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martes, 9 de junio de 2009

La lengua sospechosa

"Idioma y ciudadanía” es el título de un artículo de Fernando Lázaro Carreter publicado en El País el 12 de enero de 1977. He llegado a él por azar buscando otros temas lingüísticos, pero su encuentro y lectura me han evocado algunas reflexiones y nostalgias de la presencia del autor en la vida cultural española. Fue catedrático de Lengua española en la universidad Complutense y en la Autónoma de Madrid. Participó en la elaboración del Manual de Español Urgente (1976), fue miembro de la Real Academia de la Lengua desde 1972 y director de la misma entre 1992 a 1998. Lo recuerdo con especial cariño porque siendo además paisano mío -zaragozano- siempre veló por la riqueza expresiva del español. Sus artículos en la prensa, luego publicados, El dardo en la palabra, sobre los errores de los medios informativos en el uso de la lengua, eran de una calidad incuestionable y siempre resultan certeros y sugerentes. Asimismo, era un lujo contar con libros de texto en el antiguo BUP y COU de la editorial Anaya de lengua y también de literatura dirigidos por él con la colaboración del también especialista Vicente Tusón. Atesoro dichos textos como auténticos manuales de lo que es un estudio eficaz y rico de la lengua y de la historia de la literatura.

El artículo en cuestión Idioma y ciudadanía partía de la tesis de que el hablar y escribir bien era percibido -¡hacia 1977!- como un atributo de clase social. Hablar y escribir bien era considerado como sospechoso de ser instrumento de la clase superior y dominante frente a la que se reivindicaba otra lengua más libre y menos constreñida por la corrección considerada burguesa. Así las jergas juveniles, los idiolectos, los “tics”, los cliches y los vulgarismos pertenecientes a un registro coloquial y vulgar del lenguaje eran asumidos como signos de clase. Fernando Lázaro proponía un acercamiento respetuoso en la escuela a estas hablas, sin aires de superioridad, para hacer conscientes a los hablantes de la necesidad de ampliar dichos registros para alcanzar un nivel estándar de la lengua. El profesor no debía dejarse llevar por el desaliento o la resignación ante las incorrecciones lingüísticas u ortográficas de sus alumnos y debía transmitir también que la lengua no es sólo un vehículo de expresión sino además un medio de elaboración y transmisión del pensamiento. A un dominio lingüístico pobre del lenguaje corresponde un pensamiento también pobre. Si el profesor no estuviera decidido a intervenir consagraría una injusticia porque muchachos provenientes de otros medios sociales con un dominio superior del lenguaje poseerán mejores instrumentos de pensamiento y de expresión.

Han pasado treinta y dos años desde que fue publicado este artículo, y el autor ya hace cinco que falleció, pero sigue vivo el debate que genera que no es otro que el de intentar suscitar el amor y el cuidado de la lengua que no es sólo vehículo de expresión, aunque esto es lo que creen la inmensa mayoría de los alumnos. Muy pocos entienden que la lengua es algo que hay que cuidar y enriquecer. El amor por la lengua es algo que debería venir ya desde la propia familia. Es la carta de presentación de las personas sea en su vertiente oral o escrita. Sin embargo, las tres décadas que han pasado desde este artículo han intensificado el descuido y la degradación de la lengua hasta niveles que hubieran estremecido al autor de la reflexión. A los adolescentes no les gusta hablar o escribir pensando lo que hablan o escriben y consideran su nivel de lengua adecuado porque les sirve como instrumento de comunicación suficiente. El habla cuidada se considera una barrera y se percibe como algo innecesario y pedante. No es algo que sirva como modelo a imitar.

El nivel lingüístico de los adolescentes no sólo no se ha ensanchado sino que se ha empobrecido por las fórmulas sintéticas y esquemáticas de escritura en los chats y en los móviles que lastran la expresión más rica y matizada a la que no se le presta ninguna atención. El profesor se da cuenta del atroz empobrecimiento expresivo y ortográfico pero sabe también que no sólo es un problema escolar. Sus límites son sociales y la escuela puede hacer bien poco para equilibrar la balanza introduciendo una cierta mesura y riqueza en ese espontaneísmo y naturalismo que impregna cualquier escrito escolar. No existe conciencia del valor de la lengua. Se ve a esta como algo transparente y funcional y se pierde la noción de estilo personal. No es casualidad que triunfen escritores sin estilo que emplean un nivel pragmático y llano, con escasos matices. Del mismo modo el debate político no cuenta con buenos oradores y los medios de comunicación transmiten una dimensión laxa y pobrísima del lenguaje poblado de expresiones espontáneas que sirven eficazmente para comunicarse. ¿Qué modelos ven nuestros alumnos en su propia casa o en los medios de comunicación? Ya me contentaría con que la conciencia lingüística sólo fuera un diez por ciento de la pasión que suscita el fútbol.

El tema que propongo hoy es el del empobrecimiento de la lengua a todos los niveles (léxico, sintáctico, ortográfico y por fin estilístico). En 1984 de Georges Orwell, los dominadores de la sociedad difunden un neolenguaje que prescinde de la variedad y la riqueza de la lengua, laminando matices y eliminando términos. Saben que controlar el lenguaje es controlar el pensamiento. ¿Qué pasará cuando el castellano se hable sólo con quinientas palabras? ¿Tiene solución? ¿Puede hacer algo la escuela ante esta deriva general? ¿Es el hablar y escribir bien algo académico, y por ende una antigualla?

38 comentarios :

  1. Empobrecer el lenguaje
    da como resultado que el pensamiento se empobrezca a la vez.
    También es verdad que ha habido un cierto etnocentrismo que ha propiciado la prepotencia de algunos ‘usos’ del habla.

