y la causa fundamental del estado de la escuela y su fracaso estriba en la falta de formación pedagógica de los profesores que no saben nada de la psicología del alumnado, la importancia de lo afectivo, la selección de recursos sobre todo de aquellos más próximos a los jóvenes (nuevas tecnologías, claro está), las formas de evaluar, las tendencias innovadoras en educación, la dinámica de grupos...
Deduzco aquí que lo que hace aquí es apuntar como causa del malestar y fracaso de la escuela a la escasa formación pedagógica de los docentes que saben quizás mucho de su materia y poco de pedagogía. Ya tenemos aquí el siguiente eslabón en la cadena: la culpa es de los profesores que no saben reconocer al alumnado que tienen ni los tiempos que les ha tocado vivir y se obstinan en seguir aferrados a la escuela tradicional en la que ellos son claves en la transmisión de los conocimientos no queriendo perder sus prerrogativas sancionadoras en lugar de perseguir una escuela abierta, democrática, igualitaria, lúdica, sin exámenes o relativizando mucho estos. Es la escuela en este sentido la que debe adaptarse a los jóvenes, a sus expectativas (o sus caprichos) y no estos a las normas de la escuela. La indisciplina es culpa de los profesores y de la sociedad porque la escuela está anclada en el pasado, es poco lúdica y escasamente participativa. No entiende a estos jóvenes diferentes a los cuales se los estigmatiza con etiquetas del pasado como el rendimiento o su conducta cuando lo que hay que hacer es promover la autoestima para no crear traumas de por vida y no extremar demasiado la importancia de los conocimientos (tan relativos, por otra parte). Lo importante es que la escuela sea democrática y fomente la igualdad social. No hay mejores ni peores alumnos, sólo diferentes facetas de la personalidad humana. Eso y buen rollete, que no falte. Nadie es superior a nadie. La idea de que un instituto es un centro de enseñanza es una idea del pasado. Lo esencial es que no se discrimine a nadie y se entiendan las variantes de la conducta de los jóvenes como manifestaciones de la rica cultura de las nuevas generaciones.
viernes, 29 de mayo de 2009
Poesía necesaria
Llevo una semana sin publicar en el blog pero no he estado ocioso. El wiki dedicado a Mario Benedetti me ha absorbido casi completamente. No esperaba participación tan cálida y tan excelente tanto en la forma como en el fondo. Me ha desbordado gestionar vuestras grabaciones siendo consciente además de las dificultades técnicas que supone colgar un archivo sonoro. La inmensa mayoría de una forma u otra lo habéis hecho solventando problemas que surgían al convertir los archivos a mp3, subirlos a un servidor y luego pegar el código en el wiki. Para muchos era la primera vez que se trabajaba en un wiki y ha sido un descubrimiento; otros han disfrutado jugando con los hijos con el programa Audacity que era desconocido hasta entonces. Para otros ha sido una difícil labor que ha puesto a prueba vuestros nervios, pero por fin se ha conseguido con un grito de gozo exaltado: ¡Eureka! Lo conseguí.
Han participado blogueros (la mayoría) pero también colaboradores espontáneos; han participado personas de muchos lugares de España, Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica, en especial Argentina; han participado con ilusión personas de todas las edades: niñas de ocho y nueve años con su voz de cristal, algún adolescente en esa etapa de cambio tan procelosa, hombres y mujeres jóvenes, maduros y algunas mujeres de setenta y cinco años o incluso ochenta y dos años que han aportado garra y fuerza, a la par que sabiduría e ilusión. Han participado mayoritariamente profesores, pero también periodistas, enfermeras, algún conspicuo militar, científicos, opositores, estudiantes, jubilados, niños...
Me ha sorprendido el éxito de la experiencia y no puedo estar más contento. La figura de Mario Benedetti concita mayoritarias adhesiones y cada uno que ha recitado ha hecho suyos algunos poemas con los más variados acentos y ritmos. En una época supuestamente de cinismo, el testimonio de un hombre bueno que tenía el don de la palabra poética universal, nos ha convocado a muchos, incluido algún sarhento que ha recitado su poema a la vez que su mujer freía las croquetas de pollo y bacalao.
Fondos musicales variados: clásicos, jazz, tangos, el himno de la legión..., que han servido para dar acompañamiento a las más variadas recitaciones.
Lamento las dificultades y fallos que puede implicar un sistema como nirewiki, un servidor alojado en el País Vasco que tiene escaso mantenimiento, y que no respondía a las preguntas y dudas que surgían. Lo elegí por estar en castellano y ser práctico, pero quizás haya que experimentar con otros wikis, para lo que estoy abierto a sugerencias. Trabajar con wikis en clase es una experiencia muy interesante. Permite la elaboración colectiva de los temas así como la revisión constante y la adición de información y de archivos musicales o sonoros, vídeos...
No puedo daros las gracias personalmente, pero desde aquí quiero agradeceros a todos vuestra participación entusiasta con vuestras grabaciones y comentarios y con vuestra emoción... que han hecho posible esta experiencia novedosa e interesante. Hemos celebrado nuestro pequeño recital y hemos mostrado que la poesía sigue estando viva y que es importante en nuestras vidas, quizás no tanto como el fútbol (hemos celebrado el homenaje en pleno éxtasis deportivo del Barça) pero es cierto que ocupa un lugar en nuestras vidas, no sé si para cambiar el mundo, pero sí para hacerlo más cálido, acogedor y humano. Me ha quedado un buen sabor de boca y en algunos sentidos estoy pletórico a pesar del abrumador ejercicio de coordinación que ha supuesto.
Gracias de nuevo. Y recordad que el homenaje sigue abierto, aunque ya no escriba sobre él. Cualquiera puede unirse cuando lo deseé pues el wiki continúa activo.