    El que hayas rescatado este artículo de Lázaro Carreter hace ver cuando se escriben cosas con aplomo y contenido estas permanecen a pesar del tiempo.

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  2. Francisco, ¿a qué te refieres cuando hablas de un etnocentrismo que ha propiciado la prepotencia de algunos "usos" del habla. En seguida he pensado en el neolenguaje políticamente correcto que viene a "corregir" usos del pasado. ¿Es a esto a lo que te referías?

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  3. Ese quizás sea el más actual pero durante mucho tiempo el uso correcto de la lengua lo marcaba el castellano y la RAE. La lengua es algo vivo y en continuo dinamismo y sus distintos niveles, pienso, que no son comparativos.
    Me sorprende y me confunde, supongo que igual que a otras muchas personas, la insistencia en desvirtuar ciertos términos.

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  4. Si son ciertas las palabras:"Yo soy lo que he leído".El primero que debe desarrollar el gusto por la lectura es la propia familia, luego uno mísmo,y finalmente el colegio.Hay poca exigencia dentro de la sociedad, falta de conciencia
    Pereza tanto por escribir las palabras completas como de recordar las reglas.
    Se debe otorgar una funcionalidad a todo lo que redacten en el colegio(crear como un carnet de puntos como en tráfico).Marcar las palabras que esten mal escritas para que el alumno busque en el diccionario cómo se escriben correctamente.
    Que el idioma sea desde que se nace sólo respeto.

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  5. Bueno, Joselu,
    En cuanto he visto tu entrada me he puesto a temblar.
    Por dos motivos:
    el primero el tema "lenguas". del cual hace poco he percibido las pasiones y marejadas que desencadena.
    El segundo " la ortografía", y aquí he sentido un dedo que salía del ordenador y me decía:

    -Lo digo por ti...

    En fín, efectivamente es penoso ver lo que está ocurriendo con la lengua, sobre todo escrita.
    Antes los peores enemigos solían ser los extranjerismos, hipercultismos , y más y más ismos. Hoy son los millones de mensajes a móviles que los chicos mandan por minuto, las jergas de grupo, las poses de situación...
    Afecta a todo, se reduce el vocabulario, se usa mal y sobre todo la ortografía.
    Y justo aquí yo quería llegar.
    Yo soy el vivo ejemplo de una enferma patológica, incapaz de superar esa deficiencia y os aseguro que no por falta de empeño.
    Siempre me he justificado diciendo que mi mente va más rápida que mis manos, que si pienso en lo que digo, no puedo pensar en como lo escribo, y lo peor, sabiendo perfectamente al instante la burrada que he puesto, ya conocéis mis regresos gloriosos tras los comentarios.

    De verdad, tengo una disfunción cerebral frente a la que me siento impotente desde siempre.
    Recuerdo y os lo cuento para que os hagáis una idea de mi problema, en un examen de la facultad, el catedrático me llamó a su despacho y me dijo:

    - Señorita, tiene usted el mejor examen de la clase, pero está suspensa ¿ya os imagináis por que...?

    Gracias la cielo existen los correctores ortográficos, ( gracias Joselu, veo que lo has incorporado ) y así sobrevivo...

    Otra cuestión es la necesidad de empeñarnos en fijar reglas ortográficas de las cuales, al menos yo no puedo comprender su necesidad , a parte de hacérmelo pasar fatal, pero comprendo que si existen hay que acatarlas, como las sentencias, puede que disientas del contenido pero hay que respetarlas y en esa tarea, una de tres:

    O se flexibilizan, o se comienza a sancionar con multas como en tráfico, momento en el cual yo pasaré a vivir debajo de un puente, o mitad y mitad
    sea cual sea la solución, será como todas las cuestiones complejas , difícil y a largo plazo, entre tanto yo aquí sufriendo...y vosotros sufriendo mis "horrores"
    Un abrazo

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  6. Efectivamente, el interés y el cuidado por la lengua es algo que se aprende desde casa. La escuela tiene la obligación de concienciar y de enseñar a mejorar la expresión de sus alumnos. La generación de mis padres (en mi caso, hunildes emigrantes) tenía muy claro que el estudio y el aprendizaje era lo que podía mejorar la situación social de sus hijos. Hoy mucha "clase media" desprecia la cultura: no les hace falta para pagarse un coche o un piso o unas vacaciones en la playa.
    Aunque pueda parecer desfasado, es cierto que la expresión delata el origen social, aunque sea en su aspecto más superficial. Yo tengo mucho interés en que mis alummnos aprecien esta tarjeta de visita que es la correcta expresión, y me alegro mucho ahora, a final de curso, cuando veo cuánto han mejorado muchos de ellos.

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  7. Bueno Joselu, tu post es magnifico y me da pie a algun comentario que no sabia como enfocar en mi blog.
    Desde pequeña, teniendo muchos defectos, no he tenido casi faltas de ortografia, mi letra es picuda y de la de antes, cuido mucho mi manera de escribir y mi vocabulario y escribo siempre directamente sin borrador previo.Tengo un pequeño problema con el punto y coma y a veces con las comas, eso es verdad. Yo no se si esto es innato o adquirido pero de cuatro hijos que tengo, dos son como yo y los otros no. ¿Es cuestion de educacion?.
    Es estupendo leer un escrito donde el vocabulario es diverso y sin ser muy largo se entiende el sentido.
    Lazaro Carreter ha sido mi guia en cuanto lei "El dardo en la palabra" y luego "El diccionario de dudas" (creo que se llama asi).
    Es precioso hasta el titulo, que viene a decir con esta metafora (es una metafora?) lo que herimos a nuestra preciosa lengua castellana al maltratarla de esta manera. Cuando leo algunos blogs, escritos por adultos, me entristece ver tanta falta de ortografia, tal pobreza de expresion....
    Yo no soy buenisima escribiendo pero si que intento siempre que mi lenguaje escrito sea mejor que el oral donde siempre te puedes permitir mas libertades.Siempre intento no dañar la lengua castellana pues la considero una de mis raices mas importantes.
    No quiero polemicas, pero donde yo vivo, Comunidad Valenciana, nuestra lengua, el valenciano, equivoca mucho a nuestros estudiantes a la hora de las faltas de ortografia, ya que las uves y las bes y alguna hache creo, se escriben al reves en unidioma y otro. Yo, desgraciadamente, no hablo Valenciano porque en mi casa nunca lo han hablado, pero no es por motivos politicos pues esto viene desde mis tatarabuelos que yo sepa.
    En mi epoca el estudio de la caligrafia y la ortografia eran una parte muy importante de la gramatica. Que ha pasado? Yo no lo se, pero pienso que deberiamos de volver a eso asi como a estudiar latin y griego.
    No se si estoy anticuada y ademas me he alargado mucho. Perdona y hasta pronto. Lola

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  8. Pues después de hacer los tres exámenes de lengua de hoy en selectividad entenderás que seguir hablando de ella me resulta algo pesado.
    Sin embargo tienes razón, los jóvenes tenemos un conocimiento muy limitado de la lengua. Se lee poco y hay poca preocupación por ella. Es un problema social...
    Aunque también conozco a muchos adultos que habiendo leído mucho durante su juventud ahora han perdido totalmente ese hábito.
    Aún así, cuánto hubiera disfrutado escribiendo en selectividad si me hubieran dado la opción de escribir sobre Benedetti o algún tema del estilo. Me tuve que conformar con escribir sobre la preocupación que tenemos nosotros, los jóvenes sobre la política. Que al igual que con el tema del lenguaje es escasa.

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  9. Ay, Joselu, los problemas lingüísticos que hoy vemos en el aula y en la calle se puede decir que alcanzan casi el nivel de pandemia. Decía el maestro Lázaro Carreter: "A un dominio lingüístico pobre del lenguaje corresponde un pensamiento también pobre." Y éste es -en mi opinión- el mayor problema. Cuando -y hablamos sólo del nivel escrito- a uno le llaman la atención por escribir tildes en los sms y escribir sin abreviaturas o colocar signos de puntuación, pues ya está todo dicho. Es lo que se lleva, es la moda, y hay que presentar una fuerte resistencia desde la escuela y en los textos académicos. Yo así lo creo, ¿o no?
    Y, como en el chiste, del nivel léxico, sintáctico o semántico, ni hablamos, ¿no?

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  10. Cuando se hable el español con 500 palabras significará que se habla con la mitad de las que necesita el inglés del Prof. Maurer, en el que por cierto cada palabra sale bastante cara, a unos 1'8 euros. Los dardos en la palabra de Don Lázaro me resultaban a veces un poco pedantes, aunque los leía con interés. Siempre que oigo lamentaciones por la degradación del idioma me acuerdo de lo que vimos que le ocurrió al latín entre los siglos IV y VIII, cuando comenzaron a fraguar las lenguas romances; los clérigos, príncipes, monarcas y aristócratas en general nos echabámos las manos a la cabeza por lo mal que hablaba el pueblo, que parecía que rebuznaba en lugar de hablar y escribir el latín correcto, hasta que un día Don Gonzalvo de Berçeo escribió sus cantigas o como se llamasen, y dijimos: coño, no está mal, casi que quedan mejor que en latín, y con un lenguaje mucho más sencillo! Algún día nuestros jóvenes serán capaces, si lo necesitan, de componer las coplas a la muerte de su padre con lenguaje sms, y quedará bien, y nosotros seguiremos hablando en latín y maldiciendo. En todo caso, el futuro es sin duda el lenguaje binario, que lo dice todo con ceros y unos. Vale.

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  11. Panta, imagino que tu comentario tiene algo de provocador. Si fueras por un momento consciente de la lengua que circula por las aulas, advirtirías que no está allí el germen de los Milagros de Nuestra Señora. Por cierto, Berceo era un clérigo culto, que conocía las escrituras pero también el habla popular que él supo trasladar normalizando lo que era el lenguaje del pueblo, que no por ser del pueblo significa que fuera pobre. De hecho, algunos de nuestros mejores escritores del noventa y ocho, se zambullían en el pueblo para enriquecer su lenguaje, y en la actualidad una de las variantes más ricas del castellano se da en algunas zonas de Mexico donde es hablado el castellano con extraordinaria propiedad y variedad. No oponemos pueblo a riqueza lingüística, pero el empobrecimiento que se da en todas las lenguas por influencia de la sociedad tecnológica quizás o por la deriva de nuestras sociedades que descuidan ese vehículo de expresión y de pensamiento. De los SMS no saldrá creación literaria ni lingüística valiosa. Las lenguas se rigen por dos criterios: uno conservador y otro innovador. El primero enlaza con la tradición imprescindible y el segundo conecta con la búsqueda de nuevas necesidades expresivas. Del equilibrio de ambas brota la lengua fecunda. La lengua hay que cuidarla. Leo con mi hija cada día versos de Rubén Darío por las noches. Nos divertimos y aprendemos, y ella se da cuenta sin imposición que la lengua es algo hermoso que hay que cuidar. El amor a la lengua debería fomentarse desde las familias, pero esto es inimaginable. Una pena.

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  12. Provocar, pero solo un poco. Yo no tengo el prejuicio que seguramente conlleva el ser profesor y por tanto verlos en su salsa. Cuando un adolescente de hoy viene a mí no me parece que se exprese peor de lo que se expresaban los adolescentes de hace 30 años; quizás, como Berçeo, conocen el slang, pero también la lengua normal, aunque no la usen; de esos adolescentes saldrán lectores, poetas y novelistas, aunque hoy anden con el pulgar pegado al teclado dale que te pego, simplificando palabras y pasando de la ortografía, como pidió García Márquez en un destello de lucidez, ortografía, herramienta clasista que sirve para separar a los cultos de los incultos y que no haya así confusión.

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  13. Ejerceré de petulante y citaré dos aforismos de Wittgenstein que podrían parecer contradictorios, no lo son; y es, por tanto, una invitación a pensar el armonizarlos:

    1. "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo".

    2. "lo inexpresable ciertamente existe; se muestra, es lo místico"

    Saludos.

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  14. Me doy esta noche para pensar en vuestros comentarios y mañana os contestaré, en la medida que pueda, a todos.

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  15. simplemente la langua sigue el mismo proceso que la sociedad

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  16. Alumno marginal de 2º de ESO, repetidor de 1º y de 2º, a punto de marcharse del instituto por edad:
    -Te irás sin título y es una lástima. No hemos conseguido nada contigo.
    -Sí, maestro: ya no digo "pos", digo "pues".
    Quizá ese es nuestro papel: pequeños logros dentro del pequeño margen de maniobra que la sociedad nos va dejando.

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  17. Voy a decir algo políticamente incorrecto.
    La lengua debe separar los cultos de los incultos, los trabajadores de los vagos y los buenos de los malos estudiantes.
    La educación debe ser un referente, marcar el ideal y tender a lo mejor.
    Si la lengua y la sociedad evolucionan de otra forma y los académicos acaban admitiendo el lenguaje del SMS ya se verá.
    Pero ir de revolucionarios y de mente abierta y tolerar ciertas variedades del lenguaje antes de hora creo que es un error.
    El profesor tiene una razón de ser. Está condenado a defender lo que está establecido intelectualmente y a pelearse con lo que se habla en la calle, aún a sabiendas de que quizá algún día, alguno de sus malhablados alumnos puede que escriba un bestseller y le supere.
    Es su papel. Un papel bastante desagradecido por cierto, porque luego dirán, mira que no darse cuenta de que tenía delante a un genio. Pero no es que no se diera cuenta, es que el profesor debe cumplir con su deber y enseñar lo que es correcto.
    Esto de tolerar en la escuela el lenguaje de la calle es como lo de los padres que van de colegas con sus hijos. El padre y el educador tienen una función y han de cumplir con ella para que todo funcione bien.
    Y en cuanto a lo primero que he dicho, que quede claro que no soy clasista. Más bien al contrario. Me da mucha rabia que los hijos de ricos sí hablen bien y que los de la pública de igual porque van a acabar de camioneros o de peluqueras. Para mi la cultura y la lengua son armas que pueden hacer que la gente cambie su destino, y por eso hay que cuidarlas y defenderlas.

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  18. Toro sentado, es cierto, el nivel de lenguaje marca es status social. Los chavales de barrio no se dan cuenta y piensan que como ellos ya se entienden, no hace falta más, y el lenguaje que se les enseña en la escuela les parece aburrido e innecesario. Sin embargo, cuando aspiran a un determinado trabajo se dan cuenta de las limitaciones que supone un lenguaje lleno de clichés y vulgarismos, pobre en definitiva. No sé cómo fomentar entre ellos esta necesidad, especialmente en esta edad en que se creen el centro del universo, y de la que luego, ya tarde, se arrepienten. Los profesores, como dices, estamos obligados a enseñar la norma, aunque esta sea pesada y que pueda algún día ser superada o desbordada. Creo que lo has sintetizado muy bien. Un cordial saludo.

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  19. Antonio, no es poca cosa que el chaval diga "pues" en lugar de "pos", y que corrija el "asín" o el "lleguemos" por "llegamos"... Pequeños logros de los que luego se sentirán orgullosos y lamentarán no haber aprovechado más estos años. Una vez ayudé a uno de estos muchachos a corregir y enriquecer una redacción que había escrito. Lo cierto es que me dediqué varias horas a hacerlo junto a él. De su primer bosquejo al resultado final hubo una extraordinaria evolución y quedó un relato muy interesante. El alumno no se lo podía creer y se sintió enormemente satisfecho de su narración. Pude hacerlo porque me dediqué a él en exclusiva varios días. Cuántos de estos chavales con una dedicación así -imposible por otra parte- lograrían salir de las limitaciones y los roles que impone y exige el grupo en el que hay que ufanarse de la burrez propia y reírse de la de los demás.

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  20. Eloi, tu comentario no me deja satisfecho porque no sé cuál es su alcance. ¿La lengua se degrada porque la sociedad se degrada? ¿Y cuál es a tu juicio el papel de la escuela en ese proceso? ¿Coincides con nosotros en que el lenguaje marca el nivel social? ¿O como sostenía Lázaro Carreter piensas que un cierto lenguaje puede ser una reacción de clase frente a la élite dominante?

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  21. Serenus, nos invitas a pensar sobre estas citas de Wittgenstein. La primera coincide con lo que en el post se ha recogido. El lenguaje es expresión del pensamiento, y el lenguaje en ese sentido marca nuestros límites como ser humano. La segunda es más compleja pues hace alusión a los límites del lenguaje, cuando este es ya inútil o se caracteriza por una imponente tensión y cercanía a la ruptura. Pienso en los poemas místicos de San Juan en que el lenguaje hace alusión a lo inexpresable, lo inefable, y esto es a través de símbolos y metáforas amorosas para expresar lo que no se puede hace directamente porque entonces pierde toda su esencia. Hay ciertas cosas que no se pueden decir porque hacerlo es devaluarlas, vulgarizarlas, sólo se puede hacer alusión a ellas por medio de imágenes tal vez enigmáticas y oscuras... El lenguaje marca el límite de nuestro mundo pero cuando aludimos a lo sagrado, hemos de hacerlo de forma indirecta, poéticamente, elusivamente, y a veces el silencio no es el menor de los mensajes ni el más profundo.

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  22. Pantagruel, veo que enlazas con la interpretación de Lázaro Carreter de que ciertos sectores consideran el lenguaje y sus reglas como clasista. No puedo estar de acuerdo contigo ni con García Márquez cuando salió con aquella pata de banco de simplificar la ortografía del castellano, entre otras cosas porque toda la literatura habría de ser traducida o permanecer como fue escrita y por lo tanto incomprensible. Me temo que el tiempo me ha hecho conservador en este sentido. No tengo la inventiva del autor de Memoria de mis putas tristes, aunque me temo que hace tiempo que ya pasó su momento y cuando llega hay que saber callarse.

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  23. Está claro que desde arriba se tiende al empobrecimiento, esas 500 palabras con las que podemos comunicarnos sin mucho problema, en muchas aulas ya te recriminan que "hables culto" o dicen "¿para qué se complican tanto?" los libros.

    Como destaca Antonio una de nuestras tareas es justamente intervenir para mejorar el léxico y la expresión de los alumnos, darles armas ante la vida porque quizá la lengua no sea ya un signo de clase tan evidente pero sí es una barrera para cursar según qué estudios o acceder a según qué lecturas, que aparte de clase o estatus dan calidad de vida. El problema es que en clase cada vez se dedica menos tiempo al vocabulario, las propuestas didácticas de los libros dan pena, el tema de animación a la lectura es complejo como ya hemos hablado otras veces y no se tiene el apoyo social para "hablar bien", como antes.

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  24. Marcos, te veo, te siento, en la misma trinchera, porque de una trinchera se trata intentando defender la norma, la corrección, la elegancia, el orden frente al progreso de la barbarie. Estos días de elecciones europeas ha sido notorio de que se ha hablado algunas cosas pero ninguna era relativa a Europa, quizás porque esta es extremadamente complicada e incomprensible. Hubo un intento de Constitución europea que fue aprobado en España pero que otros países rechazaron. Esta constitución era críptica. Ni siendo licenciado en ciencias políticas podía uno alcanzar a entender sus mecanismos y su articulado. Me pregunto si la mayoría de los contratos, la publicidad, las hipotecas, etc con su letra pequeña... están al alcance de un ciudadano corriente incluso ilustrado. Pensamos que la cultura puede ayudar a comprender textos complejos, pero estos son tan técnicos e indescifrables, y además unilaterales porque los emite la institución de turno, que de nada vale que intentemos descifrarlos. Las reglas las marca quien manda y el lenguaje es su instrumento. ¿Has intentado interpretar cualquier contrato bancario? ¿Y además para qué si todos los bancos te engañan y estafan de igual manera? De las comisiones nadie habla, pero existen, claro que existen.

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  25. Mari Carmen, deseo que te haya ido muy bien la selectividad. He oído que la prueba de catalán ha sido muy dificultosa, a diferencia de la de castellano que ha sido más accesible. Pienso que tú no eres de las más despreocupadas con el tema de la calidad lingüística. Al menos si tomamos como referencia tus lecturas, no me cabe duda de que terminarás -si no lo haces ya- estimando el nivel cualitativo de la lengua con que nos expresamos tanto en catalán, en castellano o en inglés. El dominio lingüístico marca los límites de nuestro mundo, como alguien ha dicho muy acertadamente. Ampliar nuestro lenguaje es ampliar nuestro mundo, así de claro es. Y si necesitamos ensanchar nuestro mundo hemos de hacerlo necesariamente a través del lenguaje que es el soporte del pensamiento.

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  26. Lola, se nota el cuidado que pones en tu expresión y la fluidez con que escribes. Es un discurso que respira bien, y eso es atribuible a ti misma pero también a la generación a que perteneces en la que la minoría que pudo y quiso estudiar tenía en muy alta estima el lenguaje, su elocuencia y sus normas. Yo tenía un tía, que murió a los noventa y tantos años, a la que escuchaba con placer de oírle modismos que han caído en desuso. Oír su castellano producía gozo. Esto se ha perdido. Vivimos en un mundo de inmediatez y de placeres rápidos, y la preocupación por el lenguaje es un arte lento que no va con estos tiempos. Los chavales por múltiples motivos descuidan totalmente la ortografía y tanto su léxico como sus construcciones son de una pobreza estremecedora. También hay que considerar que ahora en la escuela están todos y no como antes. Pero es cierto que antes, el tiempo que tú viviste, daba mucha mayor importancia al lenguaje, a la elocuencia, al bien hablar y al bien escribir. Sólo hay que oír al presidente del gobierno y su oratoria de bajo nivel, al presidente y a casi todos los políticos. Pues así está la lengua, empobrecida y necesitada de cuidados paliativos. La figura de Lázaro Carreter no ha sido sustituida por nadie. Nadie habla de la baja calidad del castellano, y ya no entro en las otras lenguas oficiales.

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  27. Carlota Bloom, es cierto lo que dices en cuanto a muchas personas de clase media, enriquecidas tal vez, pero cuyo nivel de lenguaje es sumamente pobre. Su nivel social no ha ido en consonancia con el lingüístico, y es penoso. Si nosotros pudiéramos transmitir esta necesidad a nuestros alumnos, sería ya un importante objetivo cumplido, si no el más importante. Me alegro, Carlota, de que a final de curso, puedas ver progresos en este sentido porque sólo en la escuela tendrán ocasión de oír hablar del cuidado que necesita y merece la lengua.

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  28. María, en tu caso tu velocidad de pensamiento es como un caballo desbocado, y necesita tal vez de unas riendas. Me alegro de que aquel examen, el mejor de la clase, fuera suspendido por la forma. En el mundo del derecho, que tú conoces mucho mejor que yo, sabes que hay defectos de forma, y que ésta es esencial para dar sustancia a las leyes, a los recursos, a las sentencias... Quizás reduciendo la extensión, tu rico mundo interior se vería constreñido, pero controlarías mucho más la calidad. En todo caso, tu aparición en el mundo de los blogs (hay muchos mundos y conexiones distintas) nos ha hecho reparar en tu persona y en tus cualidades innegables que se han asentado entre nosotros. Sigue como quieras, te entendemos y te apreciamos. Eso sí, hay un tema tabú que no debe ser abordado nunca y es el de las relaciones entre las lenguas peninsulares. Te habrás dado cuenta. Es el más envenenado de los temas. Pienses lo que pienses no lo digas directamente. Un abrazo.

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  29. Rubén, es cierto, el idioma debería merecer nuestro más profundo respeto. Es nuestra dura tarea en la escuela y en el día a día, en cada fragmento que escribimos que no está libre de errores. Es bueno que nos señalemos los errores como un comentarista anónimo me hizo marcándome una notoria incorrección en mi texto. Nadie está libre de errores. Gracias, anónimo.

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  30. Eduideas, es cierto lo que dices que hay menos apoyo social para bien hablar y bien escribir. Una figura como la de Lázaro Carreter sería imprescindible, quizás en algún programa en la televisión a una hora de alta audiencia. Un programa de cinco minutos en que se pusieran de relieve errores comunes, en especial de los políticos y comunicadores en general. No hay apoyo social para incidir en la calidad de la lengua, y por eso los profesores nos encontramos con tanta incomprensión por parte de nuestros alumnos.

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  31. Parece que vayamos retrocediendo hacia la interjección propia, en vez de avanzar hacia la hipotaxis creativa, pero, como se ha dicho siempre, el idioma es de los hablantes y son estos quienes hacen con ellos lo que les da la gana. ¿Qué ocurre cuando el pueblo pierde su poder creativo y todo lo más que da de sí son imitaciones de nimiedades como el idiolecto de Chiquito de la Calzada, con sus finde, finstro, etc? Pues que se abre una brecha entre dos lenguajes, el de la minoría culta y el de la masa semianalfabeta. Sólo desde esa distancia se pueden concebir obras como My fair lady, o mejor dicho, como Pygmalion, de Bernard Shaw, en la que se inspira la película de Cukor. Eso ocurre actualmente con el inglés en Inglaterra y con el catalán en Cataluña. Y ahí es cuando se nos complica el asunto políticamente y nos pilla justo en medio a quienes hemos hecho del cultivo de la expresión, y del amor al lenguaje, parte importantísima de nuestras vidas: ¡estanmos en tierra de nadie! Desprecio a los clasistas que usan la lengua para marcar distancias con el "populacho", y huyo de quienes la maltratan hasta lo indecible.
    Bueno, aquí, en casa de Joselu, me siento en buena compañía, todo sea dicho...

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  32. Hola Joselu: muy interesante tu reflexión y los comentarios que de ella se derivan. Me surgen multitud de ideas al respecto, que darían para un comentario demasiado extenso. Es cierto que adquirir un uso culto del lenguaje ha dejado de ser importante para gran parte de la sociedad. ¿Razones? Habría varias, pero dos creo que son muy claras:

    -Creo que antes se le daba más importancia a la cultura, y por ende, al uso culto del lenguaje, porque se consideraba parejo a una situación económica acomodada. En los útlimos años, cualquiera ha podido acceder a ella sin necesidad de potencializar su educación y su cultura.

    -Segunda causa: la falsa idea democrática de que todos somos iguales y la negación de cualquier sentimiento de inferioridad. Es deccir, "todo el mundo tiene derecho a acceder a la univesidad, a sacarse una licenciatura, un bachillerato, montar una empresa..." Todo el mundo tiene que acceder a ello, si no, estamos ante una discriminación hacia los menos favorecidos. Con lo cual, pongamos como ejemplo, tengas o no faltas de ortografía, tienes derecho a tener una carrera.


    Seré políticamente incorrecta, pero mi idea es qeu: siempre ha habido una grna masa social que no ha sido consciente de la importancia de la cultura, sólo envidiaba el supuesto nivel económico que se adquiría con ella (el tener una carrera, sinónimo de acceder a un buen puesto de trabajo). Si llegamos a un punto en el que lo primero no es necesario para lo segundo, éste último desaparece. Ahora me pregunto qué va a pasar si, ni teniendo una carrera ni sin tenerla, la gran masa social va a poder acceder a ese bienestar...
    Un saludo

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  33. El miedo a que con el paso del tiempo la lengua vaya perdiendo aquello que algún día la hizo grande, es el tema favorito de muchos lingüistas, especialmente los dedicados a la diacronía, y literatos. Las lenguas no son más o menos ricas por el número de palabras que tenga, simplemente van a responder a las necesidades lingüísticas de cada sociedad, cultura y momento histórico. Yo como filóloga si fuera al campo podría hablar de plantas, pero exceptuando casos puntuales no sabría cuál es su nombre específico. Lo mismo me sucede con los tipos de pescado, las técnicas y herramientas agrícolas o tantos otros campos semánticos, completamente desconocidos para mí (y con este “mí” creo que incluyo a un gran número de personas de mi generación). Los hablantes constantemente creamos y dejamos de utilizar palabras, se ha hecho durante siglos, desde la glosas emilianense, aquí seguimos hablando y oh! milago escribiendo en español, quizá no tan correctamente como dictan las normas, pero al fin y al cabo ¿no es la ortografía un acuerdo entre todos para codificar una serie de sonidos que nunca son iguales ni entre los individuos de una misma lengua ni entre las realizaciones de un mismo individuo?, ¿por qué no podría desaparecer el “;” (ese gran desconocido) o decidir que la “h” deja de utilizarse porque no se realiza fonéticamente? ¿Sería un crimen lingüístico? Mis conocimientos sobre historia de la lengua me dicen que las normas ortográficas no siempre se han mantenido invariables, de hecho ¿qué sería hoy de nosotros si el gran Alberto Blecua no hubiera descifrado los manuscritos de las obras medievales y del Siglo de Oro? Las lenguas como los hablantes cambian, pero los cambios no tienen por qué ser malos, son simplemente cambios, reflejos de nuevas maneras de ver el mundo y, por lo tanto, nuevos pensamientos. Creo que el debate debería ir más por la línea de la defensa de las lenguas y de las variedades de cada una de esas lenguas, independientemente de la nación que las proteja, del número de hablantes que las utilicen o de la riqueza lingüística que tienen. Esas lenguas de las que nadie se acuerda o conoce mueren cada día, mientras millones de políticos las emplean como arma para acabar con sus ideas, sus derechos y sus voces.

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  34. Joselu, a pesar de mis pronósticos, hoy me he levantado optimista:

    -Hacemos falta, compañero, porque los chicos se dan cuenta de que en nuestro discurso (bueno, más bien en el vuestro, que yo soy un tanto torpe...) se cuece algo distinto que suena a copla, a soneto, a arenga de las buenas, a espíritu... Y por eso una vez a una de mis colegas le espetó un "esoso": "Profe, es que tú hablas en pijo". Ya sabemos, además de con quien naces... ¡también con quien paces! (Me sigue afectando Sancho Panza).

    - Lo tenemos difícil, somos un bien escaso y esta situación nos hace importantes, imprescindibles, piezas clave... Porque mis "esosos", esta vez, cuando les he propuesto redactar una caricatura de un personaje conocido me advirtieron de que estarían dispuesto a lo que fuera salvo a tocarle un pelo a Belén Esteban, ¿sabes o me entiendes, profe? Y sé que también les gusta la serie Aída y Física o Química...

    Sin embargo, estos infectados de adolescencia en tiempos de crítica abundancia se continúan emocionando cuando leemos poemas o cuentos en voz alta. Dicen que entonces disfrutan porque a ellos no les gusta leer... Les contesto a continuación: lo que estáis haciendo es leer con mi voz... Bueno, pues es que a lo mejor sí que les gusta y no lo sabían. Les queda mucho por saber; también a mí.

    ¡Viva la sutileza del punto y coma! ¡Vivan los verbos delicados!

    Joselu, amigo, tengo pendiente escribirte un mensaje agradecido por tu aliento... Estas líneas son siempre solo un adelanto.

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  35. Joselu, el propio Quijote, tan reciente, nos resulta prácticamente ininteligible en sus ediciones originales, y lleno de faltas de ortografía!! No creo que resultase tan dificil si se hiciera un reajuste ortográfico, publicar provisionalmente en ambas versiones, hasta que se nos acostumbrasen los ojos a la nueva. No es que yo defienda esto con mucho énfasis, pero creo que sería un paso para no establecer diferencias por nimiedades; la gente más valiosa debe destacar por otras cosas que por el correcto uso de las actuales normas ortográficas, que constituyen una barrera para la generaciones actuales, que tienen una cultura que no pasa por la lecto-escritura, lo cual no significa que deje de ser cultura.

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  36. "En 1984 de Georges Orwell, los dominadores de la sociedad difunden un neolenguaje que prescinde de la variedad y la riqueza de la lengua, laminando matices y eliminando términos. Saben que controlar el lenguaje es controlar el pensamiento".

    Destaco estas palabras referidas a Orwell porque son significativas. Aunque yo no sea tan pesimista como tú, digamos no tan catastrofista, creo que cuando leíamos "1984" o incluso "Un mundo feliz" de Huxley, esos mundos eran algo que se había logrado de una vez y por imposición, sin entender que eran avisos de posibles evoluciones lentas, de las que no seríamos conscientes, porque los seres humanos tenemos un problema: nos morimos y nuestra vida es tan limitada que las generaciones se superponen unas a otras como oleaje, y apenas se nota la diferencia, no se ve la transición. Drogas, alcohol y embrutecimiento, más experimentos genéticos en ciernes aún pueden llevar a un Mundo feliz. Laminación cultural, abandono de las raíces y urbanificación de las masas pueden llevar a 1984 (que ya no será ese año, pero da igual). ¿Sí? Posiblemente, pero no sé si conservar cierta esperanza. Mis alumnos son capaces de distinguir registros e incluso de usarlos cuando les conviene. Te traducen tranquilamente en la pizarra mensajes de sms con correcta ortografía, y saben dónde hay que usar cada modo. No son hijos de la burguesía, sino hijos de trabajadores y de gente de la huerta. Quizás por eso tengo aún esperanza en que no es tan catastrófico el panorama. Tenemos mucho que hacer, pero como siempre. Y la sociedad irá por donde quiera o pueda ir, que nosotras, las profesoras, no somos la salvación del mundo entero. Y tampoco los profesores. Lo pongo en femenino, porque somos más.

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  37. Permitidme que introduzca un matiz a propósito de la relación entre el lenguaje y la sociedad que lo habla. Me apoyaré en un caso reciente. Hace unos cuantos años los pedagogos inventaron una jerga plagada de términos inexistentes y horrísonos: "curricular", "ofertar", "procedimental", "actitudinal", etc... Los profesores pronto acabaron hablando y escribiendo esta jerga (y recitándola en los tribunales de oposición). No se trataba de una variante lingüística fruto de una evolución "popular", sino más bien de un "alarde de poder", de un "aquí estoy yo, orientador, con un par de cojones, para decirte como tienes que hablar" (un alarde de la misma estofa que la salida "por miembras" de la Aído –¡si Lázaro Carreter levantara la cabeza...!-).
    La evolución del lenguaje, como la de las sociedades, no es un fenómeno natural, ante el que nos tuviéramos que plegar como si se tratase de la caída de las hojas en otoño, como si ante el nazismo y su lenguaje, por ejemplo, sólo cupiera decir: "es la sociedad, que evoluciona". El naturalismo sociológico y gramatical no ha servido más que para justificar innumerables felonías.
    Por otra parte, las personas analfabetas o ágrafas nunca se han sentido orgullosas de sus carencias (salvo algún caso de estulticia recalcitrante). Para paliar tales carencias se propuso una enseñanza pública cuyo objetivo clave consistía en propiciar el dominio de la lengua, transmitir las normas comunes de uso, enseñar a leer y escribir con corrección, con propiedad, con rigor. Ha sido esa cohorte de señoritos aduladores del populacho la que inventó la estratagema política del orgullo “barriobajero”: ya sabemos lo que tenemos que saber, ya hablamos bien nuestra lengua (lo de García Márquez clama al cielo). La película “Dans le murs” se inicia con un enfrentamiento entre el profesor protagonista y la alumna chulesca que no entiende por qué debe estudiar el pasado del subjuntivo si ellos no lo usan: la dictadura filológica del ghetto.
    Las lenguas cambian por multiples razones sociales –que no naturales- y, como cualquier otro artificio, están sujetas a vicisitudes históricas, políticas, económicas... Pertenecen a todos, pero no de igual forma, porque el ignorante no es tan dueño de su lenguaje como el letrado, ni el esclavo puede apropiárselo tanto como el poderoso. Las lenguas romances sustituyeron al latín vulgar, pero, aún así, el latín clásico se siguió estudiando y escribiendo durante muchos siglos, constituyó la base de los estudios gramaticales, engendró profundas revoluciones culturales (el Renacimiento, por ejemplo) y se mantuvo en los programas de estudios españoles hasta que primero Villar Palasí y después definitivamente la LOGSE aniquilaron el estudio de las lenguas clásicas. La pérdida de las claves de comprensión y la tiranía de lo trivial, lo marraca, lo doméstico, han convertido la enseñanza de las lenguas y las literaturas en una quimera. Y cuando se dinamitan los cimientos nada queda en pie.

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  38. Interesantísmo el post, Joselu, así como los comentarios que suscitas. Siempre sabes despertar el interés con los temas que propones.
    Desde muy niña he sentido interés por la lengua y cuanto la rodea. Se me daba bien y tuve buenas notas sin gran esfuerzo. Estudié el entonces llamado Bachillerato de Letras y Magisterio en la especialidad de Lengua e Inglés, así como Filología Hispánica. Siempre me ha gustado leer y procuro que mis alumnos lean mucho, como te he dicho en otras ocasiones. Si no se maneja bien la lengua no se puede acceder a otros conocimientos: no se entienden los conceptos matemáticos, ni los enunciados de los problemas, ni los textos científicos. La lengua es, por encima de todo, un medio de expresión y de comunicación, el único realmente humano. Duele ver cómo la maltratan en tantos ámbitos, desde políticos hasta periodistas, pasando por la gente de a pie, que cree que hablar y escribir bien es cosa de unos pocos y no un derecho y un deber de todos. Ya no hay apenas buenos oradores, sólo políticos que nos quieren enredar con golpes de efecto, pero no saben expresarse con claridad.
    Yo no cejo en mi empeño de trabajarla con esmero en las clases, aunque no todos los padres entienden su importancia y alguno, por ejemplo, cree "exagerado" suspender por tener faltas de ortografía. La lengua es una disciplina necesaria y hay que acatar sus normas, nos gusten o no. Gracias a ella hemos leído y disfrutado las obras de grandes autores, no podemos ahora cambiar ese código por comodidad o por considerar que si todo cambia, la lengua también debe hacerlo. Además, no es cierto que sea inmutable, lo que pasa es que no podemos reducirla a los mensajes SMS o a la pobreza de la mayoría de los hablantes, niños, adolescentes y adultos. Es cierto que a mucha gente le cuesta expresarse correctamente, por eso hay que practicar mucho la lengua escrita en el colegio. Los chavales llegan a cogerle el gusto, es cuestión de insistir.

    Siempre admiré a Lázaro Carreter, sus artículos y su trabajo inestimable en defensa de la lengua. Trabajé muchos años con sus textos, como tú, incluso tuve el placer de saludarle en persona cuando acudió a la inauguración de una biblioteca con su nombre en el pueblo donde trabajo. Ya no quería firmar libros por sus problemas en las articulaciones, así que me limité a esrechar su mano y a darle las gracias por su labor. Su hijo me dio clases en la Facultad, pero era penoso, al menos en sus comienzos. Le llamábamos "El Lazarillo".
    Hay que seguir trabajando por la lengua, defendiéndola y usándola correctamente.
    Un abrazo, colega.

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